63-COMP-2005 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las once horas y quince minutos del día trece de septiembre de dos mil siete. Visto el incidente de Competencia Negativa suscitado entre el Juzgado de Instrucción de Delgado y el Juzgado Segundo de Tránsito de esta ciudad, en el proceso penal instruido contra el imputado WILBER ALBERTO AMAYA GUERRA, por la supuesta comisión de los delitos de CONDUCCIÓN TEMERARIA DE VEHÍCULO DE MOTOR, tipificado y sancionado en el Art. 147-E Pn., y HOMICIDIO CULPOSO, tipificado y sancionado en el Art. 132, del Código Penal, en perjuicio de María Agustina Romero. LEÍDO EL PROCESO; Y CONSIDERANDO: I. Con fecha cuatro de octubre del año dos mil cinco, el Juez Tercero de Paz de Delgado Interino, celebró la respectiva Audiencia Inicial contra el imputado Wilber Alberto Amaya Guerra, en la cual ordenó la instrucción formal y calificó el delito únicamente como Homicidio Culposo, aplicando el Principio de Consunción regulado en el Artículo 7 N° 3, del Código Penal, por estimar que, el delito de Homicidio Culposo por ser más amplio o avanzar más en el desarrollo de la acción comprendía el juicio de reproche de la Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, por lo que remitió las actuaciones al Juzgado Segundo de Tránsito de esta ciudad. II. Por su parte, el Juez Segundo de Tránsito de esta ciudad, después de recibir las actuaciones, con fecha siete de octubre de dos mil cinco, se declaró incompetente para conocer de la presente causa, en razón de la materia; asimismo, modificó la calificación jurídica del delito de Homicidio Culposo a los delitos de Homicidio Simple y Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, y argumentó como base de su decisión que, los delitos de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor y de Homicidio Culposo, tenían cada uno un campo separado de valoración, pues el primero era doloso y el segundo culposo, lo que volvía imposible que un mismo comportamiento humano se proyectara de manera simultánea como doloso y culpo so a la vez, pues se trataba de conceptos heterogéneos y excluyentes entre sí; además, manifestó que, el ilícito penal de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, era un delito de peligro concreto y doloso, en el cual el sujeto activo actuaba más allá de la simple imprudencia y asumía un comportamiento desinteresado respecto de un eventual resultado dañoso del bien jurídico; por otra parte, también expresó que, tal como constaba en el proceso, el imputado ejecutó una acción dolosa al conducir su vehículo en estado de ebriedad y como resultado de ésta se produjo el daño en la integridad física de la referida víctima, por lo que de conformidad con el Art. 40 del Código Penal, consideró que procedía la calificación del referido hecho delictivo como Conducción Temeraria de Vehículo de Motor en Concurso Ideal de Delitos con el de Homicidio Simple, en consecuencia remitió el proceso al Juzgado de Instrucción de Delgado. III. Por su parte, la Jueza de Instrucción de Delgado, con fecha catorce de octubre de dos mil cinco, se declaró también incompetente para conocer del presente proceso en razón de la materia; asimismo, modificó la calificación jurídica del hecho investigado de Homicidio Simple a Homicidio Culposo, y argumentó como base de su decisión que, se trataba de una infracción del deber objetivo de cuidado, es decir, una transgresión a las normas de tránsito; y respecto de la Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, aplicó el Principio de Consunción regulado en el Artículo 7 Número 3° del Código Penal, por estimar que, el precepto legal complejo absorbía a los preceptos que sancionan las infracciones consumidas en aquel, considerando que el delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor quedó subsumido en el delito de Homicidio Culposo, por lo que remitió las actuaciones a la sede de esta Corte, para que se dirimiera el conflicto de competencia que se había suscitado. IV. En el caso de mérito, esta Corte estima que, existe un conflicto de competencia, en razón de la materia, entre el Juzgado Segundo de Tránsito de esta ciudad y el Juzgado de Instrucción de Delgado, ya que en el caso de estudio existen criterios encontrados entre ambos Juzgadores, respecto de la calificación jurídica de los hechos atribuidos al imputado. Ahora bien, previo a resolver el presente conflicto de competencia, este Tribunal Superior hace las consideraciones siguientes: la primera de ellas, está orientada a analizar la actuación del Juez Tercero de paz de Delgado Interino, respecto de la aplicación del Principio de Subsunción, que se encuentra regulado en el Art. 7 N° 3 del Código Penal, por medio del cual dicho Juez, en el desarrollo de la respectiva Audiencia Inicial, sub sumió el delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor en el delito de Homicidio Culposo, resolución que esta Corte no comparte ni avala, en virtud de que en el presente caso no procedía aplicar las reglas del Concurso Aparente de Leyes, pues no cabe duda que no pueden subsumirse dos figuras delictivas de contenido distinto entre sí, es decir, no es posible que una conducta dolosa se subsuma en una conducta culposa o viceversa, en virtud de que con ello se rompería la garantía penal mínima del Principio de Responsabilidad Penal, a que se refiere el Art. 4 del Código Penal. En tal sentido, y por lo antes expuesto, estimamos que dicha resolución es contraria a lo que la ley regula, ocasionando un grave problema de orden jurídico que no puede ser solucionado vía legal, lo cual atenta contra los Principios de Economía Procesal y de Celeridad del Proceso. La segunda de las consideraciones, está orientada a analizar los argumentos expuestos por el Juez Segundo de Tránsito de esta ciudad, quien se declaró incompetente en razón de la materia para conocer del presente caso, argumentando que no compartía el criterio expresado por parte del Juez Tercero de Paz de Delgado Interino, al aplicar