(Sección 6ª). Sentencia núm. 374/2008 de 8 julio JUR\2008\292233

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Audiencia Provincial de Madrid (Sección 6ª). Sentencia núm.
374/2008 de 8 julio
JUR\2008\292233
DERECHO A LA INTIMIDAD PERSONAL: Intervención postal y telegráfica:
vulneración inexistente: punción de paquete sospechoso de ocultar droga: no
equivale a su apertura.
TRAFICO DE DROGAS: Presunción de inocencia: vulneración inexistente:
existencia de prueba: recepción de paquete procedente de Colombia, y que
contenía cocaína por valor de 60.000 euros: no es lógico que el envío de una
sustancia tan valiosa se realice sin ningún tipo de acuerdo.
Jurisdicción: Penal
Sumario núm. 3/2007
Ponente: Ilmo. Sr. D. Francisco Cucala Campillo
La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid condena al acusado
como autor penalmente responsable de un delito contra la salud pública.
En Madrid, a 8 de julio de 2008.
Visto en juicio oral y público, ante la Sección 6ª de la Audiencia Provincial
de Madrid, el presente Procedimiento Ordinario nº 3/07 procedente del
Juzgado de Instrucción núm. 25 de Madrid, seguido de oficio por un supuesto
delito contra la salud pública, habiendo sido partes el Ministerio Fiscal, el
acusado, D. Claudio, con NIE núm. NUM000, nacido en Bogotá (Colombia), sin
antecedentes penales computables, representado por el Procurador Sr. José
Antonio Sandín Fernández y defendido por el Letrado Sr. Javier Bernalte
Calle, teniendo lugar el juicio el día 7 de julio de 2008.
Ha sido Ponente el Magistrado Sr. FRANCISCO CUCALA CAMPILLO, quien
expresa el parecer de la Sala.
I.- ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO
El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones definitivas calificó los hechos como
constitutivos de un delito contra la salud pública de los artículos 368, y
369.1.6ª del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) del CP, acusando
como responsable del mismo, en concepto de autor, a D. Claudio, sin la
concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, y
solicitó se le impusiera la pena de 10 años de prisión y multa de 140.000
euros, inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, comiso y
destrucción de la sustancia y efectos y costas procesales.
SEGUNDO
La defensa del acusado, en sus conclusiones también definitivas, se mostró
disconforme con la acusación fiscal interesando la libre absolución y de forma
subsidiaria que se le aprecie que el hecho fue cometido en grado de
tentativa.
II.- HECHOS PROBADOS
ÚNICO
En el mes de septiembre de 2006, el acusado Claudio, mayor de edad y
ejecutoriamente condenado el 1 de junio de 2004 por delito de conducción
bajo influencia de bebidas alcohólicas a penas de multa y 15 meses de
privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores, se
concertó con personas residentes en Colombia para la recepción en España de
un paquete remitido desde Bogota (Colombia) que contendría cocaína,
sustancia que causa grave daño a la salud. De esta manera, llegó el día 11 de
septiembre de 2006 a la empresa de paquetería CACESA (Compañía auxiliar de
Cargo Express SA) sita en el aeropuerto de Madrid-Barajas, un paquete (núm.
NUM001) remitido desde Bogota por Inocencio siendo el destinatario el
procesado Claudio. Detectado el mismo se autorizó judicialmente su entrega
controlada por auto de 11 de septiembre de 2006 del Juzgado de Instrucción
núm. 17 de Madrid. Sobre las 8,30 horas del día 18 de septiembre de 2006,
personados agentes de la Guardia civil y Servicio de Vigilancia Aduanera
camuflados como transportistas, en el domicilio del procesado sito en la calle
DIRECCION000 NUM002 NUM003 B de Sevilla para hacer entrega del referido
paquete. El procesado se identificó como el destinatario del paquete que fue
remitido y firmó el albarán como tal y recogió el paquete, siendo a
continuación detenido. Autorizada la apertura del paquete por auto del
Juzgado de Instrucción núm. 4 de Sevilla de fecha 18 de septiembre de 2006
se procedió a su apertura y se descubrió que en su interior contenía varios
botes de leche y dentro de los mismos 14 envoltorios de forma cilíndrica que,
tras los oportunos análisis, resultaron ser cocaína con un peso de 1949 gramos
y una pureza del 62,475% lo que equivale en total a 1.217,63 gramos de
cocaína pura, la cual tiene un valor aproximado en mercado de 56.129,76
euros, la cual estaba destinada por el procesado para la distribución y venta a
terceras personas.
