Sin embargo, a pesar de la importancia de la corriente emigratoria

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Sin embargo, a pesar de la importancia de la corriente
emigratoria americana, el despoblamiento rural es aíul débil,
debido a que dicha emigración supone tan sólo un ajuste
demográfico de las áreas rurales densas. Aunque las ciudades
crezcan velozmente, ello se debe al pequeño tamario de partida
y no a un éxodo rural masivo. Como afirma Jordi Nadal:
«La gran corriente emigratoria del campo a la ciudad es, en
Espa^ia, tm hecho reciente, debiéndose buscar su raíz e^i el
mismo cambio de estnictura económica producido por la guerra
europea» (Nadal, 1966, pp. 242).
En definitiva, poco puede ofrecer un sistema urbano aíni
preindustrial a los coutingentes exptilsados del campo.
3.
EL CAMBIO DE TENDENCIA: DEL CAMPO A LA
CIUDAD
En efecto, la I Guerra Mundial no sólo dificultará el tráfico
marítimo, cerrando temporalmente la espita de la emigración
transatlántica, corriente que, superado el bache de la pérdida
Tabla V-5
EVOLUCION DE LA POBLACION URBANA 1857-1940
18^7
1900
1910
Cn(^itnles ..............
Rrsto ....................
Totnl ....................
1.687.825
13.86G.G89
16.464.614
3.132.171
1G.462.234
18.á94.40j
Barcelona ............
A9adrid .................
Plálaga .................
(•4urcia ..................
Se^illa ...................
\'alencia ...............
Zaragoza ..............
Bilbao ...................
178.62^
281.170
92.611
26.888
122.139
lOG.43^
^8.978
17.G49
^33.000
539.836
130.109
111.639
148.315
213.Gj0
99.118
83.306
b87.411
699.807
136.365
125.067
168.287
233.348
I11.704
93.^36
CrnnArs rnpilnles ..
884.49b
1.8á8.772
Reslo mpitnlPS.......
703.330
1.273.399
]920
1930
1940
6.087.941
18.476.926
23.663.867
6.317.06G
19.^60.906
2^.877.971
710.33á
7á0.896
160.á84
141. l 75
20^.629
261.2j8
141.3^0
112.819
LOOn.n6a
9á2.832
188.O10
168.724
228.729
320.196
173.987
161.987
1.081.175
1.088.G47
238.086
193.731
312.123
4j0.7j6
238.601
19j.186
2.04a.^1a
2.463.946
3.190.029
3.798.304
1.429.332
1.610.389
1.897.912
2.^18.761
3.474.847 4.074.33b
16.462.303 17.228.825
19.927.160 21.303.162
FUENTE: Censos de Población. A^ios Indicados. INE.
Elaboración propia.
186
Tabla V-6
TASA DE CRECIMIENTO INTERCENSAL DE LA POBLACION
URBANA. 1857-1940.
l 85 7-00
l 900-10
Caf^itales ...............
Kesto .....................
Totn.l ....................
15,9
2,5
4,3
10,4
6,2
6,9
16,0
4,6
6,7
22,5
7,0
10,1
21,9
5,7
9,4
Barcelona .............
\^adrid ..................
Málaga ..................
Murcia ..................
Ses^illa ....................
Valencia ................
"Laragoza ...............
Bilbao ...................
25,7
15,3
7,9
33,6
4,5
16,3
12,1
36,7
9,8
10,6
4,7
11,5
6,5
8,9
12,0
11,6
19,2
22,7
10,0
12,2
26,5
7,4
23,8
18,9
35,4
24,1
22,4
11,8
10,8
24,5
21,0
36,8
7,3
13,4
23,9
20,]
31,6
34,8
32,1
18,8
C;rrrnrles ra^iitrales ...
17,4
9,6
18,8
26,2
1 7,6
Rcsto rrr(^ilrrlrs .......
13,9
11,6
12,0
16,6
28,7
^
19 l 0-20
1920-30
1930-40
Tabla V-7
A1VOS DE DUPLICACION
185 7-00
Ca^iitnles ...............
Resto .....................
Total ....................
44
274
161
Barcelona .............
