Procesamiento cognitivo en los trastornos del espectro autista

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AUTISMO
Procesamiento cognitivo en los trastornos del espectro autista
M.A. Idiazábal-Aletxa, E. Boque-Hermida
PROCESAMIENTO COGNITIVO EN LOS TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA
Resumen. Introducción. El autismo conlleva una alteración en la socialización. Los trastornos en el comportamiento social
coexisten con déficit atencionales y alteración del lenguaje. En la esfera atencional, la atención a las personas y a los estímulos sociales relevantes están alterados. Así mismo, los niños con trastorno del espectro autista (TEA) se caracterizan por presentar alteraciones en el reconocimiento de caras y por un descenso en la atención a las mismas. Objetivo. Revisar los déficit
neurofuncionales subyacentes en los TEA mediante el uso de los potenciales evocados cognitivos. Conclusiones. Los potenciales evocados cognitivos evidencian que los déficits en la orientación auditiva en niños con autismo no pueden explicarse
por un déficit sensorial y sí por un déficit selectivo a los sonidos relacionados con el lenguaje, lo que sugiere especialmente
alteraciones en la orientación social. Además, los niños con TEA presentan una alteración en el patrón de respuesta cerebral
al procesamiento de caras y objetos en edades tempranas. [REV NEUROL 2007; 44 (Supl 2): S49-51]
Palabras clave. Atención. Autismo. Lenguaje. Potenciales evocados cognitivos. Reconocimiento de caras.
INTRODUCCIÓN
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por
una tríada de síntomas observables en los primeros tres años de
vida, que consiste en la afectación en el desarrollo del lenguaje,
conductas estereotipadas asociadas a intereses restringidos y
trastorno en la interacción social [1]. Existe una gran variabilidad en cuanto a las manifestaciones conductuales en los niños
autistas, debida probablemente a las diferencias y al grado de
afectación de las redes neuronales responsables de las conductas que presentan estos niños [2]. Por otro lado, los niños con
autismo muestran deficiencias cognitivas significativas en distintas áreas. Se han descrito alteraciones en el procesamiento
cortical auditivo, en la atención conjunta, en la orientación involuntaria, en la modulación de la alerta, en el procesamiento del
lenguaje y de caras, etc. [3-6].
Las exploraciones neurofisiológicas, como los potenciales
evocados cognitivos (PEC), permiten monitorizar los procesos
cerebrales de forma no invasiva en tiempo real, así como medir
directamente la totalidad de la dinámica espacio temporal de la
activación neuronal asociada con una gran variedad de procesos cognitivos, por lo que pueden usarse de forma repetida y sin
problemas en estudios longitudinales en niños [7]. A lo largo de
las dos últimas décadas se ha incrementado el uso de la neurofisiología con el fin de investigar las bases neurobiológicas del
autismo.
El propósito de este trabajo es revisar las bases neuronales
implicadas en las distintas disfunciones cognitivas que se observan en los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), bases
evaluadas mediante la utilización de los PEC.
LENGUAJE
En el área del lenguaje los autistas presentan alteraciones heterogéneas y complejas, que engloban tanto el lenguaje expresivo
Aceptado: 12.01.07.
Instituto Neurocognitivo INCIA. Clínica Nuestra Señora del Pilar. Barcelona, España.
Correspondencia: Dra. M. Ángeles Idiazábal Aletxa. Instituto Neurocognitivo INCIA. Clínica Nuestra Sra. del Pilar. Balmes, 271. E-08006 Barcelona. E-mail: [email protected]
© 2007, REVISTA DE NEUROLOGÍA
REV NEUROL 2007; 44 (Supl 2): S49-S51
como el receptivo. La disfunción del lenguaje más característica
en el autismo, aunque sin ser patognomónica, es la que afecta al
área semántica [8]. Numerosos estudios han evidenciado la existencia de alteraciones en el procesamiento semántico de la
información en niños y en adultos autistas mediante el registro
de los PEC, en concreto del componente N400, utilizando tanto
paradigmas de estimulación visual como de estimulación auditiva [9,10]. Valdizán et al [9] estudiaron la influencia del contexto semántico en la actividad del N400 en niños autistas y con
síndrome de Asperger en comparación con niños sanos y observaron en los niños autistas una alteración del N400, tanto en la
latencia como en la distribución cortical de la respuesta, y no así
en la amplitud de ésta. Estos resultados, junto con los obtenidos
por Strandburg en adultos autistas, ponen de manifiesto la existencia de capacidad de procesamiento verbal en el autismo, aunque limitada, y podrían explicar la disfunción en el procesamiento semántico que presentan los niños autistas. Por otra parte, la alteración encontrada por estos autores en la distribución
topográfica del potencial podría deberse al uso de redes neuronales diferentes a las habituales para el procesamiento lingüístico, lo que le haría perder eficiencia para convertirlo en un tipo
de proceso más complejo. La conservación de la amplitud de la
N400 implicaría que la sensibilidad contextual está preservada
en los niños autistas [10].
