Resolviendo Conflictos

Anuncio
Resolviendo Conflictos
Todos tenemos o hemos tenido algún tipo de conflicto con amig@s,
herman@s, con l@s novi@s o con nuestros papás, pues interactuamos con
ell@s constantemente y es normal que en un momento dado o en ciertos
asuntos, hayamos tenido desacuerdos debido a que cada quien defiende su
opinión a toda costa y no logramos ponernos de acuerdo.
Así es, existe un conflicto cuando dos personas o más tienen ideas,
intereses o necesidades diferentes o hasta opuestos, pero como son
interdependientes, lo que decida o haga un@ afecta a los demás.
Generalmente evitamos o negamos los conflictos porque pensamos que
son negativos pues los asociamos con la violencia.
Es cierto que cuando nos
encontramos en medio de un conflicto la experiencia no es agradable, pues
podemos sentir enojo, frustración, miedo, ansiedad o vivirlo como algo
doloroso; por ello, muchas veces, evadimos los conflictos o los enfrentamos
inadecuadamente dejando crecer la tensión y el enojo, hasta que el conflicto
ya no se puede evadir o contener,
hace
crisis ¡ estalla !.
Entonces
aparecen los gritos, los insultos e incluso se puede llegar hasta a la agresión
física.
Los conflictos forman parte de las relaciones humanas por lo que es
necesario que aprendamos a afrontarlos y resolverlos adecuadamente.
Piensa en algún conflicto que hayas tenido recientemente ¿recuerdas
cómo comenzó?
¿cómo reaccionaste?
1
Los especialistas reconocen cuatro formas en que
reaccionamos
generalmente ante un conflicto:
I Evadir
Se refiere a no hacer frente al conflicto o negar que existe.
A veces
preferimos callarnos frente a quien no estamos de acuerdo porque sabemos
que nuestra opinión se contrapone a la de la otra persona; o porque el asunto
en cuestión o la persona con la que se tiene la diferencia, en realidad tienen
poca importancia para nosotros. Como cuando se platica con una chav@ que
acabamos de conocer, defiende airadamente su opinión acerca de la fidelidad
y, aunque no estamos de acuerdo con su postura simplemente optamos por
cambiar de tema o de interlocutor.
También puede ocurrir que no nos atrevamos a enfrentar un conflicto
porque no sabemos cómo hacerlo o tememos la reacción del otr@; por ejemplo,
la chica que no le dice a su novio que quiere usar el condón para evitar el
riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual, pero teme que él se
enoje o piense que ella anda con otros, y por eso, pospone constantemente el
momento para tratar el tema y termina por no decirle nada, dejando de lado su
intención de cuidarse.
II Competir
Se refiere a poner en primer lugar las necesidades o intereses personales
por encima de las necesidades de l@s demás y no estar dispuest@s a ceder.
Esta actitud puede llevarnos a imponer nuestros intereses y ser insensibles
respecto de las necesidades de los demás, pues lo que deseamos es ganarle al
otro sin importar si tenemos la razón o no. Esta situación generalmente puede
provocar que la otra persona se sienta frustrada e injustamente tratada y en
consecuencia se ponga a la defensiva.
2
Esto puede suceder, por ejemplo, en una pareja de novios en la que uno de
ellos o los dos quieren dominar en la relación para imponer sus decisiones sin
tener en cuenta al otr@.
Empiezan a competir para ser mejor estudiante, o
para ganar más dinero que la pareja, lo que, muy probablemente, generará
fricciones entre ellos pues estarán interactuando como rivales y no como la
pareja que pretende compartir la vida.
Reconocer que cuando queremos resolver un conflicto tenemos actitudes o
comportamientos competitivos innecesarios, nos puede servir para ser más
tolerantes o comprensivos con los planteamientos o necesidades de las
personas con las que tratamos y de esta manera llegar a acuerdos más
equitativos para tod@s.
Lo anterior no significa que debamos evitar siempre la competición. Existen
ocasiones en las que es necesario comportarse de manera competitiva para
defender nuestras ideas o
para dar prioridad a ciertas necesidades, como
cuidar de nuestra salud; por ejemplo, si el esposo o el novio se opone a que su
pareja se realice el papanicolaou porque no quiere que otro hombre o alguien
más toque a su mujer, pero ella está convencida de que es importante
realizarse este estudio para prevenir un posible cáncer o detectar alguna
infección de transmisión sexual y, en consecuencia, se impone a su pareja y se
realiza el estudio.
