TECNOLOGÍA, EMPRESA Y TERRITORIO EN ESPAÑA

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I Congreso de Ciencia Regional de Andalucía: Andalucía en el umbral del siglo XXI
PONENCIA
TECNOLOGÍA, EMPRESA Y TERRITORIO EN ESPAÑA
Rosa JORDÁ BORRELL
Universidad de Sevilla
1.-INTRODUCCION
A pesar de la relativa novedad de los estudios sobre el cambio tecnológico, en los últimos años,
especialmente en la última década, se han producido avances considerables en el aparato teórico y en el
campo empírico. Avances que van destinados a conocer mejor los procesos de innovación en la empresa y
en cómo se efectúa el cambio tecnológico en los países que siguen el esquema clásico y en aquellos otros
que están realizando la transformación tecnológica mediante la adopción y mejora de la tecnología
importada. Dentro de este último grupo de países se encontraría España.
CUADRO I
FACTORES DETERMINANTES DE LA INNOVACION
*tamaño de las empresas
*Diferencias en las características interindustriales
*Crecimiento de la demanda
*Oportunidad tecnológica
*Condiciones de apropiabilidad
////////////////
ELEMENTOS DETERMINANTES DE LOS PROCESOS INNOVADORES
*variedad de fuentes de conocimiento científico y técnico
*oportunidades tecnológicas
*modalidades de aprendizaje que adoptan los agentes
*nivel tecnológico alcanzado por los agentes
*grado de apropiabilidd de los frutos de la innovación *carácter acumulativo de la innovación
*distintas formas empleadas para lograr la innovación
*incertidumbre que presiden las tareas de creación de conocimiento
Fte: elaboración propia a partir de la bibliografía citada
Los estudios que se vienen realizando en nuestro país durante la última década, todavía se siguen
centrando más sobre los determinantes de la innovación (ESPITIA ESCUER; GALVE GORRIZ; POLO
REDONDO, 1992; ORTIZ GARCIA, 1993; GUMBAU, 1994; JORDÁ BORRELL, 1995) que en el
análisis de los elementos internos del proceso innovador empresarial (BUESA y MOLERO, 1992; BUESA
y MOLERO, 1995) (MOLERO, 1996) (JORDÁ BORRELL, 1996) debido al diferente ritmo e intensidad en
que se está introduciendo el cambio tecnológico en las Comunidades Autónomas. En este sentido cabe
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afirmar que los investigadores no empiezan a mostrar una decidida inclinación hacia el enfoque históricoevolucionista hasta muy recientemente.
Los trabajos que tratan sobre la estructura interna de los procesos innovadores parten de definir
la tecnología como un conjunto de conocimientos multidimensional y complejo, en el cuál, una gran parte
de éstos, son de tipo tácito y por ende específicos de cada empresa u organización. Estos conocimientos
tácitos se generan en el aprendizaje derivado de la realización de recursos tecnológicos ( el desarrollo de
actividades de I+D, diseño industrial ingeniería, etc.), en la experiencia díaria de la producción y operando
en los mercados.
De ahí que el régimen tecnológico (ORSENICO, 1989) surge de la combinación particular que
cada empresa hace de los elementos que caracterizan a la tecnología (fuentes de conocimiento,
oportunidades para alcanzar la innovación, apropiabilidad y acumulatividad), de las actividades que se
emprenden para desarrollarla, así como de los recursos que se asignan a su sostenimiento y de la
configuración estructural de los agentes implicados en su generación. Lo que da lugar a diferentes
trayectorias dentro de un paradigma tecnológico (BUESA y MOLERO, 1996) que se podrían definir como
distintas maneras de solucionar los problemas tecnológicos (radicales, incrementales e imitativas) según el
nivel técnico de las empresas (FREEMEN y PEREZ,1988).
Evidentemente, las innovaciones radicales provocan cambios importantes en los mercados y en
la sociedad, e incluso pueden ejercer una gran influencia sobre la conducta de la economía y dar lugar a
revoluciones tecnológicas y a cambios en el paradigma tecno-económico. Las incrementales e imitativas
aparecen continuamente en la industria y en las empresas de servicios en función de las presiones de la
demanda, de los factores socioculturales, de las oportunidades tecnológicas, de las políticas de incentivos a
la innovación y de las trayectorias seguidas por las empresas.
Por lo tanto, las combinaciones de innovaciones radicales, incrementales y organizativas pueden
provocara su vez, cambios de alcance en la tecnología que afectarán a varias ramas de la economía y
constituirán el origen de nuevos sectores, convirtiéndose, en definitiva, en modificaciones del sistema
tecnológico debido al carácter complementario y acumulativo de los conocimientos, e incluso, como hemos
afirmado anteriormente pueden dar lugar a cambios en los paradigmas tecno-económicos (FREEMAN y
PÉREZ, 1988). De ahí el papel fundamental que ejercen los factores económicos, sociales e institucionales
para determinar las direcciones del desarrollo tecnológico, destacando la actividad del sector público.
2.- VARIABLES QUE DEFINEN LOS REGIMENES TECNOLOGICOS
Dentro de este marco analítico, los evolucionistas en España, han tratado de determinar las
pautas que definen los regímenes tecnológicos de las empresas y han elaborado una tipología de los
patrones de cambio técnico mediante la utilización de las técnicas multivariantes. Los resultados de estos
trabajos han puesto de manifiesto que:
1) las variables clave que estructuran los comportamientos de las empresas innovadoras son: el
tamaño, la apertura externa, especialmente la exportación, la inversión media, la antiguedad en el desarrollo
de la innovación, los agentes de control empresarial y el origen de la tecnología del producto y del proceso.
