Valencia - El Derecho

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En Picassent (Valencia) a veintiséis de noviembre de dos mil doce.
Vistos por la Ilma. Sra. Dª Esther López Badimón, Juez del Juzgado de Primera
Instancia e Instrucción Número uno de Picassent y su Partido, los presentes autos
de juicio Ordinario núm. 795/2010 seguidos a instancia de Banco Santander SA
contra Ameplas Ruedas SL, en reclamación de cantidad por incumplimiento de
contrato de cuenta bancaria por importe de siete mil ciento treinta y cinco euros
con treinta y cinco céntimos (7.135,35 euros), más los intereses moratorios y
costas del presente procedimiento, procede dictar la siguiente resolución,
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Que por Banco Santander SA se presentó en fecha 22/11/2010
demanda de juicio ordinario contra Ameplas Ruedas SL en reclamación de siete
mil ciento treinta y cinco euros con treinta y cinco céntimos (7.135,35 euros), y en
base a los hechos que constan en la misma y que se dan por reproducidos y,
después de alegar los fundamentos de derecho que estimó de aplicación, terminó
suplicando que, previos los trámites legales, se dictase sentencia condenando al
demandado al pago de esta cantidad más los intereses legales y costas. Por
decreto de fecha 28/03/2011 fue admitida y se dio traslado a la parte demandada
para que contestara.
SEGUNDO.- En fecha 10 de mayo de 2011 se presento por Ameplas Ruedas SL
contestación a la demanda de juicio ordinario oponiéndose a esta, y posterior
demanda reconvencional, y en base a los hechos que constan en la misma y que
se dan por reproducidos y, después de alegar los fundamentos de derecho que
estimó de aplicación, terminó suplicando que, previos los trámites legales, se
dictase sentencia condenando al demandado al pago de esta cantidad más los
intereses legales y costas.
Por escrito de fecha de entrada 08/06/2011 Banco Santander SA contesto a la
demanda reconvencional oponiéndose a la misma, suplicando se desestime
íntegramente.
TERCERO.- Por providencia de 22 de julio de 2011 se citó a las partes para la
celebración de la audiencia previa el día 9 de abril de 2012.
Abierto el acto por S.Sª, la actora y la demandada se afirmaron y ratificaron en
sus escritos, solicitando el recibimiento del pleito a prueba. Por la parte actora se
solicito interrogatorio de la demandada a través de sus representantes legales,
documental por reproducida y 2 testificales. Por la parte demandada se solicito
interrogatorio del demandante reconvenido, documental por reproducida y
testifical, siendo admitidas todas, quedando citadas las partes para la celebración
del juicio que se celebro finalmente el 16/11/2012, quedando los autos vistos para
sentencia.
CUARTO.- En la tramitación del presente juicio se han observado las
prescripciones legales.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Por la parte actora se ejercita una acción de reclamación de la
cantidad de siete mil ciento treinta y cinco euros con treinta y cinco céntimos
(7.135,35 euros), por incumplimiento de contrato de cuenta bancaria suscrito en la
sucursal de Catarroja el día 13 de marzo de 2003, al que se le asignó el número
0049 1924 81 2410020832 (documento núm. 1), presentando a fecha 5 de mayo
de 2009 un saldo deudor que ascendía a la cantidad reclamada (documento núm.
2), según certificado de saldo y extractos contables de la cuenta y liquidación,
suplicando se dicte sentencia por la que se condene al pago de la cantidad
reclamada más los intereses moratorios al tipo del 29% con expresa imposición
de costas.
Frente a esta pretensión la demandada se opone manifestando que la cantidad
reclamada procede de la acumulación de partidas indebidamente cobradas al
demandado desde la fecha de apertura de la cuenta el 13 de marzo de 2003, no
habiéndose respetado la comisión por descubierto contable producido en el
periodo de liquidación ni los periodos de liquidación que pasaron de ser
trimestrales a mensuales, habiéndose repercutido 2 veces por lo mismo,
cobrándose intereses y comisiones por descubierto, no obedeciendo este último
concepto a la prestación de servicio alguno, careciendo de causa, no pudiendo
legalizarse por estar reflejada en el contrato. Opone a la demanda un crédito
compensable de importe superior a la cuantía reclamada por la actora, de
conformidad con el artículo 408 LEC.
A su vez plantea demanda reconvencional en reclamación a la demandante de las
cantidades siguientes: la cantidad de 35.894,11 euros en concepto de principal,
por las cantidades indebidamente cargadas en la cuenta corriente de la
demandada desde el 31 de marzo de 2003 hasta el 30 de septiembre de 2008, al
no corresponderse dichas comisiones con ningún servicio prestado por la entidad
bancaria, y la cantidad que resulte en concepto de interés legal sobre dicha
cantidad, desde la interposición de la demanda, y subsidiariamente, si se estiman
que las comisiones por descubierto si que se corresponden con un servicio
efectivamente prestado, condene a Banco Santander SA al pago de la cantidad
de 26.017,25 euros, en concepto de principal por las cantidades cargadas en
exceso por la entidad bancaria, desde el 31 de marzo de 2003 hasta el 30 de
septiembre de 2008, que incumplen las condiciones pactadas ene 1 contrato
suscrito, tanto en cuanto al porcentaje de la comisión de descubierto como en
cuanto al periodo de liquidación de la cuenta corriente, mas el interés legal de
dicha cantidad.
