La realidad actual y el futuro de los estudios griegos en Chile

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La realidad actual y el futuro de los estudios griegos en Chile
Miguel Castillo Didier
Universidad de Chile
Los estudios de griego, y en general de materias clásicas, han tenido en Chile
una honrosa tradición.
Ha habido traductores importantes tanto del latín como del griego antiguo. No
es ésta la oportunidad para entrar en detalles, pero al menos quisiéramos recordar a dos
distinguidos traductores. Juan Rafael Salas, que murió en 1921, tradujo y estudió en
profundidad la Orestíada y Prometeo encadenado. En la Madre Patria España, dos
grandes sabios, como fueron Marcelino Menéndez y Pelayo y Miguel de Unamuno,
elogiaron con entusiasmo las traducciones de Salas e incluso las utilizaron en sus clases.
Guillermo Jünemann, que murió en 1938, tradujo la Ilíada y también el Nuevo
Testamento.
Y podríamos recordar cinco o seis otros buenos traductores de obras de Hesíodo,
Esquilo, Sófocles, Eurípides y Polibio, hasta el cierre del Departamento de Estudios
Clásicos durante los años de la dictadura. Entre esos nombres están los de Gastón
Gómez Laza y del profesor Fotios Malleros, fundador del Centro de Estudios Griegos
Bizantinos y Neohelénicos e iniciador de los estudios de Bizancio.
En las últimas décadas ha habido cierto decaimiento de estos estudios, como
consecuencia de la orientación general economicista y consumista de la sociedad. En
general, el cultivo de las disciplinas humanísticas enfrenta dificultades. Esta realidad la
refleja el hecho de hoy no estudian latín los aspirantes a sacerdotes católicos; y los
jesuitas, que siempre se distinguieron como clasicistas, hoy no estudian griego. En las
universidades los niveles de estudio del latín y del griego son bajos. Por lo general, se
estudia cuatro semestres de latín en las carreras de Literaturas Hispánicas y cuatro
semestres de griego de las carreras de filosofía. Esto último es en las universidades que
tienen esas carreras. Entre ellas, están la Universidad de Chile, la Universidad de
Santiago, la Universidad Católica de Santiago, la Universidad de Concepción, la
Universidad Católica de Valparaíso. Las universidades privadas, la gran mayoría de las
cuales surgió durante la dictadura, no muestran por lo general interés en la enseñanza de
las lenguas clásicas.
Las dos únicas universidades que poseen departamentos de estudios clásicos son
la Universidad de Chile, con el Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y Neohelénicos,
y la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, con el Centro de Estudios
Clásicos.
El Centro de Estudios Griegos de la Universidad de Chile ofrece un programa
básico llamado Diplomado en Estudios Griegos, el que consiste en seis semestres. Dos
de griego clásico, con cuatro horas semanales; dos de literatura griega antigua,
igualmente con cuatro horas semanales; uno de filosofía y uno de historia de Grecia
antigua, ambos con cuatro horas semanales. Se ofrecen también cursos de griego clásico
avanzado de ocho semestres; cursos de latín, de historia de Bizancio y de literatura
neohelénica.
El Centro de Estudios Clásicos de la Universidad Metropolitana de Ciencias de
la Educación ofrece un Magíster en Estudios Clásicos, en el cual son fundamentales los
estudios de griego y de latín.
La Universidad Católica de Valparaíso ha suprimido las licenciaturas de
filología latina y griega que ofrecía.
En el plano de las ediciones, en el último año, han aparecido cuatro
publicaciones de traducciones del griego, en ediciones bilingües: Carta a Meneceo de
Epicuro, en traducción, estudio y notas del profesor Pablo Oyarzún; el Filoctetes de
Sófocles, en traducción del profesor Roberto Torretti; el Alcibíades de Platón, en
versión del profesor Óscar Velasquez; las Anacreónticas, en versión, estudio y notas
nuestras. A ellas hay que agregar la Odisea de Kazantzakis, igualmente con traducción,
estudio y notas nuestras. Tanto la Carta a Meneceo como las Anacreónticas se han
publicado como coediciones del Centro de Estudios Griegos de la Universidad de Chile
y la Editorial Tácitas, en forma bilingüe.
Pensamos que el estudio del griego clásico se mantendrá, aunque con limitación
en cuanto al número de universidades y al número de alumnos. Hay entre los jóvenes
quienes sienten una gran atracción hacia la cultura clásica y desean tener acceso a ella a
través de la lengua. El hecho de que los programas del Centro de Estudios Griegos sean
vespertinos facilita la posibilidad de la participación de jóvenes que trabajan o estudian
otras carreras.
