¡¡ATENCIÓN!! SUGIERO LEER ESTO ANTES DE… “IR AL GRANO” Prólogo E n mi caso -y creo que en el de muchas personas- habitualmente obviamos la lectura del aburridamente llamado “Prólogo”. Por eso intenté inmodestamente -y a lo mejor inútilmente- atraer la atención de los lectores antes de que se sumerjan en la interesante obra del Lic. López, con una convocatoria conforme al título. Cuando el autor, inquieto y profundo estudioso del sector agrícola, me honró solicitándome la redacción de este prólogo, lo acepté como un desafío importante. Así lo entendí, por la trascendencia y complejidad del tema y por la especial vigencia que el mismo reviste en el actual momento político del país. Dice la Real Academia que prólogo es “…parte de una cosa que precede a otra, a la que sirve de preparación….”. No me resultó fácil “servir de preparación”, en el poco tiempo y espacio que debía tomar para un atractivo trabajo que va desde la investigación hasta reflexivas sugerencias sobre este tan importante tema para la actividad granaria. Para ello, el autor desarrolló un análisis mundial y local sobre el rol del Estado en el tiempo, tanto en países exportadores como importadores. Mi sensación, luego de leer la obra de Gustavo López -y especialmente para aquellos que fuimos actores de parte de esta historia del comercio granario y de la intervención del Estado en el mismo-, es que la complejidad y fundamentos de esta debatida y discutida acción, obliga a evaluar el tema con mucha moderación, equilibrio, profundidad y prescindencia política y/o de intereses personales o sectoriales, anteponiendo fundamentalmente las necesidades de los dos protagonistas vitales del mismo. 9 Gustavo M. López Como el lector seguramente sabe, el comercio granario está conformado por múltiples y sofisticados eslabones, cuya finalidad, simplificadamente definida en tiempos y espacio, es unir al productor que genera estos bienes y al consumidor local o externo que los demanda. La del productor es una trascendente y noble actividad que, con sus granos, entre otros bienes agrícolas, provee a la humanidad, directa o indirectamente, alimento, abrigo y energía en cantidad, calidad, continuidad y oportunidad, lo que amerita ser alentado y protegido por la sociedad y los Estados. El consumidor, interno o externo, que en su enorme mayoría cuenta con medios escasos para adquirir dichos bienes imprescindibles, también debe ser cuidado y defendido por la sociedad y los Estados. El hambre tal vez sea una de las mayores injusticias que hoy todavía sufre la humanidad. Y entre esos dos nobles extremos debe actuar la cadena comercial, privada, pública o mixta. Cualquier sea su modalidad, para que la misma sea eficientemente funcional debe apalancar al que produce, para que cada vez lo haga mejor en los cuatro aspectos citados, y lograr abastecer en tiempo, forma y menor costo, a toda la humanidad, especialmente a los más necesitados. Y, obviamente, si es privado, no perdiendo dinero, porque si no dejaría de proveer o lo haría no cumpliendo dichos objetivos. En nuestro país, afortunadamente, esa cadena comercial tiene un riquísimo historial que casi se inicia con el nacimiento de la Patria misma. La Bolsa de Comercio de Buenos Aires cumple, este mes de mayo, ¡156 años!, en un país que sólo tiene 200. Y en esos muchos años, el sector armó una importante estructura de instituciones, normativas, usos y costumbres, agentes industriales, comerciales, de servicios, como tal vez pocos países cuentan, y que sobrevivió estoicamente a todos los modelos pendulares y extremos que ensayó la Argentina. De todas maneras, se desprende de la obra que dicho sistema granario, aunque experimentado y probado, es siempre perfectible, y que necesariamente debe 10 ¿Vamos al grano? adecuarse a una realidad tan dinámica y cambiante tanto desde el punto de vista de la producción como del consumo, sea local o externo. Y en su parte final, contiene una serie de pautas para tal fin, en la que los estudiosos del tema y los operadores prácticos de la actividad podrán obtener rica información. Congratulándome nuevamente de poder humildemente haber participado en tan atractivo trabajo, los invito a “IR AL GRANO”… Dr. Néstor Niell, mayo 2010 11