El Derecho del autor a participar en el precio de reventa de la obra

REVISTA DIGITAL
NUEVO DERECHO: CREARE SCIENTIA IN IUS.
WWW.NUEVODERECHO.CL
MAYO, 2015
EL DERECHO DEL AUTOR A PARTICIPAR EN
EL PRECIO DE REVENTA DE LA OBRA
PLÁSTICA EN LA REGULACIÓN DEL DERECHO
ESPAÑOL
FRANCISCO JAVIER ITUARTE LÓPEZ.1
RESUMEN : Hace referencia este artículo a la evolución legislativa y regulación actual en España
del derecho del autor de la obra plástica a participar en el incremento del valor de las mismas en las segundas y
posteriores transmisiones. Para ello, contiene una primera aproximación al concepto de “obra plástica” a lo
largo de las sucesivas leyes en las que pudiera haber sido acotado tal concepto, para después referirse a la
evolución de la legislación promulgada en el marco de los tratados suscritos por España, y finalmente a la
adaptación de la Directiva 2001/84/CE, del Parlamento Europeo.
PALABRAS CLAVE: Obra Plástica-Artistas-Autor-Transmisión de Obras de ArteParticipación del Autor-Derecho Español-Directivas Unión Europea.
INTRODUCCION: Tal vez no son muchos los autores de obras plásticas ni los artistas
que conozcan que tienen derecho a participar en parte del precio de las segundas y posteriores
transmisiones de las obras por ellos creadas. Dedicamos este artículo a dar una definición de tal
derecho, a recorrer la historia de la regulación del mismo en la legislación española sobre Propiedad
Intelectual, desde las consecuencias de la adhesión inicial al Convenio de Berna para la protección de
las Obras Literarias y Artísticas de 9 de septiembre de 18862 y sus posteriores revisiones, hasta un
1
Francisco Javier Ituarte López es Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto-Bilbao. (PP Jesuítas). Abogado,
colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados del Señorío de Vizcaya. Socio del despacho “Ituarte Abogados”. Presidente
de la Asociación vasco-chilena de Abogados y Juristas.
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Conforme al Documento preparado por la Oficina Internacional de la OMPI, una de las ventajas prácticas más
importantes para un país que se adhiere al Convenio de Berna es que las obras de sus autores están automáticamente
protegidas en todos los países parte en el Convenio, con el resultado de que estos autores pueden sacar beneficios
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análisis más o menos pormenorizado de la regulación actual, específica desde la promulgación de la
Ley 3/2008, que transpuso el ordenamiento jurídico estatal la Directiva 001/84/CE, del Parlamento
Europeo aprobada precisamente para poner fin a las diferentes regulaciones internas aprobadas por
cada uno de los estados miembros de la unión.
De esta manera, como veremos, fue derogado el artículo 24 del Texto Refundido de la Ley de
Propiedad Intelectual, para ser esta ley especial, -y sin perjuicio de la aplicación supletoria del Texto
Refundido en lo no previsto por la especial- la que realmente regula de forma detallada el contenido,
requisitos subjetivos y objetivos, el modo de ejercicio de tal derecho, su cuantía conforme a la tifa
por tramos que contiene, los sujetos responsables, su información y el destino y control de las
cantidades obtenidas.
I. LA PECULIARIDAD Y TRASCENDENCIA DEL SOPORTE DE LA
OBRA DE ARTE PLÁSTICA
Nos referiremos en este artículo a los derechos de los autores de obras plásticas a participar
en el incremento del valor de las obras por ellos creadas cuando son transmitidas con determinados
requisitos, atendiendo a la especialidad inherente al soporte en el que toman cuerpo.
Coincidimos al efecto con Jorge Ortega Doménech en su obra “Obra Plástica y derechos de
autor”, (Editorial Reus S.A. Colección de Propiedad Intelectual, Madrid 2000) cuando dice que “uno
de los temas más complejos en cualquier materia tiene relación con la determinación del concepto
del objeto tratado, y la obra plástica no escapa a dicha dificultad”.