Pero, existen además, otros elementos de interés en la configuración de los regímenes tecnológicos, sobre
todo en aquellos países que han efectuado el cambio tecnológico tardíamente. Nos referimos a la
distribución sectorial y a algunos aspectos de la organización del proceso innovador (importancia del
método de las empresas para desarrollar tecnología propia y los procedimientos de apropiación de
tecnología). Aspectos que ayudan a explicar la eficiencia innovadora como después veremos.
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2) La aplicación del análisis factorial ha demostrado (BUESA y MOLERO, 1992, 1995; JORDA
BORRELL, 1997) que existe una relación muy estrecha entre la estructura de la empresa y los resultados
innovadores, destacando como elementos esenciales el tamaño y la propensión exportadora. Sin embargo, la
antiguedad de las empresas en el desarrollo de I+D (la tecnología tiene un carácter acumulativo) es poco
significativo en España a la hora de explicar la varianza debido a la escasa experiencia de las empresas en
el terreno de la innovación. Así se ha detectado que los empresarios conceden una gran importancia a la
regularidad innovativa, hasta el extremo de considerarla la modalidad más relevante de apropiación del
conocimiento; y en segundo lugar, estarían las patentes y los métodos para asegurar secretos.
Estos datos junto con la escasa competitividad de los productos y procesos tecnológicos en el
terreno internacional vienen a corroborar que la exportación de tecnología española ha sido y sigue siendo
una actividad económica irrelevante mientras que el déficit de la balanza tecnológica es elevado por la
dependencia tecnológica exterior (SANCHEZ, 1984 y 1991) ;(GIRALDEZ, 1992); (MOLERO ZAYAS,
1996).
A escala nacional se han realizado algunos trabajos sobre la importancia de la tecnología
importada en el proceso de creación de recursos tecnológicos por las empresas españolas, utilizando la
balanza tecnológica como un indicador de la dependencia del sistema productivo (SANCHEZ, 1991). A ese
respecto, BUESA y MOLERO (1992) demuestran que los empresarios madrileños acude más
frecuentemente a los agentes extranjeros que a los nacionales para adquirir tecnología incorporada porque
los foráneos poseen un nivel tecnológico claramente superior y además, disponen de una oferta de
tecnología más adaptada a sus necesidades. Estos hechos tienen relación con los resultados del trabajo de
ESPARZA;IPIÑA;LEZANA (1992) en el cual se corrobora que los ingresos en España por asistencia
técnica han sido muy inferiores a los pagos realizados. A pesar de que los ingresos han venido
experimentando un crecimiento considerable a lo largo del decenio de 1980, pasando de 38 millones de
dólares en 1975 a 239 millones en 1989.(GIRALDEZ,E, 1992).
MOLERO (1996) ha estudiado el papel de las exportaciones de tecnología en función de los
comportamientos sectoriales de la industria española y ha puesto de manifiesto la importancia de la
estructura de las empresas y del sector en el proceso innovador, comprobando que la competencia
oligopolística predispone a las empresas españolas a una mayor apertura al exterior en el terreno
tecnológico. Para ello, ha relacionado el escaso desarrollo de la exportación y la distribución sectorial de
ésta con el bajo nivel innovador de las empresas, con la no disponibilidad de recursos financieros, la
desconexión de las redes de distribución y con la débil capacidad de internacionalización.
La utilización del análisis de cluster le permitió agrupar a los sectores en dos conjuntos
claramente diferenciados de acuerdo con la conducta de las empresas en relación a la exportación de
tecnología. De un lado, predominaba un grupo reducido de sectores en los que los ingresos por cobros
tecnológicos provenientes del exterior superaba ampliamente un umbral determinado. Y, de otro, existía
una mayoría en los que el nivel de dichos ingresos alcanzan volúmenes muy inferiores. Sobre esta base se
efectuó un análisis discriminante para encontrar las variables explicativas de esa polarización.
El resultado pone de manifiesto que la pertenencia de los sectores a los grupos establecidos
responde a la influencia de cinco variables, tres de ellas, (esfuerzo tecnológico, presencia de capital
extranjero en el sector y los niveles de concentración) tienen un papel decisivo en la realización de
exportación tecnológica y las otras dos (el tamaño mínimo óptimo y las importaciones) presentan una
incidencia significativa pero de signo inverso. Así, la primera indica la posible existencia de alguna barrera
a la entrada del sector como elemento discriminante y la segunda muestra la importancia de la apertura
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comercial en la clasificación de los sectores en los grupos elegidos. Por lo tanto, en este caso, el grupo de
sectores que más exporta es aquel donde la penetración de las importaciones ha sido más reducida.
3)Si en lugar de hablar de exportación de tecnología nos situamos en el terreno de la
competitividad exterior de los productos, el análisis factorial confirma el papel menor que juega la
autonomía tecnológica de las empresas españolas conforme se incrementa la dimensión y la apertura
externa (BUESA y MOLERO, 1996). De forma que cuanto más aumenta el tamaño más importancia tiene
la cooperación en la creación de recursos tecnológicos y la internacionalización de la empresa. Algunos
trabajos han comprobado (JORDÁ BORRELL, 1995) que:
A) El hecho de exportar predispone a la empresa a cooperar con otras para desarrollar I+D, a
poner en marcha estrategias de marketing y a desarrollar una política de formación continúa de los
empleados; mientras que las firmas que no exportan adoptaron medidas más de tipo tradicional como
adquisición de tecnología, contratación de la asistencia técnica y la mejora de las estructuras comerciales.
