EJERCICIO 4: RELACIÓNA EL CONTENIDO DE ESTE FRAGMENTO CON IDEAS DE OTROS AUTORES DE LA ÈPOCA. “Mi mente discurre por hábito desde el objeto visible, una bola corriendo hacia otra, al efecto usual del movimiento en la segunda bola. No sólo concibe ese movimiento, sino que siente en la concepción de él algo diferente de un mero ensueño o de la imaginación. La presencia de este objeto visible, y la conjunción constante de ese efecto particular, hacen que esta idea sea diferente, para el sentimiento, de aquellas ideas vagas que llegan a la mente sin introducción alguna. Esta conclusión parece un tanto sorprendente; pero hemos sido llevados a ella por una cadena de proposiciones que no admiten ninguna duda. Ninguna cuestión de hecho puede ser probada si no es a partir de su causa o de su efecto. Nada puede ser conocido como causa de otra cosa si no es por la experiencia. No podemos aducir razón alguna para extender al futuro nuestra experiencia del pasado; pero estamos enteramente determinados por la costumbre cuando concebimos que un efecto se sigue de su causa usual. Sin embargo creemos que se sigue un efecto, sólo por haberlo concebido. Esta creencia no añade ninguna idea nueva a la concepción. Solamente varía la manera de concebir, imponiendo una diferencia a la sensación o sentimiento.” (Pp. 296-297 de Lecturas ...) Relaciona las afirmaciones que hace Hume con respecto al conocimiento en este fragmento con las que hace Locke en el Texto 5. Señala los puntos en que se parecen y comenta la influencia que en Hume pudo tener la lectura de Locke. Compara el procedimiento de análisis introspectivo que realiza Locke en el Texto 6 y Descartes en Los Textos 2 y 3 con el que lleva a cabo Hume subrayando sus parecidos y diferencias. Sabemos que Hume fue lector tanto de Malebranche como de Berkeley. El primero señaló la incapacidad de los objetos físicos para causar modificaciones en la sustancia espiritual, el segundo, la incapacidad de las ideas para ser causa de algo. Lee los Textos 6 y 7, resume en pocas líneas el argumento de cada uno de ellos en lo que respecta a lo que hemos expuesto más arriba y conjetura que influencia pudieron tener en la concepción de Hume de la Creencia como respaldo de la inferencia causal .. Redacta unas líneas contraponiendo los argumentos de Kant y Hume a propósito de la causalidad y la experiencia. Apóyate en el Texto 9. ¿Podríamos decir que Hume está intentando ser fiel a la consigna de Newton de evitar hipótesis, tal como se afirma en el Texto 10? Razona tu respuesta e inclúyela en el comentario. Kant dice que “Hume le hizo despertar del sueño dogmático”. Consulta el documento al que te remitimos y valora si lo que expone en este fragmento pudo tener alguna relación en ese “despertar. Mira en : http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiamedievalymoderna/Kant/KantFilosofiaDogmatica.htm TEXTO 2. Puede compararse el papel de la experiencia en Hume y Descartes. El error surge, para Descartes, cuando pretendo referir mis ideas al mundo externo. “Pues bien, por lo que toca a las ideas, si se las considera en sólo en sí mismas, sin relación a ninguna otra cosa, no pueden ser llamadas con propiedad falsas, pues imagino yo una cabra o una quimera, tan verdad es que imagino la una como la otra. No es tampoco de temer que pueda hallarse falsedad en las afecciones o voluntades, pues aunque yo pueda desear cosas malas, o que nunca hayan existido, no es menos cierto por ello que yo las deseo. Por tanto, sólo en los juicios debo tener mucho cuidado de no errar. Ahora bien, el principal y más frecuente error que puede encontrarse en ellos consiste en juzgar que las ideas que están en mí son semejantes o conformes a cosas que están fuera de mí, pues si considerase las ideas sólo como ciertos modos de mi pensamiento, sin pretender referirlas a alguna cosa exterior, apenas podrían darme ocasión de errar” R.Descartes, Meditaciones metafísicas. Ediciones Alfaguara, 1977. Meditación II. TEXTO 3: La teoría de las impresiones de Hume puede entenderse en relación al problema presentado por Descartes Las ideas de cosas corpóreas proceden de mí mismo. En la medida en que son ideas confusas y oscuras, yo mismo soy la causa del error. “Ahora bien: entre mis ideas, además de la que me representa a mí mismo (y que no ofrece aquí dificultad alguna) hay otra que me representa a Dios, y otras a cosas corpóreas e inanimadas, ángeles, animales y otros hombres semejantes a mí mismo. Más, por lo que atañe a las ideas que me representan otros hombres, o animales, o ángeles, fácilmente concibo que puedan haberse formado por la mezcla y composición de