Continúa tal autor recordando que nuestra Ley no fija un concepto de obra plástica sino que,
en el apartado referente a la tipología, se limita a enumerar aquellas obras dentro del concepto que
ahora buscamos, hasta el punto de concluir que la terminología legal no aclara nada al respecto, y que
la Ley confunde los términos de obra plástica y “de arte” utilizándolos como sinónimos. Así, la Ley
alude a “obras plásticas” en el artículo 10.1 e), donde enumera los determinados tipos. “Obras de
arte” en el artículo 20.2.h; “obras de arte plásticas” en el derogado 24.1 y en el 56.2 y “obras de
financieros de la expansión de los mercados para sus obras. La adhesión podrá también reducir el incentivo de los
autores nacionales a buscar editores y distribuidores para sus obras en países que ya son miembros del Convenio como
medio de obtención de una protección en todos los países miembros. Además, la posición competitiva de los autores
nacionales en el mercado interno podrá verse mejorada porque una vez que el país sea miembro del Convenio de Berna,
las obras de los autores extranjeros sólo podrán distribuirse con su permiso y ya no a precios inferiores a los de las obras
nacionales, para las cuales se exigiría una autorización de distribución
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carácter plástico o figurativo” en el 32. También se hacía una mención en la Disposición Adicional 3ª
de la derogada Ley de 1.987 a los “artistas plásticos”.
Además, en la Ley española de Propiedad Intelectual de 1.847, se hablaba de “pintores y
escultores” en el apartado 5º de su artículo 3, sin hablar de la categoría general de obra plástica o
término similar, y en la posterior Ley de 1979, se habló de “obras de arte” en su artículo 9 al referirse
a su enajenación y en el 10 al comentar la posibilidad de su reproducción.
Es igualmente cierto que en el derecho comparado, tampoco queda claro el concepto
aplicable a la obra plástica, si bien, la Directiva 2001/84/CE, del Parlamento Europeo a la que
haremos referencia, nos da una pista cuando comienza disponiendo que “Este derecho de participación se
aplica a las obras de arte gráficas o plásticas tales como cuadros, collages, pinturas, dibujos, grabados, estampas,
litografías, esculturas, tapicerías, cerámicas, objetos de cristal y fotografías, siempre que éstas constituyan creaciones
ejecutadas íntegramente por el artista o se trate de ejemplares considerados como obras de arte originales según los usos
de la profesión (por ejemplo, en el caso de una producción limitada o de obras firmadas por el autor)”.
Por último, citamos también las palabras del artista Hans Hofmann, (1880-1866) respecto a la
pintura, cuando define la “plasticidad” como la “transferencia de la experiencia tridimensional a la
bidimensional. Una obra de arte es plástica cunado su mensaje pictórico queda integrado en el plano
pictórico, y cuando la naturaleza queda englobada en términos de las cualidades de medio de
expresión”, si bien, es probable que tales palabras no sirvan para tratar de delimitar el mismo
concepto con criterios actuales.
Consideraremos no obstante que resulta relativamente útil un acercamiento siquiera por
intuición a las especiales características de tales obras, si las comparamos por ejemplo con la
reproducción de obras literarias o musicales, susceptibles de ser editadas o explotadas cuantas veces
sean necesarias para adecuarse a la demanda de las mismas o a la voluntad de sus autores, y por ello,
capaces así mismo de proporcionar a su autor beneficios económicos sin exigencia de una nueva
creación.
Por ello insistiremos en que la obra plástica se ve afectada por la peculiaridad del soporte en
el que toma cuerpo, y se materializa tal especialidad en que en principio, y a modo de ejemplo,
cuando un pintor vende su obra, no podrá ya disponer de ella, por la sencilla razón de haber
transmitido algo único, siempre sin perjuicio desde luego de las posibles reproducciones por
fotografías. Tal enajenación y la pérdida de derechos que conllevaría en posibles incrementos de
precio de la obra, constituyen la base y la justificación del denominado derecho de participación, al
que nos referimos en este artículo.
Es esa la diferencia a la que nos referimos al comparar a tales artistas con otros, como el
compositor musical o con el escritor, que ven como cada reproducción de sus respectivas obras les
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pueden proporcionar nuevos ingresos, sin necesidad, como decimos de volver a crear una obra
nueva.
