Varios nombres entre los ciento diecinueve contenidos en las listas

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Homenaje en Francia a los 119
Junio 2005 - Paris
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Varios nombres entre los ciento diecinueve contenidos en
las listas de la siniestra « Operación Colombo », son
aquellos de mis amigos y camaradas de la época. Allí
también figuran los de ciertas personas que crucé o
apenas apercibí en los lugares de detención. Y el de de mi
hermano Luís Jaime Palominos, desaparecido desde
« Villa Grimaldi » el 24 de diciembre de 1974. Es a través
de su historia que quisiera evocar aquí esta noche a todos
nuestros desaparecidos.
La hermandad es un recurso transversal en la familia. Yo
lo experimenté con mi hermano, de un año mayor.
Compartimos las grandes alegrías y tristezas de la
infancia, la amistad y las bellaquerías, las aventuras y los
amores, hasta las grandes pasiones sobre las cuales en la
adolescencia construimos nuestros ideales. Por haber
crecido en la connivencia y en la complementariedad, en
la admiración y en la búsqueda de identificación mutua, cuando su desaparición nos separó,
a los 23 y 22 años, éramos fuente y fuerza de una fraternidad profunda, de una lealtad a toda
prueba, alter ego uno del otro.
Precozmente Luís Jaime se descubrió una gran pasión, la música. A seis años se interesó en el
acordeón que papá trituraba tratando de arrancarle sonidos. A pesar de la prohibición y de su
dificultad a sostenerlo, muy rápido aprendió todo un repertorio de melodías conocidas. Así
pasó a ser el artista de la familia y el orgullo de los padres. A ocho años dirigía los pitos en la
banda de su escuela y a doce años se dedicaba enteramente a la música cuando, pasando
exitosamente las audiciones en corno y fagot, entraba al Conservatorio Nacional de Santiago.
Y optaba por el corno.
Sin duda esa sensibilidad inicial, afinada por su formación, le dio esa manera tan rica y
personal de escuchar la vida y de observarse en ella. Su oído absoluto, como un lenguaje
interior descifraba hasta la música de la naturaleza y le permitía imaginar a la vez su partitura
y la de los otros, anticipar los efectos individuales y colectivos, apreciar los silencios, intuir los
suspiros.
En las relaciones humanas Luís Jaime sabía ser polemizador y convincente, tolerante y
unificador. Con la distancia y las experiencias vividas no hago el elogio de sus
planteamientos pero conservo el recuerdo admirativo de su manera de orquestar análisis y
conjeturas complejas sobre nuestra realidad social y de hacer hipótesis sobre el devenir de
nuestro país en ese período en que todos los sueños tenían su lugar en una parte creciente de
nuestra sociedad.
Su raciocinio político abriendo a mis ojos perspectivas nuevas, originales, insospechadas, fue
una seductora invitación al viaje, a ese gran movimiento social que comenzaba cuando
apenas éramos adolescentes. Creía en la justeza de sus ideas y en su capacidad de convicción
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puesto que gracias a él otros jóvenes integraban las filas del MIR, deseosos de contribuir a la
construcción del socialismo en Chile.
En verdad, ese ideal nos había sido transmitido por nuestro padre, un activo militante de las
tres primeras campañas presidenciales de Salvador Allende. Durante la de 1964 nos habíamos
identificado fuertemente a las ideas políticas de nuestros padres y con las canciones de la
guerra civil española habíamos aprendido a cantar la rebelión y la esperanza.
En los años siguientes, bajo la influencia de la revolución cubana y del “Che” endilgamos
nuestros pasos hacia las posiciones del joven MIR. Cuando en el año 1970 Allende fue elegido
una vez más el candidato de la izquierda para la elección que avecinaba, papá proclamaba al
viento “la última es la vencida”. Y sus hijos lo creían también. Pero papá no festejaría su
triunfo. Por su activismo sindical en una huelga prolongada en la empresa de estado donde
trabajaba, había sido licenciado. En sus tentativas de reconversión profesional, los reveses en
cascada lo condujeron a la muerte poco antes de sus cincuenta años. Durante nuestro duelo
fuimos propulsados hacia la edad adulta pero el fin de la escolaridad secundaria nos liberó de
las obligaciones que asumieron los dos hermanos mayores.
