Rotura uterina - Hospital Universitario Virgen de las Nieves

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Clases de Residentes 2014
Rotura uterina
Servicio de Obstetricia y Ginecología
Hospital Universitario
Virgen de las Nieves
Granada
ROTURA UTERINA.
Andrea Pinto Ibáñez.
09/01/2014
INTRODUCCIÓN
La rotura del útero gestante se define como una solución de continuidad
patológica de la pared uterina, situada con mayor frecuencia en el segmento
inferior.
La rotura uterina completa o catastrófica se considera la complicación
obstétrica más grave debido a su alta morbimortalidad materna y fetal, aunque
el diagnóstico y tratamiento precoces junto con las medidas de soporte han
reducido de forma importante la mortalidad materna. Debe distinguirse de la
dehiscencia de una cicatriz previa que no penetra en la serosa o no produce
complicaciones. La rotura de un útero intacto es rara, normalmente asociada a
sobredistensión (polihidramnios, gestación múltiple, etc.)
CLASIFICACIÓN 1, 2
Podemos clasificar según distintos criterios.
Según profundidad
• Rotura uterina completa: Podría decirse que es la rotura uterina
propiamente dicha. Es la disrupción de todas las capas de la pared
uterina, incluyendo la serosa, por lo que hay comunicación directa con la
Dra. Pinto / Dra. Pérez Herrezuelo
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cavidad abdominal. Tiene importante morbimortalidad materno-fetal,
pudiendo ocasionar: hemorragia severa, rotura vesical, histerectomía,
hipoxia fetal. En países desarrollados la principal causa es el intento de
parto vaginal tras cesárea anterior, mientras que en países en vías de
desarrollo la principal causa es el estancamiento del expulsivo con
imposibilidad de parto instrumental.3
• Rotura uterina incompleta o dehiscencia: la serosa permanece intacta,
por lo que no hay comunicación con la cavidad abdominal. En muchas
ocasiones no presenta manifestaciones clínicas evidentes, pudiendo
permanecer oculta. Sus complicaciones son mucho más leves que las
del caso anterior; las membranas fetales no están rotas, el feto
permanece en la cavidad uterina y el sangrado no se produce o es
mínimo. En ocasiones el diagnóstico se realiza en posteriores cesáreas,
o bien al observar en pruebas de imagen, durante el embarazo, la
extrusión de membranas con liquido amniótico en su interior.
Hay quien utiliza el término rotura cuando no hay cicatriz previa, y dehiscencia
cuando la rotura tiene lugar por cicatriz previa.
Según extensión y localización
• Rotura vaginal: muy difícil de tratar
• Cervicales supravaginales.
• Cervicosegmentarias.
• Segmentarias: Es la más frecuente, por ser esta zona la más débil del
útero.
• Segmentocorporales.
• Corporales: Poco frecuente, dado que el miometrio a nivel del cuerpo
uterino tiene un mayor grosor que en el segmento uterino.
• Cervicosegmentocorporales
• Laterales: suele ir acompañada de hematoma del ligamento ancho.
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Según su dirección:
• Longitudinal
• Transversa
• Oblicua
• Mixta
• Rotura estrellada
Según el momento
• Durante el embarazo: especialmente relacionada con las causas:
enfermedad trofoblástica gestacional, traumatismo (accidentes, heridas
penetrantes, etc), placenta pércreta.
• Durante el parto: Lo más frecuente. Normalmente por dehiscencia de
cicatriz uterina previa.
Según mecanismo
•
Espontáneas (por debilidad miometrial): cicatrices, lesiones la pared
uterina (ademiosis, tumores, etc.), adelgazamiento de la pared
(hipoplasia, gran multiparidad,legrados repetidos, alumbramientos
manuales, etc.), invasión miometrial por enfermedad trofoblástica.
•
Pasivas (traumáticas): Traumatismo externo (accidentes, heridas por
arma blanca o de fuego, etc.) o interno (maniobras obstétricas).
•
Activas (hiperdinamia): En partos dirigidos (estimulación con
oxitocina inadecuada) o espontáneo (desproporción pelvifetal,
situación transversa).
EPIDEMIOLOGÍA
La rotura de un útero intacto es muy rara, su incidencia está estimada entre
1/5700 y 1/20000 embarazos.3 La mayoría de las roturas uterinas tienen lugar
en casos con cicatriz previa.
