REFORMA DEL ESTADO EN EL ÁMBITO ECONÓMICO Y SOCIAL La consolidación democrática de México, cuya mejor evidencia es un país con instituciones fuertes, abre una nueva etapa en el devenir político nacional, en la cual el ejercicio republicano del poder público debe transformarse en beneficios sociales tangibles para los ciudadanos. En esta nueva etapa, la reforma del estado adquiere particular relevancia en los ámbitos económico y social, ya que sus resultados habrán de influir de manera directa en el bienestar de la gente. Las reformas económicas que componen la agenda de Reforma del Estado, tienen como objetivo consolidar la fortaleza y estabilidad macroeconómicas, procurar mayores recursos para destinarlos al gasto social, consolidar la certidumbre y competitividad para fomentar la inversión y generación de empleos, y fortalecer la economía familiar. 1 Uno de los temas pendientes más importantes, consiste en dotar al estado de mayores recursos para combatir la pobreza, abatir la desigualdad, la marginación y la discriminación, mejorar la distribución del ingreso y garantizar la provisión de servicios básicos en todo el país. Tales reformas deben hacer énfasis en los aspectos cualitativos del gasto público. La focalización, eficiencia, transparencia y oportunidad en el ejercicio del gasto, con una orientación hacia la inversión social, son condiciones necesarias para garantizar su eficacia. Adicionalmente, es impostergable consolidar un ambiente de competitividad para fomentar la inversión productiva, generadora de empleo bien remunerado, con una visión descentralizadora que promueva el desarrollo equilibrado en todo el país. 2 Una economía que pierde competitividad pierde, a su vez, la capacidad de generar empleos. En este ámbito es necesario garantizar el abasto suficiente, con calidad y oportuno de energéticos a precios competitivos, conservando en todo momento la soberanía nacional en este sector; contar con una oferta de servicios de transporte y telecomunicaciones diversificada, eficiente y menos gravosa; e impulsar la flexibilización del mercado laboral y la democracia sindical, sin menoscabo de los derechos de los trabajadores y la autonomía de sus organizaciones gremiales. Alcanzar acuerdos en estas importantes áreas de la economía nacional, es condición necesaria para consolidar la estabilidad, lograr un mayor crecimiento económico, generar mayores fuentes de empleo y garantizar el bienestar de nuestra gente. 3 Reconocemos, sin embargo, que las reformas mencionadas resultan insuficientes para solucionar problemas sociales como la inequidad, el rezago educativo, la pobreza y la marginación, si no están acompañadas de una agenda de reformas sociales construida sobre la base de una concepción humanista. Sólo un Estado justo, eficiente, responsable, solidario y humanista, podrá llevar a cabo un reparto equitativo de los beneficios de la estabilidad económica, y esta nueva etapa de renovación de poderes nos presenta una oportunidad inigualable para avanzar en esta apremiante tarea. La agenda pendiente de reformas estructurales de corte social es amplia, y tiene como prioridades: abatir la pobreza en todas sus vertientes; garantizar una equitativa distribución del ingreso; lograr la igualdad de oportunidades en el acceso a espacios educativos y fuentes de empleo; proteger a los 4 grupos vulnerables, y consolidar un efectivo y permanente desarrollo de todos los sectores sociales. La primera que debemos destacar es la cobertura universal de servicios de salud, que va de la mano con la ampliación de la cobertura en la seguridad social, medidas fundamentales para la protección de grupos vulnerables que carecen de medios para tener acceso a estos beneficios, sea porque viven en comunidades marginadas, incomunicadas, donde no existen instituciones públicas de salud, o porque su propia condición social y laboral, enmarcada en la informalidad, los hace inelegibles para acceder a la seguridad social. Paralelamente, es impostergable impulsar las reformas para dar viabilidad financiera en el largo plazo al IMSS y al ISSSTE, transformando los sistemas de pensiones de estas instituciones en fondos autofinanciables, para que así los recursos públicos que se liberen puedan canalizarse al financiamiento de sistemas populares de seguridad social, 5 que permitan otorgar pensiones para los adultos mayores entre la población más pobre. Un componente insoslayable de la política social, es una profunda reforma educativa, fundamentada en valores como el humanismo, la solidaridad y la responsabilidad social, y orientada a la formación integral de los nuevos ciudadanos, que garantice la cobertura universal y una preparación efectiva para la inserción de los jóvenes al mercado laboral. No podemos dejar de mencionar la reforma estructural del campo mexicano, que gira alrededor de cuestiones como la tenencia de la tierra, el incremento de la productividad y la focalización de apoyos, subsidios y transferencias para los productores más pobres, ya que hoy no necesariamente se subsidia a quien más lo necesita, mientras miles de familias campesinas no pueden producir lo suficiente para satisfacer sus necesidades de autoconsumo. 6 Cabe abundar en la importancia del gasto público, cuyo ejercicio debe ser más eficiente y orientado hacia la inversión social, para garantizar que los recursos lleguen a quienes más los necesitan. Todos los temas que he mencionado, están plasmados en la agenda de Acción Nacional, y quienes fuimos sus candidatos los hemos asumido como compromiso. Nuestra capacidad para alcanzar acuerdos en estos temas, será fundamental para lograr el bienestar de la sociedad mexicana. Nuestros esfuerzos deben estar orientados a impulsar el bienestar de todos los ciudadanos, a garantizar la equidad en la distribución del ingreso y al acceso a las oportunidades de desarrollo para los mexicanos. El trabajo conjunto de los tres poderes de la Unión, con un ánimo republicano y teniendo como base el bien común, será fundamental para que ahora, consolidada la democracia, 7 trabajemos en la construcción de una democracia socialmente eficaz en beneficio de las mayorías y, sobre todo, de quienes menos tienen. Asumamos el compromiso que nos exige nuestra sociedad y que requieren con urgencia los más desprotegidos. Muchas gracias. 8