PROCESAMIENTO SENSORIAL Y ATENCIÓN
Muchas de las características de los niños con TGD y autismo
podrían explicarse por defectos en sus procesos atencionales
[7]. Los autistas actúan de forma inapropiada con los estímulos
que ven, y parecen tener en especial dificultades en atender la
información socialmente relevante, ya que los estímulos significativos desde el punto de vista social son físicamente complejos, y este hecho es fundamental para el comportamiento adaptativo [11]. Se ha sugerido que los niños con TGD tienen dificultades para codificar y representar los elementos sensoriales
de los estímulos físicos complejos y no así para los estímulos
simples. Un déficit de este tipo situaría a los niños con TGD en
desventaja a la hora de procesar los signos de la comunicación
social, como las expresiones faciales o el lenguaje.
Los individuos con TGD perciben la música correctamente
e incluso son mejores en la discriminación musical y en la per-
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cepción de la estructura detallada de los segmentos de melodías,
es decir, son capaces de procesar correctamente información
auditiva compleja ‘no verbal’. Por tanto, es importante saber si
el procesamiento sensorial de la información está afectado en el
autismo y si esta posible afectación puede estar relacionada con
las alteraciones atencionales que presentan.
Ceponiene et al [12] estudiaron mediante los PEC a niños
autistas de alto funcionamiento con el fin de determinar de qué
forma los niños con autismo procesaban corticalmente los sonidos de diferente complejidad, si presentaban dificultades en el
procesamiento sensorial de los sonidos complejos, en concreto
de las vocales, y si esta posible dificultad podía estar relacionada con la existencia de ‘preferencias’ atencionales.
La detección de sonidos por medio de los sistemas sensoriales y su codificación transitoria se ven reflejados en los distintos
componentes de los potenciales cognitivos (P1, N2, N4). En este estudio no se encontraron alteraciones en el procesamiento
sensorial del sonido en niños con autismo. Del mismo modo, la
discriminación de los sonidos y la representación cortical de
éste, subyacentes a la percepción auditiva, se encontraban preservadas, ya que no había diferencias respecto a los controles en
la amplitud ni en la latencia del potencial de disparidad –mismatch negativity (MMN)–. La normalidad de la MMN en niños
con autismo indica que son capaces de formar representaciones
neurales a corto plazo de sonidos repetitivos con una exactitud
que les permite detectar variaciones en el tono de los estímulos
presentados de forma correcta.
En contraposición a la existencia de un procesamiento sensorial auditivo intacto, los niños con autismo presentan una
alteración en la orientación involuntaria de la atención ante sonidos relacionados con el habla (p. ej., vocales), como demuestra la alteración del potencial cognitivo P3a, indicador neurofisiológico de la orientación involuntaria de la atención [13];
mientras que la orientación involuntaria a sonidos no relacionados con el habla, tanto simples como complejos, se encuentra preservada (componente P3a de los potenciales cognitivos
normales). Estos resultados ponen de manifiesto que, a pesar
de la disponibilidad de la información sensorial ante variaciones de los sonidos relacionados con el habla (vocales), estas
variaciones no provocan cambios en la orientación involuntaria
en los niños autistas. Existiría por tanto, una disociación entre
el procesamiento sensorial (conservado) y atencional (alterado) de los sonidos relacionados con el habla en los niños con
TGD. Por tanto, las dificultades para atender al lenguaje en niños con autismo no se deberían sólo a una falta de interés sino
que podrían ser el resultado de un fallo más básico en el sistema de orientación. Si este déficit en la atención involuntaria
exclusivo hacia sonidos relacionados con el lenguaje aparece
en la primera infancia, el desarrollo de las habilidades comunicativas verbales y no verbales en estos niños estaría afectado
significativamente.
De igual modo, la orientación y la atención visual en el autismo también se encuentran más alteradas para estímulos sociales (caras de personas) que para estímulos no sociales, tanto
en estudios neurofisiológicos [14] como conductuales [15].
cia de los autistas por objetos inanimados y el desinterés por
las caras humanas es evidente en el primer año de vida. Numerosos estudios han puesto de manifiesto que el autismo se
caracteriza por una disfunción en el reconocimiento de caras y
una disminución en la atención a éstas. Los niños autistas tienen menor capacidad para el reconocimiento de dibujos de rostros o para su posterior memorización. El niño autista es capaz
de reconocer las facciones independientemente, pero no consigue procesarlas visual y espacialmente, reconoce los rasgos
faciales pero es incapaz de integrarlos en una cara específica.
