Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES CEREBRALES EN LA INFANCIA: POLÉMICA EN TORNO A LA PLASTICIDAD CEREBRAL Por K. Verger y C. Junqué Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica. Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona. RESUMEN En la práctica forense, a menudo se alude al buen pronóstico tras lesión cerebral infantil argumentando sobre la propiedad plástica del cerebro inmaduro. Desde los iniciales estudios de Kennard en los años treinta hasta la actualidad la plasticidad infantil se ha venido discutiendo y matizando. Los estudios sobre la recuperación de las afasias adquiridas en niños van a favor de la capacidad de compensación intra o interhemisférica. No obstante, los efectos de las lesiones tempranas sobre funciones cognitivas más complejas como la inteligencia parecen ser menos compensables. La etiología lesional y, más aún, las características del daño cerebral visualizables mediante neuroimagen puede descifrar las contradicciones en la literatura previa y pueden, además, contribuir al pronóstico en la praxis clínica. Palabras clave: Plasticidad cerebral. Neuropsicología infantil. Neuroimagen. Rev Logop Fon Audiol 2000;XX(3):151-157 SUMMARY In forensic practice, after child cerebral lesion, it is frequently alluded to a good prognosis claiming on the plasticity of the immature brain. Since the first studies of Kennard in the 1930s until nowadays, child plasticity has been discussed and specified. The studies about acquired aphasia recovery in children support the capacity of intra or interhemispheric compensation. Nevertheless, the effects of early lesions on more complex cognitive functions as the intelligence seems to be worse compensated. Lesional etiology, and even more, characteristics of cerebral damage visualised by means of neuroimaging may reveal the contradictions in the previous literature and may, moreover, contribute to the prognosis in clinical practice. Key words: Brain plasticity. Child neuropsychology. Neuroimaging. 151 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. K. Verger, et al.—RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES CEREBRALES EN LA INFANCIA: POLÉMICA EN TORNO A LA PLASTICIDAD CEREBRAL INTRODUCCIÓN Desde los años treinta, la concepción de que el cerebro se recupera plenamente de lesiones producidas en edades tempranas gracias a una mayor plasticidad neuronal viene siendo constantemente discutida (Rose, 1997), aunque a menudo aún se argumenta a su favor tanto en el ámbito clínico como en la práctica forense. Margaret Kennard es considerada pionera en el estudio de la plasticidad cerebral debido a sus excelentes trabajos experimentales llevados a cabo en las décadas de los años treinta y cuarenta. El mayor hallazgo de Kennard fue que los monos a los que se les había extirpado el córtex motor y premotor durante la infancia tenían una mayor capacidad de recuperación de la función motora que los monos de edad más avanzada (Finger, 1991), lo cual se conoce como el Principio de Kennard. Entre los años sesenta y setenta, el Principio de Kennard en humanos fue ampliamente apoyado por las observaciones clínicas en las que se describía una buena recuperación de la afasia tras hemisferectomías practicadas en el hemisferio dominante para el lenguaje y también por la buena adquisición del habla en niños que padecían una hemiplejía derecha (St. James-Roberts, 1979; Basser, 1962). De forma paralela, se estaba también observando que el pronóstico de las afasias adquiridas en niños distaba mucho del de los adultos; los niños evidenciaban una rápida resolución de su déficit (Alajouanine, 1965). Pese al impacto que causó el Principio de Kennard durante varias décadas de nuestro siglo, no todos los neurocientíficos se mostraron de acuerdo. Ya en 1949, Donald Hebb propuso la existencia de una secuencia importante y necesaria en el desarrollo cerebral y cognitivo. Si determinadas estructuras no se ponen en funcionamiento durante los períodos críticos, puede ser que el desarrollo cognitivo se vea