La incidencia de rotura uterina ha ido en aumento debido al incremento de
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partos vaginales tras cesárea anterior. Actualmente oscila entre el 0.3 y el 1 %,
siendo mayor en mujeres en las que tiene lugar un intento de parto vaginal tras
cesárea (0,78%) que en aquellas en las que se lleva a cabo una cesárea
electiva (0,22%).4,5 Depende, en gran medida, de la localización de la cicatriz
uterina previa. Así de menor a mayor incidencia: segmentaria transversa,
segmentaria vertical y cesárea corporal.
La miomectomía con entrada a cavidad, sobre todo de miomas intramurales y
submucosos, supone un incremento del riesgo de rotura uterina en embarazos
posteriores. La electrocoagulación produce miolisis y mala cicatrización, que
disminuye la resistencia de la pared uterina.
Otros factores relacionados con la incidencia de rotura uterina son: Bishop no
favorable en el momento del ingreso para parto, inducción del parto y distocias
entre otras.
Además, existen otras circunstancias que podrían favorecer la rotura uterina,
aunque su relación no está clara y, por tanto, no son especialmente útiles a la
hora de predecir la posibilidad de rotura: edad materna avanzada, edad
gestacional avanzada, peso fetal estimado de más de 4000g, intervalo entre
partos menor de 18-24 meses e histerorrafia en una capa.6
El parto vaginal previo, ya sea antes o después de una cesárea, podría
considerarse factor protector frente a la rotura uterina. Es decir, si se trata de el
segundo parto vaginal tras una cesárea (OR 0.52) , o bien ya hubo un parto
vaginal previo a dicha cesárea (OR 0,26-0,62), el riesgo de rotura es menor. 7
ETIOLOGÍA 2
Lesión uterina o anomalía presente antes del embarazo actual
•
Intervención quirúrgica que afecta a miometrio: cesárea, rotura
uterina reparada previamente, miomectomía con entrada en cavidad
uterina, resección profunda de la pared intersticial de la trompa de
Falopio.
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•
Traumatismo uterino: legrados, traumatismo punzante.
•
Anomalía congénita: embarazo en cuerno uterino poco desarrollado.
Lesión uterina o anomalía durante el embarazo actual
•
Antes del parto: Contracciones espontáneas, persistentes e intensas,
estimulación del trabajo de parto con oxitocina o prostaglandinas,
amnioinfusión, perforación con un catéter de registro de presión
intruterina, versión externa, sobredistensión uterina (hidramnios,
gestación múltiple)
•
Durante el parto: Versión interna, parto instrumental complicado,
anomalía
fetal
que
distiende
el
segmento
uterino
inferior,
alumbramiento manual.
•
Adquirida: Placenta íncreta o pércreta, neoplasia trofoblástica
gestacional, adenomiosis.
PREDICCIÓN DE LA POSIBILIDAD DE ROTURA. PREVENCIÓN.
Técnicas de imagen
La más utilizada es la ecografía. Se mide el grosor del segmento uterino
inferior, así como la anchura, profundidad y longitud de la sombra acústica
situada en el lugar de la cicatriz uterina. Sin embargo, aún no se ha
determinado el riesgo de ruptura en función de estas medidas e incluso, se dan
casos en los que, con un grosor adecuado, la pared uterina se rompe.
No hay un valor de medida que sea suficientemente bueno como predictor
anteparto de la posibilidad de rotura uterina. Kok et al. en 2013 realizaron un
metaanalisis por que cual se concluyeron puntos de corte para los que se
alcanzaba un 95% de sensibilidad y un 65% de especificidad. El punto de corte
para el segmento uterino inferior es 3,1 – 5,1 mm de grosor, por encima del
cual el riesgo de ruptura es menor.8,9
Al realizar estudios de imagen a mujeres que no están de parto, por
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sintomatología abdominal o bien por traumatismo, podría verse disrupción del
miometrio, hematomas adyacentes a la histerotomía, liquido amniótico libre en
cavidad peritoneal, anhidramnios, útero vacío, o partes fetales fuera del mismo.
En caso de que la ecografía no nos aporte la información suficiente, podría ser
necesario recurrir al la RMN o, incluso, a TC.10
Partograma
Un aspecto importante a tener en cuenta es la adecuada cumplimentación del
partograma durante la dilatación, para llevar a cabo la correcta indicación de
cesárea por estancamiento de la dilatación o progresión del parto.
