N° 231 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Nº 231
T.
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Venado Tuerto,
Y VISTOS:
20
de Diciembre de 2012.
Los presentes autos Nº 225/2012 “R.R.A. S/ROBO
AGRAVADO – ABIGEATO AGRAVADO”;
CONSIDERANDO: I) Contra la Resolución Nº 1173 del 17 de
Octubre de 2012 por la que el Dr. Eduardo A. Bianchini, Juez en lo Penal de
Instrucción de Venado Tuerto resolvió: I) DICTAR AUTO DE PROCESAMIENTO a
R.A.R., argentino, separado, nacido el 01/09/78 en Venado Tuerto, hijo de R. E. y
G.M.C., domiciliado en Venado Tuerto, albañil, como presunto coautor y autor
penalmente responsable de los delitos de “ABIGEATO AGRAVADO” y “ROBO
AGRAVADO” ambos en concurso real entre sí (arts. 45, 55, 167 quater inc. 6 en
relación al 167 ter último párrafo y 166 inc. 2 primera alternativa del Código
Penal) en la Causa N° 1373/11 y su acumulada causa N° 1776/12 que se le siguen
por ante el Juzgado en lo Penal de Instrucción de Venado Tuerto, mantener el
estado de detención y ordenar también el embargo sobre sus bienes hasta cubrir la
suma de pesos diez mil (arts. 325, 326 y 332 del CPP); II) DICTAR AUTO DE FALTA
DE MÉRITO en favor de R.A.R.,, como presunto coautor penalmente responsable del
delito de “ROBO AGRAVADO EN GRADO DE TENTATIVA” (arts. 45, 166 inc. 2
primera alternativa en función del 42 del Código Penal) que se le sigue en la causa
N° 1364/12 disponer su libertad en la presente, previa constitución de domicilio,
sin perjuicio de proseguir las investigaciones (art. 327 del CPP); III) DICTAR AUTO
DE FALTA DE MÉRITO en favor de G.S., nacida el 14/10/52 en Venado Tuerto, hija
de M.S., separada, ama de casa, domiciliada en Venado Tuerto, como presunta
coautora penalmente responsable del delito de “ROBO AGRAVADO EN GRADO DE
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TENTATIVA” (arts. 45, 166 inic. 2 primera alternativa en función del 42 del Código
Penal) que se le sigue en la causa N° 1364/12, mantener su estado de libertad, sin
perjuicio de proseguir las investigaciones (art. 327 del Código Procesal Penal); IV)
DICTAR AUTO DE FALTA DE MÉRITO en favor de M.C.., argentina, soltera, nacida
el 01/04/77 en Capital Federal, hija de F. y M.M., domiciliada en Venado Tuerto,
ama de casa, como presunta coautora penalmente responsable del delito de ROBO
AGRAVADO (arts. 45, 166 inc. 2 primera alternativa del Código Penal) que se le
sigue en la Causa N° 1776/12, disponer su libertad en la presente, previa
constitución de domicilio, sin perjuicio de proseguir las investigaciones (art. 327
CPP).; el imputado R., por derecho propio y su abogado, Dr. Manuel Ortego,
interpusieron recurso de apelación, el que fue concedido -en relación y sin efecto
suspensivo- por decreto del 25/10/2012.
1.- El Dr. Manuel Ortego, abogado defensor del imputado R.
A.R., al expresar agravios solicitó la revocación del procesamiento por entender
que no están cumplidos los requisitos exigidos para dictar el procesamiento de su
defendido.
En primer lugar, se refirió a la Causa N° 1373/11 sobre
Abigeato Agravado. Sostuvo que la declaración de su defendido en sede policial no
constituye “prueba idónea”, toda vez que careció del debido control de parte.
Advirtió que la prueba ostenta falencias en su forma y producción que facultan a
aseverar que no abastece requisitos mínimos que permitan adjudicarle la categoría
de indicio.
Reiteró que la declaración de R. fue colectada sin control de
parte y en sede policial, circunstancia que conspira contra la supuesta idoneidad
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de la misma. El acta de policial -acotó- es “un calco de otras actas” y afirmó que su
defendido fue “constreñido” a firmarla por temor reverencial entre otras posibles
causas conjeturales.