III.- FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO
Con carácter previo y puesto que han sido alegadas por la defensa del
procesado la nulidad de las actuaciones por una presunta vulneración de
derechos fundamentales, parece conveniente a la Sala entrar a conocer de las
mismas.
Así y prima facie, se alega que se da vulneración de derecho fundamental
porque no han comparecido ninguno de los agentes que participó en la
operación que acrediten la punción y análisis de la droga inicial. Es decir, los
agentes de la Unidad de Análisis de Riesgos del Aeropuerto de Barajas que tras
detectar la droga en el paquete a través del escaner y de su comprobación
como cocaína mediante una ligera punción piden la entrega controlada de la
sustancia estupefaciente (folio 6).
Sin embargo, la defensa no ha alegado el concreto derecho fundamental
vulnerado con lo que no puede prosperar la petición puesto que no se conoce
que concreto derecho fundamental se ha conculcado, siendo imposible de
esta manera dar respuesta a la supuesta violación del derecho constitucional.
No obstante, la Sala debe indicar que aún admitiendo que se entendiese
que el derecho fundamental alegado fuese la vulneración del secreto de las
comunicaciones, dicho asunto ha sido ya resuelto por el Tribunal Supremo
(Sala de lo Penal) en sentencia núm. 1574/1999 de 2 noviembre (RJ 1999,
8384) donde afirma que no debe ser considerada la punción como apertura sin
autorización judicial propiamente dicha por ser una medida proporcionada,
suficiente y legal:
"La Sentencia aborda la naturaleza del paquete postal en el aspecto de si
estaba sometido al régimen de etiqueta verde que permite la inspección del
interior sin autorización judicial, llegando a la conclusión de resultar
acreditado que el envío circulaba protegido bajo el régimen de la etiqueta
verde porque, aunque reconoce que en la diligencia de apertura no se
especifica, pero en realidad el tema se centra no tanto al momento de la
apertura del paquete, que se efectuó a presencia judicial, sino a un momento
anterior, cuando examinado el paquete, a través de los rayos X, se acreditó
que contenía un libro con dobles fondos -hecho recogido en el «factum»-, en
cuyo momento se procedió a efectuar una punción o incisión para que saliese
lo que había en el interior, tratándose de sustancia que a los reactivos dio
positivo a la heroína. Estima el recurrente que esa punción o incisión equivalió
a la apertura y que por tanto se trata de diligencia nula. La Sentencia de
instancia rechaza tal equiparación ya que dicha punción no afectó a la posible
correspondencia que pudiera contener, fue motivada por el descubrimiento a
través de los rayos X de la existencia de doble fondo, y sólo tuvo por finalidad
facilitar la salida al exterior de la sustancia que existiese en dicho doble
fondo, como así fue, y en forma de polvo, sin que pueda equipararse a esta
operación la apertura del paquete que se efectuó con posterioridad y con
todas las garantías procesales. La Sala de instancia distinguió acertadamente
entre apertura y punción, y estimó que ésta, dado el resultado de la
observación radiológica, fue medida proporcionada y suficiente sin riesgo de
vulnerar la privacidad de las comunicaciones que quedaron totalmente
preservadas. Se trata de una prueba lícitamente obtenida, y por tanto
susceptible de provocar el decaimiento de la presunción de inocencia tras su
valoración por la Sala sentenciadora como ocurrió en el presente caso.