el Principio de Subsunción, quedando el delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor sub sumido en el delito de Homicidio Culposo, considerando que dicho Juez debió haber calificado tales hechos por separado como un Concurso Ideal de Delitos, calificando al segundo hecho como Homicidio Simple bajo la figura del dolo eventual; con relación a lo anterior, esta Corte estima importante aclarar que, el argumento esgrimido por parte del referido Juez Segundo de Tránsito, no está apegado a Derecho, en virtud de que en el caso que ahora nos ocupa, no procedía tampoco aplicar la modalidad del Concurso Ideal de Delitos a que se refiere el Art. 40 Pn., en razón de que nos encontramos en presencia de dos delitos heterogéneos, es decir, dos hechos punibles de distinta naturaleza jurídica y gravedad que regulan bienes jurídicos distintos, y que además, tienen diferente responsabilidad penal. Con base en lo anteriormente expuesto consideramos que, nos encontramos en presencia de un Concurso Real de Delitos, regulado en el Art. 41 del Código Penal. Por otra parte, pero siempre en el mismo orden de ideas, cabe aclarar que, el delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, se agota desde el momento mismo en que el sujeto activo conduce temerariamente un vehículo automotor bajo los efectos de bebidas embriagantes, a través de las modalidades que al efecto describió el Legislador, independientemente de que este produzca resultados, en tal sentido, consideramos que, no podría calificarse y sancionarse una conducta de naturaleza culposa como dolosa, cuando es claro y ostensible que estamos frente a un caso de naturaleza culposa, por lo tanto, sancionar tales conductas como dolosas rompería con la garantía penal mínima que caracteriza nuestro Derecho Penal, es decir, con el Principio de Proporcionalidad de la Pena regulado en el Art. 5 Pn., puesto que dichas conductas han sido resultantes de un accidente de tránsito, tal como consta en el Acta de Inspección del accidente de tránsito, practicada por parte de los agentes de la Policía Nacional Civil de la División de Tránsito Terrestre, la cual corre agregada a fs. 8 y siguientes; en tal sentido, esta Corte, considera que si el delito de Homicidio Culposo se originó como consecuencia de un accidente de tránsito, el cual ocurrió en la Carretera Troncal del Norte, Kilómetro ocho y medio, jurisdicción de Ciudad Delgado, en ocasión de que el imputado Wilber Alberto Amaya Guerra, se conducía de Norte a Sur, en el vehículo P-430263, tal como consta en autos, en cumplimiento a los Principios de Legalidad, Necesidad, Proporcionalidad y Tutela Judicial Efectiva, debe mantenerse la calificación jurídica del delito de Homicidio Culposo. Asimismo, se vuelve necesario reiterar lo que en resoluciones anteriores este Tribunal ha expresado, en el sentido de que cuando la representación fiscal requiera por el delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, son competentes para desarrollar la fase de instrucción los jueces de la jurisdicción común, ya que se trata de una conducta anterior a la producción de los resultados culposos, generados a partir de esa conducción imprudente; en ese orden de ideas, es pertinente señalar que, el legislador al tipificar el citado delito, lo que pretendió fue sancionar una conducta dolosa de peligro concreto, es decir, una acción que pone en riesgo los bienes jurídicos vida e integridad física de las personas, mediante la acción de conducir temerariamente un vehículo automotor, a través de las modalidades que al efecto describió en la citada disposición legal. Por otra parte, de conformidad con el Principio Acusatorio que informa nuestro Proceso Penal, no hay que perder de vista que, la Fiscalía General de la República, presentó el correspondiente requerimiento en contra del imputado Wilber Alberto Amaya Guerra, por los delitos de Homicidio Culposo y Conducción Temeraria de Vehículo Motor, ilícitos penales que tienen un campo separado de valoración, por cuanto el delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, como se expresó antes es un delito de peligro concreto, es decir, de naturaleza dolosa, en el cual el sujeto activo actúa más allá de la simple imprudencia; mientras que, en el delito de Homicidio Culposo, el resultado se debe a la infracción de la norma de cuidado, es decir, a la transgresión de las Normas de Tránsito y en consecuencia, se considera un delito imprudente, el cual, por su menor gravedad material o daño ocasionado, no podría ser sancionado más drásticamente que un hecho doloso. Ahora bien, con base en todo lo anteriormente expuesto, este Tribunal Superior considera que, los Jueces de Instrucción que conozcan de los delitos de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor, también son competentes para juzgar y sancionar los hechos culposos que son resultado directo de los mismos, debiendo conservar su naturaleza culposa y no subsumirse como se expresó antes. En conclusión, esta Corte estima que, le corresponde conocer de la fase de instrucción en el presente caso a la Jueza de Instrucción de Delgado. POR TANTO: En vista de todo lo anteriormente expuesto y con base en los Arts. 182 Atribución Segunda, de la Constitución de la República; 1, 4, 5, y 132 del Código Penal; 50 Numeral 2, 57 y 68 del Código Procesal Penal. Esta Corte RESUELVE: DECLÁRASE COMPETENTE, a la Jueza de Instrucción de Delgado, para que conozca del delito de Conducción Temeraria de Vehículo de Motor y del delito de Homicidio Culposo, atribuido al imputado Wilber Alberto Amaya Guerra. Se recomienda al Juez Tercero de Paz de Delgado Interino que, en lo sucesivo no aplique la figura del Principio de Subsunción regulado en el Art. 7 N° 3 del Código Penal, en casos similares al presente. Remítase el presente proceso, con certificación de esta resolución al Juzgado de Instrucción de Delgado, y certifíquese la misma al Juzgado Segundo de Tránsito de esta ciudad y al Juzgado Tercero de Paz de Delgado.