II. JUSTIFICACIÓN, ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL
RECONOCIMIENTO DEL DERECHO DE PARTICIPACIÓN
Sin perjuicio de cuanto expondremos con apoyo en la legislación y en derecho positivo, se
define en la página web de la Vegap3 el Derecho de Participación, como un derecho de autor que
corresponde a los creadores o a sus derechohabientes, y que les permite participar económicamente
en el precio que alcanzan sus obras cuando éstas se revenden, si en dicha reventa interviene como
vendedor, comprador o intermediario, un profesional del mercado del arte.
Este derecho es de naturaleza compensatoria del autor, que no le permite autorizar o prohibir
la reventa de sus obras, sino simplemente compensarle económicamente como consecuencia de que
el derecho de distribución de las obras de arte originales queda agotado con la venta de estos
ejemplares que son únicos o asimilados a los ejemplares únicos, como es el caso de las tiradas
reducidas, numeradas o firmadas, o las ediciones limitadas de múltiples.
Suele buscarse la justificación de tal derecho en el escaso precio por el que normalmente
vende el autor sus primeras obras, en contraste con su posible revalorización con el paso del tiempo
y sin posibilidad de participar en tales plusvalías si el derecho no corrigiera tal ruptura del criterio de
equidad.
Ante tal injusticia, el Convenio de Berna para la protección de las Obras Literarias y Artísticas
de 9 de septiembre de 1886, completado en París el 4 de mayo de 1896, revisado en Berlín el 13 de
noviembre de 1908, completado en Berna el 20 de maro de 1914 y revisado en Roma el 2 de junio de
1928; en Bruselas el 26 de junio de 1948, en Estocolmo el 14 de julio de 1967, en París el 24 de julio
de 1971 y enmendado el 28 de septiembre de 1979), desde su revisión de Bruselas en 1948, el
instrumento que comenzó a reconocer respecto a sus obras de arte originales y en los manuscritos
originales de escritores y compositores el derecho inalienable a obtener una participación en la venta
de la obra posteriores a la primera cesión operada por el autor.
3
www.vegap.es “Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos” es una organización sin ánimo de lucro que representa en
España a más de cien mil autores de todo el mundo. Creada en 1990 por un grupo de artistas españoles para gestionar de manera
colectiva sus derechos de autor, de acuerdo con de la Ley de Propiedad Intelectual, ese año, VEGAP fue admitida como miembro de
pleno derecho de la CISAC, uniéndose a una red de sociedades de creadores visuales de cuarenta países.
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Y fue -es- el mismo Convenio el que prevé el mismo derecho a la muerte del autor, a las
personas físicas o jurídicas a las que su legislación nacional, conceda derechos sucesorios.
No obstante, y sin perjuicio de cuanto expondremos sobre la Directiva 2001/84/CE, del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de septiembre de 2001, la aplicación de tal Convenio no
resultaba automática para los estados de la Unión, y será la legislación que haya de aplicarse a cada
autor, la que regule su participación en las ventas –en el caso de las obras plásticas en los supuestos
que ahora tratamos- de las obras posteriores a la primera. Aclaramos que no se trata de la actual
Unión Europea, sino de la Unión para la
protección de los derechos de los autores sobre sus obras literarias y artísticas, constituida en las
fechas de la redacción del Convenio.
Con estos antecedentes, como decimos, se reguló por primera vez en el estado español la
cuantificación del derecho de participación por Ley de 11 de Noviembre de 1.987. Se refirió al autor
de artes plásticas, al que concedía un derecho de participación en el precio de toda reventa que de las
mismas se realizase en pública subasta, en establecimiento mercantil o con la intervención de un
comerciante o agente mercantil, y fijó el contenido económico de tal participación en un 2 por 100.
Con posterioridad, la Ley de 7 de julio de 1.992, modificó tal regulación, haciéndolo más
amplio y subiendo el porcentaje al 3 por 100. Se reguló tal derecho esencialmente en el artículo 24 –
hoy derogado, como veremos- de la Ley de Propiedad Intelectual (en adelante LPI, aprobada por
Real Decreto 1/1996, con sus posteriores modificaciones), si bien, tal texto legal recogía la mayoría
de los principios contenidos en el Convenio de Berna, revisado a su vez en Bruselas en 1.948.