El Dr. Ortego indicó que basta cotejar los supuestos dichos de
E.M.M. (fs. 32) con el acta obrante a fs. 35 para sostener lo indicado ut supra. Se da
la existencia de ocho renglones idénticos en ambas actas, cambiando sólo la
identidad del supuesto compañero de delito. Reflexionó que resulta inverosímil que
dos declarantes utilicen idénticas frases, puntuación y palabras a lo largo de ocho
renglones y, en el caso de R., que mencione a M. por sus dos nombres de pila,
cuando lo habitual es que lo señale por uno de ellos solamente o por su apodo.
Advirtió además que su pupilo no ratificó en sede judicial lo
expresado en sede policial, por lo que su eficacia probatoria debe ser calificada
como débil.
El curial a cargo de la defensa puntualizó, además, que el acta
de inspección ocular y el croquis demostrativo (fs. 12/13) constituyen actos de
instrucción que relevan el lugar del hecho, pero para nada involucran en el mismo
a su asistido.
Agregó que del acta de allanamiento no surge ningún
elemento que involucre a su defendido, dado que no reviste la titularidad del
inmueble ni resulta locador ni tenedor del mismo.
Acerca de las fotos de los porcinos (fs. 58/60) sostuvo que sólo
acreditan su hallazgo en la vivienda, pero que de ellas jamás puede inferirse que
R.A.R. los hubiera trasladado hacia ese lugar y los hubiera confinado allí.
Concluyó que las supuestas pruebas a las que se refiere el A
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quo constituyen simples afirmaciones dogmáticas que carecen de correlato con las
constancias obrantes en la causa.
Con relación a la Causa N° 1776/12 sobre “Robo Calificado”, el
Dr. Ortego argumentó que el Magistrado de Baja Instancia se basó en una prueba
absolutamente nula cuando alega como fundamento el reconocimiento fotográfico,
ya que éste carece de validez y eficacia por incumplimiento de los requisitos
exigidos por la ley.
Recordó que la norma exige que en forma previa al
reconocimiento se tome juramento o promesa de decir verdad a quien debe
practicarlo y que, antes, quien deba reconocer describa a la persona de que se trata
(art. 288 CPP). Agregó que el Acta que luce a fs. 11/12 de autos evidencia el
incumplimiento total y absoluto de lo establecido en el art. 288 CPP.
Asimismo, entendió que el Acta no especifica los datos de las
personas cuyas fotografías les fueran exhibidas a la víctima y que tampoco se
asientan en el instrumento impugnado las palabras precisas emitidas por quienes
practican la medida (art. 199 y 200 Ley 12.734).
En el mismo orden, la Defensa alega que la abrumadora
cantidad de requisitos incumplidos en el reconocimiento fotográfico y la
circunstancia de que, a la misma hora en que ello sucedía, el remisero M. P.
señalaba a R.R. como pasajero de su remis (fs. 10), constituyen claros indicios de la
parcialidad y direccionamiento de prueba con que se condujo la preventora.
Consideró también que es inverosímil la descripción
pormenorizada que efectúa la víctima de la persona que -dice- incluye su altura,
tipo y color de ropa cuando, según sus dichos, observó que su atacante “tenía la
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cara desencajada” y “no parecía una persona normal”. Asimismo, remarcó que el
reconocimiento fotográfico fue direccionado e inducido, quedando descalificada su
“idoneidad” para fundar el auto de procesamiento.
Remarcó que si bien R. permaneció en la habitación N° 2 del
Motel “Yamica” con M.C.M., por unos 50 minutos, no existe prueba que permita
relacionarlo con el atacante de la víctima.
Reiteró que -a su criterio- la víctima fue direccionada e
inducida a reconocer a su pupilo.
El Dr. Ortego, a todo evento y para el eventual, hipotético y
probable caso en que no se haga lugar a lo peticionado, efectuó la correspondiente
reserva de recursos extraordinarios (Ley 7055 y Ley 48).
Por lo argumentado, solicitó que se revoquen los autos de
procesamientos dictados en las causas N° 1373/11 y 1776/12 contra R.A.R. y que
en su lugar se decrete el sobreseimiento o falta de mérito.
2.- El Dr. Fernando I. Palmolelli, Fiscal de Cámaras, al contestar
agravios, en primer lugar, recordó el tenor del acto de procesamiento.
Seguidamente, el Sr. Fiscal de Cámaras, con relación a la Causa
N° 1373/11 indicó que la prueba recabada durante la Instrucción no sólo se
sustenta en la confesión del imputado en sede prevencional, sino que además,
como consecuencia de la misma, se produjo el secuestro y devolución de los
lechones sustraídos.