Banco Santander SA contestó a la reconvención oponiéndose a la misma por
cuanto la demandada nunca opuso nada a los extractos que periódicamente ha
ido enviándosele con la información y detalle de los movimientos ni siquiera
después del cierre de la cuenta en septiembre de 2009 y hasta la contestación a
la demanda presentada el 6 de mayo de 2011, estando tanto los intereses como
la comisión por descubierto pactados en el contrato suscrito, consintiendo el
demandado por el uso de la cuenta durante arios, siendo un derecho reservado
por el banco la modificación de las condiciones previa publicación de dicha
información, debiendo el titular manifestar su conformidad o reparo al extracto de
la cuenta en el plazo general de 10 días, no habiendo manifestado nada Ameplas
Ruedas SL.
En el acto del juicio el demandante Banco Santander SA se afirmó y ratificó en su
escrito de demanda y en su contestación a la reconvención, afirmando que la
partida reclamada no constituye un cobro indebido, y las cantidades que se
reclaman en la reconvención están pagadas por la demandada, han sido
consentidas o aceptadas tácitamente por esta, sin que sea de aplicación la figura
de la compensación ya que se exige legalmente en virtud del artículo 1196 del CC
que debe tratarse de una deuda vencida, liquida y exigible, requisitos que no se
dan en este supuesto, necesitándose de una sentencia firme posterior que
reconociera esta deuda para poder reclamar dichas cantidades. Añade que no
habiendo sido impugnado el documento núm. 5 de la contestación a la
reconvención, y en virtud de la fuerza probatoria que le otorga la ley, se reconoce
al banco la facultad que se reservó de modificar las condiciones contractuales, así
como habría quedado acreditado que los importes reclamados por intereses y por
comisiones son relativos a servicios distintos y que el demandado acepto el saldo
deudor por cuanto, en virtud de los documento snl a 54 de la contestación, recibió
dichos extractos y nada opuso, por lo que pagando estos importes estaba
aceptando el saldo, siendo de aplicación la doctrina de los actos propios para
dictar una sentencia estimatoria de sus pretensiones.
Por su parte la demandada se afirmo y ratifico en su contestación y reconvención,
manifestando que no fue hasta la presentación de la demanda cuando apreciaron
las elevadas comisiones que se cargaban en la cuenta suscrita, por cuanto la
confianza en el demandante era plena, ya que llevaban muchos arios trabajando
juntos. Por lo que respecta al documento núm. 5 aportado por la contraparte, instó
se dedujera testimonio del mismo pro entender que es falso, impugnando su
autenticidad, ratificando que es jurisprudencialmente aceptado que el cobro de
comisiones por descubierto carece de causa y no está la entidad bancaria
legitimada para cobrarlas por cuanto el interés de descubierto ya es elevado.
Subsidiariamente, entiende se ha producido un incumplimiento contractual por
cuanto se han modificado unilateralmente las condiciones contractuales, tanto la
cuantía como a los periodos de liquidación, sin que haya existido notificación
alguna al cliente, solicitando se dicte sentencia desestimatoria de la demanda, se
estime la reconvención, o subsidiariamente se acuerde compensar lo debido, y se
resuelva condenando a la entidad bancaria al pago de 26.017,25 más intereses y
costas.
SEGUNDO.- Sentadas estas bases, en primer lugar cabe afirmar que no es un
hecho controvertido la existencia de un contrato de apertura de cuenta corriente
personal, suscrito entre las partes en fecha 13 de marzo de 2003, por el que se
pactaba una liquidación trimestral, un interés nominal anual en descubierto del
29%, y una comisión por mantenimiento de 27,05 euros, y comisión de
descubierto de 2,4% sobre el mayor descubierto contable producido en el periodo
de liquidación, mínimo 14,42 euros. Tampoco se discute por la parte demandada
que exista una deuda, si bien lo que se manifiesta es que existe también una
deuda del banco a su favor, que debe ser compensada. Son hechos
controvertidos por tanto:
- Si existe o no incumplimiento contractual por la modificación de la cuantía de
intereses y comisiones, así como del periodo de liquidación,
- Si es indebida la reclamación por comisiones de descubierto,
- La cuantía de las deudas y si existe o no derecho a la compensación de estas.
Cabria resolver en primer lugar si existe o no incumplimiento contractual por
haberse elevado la comisión por descubierto pactada inicialmente en el 2,4%
sobre el mayor descubierto contable producido en el periodo de liquidación, que
se incremento en meses sucesivos hasta alcanzar el 4,5% y los periodos de
liquidación.
