Tráfico de influencia

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Tr á f i c o d e i n f l u e n c i a
La Secretaría de la Función Pública (SFP) aclara el alcance de “Tráfico de
Influencias” en la Administración Pública ante los temas que actualmente
se encuentran en el Debate Nacional.
¿Qué es el tráfico de influencias?
El tráfico de influencias es un hecho punible que se configura, cuando cualquier
persona sea servidor público o no, reciba o se haga prometer para sí o para un
tercero, dinero o cualquier otro beneficio como estímulo o recompensa para
mediar ante un funcionario público, en un asunto que se encuentre conociendo
o haya de conocer invocando poseer relaciones de importancia o influencia
reales o simuladas. Será un agravante cuando esta conducta tiene como objeto
conseguir o estar destinada a hacer valer una influencia ante un magistrado del
Poder Judicial o ante fiscales del Ministerio Público, a fin de obtener la emisión,
dictado, demora u omisión de un dictamen, resolución o fallo en asuntos
sometidos a su consideración.
Tal como fue explicado en el párrafo que antecede, el tráfico de influencias es
considerada un hecho punible, por lo que está sujeto a la aplicación de una
sanción penal, consistente en una pena privativa de libertad que de hasta tres
años, o multa. Para los casos agravados inclusive la pena prevista se eleva a
cinco años de pena privativa de la libertad.
Asimismo, el tráfico de influencias constituye una conducta prohibida y
sancionada moralmente, que es contraria al principio del ejercicio adecuado
del cargo establecido por el Art. 18 del Código de Ética del Poder Ejecutivo,
conforme al Decreto Nº 10.143 del 28 de noviembre de 2012.
Marco Normativo Aplicable:
Ley Nº 2.535/2005“Que Aprueba La Convención De Las Naciones
Unidas Contra La Corrupción”
•
Decreto Nº 10.143 del 28 de noviembre de 2012 “Por el cual se
aprueba el Código de Ética del Poder Ejecutivo que establece la
vigencia de un Sistema de Gestión Ética en base a valores y
normas que deben regir y orientar la conducta de las autoridades y
los servidores públicos”
•
La Ley N° 977/1996 “Que aprueba la Convención Interamericana contra la
corrupción”, en su Art. VI, incisos a) y b), trata sobre los casos en los que se
configura el hecho punible de tráfico de influencias: requerir o aceptar directa o
indirectamente por un funcionario público o una persona que ejerza
funciones públicas u ofrecer u otorgar directa o indirectamente a un
funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas algún
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objeto de valor pecuniario o beneficios como dádivas, favores, promesas o
ventajas, para que haga u omita hacer algo y de esa manera el u otra persona
obtenga como resultado algún beneficio pero en forma ilícita.
La Ley 2.523/2004 “Que previene, tipifica y sanciona el enriquecimiento
ilícito en la función pública y el tráfico de influencias” establece la
tipificación de las figuras de enriquecimiento ilícito y el tráfico de influencias, el
ámbito de aplicación de la norma y las sanciones que corresponden:
“Artículo 1°.- Objeto de la Ley. La presente Ley tiene por objeto tipificar y
sancionar el enriquecimiento ilícito en la función pública y el tráfico de
influencias.”
“Artículo 2°.- Ámbito de su aplicación. Esta Ley será aplicable a toda
persona que cumpla una función pública, o tenga facultades de uso, custodia,
administración o explotación de fondos, servicios o bienes públicos, cualquiera
sea la denominación del cargo, o su forma de elección, nombramiento o
contratación, que incurra en los hechos punibles tipificados en la presente Ley”.
“Artículo 7°.- Tráfico de influencias.
1. El que reciba o se haga prometer para sí o para un tercero, dinero o
cualquier otro beneficio como estímulo o recompensa para mediar ante un
funcionario público, en un asunto que se encuentre conociendo o haya de
conocer invocando poseer relaciones de importancia o influencia reales o
simuladas, será castigado con pena privativa de libertad hasta tres años o
multa.
2. Igual pena se aplicará a quien entregue o prometa dinero o cualquier otro
beneficio, para obtener el favor de un funcionario público.
3. Si la conducta señalada en los incisos 1) y 2) de este artículo estuviera
destinada a hacer valer una influencia ante un magistrado del Poder Judicial o
ante fiscales del Ministerio Público, a fin de obtener la emisión, dictado, demora
u omisión de un dictamen, resolución o fallo en asuntos sometidos a su
consideración, el límite legal máximo de la sanción se elevará hasta cinco años
de pena privativa de libertad.”
Por su parte, el Art. 18 de la Ley Nº 2.535/2005 “Que aprueba la Convención
de las Naciones Unidas contra la corrupción”, resalta al respecto que cada
Estado parte debe considerar la posibilidad de adoptar las medidas legislativas
y de otra índole que sean necesarias para tipificar como delito, siempre y
cuando sean cometidos en forma intencional, dos situaciones concretas:
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a) La promesa, el ofrecimiento o la concesión a un funcionario público o a
cualquier otra persona, en forma directa o indirecta, de un beneficio indebido
con el fin de que el funcionario público o la persona abuse de su influencia real
o supuesta para obtener de una administración o autoridad del Estado Parte un
beneficio indebido que redunde en provecho del instigador original del acto o
de cualquier otra persona;
b) La solicitud o aceptación por un funcionario público o cualquier otra persona,
en forma directa o indirecta, de un beneficio indebido que redunde en su
provecho o el de otra persona con el fin de que el funcionario público o la
persona abuse de su influencia real o supuesta para obtener de una
administración o autoridad del Estado Parte un beneficio indebido”.