Y B) las empresas cuando se encuentran en el estadio de creación de tecnología no sólo
necesitan ser competitivas en el desarrollo de I+D a escala internacional sino también invertir en el
extranjero. Los resultados obtenidos en nuestras investigaciones (JORDÁ BORRELL, 1995) muestran que
los mejores niveles de competitividad en el exterior los obtienen aquellas empresas españolas que acuden a
otras firmas o a centros de investigación, nacionales o extranjeros para obtener una parte importante de los
resultados tecnológicos que utilizan. Según los datos que poseemos un 27% de las empresas innovadoras
realizan actividades de I+D en el extranjero, estando esta variable directamente relacionada con el tamaño
de la empresa, de forma que cuanto mayor es la firma más empresas realizan actividades de cooperación
tecnológica en el extranjero. Además, de acuerdo con el IMPI (1995), ese 27% de firmas estarían presentes
por término medio, en 2,5 países mediante filiales comerciales y en 0,8 naciones con filiales de producción.
Por consiguiente, es la comercialización de la producción el objetivo principal de estas firmas y no la
creación de joint ventures.
Por otra parte, la abundancia de casos en España en los que la tecnología utilizada procede de las
propias empresas pone de manifiesto la escasa importancia que conceden las firmas a la colaboración con
agentes externos tanto con los centros públicos como con otras empresas. Algunos autores relacionan este
hecho con:
a)la organización bastante cerrada de la I+D ( BUESA y MOLERO, 1992; 1995) y con la escasa
atracción que ejercen las infraestructuras tecnológicas y los servicios avanzados debido a la débil
interrelación existente entre los servicios demandados por las empresas y los ofertados (JORDÁ
BORRELL, 1998).
b) en las dificultades que tienen las empresas innovadoras españolas para desarrollar economías
de escala y de aprendizaje (JORDÁ BORRELL, 1998). Pues aunque es cierto que los costes de transacción
para la firma cooperante son muy elevados, dado que es muy dificil garantizar la apropiación de la
tecnología; sin embargo, la poca relevancia que tienen las sinergias derivadas de la interacción con clientes
o usuarios y el escaso peso de la cooperación entre firmas no competitivas entre si, nos inducen a pensar
que la mayoría de empresas innovadoras no saben beneficiarse del efecto de desparramamiento y en ese
sentido las estructuras puente y los servicios avanzados podrían jugar un papel mucho más importante del
que tienen ahora.
2.1.-Política tecnológica y resultados
Los estudios sobre los impactos de los regímenes tecnológicos en las políticas tecnológicas
carecen de antecedentes dentro de la literatura económica española, a excepción de los trabajos realizados
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por BUESA y MOLERO (1992; 1994; 1996). Para estos autores la diversidad de comportamientos
tecnológicos de las empresas ligados a las características estructurales ha conducido a resultados no
esperados, e incluso negativos de las políticas tecnológicas porque los planificadores han trazado una
política a corto plazo obsesionados por la idea de recuperar el máximo volumen posible de recursos
procedentes de la Unión Europea. Y únicamente se ha valorado la búsqueda de competitividad
internacional, postergando a un segundo plano el fomento de actividades innovadoras distintas al I+D. Así,
de acuerdo con los estudios de evaluación realizados en los últimos años:
La participación de las empresas españolas en programas de I+D internacionales se ha
incrementado y ha mejorado también la cobertura tecnológica entre 1988 y 1992 en casi 10 puntos
(BUSON, 1993); pero, la exportación de tecnología, considerada por los expertos ( MOLERO, 1996) como
un factor estratégico para obtener ventajas competitivas del cambio tecnológico sigue teniendo un peso
insignificante en la balanza de pagos como hemos visto antes; y cuando tiene lugar, se lleva a cabo
principalmente por aquellos sectores industriales que han generado un mercado oligopólico, por empresas
participadas con capital extranjero y por aquellas que cuentan con experiencia en I+D.
En este sentido cabe añadir que las grandes empresas y las multinacionales han recibido en los
últimos años fuertes ayudas del CDTI (POSADA SIMEON y RUIZ RODRIGUEZ, 1997), del Plan
Nacional de I+D y de las Comunidades Autónomas(ley de incentivos regionales) (JORDÁ BORRELL,
1994) para fomentar la transferencia tecnológica, la descentralización productiva y la subcontratación;
puesto que estas empresas al pertenecer a sectores innovadores o ser de alta tecnología tienen una gran
capacidad de arrastre sobre el conjunto de la actividad económica y pueden ser capaces de actuar como
imbricadoras del sistema- ciencia- tecnología- industria. Así, por ejemplo, en Andalucía, el CDTI ha
concedido a tres grandes empresas el 83,5% de los créditos para el desarrollo de I+D entre 1990 y 1995.
Pero expertos en este campo (FERNANDEZ SANCHEZ; JUNQUERA CIMADEVILLA;
VAZQUEZ ORDAS, 1995) demuestran que no se da una coordinación adecuada entre las políticas
tecnológicas y de modernización empresarial de las Comunidades Autónomas y las de planificación
tecnológica de la Administración Central. Esta falla en la coordinación política nos está indicando que las
PYMES a pesar de que los estudios recientes para el conjunto nacional prueban que son las que con mayor
intensidad han recibido ayudas públicas fundamentalmente en forma de subvención para la realización de
I+D; sin embargo no pueden llegar a ser competitivas en el terreno internacional por que requieren cambios
organizativos en el desarrollo tecnológico propio y en la aplicación de las tecnologías adquiridas y dedicar
un volumen de recursos mayor al reciclaje de sus miembros y a la innovación. Así, del montante total de las
subvenciones otorgadas entre 1988 y 1992, más del 70% lo han percibido los proyectos presentados por las
PYMES. Y por cada peseta concedida como subvención, sólo se atribuyeron 0,42 por el sistema de crédito.
(BUESA y MOLERO, 1996).