Las tarifas, o precios, de las comisiones bancarias son libres, por tanto las
entidades pueden fijar los importes que consideren salvo en contadas
operaciones bancarias en las que los importes están limitados por Ley. Las tarifas
deben por otra parte aparecer en un folleto redactado de forma clara y fácilmente
comprensible, y debe incluir también las condiciones de valoración, es decir, la
fecha a partir de la cual una cantidad de dinero empieza -ingreso-o dejadisposición de fondos- de generar intereses en su cuenta corriente. Por último
indicar que cuando las comisiones que se modifica afectan a un contrato de
cuenta corriente es preciso que se comunique a los clientes afectados y ello con
antelación razonable a serles aplicadas. Esa comunicación puede ser, según las
normas legales aplicables y la Directiva del Banco de España relativa a esta
materia, que se haga mediante publicación previa en un diario de general difusión,
si así se ha establecido en el contrato, que deberá indicar su nombre. Podrán
también comunicarse las modificaciones mediante el tablón de anuncios de la
entidad con dos meses de anticipación a su aplicación. En todo caso, deberá
informarse al cliente de las modificaciones en la primera comunicación que se le
dirija en el marco de la relación contractual.
En el caso de autos está probado por el documento núm. 1 de la demanda y de la
contestación, que se pactó el interés del 2,4%, así se recoge en el contrato, y está
admitido por el Sr. Rafael e igualmente lo está que ya en la primera liquidación,
del periodo 31/12/2002 a 31/03/2003 procedió la entidad a aplicar un interés
incrementado del 2,5%, y sucesivamente en la segunda liquidación desde el
31/03/2003 al 30/06/2003 subió al 4%, manteniéndose así hasta que en la
liquidación del periodo 31/03/2004 a 30/06/2004 ascendiera hasta el 4,5%,
manteniéndose hasta el final de la relación contractual en esta cifra. Este
incremento fue atendido sin que la parte demandada procediera a hacer ninguna
queja, pero esta actitud por sí sola no puede ser entendida como aceptación del
incremento, sino que será la parte demandante la que deberá probar que dio
cumplimiento a determinadas exigencias, en favor de la protección que
legalmente se otorga a los clientes en este tipo de contratos.
La demandante argumentó la procedencia del incremento en el precio de la
comisión en base a que dicha facultad se le concedía en el contrato, el incremento
fue aprobado por el Banco de España y publicado vía tablón de anuncios en la
entidad bancaria, según manifestó la LR del Banco Santander, Dª Cristina y D.
Vicente, director de la sucursal, además de estar incluido el incremento en el
extracto que se remitió con cada liquidación, y que fue aportado por la
demandante y por la propia demandada en su contestación.
Ante esto cabe indicar, primero que reconoció el propio demandante
representante de la entidad bancaria que se le aplicó un interés distinto al pactado
por cuanto durante la vigencia de este tipo de contratos es usual que se revisen
las condiciones, y segundo, que aportó la entidad Bancaria como fundamento de
sus alegaciones, y como prueba de haber cumplido la exigencia de la publicación,
los extractos enviados al cliente con las liquidaciones en los que el propio
demandado Sr. Rafael reconoció que aparece plasmada la cuantía de la
“comisión exceso”, quedando probado por tanto que se cumplió el requisito de la
comunicación en los términos del artículo 19 de la Ley de Crédito al Consumo; el
Banco estaba obligado a comunicar ese incremento, si es procedente, y así lo
hizo, según sus manifestaciones aunque sin prueba de ello, en las formas de
publicación permitidas por la normativa aplicable al caso -Ley 26/1988 de 29 de
julio, Orden Ministerial de 12 de diciembre de 1989 del Ministerio de Economía y
Hacienda, y la Circular del Banco de España 8/1990 de 7 de septiembre- y
también, y esto si quedo probado de la documental obrante en autos, a través de
los extractos que se le remite al cliente y que él mismo aporta con su
contestación, en los que se cumple el requisito de indicar el nuevo importe de la
comisión.
En consecuencia, procede desestimar la pretensión de la demandada y reconocer
que las modificaciones de la comisión por descubierto y los periodos de
liquidación realizadas por la Entidad Bancaria son legitimas, en virtud de que se
cumplieron los requisitos exigidos legalmente para la protección de los
consumidores y usuarios de los contratos bancarios, sin perjuicio de que la
presentación junto con el escrito de contestación a la reconvención de un
documento cuya autenticidad es puesta en duda por la parte demandada pueda
ser objeto de denuncia por parte de esta, si considera que constituye un
documento falso aportado a juicio.
TERCERO.- En segundo lugar cabe entrar a resolver si la reclamación por
comisiones de descubierto es indebida o no. Aduce el demandante que éstas son
procedentes junto con intereses de demora, pues no cabe confundir un concepto
con otro, y el Banco de España admite el cobro de ambos conceptos, como se
deduce del contenido de la Memoria del Servicio de Reclamaciones de 2007, y
que los intereses de demora o más propiamente “intereses de descubierto”,
remuneran los daños y perjuicios, y la comisión de descubierto”, no es eso lo que
remunera, sino un servicio nuevo que se presta por parte del Banco al cliente
deudor, pues, en definitiva, se admite un nuevo crédito al cliente en forma de
descubierto en su cuenta, lo cual determina que el Banco se vea obligado a
realizar un especial análisis a fin de permitir o no dicho crédito excepcional, que
ha de ser remunerado.
