9. LA GANADERÍA El sector ganadero tuvo un espectacular crecimiento entre finales de los años cincuenta y mediados de los ochenta del siglo pasado. A partir de esas fechas el sector entró en una fase de un cierto estancamiento, del que sólo se salvan los sectores porcino y aviar. Las causas de este fuerte crecimiento hay que buscarlas en dos cambios que se producen en los años sesenta: el proceso de urbanización y el aumento de rentas, que condujeron a un aumento de la demanda de proteínas animales, que provocó un fortísimo crecimiento de la ganadería. Desde mediados de los ochenta, la ralentización en el aumento de la demanda de productos cárnicos, la competencia europea y su política de cuotas, frenaron este crecimiento. En la actualidad, los retos del sector ganadero español están viniendo de la creciente exigencia de competitividad del mercado global, de la incorporación a la UE de nuevos socios con importantes cabañas ganaderas y costes de producción más bajos y de la necesidad de adaptación a la nueva PAC, que, como ya sabemos, abandona la vieja política de subvenciones y protección, pasando al sistema de Pago Único y al fomento de una producción que cuida el medio ambiente, busca la calidad y la salubridad de los alimentos y desarrolla métodos productivos que garantizan la seguridad y el bienestar animal. BOVINO Presenta dos vertientes la cárnica y la lechera y es, junto con el sector ovino, un pilar de la vida económica en parte del mundo rural, especialmente en la España más lluviosa. En 2006, España, con una cabaña bovina de 6.184.092 animales, ocupó el quinto lugar en la UE en número de cabezas, tras Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, y seguida de cerca por Irlanda, manifestando una tendencia al alza, que se ha visto frenada desde 2004 por el impacto de la sequía en los forrajes (cantidad y precio) que sirven de alimento a estos animales. Este aumento en la cabaña viene motivado por el hecho de que se haya producido una reducción del número de ganaderos, pero un aumento significativo de su grado de profesionalización. Esto ha dado lugar a la generalización de modernas técnicas de producción (intensificación), que han aumentado la productividad del sector que ha supuesto el aumento de la producción y una mejora en la calidad de la misma. Además, la búsqueda de una mayor calidad alimentaria (denominaciones de origen, organismos reguladores de la calidad de los productos cárnicos y lácteos, etc.) y de una producción “diferenciada” (“ternera de Ávila”, “ternera del valle de Broto”, etc.) han permitido la supervivencia de algunas formas tradicionales de producción (razas autóctonas, ganadería semiextensiva, etc.), que, a pesar de tener unos precios más elevados que los que ofrece la ganadería 243 industrial, encuentra acogida en una demanda que busca mayor calidad y garantías de salubridad en lo que consume. 244 En cuanto a las vacas de ordeño (para producir leche), España continúa disminuyendo su cabaña y, con 942.344 animales, ocupaba el octavo lugar en la UE. El reparto territorial del sector en España presenta tres grandes ámbitos: - - Las dehesas del oeste español, donde predomina el bovino para carne, coexistiendo razas extranjeras con otras españolas. La cornisa cantábrica tiene una fuerte especialización lechera, aunque también tiene importancia la cría de terneros, que lego se venden a otras explotaciones para producción cárnica Una ganadería estabulada dispersa por todo el territorio español, pero más localizada cerca de los grandes mercados (en zonas próximas o bien comunicadas con las grandes ciudades-centros de demanda), muy especializada en la cría para leche o para carne, que adquiere los pequeños terneros de las explotaciones del Norte y los cría. En resumen, las perspectivas del sector se ven afectadas por: 245 - - El fomento de la producción de productos de calidad (cárnica y lechera), apoyado por la UE y en consonancia con el desarrollo del mercado (demanda) europeo y español. La condicionalidad, que supedita la percepción de las ayudas al cumplimiento de requisitos de salud pública, sanidad animal, bienestar animal y buenas prácticas ganaderas La preferencia por la carne de vacuno que se manifiesta en las demandas española y europea. El aumento en las cuotas de producción asignadas a España El ingreso de nuevos miembros en la UE, algunos de ellos, como Polonia, Hungría y la República Checa, con importantes cabañas bovinas. Los cambios en la PAC, cambiando el sistema de subvenciones, favoreciendo el desarrollo del mundo