El contexto del momento impuso un ritmo vertiginoso y la gente comprometida se activaba
tanto más como temiendo que la menor inatención los dejara al margen del inmenso desafío
que representaba la victoria de la izquierda. Con nuestra juventud impetuosa nosotros
hacíamos lo mismo. Luís Jaime realizaba ya tareas de cierta envergadura en el partido y yo
intensificaba mi propia actividad. Un día las mellizas de mi clase me advirtieron espantadas
que él participaba en la ocupación de la fábrica de su padre. Frecuenta « extremistas » me
dijeron, aconsejándome de prevenir a mi familia sobre sus “malas frecuentaciones”.
Si para los partidarios de la Unidad Popular la victoria de Allende hacía aún más creíble « la
vía chilena al socialismo”, para nosotros significaba el comienzo de una situación
revolucionaria. Luís Jaime se había convertido en un profesional del partido, sin abandonar
sin embargo sus estudios, tal vez sabiendo que de la música sacaba la armonía y fuga de su
personalidad seductora y creativa. Siendo alguien que apreciaba tanto comunicar, integró las
unidades operativas del MIR y realizó un primer viaje de instrucción a Cuba.
El año siguiente no nos vimos mucho. Yo había dejado el domicilio familiar, abandonado los
estudios e integrado una base sindical. Cuando me visitó en un momento en que víctima de
una escaramuza, me encontraba en cama, de nuevo volvía de Cuba. De ese último viaje traía
algunos discos y partituras que se había procurado por aquí, por allá. Además del ejemplo, la
vía a seguir, Cuba era para él un alto lugar de la música.
Poco después vino a habitar en el departamento que coarrendábamos con un americano y mi
compañero. Luis Jaime no llegaba a subvenir a sus necesidades. Habiendo encontrado un
empleo yo estaba feliz de recrear nuestro tandem habitual y de asumir en parte sus
gastos. Allí fue que nos sorprendió el golpe de estado. Esa mañana nos separamos inquietos
pero agarrados al deseo de reencontrarnos en la noche los cuatro reunidos como había sido el
caso en la tentativa golpista tres meses antes.
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Desgraciadamente no sería así. Dos días después yo era detenida. Ronny dejaba el país
mientras que dos de sus amigos americanos eran asesinados en el estadio nacional. Mi
compañero, un uruguayo refugiado político en Chile, sería torturado en ese mismo estadio y
expulsado del país. Luís Jaime sería perseguido.
En los raros rencuentros que tuvimos cuando fui liberada, me había contado que durante esos
meses de clandestinidad, sin red de ayuda ni papeles falsos, había sufrido síncopes. En enero
del 73 había sido golpeado por la policía durante una manifestación de los
«Comandos Comuna-les», la organización creada por los trabajadores en los cordones
industriales de Santiago. Había permanecido un mes hospitalizado como consecuencia de un
coma. Y después del golpe de estado no había tenido más los medicamentos indispensables
para evitar los desvanecimientos que ocasionaba su lesión cerebral. Yo había intentado
convencerlo de que dejara el país. Habría sido autorizado pero no quería hacerlo puesto que
tenía una formación muy especializada en el partido y que en ese momento nadie podía
tomar su relevo. Entonces trataba de desdramatizar. Un día se había desmayado atravesando
una avenida y había sido socorrido por los transeúntes. Se había repuesto rápidamente, decía,
pero le había costado mucho deshacerse del carabinero que gentilmente se obstinaba en
acompañarlo a su casa.
Un día de diciembre de 1974 nos reencontramos en el centro de tortura, “Villa Grimaldi”.
