Reflexiones acerca de los veterinarios y los toros

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O p i n i ó n J u nt a
REFLEXIONES ACERCA DE LOS
VETERINARIOS Y LOS TOROS
FELIPE VILAS HERRANZ
Vicepresidente del Colegio de Veterinarios de Madrid
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e pocos temas profesionales hablamos tanto los
veterinarios (que no escribimos), como del tema
de los toros y la fiesta.
Seguramente son varias las razones de ese interés,
pero no serán ajenas al mismo: el número de veterinarios que ejercen como profesionales en las plazas de
toros –sólo en la Comunidad de Madrid ejercen 250
veterinarios en 1.643 espectáculos taurinos que se celebran cada año–, la coincidencia en la mayoría de los
casos de los intereses profesionales con la vocación
como aficionados, el ser un medio que facilita la relación con los poderes públicos y los personajes con
popularidad, la sensación (al menos en plazas de
renombre) de estar investidos de un cierto prestigio por
el hecho de ser veterinario de la plaza de...
Si este artículo estuviera escrito hace veinte o treinta años, prácticamente todos los veterinarios nos sentiríamos reflejados, en mayor o menor medida, en ese
párrafo anterior; pero hoy la situación de la profesión
respecto a la fiesta de los toros ha cambiado y está cambiando mucho. Hoy son más los veterinarios a los que
no les gusta el espectáculo, que no participan
de casi nada de lo que rodea a la fiesta de los
toros, y que, en muchos casos, cuestionan la
labor de los veterinarios que actúan como profesionales en los espectáculos taurinos.
Aunque sólo sea por respeto a estos veterinarios, que hoy son mayoritarios, los veterinarios que ejercen en espectáculos taurinos
deben explicar en qué consiste su trabajo, si
ese trabajo se realiza con rigor técnico y criterios científicos, por qué existe tanta conta-
minación entre lo estrictamente profesional como veterinario y lo “taurino”. Y también si esa contaminación
beneficia o perjudica la imagen de los veterinarios y
a la Veterinaria en su conjunto y por qué, si es un tema
que suscita tanto interés, se investiga y se escribe tan
poco por los profesionales.
MÁXIMA PROFESIONALIDAD
Personalmente no albergo ninguna duda de que si
la Veterinaria quiere jugar algún papel en el futuro con
prestigio y reconocimiento por el sector profesional
taurino (ganaderos, empresarios, toreros), por los aficionados y los propios compañeros veterinarios que
no ejercen en este campo, deberá regirse por los principios de máxima profesionalidad, aplicando los conocimientos científicos y los avances técnicos que se
emplean en otras producciones animales; apartarse de
los “tópicos taurinos al uso” en el lenguaje empleado,
utilizando la terminología que hemos aprendido en
nuestro currículum profesional y separar nuestra actividad de los elementos folklóricos. En definitiva, hay
que ser más profesionales y menos taurinos y, ¡ojo!,
no se entienda que ser profesionales está reñido con
ser aficionados. Nada más lejos de la realidad. Pero
nuestro trabajo en los espectáculos taurinos consiste en actuar
como profesionales en las misiones concretas que marca la Ley
y el Reglamento de Espectáculos
Taurinos, entre las que destaco:
- Analizar y dar garantías del origen de las reses.
- Garantizar la sanidad de las
reses.
- Emitir dictamen técnico escrito sobre las defensas, trapío y utilidad para la lidia de las reses con
el fin de defender la integridad
del toro de lidia.
- Tomar muestras de las astas y
muestras biológicas para análisis en
caso de sospecha de fraude o
“doping”.
- Inspeccionar, en su caso, el faenado de las reses lidiadas y diligenciar el destino de las mismas.
- Asesorar al presidente del espectáculo en el curso de la lidia.
Llegado a este punto es obligada
una referencia a la Administración
y a los Colegios Profesionales Veterinarios.
“Los veterinarios
debe separar su
actividad de
los elementos
folklóricos de la
fiesta, ser más
profesionales y
menos taurinos”
O p i n i ó n J u nt a
La Administración Autonómica, en el caso
de la Comunidad de Madrid, es la que designa a los veterinarios actuantes en los espectáculos taurinos a propuesta del Colegio Oficial
de Veterinarios, siendo éste el encargado de
formar y exigir profesionalidad y rigor a los
veterinarios designados. De esta forma se mejora la respuesta ante las autoridades de Sanidad
Animal en cuanto a las garantías de origen de
las reses a lidiar, a las de Salud Pública en cuanto al destino de las carnes de las reses lidiadas y a Turismo en lo que se refiere a la intervención en el espectáculo.
Me atrevo a suscribir que en la
Comunidad de Madrid, con el
esfuerzo de control que realiza el
Colegio Oficial de Veterinarios y
la implicación de muchos compañeros en los espectáculos taurinos
y en las ganaderías de reses bravas, se está avanzando en la profesionalidad. Y, desde un observador ajeno al espectáculo, como es
mi caso, se ve con satisfacción el
interés por hacer las cosas cada día
mejor y con mayor rigor. Pero también es cierto que muchos veterinarios siguen confundiendo el
ejercicio de la profesión veterinaria con la profesión de ganadero y
con el pronunciamiento y comportamiento de los “taurinos”; y
creo, modestamente, que eso es un
lastre si queremos un acreditado
reconocimiento como profesionales veterinarios.
“La Junta de
Gobierno del
Colegio de
Veterinarios de
Madrid no va a
escatimar
esfuerzos para
que los
veterinarios
ejerzan su trabajo
con la máxima
responsabilidad y
criterio técnico”
No quisiera terminar estas reflexiones sin
reseñar una serie de ideas que, en mi opinión, pueden contribuir a mejorar la situación actual y a dar mayor credibilidad a la
actuación de los veterinarios en los toros.
Además de los requisitos actuales que
exige el Colegio Oficial de Veterinarios
para actuar en los espectáculos taurinos
deberíamos reflexionar sobre los siguientes puntos:
- Exigir a los veterinarios que se incorporen
a esta actividad suficientes conocimientos
y experiencia en el trabajo veterinario en
ganadería bovina extensiva.
- Exigir un tiempo mínimo indispensable de
trabajo como colaboradores de veterinarios
con experiencia acreditada designados para
actuar en espectáculos taurinos.
- Apartarse del lenguaje y de los tópicos que
se utilizan en la jerga taurina y utilizar la
terminología veterinaria como disciplina
científica.
- Estimular la realización de estudios científicos y técnicos, su publicación y difusión.
- Difundir las funciones que ostentan los veterinarios
y los trabajos que realizan, con publicación de las
actividades más importantes para que sean conocidas por empresarios, ayuntamientos, delegados de
la autoridad, administración, etc.
- Implementar instrumentos que faciliten la cohesión
en el trabajo y el rigor técnico en los espectáculos;
desarrollando normas de actuación protocolizadas,
al igual que se realizan en otras áreas de la profesión. ¿Existen protocolos para realizar los reconocimientos? No, pues ahí, para empezar, tenemos un
buen trabajo a llevar a cabo.
Por último, quisiera indicar que la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, como
lo ha hecho hasta ahora, no va a escatimar esfuerzos
para que los veterinarios ejerzan su trabajo con la máxima responsabilidad y criterio técnico. Y pondrá a disposición de los veterinarios los medios necesarios para
avanzar en esta área profesional, de forma que toda la
profesión nos sintamos cómodos por tener, en este
tema “tan polémico”, unos profesionales valorados por
su capacidad técnica y su profesionalidad.
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