EL NEOPLATONISMO. SENTIDO GENERAL DEL PENSAMIENTO DE PLOTINO (siglo III). La recuperación del “círculo” originario, superando el “punto” parmenídeo y el “dualismo” platónico – aristotélico, es el objetivo fundamental del pensamiento plotiniano, aunque a él se añada, como pretensión secundaria, la descalificación del Cristianismo como filosofía, es decir, como “saber”. • • • El “círculo”: es la unidad originaria divina, de la que se deriva todo el universo (pues contiene en sí todo) y a la que todo vuelve. Es la “physis” y el “arché”de los presocráticos. El “punto”: es el Ser de Parménides, que es Uno, excluyendo toda multiplicidad, todo cambio. El “dualismo de Platón y Aristóteles”. Aunque ambos muestran cómo salir del “punto” (cómo justificar la pluralidad y el movimiento sin contradicción) -Platón refiriéndose a la pluralidad de las Ideas, Aristóteles mediante los conceptos materia-forma y potencia-acto -, dividen en dos semicírculos el círculo original: por un lado, la unidad divina originaria (la Idea, el Acto puro); por otro, la materia (lo que toma el Demiurgo para configurar el universo, la materia prima aristotélica) ¿Por qué este “dualismo”? En el fondo, porque ya estaba implícito en la unidad originaria de los presocráticos, que era, al mismo tiempo, lo divino que genera el universo y la materia de la que éste está hecho. Platón y Aristóteles hacen explícita esta distinción entre dos aspectos esenciales de la unidad originaria. Ahora bien, piensan los dos: si son esenciales, la existencia de uno no puede depender de la existencia del otro. Por tanto, son independientes (uno podría existir sin el otro, aunque no es así en el caso de la materia prima aristotélica). Acabamos de decir, sin embargo, que “dios” y “materia” son dos aspectos esenciales de la unidad originaria (razón por la que Platón y Aristóteles subrayan su independencia), pero si son dos aspectos de una unidad (el “arché”), hay que entenderlos como “coprincipios” que no pueden darse el uno sin el otro. Esta idea es la que latía en los presocráticos y se “perdió” en Platón y Aristóteles, con una importante consecuencia además: si “dios” y materia son independientes, “dios” no es todo (ya que no es materia), le falta algo y, según Aristóteles, si carece de algo no es Acto puro, sino un ser en potencia, y un ser en potencia no puede ser Inmutable. Así que, al afirmar que la materia es independiente de lo Inmutable, se está afirmando que lo Inmutable cambia, deviene y que, por tanto, lo Inmutable no existe. Vimos, sin embargo, que la existencia de lo Inmutable no puede ser negada, pues entonces nada tendría explicación (el Motor inmóvil aristotélico está exigido por la necesidad de que haya una explicación y una causa del movimiento). Ante este panorama, se hace necesario, según Plotino, recuperar el “círculo”. Para hacerlo, sin embargo, hay que introducir una corrección fundamental: lo divino y la materia no pueden ser considerados ni como “coprincipios” ni como dos realidades independientes, por lo que hay que afirmar (así lo hace Plotino) que lo divino produce, crea la materia, produciendo al mismo tiempo el deseo que la materia y el universo entero tienen de lo divino (un deseo ya expresado por Platón en la “imitación” o “mímesis” y por Aristóteles al explicar cómo mueve el Motor inmóvil, por “atracción”). Se recupera así el “círculo”, pero un círculo no homogéneo: un punto de él produce todos los otros. Para realizar esta tarea, Plotino utiliza el pensamiento y la terminología platónicos (de ahí la caracterización de su pensamiento como Neoplatonismo), fundamentalmente la Dialéctica, que nos permitía ir de lo múltiple sensible (los caballos) a la unicidad de la idea (la “caballeidad”) y de la multiplicidad de las ideas a su unidad (el Bien, el Uno de su diálogo “Parménides”), por lo que este Uno está presente en toda idea, en todo ser. Adaptación, realizada por el Departamento de Filosofía del IES “Fco. Giner de los Ríos” para uso de sus alumnos, de lo expuesto por E. Severino en su obra La Filosofía Antigua.