negativamente afectado y que el niño nunca sea capaz de compensarlo. Kolb bautizó esta idea con el nombre de Principio de Hebb y la utilizó en la crítica al Principio de Kennard. Según Kolb, Kennard no tuvo en cuenta el hecho de que las lesiones cerebrales tengan distintas consecuencias en los diferentes estadios del desarrollo cerebral (Kolb, 1995). CRÍTICAS AL PRINCIPIO DE KENNARD DESDE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL A mediados de los años setenta, los estudios de experimentación animal con monos y ratas pusieron en entredi152 cho la doctrina de Kennard. El grupo de Goldman-Rakic (Miller, 1973; Goldman, 1971) halló que los monos que habían sido lesionados corticalmente a los pocos días del nacimiento no siempre presentaban un pronóstico mejor que los monos lesionados a la edad de un año y medio o dos años. El pronóstico dependía de la localización de la lesión, del momento en que se llevaba a cabo la valoración de la conducta y del tipo de prueba conductual utilizada. La edad en el momento de la lesión estaba estrechamente relacionada con la recuperación, no por el hecho de que el área hubiese sido extirpada antes de alcanzar la madurez, sino porque la resección se había practicado antes de que las regiones que eventualmente podían sustituir la función de la zona dañada se hubiesen desarrollado. Posteriormente, a partir de la experimentación con ratas, Kolb et al (Kolb, 1995) llegaron a conclusiones similares: la edad de adquisición y la localización de la lesión fueron las variables de mayor peso en el pronóstico. El proceso de plasticidad subyacente a la recuperación hacía uso de las regiones corticales restantes después de una lesión que no afectaba a todo el córtex prefrontal. En resumen, los trabajos experimentales con animales sugieren que las lesiones cerebrales tempranas no siempre presentan una mejor recuperación que las mismas lesiones adquiridas tardíamente en el desarrollo. El pronóstico va ligado a la intervención del principio de la plasticidad cerebral, el cual depende de la edad en la que se ha producido la lesión, del área cerebral que se ha visto implicada y de la preservación de otras áreas cerebrales capaces de asumir la función perdida. El tiempo transcurrido entre la ocurrencia de la lesión y la valoración es una variable a tener en cuenta ya que, en el caso de la lesiones prefrontales en estadios tempranos, las alteraciones no se manifiestan inmediatamente, puesto que dicha área no es funcional y habrá que esperar a etapas más avanzadas del desarrollo (Goldman, 1977). Los resultados obtenidos a partir de la experimentación animal pueden ser extremadamente útiles a la hora de entender la recuperación de lesiones en sujetos humanos aunque la extrapolación de dichos resultados debe hacerse de forma cautelosa, ya que las lesiones que se producen en animales de laboratorio son de diferente naturaleza a las que ocurren en las personas. Las lesiones naturales observadas en niños tienden a ser mayores que las provocadas en animales e interfieren en el funcionamiento normal del resto del cerebro no lesionado. Por ejemplo, este funcioRev Logop Fon Audiol 2000;XX(3):151-157 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. K. Verger, et al.—RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES CEREBRALES EN LA INFANCIA: POLÉMICA EN TORNO A LA PLASTICIDAD CEREBRAL Tabla 1. Edad límite propuesta para la reorganización del lenguaje tras una lesión unilateral en áreas lingüísticas. Autor Edad Rasmussen y Milner, 1977 (AI) Hécaen, 1976 (R) Woods y Teuber, 1978 (AI) Woods y Carey, 1979 (AI) Hécaen, 1983 (AI) < 5 años 16-17 años < 8 años (no correlación) < 1 año 10 años R: Revisión; AI: Artículo de investigación. namiento anormal se pone de manifiesto, a menudo, a través de crisis epilépticas que raramente se observan en los animales de laboratorio con lesiones quirúrgicas o químicas del córtex en desarrollo (Kolb, 1995). RECUPERACIÓN DE LA AFASIA INFANTIL El lenguaje ha sido probablemente la función más estudiada en relación a la recuperación