Agregó que la confesión de R. no fue aislada y a ello se suma
que en sede judicial, el imputado se abstuvo de declarar, dejando a la causa
huérfana de otra hipótesis que no sea la sostenida por el A quo en su resolución
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cuestionada. Citó jurisprudencia.
Con relación a la Causa N° 1776/12 y contrariamente a lo
sostenido por la Defensa, el Dr. Palmolelli indico que el reconocimiento fotográfico
efectuado en sede policial es válido y legal. Citó jurisprudencia que lo avala.
Agregó que la norma citada por la Defensa -art. 288 CPPresulta aplicable expresamente para los reconocimientos en rueda de personas y si
bien los mismos deben guardar idéntica formalidad, no por ello resulta nulo, dado
que puede ser corroborado por uno en rueda de personas.
Indicó que la testigo, al momento de prestar declaración
testimonial, prestó juramento (fs. 10) y describió a su atacante con rasgos
característicos propios del imputado, que luego fueron corroborados en dicho
reconocimiento. La nulidad pretendida por falta de juramento -agregó- es
pretender la nulidad por la nulidad misma.
Añadió que los dichos de los remiseros confirmaron en cierta
medida la versión aportada por la víctima y corroboraron los tatuajes descriptos
oportunamente por ésta, como así lo indica por otra parte el informe forense
(fs.90).
El Dr. Palmolelli concluyó que no se desprende del contenido
de las actuaciones una animosidad de la víctima para con el imputado, ni tampoco
una inducción como lo planteó la Defensa, en razón de cómo acontecieron los
hechos denunciados, en razón de que los mismos lucen espontáneos y no
premeditados.
Por lo argumentado, el Dr. Palmolelli solicitó que se confirme
el decisorio devenido en Alzada.
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II) Corresponde en las presentes actuaciones resolver el
recurso de apelación interpuesto por el Dr. Manuel Ortego, quien lo hace en
representación de R.A.R., contra el auto n° 1173, de fecha 17 de Octubre de 2012,
dictado por el Dr. Eduardo Bianchini -Juez en lo Penal de Instrucción de Venado
Tuerto- en cuanto dispuso procesar al justiciable de anterior referencia, en
relación a los hechos atribuidos en las causas 1373/2011 y 1776/2012, como
presunto autor de los delitos de abigeato agravado y robo agravado por uso de
arma blanca, respectivamente. (Arts. 45, 55, 167 quater -inciso sexto- en relación
al 167 ter -último párrafo- y 166 -inciso segundo, primera alternativa-, todos del
Código Penal).
A los fines de facilitar la lectura del presente voto los agravios
serán tratadas por separados, según la causa en la que fueron expresados y
siguiendo el orden escogido por el recurrente.
En función de ello primeramente resulta conveniente recordar
que en la causa 1373 se le atribuye al imputado de anterior referencia haberse
apoderado ilegítimamente, junto con otras personas, de ocho porcinos y cuatro
lechones que se encontraban en un establecimiento rural ubicado a unos 400
metros hacia el noroeste de la Ruta Nacional 8 -a la altura del kilómetro 373,
jurisdicción de Venado Tuerto- utilizando para su transporte un vehículo
automotor. Los hechos ocurrieron en horas de la noche del 6 de Septiembre de
2011.
Examinando los agravios introducidos por el recurrente y la
réplica del actor penal, todo ello a la luz de los elementos probatorios obrantes en
autos y los parámetros valorativos de la prueba correspondientes a la presente
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etapa procesal, tras lo cual considero que el decisorio impugnado debe ser
confirmado.
En relación al primer agravio -por el cual la Defensa cuestiona
el valor asignado por el a quo a la declaración prestada por el imputado en sede
policial- entiendo necesario recordar que el suscripto tiene dicho, respecto a la
declaración que pueda prestar ante la policía una persona sospechada de cometer
un delito, que su valor probatorio se ve ostensiblemente reducido cuando el
interrogatorio sumario fue llevado a cabo sin la presencia de un abogado defensor,
situación que todavía tolera nuestro ordenamiento procesal, aún en su versión post
ley 12.912. Cuando empiece a regir íntegramente el CPP ley 12734 y sus
modificatorias dicha alternativa ya no será posible puesto que el art. 110 del citado
ordenamiento fulmina con nulidad toda declaración prestada sin asistencia
letrada.