Finalmente, el Decreto Nº 10.143 del 28 de noviembre de 2012 “Por el cual
se aprueba el Código de Ética del Poder Ejecutivo que establece la
vigencia de un Sistema de Gestión Ética en base a valores y normas que
deben regir y orientar la conducta de las autoridades y los servidores
públicos”, en sus Artículos 11, 18 y 36 dispone:
“Artículo 11. Idoneidad. La idoneidad es condición esencial para el acceso y
ejercicio de la Función Pública. Es entendida como aptitud técnica, legal y
moral. Quien disponga la designación de una persona para desempeñar una
función pública debe verificar el cumplimiento de los procedimientos de
selección y acreditación de idoneidad”.
“Artículo 18.- Ejercicio adecuado del cargo. Los sujetos obligados no deben,
mediante el ejercicio de su cargo, autoridad, influencia o apariencia de
influencia, obtener ni procurar beneficios o ventajas indebidas, para sí o para
otros. Deben abstenerse de adoptar represalias de ningún tipo o ejercer
coacción alguna contra servidores públicos u otras personas.
Las personas designadas en puestos de conducción política deben observar
estrictamente las incompatibilidades establecidas en el Artículo 241 de la
Constitución, absteniéndose de ejercer a título profesional una actividad
privada lucrativa mientras permanezcan en el cargo. Las personas en cargos
de confianza deben restringir todas aquellas actividades lucrativas privadas o
profesionales que puedan perturbar o incidir en el desempeño de sus funciones
públicas.
Así mismo, deben observar estrictamente la legislación que prohíbe el
nepotismo, el tráfico de influencias, la doble remuneración y cualquier otra
prohibición específica o general aplicable a la función que desempeña.”
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“Artículo 36.- Falta Ética. Incurre en falta ética la autoridad de la conducción
política, persona que ejerce un cargo de confianza y los servidores públicos
que por un acto u omisión, incumpla con alguno de los principios que rigen la
ética en la función pública, enunciados en los Artículos 3º al 27 del presente
Código, o en cualquier otra normativa que regule la conducta ética en la función
pública de carácter institucional, sectorial o profesional, toda vez que la falta no
constituya al mismo tiempo un hecho punible o una falta administrativa grave”.
Preguntas frecuentes sobre el tema:
a)
¿Cómo se define el tráfico de influencias?
El Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio,
define a esta figura como: “La obtención de dinero de otra persona so pretexto,
carente de realidad, de que, entregando una remuneración a un juez o a un
empleado, se podrá obtener de él determinada resolución o actuación. Si la
remuneración a dichos funcionarios fuera cierta, el delito no sería el previsto
de defraudación, sino el de cohecho (v.). Este delito es llamado también “venta
de humo” y “tráfico de influencia”, en lenguaje popular lo primero y algo más
técnico o curial lo segundo”.
b) ¿Quiénes pueden incurrir en la conducta tipificada como “tráfico de
influencias”?
1. Una persona que ocupe un puesto en la Función Pública, ya sea como
funcionario permanente o como contratado.
2. Un funcionario que ocupa un cargo electivo.
3. Una persona tenga facultades de uso, custodia, administración o
explotación de fondos, servicios o bienes públicos.
4. Cualquier otro ciudadano que no sea funcionario o servidor público.
c)
¿Por qué el tráfico de influencias configura una práctica ilegal?
Porque la persona utiliza su influencia personal (real o simulada) en el ámbito
de las instituciones públicas, y busca obtener un provecho indebido de las
conexiones o contactos que tiene con determinadas personas, ya sea las que
ejercen autoridad o tengan poder de decisión, buscando obtener favores o un
tratamiento preferencial. O en su defecto, una autoridad se vale de esa
situación para ejercer presión o exigir algún privilegio para él u otra persona.
Además, pudiera haber intercambio de dinero o promesa de ello, que implica
mediar ante un funcionario en un asunto de su competencia, invocando una
influencia. Y a través de esa influencia interviene, se inmiscuye e interfiere en
la capacidad de decisión de cuestiones que caen en su competencia.
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d) ¿Cuál es la relación existente entre el nepotismo y el tráfico de
influencias?
Las figuras de “nepotismo” y de “tráfico de influencias” están tipificadas como
“ACTOS DE CORRUPCIÓN” conforme a las convenciones internacionales
contra la corrupción (la Convención Interamericana contra la Corrupción,
aprobada por la Ley Nº 977/1996, y la Convención de las Naciones Unidas
contra la Corrupción, aprobada por la Ley Nº 2.535/2005).
Ambos conceptos pudieran estar vinculadas o no entre sí, por ejemplo: si
una Autoridad Pública manda o solicita a otra Autoridad Pública que nombre
o contrate a un amigo, correligionario, o pariente; estamos ante un hecho de
“Tráfico de Influencias”.
Sin embargo, si una autoridad pública nombra o contrata a un amigo o
correligionario en forma directa (sin concurso), no configura necesariamente un
hecho de “tráfico de influencias”, sino el incumplimiento de disposiciones
constitucionales y legales que obligan a la realización de Concursos, así como
de la disposición prevista en el Art. 11 del Decreto Nº 10.143/2012 “Que
establece el Código de Ética del Poder Ejecutivo”: “8Quien disponga la
designación de una persona para desempeñar una función pública debe
verificar el cumplimiento de los procedimientos de selección y acreditación de
idoneidad”.
Por otra parte, si esa misma autoridad nombra o contrata en un cargo público a
un pariente suyo por consanguinidad o afinidad que se encontrare dentro de los
grados de parentesco prohibidos por la ley, sí estamos ante un hecho de
“NEPOTISMO”, excepto si se tratara del nombramiento o contratación de tal
pariente en el cargo de secretario privado o su equivalente.-
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