Es cierto que el Banco de España, en la Memoria del Servicio de Reclamaciones
de 2007, ha reconocido, de forma expresa, la procedencia de cobro de la
comisión de descubierto, con intereses de demora, así como la procedencia del
cobro de comisión por devolución de efectos impagados. No obstante, la Memoria
del Servicio de Reclamaciones del Banco de España de 2007 no tiene en absoluto
carácter vinculante, pues no se trata de normativa legal, no obstante ello sí quiere
realizar la proveyente una serie de consideraciones en relación con la expresada
memoria. El Banco de España, en la memoria antes citada, expone, al inicio de la
misma, cuáles son los requisitos para el cobro de cualquier comisión,
estableciendo literalmente “la normativa que regula las comisiones aplicables por
las Entidades de Crédito establece como principio básico la libertad para su
fijación (números 1 y 5 de la orden de diciembre de 1989 y norma 3a de la circular
del Banco de España N.º 8/1990 (en adelante CBE N.º 8/1990)”, si bien, impone
dos requisitos para que resulte procedente su cobro, uno material y es que
respondan a servicios efectivamente prestados que hubieren sido aceptados o
solicitados en firme por el cliente, y otro de índole formal y es que se recojan en el
contrato y /o en un folleto de tarifas, redactado de forma clara, concreta y
fácilmente comprensible, folleto éste que ha de quedar registrado en el Banco de
España antes de su aplicación y que debe estar a disposición de los clientes en
todas y cada una de las oficinas abiertas al público.
Es decir, efectivamente, la memoria, a priori, y en relación al cobro de comisión
por descubierto, contempla la posibilidad, en tales supuestos, de cobrarse por la
Entidad crediticia comisión junto al interés de descubierto, siempre y cuando la
comisión responda a un servicio efectivamente prestado, siendo así que, en el
caso de autos, como más tarde se razonará, no se ha acreditado que la comisión
cobrada responda a un servicio efectivamente prestado por la Entidad Bancaria.
La memoria analizada, prevé en su texto, decimos el cobro de comisión de
descubierto junto al interés de descubierto, siempre que la comisión responda a
un servicio efectivamente prestado, y así expresa “teniendo en cuenta lo anterior,
esto es, la naturaleza del descubierto como operación de financiación, y con el
objeto de facilitar su análisis, se han agrupado las reclamaciones derivadas de la
aplicación de esta comisión con las relativas a comisiones por reclamación de
posiciones derivadas de operaciones propias de activos; al analizar el epígrafe al
que nos remite el anterior texto comprobamos como el Banco de España,
considera una mala práctica bancaria el cobro de una comisión por un servicio no
prestado efectivamente, al expresar:
“En los expedientes relacionados, las entidades adeudaron a sus clientes la citada
comisión sin haber acreditado que hubieran realizado gestiones efectivas de
reclamación, o que se cumplieran los requisitos que se indican anteriormente en
los criterios generales, para que se estime que la aplicación de esta comisión es
conforme con las buenas prácticas bancarias. A este respecto, se considera que
resulta, cuanto menos, discutible que las presuntas reuniones/gestiones que el
director celebra, el estudio que ha de hacerse según manifestó la LR de la
demandante y el director de la sucursal, D. Vicente, cuando una Mercantil solicita
un descubierto, constituyan una verdadera gestión.
Considera esta proveyente que es mala práctica y que no obedece a un efectivo
servicio prestado al cliente, el descubierto en cuenta, puesto que es una decisión
unilateral del banco de carácter graciable, sucedáneo de la concesión de crédito
no documentado, pero muy onerosa en sus consecuencias, en cuanto, es de
sobra conocido, los intereses por descubierto son mayores que los
correspondientes a cualquier operación de activo. Si además de los intereses de
descubierto, se gira la comisión por el mismo concepto, el cliente resulta
doblemente gravado. Por el mismo hecho, descubierto en cuenta, se le cobra dos
veces, una por intereses y otra por comisión, lo que excede con mucho de la
consideración de las cláusulas penales conforme a los arts.1152 a 1155 C.C. En
el caso enjuiciado, la entidad bancaria no está realizando servicio alguno, por
cuanto el Banco demandante en cuanto consiente en “prestar” por encima del
límite del crédito contratado o descubierto en cuenta, ya aplica sobre el titular del
crédito o cuenta un tipo de interés que retribuye ese exceso de crédito o
descubierto concedido (en este caso el Banco aplicó el 29% anual), debiendo
señalarse que cuando esa entidad de crédito concede un producto como crédito o
préstamo, la retribución se establece por la vía del interés, no por la vía de
comisiones, por lo que el repercutir, además de un tipo de interés, una comisión
de exceso o descubierto carece de justificación legal y supone un doble cobro
generador de enriquecimiento injusto, como han señalado de forma unánime y
reiterada numerosas sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales.
