Contadores Públicos Autorizados y Consultores Firma Miembro en Panamá de Grant Thornton International Grant Thornton Cheng y Asociados 2001-36 30 de julio de 2001 Por considerar el artículo publicado en el Suplemento del Colegio de CPA el día 13 de julio de interés para la comunidad y escrito por el licenciado Alberto A. Tile P. Contador Público Autorizado y Abogado de la firma Tile y Rosas, estamos reproduciendo íntegramente su contenido en el presente Boletín Fiscal. I Introito Ante la vigencia y actualidad que ha tomado el tema de la responsabilidad civil, en especial la relativa al espectro profesional, hemos decidido externar algunos comentarios sobre la responsabilidad civil del Contador Público Autorizado, a la luz de la legislación panameña. Previo a abordar en profundidad el tema, es apropiado señalar algunos conceptos sobre la materia. Así tenemos que responder significa dar a cada uno cuenta de sus actos, y responder civilmente, es en definitiva, la forma de dar cuenta a otro del daño que se le ha causado. La responsabilidad civil de los profesionales se deriva de la omisión del cumplimiento de los deberes especiales que le impone el ejercicio de determinada profesión o actividad. Es un hecho obvio que quien ejerza una profesión debe poseer los conocimientos teóricos y prácticos propios de las misma, además de actuar con la diligencia y previsión necesarias con apego a las reglas y métodos correspondientes. La responsabilidad puede ser contractual o extracontractual. La primera se presenta con relación a personas que con anterioridad al daño, se encontraban vinculadas entre sí jurídicamente en virtud de un contrato y a raíz del incumplimiento de las obligaciones surgidas del mismo. En el segundo de los casos el acto lesivo puede resultar por completo ajeno a toda relación contractual, y entonces la responsabilidad se denomina extracontractual. Normalmente la responsabilidad del profesional es contractual, bien sea por inejecución o mal cumplimiento de las obligaciones pactadas por la prestación de un servicio, que en el caso particular del Contador Público Autorizado, puede ser por una auditoría externa, servicio de asesoría financiera o por efectuar registros contables en los libros de comercio de un cliente. A su vez la responsabilidad será extracontractual, cuando el afectado es un tercero ajeno a la ejecución del contrato, y que resulta afectado por dicho contrato. Así tenemos que la emisión de dictámenes incompletos relativos a la situación patrimonial de un cliente, puede inducir a error, a otras personas que contratan con dicho cliente y que lo hacen en función de su condición financiera. II Responsabilidad Civil del Contador Público Autorizado a la luz de la legislación panameña 1.Código Civil El Código Civil patrio en su artículo 974, establece el origen de las obligaciones, señalando que las mismas nacen de la ley, de los contratos y cuasi- contratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o negli- gencia. A su vez el artículo 977 señala que las obligaciones que nazcan de los delitos o faltas, se regirán por las disposiciones del Código Penal. A su vez el artículo 978 del citado código, indica que las que se deriven de actos u omisiones en que intervenga culpa o negligencia no penadas por la ley, quedarán sometidas al Capítulo II Título XVI de este Libro. Finalmente el artículo 1644, en concordancia con el artículo 978, señala que el que por acción u omisión causa daño a otro interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado. El artículo 1644 indica que dentro del daño causado se comprende tanto los materiales como los morales. Del análisis de los artículos citados podemos concluir, primero cual es el origen de las obligaciones, que bien pueden ser de fuente contractual o extracontractual. En segundo lugar que quien cause un daño bien por acción u omisión, está obligado a reparar el mismo y que éste se extiende al daño material como al daño moral. Es decir nuestra legislación contempla la responsabilidad civil, que afecta no solo a los particulares, sino que se extiende a los profesionales, entre los cuales se encuentra comprendido el Contador Público Autorizado. Es válido exponer el aspecto doctrinal sobre el importante tema del daño, así tenemos que el autor Fernando Hinestrosa en su obra Responsabilidad Extracontractual: Antijuricidad y culpa señala que el daño es la razón de ser de la responsabilidad. En igual sentido el derecho comparado en fallo de la Corte Suprema de Justicia colombiana, a ese respecto indica que por todo ello cabe afirmar que dentro del concepto y la configuración de la responsabilidad civil, es el daño un elemento primordial y el único común a todas las circunstancias, cuya trascendencia fija el ordenamiento. De ahí que no se dé responsabilidad sin daño demostrado, y que el punto de partida de toda consideración en la materia, tanto teórica como empírica, sea la enunciación, establecimiento y determinación de aquél, ante cuya falta resulta inoficiosa cualquiera acción indemnizatoria. Pero es válido mencionar que si bien el daño es el requisito necesario para que se declare la responsabilidad, su sola presencia no convierte a quien lo sufre en acreedor de una indemnización, porque debe existir un nexo de causalidad entre el comportamiento de una persona, en el caso que nos ocupa el Contador Público Autorizado, y el daño causado. Es decir el