rural, etc… OVINO Ha sido el principal pilar de la ganadería española, especialmente en la España de interior y mediterránea, aunque en la actualidad su cabaña presente cifras en ligera disminución. La oveja española de raza merina, con aptitudes para carne y lana, ha sido el origen de gran parte de los rebaños mundiales, con especial referencia a determinadas regiones de la Europa continental y del hemisferio Sur, en el que se encuentran los grandes productores internacionales, como Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. En la UE, la cabaña española de ovino ocupa el segundo lugar en importancia, tras la del Reino Unido. La suma del número de ovejas de los dos países representa la mitad de las existentes en Europa, unos 86 millones. 246 En la actualidad, la producción de lana ocupa en España un lugar residual, centrándose la producción del ganado ovino en las vertientes cárnica y lechera. Esta última orientada a la elaboración de queso y otros productos similares, productos de fuerte demanda. Esto, unido al aumento de la productividad (intensificación, mejora de las razas propias e introducción de otras foráneas más productivas en leche), hace que el sector sea bastante rentable, lo que se manifiesta en un levísimo incremento de su cabaña. 247 La cabaña orientada a su aprovechamiento cárnico se explota en rebaños de no muy elevado tamaño, de forma extensiva, con pastoreo y con sacrificio en edades tempranas (ternasco, lechal, etc.), todo lo cual limita la productividad y rentabilidad, ocasionando una tendencia muy leve al descenso del número de animales. Las principales tendencias que se observan en el sector son: - - - Una creciente concentración y profesionalización (intensificación) paralela a la disminución de las pequeñas propiedades extensivas (por falta de renovación de la mano de obra y por falta de rentabilidad), que se ha manifestado en una importante reducción de la mano de obra dedicada al subsector. Esta profesionalización ha producido un aumento de la competitividad. De forma que el descenso que se observa en el consumo interior se ve compensado por un aumento de las exportaciomnes. Diferentes enfermedades (brucelosis, lengua azul, etc. ) han afectado al sector y han ocasionado, además de una reducción de su cabaña, la adopción de medidas sanitarias y de control, que limitan los movimientos de los rebaños (y el transporte de los animales) y sus rendimientos. La utilización del pastoreo por eriales y pastizales hace que los períodos de sequía, afecten al sector, reduciendo la alimentación en los pastos naturales y obligando a 248 - - utilizar piensos. Esto supone un encarecimiento de los costes de producción y afecta negativamente a las dimensiones de la cabaña y a su rentabilidad. Ocupa un lugar importante en las economías de gran parte del mundo rural español, por lo que su conservación resulta de gran importancia, por ello la PAC favorece su mantenimiento subvencionando el establecimiento de elevados estándares de calidad (denominaciones de origen), de sistemas de control de la trazabilidad del producto desde el rebaño a la mesa del consumidor y de medidas de higiene y bienestar animal. Un aumento de la competencia en el mercado europeo, ya que Bulgaria y Rumanía, incorporados en 2007, tienen importantes cabañas de ovino y niveles de costes de producción muy inferiores a los españoles. En cuanto al reparto territorial, el ganado ovino esta presente en la práctica totalidad del territorio español, destacando las zonas de interior: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y Andalucía. Sobresale Badajoz con 2.903.336 animales, como la provincia española con mayor censo, seguida de Cáceres y Ciudad Real, que superan con creces el millón de efectivos, y de Teruel y Zaragoza que se aproximan al millón de ejemplares de ganado ovino. CAPRINO En España, el ganado caprino siempre ha estado asociado en lo productivo con el ovino, aunque ocupando un lugar de mucha menor importancia (actualmente, la cabaña de cabras en más o menos un 5% de la del ovino). Geográficamente, las cabras pueden alimentarse en lugares en los que los pastos sean más escasos y en zonas de mayor desarrollo arbustivo, por lo que el ámbito de su pastoreo se amplía hacia zonas de montaña y zonas más secas. 