Querer, saber y poder Cara al futuro

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tengo una deuda contraída con el fútbol e s p a ñ o l...“
bala comenzó a sonar con fuerza en
el ám bito fu tb olístico español.
Querer, saber y poder
Luego vino el relevo en el cargo de
seleccionador nacional. El Dr. Eduar­
do Toba con sus com plejos e Inca­
pacidad no pudo lograr la clasifica­
ción de España para el Mundial de
M éjico. Se equivocó de medio a me­
dio y sus constantes fallos pusieron
en alarm a a la Prensa y la afición
españolas. Un triunvirato form ado
por Artigas, Muñoz y M olow ny quiso
hacerlo mejor, pero fracasaron igual­
mente hasta el punto de su frir el
equipo español una hum illante derro ­
ta en Helsinki contra Finlandia en
partido correspondiente al grupo VI
de la fase previa del Mundial sobre
suelo azteca, cuando ya todo estaba
perdido y Bélgica nos había tomado
la delantera consiguiendo el prim er
puesto en el ya citado sexto grupo.
Y entonces sonó la „h o ra “ Kubala.
Con una herencia muy pobre y con
un cartel del fútbol español de se­
lección a la altura del betún en toda
Europa, el gran „Laszi“ no se amendrentó e inició su trabajo con ilusión
y honradez. Kubala le ha dado un
nuevo aire a la selección española.
Un aire sano, juvenil, lleno de vita li­
dad y con la puerta abierta de par en
par a la esperanza. Obras son amo­
res y no buenas razones . . . reza el
refrán castellano y Kubala puede
presentar hasta el m omento una im­
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presionante carta credencial al frente
del equipo español. „S u “ selección
figura im batida con triunfos notables
ante otros conjuntos de mayor y
bien ganado prestigio como Alem a­
nia O ccidental e Irlanda del Norte,
en el prim er encuentro de la Eurocopa para selecciones nacionales. A si­
mismo, un empate en M adrid contra
Italia, subcampeón del mundo en
M éjico, después de un 0-2 adverso.
Kubala cuenta con una gran virtud,
que no ha tenido su predecesor el
Dr. Toba; saber elegir a tiem po y
haber sido un excelente jug ad or de
fútbol. Sin miedo a críticas posterio­
res Kubala — por citar un ejem plo —
jugó su baza de Lora, del Sevilla,
como extrem o derecho teórico en
el encuentro del Sánchez Pizjuán
frente a Alem ania O ccidental y supo
pre scin d ir de Luis, del A tlético de
M adrid, también para este partido,
por no reunir el jug ad or rojiblanco
las tres premisas que Kubala con­
sidera indispensables para poder
vestir la cam isola del equipo nacio­
nal, es d ecir, querer, saber y poder.
Cara al futuro
El año 1971 se presenta d ifíc il para
Kubala. Tiene que hacer frente a
com prom isos muy duros en terreno
contrario. Ahí es donde a Kubala no
le queda otro remedio que procurar
desarm ar a sus muchos detractores,
que ya pregonan que si la selección
española se ha visto acompañada
por la suerte en todas sus actuacio­
nes. Desde luego resulta más fácil
anotarse la victo ria en casa que en
las salidas, además, contando con
ese ju g ad or número doce, incondi­
cional y que presta su apoyo sin lí­
mites, como es el público de Sevilla.
Kubala, que en más de una ocasión
ha dicho . . . „tengo una deuda con­
traida con el fútbol español y quiero
hacer lo que éste ha hecho por m í“ ,
puede llevar al equipo nacional a la
consecución de im portantes metas,
y reverdecer viejos laureles, quizá
los únicos que el fútbol nacional de
selección consiguió, como el título
de campeón de la segunda Eurocopa, en aquella final m em orable dis­
putada en el Santiago Bernabéu con
v icto ria por 2-1 sobre el equipo de
la Unión Soviética.
M ientras no se dem uestre lo con­
trario la labor de Kubala está ahí.
Sería prem aturo lanzar sin freno las
campanas al vuelo, como también
intentar destruir un trabajo que „Las­
z i“ está empezando. Hoy, para Ku­
bala, todo son alabanzas. Tiempo
habrá, si es que llega, de critic a r y
de poner en tela de ju ic io sus méto­
dos y su form a de proceder. Por el
m om ento la selección española se
encuentra en buenas manos. En las
manos de un técnico con fama y con
un nom bre: Ladislao Kubala.
Munich,
Eduardo Prado R. del Río
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