Procede la desestimación del motivo".
Por lo demás, y como luego indicaremos, no puede imputarse la vulneración
al derecho de defensa, ya que el propio acusado no ha cuestionado que el
paquete de Colombia que le fue entregado y que contenía la droga fuese el
que la Unidad de Análisis de Riesgo de Barajas incautó y le transmitió vía
aeropuertos a la Guardia Civil y que fue objeto de una entrega controlada sino
que se ha centrado, fundamentalmente, en rechazar la concurrencia del
elemento subjetivo de lo injusto o dolo en su patrocinado.
SEGUNDO
Se solicita a continuación la nulidad, alegando la vulneración del derecho
de defensa porque la Sala denegó la práctica de la prueba documental
solicitada de oficiar para que se remitiese un supuesto expediente de Asilo del
año 2000 del acusado y la inadmisión de que se oficiase a la oficina de
averiguación patrimonial para acreditar los bienes del Sr. Claudio para poder
probar el posible motivo de resentimiento de personas en Colombia en el
primer caso y también que el acusado no tiene medios de vida compatibles
con un delito que produce tantas ganancias en el segundo.
El motivo debe igualmente ser desestimado. En efecto, la Sala ya dictó auto
en el Rollo con fecha 13 de mayo de 2008 en el que se indicaba que dicha
prueba era innecesaria y no imprescidible por no tener ningún tipo de relación
con los hechos o para el esclarecimiento de los mismos puesto que no se
explicaron los motivos que llevaron a la petición de asilo y no se ha
presentado ninguna resolución, que le hubiera sido notificada personalmente,
de concesión de asilo o incluso la solicitud del mismo. Por lo demás, el mismo
acusado en su declaración ante el instructor afirmó que tenía permiso de
residencia aunque se encontraba pendiente de su renovación, sin que hiciese
constar en ese momento que tenía concedido el asilo. Por lo tanto, ningún
derecho fundamental se le ha conculcado.
Otro tanto se debe decir sobre la prueba denegada relativa a lo indicado
por el folio 39 de la causa donde constan unas cuentas en tres sucursales sin
que conste en la causa nada sobre las mismas. En este caso, la petición de
prueba para el juicio oral se hizo para que se averiguase bienes, propiedades
o bienes del acusado y no solo a las cuentas. No consta nada sobre las
referidas cuentas en la causa pero el acusado ya presentó todos los
documentos que consideró convenientes para acreditar su situación personal,
laboral y económica, siendo que el mismo debe tener documentación de la
cuentas como titular, con lo que ningún derecho fundamental se le ha
vulnerado.
TERCERO
Entrando en el fondo hay que señalar que los hechos declarados probados
son legalmente constitutivos de un delito de contra la salud pública previsto y
penado en el artículo 368 y 369.1.6 del Código Penal (RCL 1995, 3170 y RCL
1996, 777).
La figura delictiva del precepto citado, como tiene declarado de manera
reiterada el Tribunal Supremo y reseña la sentencia de 16 de diciembre de
2004 ( RJ 2005, 486) , consiste en conductas de cambio, elaboración, tráfico,
promoción, favorecimiento o facilitación del consumo ilegal de drogas tóxicas,
estupefacientes o sustancias psicotrópicas, y requiere: a) La concurrencia de
un elemento objetivo, cual es la realización de algún acto de producción,
venta, permuta o cualquier forma de tráfico, transporte, tenencia con destino
al tráfico o acto de fomento, propaganda o formulación de ofertas de dichas
sustancias. b) Que el objeto material de esas conductas sea alguna sustancia
de las recogidas en la lista de los Convenios Internaciones inscritos por
España, los que tras su prohibición se han convertido en normas legales
internas. c) El elemento subjetivo tendencial del destino al tráfico ilícito por
carente de la autorización legal o reglamentaria de las sentencias en
cuestión. En este caso, la sustancia prohibida se trata de cocaína, heroína y
hachís.