249 Las zonas de mayor implantación, en España, se localizan en Canarias y la mitad Sur peninsular, especialmente en las provincias del litoral mediterráneo andaluz, Cáceres, Ciudad Real y Badajoz. En la UE, la cabaña de cabras está repartida de forma muy desigual, aunque se concentra especialmente en los países mediterráneos. España ocupa el segundo lugar en 250 importancia, aunque el primer lugar lo ocupa de forma destacada Grecia, que, con casi 5 millones de animales, tiene más del 40% de las cabras europeas. Como el ganado ovino, la producción del caprino se orienta a la carne y la leche (la producción de piel-cuero es residual). Ésta última vinculada a la producción de queso y similares. La producción de carne se centra principalmente en animales de corta edad (cabrito lechal), cuya demanda está muy concentrada en los períodos festivos navideños. La cabaña española está en una fase de estancamiento entorno a los tres millones de cabezas. La problemática del sector es similar a la del ovino PORCINO El censo del sector porcino español presenta cifras positivas, manifestando un constante incremento, amparado en el fuerte consumo español (66,2 Kg/habitante y año, el segundo más alto de la UE) y en la buena aceptación de sus productos en los mercados internacionales. 251 La ganadería porcina ha alcanzado un elevadísimo nivel de intensificación (estabulación y aplicación de modernas tecnologías), integración (las grandes empresas controlan desde la reproducción, la alimentación, los cuidados sanitarios de los animales, la compra, la transformación de sus productos y, en algunos casos, su distribución hasta el comercio minorista) e industrialización (n porcentaje importante de la producción se orienta hacia la transformación por la industria alimentaria), lo que ha llevado consigo la casi desaparición de las razas autóctonas, exceptuando la de tronco ibérico, cuya elevada calidad de sus productos finales y la buena aceptación en los mercados (superados las barreras impuestas por problemas sanitarios –pestes porcinas- hasta la década de los noventa), le 252 permite ocupar un 10 % del censo nacional de cerdos. El 90 % restante son animales resultados de diferentes hibridaciones industriales orientadas a una mayor productividad. España es, tras Alemania, el segundo productor de cerdos de la UE. Seis países albergan casi tres cuartas partes (el 72,44%) del censo comunitario, dos de los cuales, Alemania y España tienen un censo de más de 20 millones de cerdos, Francia y Polonia tienen entre 20 y 15 millones y Holanda y Dinamarca contabilizan una cabaña porcina de entre 15 y 10 millones. A nivel mundial, tanto la UE en su conjunto, como algunos de sus miembros destacan entre los principales productores (China, EE.UU., Alemania y España son los cuatro grandes productores mundiales en este momento) y presenta una cabaña en constante crecimiento. En los países europeos es muy importante el grado de industrialización e integración del sector, así como el elevado grado de integración comercial del mismo. De esta forma, el principal país exportador de carne de cerdo del mundo, Dinamarca, tiene una cabaña de poco más de 13 millones de animales, aunque sacrifica 25 millones (esto es, importa una importantísima cifra de animales vivos criados en otros países), y exporta el 60% de toda su producción. España, igualmente, importan animales vivos (se sacrifican más animales de los que hay en la cabaña) y se exportan productos cárnicos elaborados (embutidos, jamones, carnes...) 253 El crecimiento del sector tiene también que ver con el desarrollo de las actividades ganaderas a tiempo parcial, ya que la aplicación de las nuevas tecnologías y la existencia de sistemas de producción integrados (empresas que aportan los piensos, los cuidados veterinarios, los lechones, etc. y recogen la producción), hacen que la explotación de granjas de porcino se haya extendido en las últimas décadas. La integración de nuevos socios en la UE, con poderosas cabañas porcinas (especialmente las de Polonia, Hungría y la República Checa) aumenta los problemas de competitividad del sector porcino español, que dedica una parte importante de su producción a los mercados internacionales. En cuanto al reparto territorial, se observa una fuerte concentración en algunos lugares y, a la vez, una fuerte especialización: mientras unos se ocupan preferentemente de producir lechones, otros concentran los cebaderos y la industria transformadora. En los últimos años, la constatación de una mayor rentabilidad de las granjas de “ciclo cerrado” está haciendo que esta especialización esté desapareciendo. Cuatro provincias del valle del Ebro (Lérida, Huesca, Zaragoza y Barcelona) concentran más de una tercera parte de la cabaña española. Si a estas cuatro les sumamos Murcia, Segovia, Badajoz