Madrid ..................
^9álaga ..................
^^iurcia ..................
Se^^lla ....................
Valencia ................
laragoza ...............
Bilbao ...................
1900-10
.
1910-20
1920-30
1930-40
67
112
100
44
150
104
31
99
69
32
121
74
27
46
88
21
153
43
57
19
71
66
148
61
107
78
58
60
36
31
70
57
27
94
29
37
20
29
31
59
65
29
33
19
96
52
29
35
22
20
22
37
Grnnrles rn^ilnles ...
40
72
37
27
40
R^sto rr^/^itales .......
50
60
58
42
24
FUE\'TE: Censos de Nublación. Aiios inclicados. [\'E.
Elaboración propia'.
(5) L.a tasa cle crecimiento intercensal (r) se ha calculaclo mediante Ia
fórmula
r = (Exp (Ln(P1/Po)/t)-1) ^ 100
Los aiios de duplicación indican los a^ios que tardaría en duplicarse una
población, de mantenerse constante la tasa de crecimiento.
187
de las íiltimas colonias (1898), alcanzará su mayor apogeo
durante la primera década del siglo, sino que también actuará
como factor acelerador del proceso de itldustrializacióti.
3.1. F1 despegue urbano
Como puede apreciarse en los datos de las tablas anteriores,
desde mediados del siglo XIX comienza a observarse un crecimiento importante de las áreas urbanas`'. Así, mientras la población española presenta una tasa de crecimiento de 0,43, las
grandes ciudades lo hacen a un ritmo muy superior: 1,74. Sin
embargo, se trata de un crecimiento muy localizado: Bilbao en
fase de industrialización en torno a la actividad minero-sideríirgica y naval, Barcelona en torno al sector textil, mientras que
Madrid -como centro terciario- experimenta un crecimiento
bastante inferior. En menor medida crecen las capitales de
provincia que, desde la aparición de las provincias en el segundo tercio del siglo XIX, se consolidan como centros administrativos.
El despegue urbatio continúa durante el siglo XX (exceptuando la ralentización de 1900-1910)', extendiéndose a todas
las ciudades para alcanzar su apogeo durante la década de los
años veinte. Esta década marcará el punto culminante del
próceso urbanizador, antes de que éste se vea paralizado por
las desastrosas consecuencias de la guerra civil.
El profesor García Barbancho (1963, 1967 y 1975) ha calculado los saldos migratorios de las capitales de provincia, los
cuales permiten corroborar la notable importancia que, desde
1910, tienen los movimientos campo-ciudad como factor de
(6) Una parte del a^ecimiento de las grandes ciudades se debe a la
anexión de los municipios adyacentes.
Pa^ ejemplo, el municipio de Bilbao, durante los a^ios veinte, anexionó
los municipios de Begoiia y Deusto que sumaban una población igual a la sexta
parte de la de Bilbao. Durante los a^ios treinta anexionó a Erandio cuya
población era igual a la catorceava parte de Bilbao.
Sin embargo, este fenómeno es también un indicador de que las ciudades,
en su crecimiento, superan los límites administrativos.
(7) La primera década de siglo todavía estuvo expuesta a los ciclos agrarios. La importante sequía de los aiios 1902- 1904, que afectó mu}' duramente
a Andalucía, repercutió ou•a vez en el crecimiento de la emigración exterior.
188
crecimiento urbano. Nótese tambiéu la creciente importancia
que tieuen las capitales como destino de los movimientos
migratorios, llegando casi a monopolizar los destinos de las
migraciones internas en el período prebélico. Después de la
guerra se producirá tma dispersión de lOS destinos interiores,
desplazando los mwiicipios perimetropolitanos a las capitales
provinciales.
Tabla V-8
SALDO MIGRATORIO DE LAS CAPITALES DE PROVINCIA
[N19[GRANrI'ES
1901-10
1911-20
1921-30
1931-40
1941-50
1951-60
1961-70
NOTA:
256.902
628.788
809.242
750.254
927.135
888.162
1.241.200
POB. A11TAD
PERIODO
TASA
(x ]000 hab.)