daño debe ser imputable a una persona. III Actividad Profesional del Contador Público Autorizado y la generación de responsabilidad civil por sus actuaciones La Ley 57 de 1978, establece una serie de actos o actividades que se consideran típicas de la profesión de Contador Público Autorizado, así tenemos que señala en forma genérica en su artículo primero lo que se considera actos propios de la profesión. Señalando igualmente en diez literales actos específicos que se constituyen actos propios de la profesión. Del análisis de los actos propios señalados por la Ley, podemos concluir que la actividad contable se puede resumir en dos tipos principales, a saber como dictaminantes es decir emisión de dictámenes, pericias, valorizaciones, registro de libros, certificaciones o refrendos etc. y como asesores o consultores, es decir presentación de informes, consultas, estudios, análisis, proyectos, etc. Lo anterior nos lleva a su vez a determinar la clasificación de las obligaciones asumidas por un Contador Público Autorizado en el ejercicio de sus funciones y en tal sentido coincidimos con Roberto Martínez Ruíz, quien clasifica este tipo de obligaciones, en de medio y de resultado. A su vez Félix A. Trigo Represas, en su obra Responsabilidad por Daños, señala que una obligación de medios es la que sólo impone diligencia y aptitud, medidas que normalmente, conducen a un resultado, pero sin poderse asegurar la obtención del mismo. En cambio, señala el citado autor que la obligación de fines es la que compromete a un resultado determinado. Ampliando lo planteado por ambos autores citados, en la obligación de medios no es suficiente la no obtención del fin perseguido pero no asegurado, para que se genere la responsabilidad del deudor (el contador), ya que adicionalmente debe demostrarse que ello sucedió por culpa o negligencia de éste. A su vez la obligación de fines al acreedor (el cliente) le basta con establecer que no se logró el resultado prometido o pactado, correspondiendo en todo caso al deudor (contador) la acreditación que tal incumplimiento se debió a caso fortuito u otra causa ajena o extraña a el mismo. Aplicación de la clasificación a las tareas del Contador Público Autorizado A la luz de lo expuesto con anterioridad podemos concluir que la emisión de un dictamen por parte de un Contador Público Autorizado constituye una obligación de medios, en virtud de quien dictamina emite un juicio o fórmula técnica, sustentado en un criterio profesional, acerca de lo que le ha sido expresado en libros, referente a una gestión empresarial y que resulta de la documentación e información que se le ha suministrado al respecto, en particular los estados financieros. En otras palabras el dictamen debe ser consecuencia de un examen cuidadoso del contenido de dicha documentación, en procura de establecer si la misma expone razonablemente la situación patrimonial y financiera de la empresa a una fecha, y los resultados de sus operaciones correspondientes al ejercicio o período concluido en dicha época. veracidad y precisión técnica de los documentos sobre los que dictamina, debiendo tener en cuenta que la veracidad de los hechos no es susceptible de establecerse con toda precisión en materia contable. A pesar de la limitación anterior el profesio- nal de la contabilidad puede apreciar si los estados financieros han sido presentados razonablemente, con base a los antes mencionados principios de contabilidad generalmente aceptados y aplicados con uniformidad. A ese respecto el autor Julio C. Rivera en su obra Responsabilidad Civil del Síndico Societario, señala que determinar si el informe o dictamen es correc- to o incorrecto, si omite la información necesario o importantes, si como consecuencia de ello pudo derivarse un daño, requiere una investigación que conduciría a la necesidad de probar la culpa en la confección de los informes en cuestión, lo cual rati- fica la condición del dictamen de una obligación de medios. Es importante señalar que debe separarse la obligación que tiene el profesional de la contabilidad, de presentar el dictamen o informe en el tiempo convenido, lo cual constituye una obligación de resultados, de lo relativo del contenido de éstos, exactitud y veracidad de la información contenida, que constituyen una obligación de medios. Es decir que los estados financieros exponen razonablemente, dicha situación y operaciones, e implica que ellos se basan, en lo principal sobre hechos verídicos y que se ha podido realizar tal dictamen, con base a las evidencias obtenidas. En lo relativo al servicio de asesoramiento, resulta más claro que el consejo en si constituye una obligación de medios, en virtud de que el cliente conserva siempre su libertad de no seguir los prudentes consejos recibidos. Finalmente el dictamen debe señalar si la situación financiera y operaciones han sido expuestas de acuerdo con principios de contabilidad generalmente aceptados y aplicados con uniformidad. En resumen sobre los actos revisados, al profesional de la contabilidad le bastará, acreditar que produjo su dictamen o asesoramiento, correspondiendo a quien lo demande, la prueba de que aquellos fueron defectuosos o incorrectos por culpa o dolo. En resumen de acuerdo a lo señalado por el autor William L. Chapman en su obra Responsabilidad del Profesional en Ciencias Económicas, el dicta- men debe versar sobre la determinación de la