y Toledo, obtenemos una cabaña de 15.357.210 animales, que supone casi el 60 % del total español. AVIAR 254 La ganadería aviar también presenta dos vertientes: el aviar para huevos y el orientado a la carne. Ambos presentan una evolución positiva, aunque el crecimiento es mayor en el orientado a carne (de 1990 a 2005 ha crecido más de un 22 % el número de animales sacrificados). Como la ganadería porcina, la aviar está fuertemente industrializada e integrada. Además, es de destacar la fuerte presencia de grandes empresas, algunas de ellas extranjeras. De la misma manera, las explotaciones de aviar han tenido un fuerte desarrollo vinculado a la expansión de las actividades agrarias a tiempo parcial. 255 Subsector “aves de puesta”: El subsector de las gallinas ponedoras se observa que el censo de animales, de 1990 a 2995 ha aumentado en un 6 %, mientras que la producción de huevos lo ha hecho en un poco más del 14 % (aunque entre 2005 y 2006 se observa un ligero retroceso), señalándonos un aumento de la productividad, que se refleja en un aumento notable de las exportaciones, que se sitúan en el 20 % de la producción y se orientan fundamentalmente hacia Francia y Alemania. No obstante, el sector se orienta esencialmente hacia el consumo interno, aunque ante el estancamiento y ligero retroceso de éste, que ya se halla a niveles europeos (en España, un consumo de 14,5 Kg/habitante/año y en la UE un promedio de 14,7) se busque en las exportaciones una salida a la producción. En general, se puede decir que el subsector presenta una fuerte integración comercial, en nuestro caso con los países vecinos. En cuanto al reparto territorial, destaca el peso de las dos Castillas, cuya producción de huevos suma casi el 40 % del total español. En el contexto europeo, la producción española ocupa el segundo lugar, tras la francesa, y se observa una fuerte concentración de la producción entre Francia, España, Reino Unido, Italia y Alemania (suman el 60 % de la producción de huevos de la UE), quedando el resto de los países muy por detrás. Subsector del aviar para carne: En este subsector predomina ampliamente la producción de carne de pollo (el 73,3 % de las explotaciones se dedican a esa especie avícola), seguida muy de lejos por el pavo (5,6% de la explotaciones). La producción española ocupa el tercer lugar en la UE, tras Francia y Gran Bretaña, pero seguido muy de cerca por Alemania, Polonia e Italia. Además estos países (excepto Italia) presentan una producción más diversificada, mientras en España, como ya hemos dicho, hay una fortísima especialización en pollo. 256 257 La producción española está muy vinculada con el consumo interno, que no se satisface con la producción propia, que apenas supera el 95 % de las necesidades; por ello: - - Somos un país tradicionalmente importador, destacando el peso de Francia (53,8% de las importaciones de carne aviar de la UE), aunque también comienzan a ser notables las importaciones desde países extracomunitarios (compramos a Brasil casi la mitad que a Francia), cuyos precios son más bajos. Nuestras exportaciones se orientan esencialmente a la UE, destacando Portugal, con más del 44% de las exportaciones de carne de pollo a la UE. De la misma forma que el consumo está marcando, desde 2002, una tendencia al retroceso, la producción está retrocediendo ligeramente. Comparando el consumo europeo (22,8 kg/habitante/año) y el español (30,4), cabe esperar que, dadas las tendencias uniformadoras que se dan en el ámbito alimenticio, a medio o largo plazo el consumo siga descendiendo y, con él, la producción, ya que sustituir el consumo interno con exportaciones parece difícil, ya que en el mercado mundial de la carne aviar están ocupando cada vez más cuotas de mercado las producciones baratas de China y Brasil. Además hay dos problemas que pueden tener repercusiones a corto plazo: -La incorporación a la UE, que es nuestro principal mercado de nuevos países, especialmente Polonia, que tienen, especialmente en el subsector orientado a la producción de carne, una gran capacidad para competir. -Las repercusiones de la “gripe aviar” que, de momento, no está teniendo un impacto notable sobre el consumo, pero que ha obligado a implantar normas reguladoras del comercio y el transporte, de la trazabilidad en la producción y en la salubridad y calidad alimentaria. En cuanto al reparto territorial, destacan Cataluña (27,2% de la producción española), Andalucía y la Comunidad de Valencia, que en conjunto suman más del 60% de la producción interior. 258 259 260