de funciones tras una lesión cerebral (tabla 1). Una lesión focal en áreas lingüísticas ocurrida en fases tempranas del desarrollo acostumbra a seguirse de una buena recuperación de dicha función. Sin embargo, en los niños que han sufrido lesiones en el período pre o perinatal, los tests neuropsicológicos específicos son capaces de detectar una incompleta evolución de las funciones lingüísticas complejas, tales como la comprensión gramatical, que se adquiere habitualmente alrededor de los ocho años (Aram, 1985; Rankin, 1981). En los años setenta, Rasmussen y Milner (Rasmussen, 1977), tras determinar la localización del lenguaje mediante anestesia cerebral unilateral en candidatos a la cirugía de la epilepsia, hallaron que las lesiones cerebrales en zonas lingüísticas adquiridas después de la edad de cinco años no permitían la transferencia del lenguaje al hemisferio opuesto, en cambio, se producía un traslado en zonas vecinas del propio hemisferio izquierdo, lo cual permitía un cierto grado de recuperación de la función. En efecto, el límite máximo de reorganización significativa del lenguaje en el hemisferio contrario parecía situarse alrededor de los cinco años. También en la década de los setenta, Woods y Carey (Woods, 1979), en un estudio de las consecuencias a largo plazo de lesiones ocurridas en edad Rev Logop Fon Audiol 2000;XX(3):151-157 temprana (estudiados después de los diez años de edad), hallaron que las lesiones en el hemisferio izquierdo tienen un mayor efecto sobre el lenguaje cuando se producen después de un año de edad, es decir, durante o a continuación del período de rápida adquisición del lenguaje. Las lesiones en el hemisferio izquierdo después de la edad de un año, en el caso de cursar con afasia, dejan secuelas lingüísticas, aunque de carácter sutil. Sin embargo, poco tiempo después Woods y Teuber (Woods, 1978) estudiaron 65 niños que habían sufrido una lesión cerebral no progresiva de distinta etiología y no hallaron una correlación entre la edad en que se había producido la lesión cerebral y la recuperación del lenguaje, aunque observaron una mejoría de la afasia en niños menores de ocho años en comparación con los niños mayores de esta edad. Alajouanine y Lhermitte (Alajouanine, 1965), en 1965, hallaron que tres cuartas partes de la muestra de niños de edades comprendidas entre seis y 15 años que habían sufrido una lesión en áreas de lenguaje se hallaban en un nivel normal o casi normal al cabo de un año. La etiología de la lesión había sido de origen traumático, tumoral (astrocitoma), vascular y, en algunos casos, desconocida. Hécaen (Hécaen, 1976) propuso que el período crítico para la maduración de áreas responsables del desarrollo del lenguaje se extendía hasta la pubertad, y así lo demostró a través del estudio de 26 pacientes que habían sufrido una lesión cerebral unilateral o bilateral entre los tres años y medio y los 15 años de edad. Las etiologías de las lesiones fueron traumatismo craneoencefálico (TCE), angioma, aneurisma, tumor o abceso. La lateralización de la lesión se puso de manifiesto mediante la cirugía, y/o los resultados clínicos, radiológicos y electroencefalográficos (EEG). La recuperación del lenguaje oral se observó tanto en los niños como en los adolescentes, aunque en ocasiones los déficit de escritura eran permanentes. Posteriormente, el mismo autor (Hécaen, 1983) amplió el tamaño de la muestra estudiada a 56 sujetos con lesiones en el hemisferio derecho o en el hemisferio izquierdo. Los resultados pusieron de manifiesto una mayor frecuencia de alteraciones lingüísticas en los niños de edades inferiores a diez años frente a los niños mayores de esa edad. Sin embargo, no se llevó a cabo un estudio de seguimiento, y ello impide conocer cuál de los dos grupos recuperó mejor, aunque si hablamos de período crítico la recuperación debiera haber sido mayor en los niños menores de diez años. 153 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. K. Verger, et al.—RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES CEREBRALES EN LA INFANCIA: POLÉMICA EN TORNO A LA PLASTICIDAD CEREBRAL En la actualidad, existe una amplia evidencia de que el proceso de recuperación de funciones no es capaz de eliminar por completo los efectos de las lesiones focales tempranas y, como en el caso del lenguaje, a lo largo del desarrollo se pueden observar dificultades de lectura, escritura, comprensión, denominación, articulación, fluidez y sintaxis (Aram, 1985; Rankin, 1981; Mataró, 1994; Jordan, 1996). La neuroimagen funcional actualmente permite abordar in vivo la hipótesis de reorganización de los déficit lingüísticos mediante la compensación de las áreas homólogas contralaterales. Un estudio realizado en 1996 por Levin et al (Levin, 1996) describió un paciente que había sufrido un TCE a los siete meses de edad que afectó al córtex témporo-parietal derecho, y que presentaba discalculia y dislexia cuando fue valorado a la edad de 17 años. El funcionamiento intelectual era normal. La valoración mediante resonancia magnética funcional (RMf) evidenció activación fronto-parietal izquierda cuando el paciente realizaba tareas de cálculo. En siete de los nueve sujetos que formaban el grupo control, la misma tarea de cálculo había producido la activación bilateral de la circunvolución supramarginal. Levin et al interpretaron estos resultados de la siguiente forma: las capacidades visoespaciales que normalmente se hallan en el lóbulo parietal derecho fueron tempranamente transferidas al lóbulo parietal izquierdo. La dislexia y la discalculia podrían deberse a la disfunción del lóbulo parietal izquierdo como consecuencia de la competencia entre las funciones verbal y visoespacial por la representación en el hemisferio izquierdo. RECUPERACIÓN DE LESIONES FOCALES EN EL HEMISFERIO DERECHO Aunque los déficit de funciones propias del hemisferio derecho han sido menos estudiadas, también se observa un efecto de especialización hemisférica, es decir, que una lesión temprana (pre o perinatal) en el hemisferio derecho provoca formas específicas de déficit cognitivo, en general de tipo espacial. En concreto, los niños con lesiones en el hemisferio derecho presentan dificultades de integración espacial. Por ejemplo, aunque son capaces de identificar y segmentar las distintas partes de formas espaciales, presentan dificultades en la organización espacial de las mismas hasta aproximadamente los seis años de edad. Stiles-Davis et al (Stiles-Davis, 1988) estudiaron el rendi154 miento en una tarea de copia de formas geométricas y realización de dibujos libres en niños de cuatro y cinco años que habían sufrido una lesión cerebral derecha de origen congénito y lo compararon al de un grupo control y al de un grupo de niños con lesiones tempranas en el hemisferio izquierdo. Los niños con lesión en el hemisferio derecho mostraron falta de organización espacial en ambas tareas. Los niños con lesiones en el hemisferio izquierdo presentaron un rendimiento comparable al del grupo control. En un estudio posterior (Stiles, 1997), este grupo de investigadores halló que a partir de los seis años de edad, los niños con lesiones tempranas en el hemisferio derecho rendían igual que los controles y que los niños con lesiones tempranas en el hemisferio izquierdo en la tarea de dibujo libre, que consistía en dibujar una casa. Con ello, se puso de manifiesto el desarrollo y la recuperación de la capacidad espacial para el dibujo libre en los niños con lesiones en el hemisferio derecho, gracias a la adquisición de un repertorio de fórmulas gráficas. Sin embargo, el rendimiento en el dibujo de una figura imposible («una casa imposible») fue diferente al de los controles y al de los niños con lesiones izquierdas, por lo que hace referencia al tipo de estrategias que utilizaron en la realización de la tarea. En los niños con lesiones derechas se observó mayor dependencia de las fórmulas gráficas y menor utilización de la estrategia de distorsión de figuras, que fue la más utilizada por los niños con lesiones izquierdas y por los controles. Por lo tanto, Stiles