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CAPITULO III.
SUS PRIMEROS ANOS DE ORfANDAD.
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Era ya una joven Leona, cuando fallecieron, primero, don Gaspar y, poco después, el 9 de septiembre de 1807, dofla Camila. 1 Ambos debieron de morir tranquilos, pensando que su hija quedaba
con las armas de la virtud, de la inteligencia y del saber, para salir
victoriosa en las luchas del mundo.
Don Agustín Pomposo se hizo entonces cargo, como curador,
de la persona de Leona y de sus bienes hereditarios, conforme lo
dispuso doña Camila en su testamento, considerando que don Agustín Pomposo había sido un verdadero padre para ella, desde sus
primeros años basta su muerte, y por tener demasiada experiencia del honor y el desinterés de tan noble hermano. 2
l A. P. Fernández de San Salvador. Cuerpo de bienes citado.
2 El testamento fué otorgado en México, el 12 de junio de 1802, y añadí·
do, el 12 de agosto de 1807. M. S. en mi poder.
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Con el objeto de cuidar mejor ele Leon;1, don Agustín Pomposo
pensó que debía_ vivir á su lado; pero como á la vez: quiso que Leon~L disfrutase de la mayor libertad posible, alquiló una casa muy
[francte, la número 19 de la calle de Don Juan lVJanucJ, que fué
la que más gustó á Leona, entre muchas que vió, y allí forn11í don
Agustín Pomposo dos viviendas separadas: una que dcstin6 <í
l .. eona y otra que reservó para sí y su familia; no obstante que esta segunda habitación era muy inferior á la prímera, clon Agustín
Pomposo resolvió pagar de su propio peculio la mitad ele la renta
de la casa, 1 que ascendía en junto á 366 ps. 6 rs., por cada tercio
anuaL Esto y el haber pagado espontáneamente don Agustín Pomposo, de su propio peculio también, la mitad de los gastos de los funerales de doña Camila, que importaron 1,700 pesos, y que Leona
se empeí'laba en sufrirlos todos ella sola, 2 permitían augurar que
don Agustín Pomposo administraría con escrupulosa honradez los
bienes hereditarios que le había confiado su hermana.
Leona debió haberse transladado de la casa murtuoria, ubicada
en la calle del Angel, á su nueva casa, muy poco después del 3 de
noviembre, día en que se firmó el contrato de arrendamiento correspondiente. 3 Leona llevó consigo á su antigua servidumbre,
que era numerosa, y desde luego se ocupó en vestirla de luto; 4 dedicóse á la vez á comprar y mandar construir muebles nuevos, porque su madre habfa fallecido de enfermedad contag·iosa y onlcnado que ninguno ele los suyos tomara Leona; por último, distrajo
un tanto su orfandad reciente con el arreglo de su casa, donde convirtió una bodega en cochera para ,g-uardar sus dos carruajes, pintó algunas puertas, abrió nuevas é hizo otras composturas. 5 Habituada Leona á toda clase ele comodidades domésticas, cuidaba
naturalmente de conservárselas.
Desplegó exquisito lujo para amueblar su casa con canapés
que tenían cojines forrados en seda; mesas graneles, rinconeras, sillas, cómodas y aguamaniles de madera de bálsamo y embutidos;
espejos grandes con otros ovalados en los copetes; baúles de li-
1 A P. Fernández de San Salvador.Cuenta de mi sobrina doña María
Leona M¡¡rtfn Vicario, desde eldia de la muerte de su madre, doña Camila
Fernándcz de San $alvador, acaecida la noche del 9 de septicmhre de 1B07_
26 de abril de 1815. En Causa citada, instruída contra la misma Leona.
2 Ibídem.
3 Ibídem.
4 Ibídem.
5 Ibidem .
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naloé pintados, 1 candelabros de cristal azul turquí dorado) bombas
de cristal blanco con sus cadenillas para colgar y pinturas de valor. 2 El mismo buen gusto aparecía en su vajilla de Sajonia, en sus
vasos de cristal dorado, en sus cucharas, cucharones, tenedores,
cuchillos, braserito, candeleros, saleros y vinagrera, todos de plata, :3 y principalmente en los útiles y enseres que sólo ella usaba,
como su rosario de perlas y oro, de siete misterios; sus escobetas con guarnición de seda y plata, para peinarse; su partidor de
plata y sus peines ele carey; sus fundas de almohada hechas de cambray y entretejidas con lazos de listón; su almohadilla de madera
de bálsamo con chapíta y llave de plata; su dedal de oro; sus devanadores de carey con seda y su caja ele pinturas muy finas, maqueada.-+
Los gastos que Leona hizo para instalarse: en sti nueva casa, resultaron excesivos con relación al capital de 107,000 pesos que había heredado de sus padres, y del cual una porción considerable
era improductiva, porque consistía en alhajas y muebles. De mane·
raque muy pronto Leona no contó en realidad, para vivir, sino con
un capital de 85,400 pesos, impuesto al 5% sobre el peaje y avería
del camino de Veracruz, y que por lo mismo sólo le proporcionaba una renta anual de 4,270 pesos: Esto no debe de haber pasado
inadvertido de don Agustín Pomposo, que llevaba sus cuentas con
minuciosa exactitud; pero sí de Leona, que jamas había administrado bienes algunos; por Jo que continuó gastando como gastaba
su madre cuando don Gaspar, hábil para los negocios, acrecía sin
cesar su fortuna. Doña Camila fué probablemente muy gastadora
también; nos consta, á lo menos, que gustaba asimismo de usar
valiosas cosas de exquisito gusto; su cigarrera, por ejemplo, era de
oro y de brillantes: 5 sabido es que entonces las señoras fumaban.