Medidas preventivas 11
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, en su protocolo de rotura
uterina actualizado en junio de 2013, propone entre las medidas más
recomendables para intentar prevenir la rotura uterina las siguientes:
• Controlar adecuadamente el uso de la oxitocina, principalmente en grandes
multíparas, partos prolongados y fetos muertos si se asocia con
prostaglandinas.
• Seleccionar debidamente los casos de cesárea anterior a la hora de permitir
el parto por vía vaginal. Evitar el uso de misoprostol en cesáreas anteriores.
• Acortar el tiempo de espera en fase activa de parto sin progresión (parto
estacionado) y el expulsivo en mujeres con cesárea anterior.
• Evitar las presiones fúndicas excesivas en la segunda fase del parto, dado
que pueden causar daño y no resuelven las distocias.
• Evitar partos y maniobras traumáticas, fundamentalmente en mujeres con
cicatriz uterina previa.
• Indicar cesárea electiva en mujeres con cesárea previa longitudinal o en T
invertida, con más de dos cesáreas previas, con apertura de cavidad
endometrial durante la cirugía uterina (excepto la cesárea) o con rotura uterina
previa.
• En mujeres con cesárea anterior con factores asociados como diabetes
gestacional, macrosomía, necesidad de inducción o presentación podálica, no
hay contraindicación para el parto vaginal, pero debe actuarse con prudencia.
• En otros factores como obesidad, histerorrafia en una capa, fiebre en el
puerperio de la cesárea previa y edad materna, no existen datos que permitan
sacar conclusiones definitivas.
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CLÍNICA
Puede variar en función de la causa, de la forma anatomo-clínica o del
momento de la rotura. El reconocimiento de los síntomas y signos nos permitirá
realizar un diagnóstico precoz y manejo inmediato.
Signos y síntomas premonitorios de rotura uterina
•
Anomalías en la FCF: no hay un patrón patognomónico, aunque lo
más frecuente es la aparición de una bradicardia grave que puede
estar precedida de deceleraciones tardías. Muerte fetal.
•
Sangrado vaginal: puede ser moderado, leve, e incluso inexistente.
Es muy típico el incremento del sangrado al mover la presentación
mediante tacto vaginal.
•
Hemorragia
intraabdominal:
se
manifiesta
con
el
deterioro
hemodinámico de la madre.
•
Dolor abdominal repentino o empeoramiento del mismo, que podría
estar enmascarado por la anestesia.
•
Distensión y abombamiento del segmento uterino inferior, doloroso a
la palpación y que persiste aun con el útero relajado.
•
Alteraciones en la dinámica uterina: En el registro tocográfico se
observa una fase de hiperdinamia, seguida de un patrón denominado
“en escalera”, que consiste en una disminución progresiva de la
intensidad de las contracciones.
Cabe destacar que todo lo anteriormente descrito es especialmente llamativo
en los casos de rotura sin cicatriz previa, pudiendo pasar desapercibido en los
casos de ruptura de cicatriz de cesárea anterior, o dehiscencia.
Rotura intraparto
• Dolor abdominal agudo coincidente con el acmé de la contracción, con
sensación de desgarro que irradia a todo el abdomen, e incluso al
hombro por irritación peritoneal.
• Cese brusco de las contracciones, con mejoría y alivio del dolor.
• Palpación de partes fetales con mayor facilidad que en condiciones
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normales, y de un útero contraído justo por encima.
• Deterioro brusco de la FCF, incluso antes del dolor.
• Retroceso en el avance de la presentación o cambio de la misma (p. Ej.
presentación de hombro, cuando previamente estaba en cefálica)
En resumen, podemos definir como signos cardinales para sospecha:
-
Pérdida de bienestar fetal.
-
Pérdida del plano del feto,
-
Hemorragia vaginal.
-
Deterioro hemodinámico materno.
En el postparto, las roturas que han tenido lugar durante el parto se manifiestan
con dolor, taquicardia, deterioro del estado general de la paciente y hemorragia
vaginal que no cede a la administración de uterotónicos. Puede darse incluso
hematuria si la vejiga también se ha visto afectada.