PORCENTAJE
IND9IGRACION
3.298.467
3.766.654
4.553.793
5.670.0] 3
7.005.239
8.531.789
10.730.637
77,88
166,93
177,69
132,32
132,34
104,10
115,67
69
76
75
89
81
56
45
La columna PORCENTr1JE DE INMIGRACION se refiere a la proporción
de inmigrantes cu}'o destino son las capitales de pro^'incia, sobre el
conjunto de inmigrantes.
FUENTE: Elaboración propia mediante datos de García Barbancho: 1963, 1967
y 1975.
Como reflejo y consecuencia del desplazamieuto campociudad se produce también un fuerte descenso de la población
activa agraria. Durante la década de los veinte, los activos agrarios
dismiuuyen eu más de medio millón de personas, lo que supone un descenso cercano al 11% del colectivo, mientras la
industria incorpora casi a un millóu de trabajadores. (Vid tabla
V-10.)
3.2. La nueva distribución espacial de la población
Dura^ite las primeras décadas de siglo los movimientos
migratorios campo^iudad, aunque importantes, son aím débiles si se comparan con la intensidad que llegarán a alcanzar en
décadas posteriores. Atendie^ido a la geografía del despoblamiento elaborada por Barbancho (1967), las principales áreas
189
de despoblación, aquellas en que la emigración llega a superar
al crecimiento vegetativo, son las áreas de montaña, más aisladas y de menor productividad agraria: Pirineo, 'Maestrazgo,
Sistema Ibérico, Sistema Central, además de otras zonas de la
monta^ia gallega y asturiana y, en el sur, los secanos de Murcia
y Almería.
•
Estos primeros atios cómprenden una etapa de transición
entre la expulsión obligada del agroH y la atracción urbana que
genera la consolidación de los principales centros fabriles
(Vizcaya y Barcelona), que comienzan a demandar mano de
obra.
Alrededor de 1920 la emigración interior hacia las ciudades
comienza a desplazar a la emigración ultramarina (Vid. tabla
V-9), pudiéndose hablar ya de fenómenos de relocalización
interna de la población. Es decir, comienza a producirse un
reequilibrio espacial de los recursos humanos en fimción de las
modernas estructuras productivas,
Tabla V-9
LOS DESTINOS DEL EXODO:
EMIGRACION EXTERIOR Y URBANA
1901-10
1911-20
1921-30
I 931-40
1941-50
1951-60
INMICRACION
URBANA
EMIGRACION
EXTERIOR
256.902
628.788
809.242
750.254
927. I 35
888.162
1.063.327
1.242.861
672.486
70.575
160.283
590.705
FUENTE: INMIGRAC[Oi^' URBANA: Vid. tabla V-8.
EAIIGRACION EXTERIOR: [nstiuuo EspaiSol de Emigración, en D9artín
Moreno, , 1. (1981)
(8) No obstante, y especialmente clurante la década de los a^ios veinte,
se producen importantes esfuerzos de colonización agraria a U^avés de la
puesta en regaclío cle grancles extensiones agrícolas, principalmente en la
cnenca clel Ebro. (VicL Monclús y Oyón, 1988)
Sin embargo la racionalización y tecnificación cle determinadas áreas
agrícolas resulta anecdótica frente a la agricultura de subsistencia que sigue
practicándose en las áreas de monta^ia y za^as de secano interior.
190
. 3.3. L.a ruptura de la tendencia
La Guerra Civil Espa^iola y la II Guerra Mundial marcarán
las décadas de los atios treiuta y cuarenta. En este contexto, la
emigración exterior se anulará casi por completo.
Como cousecuencia directa de la guerra, el trasvase de
poblacióu agrícola a los sectores iudustrial y de servicios se verá
frenado, observándose un crecimiento de la población agrícola
que se correspo^iderá con el descenso de la población ocupada
eu la iildustria. (Vid. Gráfico V-3).