En este contexto cabe añadir que un 46% de las PYMES, se declara autosuficiente en I+D, no
cooperan con empresas o centros de investigación, realizan innovaciones incrementales (las radicales sólo
representan el 38,9% del total), tienen una propensión exportadora inferior al 25% y el número de patentes
registradas en el extranjero y el de innovaciones susceptibles de ser protegidas institucionalmente es
también muy reducida (JORDÁ BORRELL, 1997); lo cual quiere decir que la política tecnológica no está
teniendo resultados positivos en este segmento de empresas por falta de coordinación con las políticas
complementarias a las tecnológicas.
Tampoco se ha tenido en cuenta que para mejorar los resultados de la política tecnológica habría
que considerar el porcentaje elevado de empresas de todos los tamaños que basan sus innovaciones en
introducir mejoras a sus productos y procesos a partir de diseños importados y de la ingeniería sin llevar a
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cabo I+D; las cuales además, adoptan como patrones de innovación las reacciones que se ven obligadas a
tener ante la competencia o la simple imitación. En este caso, para englobar a las empresas innovadoras
definidas en un sentido amplio habría que: 1) diseñar el conjunto de elementos y estructuras que deben
asumir las funciones de interfaz al objeto de constituir una malla de relaciones que incentiven la
cooperación y la transferencia de tecnología de acuerdo con un centro coordinador al frente (JORDÁ
BORRELL, 1992) y 2) haber evaluado las desconexiones tecnológicas de los sectores sobre los que gravita
el proceso de generación y difusión innovador, fundamentalmente desde las ramas productoras de
equipamientos, bienes intermedios, material de transporte a los sectores de bienes de consumo.
En definitiva, se podrían señalar como causas mas importantes de los pobres resultados de la
política tecnológica nacional: 1.-la desconexión existente entre los objetivos de la política tecnológica y los
comportamientos y características estructurales de la empresa innovadora española. Y 2.- en los escasos
recursos que dedican las empresas a la innovación. Los datos publicados por el Plan Nacional sobre el
porcentaje de fondos destinados a financiar el I+D de las empresas entre 1988-1992 ponen de manifiesto
que la participación empresarial no alcanzó el 40% de la financiación total y más del 90% de esos recursos
fue imputado como mano de obra (ESPARZA, IPIÑA, LEZANA;1992).
Por ello, la pregunta clave que se han planteado algunos estudios realizados en España y en el
extranjero, es si las empresas hubieran hecho el mismo esfuerzo innovador aún no existiendo la política de
incentivación tecnológica. Los trabajos de BUESA, 1994; LAFUENTE y ORO, 1992) sobre la política
tecnológica española entre 1988 y 1995 demuestran que la financiación pública en el desarrollo de las
actividades de innovación empresarial influye positivamente sobre su esfuerzo investigador existiendo una
complementariedad entre la financiación pública y la privada de los gastos.
Un trabajo similar realizado por LAFUENTE, SALAS y YAGUE (1985) prueba que el impacto
de la financiación pública varía según el sector de actividad, estimulando el gasto privado en algunos casos
y sustituyéndolo en otros. SCOTT (1984) y LICHTEMBERG (1987 y 1988) abordan esta cuestión en sus
investigaciones y llegan a la conclusión de que la financiación pública de las actividades innovadoras
incentiva a la empresa fundamentalmente cuando existe la posibilidad de que ésta pueda vender sus
productos al Estado.
3.-IMPORTANCIA DEL ENTORNO
Las aportaciones empíricas de los años 60 y 70, así como la discusión que fue generando la
teoría de la innovación, especialmente la corriente evolucionista y las teorias de PORTER (1994) sobre la
importancia de las políticas nacionales y en nuestro caso regionales en la creación de entorno y en las
fuentes de la ventaja competitiva han supuesto de una parte, un giro importante en el enfoque y en los temas
de la investigación tecnológica; puesto que han interrelacionado el analisis del proceso de innovación en la
empresa con la dimensión espacial del proceso innovador a través del estudio del entorno.
Y por otra, se ha ampliado la posibilidad de estudiar el entorno más allá del mercado
profundizando en el papel que desempeñan las instituciones en la creación de infraestructuras y de servicios
avanzados para fomentar la transferencia y difusión de conocimientos nuevos y económicamente útiles. De
ahí la necesidad de estudiar el entorno, como un sistema, en términos de interdependencia y
retroalimentación múltiples tanto en las primeras fases del proceso tecnológico como cuando el sistema
productivo no es capaz de generar una malla de relaciones lo suficientemente tupida para generar
crecimiento a partir de la innovación.
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Consecuentemente, las investigaciones sobre la incidencia del entorno conceden una importancia
especial al entramado organizacional, al análisis de flujos, de impactos (CASTELLS, 1998; AMENDOLA y
GAFFARD, 1988), y en definitiva a los estudios de evaluación del medio local, al objeto de medir el nivel
de competitividad de los recursos tecnológicos, la validez de las políticas tecnológicas en función del
comportamiento tecnológico de las empresas y el papel institucional en la creación de entorno.
Sobre estos temas se han hechos pocos estudios en España (OTRIs, 1995; JORDÁ BORRELL,
1992; 1997) Pero, los trabajos realizados han medido la capacidad de interacción y de cooperación de los
elementos y de las estructuras interfaz a través del estudio de las redes existentes y de las
retroalimentaciones de cada fase del proceso en los subsistemas científico, tecnológico y productivo; al
objeto de valorar las estructuras puente como catalizadores y nodos de los procesos de creación y difusión
de tecnología.