La rotura postparto puede estar relacionada con la extracción fetal, un parto
instrumental, alumbramiento manual, etc. El tiempo que tardarán en aparecer
las manifestaciones dependerán de la gravedad de la rotura, llegando a tardar
horas en el caso de roturas leves.
DIAGNÓSTICO
Se basa en la clínica. Debemos sospechar, sobre todo, cuando se dan las
manifestaciones descritas previamente en mujeres en trabajo de parto con
cesárea anterior.
En el parto vaginal tras cesárea debe extremarse la vigilancia:12
-
Monitorización fetal continua.
-
Control de la dinámica uterina (preferentemente mediante catéter
intrauterino).
-
Evitar la prolongación excesiva del parto (ayuda instrumental si es
preciso).
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Valoración clínica del sangrado postparto.
Diagnóstico diferencial
-
El dolor abdominal, sangrado y el deterioro en la FCF pueden estar
relacionados con DPPNI o corioamnionitis.
-
La
inestabilidad
hemodinámica
puede
ocurrir
con
sangrado
intraabdominal de cualquier causa, como puede ser rotura hepática (en
preeclampsia severa), rotura de aneurisma de arteria esplénica, etc.
-
Hay múltiples causas de abdomen agudo. La laparotomía después de la
estabilización materna permite el diagnóstico y tratamiento.
MANEJO Y TRATAMIENTO 1,2,6,13
Se trata de una situación emergente. No se debe intentar el parto por vía
vaginal, pues esto podría agravar las lesiones. En el caso de que el diagnóstico
haya tenido lugar en la revisión tras parto vaginal, se debe realizar una
laparotomía para identificar las características de la lesión y proceder al
tratamiento adecuado. Si se trata de una dehiscencia, no está indicada la
laparotomía exploradora mientras no haya sangrado o alteración del estado
hemodinámico de la paciente pero es recomendable evitar un nuevo embarazo.
Sospecha de rotura
Las pacientes hemódinámicamente inestables deberían estabilizarse mediante
fluidoterapia, expansores del plasma o transfusión sanguínea, según sea
necesario. Posteriormente se ha de proceder a parto mediante cesárea.
Es importante administrar profilaxis ATB, siendo el riesgo de infección mayor
en el caso de reparación de la lesión que en la histerectomía. Colocaremos una
sonda vesical para la monitorización de la diuresis.
La elección entre anestesia locorregional o general dependerá de la situación
clínica de la paciente y la urgencia.
La incisión abdominal dependerá del diagnóstico principal. La incisión de
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Pfannestiel nos proporciona una buena visibilidad del segmento uterino inferior
y la pelvis, mientras que la laparotomía media es mejor para una exploración
abdominal completa.
La morbilidad fetal presenta un aumento exponencial cuando el tiempo que
pasa entre la detección de las anormalidades en la frecuencia cardiaca fetal y
la cesárea excede los 18 minutos.14 Sin embargo, un lapso de tiempo menor de
18 minutos no excluye la posibilidad de secuelas por hipoxia fetal, pues la
aparición de las mismas no solo depende del tiempo transcurrido, si no también
del grado de desprendimiento de la placenta tras la ruptura uterina.
Rotura uterina
En la mayoría de los casos, la rotura se cierra de la misma forma que una
histerotomía convencional, junto a las medidas hemostáticas pertinentes según
se precise. Si bien se consideraba que el número de capas de la histerorrafia
no influía en la tasa de roturas posteriores, un estudio de la Universidad de
Montreal observa un riesgo cuatro veces mayor cuando la sutura es en monocapa en lugar de en dos capas.15 De manera que, actualmente, se tiende a
realizar una sutura en doble capa del defecto, especialmente si se trata de una
rotura sobre histerorrafia de cesárea anterior. 2
En el caso de que no sea posible el cierre y hemostasia adecuados, será
necesaria la realización de una histerectomía. En esta decisión, los principales
factores a tener en cuenta son la posibilidad de salvar el útero y la capacidad
del cirujano para ello, así como los deseos genésicos de la mujer.
Los objetivos de la cirugía conservadora son:
-
Reparar el defecto de la pared uterina.
-
Controlar la hemorragia.
-
Identificar daños en otros órganos.
En caso de coexistir atonía uterina que no permita detener el sangrado, es
posible la utilización de fármacos uterotónicos.