Subsistió y resultaba básico desde luego el requisito del lugar en el que había de tener lugar la
venta, y a tal efecto disponía el artículo 24.1 de la LPI, que los autores de obras de artes plásticas
tendrían derecho a percibir del vendedor una participación en el precio de toda reventa que de las
mismas se realizase en pública subasta, en establecimiento mercantil, o con la intervención de un
comerciante o agente mercantil, si bien exceptuó de lo dispuesto en tal párrafo a las obras de arte
aplicadas.
Dispuso además el mismo artículo 24 de la LPI que tal derecho –a cobrar el 3 por 100 del
precio de la reventa- nacería cuando el precio fuese igual o superior a 300.000 pesetas, que
equivaldrían a algo más de 1.800 euros, si bien, y con una previsión beneficiosa para el autor, tal
precio habría de referirse a cada obra vendida o al conjunto que pudiera tener un carácter unitario.
Entendemos que esa redacción, con la extensión que conllevaba, facilitaba el derecho de
participación a autores de obras compuestas por más de una pieza, cuyo mérito desde luego no
desmerece al de los protegidos por ser autores de una sola obra que supere tal valor.
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A continuación recogió el esfuerzo iniciado en Bruselas para frenar abusos previsibles en
autores con proyección, si bien carentes de medios económicos, cuando dispuso que el derecho
establecido en el apartado 1 referido, era irrenunciable, se transmitiría únicamente por sucesión
«mortis causa» y se extinguiría transcurridos 70 años a contar desde el 1 enero del año siguiente a
aquel en que se produjo la muerte o la declaración de fallecimiento del autor.
Entendemos que con anterioridad a la incorporación al derecho español de la legislación
específicamente europea, fue este el apartado que mejor defendió los derechos de los autores en sus
inicios, al sancionar con la nulidad de pleno derecho la renuncia anticipada al reiterado derecho de
participación.
Reguló el mismo artículo las obligaciones de los subastadores, titulares de establecimientos
mercantiles, o agentes mercantiles que hubieran intervenido en la reventa, al imponerles la carga de
notificarla a la entidad de gestión correspondiente o, en su caso, al autor o sus derechohabientes –
normalmente herederos o legatarios- en el plazo de 2 meses, y de facilitar la documentación necesaria
para la práctica de la correspondiente liquidación. Asimismo, dispuso que cuando actuaren por
cuenta o encargo del vendedor, responderían solidariamente con éste del pago del derecho, y les
impuso la obligación de retener del precio la participación que procediera. Por último y por efecto
del mismo artículo se consideraban en todo caso depositarios del importe de dicha participación.
Previó además la Ley de Propiedad Intelectual, el problema de la distribución de la
participación entre coautores, y lo solucionó entonces el apartado 4 del artículo 7, al disponer que los
derechos de Propiedad Intelectual sobre una obra en colaboración, correspondían a todos los autores
en la proporción que ellos determinaran, y que en lo no previsto en tal Ley, se habrían de aplicar a
estas obras las reglas establecidas en el Código Civil para la comunidad de bienes.
Siguiendo la sistemática del antiguo artículo 24 que venimos comentando, reguló en su último
punto el plazo de prescripción para hacer efectivo el derecho ante los mencionados subastadores,
titulares de establecimientos mercantiles, comerciantes y agentes, fijándolo en 3 años de la
notificación de la reventa. Transcurrido dicho plazo sin que el importe de la participación del autor
hubiera sido objeto de reclamación, se debía proceder al ingreso del mismo en el Fondo de Ayuda a
las Bellas Artes. Previsión esta característica del derecho español, y que subsiste como veremos.
Por último, resultó importante la excepción conforme a la cual, no nacía el derecho de
participación del autor en los supuestos de enajenaciones forzosas mediante subastas judiciales o
administrativas. No es este el momento para buscar una justificación para tal excepción, pero desde
luego no se entiende fácilmente la privación de un derecho al autor, ajeno a la situación personal o
patrimonial del propietario de una obra de arte.
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III. RÉGIMEN ACTUAL DEL DERECHO DE PARTICIPACIÓN A
FAVOR DEL AUTOR
La Ley 3/2008, de 23 de diciembre.
Promulgada la Ley 3/2008, de 23 de diciembre, nos recuerda en su preámbulo que tal
derecho fue concebido y destinado a extender los derechos de explotación del autor de una obra
plástica más allá de la primera transmisión, si bien, su reconocimiento resultaba muy desigual en los
ordenamientos jurídicos de los Estados miembros de la Unión Europea.