La cocaína es una sustancia gravemente perjudicial para la salud por sus
efectos generales en el sistema nervioso central, sobre el que ejerce una
función difásica, excitante primero y paralizante después, aparte de los
enormes riesgos derivados de los cuadros tóxicos agudos que pueden llevar
hasta la muerte. Como tal está incursa en las listas I y IV de la Convención
Única de 30 de marzo de 1961, ratificada por España mediante Instrumento de
3 de febrero de 1966 (RCL 1966, 733 y RCL 1967, 798), Convención enmendada
por el Protocolo de Ginebra de 25 de marzo de 1972, ratificado por España el
4 de enero de 1977 (RCL 1977, 346). Finalmente fue plasmado en la
Convención Única de 1981, recogida por España en la Orden de 11 de marzo
de 1981 (RCL 1981, 2643), pasando a formar parte de nuestro ordenamiento
jurídico interno desde su publicación en el B.O.E., conforme dispone el
artículo 1 núm. 5 del Titulo Preliminar del Código Civil (LEG 1889, 27), y el
artículo 96 núm. 1 de la Constitución (RCL 1978, 2836).
La autoría del acusado deriva, de la valoración conjunta de todas las
pruebas que explican la comisión por parte del acusado de los hechos
declarados probados, siendo sometida toda la probanza a contradicción,
oralidad y publicidad en el plenario.
El Tribunal Constitucional recuerda en Sentencia de 6 de mayo de 2002 (RJ
2002, 7342) recuerda que "la presunción de inocencia debe entenderse como
un derecho a no ser condenado sin pruebas de cargo válidas. Ello implica que
en la sentencia condenatoria deben expresarse las pruebas de cargo que
sustentan la declaración de responsabilidad jurídico-penal las cuales, a su
vez, han de proceder de verdaderos actos de prueba obtenidos con todas las
garantías que exigen la Ley y la Constitución, y normalmente practicadas en
el acto de juicio oral".
En primer lugar, de la declaración del propio acusado. En efecto, el mismo
en el acto del juicio oral fue algo contradictorio ya que en principio señaló
que tenía una tienda de alimentación en Sevilla de comida latinoamericana y
que al principio recibía paquetes de Colombia y después ya no recibía pues la
distribución la obtenía en España. Sin embargo, luego reconoció que su
familia le mandaba paquetes y que en esas fechas debía recibir de su cuñado
un envió de artesanía por lo que no le extrañó la remisión del paquete. A
continuación reconoció que desde el año 2000 no ha vuelto a Colombia y
afirmó que pidió asilo político sin explicar porque motivo tuvo que emigrar.
En segundo lugar, de las declaraciones de los guardias civiles y agentes de
vigilancia aduanera.
El Agente de vigilancia aduanera núm. 5165363813A001 afirmó que el
procedimiento en caso de este tipo de paquetes consiste en que por
funcionarios se detecta la posible existencia de sustancia y se le solicita al
administrador autorización para comprobarlo y después se solicita el auto al
órgano judicial para la entrega controlada. El agente señaló que no verificó si
tenía drogas sino que solo intervino en el traslado de barajas a Sevilla del
paquete.
El Guardia Civil F-34746-S afirmó que estuvo presente en la apertura del
paquete en Sevilla pero no en la detección en Madrid señalando que se
trataba de una caja de cartón cerrada donde había botes de leche y dentro de
unos había cilindros que dieron resultado a la cocaína. También afirmó que
entregó el paquete simulando que eran funcionarios de correos y que el
acusado firmó para recoger el paquete coincidiendo perfectamente el
destinatario con sus datos. Por último, señaló que el albarán era el original de
la empresa y que antes fueron dos veces y no se entregó porque no se
encontraba en el domicilio.
El Agente de Vigilancia Aduanera 1932 o 513520006A009I señaló que estuvo
presente en la apertura del paquete ante la autoridad judicial y en la entrega
del paquete formaba parte del dispositivo llevando a cabo el corte de la calle
para evitar una posible fuga. También dijo que en el paquete tenía varios
botes de leche que tenían dentro unas bolsas que dieron positivo a cocaína.