La reparación suele primar en pacientes jóvenes con deseos gestacionales y si
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se trata de desgarros segmentarios o transversales.
En los casos de dehiscencia o rotura de la cicatriz de cesárea, si la lesión no es
extensa ni afecta al parametrio, la conducta será la sutura de la lesión. En el
resto, histerectomía debido a la gravedad y/o extensión de la lesión (desgarros
uterinos longitudinales, complejos o laterales que pueden afectar a los vasos
uterinos).
No hay evidencia de cual es la mejor técnica para la reparación del útero
debido a la variabilidad de localización y extensión del defecto. Por lo general:6
-
Rupturas mediales que no afectan a la vascularización anexial son
subsidiarias de cierre primario.
-
Rupturas muy grandes o laterales que afecten a vascularización anexial
precisan ligadura vascular e incluso, en ocasiones, histerectomía.
-
La decisión por una histerectomía se debe basar en varios factores:
deseos gestacionales de la mujer, extensión de la lesión uterina,
estabilidad intraoperatoria de la paciente.
La rotura uterina puede ir acompañada de complicaciones tales como la lesión
de la vejiga. En estos casos, tras la reparación de la vejiga será necesario dejar
una sonda vesical durante al menos 14 días. En el caso de lesión extensa de
vejiga o ureteral, será necesario consultar con el urólogo.
Dehiscencia
El manejo de la dehiscencia depende de la edad gestacional, aunque no hay
evidencia que permita realizar recomendaciones firmes. Cerca del término del
embarazo, realizar una cesárea electiva quizá sea la opción más segura para
evitar la progresión de la ruptura.
PRONÓSTICO
Actualmente el pronóstico ha mejorado gracias al mejor control de los partos de
riesgo. La dehiscencia de una cicatriz transversa tiene una menor mortalidad
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materna (<1%) que la de una cicatriz longitudinal ( 5%).
Lo más frecuente es que haya consecuencias tanto para la madre como para el
feto. En 2003, Chauhan et cols. realizaron una revisión de la literatura sobre
parto vaginal tras cesárea en la que se reflejaron las complicaciones por cada
1000 rotura uterinas: 1,8 casos precisaron
transfusión sanguínea, 1,5
presentaron pH fetal anómalo (pH <7.00), 0,9 acabaron en histerectomía, 0,8
con lesiones genitourinarias, 0,4 muertes perinatales y 0,2 casos de muerte
materna.6, 16
La consecuencia materna más grave es la necesidad de histerectomía, junto a
sus posibles complicaciones (lesiones urinarias, infección postoperatoria, etc.).
Para el feto, la peor es la muerte perinatal y lesión neurológica por
encefalopatía hipóxico-isquémica. En un estudio del NIH Maternal Fetal
Medicine Units Network se recoge que en 114 recien nacidos tras ruptura
uterina, se dieron 7 casos de encefalopatía hipóxico-isquémica, mientras que
en recién nacidos por cesárea electiva no hubo ningún caso de dicha afección.
La mejoría del pronóstico se alcanza mediante el reconocimiento inmediato de
los síntomas y signos, para así obtener un diagnóstico precoz y poner en
marcha el tratamiento, que incluye laparotomía, medidas de soporte y profilaxis
antibiótica.
RIESGO DE RECURRENCIA Y MANEJO EN EMBARAZOS FUTUROS.
Hay estudios que hablan de que el riesgo de recurrencia de la rotura uterina va
del 22 al 100%, siendo mayor cuando la lesión afecta al fondo uterino. 17
La rotura recurrente puede darse ya en el segundo trimestre y es difícil
predecirla. La mayoría de los obstetras abogan por realizar una cesárea
programada antes de que la mujer se ponga de parto. 7, 11
En el caso de que la lesión haya afectado al fondo uterino, una estrategia
razonable para gestaciones posteriores es evaluar la madurez pulmonar a las
34-35SG mediante amniocentesis, y llevar a cabo cesárea electiva si los
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pulmones están maduros. Si aun no hay madurez pulmonar, se procede a la
administración de corticoides y cesárea en 48 horas.
Dado el riesgo de rotura en embarazos posteriores, si no se desea
descendencia, es recomendable la esterilización tubárica en el mismo acto
operatorio.
Dra. Pinto / Dra. Pérez Herrezuelo
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