Tabla V-10
EVOLUCION DE LA ESTRUCTURA OCUPACIONAL
(Tasas por mil activos)
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1981
1988
NOTA:
AGRICULTURA
WDUSTRIA
SER\RCIOS
CONSTRUCC[ON
OTROS
604,0
556,7
572,1
460,6
510,7
488,4
397,4
248,5
144,9
131,9
104,7
111,0
185,6
272,3
196,4
197,8
223,1
271,4
260,6
210,6
151,5
167,6
182,1
211,8
236,7
244,7
270,0
364,7
416,0
472,3
31,3
32,1
27,2
32,5
39,9
53,2
63,5
102,2
98,4
83,7
108,5
132,6
33,0
22,8
16,3
15,9
46,0
13,2
80,1
101,5
Bajo la rúbrica de OTROS se han incluido las categorías de No
Clasificables }' Actividades no especificadas.
FUE\TTE: Censos de población. INE. Diversos años.
Para 1988: Encuesta de Población Acti^^a. INE.
En: Annario Estadístico de España 1989. INE.
A falta de datos precisos sobre las migraciones campo-ciudad en estos atios, se puede suponer un descenso en el ritmo
de conceutración urbana y despoblamiento rural, pero difícilmente w^a paralización de dicho proceso y menos aítn un
movimiento significativo de ren-urali-r_ación. Segíul los datos de
Barbancho (1967), entre 1930 y 1940 354 partidos judiciales
tuvieron un saldo migratorio negativo, cifra que supone el 73%
del conjunto. Y aunque el nítmero de partidos con saldo
migratorio iiegativo sea inferior a los registrados eu la década
anterior (78%) y posterior (82%), no oculta que el éxodo niral
COritltlli0 durante estos años, aunque de forma más débil.
191
GRRFICO
V-3
EVOLUCION DE LA ESTRUCTURA OCUPACIONAL 11900 - 19881
1^ TRSRS ^ I.000 RCTIVOS
^
1900
1910
1920
1930
-
1910
OiNOS
■ C016TRIIC ION
$ERVICI05
■ II^IIISTRIR
I950
I%0
I970
19BI
13£:&
I
^ ^,^ ^ °u rt^ta
FUENTE :
V10.
To61o
V
10
Elaborac^ón prop^o.
Volviendo a la tablas (V-5 y V-6), se observa durante los años
treinta wi claro descenso en el crecimiento de las dos principales cabeceras metropolitanas, Madrid y Barcelona y, en menor
medida, Bitbao. Si bien Vatencia, Zaragoza y Se^^illa presentan
un fiterte crecimiento, que supera incluso al de las décadas
anteriores, este crecimiento, sin embargo, es más estadístico
que real`-', sugiriendo dichos datos también la ralentización del
crecimiento urbano.
La explicación a la reagrarización debe buscarse en otro
lugar10. Segítn Naredo (1971), en casos de guerra o grave crisis
económica, es normal que la tendencia de transferencia de
mano de obra agrícola a otros sectores se invierta, debido al
carácter residual de la población activa agraria.
4. LA METROPOLITANIZACION: CULMINACION DEL
DESPOBLAMIENTO RURAL
En España, el proceso de urbanización va a estar profundamente determinado por su posición en la periferia económica europea. Así, el éxodo rural-urbano será tanto interior
como exterior. En definitiva, la población rural no sólo participará del proceso de reestructuración geodemográfica que
impone la industrialización y urbanización española, sino que
participará de un fenómeno más amplio a nivel europeo.
4.1. Hacia la concentración urbana
Durante la década de los cuarenta se cerrarán las fronteras
exteriores. El cierre vendrá determinado por la política de
autarquía económica del régimen franquista. Además, la co-
(9) Por ejemplo en Valencia se ha podido constatar una sobreinscripción
de población urbana para el censo de 1940, patente también en el de 1950.
Esta sobreinscripción estuvo motivada por el hecho de que la población rural
se censaba en la ciudad para obtener cartillas de racionamiento. Vid. García
Barbancho (1967), pp. 26 y 27.
(10) Habría que considerar además otros efectos, como es el descenso
de la industria y artesanías nirales frente a la incipiente industria urbana, así
como diversas consecuencias demográfcas de la con ^ enda, derivadas de una
mayor mortalidad urbana, que afectaría principalmente a los jóvenes varones
y que disminuiría rela ^vamente el peso de la población activa urbana.
193
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