las ideas que tengo de las cosas corpóreas y de Dios, aun cuando fuera de mí no hubiese en el mundo ni hombres, ni animales, ni ángeles. Y, tocante a las ideas de las cosas corpóreas, nada me parece haber en ellas tan excelente que no pueda proceder de mí mismo; pues si las considero más a fondo y las examino como ayer hice con la idea de la cera, advierto en ellas muy pocas cosas que yo conciba clara y distintamente; a saber, la magnitud, o sea la extensión en longitud anchura y profundidad; la figura, formada por los límites de esa extensión, la situación que mantienen entre sí los cuerpos diversamente delimitados; el movimiento, o sea, el cambio de tal situación, pueden añadirse la substancia, la duración y el número. En cuanto a las demás cosas, como la luz, los colores, los sonidos, los olores, los sabores, el calor, el frío y otras cualidades perceptibles por el tacto, todas ellas están en mi pensamiento con tal oscuridad y confusión que hasta ignoro si son verdaderas o falsas y meramente aparentes; es decir, ignoro si las ideas que concibo de dichas cualidades son, en efecto, idas de cosas reales, o bien representan tan sólo seres quiméricos, que no pueden existir. (…………….) Y por cierto , no es necesario que atribuya a esas ideas otro autor que yo mismo, pues si son falsas –es decir, si representan cosas que no existen- la luz natural me hace saber que provienen de la nada, es decir, que si están en mí es porque a mi naturaleza –no siendo perfecta- le falta algo; y si son verdaderas, como de todas maneras tales ideas me ofrecen tan poca realidad que ni llego a discernir con claridad la cosa representada del no ser, no veo por qué no podría haberlas producido yo mismo” R.Descartes, Meditaciones metafísicas. Ed. Alfaguara, 1977. Meditación VI, pág. 63. TEXTO 5: Semejanza entre las ideas de sensación de Locke y las impresiones de Hume. Locke establece el principio básico del empirismo. “Estas ideas simples, los materiales de todo nuestro conocimiento, se sugieren y proporcionan a la mente únicamente mediante esas dos vías a que antes nos referíamos, es decir; sensación y reflexión. Una vez que el entendimiento está provisto de estas ideas simples tiene la facultad de repetirlas y ensamblarlas con una variedad casi infinita, de tal forma que puede formar nuevas ideas complejas a su gusto. Sin embargo, no es factible para el ingenio más elevado o para el más amplio entendimiento, cualquiera que sea la agilidad o variedad de su pensamiento, el inventar o idear en la mente una sola idea simple, que no venta por los conductos antes referidos, ni tampoco le es posible para ninguna fuerza del entendimiento destruir las que ya están allí; puesto que el dominio que tiene el hombre en este pequeño mundo de su propio entendimiento es bastante similar con respecto al gran mundo de las cosas visibles, donde su poder , como quiera que está dirigido por el arte y la habilidad, no va más allá de componer y dividir los materiales que se encuentran al alcance de su mano; pero se muestra totalmente incapaz para hacer la más mínima partícula de materia nueva o para destruir una solo de lo que ya está en el ser. Idéntica incapacidad encontrará en sí mismo todo el que se ponga a modelar en su entendimiento cualquier idea simple que no hubiera recibido por sus sentidos, procedente de objetos externos, o mediante la reflexión que haga sobre las operaciones de su propia mente acerca de ellas. Y me gustaría que alguien intentara imaginarse un sabor que el paladar nunca probó o de formarse ida de un perfume jamás olido antes; y cuando pueda hacer eso, podré afirmar igualmente que un ciego tiene ideas de los colores y que un sordo posee nociones distintas y verdaderas de los sonidos” J.Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano. Editora Nacional, Madrid, 1981, pp. 185 y 186. TEXTO 6: Se puede comparar la crítica de Locke y Hume a la idea de sustancia. Locke expone su crítica a la idea de sustancia “De manera que si alguien se propone examinarse a sí mismo respecto a su noción de la pura sustancia en general, encontrará que no tiene acerca de ella alguna otra idea, sino una mera suposición de no saber qué soporte de aquellas cualidades que sean capaces de producir ideas simples en nosotros; cualidades que normalmente son llamadas accidentes. Si se pregunta a alguien cuál es el sujeto para el que el color o el peso son inherentes, no podrá responder sino que son las partes sólidas y extensas; y si se le pregunta qué es aquello a lo que la solidez y la extensión son inherentes, no estará en mejor situación que la del indio antes mencionado, que al decir que el mundo