Lo cierto es que estas disparidades en el funcionamiento del mercado interior determinaron la
adopción de la Directiva 2001/84/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de septiembre
de 2001, relativa al derecho de participación en beneficio del autor de una obra de arte original.
Constituye el objeto de la Ley adaptar la regulación del derecho de participación a lo
dispuesto por la Directiva referida, y dispone que los autores de obras de arte gráficas o plásticas,
tales como los cuadros, collages, pinturas, dibujos, grabados, estampas, litografías, esculturas, tapices,
cerámicas, objetos de cristal, fotografías y piezas de vídeo arte, tendrán derecho a percibir del
vendedor una participación en el precio de toda reventa que de las mismas se realice tras la primera
cesión realizada por el autor.
Los ejemplares de obras de arte objeto de este derecho que hayan sido realizados por el
propio autor o bajo su autoridad se considerarán obras de arte originales; y por último, el artículo
primero de la Ley, impone además que dichos ejemplares han de estar numerados, firmados o
debidamente autorizados por el autor.
Sobre el elemento subjetivo, o los sujetos del derecho, según terminología del artículo 2, el
derecho de participación se reconoce al autor de la obra y a sus derechohabientes tras la muerte o
declaración de fallecimiento; y su protección se reconoce a los autores españoles, a los autores
nacionales de otros Estados miembros de la Unión Europea, así como a los nacionales de terceros
países con residencia habitual en España. Para los autores que sean nacionales de terceros países y no
tengan residencia habitual en España, sigue el criterio de reciprocidad, de modo que el derecho de
participación se reconocerá únicamente cuando la legislación del país de que el autor sea nacional
reconozca a su vez el derecho de participación a los autores de los Estados miembros de la Unión
Europea y a sus derechohabientes.
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Pese a que en líneas generales, y como iremos viendo, la legislación estatal presentaba con
anterioridad a la promulgación de la Ley numerosos rasgos en común con la regulación contenida en
la Directiva, lo cierto es que introdujo algunos cambios derivados del proceso de armonización
comunitaria.
En línea con el modelo existente en el ordenamiento español, define el derecho como la
participación en un porcentaje del precio de reventa de la obra, y se aplica a aquellas reventas en las
que intervenga un profesional del mercado del arte como comprador, vendedor o intermediario.
Además, de modo imperativo, dispone en su artículo 6 que el derecho de participación es inalienable,
irrenunciable, se transmitirá únicamente por sucesión «mortis causa» y se extinguirá transcurridos
setenta años a contar desde el 1 de enero del año siguiente a aquel en que se produjo la muerte o la
declaración de fallecimiento del autor.
A la enumeración ejemplificativa contenida en la Directiva, que se refiere a salas de ventas,
galerías de arte y marchantes, la regulación española añade las salas de subastas y además alude a
cualquier persona física o jurídica que realice habitualmente actividades de intermediación, con el fin
de evitar que puedan quedar excluidas del pago del derecho las reventas efectuadas por sujetos que,
aun desempeñando de forma habitual actividades en el mercado del arte, actúen al margen de los
circuitos tradicionales. (Artículo 3. Reventas sujetas al derecho de participación 1. El derecho se
aplicará a todas las reventas en las que participen, como vendedores, compradores o intermediarios,
profesionales del mercado del arte tales como salas de venta, salas de subastas, galerías de arte,
marchantes de obras de arte y, en general, cualquier persona física o jurídica que realice
habitualmente actividades de intermediación en este mercado. 2. El derecho se aplicará igualmente
cuando los profesionales del mercado del arte lleven a cabo las actividades descritas a través de
prestadores de servicios de la sociedad de la información, de conformidad con lo establecido en la,
de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico.(...)
Como vemos, incorpora la figura de los profesionales del mercado del arte que presten sus
servicios a través de Internet, con el propósito de atender al surgimiento de estos modelos de
negocio, nuevos en el momento de promulgación de la Ley, y excluye expresamente las reventas que
tienen lugar directamente entre particulares que actúen a título privado sin la participación de un
profesional del mercado del arte; por tanto, conforme a la Directiva 2001/84/CE, el derecho de
participación no se aplica a los actos de reventa efectuados por personas que actúen a título privado,
a museos no comerciales abiertos al público.