Nuestra afiliación fue revelada al día siguiente de su arresto. Cuando me condujeron a verlo
comprendí que había sido torturado durante horas. Enseguida fui torturada delante de él. Un
día después el oficial que conducía su interrogatorio conmigo presente, gritó que me saquen y
me corten una pierna. Esa noche un guardia vino a buscarme. Una vez en el patio dijo : « aquí
está tu hermana, puedes asegurarte por ti mismo que está entera !!» Pudimos hablar cinco
minutos y eso se reprodujo dos veces más. Luego, cuando los presos eran conducidos a los
baños yo acechaba su pasaje a través de las rayas de una ventana. Así, el 24 de diciembre lo
ví subir con un grupo de prisioneros a una camioneta entre los cuales iba una compañera de
nuestra pieza y el marido de otra. Todas las detenidas nos quedamos inquietas preguntando
sobre la destinación del grupo. Un guardia nos dijo que era transferido a « Cuatro Alamos »,
un lugar intermediario entre el centro de torturas y el campo de detenidos de “Tres Alamos”.
Cuando fue mi turno de ser transferida, supe que mi hermano ni los otros nunca habían sido
llevados allí. Varios meses después en ese mismo pabellón pregunté sobre su suerte al oficial
de la DINA, Miguel Krassnoff Marchenko, directamente responsable de mi detención y uno
de los que habían ordenado torturarnos a Luís Jaime y a mí. «¿Está usted tratando de insinuar
que la DINA mata a los detenidos? Me respondió muy ofuscado. Luego agregó que cuando
éstos salían de sus recintos ya no eran de su incumbencia. También dijo que sabía que
algunos de ellos eran encarcelados en wagones de trenes abandonados en el desierto.
A comienzos de junio del 75, en los preparativos de la visita de una comisión internacional a
los lugares de detención, los militares habían transferidos a las mujeres detenidas de "Tres
Alamos" a un centro de vacaciones en Pirque, a sesenta km. de Santiago. Más de un centenar
las prisioneras recibimos allí la noticia relativa a la escenificación de la siniestra y perversa
transfiguración de la verdad respecto de los desaparecidos. La mayoría de los nombres
correspondían a miembros directos de nuestras familias y a nuestros camaradas
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desaparecidos. Todas las detenidas podían testimoniar de la detención de uno o varios de
ellos.
Desde los primeros tiempos de incesante búsqueda esa realidad de hechos fue inaprensible
para las familias. Tantas veces me había repetido que nada ni nadie podría demoler mi
esperanza de encontrar a mi hermano vivo. Porque cesar de creer equivaldría a abandonarlo,
mi esperanza se transformó en una convicción intemporal y secreta que conservé en la
fortaleza de mi ser íntimo. De la alegría y del optimismo que nos insuflamos en los tiempos
de tumultuosas inquietudes, había nacido nuestra irreductible confianza en nuestra
capacidad a rescatarnos de las aflicciones y de los impasses. Entonces se eclipsó de mi
consciencia el recuerdo del siniestro montaje con el cual la dictadura había pretendido "dar
una salida" a la cuestión de los desaparecidos.
Las familias no podían realizar un duelo sin saber cómo habían muerto sus seres queridos,
qué había sido de sus cuerpos. No podían iniciarlo sin los ritos de adiós que permiten asumir
la muerte. Pero para aquellos que además habían compartido la prisión y la tortura, la
cuestión que permanecería siempre latente era la de nuestra culpabilidad de sobrevivientes.
Quisiera que mi memoria sea indefectible en el recuerdo de todos nuestros muertos y
desaparecidos, de todos aquellos que murieron por el ideal común, el de un mundo mejor. Mi
deseo que ellos vivan siempre en nuestros corazones se nutre y se cobija en la validez de ese
sueño compartido.
Eva Palominos
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Mi marido Anselmo Osvaldo Radrigan Plaza fue detenido el
12 de diciembre de 1974 en Santiago. Tenía 25 años.
El había hecho sus estudios secundarios en el Instituto
Nacional, a los 16 años entro en la Universidad, un año de
Ingeniería y después hizó estudios de Sociología.
A él le gustaba el ajedréz, vicecampión juvenil en 1963.
El era humilde y solidario, generoso, reservado, sensible,
inteligente, tierno, hacia reir, y sobretodo un luchador contra
las injusticias.
Nuestro hijo Carlos tenía diez meses en el momento de su
detención, el era su alegría y la mía.