Pues, lo importante en cualquier sistema de innovación es conseguir que la empresa juegue el
papel de protagonista en las diferentes interacciones que relacionan la ciencia y la tecnología y en cada una
de las etapas del proceso de innovación. Y esta meta sólo es posible de conseguir si las empresas se
encuentran fuertemente integradas con el entorno económico e institucional, sobre todo cuando se trata de
obtener recursos tecnológicos competitivos (GAFFARD, 1986). La aparición de nuevas modalidades de
colaboración entre los elementos de un mismo entorno y la interrelación entre entornos diferentes dará lugar
a nuevas formas de funcionamiento del sistema y al logro de un estadio de madurez superior como
consecuencia de un proceso acumulativo en el que intervienen de forma significativa dos tipos de factores.
Por una parte, el número y la calidad de los elementos activos en cada uno de los entornos y por
otra, los subconjuntos de relaciones que se producen entre los elementos de un mismo entorno y de entornos
diferentes. Todo ello dependerá de que los subsistemas científico (universidades, institutos de investigación
básica) y tecnológico ( centros investigación aplicada, centros de I+D, empresas de ingeniería y bienes de
equipo, centros tecnológicos) hayan alcanzado el nivel adecuado de desarrollo y la Administración haya
jugado un papel importante de animación a la cooperación y a la transferencia de conocimientos y por
último, se haya creado el tamaño de aparato organizacional adecuado al mercado.
3.1. Papel de las externalidades
No obstante, para avanzar en la explicación de estas cuestiones se necesita introducir la noción
de economías de escala externas y de aprendizaje aplicados a los procesos tecnológicos espaciales debido a
la importancia concedida a las externalidades, y sobre todo, a los efectos de desbordamiento.
Tradicionalmente la Geografía Económica ha fijado su atención en las pautas que rigen la distribución de
las actividades en el territorio.
La confluencia de tales enfoques con las teorías de Marshall, de Richardson, etc. sobre las
economías externas asociadas a las de aglomeración están dando un nuevo impulso al análisis de las
externalidades generadas en los medios locales tecnológicos. Nosotros nos vamos a referir a las economías
de escala externas a las empresas pero internas a la industria porque éstas conducen a la especialización y a
la interdependencia de las empresas innovadoras, complementándose entre sí y diversificando los riesgos.
Efectivamente, el rendimiento de una firma no sólo depende de los esfuerzos tecnológicos
propios sino también de los conocimientos a los que se tenga acceso vía entorno local y desde el exterior.
Pues, las empresas para generar tecnología necesitan de una parte, desarrollar canales de información y
poder contactar con centros de servicios y de investigación de calidad, sobre todo de aquellos que la
efectúan de forma aplicada. Y de otra, que estas vías de comunicación por donde circula el conocimiento
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tácito y codificado sean eficaces y hayan alcanzado el nivel de madurez adecuado al tamaño del mercado
existente. Sin embargo, los trabajos empíricos realizados prueban que para alcanzar una situación de estas
características se necesita tiempo.
En España no existen datos estadísticos que reflejen la importancia de los canales de
información tecnológica utilizados por las empresas con un grado de fiabilidad aceptable. Pero de los
resultados de algún trabajo publicado sobre este tema( COSTA CAMPI, 1993) se desprende que las
principales fuentes externas de información tecnológica para las empresas son las ferias, los congresos y
los clientes. La información tecnológica que reciben de los centros de investigación, institutos tecnológicos,
asociaciones industriales, sus propios departamentos técnicos y otros consultores externos se sitúa en un
escalón inferior. Lo cual quiere decir que las infraestructuras y servicios avanzados puestos en marcha por
la Administración todavía no han alcanzado el nivel adecuado de desarrollo para el mercado existente.
De ahí que la corriente que estudia la innovación desde la perspectiva del entorno local
(AMENDOLA y GAFFARD,1988; KLINE y ROSENBERG,1986; VON HIPPEL, 1988; RALLET y
TORRE, 1995; PORTER, 1994) y los evolucionistas (VENCE DEZA, 1995) concedan una importancia
especial a los aspectos evolutivos del cambio tecnológico y a las particularidades del medio local. Esta idea
de singularidad acerca de un territorio tecnológico va unida a la consideración de algunos autores de que el
fenómeno del desarrollo territorial no es ni igualitario ni equilibrado, sino que hay que impulsar el
crecimiento de aquellas zonas que ya han conseguido cierto dinamismo, para lograr crear auténticos polos
de desarrollo y modernización (GAFFARD y QUÉRÉ, 1996); pues cuando en un área local existe una
determinada concentración de empresas especializadas en actividades específicas y bien relacionadas es
relativamente sencillo crear economías de escala a través de la cooperación. El aprovechamiento de estas
economías permite a las PYMES superar las desventajas del tamaño y ganar versatibilidad ante los cambios
del mercado.
En este caso, los estudiosos del entorno local investigan primero, los rasgos estructurales de las
firmas innovadoras. Y a continuación la capacidad de crear recursos tecnológicos a partir de los resultados
de la articulación del Sistema Ciencia -tecnología-industria contabilizando la cantidad de contratos
establecidos entre la industrias y los centros públicos de investigación (DORADO, R y OTROS, 1991), el
número de encuentros entre entidades y el de contratos de transferencia a través de los mecanismos que la
Administración ha creado para fomentar la vinculación entre los diferentes entornos.
Pero, cuando se evalúan las relaciones entre los distintos entornos (científico, tecnológico,
productivo y financiero) a través de la cuantificación de la infrastructuras y de los flujos de cooperación
tecnológica los resultados son muy mediocres. De igual forma que la misma tipología de estructuras
interfaz es también pobre. Ello obedece a que no existe una oferta ajustada al mercado existente (JORDÁ
BORRELL, 1998).