Además, optó el legislador español por eximir de la aplicación del derecho de participación a
las que tienen lugar en los supuestos en que la obra sea adquirida por una galería directamente del
autor, siempre que el período transcurrido entre esta primera adquisición y la reventa no supere tres
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años y el precio de reventa no exceda de 10.000 euros excluidos impuestos, ello con el fin de facilitar
la incorporación de la obra de nuevos artistas al mercado del arte.
La norma comunitaria referida, dejó libertad a los Estados miembros para que determinasen
este umbral mínimo de activación, siempre que no supere 3.000 euros, y así, la ley española fija el
precio de activación del derecho en 1.200 euros, de modo que conforme al artículo 4, el derecho
nacerá cuando el precio de la reventa excluidos los impuestos, sea igual o superior a tal cantidad, por
obra vendida o conjunto concebido con carácter unitario.
El sistema de porcentajes decrecientes por tramos de precios, que contrasta con el sistema
anterior de porcentaje único ya referido, constituyó una de las principales novedades que se
incorporaron a consecuencia de la Directiva, y se completa con la previsión, imperativa en la norma
comunitaria, de que el obligado no pague en ningún caso más de 12.500 euros como consecuencia de
la aplicación del derecho de participación.
Así, dispone la norma que importe de la participación que corresponderá a los autores estará
en función de los siguientes porcentajes, que entendemos mínimos a favor del autor, y siempre salvo
pacto en contrario que los mejore:
a) El 4% de los primeros 50.000 euros del precio de la reventa.
b) El 3% de la parte del precio de la reventa comprendida entre 50.000,01 y 200.000 euros.
c) El 1% de la parte del precio de la reventa comprendida entre 200.000,01 y 350.000 euros.
d) El 0,5% de la parte del precio de la reventa comprendida entre 350.000,01 y 500.000 euros.
e) El 0,25% de la parte del precio de la reventa que exceda de 500.000 euros.
Y, como decimos, en ningún caso el importe total del derecho podrá exceder de 12.500
euros.
De nuevo dispone la ley que los precios de reventa se calcularán sin inclusión del impuesto
devengado por la reventa de la obra.
Mantiene la opción por la gestión colectiva voluntaria del derecho de participación, de modo
que los titulares del derecho podrán optar libremente entre encomendar la gestión a una entidad de
gestión o ejercitar su derecho de forma individual. Así, el derecho de participación reconocido en el
artículo 1, podrá hacerse efectivo a través de las entidades de gestión de derechos de propiedad
intelectual, cuya legitimación nace de lo establecido en el artículo 150 del ya citado Texto Refundido
de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril.
Recordamos que conforme al Artículo 147 de este Texto Refundido, en su redacción dada
por el número uno del artículo 42 de la Ley 25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su
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adaptación a la Ley sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio («B.O.E.» 23 diciembre), y vigente
desde el 27 de diciembre de 2009, las entidades legalmente constituidas que tengan establecimiento en
territorio español y pretendan dedicarse, en nombre propio o ajeno, a la gestión de derechos de
explotación u otros de carácter patrimonial, por cuenta y en interés de varios autores u otros titulares
de derechos de propiedad intelectual, deberán obtener la oportuna autorización del Ministerio de
Cultura, con objeto de garantizar una adecuada protección de la propiedad intelectual. Esta
autorización habrá de publicarse en el "Boletín Oficial del Estado".
Impone a tales entidades de gestión el deber de actuar de modo eficaz y transparente, tanto
en la recaudación como en la distribución del derecho, y siempre con pleno respeto a las obligaciones
que establecen las normas aplicables.
Sobre el modo de ejercitar tal obligación, les impone también el deber de notificar al titular
del derecho cuya gestión haya sido cedida, que se ha hecho efectivo el pago a que se refiere el artículo
9 de la Ley, en el plazo máximo de un mes desde que éste haya tenido lugar.
Además, las entidades de gestión han de liquidar el importe debido al titular, en concepto de
derecho de participación, en el plazo máximo de un año a contar desde el momento del pago, salvo
que en dicho plazo el titular reclame la liquidación, en cuyo caso ésta se efectuará en el mes siguiente
a la reclamación.
