GLORIFICA EN NOMBRE DE DIOS

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GLORIFICA EN NOMBRE DE DIOS
Me pregunto, ¿Qué tan vigente será el tercer mandamiento para nosotros hoy?
Como lo hemos mencionado anteriormente, tal pareciera que todos cumplimos
literalmente los diez mandamientos, así como un día una persona le contestó a
Jesús: “Todos estos los he cumplido desde mi juventud” (Lucas 19:20). Sin
embargo, ya hemos descubierto que nuestras acciones o actitudes, en ocasiones,
demuestran lo contrario. Recuerda que los Diez Mandamientos, como resumen de
la ética de la Biblia, nos ofrece principios válidos en todo tiempo, te va a mostrar
en todo momento, cuál es la voluntad de Dios.
La Biblia es clara, nadie será salvo por cumplir los Diez Mandamientos, así que no
tienes que esforzarte toda tu vida para cumplirlos al pie de la letra, eso será muy
desgastante, porque tu naturaleza siempre se inclinará al pecado y caerás en
alguno de estos principios aunque sea en pensamiento. Por eso te garantizo que
el camino al cielo, no son el cumplimiento del decálogo. No tienes que ser religioso
para cumplir los mandamientos de Dios. Necesitas la salvación en Cristo para
hacer la voluntad de Dios. Necesitas ser regenerado por el Espíritu Santo, para
cumplir con las ordenanzas del Señor. Quieres cumplir con la voluntad de Dios,
necesitas la fe salvadora.
Por esta razón, cada mandamiento implica toda un área de la ética cristiana, y
veremos cuáles son sus aplicaciones e implicaciones a lo largo de la Biblia y qué
significan para nosotros hoy. Recuerda, uno de tus propósitos en la vida, es que
aquí en la tierra, reflejes el carácter de Cristo, y entonces, encontrarás sentido a tu
vida. La Biblia dice en el tercer mandamiento: “No pronuncies el nombre del
SEÑOR tu Dios a la ligera. Yo, el SEÑOR, no tendré por inocente a quien se
atreva a pronunciar mi nombre a la ligera”. Éxodo 20:7.
Lo primero que voy a decirte, es que debes entender la gran importancia que
tenían los nombres en la Biblia y en el mundo antiguo. La primera tarea que Dios
le dio a Adán era poner nombre a los animales. ¡Y vaya tarea, no! Todavía en
nuestros tiempos, el ser humano les sigue poniendo nombres a los animales que
Dios creó, pues cada año se encuentran nuevas especies de insectos, reptiles,
mamíferos. Hace un mes, encontraron una especie muy rara de tiburón, muy
parecido a sus primos prehistóricos, sólo vive en las profundidades del mar, no
tiene la capacidad de salir cerca de la superficie porque puede morir.
En la Biblia, el nombre de la persona es importante y conlleva significado. Un
cambio de nombre implica un cambio de carácter o de personalidad; por ejemplo,
de Abram a Abraham, de Jacob a Israel, de Saraí a Sara, etc. En nuestra doctrina,
cuando hablamos de los nombres de Dios, hacemos referencia a su esencia, a
sus atributos, a su carácter. Los nombres de Dios son muy importantes, porque
así puedes conocer sus acciones en el mundo, veamos sólo algunos:
NOMBRES DE DIOS

Elohim: Dice la Biblia, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. En el
hebreo original, dice Elohim, proviene de Eloy, que literalmente significa
Dios. Elohim es el plural del Eloy, pero no se traduce como dioses, porque
en la lengua hebrea, es el único término plural que no implica número, sino
cualidad, entonces, se podría traducir, como Dios poderosísimo, el único
capaz de crear todo lo que existe, ni todo el conjunto de dioses podrían
hacer, lo que el único Dios verdadero ha hecho y sigue haciendo.

Jehová: Este nombre no corresponde a su verdadera traducción, la más
cercana es Yahvéh, en la Biblia hebrea se escribe YHVH, según la
tradición judía, ese nombre no tiene traducción ni pronunciación, porque es
el único término que carece de vocales, sólo existe un rabino en todo el
mundo que está autorizado en leer este nombre en la Biblia y cualquiera
que intente pronunciarlo, según la tradición, se morirá al instante. Este
nombre aparece en Éxodo 3:14 cuando Moisés le preguntó con qué nombre
presentaría a Dios ante el pueblo de Israel, y Dios dijo: Yo soy el que soy.
Aquí aparece con las letras hebreas.