III Acomodarse o Complacer
Significa que le damos más importancia a los intereses o necesidades de la
otra persona que a las propias y preferimos ceder o aceptar sus ideas.
Las
razones que podemos argumentar son muchas: a veces cedemos ante una
3
situación que no es importante para nosotr@s y por ello permitimos que, por
ejemplo, nuestr@ novi@ decida cómo pasaremos la tarde; en otras ocasiones,
puede ser necesario actuar de manera complaciente como cuando un(a)
chico(a) quiere proponerle a su pareja salir al cine pero, cuando éste/a llega, ve
que está preocupad@ porque tiene problemas en su casa y quiere platicar
sobre ese asunto, entonces, el/la chic@ prefiere escucharl@ y platicar con
él/ella de su problema y dejar la salida del cine para otro día.
Pero si siempre o frecuentemente no respetamos nuestros propios
deseos o ideas, con el fin de evitar discusiones o disgustos y permitimos que
nuestr@ novi@, herman@ o amig@s decidan por nosotros, aun cuando no
estamos de acuerdo, corremos el riesgo de sentirnos muy frustrad@s y a
disgusto con las personas a las que siempre queremos complacer, lo cual en
un momento dado, nos podría llevar a tener un conflicto con ellas.
IV Cooperar o Negociar
Para negociar las partes involucradas en el conflicto deben cooperar para
llegar a un acuerdo en el que tod@s queden satisfech@s. Ello es posible
cuando en la negociación se da importancia a los intereses y necesidades de
tod@s los involucrad@s, lo que permite afrontar de mejor manera el conflicto.
Aprender a negociar supone poner en juego varias capacidades tales como:
actuar asertivamente; escuchar activamente (escuchar al otr@ para entender lo
que dice y comprender su punto de vista); tomar decisiones; y, tener una actitud
de apertura para ayudar a crear un ambiente de confianza en el que se pueda
dialogar. (Encontrarás más información sobre este tema en el artículo de
Negociación)
4
En un momento dado una de las cuatro formas de responder ante un
conflicto puede ser la más conveniente o, por el contrario, puede ayudar a
agravar el problema; por lo que será necesario que hagamos un análisis de las
circunstancias de la situación y reflexionar cuál es la manera más adecuada de
reaccionar.
No existen recetas que podamos seguir, por lo que es muy
importante cuando interactuamos con otras personas sobre todo, cuando
estamos en medio de un conflicto, ser conscientes de nuestros pensamientos,
emociones, actitudes y comportamientos.
Generalmente pensamos que nosotros tenemos la razón y l@s demás
están equivocad@s y por eso atribuimos la responsabilidad del conflicto a la
otra parte, sin reconocer nuestra responsabilidad, pues como dicen por allí,
“para bailar se necesitan dos”.
Por ello es fundamental que seamos capaces
de reflexionar con honestidad en qué consiste nuestra contribución en un
conflicto para resolverlo, generarlo o agrandarlo.
Asimismo, es importante poner mucha atención en la manera en que nos
expresamos, ya que
la comunicación juega un papel fundamental en el
origen como en la resolución de los conflictos. A través de la forma en que
nos expresamos, las palabras que utilizamos, el tono de la voz, los gestos, la
postura de nuestro cuerpo y hasta en la manera en que miramos, mandamos
constantemente mensajes de nuestro estado de ánimo, de nuestras actitudes,
de lo que pensamos y lo que deseamos hacer, o sea que en todo momento nos
estamos comunicando.
Si tenemos un conflicto, debemos preguntarnos si estamos
mandando
mensajes equivocados pues es posible que no estemos diciendo lo que
5
realmente queremos decir; tal vez, porque no utilizamos las palabras
adecuadas o porque somos incongruentes entre lo que decimos y cómo lo
decimos y provocamos que la otra persona se ponga a la defensiva y que sea
más difícil lograr una solución constructiva o que los demás entiendan nuestro
punto de vista. No es lo mismo decir:
¡ah, ya llegaste! Sonriendo a la persona, que,
¡ah, ya llegaste! Haciendo una mueca y viendo hacia otro lado.
Por esto es importante preguntarnos:
¿qué tan consciente soy de las ideas, emociones y actitudes que expreso
a los demás diariamente?
¿digo lo que realmente quiero comunicar?
¿verifico que la persona con quien hablo entienda lo que estoy diciendo?
Darnos cuenta de cómo nos comunicamos nos ayudará a tener más control
sobre nuestra conducta y a manejarnos más adecuadamente ante un conflicto.