Mi cuñado Agustin Reyes Gonzales fue detenido el 27
Mayo de 1974 en Santiago, tenia 23 años, estudiante
Filosofia.
Su hijo Rodrigo tenía 20 meses en el momento de
detención, el era tambien su alegria como también la de
hermana.
de
en
su
mi
Mi marido era miembro del Comité Central del Mir y
Agustin del Secretariado Regional.
Mi hermana y yo veniamos de llegar a Paris con los niños
cuando en Julio del 75 las listas fueron publicadas.
Inmediatamente hicimos cantidades de trámites entre otros
ir a los medios de comunicación para denunciar esta
mascarada de la dictadura, porque las 119 personas habian sido bien detenidas en Chile. Esta
noticia no era suficientemente espectacular para los diarios.
Nosotras nos dirigimos al gobierno francés en tanto que ciudadanas franco-chilenas, sin
respuesta.
Entonces no nos quedó otra solución que comenzar una huelga de hambre el 10 de
septiembre de 1975 en la Iglesia Saint Germain de Près en Paris, junto con Erika la esposa de
Alfonso Chanfreau , ciudadano francés, detenido desaparecido y en la lista de los 119 y
Margarita que su marido estaba en prisión.
Denunciamos la desaparición de los detenidos politicos y que su numero no cesaba de
aumentar cada día.
Desde entonces como todas las familias de los detenidos desaparecidos continuamos a luchar
para que se haga justicia, para conocer la verdad, sobre todo en contra de la impunidad, para
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encontrarlos y poder enterrarlos dignamente y por que la Ley de Amnistia del 78 sea
abrogada. Ningun gobierno hasta hoy dia lo ha hecho!
La abrogacion de la ley de Amnistia en Argentina nos da esperanza a los familiares y victimas
de violaciones de derechos humanos.
Yo quisiera agregar un pensamiento de cariño y ternura para mis seres queridos, mis amigos
y camaradas por Pedro, el Cucho, el Guaton Pablito, el cura Chico, el chico Feliciano, la
Diana, el oso Yogui, el chico Matias, el chico Fabricio, Jean Yves y todos los otros detenidos
desaparecidos.
Ellos amaban la vida, amaban su familia, sus hijos y que la mayor parte no tuvieron la alegría
de conocer a sus padres. Ellos querían a sus amigos, les gustaba entretenerse, eran solidarios,
les gustaba reírse. Ellos lucharon con generosidad contra la Dictadura para tener un mundo
mejor para nuestros niños.
Quisiera agraceder a nuestros amigos por su solidaridad y su ayuda tan necesaria.
Gracias.
Amelia Radrigan
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Soy
la
hermana
de
Mario
Calderón
Tapia,
Resistente,Detenido-Desaparecido desde el 25 de
Septiembre de 1974.Periodista y miembro del Comité
Central del Movimiento de Izquierda Revolucionario.
La infancia y la adolescencia de Mario transcurre como la
de la mayoría de los hijos de nuestro pueblo.
Creció en el seno de nuestra familia, profundamente
comprometida en la lucha social por la defensa de Derechos
de los trabajadores.Fue un estudiante aplicado, a lo largo de
su vida escolar obtuvo premios. A los 16 años ingresa a la
Universidad terminando su estudios secundarios de forma
brillante,integrando así el Cuadro de Honor del Colegio.
Conjuntamente a su vida de estudiante desarrolla una vida
de acción social y política. Rápidamente sus cualidades de Dirigente llamaban la atención. En
cualquier lugar donde se encontraba señalaba su carisma, su sonrisa, su estatura de 1m.88, su
piel morena…pero antes que todo era un gran simpático que ejercía una atracción en las
personas que le rodeaban. Luego se convierte en Dirigente de la FEDERACION DE
ESTUDIANTES DE CHILE y a más de una ocasión a partir del año 1964 se distingue como
Dirigente Nacional e Internacional. Es así como fue invitado a los países de América Latina y
Europa. Con solamente 18 años lo designaron Delegado único por Chile a un Seminario de
Formación de Dirigentes Estudiantiles de Latinoamérica que se realizó en Caracas,
Venezuela, también en esa oportunidad realiza una visita al Canal de Panamá y en su diario
de viaje así lo describe : » Otro país visitado en este viaje fue Panamá,teniendo la suerte de
apreciar como la explotación norteamericana se realizaba, en la zona del Canal, en forma
inhumana y desconocida para quienes no conocen de cerca la dominación militar del
imperialismo.»