Adonai: Cuando los judíos o rabinos que saben leer las Escrituras del
Antiguo Testamento en hebreo, se encuentran con el término que se ha
traducido como Jehová, ellos lo cambian con Adonai, que significa “Señor”.
Es el Señor protector y sustentador de nuestras vidas.

Shaddai: Este nombre significa el Dios Todopoderoso, el guerrero, valiente,
que pelea por nosotros, guardián de nuestras vidas.
Podría seguir hablándote de los nombres de Dios, pero tendrías que oír varios
sermones para ello. Pero lo importante de estos ejemplos, es que comprendas la
importancia de los nombres Dios, porque describe las acciones, la naturaleza y
esencia de Dios, su grandeza y su gloria. Por eso la Biblia nos recomienda que
tengamos cuidado cuando usas el nombre de Dios a la ligera. En la traducción
1960 de la Biblia, utiliza la palabra “en vano”, no uses el nombre de Dios en vano,
y otras traducciones dicen “profanen”. Profanar tienen que ver con los juramentos
que se hacen a nombre de Dios o de otros dioses. Aquí veremos qué significa
usar el nombre o los nombres de Dios a la ligera o en vano. ¿Cómo podrías usar
el nombre de Dios a la ligera? Primero, cuando…
CUANDO BUSCAS TU PROPIA GLORIA
Dios te ha dotado de muchos dones y talentos, si tan sólo supieras de todo lo que
te ha dotado Dios, tendrías mayor seguridad en tu vida, tendrías un nivel de
confianza mayor, porque te darías cuenta lo que vales ante Dios y todo lo que
eres, es gracias a él. Sin embargo, hay hermanos que van descubriendo sus
dones y talentos que Dios les proporcionó, y empiezan a creer que son lo máximo
en la vida. Esto es muy peligroso, porque detrás de esta creencia, estás buscando
tu gloria y no la del Dios que te proporcionó talentos. Todos los que servimos a
Dios, debemos hacerlo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Si Dios te ha
dado la capacidad de predicar la Palabra, no te gloríes por ello, dale la gloria a
Dios. Si tienes el talento para cantar, no busques tu gloria; si sabes tocar un
instrumento, no busques tu gloria; si tienes un ministerio o un cargo, no busques tu
gloria; si eres un excelente profesionista o ejerces un oficio de manera exitosa, no
busques tu gloria.
Si tú buscas tu gloria, el Señor te va dejar que te eleves hasta donde quieras, pero
tarde o temprano, la caída será más fuerte. Si buscas tu gloria en la tierra, cuando
llegues a la presencia de Dios, no pidas tu recompensa, porque en la tierra, te
adelantaste a ella, observa lo que dice el Señor en Mateo 6:1,5 “Cuídense de no
hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si
actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa…
Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa”. Busca siempre la
gloria de Dios, si alguien te ensalza o te exalta por tus dones o capacidades, o por
lo que posees, recuerda quién te los proporcionó, busca el glorificar a Dios en ese
momento, agradécele por su amor a ti; engrandece su nombre y él te dará
sabiduría y conocimiento de su esencia, dice Jeremías 9:23 y 24 “Así dice el
SEÑOR: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su
poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de
conocerme y de comprender que yo soy el SEÑOR, que actúo en la tierra con
amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el
SEÑOR—“.
Te voy a dar una recomendación que yo he puesto en práctica, memoriza textos
que te ayuden a ubicarte en tu realidad. Siempre habrá personas que de buena
intención te exalten por tus logros o éxitos en el ministerio o en la vida en general,
cuando eso suceda, puedes citar en tu mente el siguiente versículo que también
es una alabanza a Dios: “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu
nombre da gloria.” Salmo 115:1.
La segunda cosa cuando usas el nombre de Dios a la ligera es…
CUANDO ACTÚAS CONTRARIO A LO QUE PROFESAS
Si le preguntaran a cualquier persona que asiste regularmente a una iglesia, que si
está convencida de todo lo que cree o lo que le enseñan, seguramente que la