Por último, afirmó que no se entregó antes el paquete porque el receptor no
se encontraba presente, que no participó en la apertura del paquete y que el
Albarán utilizado era el de la empresa.
El último agente, el 3.183, afirmó que participó en el operativo el día de la
entrega del paquete aunque sabe que hubo otros intentos en los que no
estuvo presente. También presenció la apertura del paquete que tenía unos
botes de leche condensada y dentro sustancia que dio positivo a cocaína.
Por último, de la pericial de los técnicos que analizaron la droga y que en el
plenario se ratificaron en su informe de análisis de la misma sin que por la
defensa se hiciese ninguna pregunta (folio 83). Y para finalizar consta el
informe de valoración de la sustancia estupefaciente sin que haya sido
impugnado (folio 120).
De todo ello se colige, así como del propio escrito de conclusiones
definitivas escrito presentado por su defensa en el acto del juicio oral, que no
se cuestiona el elemento objetivo del tipo de lo injusto; es decir, que fue
entregado y recepcionado por el acusado un paquete que contenía una serie
de botes de leche dentro de los cuales se encontraba la cocaína que se indica
en hechos probados, con la cantidad, pureza y valor indicada y que ese
paquete es el mismo (núm. NUM001) que llegó el día 11 de septiembre de
2006 a la empresa de paquetería CACESA (Compañía auxiliar de Cargo Express.
SA) sita en el aeropuerto de Madrid-Barajas, remitido desde Bogota por
Inocencio siendo el destinatario el acusado. En el mismo sentido, el albarán
emitido acredita igualmente que el referido paquete provenía de Colombia.
Por lo tanto, resta en comprobar si concurre o no el tipo subjetivo de lo
injusto del tráfico de drogas. Para ello a dicha conclusión puede llegarse a
través de la prueba indiciaria, que puede servir igualmente para la
acreditación de los hechos, de forma mediata, siendo necesario en cuanto
estos indicios:
a) estén plenamente acreditados,
b) que sean plurales, o excepcionalmente único pero de una singular
potencia acreditativa,
c) que sean concomitantes al hecho que se trata de probar,
d) estén interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refieran
entre sí;
Entendiéndose por prueba indiciaria aquella que se dirige a mostrar la
certeza de unos hechos que no son los constitutivos del delito pero de los que
pueden inferirse éste y la participación del acusado o denunciado por medio
de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico existente entre los
hechos probados y los que se trata de probar, sin que baste juzgar en
conciencia, exigiéndose por tanto razonar como se ha llegado a formar esa
conciencia acerca de la culpabilidad del acusado o denunciado ( STS 19-061990 [ RJ 1990, 5570] y de 21-01-1988 [ RJ 1988, 410] , entre otras); así
mismo la denominada coartada o contraindicio, se convierte en indicio
reforzado o fuente de prueba indirecta si se acredita la inconsistencia o
falsedad ( STS 22-06-1988 [ RJ 1988, 5300] ).
En primer lugar, el paquete referido estaba a nombre del acusado, sin que
el mismo haya indicado que fuese un intermediario que lo tuviese que
entregar a tercero. De hecho se ha acreditado durante el juicio que no fue
entregado a otras personas por no encontrarse en casa.
En segundo lugar, el acusado afirma que, curiosamente, estaba esperando
un paquete que le debía enviar su cuñado de artesanía.
En tercer lugar, que no rechazó el paquete.
En cuarto lugar, que el mismo afirmó que no recibía paquetes de Colombia
entonces porque la distribución la recibía de España y sin embargo y
curiosamente, sí que su cuñado le tenía que enviar un paquete de Colombia
como antes se señaló.