A los 18 años comienza a trabajar como estudiante y mas tarde cuando se titula de periodista
en los medios en comunicación. En el año 1972 se desempeña como Profesor de las cátedras
de Periodismo Interpretativo y Publicidad y Propaganda. El año 1968 llega, encontrandolo
inmerso en la lucha « Obrero –Estudiantil », interviniendo en las luchas estudiantiles que
inician los Universitarios de Valparaíso y cooperando en Comités-obreros de solidaridad con
el movimiento. Fue un año de Rebelión, la invasión de Praga, la « Révolution de Mai »en
Francia, los jovenes se manifestaban en varios países de Europa y del resto del mundo, la
efervescencia de la palabra “REVOLUCION”. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria
MIR se da a conocer a través de la acción de un grupo de jovenes que deseaban romper el
desequilibrio social imperante y aspiraban a poder lograr cambiar la Sociedad Chilena.
Nuestro movimiento busca expandirse desarrollando una política de acercamiento e
inserción en la lucha de clases en el vientre mismo de la clase obrera. Mario, mi hermano
integra este movimiento identificandose plenamente en sus principios y fundamentos. En
aquella época, Mario, contaba con solo 25 años.
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Los años pasaron, y el Golpe de Estado nos encuentra en la plenitud de nuestra participación
activa, cada uno en su lugar. Mi hermano en el Frente de Trabajadores Revolucionarios, F.T.R
y yo en el Frente de Estudiantes Revolucionarios, F.E.R, de la pequeña hermana que él
protegía desde su más tierna infancia, me convertí en su camarada de lucha. Su opción fue la
de quedarse en nuestro país para continuar luchando junto a los trabajadores y enfrentar a la
Dictadura sanguinaria que bajo una brutal represión, no respetaba ni viejos ni niños.
Mi hermano pasó a la clandestinidad asumiendo tareas de Dirección con el objetivo de
reconstituir las fuerzas de nuestro Movimiento en la clandestinidad en condiciones peligrosas
y austeras. Logró salir adelante durante un año. El año 1974 fue arrestado por la policía
secreta de Pinochet, DINA, que disparandole fue perseguido por Romo y sus secuaces, a
través de las calles de Santiago.
Testimonios de los camaradas sobrevivientes que lo vieron o estuvieron con él en las casas de
tortura lo recuerdan como un hombre íntegro pleno de optimismo a pesar des sus heridas,
quemaduras en sus testículos y hematomas en todo el cuerpo. A los 30 Años era de un
entusiasmo sin límites, a pesar de las condiciones de detención, Mario organiza la vida de la
celda proponiendo actividades en ese espacio exiguo para que los compañeros no decayeran,
organizando discusiones, ejercicios físicos y también fabricaron un juego de ajedrez con
migas de pan.
Una madrugada del mes de Noviembre un agente de la DINA, le ordena de coger sus efectos
y de seguirle… Nunca más volvimos a ver su nombre.
Apareció un día del mes de Julio de 1975 junto a otros 118 compañeros conformando la lista
de los 119, según decían que se habían enfrentado y matados entre ellos en Argentina, sin que
supiéramos en ese momento que él hacía parte de la tenebrosa Operación Colombo.
A lo largo de estos años, de nuestra búsqueda intensa, de esperanza y justicia profundamente
burlada, el recuerdo de mi hermano permanece intacto.
Hoy quisiera rendirle homenaje a mi hermano y camarada como también a nuestros
compañeros Detenidos-Desaparecidos continuando el trabajo de memoria y reclamando por
la Verdad y la Justicia.
NI PERDON NI OLVIDO !
HASTA ENCONTRARLOS !
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE !
Aminie Calderón Tapia.