El criterio mayoritario en el sentir jurisprudencial, es que el interés en cuestión, en
el caso de autos de un 29%, tiene por objeto indemnizar al Banco por los daños y
perjuicios derivados por la concesión de ese crédito en descubierto, siendo ello la
razón de que se pacten tipos muy superiores a los de los intereses remuneratorios
de los créditos ordinarios. Frente a ello aduce la parte demandante, que el objeto
de la comisión que se analiza es remunerar al Banco por la prestación de un
servicio adicional cual es el de realizar un análisis para decidir si permite o no
dicho crédito excepcional. Pese a lo argumentado no acredita la demandante la
efectiva realización de servicio adicional alguno inherente a la situación de
descubierto y lo cierto es que cuando las Entidades de crédito acceden a
conceder a sus clientes un crédito de descubierto, les cobran importantes sumas
de dinero como contraprestación a ello, mediante la aplicación de importantes
tipos de interés, incluso del 29% como ocurre en el supuesto enjuiciado, muy
superiores a los que se cobran por los préstamos ordinarios, lo cual evidencia que
la razón de ser de estos importantes tipos de interés es porque, con los mismos,
además de remunerarse por el dinero prestado, se indemniza al Banco por la
especial situación que se crea por el descubierto, pues han de realizarse mayores
apuntes, se corre mayor riesgo, es decir existe coincidencia con lo que pretende
retribuir la comisión por descubierto, por lo que de admitirse la postura de la parte
demandante, se produciría una doble remuneración, para un mismo servicio, lo
cual, no resulta admisible, por vulnerar tanto el derecho civil común, como la
normativa sectorial bancaria.
Es decir, no acreditada la efectiva prestación de servicios adicionales por parte del
Banco, que autoricen el cobro de una comisión de descubierto, tal comisión no
puede cobrarse porque carece de causa.
En definitiva el demandante Banco Santander SA no ha acreditado la prestación
efectiva de servicios adicionales derivados de la situación de descubierto, que
aduce en justificación del cobro de comisión, distintos a aquellos que ya analizó y
estudió el Banco al realizar el contrato, que contemplaba ya la posibilidad de
descubierto, por lo que no resulta admisible cobrar una comisión porque se haya
producido un descubierto, cuando se trata de un riesgo que el Banco asumió en
su día, estando previsto expresamente en el contrato, riesgo que se satisface con
los elevados intereses pactados para caso de que concurriese tal situación, del
29%, por lo que la comisión de descubierto que ha repercutido el Banco
demandante sobre la mercantil demandada carece de causa, siendo por tanto
contraria a lo prescrito en los artículos 1274 y 1275 del CC, procediendo por todo
ello, confirmar la pretensión realizada por la demandada Ameplas Ruedas SL, en
este sentido.
Desde un punto de vista formal la pretensión del demandante es correcta, pues la
comisión cobrada ha sido objeto de pacto expreso en el contrato de cuenta
corriente celebrado entre la entidad bancaria y la demandada, estableciéndose en
dicho contrato una comisión por descubierto que se aplicaría sobre el mayor
descubierto contable producido en el periodo de liquidación (Condiciones
particulares del contrato), estableciéndose como periodo de liquidación el
trimestral, periodos naturales y, además, otorgando la facultad de modificarla,
acordando periodos inferiores, salvo que sean mensuales. Sin embargo, desde un
punto de vista de justicia material nos encontramos con una situación
absolutamente irracional y abusiva, pues resulta que, aplicando a los saldos
deudores el elevado interés del 29% pactado en dicho contrato, en el mismo
periodo resulta que la cantidad en concepto de esos elevados intereses es muy
inferior a la cantidad por comisiones de descubierto, lo cual es absolutamente
injustificable, máxime cuando las comisiones deben responder a servicios
prestados, que el Banco relata (genéricamente y sin determinar concretamente)
como de estudios, verificaciones de información, reuniones y decisiones, que
racionalmente es impensable que puedan superar anualmente al propio crédito
concedido.
De lo cual se puede deducir racionalmente y sin duda que, la cuantía cobrada por
comisiones no responde a los servicios que genéricamente y sin prueba alguna,
dice haber prestado el Banco a la demandada. Pero es que, en el caso que nos
ocupa, nos encontramos que el Banco subió la comisión por descubierto pactada
del 2,4% al 4,5%, lo que determinaría que ha existido un aumento del gasto por
estudios, verificaciones de información, reuniones y decisiones, sobre la
concesión del crédito del 125%, lo cual no se explica si lo comparamos con la tasa
de inflación anual desde 2003 a 2008. Todo esto unido a que a demás en el
contrato se establecen mínimos de comisiones por descubierto (14,42 euros, sin
que recíprocamente se hayan establecido máximos que respondan a los servicios
y gastos realmente producidos, lo cual atenta contra el principio de reciprocidad
que deber regir estos contratos.