4.- CAMBIO TECNOLÓGICO Y SISTEMAS REGIONALES DE INNOVACIÓN
Falta todavía profundizar en como las regiones que no han seguido el esquema clásico pueden
conseguir ventajas competitivas a partir de la innovación. Pero los resultados de algunos trabajos empíricos
efectuados recientemente por los evolucionistas en América Latina (CEPAL), en los países del sureste
asiático (BANCO MUNDIAL; LALL ; (TEITEL, 1984); ROSS-LARSSON y WESTPHAL (1987); LALL
(1987)nos pueden arrojar luz sobre estas cuestiones. PORTER(1994), por ejemplo, demuestra que la
diferencia entre las regiones centro de países desarrollados y las de borde radica en la fase en que se
encuentra el proceso innovador. Este autor distingue cuatro etapas perfectamente diferenciadas para
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representar a muy grandes rasgos los problemas característicos a que se enfrentan las empresas de los
países/regiones, en diferentes momentos, así como las fuerzas que impulsan el progreso o la decadencia de
su economía. De esta forma tendríamos: 1)la impulsada por el desarrollo de los factores (básicos y
avanzados), 2)la impulsada por la inversión, 3)la impulsada por la innovación y 4)la impulsada por la
riqueza
En los países/regiones que se encuentran en la etapa inicial, casi todos los sectores con éxito
internacional basan su ventaja competitiva prácticamente en los factores básicos de la producción, las
empresas compiten en términos de precios que, o bien, exigen una reducida tecnología de proceso o
producto, o bien, requieren una tecnología barata que se puede conseguir con facilidad. Sin embargo, en las
economías impulsadas por la inversión aunque los factores básicos siguen siendo una ventaja, se invierte
sobre todo para crear factores avanzados (servicios cuaternarios, infraestructuras: educativas, de
investigación), las empresas gastan dinero para conseguir tecnología extranjera de producto y/o proceso
(mediante licencias, empresas mixtas u otros medios) y de esta forma se llega a competir en segmentos y
sectores más refinados. Además, en esta fase, la tecnología y los métodos extranjeros no solamente se
aplican, sino que ya se trabaja en ellos para mejorarlos (PORTER, 1994)
De acuerdo con las ideas que venimos exponiendo planteamos la hipótesis de que el cambio
tecnológico de las Comunidades Autónomas no obedece a un proceso productivo de orden superior
(AMENDOLA y GAFFARD (1988) consagrado a la creación de tecnología sino que el desarrollo de la
innovación se sitúa en la mayoría de CCAA en las etapas previas(creación de factores e inversión) que debe
seguir una empresa cuando se quiere introducir en el mundo de la innovación (mejora de la gestión
empresarial, puesta en marcha de sistemas de calidad, implantación del manual de calidad, mejora de diseño
existente, técnicas para mejorar el desarrollo de productos, etc.), es decir, en las fases en las que prima la
adaptación y mejora de la tecnología importada. Pues hay que considerar que todavía muchas empresas,
sobre todo las PYMES, deben salvar barreras importantes para llevar a cabo los cambios organizativos y los
procesos de aprendizaje que conlleva el desarrollo del proceso propiamente dicho de la innovación. Y por
otra parte, en muchas de las CCAA, las estructuras interfase y los servicios avanzados todavía no funcionan
a pleno rendimiento.
Para verificar esta hipótesis nos vamos a apoyar:1) en los resultados de los trabajos de
evaluación realizados a la política tecnológica española. 2)En las investigaciones llevadas a cabo sobre
exportación de tecnología y nivel de competitividad de los productos exportados (aspectos estudiados
anteriormente). Y 3) en los trabajos sobre la realidad tecnológica de las Comunidades Autónomas a escala
espacial, sectorial y de empresa (BUESA y MOLERO, 1992; BUESA y MOLERO, 1995); (JORDÁ
BORRELL, 1992; 1996; 1997); (ORTIZ GARCIA, 1993); (ESPITIA ESCUER y OTROS, 1992), etc.; en
los que se ha hecho hincapié en los rasgos estructurales de las firmas innovadoras, en la capacidad de crear
recursos tecnológicos, en las características de los sistemas regionales innovadores y en los efectos
producidos por las nuevas tecnologías de gestión, organización flexible, del trabajo y automatización en el
tejido industrial y en el mercado.
No obstante, falta todavía mucha investigación que ratifique estos primeros resultados. Pues
desconocemos casi todo sobre las características de las estructuras competitivas de los sectores innovadores
de las CCAA, las barreras que tiene que salvar las empresas para innovar a partir de su precaria
organización y/o en función de la estructuras interfase y de los servicios avanzados, qué sectores y/o
empresas buscan la diferenciación y en qué regiones, sobre qué bases se deben apoyar las empresas para
que comiencen a desarrollar I+D y qué papel están jugando las externalidades y las economías de
aprendizaje en el proceso innovador.
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En la actualidad, los estudios que se están realizando sobre la puesta en marcha del mercado
único han demostrando que éste(JORDÁ BORRELL, 1998; CAMISÓN ZORNOZA,1997) ha dinamizado
la estructura competitiva de los sectores innovadores debido: 1) a la abolición de los monopolios y a la
entrada de nuevos competidores, al posible aumento de las economías de escala en las empresas, a la
necesidad de adoptar una nueva normativa comunitaria en materia de medio ambiente, etc, a la entrada de
nuevos procesos y nuevos productos y en definitiva, al aumento de la rivalidad empresarial, acelerando así
el cambio tecnológico en las Comunidades Autónomas. 2) A su vez, la dinámica de la estructura
competitiva de los sectores está influyendo en la conducta innovadora de las empresas. Hasta el extremo de
que en algunas CCAA (Madrid, Cataluña), el estudio de la estructura competitiva de los sectores
innovadores y del proceso innovador empresarial ha revelado que Éstas se están aproximando a la etapa
específicamente innovadora según la metodología de Porter (1994).