los soportaba un gran elefante, le fue preguntado que en qué se apoyaba, su vez, dicho elefante. A ello respondió que se apoyaba en una gran tortuga; pero como insistió en preguntarle sobre qué se apoyaba esa tortuga de espaldas tan grandes, respondió que era algo que él no sabía. Lo mismo ocurre en el asunto del que nos estamos ocupando, que en todos los demás casos en los que se emplean palabras sin tener ideas claras y distintas; entonces hablamos como niños que, al ser preguntados qué es tal o cual cosa que desconocen, dan de inmediato esta respuesta satisfactoria: que es “algo”, lo que en verdad no significa, cuando se emplea de esta manera bien por los niños o por los hombres, sino que no saben qué cosa es, y aquello sobre lo que dicen tener algún conocimiento y de lo que hablan, es algo de los que nos tienen ninguna idea distinta, de manera que están respecto a ello en una ignorancia total y en una oscuridad absoluta. Por tanto, idea que tenemos y a la que damos el nombre de sustancia, como no es nada sino el supuesto soporte, pero desconocido, de aquellas cualidades que encontramos que existen, y de las que imaginamos que no pueden subsistir sine re substante, sin nada que los soporte, denominamos a este soporte sustancia; la cual, según el verdadero sentido de la palabra, significa en nuestro idioma, lo que está debajo o lo que soporta”. J.Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano. Editora Nacional, Madrid, 1981, p. 435. TEXTO 7: La revisión de la relación causa-efecto y de la idea de sustancia produce en Berkeley resultados diferentes. El empirismo desemboca en Berkeley en espiritualismo. Sus teorías sobre el dinamismo de la mente influyeron en Hume, quién se propuso averiguar los principios de asociación que rigen ese dinamismo. “25. Todas nuestras ideas, sensaciones o cosas que percibimos, cualesquiera que sean los nombres por los que las distingamos, son visiblemente inactivas; nada hay en ellas de poder o actividad. De manera que una idea u objeto de pensamiento no puede producir o hacer alteración alguna de otro. Para quedar satisfecho de la verdad de esto que digo, sólo hacer falta una mera observación de nuestras ideas. Pues como tanto ellas como cada una de sus partes existen sólo en la mente, de ello se sigue que no hay nada en ellas, excepto lo que es percibido. Quienquiera que se detenga a considerar sus propias ideas, tanto del sentido como de la reflexión, no percibirá en ellas ningún poder o actividad; no hay, por tanto tal cosa contenida en ellas. Un poco de atención nos revelará que el mismo ser de una idea implica pasividad e inercia. Tanto es ello así, que es imposible que una idea haga algo, o, hablando estrictamente, que sea causa de nada. Tampoco pude ser la semblanza o imagen de un ser activo, como hemos demostrado en la Sección 8. De lo cual se sigue claramente que la extensión, la figura y el movimiento no pueden ser la causa de nuestras sensaciones. Decir, por tanto que éstas son el efecto de poderes resultantes de la configuración, número, movimiento y medida de corpúsculos, tiene forzosamente que ser falso. 26. Percibimos una sucesión continua de ideas, algunas nos son suscitadas de nuevo; otras cambian o desaparecen por completo. Hay, por tanto, alguna causa de esas ideas, de la cual éstas dependen, y que las produce y las cambia. Que esta causa no puede ser una cualidad, o idea, o combinación de ideas, resulta claro de lo que se ha dicho en la sección precedente. Debe ser, por consiguiente, una sustancia; pero ya se ha mostrado que no hay sustancia que sea corpórea o material; sólo queda, por tanto, que la causa de nuestras ideas sea una sustancia incorpórea activa, es decir, un espíritu. 27. Descubro que puedo excitar ideas en la mente siempre que yo quiera y variar y cambiar la escena siempre que me parezca oportuno. Basta con quererlo para que inmediatamente ésta o aquella idea surja en mí fantasía; y, haciendo uso del mismo poder, puedo obliterarla y hacer sitio a otra. Este hacer y deshacer ideas da ocasión a que muy apropiadamente podamos decir que la mente es activa. Esto es cierto y está fundado en la experiencia; pero cuando hablamos de agentes no- pensantes o de ideas suscitadoras, fuera de la mera volición, entonces es que sólo estamos jugando con las palabras. 