Consecuencia de todo lo anterior, surge la evidencia que la comisión del 2,4%,
que llegó a ser del 4,5% mensual sobre el mayor descubierto contable producido
en el periodo de liquidación no responde a ningún servicio prestado, siendo
totalmente abusiva, encubriendo en realidad unos intereses que rayan la usura,
que deben dejarse sin efecto alguno, sin que el hecho de que como la empresa
demandada ha admitido liquidaciones anteriores, ello justifique de ninguna
manera que el Tribunal deba admitir que sigan produciéndose abusos de derecho
o prácticas bancarias abusivas.
Resulta cierto que el cobro de las comisiones de descubierto aparece claramente
pactado en el contrato, en concreto en el documento núm. 1, pagina 1 pero,
aunque el Banco demandante aduzca que el cobro de la comisión obedece a una
actuación sistemática por parte de los superiores de la entidad, que se concreta
en el estudio económico de la situación de descubierto en que se encuentra la
demandada y aunque las comisiones sean las comunicadas por el Banco de
España, lo cierto es que la entidad bancaria, sobre quien recae la carga de la
prueba de la causa de las comisiones, no lo ha justificado, es decir, no ha
explicado en qué se han concretado los servicios efectivos que conllevarían al
cobro de tales comisiones, pues resulta evidente que no puede admitirse como
causa determinante de la génesis de las comisiones por descubierto, las simples
gestiones realizadas en el ámbito bancario para atender la financiación del cliente
cada vez que se produce una situación de descubierto, cuando las mismas ya se
remuneran mediante los intereses de demora, cuando, además, la autorización
del descubierto se produce de forma automática sin que ello suponga ningún
exhaustivo análisis ni tampoco la realización de servicio ad hoc.
Por último en relación con las alegaciones que efectúa el demandante sobre los
actos propios de la Entidad demandada, relativos a que las comisiones han sido
cobradas con su consentimiento habida cuenta que puntualmente recibía las
notificaciones de los extractos de las cuentas y liquidaciones y nunca,
absolutamente nunca, durante casi cinco años, ello, en ningún caso supone una
conformidad vinculante para la actora con las comisiones cobradas por la Entidad
demandante, pudiendo ser judicialmente impugnados mientras la acción para ello
no se extinga por prescripción, lo que, no acaece en el supuesto enjuiciado. El
propio Tribunal Supremo en Sentencia de 16 de enero de 2006, tiene declarada la
indudable aplicación de la doctrina de los actos propios al caso como el que nos
ocupa, en los cuales se producen determinados efectos conforme a lo establecido
en un contrato de adhesión y en un momento dado, el contratante adherido,
reclama para combatir tales efectos que le resultan desfavorables o perjudiciales.
En el supuesto examinado no existe, por cuanto las comisiones han sido
indebidamente cobradas por no tener justificación ni objeto, la creación de una
expectativa razonable que genere en la Entidad Bancaria, una expectativa de
conducta posterior coherente de la mercantil demandada, que descartara
cualquier posible reclamación por parte de la misma, ni existen actos de la
demandada que, por su carácter inequívoco, le impidieran conducirse a posteriori
del modo en que lo ha hecho al reclamar lo que considera le es debido, por lo que
no cabe aplicar la doctrina de los actos propios amén de que se presume el error
en el pago cuando se pago lo que nunca se debió o que ya estaba pagado (art.
1901 CC) no acreditando el que recibió el pago que el mismo se hizo por
liberalidad o por otra justa causa. Y no cabe entender que por no impugnar la
parte los movimientos de los extractos en 60 días prescriba la acción para
reclamar el cobro de lo pagado indebidamente; ya que solo significa que aceptan
como cierto el hecho del pago en la cuantía cargada pero no que lo asuman, por
lo que, en definitiva, procede la confirmación, en su integridad, de la pretensión de
la demandada Ameplas Ruedas SL.
CUARTO.- Declarado lo indebido de las comisiones por descubierto procede fijar
cual es la cantidad que constituye el crédito de la demandada frente el Banco
Santander SA y si procede o no su compensación con la cantidad que el
demandante le reclama. Respecto del crédito que Ameplas SL tiene frente al
demandante, en virtud del documento núm. 56 aportado por la parte demandada
en su escrito de contestación y reconvención, consistentes en un documento
elaborado por esta acreditando las cantidades abonadas por la demandada en
concepto de comisión de mayor descubierto desde marzo de 2003 hasta
septiembre de 2008, por importe de 35.894,11 euros, cuyo importe no ha sido
objeto de impugnación por la otra parte, resuelvo reconocer el derecho de
Ameplas SL a recibir del Banco Santander SA la cantidad referida de treinta y
cinco mil ochocientos noventa y cuatro euros con once céntimos (35.894,11
euros).
