HUMILDAD 1 de junio de 2015 Valor del mes de junio Humildad es reconocer las propias limitaciones y debilidades y obrar de acuerdo con ello. El valor de la humildad se manifiesta cuando cada persona comprende que ninguna vale menos o más que otra: cada una tiene distintas facultades. Se expresa cuando cada persona cobra conciencia de sí mismo y renuncia a dar excesiva importancia a cosas superfluas. Cada persona experimenta cierto orgullo por una característica especial que tiene. Algunas por su belleza, otras por su fortaleza, otras por su inteligencia… No es malo, pero esa actitud debe estar acompañada de otra: el reconocimiento de las propias limitaciones. Por eso, Agustín de Hipona dice que “La humildad es algo muy extraño. En el momento mismo en el que creemos tenerla, ya la hemos perdido” No debemos permitir que se nos suban los humos, cuando obtengamos algún triunfo, premio o distinción en nuestro estudio o trabajo. La satisfacción propia, es el premio mayor. LA HUMILDAD ES CONDICION INDISPENSABLE PARA APRENDER COSAS NUEVAS Y PARA SUPERARNOS PERMANENTEMENTE EN TODOS LOS ASPECTOS. GRACIAS A LA HUMILDAD TOMAMOS CONCIENCIA DE NUESTRA INFINITA PEQUEÑEZ FRENTE A LA INMENSIDAD DEL UNIVERSO Y LA SABIDURÍA DE LA NATURALEZA. LA CONCIENCIA DE NUESTRAS LIMITACIONES NOS ALEJA DE LA SOBERBIA Y LA VANIDAD. LA TAZA DE TE OBSTÁCULOS PARA SER HUMILDE Considerar inferiores a las personas que no tienen los mismos recursos que nosotros No aceptar las propias limitaciones Querer aparentar lo que no se es. FRASES QUE HABLAN DE HUMILDAD Sólo el humilde es verdaderamente libre, pues puede corregirse. Josef Bitton Para llegar al conocimiento de la verdad hay muchos caminos; el primero es la humildad, el segundo es la humildad y el tercero es la humildad . Agustín de Hipona Donde hay soberbia, habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría. Salomón Para ser humilde, se necesita grandeza. E Sábato Un profesor muy respetado por sus alumnos viajó una vez a Japón a entrevistarse con un famoso sabio que vivía retirado en una modesta casa de campo dedicado al estudio. El profesor estaba acostumbrado a tener la última palabra en todo y despreciaba las opiniones de los demás a quienes intimidaba con su gran conocimiento y su arrogancia. Cuando llegó a casa del sabio, empezó a habar sin parar, citando frases de famosos personajes y haciendo comentarios respecto a los numerosos libros que había leído y las muchas conferencias que había dado. El sabio aprovechó una pausa del profesor para ofrecerle una taza de te. Este le dijo que si y continuó hablando sin parar. Mientras el profesor hablaba, el sabio sirvió té poco a poco, primero hasta la mitad y luego hasta el borde de la taza. Pero al llegar ahí no se detuvo, sino que siguió sirviendo té y más té hasta que el líquido desbordó también el plato y comenzó a manchar el mantel. El sabio sonreía mientras escuchaba al profesor, como si no pasara nada. El profesor no se dio cuenta al principio, pues estaba ocupado escuchándose hablar, pero cuando se dio cuenta, dijo: ¡La taza está llena! ¡Ya no le cabe más! “Lo mismo te pasa a ti” dijo el sabio con tranquilidad. Tú también estás lleno de toda tu erudición, de todos los autores que citas, de todos los libros que has leído, de tus propias opiniones y tus ideas acerca de todo… ¿Cómo vas a poder escucharme o aprender algo de lo que yo puedo enseñarte si no vacías la taza? Impresionado por la lección, el profesor se propuso tener en cuenta a partir de ese momento, la sabiduría que podía encontrar en los demás Cuento popular japonés.