La Administración (regional y nacional) representa también un factor fundamental en la
dinamización de la estructura competitiva de los sectores incentivando a las empresas
a crear
innovaciones y/o adaptar y mejorar la tecnología importada, impulsando el proceso de aprendizaje colectivo
(LUCAS, 1993; GAFFARD y QUÉRÉ, 1996). Y 2.-poniendo en marcha mecanismos eficaces para crear
tejido empresarial y movilizar los recursos locales con poder de integración, interacción y organización , en
definitiva creando entorno.
Así, los estudios efectuados sobre el desarrollo de economías de escala en los procesos
innovadores prueban que son todavía muy limitadas en España (BUESA y MOLERO, 1995) especialmente
en las pequeñas empresas, lo que significa que los niveles de relación entre recursos y resultados
tecnológicos están desequilibrados ya que las PYMES si bien realizan un esfuerzo mayor de inversión que
las medianas y grandes no se ve recompensado con unos resultados innovadores cuantitativamente mayores
que éstas últimas, debido a su escasa experiencia en el desarrollo de tecnología propia.
Sin embargo, Los resultados de las investigaciones de VIEIRA (1995); JORDÁ BORRELL,
(1998) a cerca de las implicaciones del mercado único en la búsqueda de nuevos productos y nuevas formas
de organización de la producción en las empresas innovadoras demuestran que la modernización
tecnológica en las grandes empresas va ligada al desarrollo de acuerdos de cooperación (tecnológica,
marketing, etc), a la descentralización del proceso de producción y al establecimiento de redes de
subcontratación entre las grandes empresas y las industrias auxiliares, lo que ha supuesto la especialización
de las PYMES en aquellas partes del proceso innovador que requieran un nivel tecnológico de tipo básico y
auxiliar. De ahí que este proceso en las grandes empresas han sido mucho más impactante en la elevación
de la calidad del producto y en la búsqueda de diferenciación mientras que en las PYMES el cambio se ha
detectado en el incremento del nivel tecnológico. A su vez, la introducción de las nuevas tecnologías de la
organización flexible, de la nueva organización del trabajo, de gestión y de la automatización están
generando la necesidad:
1.-de incorporar los sistemas de control de calidad (total o círculos de control de calidad), las
técnicas de just in time, CAD/CAM, sistemas de control de producción, sistemas de planificación y control
de inventarios, etc. derivando hacia un incremento substancial de la productividad. 2.- a la implantación de
equipamientos especiales para fabricar lotes pequeños.
3.- Estas técnicas están reduciendo el número de trabajadores en las áreas de administración,
fabricación y movimiento de materiales. Pero, están demandando: a) un mayor nivel de preparación y de
reciclaje de la mano de obra basado en la polivalencia y en la especialización, dadas las posibilidades de
cambio ganadas con la flexibilidad y la integración del proceso productivo. Y b) requieren un mayor
número de personal con cualificaciones intermedias que tengan conocimientos informáticos, estadísticos, de
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I Congreso de Ciencia Regional de Andalucía: Andalucía en el umbral del siglo XXI
PONENCIA
idiomas, ingeniería, etc. Así, el perfil del nuevo trabajador solicitado tendría que tener una visión global del
nuevo proceso de fabricación y ser capaz de mantenerlo y de adaptarse a los cambios de la empresa. De ahí
que se le pida reunir cualidades que giren en torno a la responsabilidad, capacidad para trabajar en equipo,
raciocinio lógico, iniciativa, etc. No obstante, los empresarios aducen que han tenido dificultades para
incorporar mano de obra preparada debido a la necesidad de un cambio de valores y actitudes de los
trabajadores y así como al lastre de la legislación y de las reglamentaciones laborales.
Además, de acuerdo con los estudios realizados (JORDÁ BORRELL, 1998; BUESA y
MOLERO, 1995) la cooperación, la descentralización productiva y la subcontratación ligadas a las nuevas
tecnologías de organización de la producción y del trabajo, de gestión, etc están desarrollando un proceso de
difusión de la tecnología y de aprendizaje colectivo en las PYMES y en las grandes empresas derivado del
learning by doing, del learning by using, del incremento de nivel tecnológico que acompaña la
modernización tecnológica y de la creación y mejora de los recursos tecnológicos. A su vez éste ha
incrementando las externalidades interindustriales e intraindustriales, pero sin embargo, todo este cambio
tecnológico aun no ha generado economías de aprendizaje y efectos de desparramamiento. Se trata de un
proceso que todavía no es capaz de modificar las características de la economía ni de transformar la
estructura de la producción, el cual se está dando de forma aislada en algunos sectores y en algunas
empresas por ejemplo en la industria del automovil y sus componentes, en la aeronáutica, en la industria del
transporte en general y en la de tecnologías de la información. De ahí que esta transformación ( de acuerdo
con la información disponible) se esté llevando a cabo en Andalucía, Comunidad Valenciana, Madrid,
Cataluña, País Vasco, Castilla-León fundamentalmente. Su importancia en estas Comunidades dependerá:
1.- de la capacidad de las PYMES para adaptarse a las necesidades de los clientes y para establecer
sinergias formales no solamente con éstos últimos sino también con los proveedores. Y 2.- del crecimiento
expansivo que tengan los servicios avanzados.