Muchas de las disfunciones sociales que se observan precozmente en el autismo, como el contacto ocular, la atención conjunta, la respuesta a la exhibición a emociones y el reconocimiento de caras, implican a la capacidad de atender a éstas y de
procesar su información. La alteración en el procesamiento de
los rostros puede ser uno de los marcadores más precoces del
autismo [16,17], ya que el reconocimiento y el procesamiento
de caras son habilidades que se desarrollan muy precozmente
(período neonatal). A los seis meses de edad se pueden observar diferencias en los PEC durante el procesamiento de caras
familiares en comparación con las no familiares, así como
durante el procesamiento de objetos familiares frente a objetos
no familiares. Los estudios neurofisiológicos en el autismo
aportan información sobre las bases neuronales subyacentes en
la alteración del procesamiento de caras y no requieren una
respuesta verbal, siendo por tanto apropiados para niños de
corta edad o niños autistas de bajo funcionamiento. El componente N170 de los potenciales cognitivos refleja la base neuronal del reconocimiento de caras y tiene su máxima expresión
en las regiones occipitotemporales del cerebro, incluyendo el
córtex fusiforme bilateral y el córtex temporal superior derecho, especializados para las caras [18]. Este componente puede
usarse para valorar cambios en el desarrollo del reconocimiento de rostros ya durante el período posnatal. Sus registros no
requieren una respuesta verbal y son más sensibles en la valoración del reconocimiento de caras en niños que la valoración
tradicional conductual evaluada según su nivel de desarrollo
madurativo. Webb et al registraron los PEC en respuesta a caras y a objetos en niños con TGD de 3-4 años de edad. En la
población normal la latencia del componente N170 es menor
durante el procesamiento de caras que de objetos, mientras que
los niños con TGD presentan unas respuestas evocadas más
rápidas a objetos que a caras, lo que refleja un enlentecimiento
de la velocidad de procesamiento de caras en el hemisferio
izquierdo, mientras que presentaban un patrón de respuesta
normal en amplitud y latencia a caras en el hemisferio derecho.
Estos patrones reflejarían la existencia de una especialización
cortical anormal [5]. Lo mismo ocurre cuando se estudia el procesamiento de caras neutrales y con expresión de miedo. Tanto
las respuestas evocadas a caras neutras como a aquella con
expresión facial de miedo fueron significativamente más lentas
en el hemisferio izquierdo que en el derecho en niños autistas,
mientras que en el hemisferio derecho no se encontraron diferencias entre niños control y autistas, lo que sugiere la existencia de respuestas neuronales aberrantes a ambas caras: neutras
y de miedo [16].
PROCESAMIENTO DE CARAS
El reconocimiento de caras individuales es una capacidad humana básica para las relaciones interpersonales. El autismo implica una disfunción básica en la cognición social. La preferen-
En resumen, la medición de las funciones cerebrales mediante
técnicas neurofisiológicas con una gran resolución temporal es
decisiva para conocer las disfunciones existentes y su grado, en
las diferentes áreas del procesamiento cognitivo en el autismo.
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Por otro lado, la realización de intervenciones tempranas que
mejoren aspectos como la atención social, originarían cambios
en la actividad cerebral que quedarían reflejados en los PEC, de
tal forma que los niños que mostraran mayor mejoría social evi-
denciarían mayores mejoras en la actividad cerebral; esto convierte a los PEC en herramientas útiles para la evaluación individualizada de cada niño y para el control del efecto de las intervenciones sobre la función cerebral.
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COGNITIVE PROCESSING IN AUTISM SPECTRUM DISORDERS
Summary. Introduction. Autism involves a basic impairment in social cognition. Abnormalities in social behavior coexist with
aberrant attention and deficient language. In the attentional domain, attention to people and socially relevant stimuli is
impaired. Also children with autism spectrum disorders (ASD) are characterized by impairments in face recognition and
decreased attention to faces. Aim. To review neurofunctional deficits underlying ASD by using event related potentials.
Conclusions. Event related potentials demonstrate that auditory orienting deficits in autism cannot be explained by sensory
deficits and that the orienting deficit in autism might be speech-sound specific, suggesting deficits particularly in social
orienting. In addition, children with ASD have a disordered pattern of brain responses to faces and objects at an early age.
[REV NEUROL 2007; 44 (Supl 2): S49-51]
Key words. Attention. Auditory orienting deficits. Autism. Event related potentials. Faces recognition. Language.
REV NEUROL 2007; 44 (Supl 2): S49-S51
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