Asimismo también se indicó reiteradamente que el juicio
probabilístico no puede apoyarse en dicha exclusiva declaración y que resulta
indispensable que existan otro tipo de evidencias a partir de las cuales el mismo
pueda autoabastecerse.
Sentado lo expuesto en los dos párrafos precedentes y
analizando el caso de autos a partir de las premisas ideológicas explicitadas, tras lo
cual llego a la conclusión de que, al menos para la presente etapa procesal, existen
evidencias independientes que permiten inferir la participación de R. en el hecho
delictivo por el cual primero fuera indagado y luego procesado.
En tal sentido contribuyen a sostener el juicio de mérito
incriminatorio las declaraciones –hasta ahora no retractadas, al menos
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íntegramente- del restante imputado M.R.M. (la circunstancia de que coincidan los
primeros renglones de ambas declaraciones no habilita a suponer que las mismas
hayan sido fraguadas, ya que resulta habitual -tanto en sede policial como
judicial- que se utilicen partes de actas anteriores para ahorrar tiempo) y el
secuestro de los animales presuntamente sustraídos -algunos de los cuales estaban
a punto de ser consumidos- en un domicilio en el que residía R., todo lo cual
resulta suficiente como para rechazar los agravios y estimar ajustado a derecho el
pronunciamiento objeto de impugnación.
Respecto al segundo agravio -el apelante sostiene que las actas
mencionadas en el decisorio acreditan la materialidad pero no la autoría de su
asistido, que éste no es titular, locador ni tenedor del inmueble allanado y que de
las fotos de lo secuestrado y posterior reconocimiento y entrega tampoco se extrae
conclusiones incriminatorias para el sometido a proceso- considero que debe
correr igual suerte que el anterior, es decir que debe ser rechazado.
A la conclusión precedente arribo luego de examinar las
actuaciones referidas por el recurrente y el análisis que hizo de las mismas el juez
instructor, tras lo cual considero irreprochable el razonamiento volcado por el a
quo en el decisorio apelado.
En tal sentido adviértase que, si bien muchas de las actuaciones
traídas a colación por el Dr. Ortego se vinculan específicamente con la
materialidad del hecho delictivo bajo investigación, cierto es también que de
algunas de ellas se extraen fuertes indicios que involucran al causante con el delito
por el que fuera intimado.
Poseen tal carácter las siguientes actuaciones:
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•
Acta de fojas 20, mediante la cual se instrumentó el allanamiento y
secuestro de animales porcinos –ver fotos de fojas 58/59- alguno de
los cuales estaba por ser asado y en cuyas patas se apreciaba restos
de pelaje blanco y colorado, coincidiendo dicho dato y el tamaño del
animal con los que fueron sustraídos.
•
Acta de fojas 62, mediante la cual el Sr. D.G.E. -empleado del
establecimiento rural en donde fueran sustraídos los animalesreconoce por su aspecto, peso, pelaje y señas los porcinos
secuestrados, los que le son entregados.
A partir de lo antedicho, teniendo en cuenta el importante
valor incriminatorio derivado de las pruebas antes señaladas y surgiendo la
vinculación del imputado con el lugar allanado de la misma acta de registro, en la
que figura que se encontraban en el lugar varias personas, entre los que se hallaba
R.; por todo lo cual corresponde rechazar los agravios y disponer la integra
confirmación del procesamiento apelado.
En lo que respecta a la causa 1776/2012 -se le atribuye al
justiciable haberse apoderado ilegítimamente de 120 $ pertenecientes a M.R.T.
-empleada del motel “Yamica”- a quien le exhibió un arma blanca, con la que le
produjo cortes en cuello y cabeza, además de provocarle moretones en los brazos al
empujarla contra una pared. Los hechos ocurrieron en el interior del
establecimiento antes mencionado, ubicado en calles Quintana e Irlanda de
Venado Tuerto, en horas de la tarde del 29 de Septiembre de 2012.
Examinando los agravios introducidos por el recurrente
-primeramente cuestiona el reconocimiento fotográfico efectuado por la víctima
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(fojas 11) para lo cual alega que carece de validez por no haberse respetado los
recaudos que la ley procesal impone para su realización e indica que por el modo
como ocurrieron los hechos la reconociente no pudo observar claramente a la
persona que luego reconoció y agrega que la presencia del imputado en la
habitación del motel no autoriza a vincularlo con el delito que se le atribuye- y la
contestación de los mismos por parte del actor penal, todo ello a la luz de los
elementos probatorios obrantes en autos y los parámetros valorativos de la prueba
correspondientes a la presente etapa procesal, tras lo cual considero que el
decisorio impugnado debe ser confirmado.