Por su parte, la demandante Banco Santander SA reclama a Ameplas SA una
cantidad que asciende a siete mil ciento treinta y cinco euros con treinta y cinco
céntimos de euro, en virtud del certificado aportado como documento núm.2 de la
demanda, habiendo procedido AMEPLAS SL a reclamar la compensación de este
saldo deudor con el crédito que esta tendría a su favor contra el Banco Santander
SA.
En virtud de lo dispuesto en el artículo 1196 CC: para que proceda la
compensación, es preciso:
1. Que cada uno de los obligados lo esté principalmente, y sea a la vez acreedor
principal del otro.
2. Que ambas deudas consistan en una cantidad de dinero, o, siendo fungibles las
cosas debidas, sean de la misma especie y también de la misma calidad, si ésta
se hubiese designado.
3. Que las dos deudas estén vencidas.
4. Que sean líquidas y exigibles.
5. Que sobre ninguna de ellas haya retención o contienda promovida por terceras
personas y notificada oportunamente al deudor.
La Sentencia de la Audiencia Provincial de Tarragona, Sección la, de 5 de junio
de 2007, recurso 29/2007 establece al respecto de la figura de la reconvención
que:
“A este respecto conviene poner de manifiesto en primer lugar que en palabras de
la A.P. de Barcelona S 22 de marzo de 2004 “... Para una adecuada resolución
del debate han de tenerse presente las diferentes clases de compensación que
existen, porque la posibilidad aludida difiere, según se trate de una u otra. La
compensación puede ser legal, judicial o convencional. La compensación legal
para que pueda operar exige, de acuerdo con lo previsto en los arts. 1.195 y 1.196
C.C. la reciprocidad de los créditos, la homogeneidad de las prestaciones, la
exigibilidad de las deudas, liquidez de las mismas y la ausencia de retención o
contienda judicial respecto de las deudas compensables.
La compensación judicial se produce en aquellos supuestos en que los créditos
no reúnen todos los requisitos necesarios para que se oponga la compensación
legal. Entonces corresponderá al juez, por medio de proceso, subsanar la falta de
alguno de ellos, que normalmente será el de la liquidez. La compensación legal
puede alegarse tanto por vía de excepción, cuando lo único que se pretenda es la
desestimación de la demanda con base en la estimación de su contracrédito
compensable, como por la vía de reconvención, si siendo su crédito superior al del
actor, además de solicitar la desestimación de la demanda, pretende que se
condene a la otra parte al pago del exceso de su contracrédito.
Así lo ha entendido la jurisprudencia de manera reiterada, llegando incluso a
señalar en alguna resolución relativa a la compensación legal, que ni siquiera es
preciso alegarla como excepción expresa, bastando con que se aleguen hechos
obstativos de la demanda del actor. Por lo que se refiere a la compensación
judicial, deberá formularse siempre por vía reconvencional, ya que requiere una
actuación y pronunciamiento expreso del juez, independientemente de la cuantía
inferior o superior de su crédito en relación con el actor (Cfr. T.S. 7 marzo 1988,
24 abril 1999, 14 marzo 2002)...”.
La compensación, en este caso judicial, es una figura jurídica admitida por la
generalidad de la doctrina científica y que surge por orden del juez en aras de un
principio de equidad y “ex officio iudici” supuesto en el que el juez no tanto hace
una declaración como indica una compensación tratándose así de una sentencia
atributiva, distinta pues de la sentencia declarativa que reconoce la compensación
legal o la voluntaria como se expuso en la STS 20-6-87 siendo pues una realidad
fáctica que aprecia el juzgador.
En el presente supuesto el demandado plantea la compensación como elemento
central de su contestación y por supuesto de su reconvención. Por su parte el
Banco Santander SA, en sus conclusiones manifiesta la no procedencia de
aplicación de la figura de la compensación por cuanto, de existir la deuda del
Banco Santander frente a Ameplas SL, no cumple con los requisitos legales ya
que los pagos están aceptados y hasta que no exista sentencia firme que
reconozca lo contrario no existe deuda liquida, vencida y exigible. En efecto basta
examinar las peticiones formuladas en el suplico del escrito de la parte
demandada contestando y reconviniendo para deducir que lo que se está
solicitando de este Juzgador es que declare y determine, el importe del crédito
compensable encontrándonos ante una compensación judicial, y no de una
compensación legal, pues es obvio que no nos encontramos ante un crédito que
sea vencido líquido o exigible por lo que hemos de situarnos en el ámbito de la
compensación judicial que esta liberada de los requisitos de aquella, y que opera
cuando se da efectiva dualidad, al menos de títulos y créditos recíprocos (STS 96-2001) y siempre que el crédito del demandado derive de una relación que le
ligue directamente al actor, las deudas sean homogéneas y que el elemento que
falta pudiera ser actuado judicialmente como podía ser la liquidación de la
cantidad debida.