En quinto lugar, que la sustancia intervenida tiene un gran valor (casi
60.000 euros al por mayor en su valoración más favorable pues en dosis el
valor era de más de 200.000 euros) y es por lo tanto, ilógico que el
transporte, recepción y distribución de una sustancia tan valiosa se realice sin
ningún tipo de acuerdo y con la posibilidad de que su pérdida, siendo lo lógico
que exista un concierto previo de voluntades al respecto, sin que se haya
dado y acreditado una versión exculpatoria sólida puesto que las alegaciones
referidas a supuestas venganzas no parecen razonables dada cuenta del
tiempo transcurrido (más de 6 años desde que se le concedió el asilo, si
aceptamos esta excusa) teniendo en cuenta que el mismo no ha vuelto a
Colombia ni ha denunciado amenazas o extorsiones. Lo mismo se debe decir
respecto a posibles personas que haya podido emplear en su tienda puesto
que, al margen de no estar acreditado, dicha alegación es tan abstracta que
hace imposible poder refutarla.
Por lo demás, y teniendo en cuenta que en realidad lo que se está
planteando es la concurrencia de un posible error del tipo del artículo 14.1
del CP ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , por no saber que lo entregado era
un paquete con cocaína, se debe igualmente señalar que la jurisprudencia de
nuestro Tribunal Supremo exige de forma reiterada que dicho error sea
probado por el acusado como hecho impeditivo y en este caso los anteriores
indicios excluyen el pretendido error sobre el elemento subjetivo del tipo.
En este sentido, la STS de 14 abril de 2005 (RJ 2005, 4357) resumiendo la
doctrina al respecto señala:
"En el caso, lo que el recurrente postula es la concurrencia del error sobre
un componente fundamental del tipo penal. A este respecto debemos
recordar que el error sobre un elemento esencial integrante de la infracción o
que agrave la pena excluye la responsabilidad criminal o la agravación, pero
no debe olvidarse que para que ello suceda es absolutamente imprescindible
que tal extremo se halle demostrado y fundado mediante afirmaciones que lo
contengan o evidencien estampadas en la sentencia de que se trate, no siendo
en modo alguno bastantes las subjetivas e interesadas declaraciones del
culpable. La de 29/11/97 (RJ 1997, 8535), también con cita de abundantes
antecedentes jurisprudenciales, aclara que desvirtuada la presunción de
inocencia que sólo cubre la dispensa de prueba frente a los hechos
constitutivos de la pretensión acusatoria, subsiste la precisión de probar los
impeditivos que el acusado introduce en el proceso. Por último, la STS de
25/3/98 ( RJ 1998, 2952) , resuelve un caso similar, fundamento de derecho
cuarto, sentando que en el número 2 del artículo 14 CP se establece que el
error sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una circunstancia
agravante impedirá su apreciación. Esta forma de lo que se denomina error de
tipo no podrá, empero, tenerse en cuenta cuando quien alega haber padecido
el error no lo prueba o cuando el error recaiga sobre aspectos fácticos de los
que la generalidad de las gentes tienen un conocimiento en razón de su
elementalidad de comprensión".
CUARTO
Por el ministerio público se considera que es de aplicación el subtipo
agravado del artículo 369.6ª del CP (RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777). La Sala
considera que es así. En efecto, las cantidades intervenidas (1.217,63 gramos
netos), por los grados de pureza expresados (62,475%), constituyen cantidad
de notoria importancia, ya que superan la cuantía de 750 gramos netos, más
de un kilo puro en este caso, que jurisprudencialmente es la cantidad
requerida para dicha modalidad agravada, a tenor del acuerdo no
jurisdiccional de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de 19 de octubre de
2001 (PROV 2002, 77558).
QUINTO
De dicho delito es responsable en concepto de autor del art. 28 del Código
Penal (RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) el acusado D. Claudio, por la
participación material y directa que tuvo en su ejecución.