Comenzando a verificar la entidad que corresponde asignar al
primer agravio -aunque en la pieza recursiva figura como tercer agravio, ya que el
defensor los introdujo acumulativamente- considero que el mismo no puede
prosperar en virtud de que la actuación policial observada por la defensa se
concretó prolijamente y conforme lo establecen los arts. 190 II y ss. -éstas son las
normas aplicables y no las vinculadas al reconocimiento en rueda/fila de personas
invocadas por el recurrente- del Código Procesal Penal y a cuya lectura me remito,
surgiendo claramente de autos que al momento (hora 20.00 del 29 de Septiembre
de 2012) en que se le exhiben los álbumes a la reconociente el imputado aún no
había sido habido ni existían sospechas ya que la detención del mismo aconteció
poco más de una hora después de la medida antes indicada, conforme surge del
acta de procedimiento glosada a fojas 24. Además de ello el reconocimiento
fotográfico se realizó con la presencia de dos testigos ajenos a la repartición, con lo
cual no se advierten anomalías ni irregularidades que afecten su valor
incriminatorio.
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Por otra parte y en lo que se refiere a la sorpresa que pudo
haber tenido la víctima al momento del robo considero que dicho estado no le
imposibilitó a la misma haber recordado los rasgos de una cara desencajada,
puesto que ello depende de muchos factores, como ser la agudeza ocular de quien
sufre dicho evento, luminosidad del lugar, memoria visual de quien efectúa el
reconocimiento, etc.
Por todo ello los agravios no pueden prosperar.
Finalmente y en lo que atañe al segundo agravio -enunciado
como quinto por el recurrente y por el cual la defensa postula que la presencia del
imputado en la habitación número dos del hotel no permite relacionarlo con el
ataque padecido por la víctima- considero que debe correr igual suerte que los
anteriores. En tal sentido el nexo probatorio que conecta al justiciable –quien
expresa que salieron tranquilos del motel- con el robo que se le atribuye no se
desprende de la mera presencia de éste en el hotel alojamiento, sino se apoya en
otras pruebas -importantes por su compatibilidad- no mencionadas en el agravio
bajo análisis y que resultan las siguientes:
• La primera es el reconocimiento fotográfico efectuado por la víctima
y que fuera objeto de análisis precedentemente.
• Las restantes resultan los testimonios prestados por M.C.M.
-coimputada con falta de mérito, quien expresa que R. sube
corriendo al remisse que los estaba esperando y en el que ella ya
había subido y le dice al chofer que se fuera del lugar- y por el
remisero M.E.P., quien brinda (fojas 10 y 91/92) un testimonio muy
comprometedor para el sometido a proceso: expresa que R., conoció
1
su identidad por un tatuaje en uno de sus brazos, compatibilizando
ello con el que puede verse en la fotografía glosada a fojas 33, subió
corriendo al auto aproximadamente a la hora 15.50, luego de que lo
hiciera M.M., escuchándose en ese mismo momento una voz
femenina que, desde el interior del motel, profería insultos. Dicha
circunstancia también coincide con los dichos de la víctima, quien
expresó que luego del atracó siguió gritando.
El panorama probatorio antes indicado, el que incluso excede
el necesario para fundar el juicio probabilístico impugnado, colisiona frontalmente
contra las pretensiones revocatorias esgrimidas por la Defensa, en función de lo
cual corresponde rechazar los agravios y disponer la íntegra confirmación del auto
de procesamiento recurrido.
En definitiva, leídas que han sido las partes, la Cámara de
Apelación en lo Penal RESUELVE: Confirmar íntegramente el auto que fuera objeto
de apelación, en cuanto dispusiera el procesamiento de R.A.R., demás datos de
identidad en autos señalados, como presunto autor de los delitos de Abigeato
Agravado y Robo Agravado por uso de arma blanca, respectivamente. (Arts. 45, 55,
167 quater -inciso sexto- en relación al 167 ter -último párrafo- y 166 –inciso
segundo, primera alternativa-, todos del Código Penal).
Insértese, hágase saber y bajen.
FDO.: DRES. TOMÁS ORSO – FERNANDO VIDAL – JUAN IGNACIO PROLA
(ART. 26 LOPJ).
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