et al concluyeron que, pese a un período de retraso de aproximadamente cinco años seguido de recuperación, los niños con lesiones pre o perinatales en el hemisferio derecho seguían presentando limitaciones en la capacidad de expresión gráfica. En niños con lesiones o disfunciones tempranas del hemisferio derecho, se ha hallado también alteración del desarrollo de la capacidad de comportarse de manera socialmente adecuada y de la capacidad de percibir los estados emocionales de las otras personas (Voeller, 1986). Además, en la mayoría de estos niños se ha observado la presencia de trastorno por déficit de atención (Brumback, 1982). EFECTOS DE LAS LESIONES CEREBRALES EN EL RENDIMIENTO INTELECTUAL GENERAL El cociente intelectual puede alterarse en mayor o menor grado como consecuencia de una lesión cerebral en la Rev Logop Fon Audiol 2000;XX(3):151-157 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. K. Verger, et al.—RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES CEREBRALES EN LA INFANCIA: POLÉMICA EN TORNO A LA PLASTICIDAD CEREBRAL infancia. En este contexto, debemos destacar la edad en la que ha ocurrido la lesión como uno de los factores cruciales a tener en cuenta en el pronóstico. Se ha evidenciado que lesiones focales antes de un año de edad son más disruptivas de la función intelectual que lesiones del mismo tipo después de dicha edad (Riva, 1986; Woods, 1980). Riva y Cazzaniga (Riva, 1986) hallaron que los niños con lesiones corticales en el hemisferio derecho o en el hemisferio izquierdo sufridas antes de la edad de un año presentaban un Cociente Intelectual Verbal (CIV) y un Cociente Intelectual Manipulativo (CIM) inferior al de los niños con lesiones sufridas después de dicha edad. Los dos grupos de edad presentaban puntuaciones inferiores a las del grupo control. Entre las etiologías se hallaban complicaciones perinatales, encefalitis, tumores cerebrales y patología vascular. Woods (Woods, 1980) halló un patrón de alteración similar en los niños con lesiones en el hemisferio derecho pero no en aquellos con lesiones en el hemisferio izquierdo ocurridas antes de la edad de un año. Aram y Eisele (Aram, 1994) observaron que las lesiones en el hemisferio izquierdo ocurridas durante los primeros cinco años de vida se asociaban con cocientes intelectuales más bajos que aquellas ocurridas después de dicha edad. El origen de la patología era de tipo vascular y, en un caso, meningitis. Cuanto más tiempo transcurría desde el momento en que había ocurrido la lesión hasta la evaluación cognitiva menor era el CI. Alajouanine y Lhermitte (Alajouanine, 1965) hallaron que aunque dos tercios de una muestra de niños afásicos de entre seis y 15 años mostraban recuperación del lenguaje un año después de sufrir una lesión cerebral en el hemisferio izquierdo, ninguno de ellos pudo seguir una escolarización normal y en dos tercios de la muestra se observó un cociente intelectual inferior al normal. En resumen, se pone en evidencia que, cuanto más tempranamente ocurre una lesión cerebral, peor es el desarrollo de la función intelectual (Woods, 1980; Aram, 1994; Nass, 1989), afirmación contraria al principio de plasticidad de Kennard. Por otro lado, es importante atender al tiempo transcurrido desde que se ha producido la lesión hasta que se ha llevado a cabo la exploración de funciones intelectuales, cognitivas o conductuales (Banich, 1990; Chadwick, 1981; Jaffe, 1992; Jaffe 1993; Fay, 1994). Según Banich et al (Banich, 1990), cuanto mayor era el período transcurrido entre la lesión y la valoración de niños que presentaban Rev Logop Fon Audiol 2000;XX(3):151-157 una lesión congénita, más bajos eran los cocientes intelectuales. Contrariamente, los estudios de Aram y Eisele (Aram, 1994) y Muter et al (Muter, 1997) evidenciaron la presencia de estabilidad del cociente intelectual en sujetos hemipléjicos a lo largo del tiempo. Estas diferencias entre los estudios pueden ser debidas a que el estudio de Banich es retrospectivo, mientras que los otros dos trabajos son de tipo longitudinal