Borisoff y David estudiosos del tema, proponen una serie de pasos que te
pueden ayudar a resolver un conflicto:
I Evaluar
Aclarar los propios objetivos Empezar por ser conscientes de nuestros
propios intereses, de nuestras emociones y las razones por las que
asumimos una posición determinada nos permite evaluar el conflicto.
Aclarar la causa del conflicto: si la dificultad con la otra persona radica
en que se tienen creencias o valores distintos; o, si solamente se difiere
en la manera de resolver el conflicto
6
Definir el tipo de relación que se tiene con la otra persona: No es lo
mismo una relación laboral, que la que existe entre padres e hijos, o
entre la pareja o entre amigos etc.
En unas existen jerarquías o
posiciones de dominación y de subordinación, en otras no. Por ello
debemos evaluar el tipo de relación que tenemos con los involucrad@s en
el conflicto, para considerar mejor la forma y el contenido de los
mensajes que habremos de expresar.
II Aceptar
Aceptar que hay otra parte en el conflicto. Es decir que existen los
otros, con sus propias posiciones, intereses y necesidades.
Reconocer la percepción o punto de vista de la otra parte Para
favorecer la comunicación es importante aceptar que existen diferentes
formas de ver el mismo problema y que nuestra interpretación no es la
única, ni representa la verdad
Entender la percepción del otr@. Esforzarse por comprender las
creencias, valores y opiniones de los demás, aunque pueden ser
diferentes de las nuestras.
III La Actitud
Disposición para el diálogo. Si nos acercamos a dialogar con el otr@
pensando que es él o ella quien está equivocad@ o tiene la culpa de
que se diera el conflicto, lo manifestaremos adoptando una actitud
negativa hacia esa persona y nos estaremos predisponiendo a reaccionar
con rechazo u hostilidad en vez de estar dispuestos a escuchar.
Sin prejuicios.
Evitar atribuir características a la otra persona de
manera anticipada, como pensar que se mostrará agresiva y por ello
actuar agresivamente de entrada.
Preguntarnos: ¿cómo percibimos nuestro comportamiento? Esto se
refiere a cuestionarnos sobre la propia actuación, por ejemplo si nos
comportamos con calma y hablamos de manera clara o por el contrario
gritamos y ofendemos al otr@; o, considerar si tal vez estamos mandando
mensajes contradictorios entre nuestro lenguaje verbal y corporal y con
ello, provocando confusión y malos entendidos.
7
IV Actuar
Adoptar la acción o conducta que más convenga en cada
situación. Después de haber reflexionado actúa, eligiendo alguna de las
cuatro formas de enfrentar el conflicto la que consideres más conveniente
según las circunstancias específicas del conflicto que quieras resolver.
Al actuar recuerda que es importante controlar nuestra conducta,
haciendo un esfuerzo por ordenar nuestras ideas, elegir las palabras
adecuadas y modular nuestro tono de voz, los gestos y ademanes a la
hora de hablar, considerando las más adecuadas según la
situación y la persona con la que estamos conversando (el artículo sobre
asertividad te puede ayudar en lo que a comunicación se refiere, puedes
consultarlo en esta misma página).
Claro que controlar nuestra conducta puede resultar un poco difícil
pero si lo ejercitamos constantemente, poco a poco, iremos ganando
confianza y , además, al ser conscientes de lo que hacemos, iremos
conociéndonos mejor a nosotr@s mismos y podremos corregir nuestros
errores y relacionarnos en una forma más positiva.
Una vez que hayas actuado no dejes de dar el último paso que es el
V Analizar, todo lo que sucedió en el conflicto y sacar tus propias
conclusiones respondiendo:
.
Si las preocupaciones de ambas partes se tomaron en cuenta
Si las soluciones son viables y se pueden llevar a la práctica
Si hubo algún cambio positivo en la relación o cómo se modificó la
situación
Te ofrecemos estas “herramientas” para que aprendas a enfrentar los
conflictos que forman parte de la vida.
Recuerda que los conflictos no
necesariamente son negativos y que, incluso, pueden ser una oportunidad o
una señal para afrontar lo que no anda bien en una relación o en determinada
situación que, tal vez, está estancada porque cada quien está aferrad@ a su
propia visión de las cosas y no han logrado conversar amplia y profundamente
sobre la situación para buscar soluciones.
Así, los conflictos pueden
representar una oportunidad para crecer y hacer cambios personales y en la
forma en que interactuamos con los demás . . . ¡Anímate!
8
Descargar