Leona, así, pedía y pedía sin tasa fuertes partidas de dinero á don
Agustín Pomposo, quien, por querer ejercer para ella «los oficios
de padre y madre,, segün expresión suya,6 tuvo la debilidad de no
1 A. P. Fcrnández de San Salvador. Razón de los bienes que dejó doña
Marfa Leona Vicario en esta casa número 19 de la calle de donJuan Manuel,
donde habitaba en mi compañia, aunque tenia m os separadas familias y habitaciones. Abril 28 de 1815. En causa citada, instruida contra la misma Leona.
2 A. P. Fernández de San Salvador. Cuenta y Razón citadas.
3 Ibídem.
4 A. P. Fernández de San Salvador. Razón citada.
5 A. P. Fernández de San Salvador. Cuerpo de bienes citado.
6 Alegato en defensa de su sobrina doña María Leona Martín Vicario.
(Sin fecha.) En causa citada, instrufda contra la misma Leona.
ANALES.
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negarle nada. No es de extrañar. pues, que Leona consumiera en
lo~ tres primeros meses de su orfnnclad, no completos, 6 sea desde
el 10 de septiembre hasta el 31 de diciembre de 1R07, la excesiva
cantidad de 11,777 pesos; 1 diremos en su abono CJLte, aparte ele los
fuertes gastos de Jos funerales de doña Camila, ele lutos, de compra de muebles nuevos, de apertura de cochera y otros igualmente necesarios, tuvo que pagar El,OOO pesos ü donJuan .1\ntonio
Cobián por el traspaso de la casa de Don Juan Manuel, 2 clomlc él
había hecho por cuenta propia mejoras muy costosas, poniendo vidrieras con cristales grandes y finos, cielos rasos de mirriñ;¡quc,
cajonerías embutidas en la pared, etc., etc.; 3 agregaremos que durante el siguiente año de 1808, Leona se redujo á gastar 6,900 pesos en números redondos, 4 suma que, si bien se saldaba aún con
un déficit cuantioso, permitía en cambio esperar un equilibrio
próximo entre las rentas y los gastos, que para nadie es f<ícil de
realizar repentinamente; todavía podríamos añadir en favor ele Leona que no llegó á gastar en alhajas un solo medio, á pesar de que
cualquiera otra joven rica, en su caso, hubiera comprado muchas;
cierto es que Leona no las necesitaba, pues poseía las muy valiosas de su madre, como un aderezo formado de un collar de cincuenta y una perlas y una calabacilla con lazo de brillantes, y dos
aretes también con calabacilla y estrellitas y lazos de brillantes.5
Empero, si Leona en sus gastos se mostró ligera, puso en todo lo demás excepcional cordura, cual correspondía á la educación
perfecta que había recibido ele sus excelentes padres, á quienes
continuó amando como si vivieran; este amor se manifestaba de
un modo especial con las misas que frecuentemente hacía decir para sufrag-io ele sus almas. 6
Sucede generalmente que quienes tienen puestos sus ojos de
continuo en la divinidad infinita y perfecta, al volverlos sobre este
mundo de miserias, encuentran despreciables á los insignificantes
y def,ectuosos seres que lo pueblan; pero no sucedió asf con Leona, que á la par que abrigó siempre un intenso misticismo, según
diremos luego, alentó hasta su muerte acendrados sentimientos altruistas, que le hicieron profesar vivfsima simpatía <í todos sus
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A. P. Fernández de San
Ibídem.
A. P. Fernández de San
A. P. Fcrnández de San
A. P. Fernández de San
A. P. Fernández de San
Salvador. Cuenta citada.
Salvador.
Salvador.
Salvador.
Salvador.
Razón citada.
Cuenta citada.
Razón citada.
Cuenta citada.
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pn)jimos, :í quienes indistintamente socorría en su pobreza, á veces "con gruesas sumas de dinero;» 1 curaba por su propia mano
en sus enfermedades; 2 manten Ííl en su vejez desvalida, 3 y perdonaba cuando le harían algún mal. ·~
1 C. M. de Bustamantc. Necrología citada.-A. P. Fernándcr. de San Salvador, Cuenta citaJa.-Copia Jel tcsuuncnto Jc doña Leona Vicario. 30 de
marzo de lH39. l\1. S. en mi poder.
:3 A. P. Fern;índcz de San Salvador. Alegato en defensa de dol'ia Maria
Leona Martín Vicario. (Sin fecha.) En causa dtada, instrufda contra la misma Leona.
él C. l\1. de Bustamanle. Necrología citada .
.+ A P. Fernúmlez tk San SalvaJor. Cuenta y Razón citadas.
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