Por último, cuando el derecho de participación se refiera a una obra creada por dos o más
autores, su importe deberá repartirse por partes iguales entre los autores de dicha obra, salvo pacto
en contrario.
Así y en concreto, impone a los profesionales del mercado del arte que hayan intervenido en
una reventa sujeta al derecho de participación, las siguientes obligaciones:
1. Notificar al vendedor, al titular del derecho de participación y a la entidad de gestión
correspondiente la reventa efectuada. La notificación se hará por escrito o por otro medio que
permita dejar constancia de la remisión y recepción de la notificación en el plazo de dos meses a
contar desde el día siguiente de la fecha de la reventa y deberá contener en todo caso: a) El lugar y la
fecha en la que se efectuó la reventa. b) El precio íntegro de la enajenación. c) La documentación
acreditativa de la reventa necesaria para la verificación de los datos y la práctica de la correspondiente
liquidación. Dicha documentación deberá incluir, al menos, el lugar y la fecha en la que se realizó la
reventa, el precio de la misma y los datos identificativos de la obra revendida, así como de los sujetos
contratantes, de los intermediarios, en su caso, y del autor de la obra.
2. Retener el importe del derecho de participación del autor en el precio de la obra revendida.
3. Mantener en depósito gratuito, y sin obligación de pago de intereses, la cantidad retenida
hasta la entrega al titular o, en su caso, a la entidad de gestión correspondiente.
4. Cuando haya intervenido en la reventa de la obra más de un profesional del mercado del
arte, el sujeto obligado a efectuar la operación, tanto en lo referido a la notificación, como la
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retención, el depósito y el pago del derecho, será el profesional del mercado del arte que haya
actuado como vendedor y, en su defecto, el que haya actuado de intermediario.
Efectuada la notificación a que se refiere el apartado primero del artículo 8, los profesionales
del mercado del arte han de hacer efectivo el pago del derecho a la entidad de gestión
correspondiente o, en su caso, a los titulares del derecho, en un plazo máximo de dos meses, y añade
el artículo 10 una responsabilidad solidaria, de modo que los profesionales del mercado del arte que
intervengan en las reventas sujetas al derecho de participación conforme al artículo 3, responderán
solidariamente con el vendedor del pago del derecho.
Sobre el Derecho de información, dispone que los titulares del derecho de participación o, en
su caso, las entidades de gestión de los derechos de propiedad intelectual podrán exigir a cualquier
profesional del mercado del arte de los mencionados en el apartado primero del artículo 3, durante
un plazo de tres años a partir de la fecha de la reventa, la información indicada en el apartado 1 del
artículo 8 que resulte necesaria para calcular el importe del derecho de participación. Además, los
titulares del derecho de participación o, en su caso, las entidades de gestión, deberán respetar los
principios de confidencialidad o intimidad mercantil en relación con cualquier información que
conozcan en el ejercicio de las facultades previstas en la Ley.
Mantiene el plazo de prescripción de tres años de la acción de los titulares para hacer efectivo
el derecho ante los profesionales del mercado del arte, desde la notificación de la reventa.
Finalmente, y como especificidad del ordenamiento jurídico español, se mantiene la
obligación de las entidades de gestión de ingresar las cantidades percibidas y no repartidas al Fondo
de Ayuda a las Bellas Artes a la que nos hemos referido al estudiar el régimen previo a la Ley, de
modo que desaparece la obligación de ingresar el importe de los derechos no reclamados en el
Fondo, que se nutrirá únicamente del importe de los derechos recaudados por la entidad de gestión
que no hayan sido repartidos a sus titulares.
La existencia del Fondo asegura, por otra parte, un control público sobre la correcta
administración del derecho, y a tal efecto, por la previsión del artículo 13, le corresponde emitir un
informe anual sobre la base de la información que le proporcionen las entidades de gestión.
Y terminamos este breve estudio, recordando que en lo no previsto en la Ley será de
aplicación supletoria el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por el Real
Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril.
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REVISTA DIGITAL NUEVO DERECHO: CREARE SCIENTIA IN IUS
FRANCISCO ITUARTE LÓPEZ - “EL DERECHO DEL AUTOR A PARTICIPAR EN EL PRECIO DE REVENTA DE LA OBRA PLÁSTICA EN LA
REGULACIÓN DEL DERECHO ESPAÑOL”
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