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Mi compañero René Molina Mogollones era militante de
MIR, miembro de la dirección Regional de Talca, Curico y
Colchagua. Trabajaba para la CONAF (Corporación Nacional
Forestal) y era el presidente del sindicato de la zona de
Curico. Participó activamente en la creación del Consejo
Comunal Campesino. El mismo día del golpe de estado,
habíamos pasado juntos a la clandestinidad, cambiando sin
cesar de casa, de lugar, de región. Nunca René pensó salir de
Chile.
En enero de 1975, René tenía 29 años y 3 hijos con una
anterior compañera. El 29 de ese mes fuimos detenidos por la
DINA en Santiago, en la esquina de Avda. Matta con
Portugal y llevados enseguida a la Villa Grimaldi. A René se
le dio el numero 924 y a mi el numero 925.
Fué durante los primeros dias en Villa Grimaldi que tuve la certeza de estar embarazada. El
dia 4 de febrero, mientras nos sacaban al baño, pude ver por debajo de la venda que me
cubria los ojos, los pantalones y los zapatos de René y se lo hice saber.
El 11 de febrero, nos encerraron en un lugar que llamabamos « la torre » con 14 otros
compañeros. Cada celda medía menos de un metro cuadrado. Era el verano y hacía un calor
terrible. Como el resto de las personas presas, eramos sacados de alli solo para ser
interrogados y torturados o para llevarnos al baño. Aunque se vivían momentos muy duros,
la solidaridad entre nosotros era inmensa, quiero contarles simplemente algo que sucedió en
estos días, para que puedan imaginarse a nuestros compañeros.
Estaba en el 2° piso con Rosa Lizama, embarazada de 6 meses y medio y Maria Isabel
Gutierrez. No podiamos dormir sino por turno. Sabiendo esta situación, los 4 compañeros de
una celda del primer piso, que disponían de una superficie un poco más grande que la
nuestra, le solicitaron a los guardias que intercambiaramos. Asi nos encontramos en una
celda contigua a la de René y del marido de Rosa, lo que nos permitió comunicar mientras los
gardias estaban ausentes y estar algo mas comodas, aunque nuestros compañeros estaban en
una situación más crítica. Eran gestos como estos los que nos hacian vivir y ser humanos.
En la mañana del 20 de febrero de 1975, los agentes de la DINA sacaron un grupo de nueve
compañeros entre quienes estaban René y María Isabel. Nunca más supimos de ellos y no
pude nunca obtener más información.
En el mes de julio de 1975, en la localidad de Curitiba, Brasil, un diario denominado « O dia »
publicó un artículo qua daba una lista de 59 personas de nacionalidad chilena que habrían
muerto como consecuencia de enfrentamientos armados. Alli figuraba el nombre de René.
Desde ese momento tuve el sentimiento de que no lo veria mas.
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Ahora sabemos que esta publicación correspondía a la Operación llamada Colombo por la
DINA que fue una tentativa de la dictadura para esconder su responsabilidad por la ejecución
y disparición de 119 presos y una de las primeras acciones del « Plan Condor » : colaboracion
transnacional destinada a exterminar los militantes de izquierda.
El 13 mayo pasado, el director de la DINA Manuel Contreras, publicó una declaración
reconociendo la detencion de 580 personas, todas desaparecidas. Entre ellas aparece el
nombre de René. El texto dice que durante una « emboscada de franco-tiradores
extremistas », René había sido « muerto en combate », y su cuerpo enterrado de modo
anónimo un uno de entre los 7 patios del Cementerio General. ¿ Qué hacer de esta
información ? Puedo decir que -por una parte- es la primera vez que se reconoce que los 119
no han sido muertos por sus compañeros, que no han sido asesinados en Argentina ni en el
Brasil, que fueron detenidos por organismos de seguridad de la dictadura y ejecutados por
ellos en Chile. Pero -del otro lado- está la mentira : René no murió en un combate ese 29 de
enero : no estabamos armados y fuimos detenidos y torturados. Además fue visto en vida
hasta el 20 de febrero del 75.
Renata, nuestra hija, nació en Francia el primero de octubre de 1975.
Patricia Zúñiga Barros
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