Pero, a pesar de una realidad que no podemos calificar de muy positiva en el
plano de los estudios clásicos, existe en Chile estudio del griego moderno y de la
literatura neohelénica. El actual Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y Neohelénicos,
que se creó en 1968, como Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos, ha
continuado la enseñanza del griego moderno y de la literatura neohelénica y ha
mantenido una línea de ediciones que llega hoy a 106 títulos. Esta serie se inició en
1970, con el primer volumen de Byzantion Nea Hellás, anuario que contiene artículos y
estudios correspondientes a las áreas de la cultura griega antigua, medieval y moderna.
Además de los 32 números de este anuario, se han editado, entre otros títulos la Historia
de Imperio Bizantino, del profesor Fotios Malleros; Historia de Grecia Moderna de
Vacalópulos, la Historia de Chipre de Spiridaki, complementada hasta 1998, por el
profesor Alejandro Zorbas y don Nikiforos Nicolaides; la Epopeya de Diyenís Akritas
(versión del Escorial) y los Cantares de Armuris y del Hijo de Andrónico; la obra
completa de Kavafis, la obra completa de Kalvos, y antologías de Seferis, Ritsos,
Vretakos, Elytis; un gran tomo de Mil años de poesía griega; una Antología del cuento
neogriego, trabajo colectivo; un tomo de Poetisas griegas contemporáneas, en
versiones de Nina Anghelidis; la Introducción a la literatura bizantina de la profesora
Agní Vasilikopulu; once tragedias de Kazanztakis; y obras importantes como La
asesina de Papadiamandis y el Número 31328 de Venezis.
Creemos que la edición de estos libros fundamentales y otros ha sido importante
no sólo para difundir la cultura griega, sino que contribuye al interés de los jóvenes por
estudiar la lengua griega. Una proporción importante de los jóvenes que siguen los
cursos lo hace motivado por el afán de conocer a los poetas en lengua original; y su
interés ha surgido después de la lectura de alguno de nuestros libros.
Las tareas de investigación y de traducciones que se realizan en el Centro se
difunde a través de las publicaciones, en especial a través del anuario Byzantion Nea
Hellás y a través de ponencias enviadas o leída en congresos, principalmente en las
últimas dos décadas; entre ellos los efectuados en Chile.
En los cinco últimos años se han realizado tres Congresos de Estudios Griegos,
con participación entusiasta, especialmente de profesores jóvenes de México, Colombia,
Argentina y Brasil; y de al menos siete universidades chilenas. La gran mayoría de los
participantes jóvenes ha mostrado un gran entusiasmo por el estudio serio de la lengua
griega antigua y varios de ellos también por el estudio del griego moderno y de la
literatura neohelénica.
La enseñanza del griego moderno en la Universidad de Chile presenta dos
características que quizás no se dan en otros lugares. Hasta ahora todos los estudiantes
han pasado desde los estudios antiguos a los neohelénicos. Todos se interesan por la
cultura griega en su diacronismo. Aman lo clásico, lo bizantino y lo moderno. Leen y
admiran a los grandes clásicos griegos, pero a la vez leen y admiran a Kavafis,
Kazantzakis, Seferis, Ritsos, Elytis, Vretakos. Leen y admiran a Papadiamandis,
Venezis, Mirivilis, Tsirkas. Aman la Atenas antigua y la moderna; la Alejandría antigua
y la contemporánea; aman la Constantinopla bizantina y la moderna y conocen las
trágicas condiciones en que viven allí los últimos griegos. Vibran todos con la tragedia
de Chipre.
Existe también estudio de griego moderno en la Escuela de la Colectividad
Helénica. Afortunadamente ha habido una continuidad en la enseñanza, pese tratarse de
una comunidad relativamente pequeña y formada en su mayoría por griegos de segunda
y tercera generación
El futuro no se ve exento de dificultades. Sin embargo, pensamos que, pese a
ellas, la atracción que ejerce la cultura griega entre los jóvenes continuará existiendo y,
por lo tanto, los estudios de la lengua y literatura griegas sobrevivirán. Creemos que
tenemos que perseverar en las tareas de traducción, edición y difusión de obras tanto de
la literatura antigua como de la neogriega; tenemos que tratar de mantener la serie de los
congresos de estudios griegos, con admisión a ellos de jóvenes tesistas de magíster y de
doctorado. Todas estas actividades, además de su valor propio, contribuyen a despertar
y mantener el interés de los jóvenes en la cultura griega. Y ese interés es la base de su
voluntad de estudiar la lengua griega.
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