Que no te la den con queso - Ciencia sin seso…locura doble

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Que no te la den con queso
Si tenéis por casa un vino que se os haya estropeado un poco, hacedme
caso, no lo tiréis. Esperad a que vaya alguna de esas visitas gorronas (¡yo
no he mencionado a ningún cuñado!) y ponédselo para que se lo beban. Eso
sí, tenéis que acompañarlo de un queso fuertecillo. Cuánto más fuerte el
queso, mejor sabrá el vino (vosotros podéis tomaros otra cosa con cualquier
excusa). Pues bien, este truco, tan viejo casi como la especie humana,
tiene sus paralelismos en la presentación de los resultados de trabajos
científicos.
Imaginemos que realizamos un ensayo clínico en el que probamos un
antibiótico nuevo (llamémosle A) para el tratamiento de una infección grave
de la localización que nos interese estudiar. Aleatorizamos los pacientes
seleccionados y les damos el fármaco nuevo o el tratamiento habitual
(nuestro grupo de control), según les corresponda por azar. Al final,
medimos en cuántos de nuestros pacientes fracasa el tratamiento (el evento
que queremos evitar).
De los 100 pacientes que reciben el fármaco A, 36 presentan el evento a
evitar. Por tanto, podemos concluir que el riesgo o incidencia del evento
en los expuestos (Ie) es de 0,36 (36 de cada 100, en tanto por uno). Por
otra parte, 60 de los 100 controles (los llamamos el grupo de no expuestos)
han presentado el suceso, por lo que rápidamente calculamos que el riesgo o
incidencia en los no expuestos (Io) es de 0,6.
A simple vista ya vemos que el riesgo es distinto en cada grupo, pero
como en la ciencia hay que medirlo todo, podemos dividir los riesgos entre
expuestos y no expuestos,
obteniendo
así
el
denominado riesgo relativo
(RR = Ie/Io). Un RR = 1
significa que el riesgo es
igual en los dos grupos.
Si el RR > 1 el evento será más probable en el grupo de expuestos (la
exposición que estemos estudiando será un factor de riesgo para la
producción del evento) y si RR está entre 0 y 1, el riesgo será menor en
los expuestos. En nuestro caso, RR = 0,36/0,6 = 0,6. Es más sencillo
interpretar los RR > 1. Por ejemplo, un RR de 2 quiere decir que la
probabilidad del evento es dos veces mayor en el grupo expuesto. Siguiendo
el mismo razonamiento, un RR de 0,3 nos diría que el evento es una tercera
parte menos frecuente en los expuestos que en los controles.
Pero lo que a nosotros nos interesa es saber cuánto disminuye el riesgo
del evento con nuestra intervención para estimar cuánto esfuerzo hace falta
para prevenir cada uno. Para ello podemos calcular la reducción relativa
del riesgo (RRR) y la reducción absoluta del riesgo (RRA). La RRR es la
diferencia de riesgo entre los dos grupos respecto del control (RRR = [IeIo]/Io). En nuestro caso es de 0,6, lo que quiere decir que la intervención
probada disminuye el riesgo un 60% respecto al tratamiento habitual.
La RAR es más sencilla: es la resta entre los riesgos de expuestos y
controles (RAR = Ie – Io). En nuestro caso es de 0,24 (prescindimos del
signo negativo), lo que quiere decir que de cada 100 pacientes que tratemos
con el nuevo fármaco se producirán 24 eventos menos que si hubiésemos
utilizado el tratamiento control. Pero aún hay más: podemos saber cuántos
tenemos que tratar con el fármaco nuevo para evitar un evento con solo
hacer la regla de tres (24 es a 100 como 1 es a x) o, más fácil de
recordar, calculando el inverso de la RAR. Así, el número necesario a
tratar (NNT) = 1/RAR = 4,1. En nuestro caso tendríamos que tratar a cuatro
pacientes para evitar un suceso adverso. El contexto nos dirá siempre la
importancia clínica de esta cifra.
Como veis, la RRR, aunque es técnicamente correcta, tiende a magnificar
el efecto y no nos cuantifica claramente el esfuerzo a realizar para
obtener los resultados. Además, puede ser similar en situaciones diferentes
con implicaciones clínicas totalmente distintas. Veámoslo con otro ejemplo.
Supongamos otro ensayo con un fármaco B en los que obtenemos tres eventos
en los 100 tratados y cinco en los 100 controles. Si hacéis los cálculos,
el RR es de 0,6 y la RRR
de 0,4, igual que en el
ejemplo anterior, pero si
calculáis la RAR veréis
que es muy diferente (RAR
= 0,02), con un NNT de 50.
Se ve claramente que el esfuerzo para evitar un evento es mucho mayor
(cuatro frente a 50) a pesar de que coincidan el RR y la RRR.
Así que, llegados a este punto, permitidme un consejo. Dado que con los
datos necesarios para calcular la RRR es incluso más sencillo calcular la
RAR (y el NNT), si en un trabajo científico os lo ocultan y solo os ofrecen
la RRR, desconfiad como del cuñado que os pone un queso curado con el vino
y preguntadle por qué no os pone mejor un pincho de jamón ibérico. Bueno,
en realidad quería decir que os preguntéis por qué no os dan la RAR y la
calculéis vosotros con los datos del trabajo.
Una última reflexión para cerrar este tema. Existe cierta tendencia y
confusión a la hora de utilizar o analizar otra medida de asociación
utilizada en ciertos estudios observacionales: la odds ratio. Aunque en
algunas ocasiones puedan ser equiparables, como cuando la prevalencia del
efecto es muy pequeña, en general la odds ratio tiene otras implicaciones
en cuanto a significado e interpretación, pero esa es otra historia…
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