La defensa modificó sus conclusiones definitivas solicitando, de forma
alternativa, que se apreciase que el hecho se había cometido de forma
imperfecta, es decir, en grado de tentativa. Sin embargo, el motivo debe
igualmente perecer puesto que es doctrina consolidada de nuestro alto
tribunal el considerar que aunque en el delito de tráfico de drogas caben las
formas imperfectas de ejecución, como la tentativa, en los envíos de drogas
desde el extranjero lo cierto es que dicho tribunal la ha limitado a los casos
en que la intervención del acusado no se haya producido hasta después de
encontrarse la sustancia en nuestro país siendo que se haya solicitado por un
tercero su intervención y que participe de forma accesoria y secundaria en los
pasos previos de recepción de la mercancía por sus destinatarios originales sin
haber intervenido en la operación previa destinada a traer la droga desde el
extranjero, sin ser el destinatario final de la mercancía, y sin que tenga
disponibilidad efectiva de la droga por ser detenido antes de hacerse cargo de
las misma ( STS 21 de junio de 2006 [ RJ 2006, 5562] , 12 de mayo de 2001 [
RJ 2001, 10311] , 21 de junio de 2001 [ RJ 2001, 9985] , 3 de marzo de 1997 [
RJ 1997, 1819] , etc.)
En este caso, este hecho queda acreditado por la propia declaración del
acusado que reconoce que el paquete iba destinado a él, así como por el
propio albarán que firmó y por la propia recogida del paquete. Por lo tanto,
no habiendo terceros a quienes fuese destinada de forma principal la droga no
cabe estimar la forma imperfecta alegada.
SEXTO
En la realización del expresado delito no concurren circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal.
SÉPTIMO
En cuanto a la determinación de la pena, y puesto la misma, in abstracto,
establece una horquilla de dosimetría muy alta para el tráfico de drogas, de 9
a 12 años, y puesto que no existen circunstancias modificativas de la
responsabilidad, de conformidad con el artículo 66.1 del CP (RCL 1995, 3170 y
RCL 1996, 777) correspondería imponer al acusado la mitad inferior de la
misma.
El tribunal ad quem considera que se deben imponer al acusado la pena de
10 años de prisión por los hechos cometidos en función de la elevada cantidad
de la droga que le fue incautada, 1.217,63 gramos de cocaína pura, además
de la multa por el valor de mercado al por mayor de la droga 100.000 euros,
puesto que no se ha impugnado el informe de valoración de la sustancia. Por
otro lado, y al no superar la pena de 10 años corresponde la pena accesoria de
inhabilitación absoluta.
OCTAVO
Con arreglo al art. 123 del Código Penal (RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777),
las costas procesales vienen impuestas por la Ley a todo responsable
criminalmente de un delito o falta.
NOVENO
Conforme al art. 127 del Código Penal (RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777),
toda pena que se impusiese por un delito o falta llevará consigo la pérdida de
los efectos que de ellos provinieren (artículo 374 del Código Penal).
FALLAMOS
CONDENAMOS a D. Claudio, como autor penalmente responsable de un
delito contra la salud pública del artículo 368 y 369.1º.6ª del CP (RCL 1995,
3170 y RCL 1996, 777), sin la concurrencia de circunstancias modificativas de
la responsabilidad criminal, a la pena de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN Y MULTA DE
100.000 EUROS, con sus accesorias de inhabilitación absoluta para el derecho
de sufragio pasivo durante el tiempo que dure la condena.
El acusado deberá pagar las costas procesales si las hubiera.
Se decreta la destrucción de toda la droga aprehendida.
Para el cumplimiento de la pena impuesta, se abona al condenado todo el
tiempo que han estado privado provisionalmente de libertad por esta causa.
Conclúyase las piezas de responsabilidad civil con arreglo a derecho.
Notifíquese esta Sentencia al condenado, al Ministerio Fiscal y a las partes
personadas, haciéndoles saber que contra la misma se puede interponerse
RECURSO DE CASACIÓN ante la Sala 2ª del Tribunal Supremo, anunciándolo
ante esta Audiencia Provincial dentro del plazo de cinco días contados a partir
del siguiente a la última.
Así lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
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