Evidentemente existen empresas innovadoras pertenecientes a estos sectores u a otros que se
encuentran un estadio tecnológico superior pero que también tienen dificultades para beneficiarse en toda
su plenitud de las economías del aprendizaje derivadas de la creación de externalidades a partir del control
de calidad, de la organización de la producción flexible, del diseño, del desarrollo de I+D a excepción de las
grandes empresas y las medianas de mayor tamaño (BUESO y MOLERO, 1992). Si bien todavía no se han
hecho estudios suficientes para definir bien la relación entre el tamaño y la eficiencia innovadora BUESA y
MOLERO, 1995). Otros autores han demostrado que las empresas innovadoras (JORDÁ BORRELL,
1997) tampoco saben aprovechar al máximo la acumulación de conocimientos existente a nivel local a la
hora de crear recursos tecnológicos, especialmente en el caso del desarrollo de I+D: 1.- por que no saben
generar un proceso de aprendizaje por interacción y a través de la formación de redes y 2.- porque el
compromiso de las empresas con la innovación depende más de los niveles y cambios en los precios
relativos que de las oportunidades tecnológicas.
En definitiva, el desarrollo de las economías de aprendizaje y de los efectos de desbordamiento
va a depender de las características del tejido industrial regional y del papel que hayan jugado las
administraciones de las Comunidades Autónomas en la incentivación del cambio tecnológico y en la
creación de entorno para articular el sistema ciencia-tecnología-industria (SCTI) dado que gran parte de las
Comunidades Autónomas tienen un SCTI excesivamente externalizado y un mercado de transferencia de
tecnología embrionario. Por ello, los autores evolucionistas y Porter conceden una importancia especial a
los aspectos evolutivos del cambio tecnológico y a las características de la cultura técnica, a la historia
social y política y a la implicación de las instituciones en la creación de recursos locales. (AMENDOLA y
GAFFARD,1988; KLINE y ROSENBERG,1986; VON HIPPEL, 1988; RALLET y TORRE, 1995).
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PONENCIA
Los escasos trabajos que se han realizado en España sobre la articulación del SCTI (CASTELLS
y HALL, 1992; JORDÁ BORRELL, 1992) demuestran que la distribución de los gastos de I+D entre los
centros de investigación y las empresas en cada una de las Comunidades Autónomas está desequilibrado,
jugando el entorno científico el papel más importante. Sólo en el País Vasco y Cataluña el gasto de
investigación y desarrollo es superior a la media europea (63%) en relación con la empresa; y únicamente
en otras cuatro Comunidades Autónomas (Castilla-La Mancha, La Rioja, Madrid y Navarra) está por
encima del 50%. Por consiguiente, en la mayoría de las regiones el entorno científico (organismos públicos
de investigación y universidades) es el que tiene mayor peso en los recursos dedicados a actividades de I+D
( OTRIs, 1996), el SCTI está desarticulado y las innovaciones tienen dificultades para difundirse por el
tejido empresarial .
A ello cabe añadir que únicamente Cataluña y Madrid tienen un sistema regional de innovación
maduro y dinamizado; y las estructuras interfaz han surgido más espontáneamente y con menor
intervención de la Administración. Es decir, los SCTI de la mayoría de Comunidades Autónomas están
desarticulados, las innovaciones tienen dificultades para difundirse por el tejido empresarial y por
consiguiente, las estructuras interfaz son una pieza indispensable en la marcha del proceso de innovación.
Así pues, de acuerdo con los aspectos que hemos analizado del proceso del cambio tecnológico a
lo largo del trabajo podemos diferenciar dos tipos de Comunidades Autónomas:
A).- Aquellas en las que la creación de recursos tecnológicos tienen un cierto peso en la
economía nacional por la existencia de un grupo reducido de sectores en los que los ingresos por
exportación de tecnología superan ampliamente el umbral medio alcanzado por la mayoría de Comunidades
Autónomas; pudiendo calificar la exportación tecnológica para estas regiones como un factor estratégico de
desarrollo industrial. Se da por tanto, una cierta concentración de empresas de un mismo sector y/o de
sectores conexos en algunas ramas que están estimulando la creación de infraestructuras y servicios
especializados y avanzados casi de forma espontánea por ejemplo Cataluña, Madrid, País Vasco. Este
hecho ha generado retroalimentaciones en algunas fases del proceso de innovación y en las distintas
interacciones que relacionan la ciencia, la tecnología y la industria, de forma que el proceso de innovación
empieza: 1) a ser multifuncional, multisectorial y multilocal CAMAGNI (1995).2)las firmas están bastante
integradas en el medio local presentan una fuerte necesidad de desarrollar canales de información
tecnológica para participar del desarrollo del savoir faire colectivos específicos, tal como ocurre en la Gran
Area de Barcelona, en el Vallés, Mondragón, algunas zonas de Madrid, etc (PYKE Y SENGENBERGER,
1994)
B).- En segundo lugar, estarían las áreas, como por ejemplo Andalucía, Comunidad Valenciana,
La Rioja, Aragón, Castilla-León, etc. que están efectuando el cambio tecnológico mejorando la eficiencia en
la producción a partir de la introducción de la automatización, de las nuevas tecnologías de gestión, del
trabajo y de organización flexible para conseguir reducir costes y aumentar el volumen de producción y,
cuyos factores fundamentales del cambio son el mercado único y el papel institucional. Las investigaciones
llevadas a cabo por VIEIRA, (1995); CASTELLS ( 1994); JORDÁ BORRELL (1995, 1997); ORTIZ
GARCIA, (1993); ESPITIA ESCUER, GALVE GORRIZ, POLO REDONDO, (1992); (HERNANDEZ
IGLESIAS y DEL OLMO MARTINEZ, 1994); CAMISON ZORNOZA, (1997); demuestran que las
empresas de estas Comunidades en el transcurso de los últimos diez años han incrementado su
competitividad debido a la mejora organizativa y a las estrategias adoptadas junto con la vía de la
reducción de costes. E incluso se observa un cierto interés por dar satisfacción a las necesidades del cliente
mediante la mejora de la calidad, el marketing y los recursos humanos.
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I Congreso de Ciencia Regional de Andalucía: Andalucía en el umbral del siglo XXI
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