prospectivo. FACTORES ETIOLÓGICOS Y LESIONALES En los estudios de recuperación funcional, es importante tener en cuenta la etiología lesional. En el caso de lesiones perinatales, tales como las producidas por asfixia, a menudo coexisten con las malformaciones congénitas que explican parte de la mala evolución (Junqué, 1997). En los tumores cabe contar con los efectos de los tratamientos radiológicos y químicos. En el caso de la resolución de las afasias traumáticas hay que tener en cuenta el daño cerebral difuso que se ha producido a menudo de forma concomitante. En este sentido, Filley et al (Filley, 1987) demostraron que los niños que habían sufrido un TCE grave que implicaba lesiones focales y difusas presentaban un peor pronóstico que los niños que habían sufrido una lesión puramente focal o difusa. En algunos pacientes que han sufrido un TCE, las lesiones focales provocan déficit neuropsicológicos lateralizados, tales como afasia tras una lesión en el hemisferio izquierdo o déficit visoespaciales tras lesiones frontoparietales derechas (Filley, 1987). Sin embargo, el pronóstico es peor cuando las lesiones afectan bilateralmente las áreas cerebrales (Loonen, 1990; Vargha-Kahdem, 1985), lo cual impide que la función dependiente del área dañada, en este caso el lenguaje, se reorganice en el hemisferio contralateral. En niños traumáticos clasificados como «buen resultado» después de un TCE de acuerdo con valoraciones clínicas (Glasgow Outcome Scale-GOS), se detectan anomalías estructurales y funcionales tras practicar resonancia magnética (RM) y estudio neuropsicológico (Koelfen, 1997). La plasticidad cerebral, referida como la capacidad de cambiar estructura y función, es un hecho incuestionable cuyos mecanismos son muy bien conocidos a nivel experimental, en especial por lo que hace referencia a cambios 155 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. K. Verger, et al.—RECUPERACIÓN DE LAS LESIONES CEREBRALES EN LA INFANCIA: POLÉMICA EN TORNO A LA PLASTICIDAD CEREBRAL celulares. La plasticidad neural se ha demostrado en casi toda la escala animal desde los insectos hasta el hombre. Queda claro que la experiencia produce múltiples y disociables cambios en el cerebro, incluyendo el incremento en la longitud dendrítica, incremento o decremento en la densidad de las espinas dendríticas, formación de las sinapsis, incremento de la actividad glial y cambios en la actividad metabólica (Kolb, 1998). Sin embargo, los mecanismos que rigen la reorganización intra e interhemisférica en niños tras lesión cerebral distan mucho de ser conocidos. Podemos concluir únicamente que las funciones muy focalizadas como el lenguaje tienen un relativo buen pronóstico, lo que no ocurre igual con las más difusamente representadas como serían el cociente de inteligencia. Podemos también afirmar que las lesiones cerebrales subcorticales que afectan los núcleos grises de la base o la substancia blanca tienen peor pronóstico que las lesiones en el neocórtex. El estudio de la dinámica de reorganización intra e interhemisférica tras lesión cerebral actualmente puede ser abordada por técnicas de neuroimagen funcional. Probablemente debido a obvias y razonables restricciones éticas, los estudios con técnicas de neuroimagen funcional tales como PET y SPECT en niños que han sufrido lesiones cerebrales son prácticamente inexistentes. La relativamente reciente introducción de la resonancia magnética funcional (RMf) para el estudio conductual abre un nuevo horizonte para profundizar en el conocimiento de la capacidad de reorganización regional macroscópica del cerebro humano que sustenta la mejoría cognitiva observada. BIBLIOGRAFÍA Alajouanine T, Lhermitte F. Acquired aphasia in children. Brain 1965;88:653-62. Aram DM, Eisele JA. 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Correspondencia: Carme Junqué i Plaja/Katia Verger Maestre Dept. de Psiquiatria i Psicobiologia Clínica Universitat de Barcelona Psg. de la Vall d’Hebron, 171 08035 Barcelona E-mail: [email protected] [email protected] 157