mayoría diría que sí. Si le preguntaran si cree en todos los mandatos de Dios, diría
que sí, incluso desde su juventud o niñez, como el joven rico. Pero algunos de
ellos, sus acciones concretas en la práctica, dicen lo contrario. La mayoría de las
personas saben que el adulterio es pecado, sin embargo, hay personas que
sabiendo esto, están en adulterio; saben que robar es en contra de la voluntad de
Dios, pero participan en fraudes dentro de la empresa; saben que mentir es malo,
pero generan chismes y rumores para destruir un matrimonio o hasta la obra de
Dios.
Si tú haces todo esto y los que están a tu alrededor saben que profesas ser
cristiano o cristiana, está profanando y denigrando el glorioso nombre de Dios.
Porque todas las personas que saben en quién crees, están seguros que es Dios
el que mueve tu vida, y cuando haces lo contrario, entonces dicen: “¿Pues no que
eres cristiano?”, “¿ese es el Dios que profesas?” Esto es lo que profana el nombre
de Dios, usar el nombre de Dios a la ligera a causa de tu mal testimonio, porque si
profesas ser de la luz, porqué caminas entre la oscuridad. Observa lo que el
profeta Ezequiel habló en nombre de Dios cuando Israel actuaba contrario a lo que
profesaba, con mal testimonio: Ustedes no merecen ser libres, pues por culpa
de ustedes, las naciones se burlan de mí. Ezequiel 36: 23.
Jesús hizo referencia de este mandamiento en varias ocasiones, dio una
enseñanza muy importante, no sólo debes cuidar de no usar el nombre de Dios a
la ligera o en vano, sino que debes de santificar el nombre de Dios. En el
Padrenuestro comienza diciendo: “Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre…” Santificamos el nombre de Dios por medio de una
vida santa, por medio del buen testimonio, por medio de la alabanza, por
proclamar su nombre, por dejar que el Espíritu Santo haga su obra en nosotros y
por medio de nosotros. Pero si haces todo lo contrario, dejas entre dicho la verdad
del Evangelio. Si mientes, si manipulas, si ejerces violencia, si generas chismes,
rumores, fraudes, y presumes de ser líder de un ministerio o ser el mejor cristiano,
profanas el nombre de Dios, lo echas por el suelo, lo denigras; pero sabes una
cosa, Dios no dará por inocente o se hará de la vista gorda del que actué a sí. Su
nombre es glorioso, y debes santificar su nombre con una vida santa y cristiana.
GLORIFICA EL NOMBRE DE DIOS
Desde el principio de esta serie de sermones sobre la ética cristiana, he afirmado
que el asunto de la ética no comienza con los desórdenes morales de tipo sexual
o de poder, o dinero, todo comienza con Dios. Tus decisiones de cómo actúas
dependen de tu relación con Dios, si no estás bien con Dios, toda tu vida será un
caos, no tendrás orden ni principios que te rijan.
Los tres primeros mandamientos tienen que ver con nuestra relación con Dios. El
primero habla del objeto de nuestra adoración (un solo Dios); manda que amemos
a Dios; pide compromiso con él. El segundo mandamiento habla de las
ordenanzas de nuestra adoración, no hacer ídolos de nuestras posesiones,
intelecto, personas u objetos, manda que confiemos en Dios, que tengamos fe en
él. El tercero habla de la manera de nuestra adoración (con reverencia y seriedad),
manda que lo honremos y lo glorifiquemos, nos pide honra, dignidad y honestidad
en nuestros actos, para que su nombre sea glorificado. Dice el Salmo 8:1 “¡Oh
Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!”. Dios
es grande y santo, merece la adoración, la honra y la gloria de su pueblo, de las
naciones y de todo el universo. Recuerda el Salmo 115:1 “No a nosotros, oh
Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria”. Nos recuerda qué sutil es
la tentación de lucirse en la prédica, o en la alabanza o en la dirección del culto o
en cualquier servicio. Pero la motivación siempre debe ser glorificar a Dios, pues
de otra manera estamos es peligro de profanar o tomar en vano el nombre
glorioso de Dios.
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