La denominada compensación judicial por tanto se produce cuando los créditos
no reúnen todos los requisitos mencionados con anterioridad, exigiendo una
declaración judicial para subsanar la ausencia de alguno de ellos. La
reconvención representa el ejercicio de una acción independiente frente a la
ejercitada de contrario, hasta el punto que tal acción pudiera ser materia de una
demanda en un proceso separado donde no cupiese alegar litispendencia y
pretende la efectividad de un derecho respecto al actor inicial y si ello no
acontece, no podría existir reconvención, radicando, precisamente, en la
presencia no de una acción autónoma, el mecanismo diferencial entre
reconvención y cualquier medio de defensa empleado por el demandado, y tal
equiparación entre reconvención y acción independiente es algo admitido de
manera unánime por la doctrina y la jurisprudencia. En todo caso, la parte a quien
interesa debe realizar la aportación al proceso de los elementos que permitan la
decisión del juzgador, pues en todo caso se requiere que las partes sean
recíprocamente acreedoras y deudoras por derecho propio (SSTS 23 de
diciembre de 1991, 8 de junio de 1998, 26 de marzo de 2001, etc.) y que los
respectivos créditos, si no antes al menos como consecuencia del proceso,
reúnan las condiciones que señala el artículo 1196 CC.
En consecuencia, según la Jurisprudencia, para que proceda la compensación de
deudas -como uno de los modos de extinción de las obligaciones expresamente
enumerado en el artículo 1156 del Código Civil y regulado en sus artículos 1195 y
1202 -, es requisito ineludible que exista certeza sobre la existencia y cuantía de
ambas deudas, y ciertamente dicho requisito sí es de apreciar en las deudas
reclamadas por ambas partes en el caso de autos. De este modo, para que pueda
reconocerse el carácter de crédito compensable a una deuda es preciso que su
existencia y su cuantía se encuentre claramente determinada, es decir, que haya
certeza sobre su existencia y cuantía -tal como reflejaba el aforismo “certum est
an et quantum debeatur”; pues, como precisaron, entre otras, las Sentencias de la
Sala Primera del Tribunal Supremo de 7 de diciembre de 1954 y 20 de marzo de
1982, hasta que no se tenga la certeza sobre la existencia y el montante de la
prestación no se produce el efecto extintivo de la compensación.
En virtud de lo dispuesto en los fundamentos jurídicos anteriores, y existiendo la
plena certeza de la existencia y el montante de la deuda que cada uno de los
litigantes ostenta frente al otro, procede estimar la pretensión de compensación
alegada en el escrito de contestación a la demanda y reconvención, estimando la
demanda reconvencional, condenando al Banco Santander SA al pago a Ameplas
SL de la cantidad resultante de restar a 35.894,11 euros los 7.135,35 euros,
resultando un saldo deudor que asciende a veintiocho mil setecientos cincuenta y
ocho euros con setenta y seis céntimos (28.758,76 euros).
QUINTO.- Respecto a los intereses serán de aplicación los artículos 1101 y 1108
del Cc que disponen que quedan sujetos a la indemnización de los daños y
perjuicios causados los que en el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en
dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren al tenor
de aquéllas, y si la obligación consistiere en el pago de una cantidad de dinero, y
el deudor incurriere en mora, la indemnización de daños y perjuicios, no habiendo
pacto en contrario, consistirá en el pago de los intereses convenidos, y a falta de
convenio, en el interés legal, desde la fecha de presentación de la demanda .
SEXTO.- Que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 394.1 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, en los procesos declarativos, las costas de la primera
instancia se impondrán a la parte que haya visto rechazadas todas sus
pretensiones.
Vistos los preceptos legales citados, concordantes y demás de general aplicación,
FALLO
Que debo desestimar y desestimo íntegramente la demanda interpuesta por
Banco Santander SA contra Ameplas Ruedas SL, con expresa condena al pago
de las costas procesales causadas.
Que debo estimar y estimo la demanda reconvencional interpuesta por Ameplas
Ruedas SL contra Banco Santander SA en reclamación de cantidad y condeno al
demandado al pago de veintiocho mil setecientos cincuenta y ocho euros con
setenta y seis céntimos (28.758,76 euros), más los intereses legales y costas del
presente procedimiento.
Notifíquese esta sentencia a las partes.
Líbrese y únase testimonio de esta resolución a las actuaciones, debiendo
insertarse su original en el Libro de Sentencias.
Modo de impugnación: mediante recurso de apelación ante la Audiencia Provincial
de Valencia (artículo 455 LECn).
El recurso se interpondrá por medio de escrito presentado en este Juzgado en el
plazo de veinte días hábiles contados desde el día siguiente de la notificación,
limitado a citar la resolución apelada, manifestando la voluntad de recurrir, con
expresión de los pronunciamientos que impugna (artículo 458 LECn).
Así por esta sentencia, lo pronuncio, mando y firmo. Esther López Badimón.
Publicación.- Dada, leída y publicada fue la anterior sentencia por el/la Sr/a. Juez
que la dictó, estando el/la mismo/a celebrando audiencia pública en el mismo día
de la fecha, de lo que yo, el/la Secretario Judicial doy fe, en Picassent (Valencia),
a veintiséis de noviembre de dos mil doce.
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