Cápsula 5 - Culto Eucarístico

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San José, 8 de julio de a.D. 2012
Muy queridos hermanos en el presbiterado:
Dios es Amor y nos concede el privilegio de ser instrumentos de su amor.
SAGRARIO, ALTAR, SEDE, AMBÓN, ¿DÓNDE? ¿CÓMO?
En las entregas (o cápsulas) anteriores hemos hablado de la ubicación del sagrario o
tabernáculo.
De ahí surgen nuevas búsquedas. Con los templos que hoy se diseñan, un buen estudio de
la planta de distribución nos permite dar una adecuada ubicación a cada uno de los
elementos mencionados.
Pero, en los templos antiguos, no resulta fácil adaptar de modo que el espíritu de la Iglesia
expresado en las normas, quede bien asumido.
Cuando se trata de templos (iglesias) grandes y el presbiterio es espacioso, se logran
encontrar formas de ubicar los diversos elementos. No así cuando se trata de iglesias
pequeñas o de aquellas, que, aunque grandes, tiene un espacio estrecho de presbiterio. De
ahí que es conveniente que los sacerdotes responsables (párrocos, rectores, etc.) busquen
asesoramiento en la Dirección de arquitectura y ambientación de la Curia.
La IGMR 2002 ofrece el siguiente criterio general:
«El presbiterio es el lugar donde está el altar, se proclama la palabra de Dios y el
sacerdote, el diácono y los demás ministros ejercen su oficio. Se diferencia oportunamente
con respecto a la nave de la iglesia, bien por una cierta elevación, bien por una estructura
y ornato peculiar. Sea de tal capacidad que pueda cómodamente desarrollarse y verse la
celebración de la Eucaristía» (IGMR 295).
¿Cuáles son, entonces los elementos (o mobiliario) que ocupan un lugar en el presbiterio?
El texto citado hace alusión al altar, el ambón, la sede presidencial y los sitiales de los
ministros mayores y menores.
Para lograr una buena distribución de estos elementos, las normas que rigen son las
siguientes:
-
La sede del que preside la celebración no debe dar la espalda al sagrario ni al altar.
-
Para evitar lo anterior, hay varias posibilidades:
a) Si el sagrario no está en el centro del ábside, la sede puede ubicarse detrás del
altar de la celebración, a condición de que quede a una altura conveniente para
garantizar la buena comunicación entre el que preside y la asamblea.
b) Si el sagrario está en el centro del ábside, hay varias cosas a tener en cuenta:
la primera, que la sede no debe ubicarse delante del sagrario, salvo que éste se
ubique notoriamente alto (la base del sagrario a 1,80 m. sobre la base de la sede;
la segunda: la sede no debe estar delante del altar de la celebración, a no ser que
se le ubique en un plano notoriamente más bajo que el plano del altar, a fin de que el
que preside no dé la espalda al altar de la celebración;
la tercera: en caso de que las dos primeras recomendaciones no resulten
aplicables, se impone la necesidad de buscar una ubicación no central de la sede, de
manera que no choque ni con el sagrario ni con el altar. Puede ubicarse ladeada, sea al
lado del lugar del sagrario, o bien con respecto al altar de la celebración.
En todos los casos, recordemos lo recomendado en las cápsulas anteriores, tanto en cuanto
a la dignidad de la ubicación del sagrario, el decoro del lugar, la buena comunicación
con el presbiterio y, por último, el fácil acceso de los fieles para los momentos no
celebrativos.
Con un cordial saludo, les invito a que continúen compartiendo con nosotros estas
breves reflexiones, y que, con lenguaje catequético, las compartan con el pueblo de Dios.
En Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote,
PBRO. ALFONSO MORA M.
Coordinador
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