139. Pero se me objetará que no si hay ninguna ideas significada por los términos, alma, espíritu y sustancia. A ello respondo que esas palabras sí que significan una cosa real que no es ni una idea ni nada parecido a una idea sino un algo que percibe ideas, que tiene voluntad y que razona acerca de ellas. Lo que yo mismo soy, eso que yo denoto mediante el término “Yo”, es lo mismo que lo que queda significado por los términos alma o sustancia espiritual. Si se me dice que esto es sólo una disputa de palabras, y que como los significados inmediatos de otros términos han sido, por común consenso, llamados ideas, no se ve por qué lo significado por los nombres espíritu o alma no puede participar de ese mismo apelativo. A esto respondo que todos los objetos no- pensantes de la mente coinciden en ser enteramente pasivos, y que su existencia consiste en ser percibidos mientras que un alma o espíritu es un ser activo cuya existencia no consiste en ser percibido sino en percibir ideas y pensar, Es, por tanto, necesario, a fin de evitar la equivocación de confundir naturalezas que son enteramente contrarias o desemejantes, que distingamos entre espíritu e ideas” G. Berkeley. Tratado sobre los principios del conocimiento humano, Alianza editorial, Madrid, 1992, pp. 69-71 y 145. TEXTO 9: Para Kant el principio causal no proviene de la costumbre o de la experiencia. Para Hume la causalidad deriva de la experiencia, para Kant es anterior a ella y fundamenta la posibilidad de la misma. “Pues bien, en Kant , si entendemos la experiencia en el sentido genuino de su filosofía crítica y no como simple rapsodia de percepciones, sucede lo contrario: La causalidad es anterior a la experiencia, no siendo ésta posible sin ella: Así, pues, sólo porque nosotros sometemos la sucesión de los fenómenos y, con ello, todo cambio a la ley de la causalidad, es posible la experiencia misma, es decir, el conocimiento empírico de los fenómenos; en consecuencia éstos sólo son posibles como objetos de experiencia según esta ley. Por eso, páginas después, volverá a oponerse a posturas como las de Hume que quieren ver en la relación causal el resultado de una experiencia acumulativa: esto no pasaría de una regla empírica (contingente) que sólo valdría para un uso puramente empírico (contingente también). Es decir, la relación causal no sería el contenido formulado en un principio sintético a priori universal y necesario. Ni sería el principio rector de la sucesión objetivamente determinada de los fenómenos en el tiempo. Y de no contar con un principio así, la experiencia objetiva no es posible. O sea, “el principio de la relación causal en la sucesión de los fenómenos tiene, pues, valor con anterioridad a todos los objetos de la experiencia (bajo las condiciones de la sucesión), porque él mismo es el fundamento de la posibilidad de una tal experiencia”.” La conclusión nos parece que o puede ser más clara: que para Hume la causalidad se constituye y adquiere su validez en la experiencia; por el contrario, para Kant la experiencia presupone la categoría de causalidad y se funda en ella” S. Rábade Romeo, Hume y el fenomenismo moderno. Editorial Gredos, Madrid, 1975 pp. 457-58. TEXTO 10: Newton afirma que existe una causa de la gravedad. El científico más importante y admirado de la época manifiesta que no puede encontrar, de acuerdo con su procedimiento de inducción a partir de los fenómenos, la causa de las leyes que él mismo ha descubierto. Él mismo mantuvo en otros escritos, no obstante, que la ley de gravedad y la corrección de las desviaciones de los planetas respecto de la trayectoria prevista eran una prueba de la actuación directa de Dios en el mundo. El análisis de Hume de la causalidad hace insostenible esta afirmación y es según algunos expertos en su obra- utilizado por este autor en contra de quienes pretenden sostener la doctrina de la Religión Natural. Veamos la posición de Newton. “Hasta aquí hemos explicado los fenómenos de los cielos y de nuestro mar por la fuerza gravitatoria, pero no hemos asignado aún causa a esa fuerza. Es seguro que debe proceder de una causa que penetra hasta los centros mismo del Sol y los planetas, sin sufrir la más mínima disminución de su fuerza, que no opera de acuerdo con la cantidad de las superficies de las partículas sobre las que actúa ( como suele acontecer con las causas mecánicas), sino de acuerdo con la cantidad de materia sólida contenida en ellas propagándose en todas direcciones y hasta inmensas distancias, y decreciendo siempre como el cuadrado inverso de las distancias. La gravitación hacia el Sol está formada por la gravitación hacia las diversas partículas que componen el cuerpo del Sol; y al alejarse del Sol decrece con exactamente como el cuadrado inverso de las distancias hasta la órbita de Saturno, como demuestra con evidencia la quietud del afelio de los planetas, e incluso el afelio más remoto de los cometas, si tales afelios son también invariables. Pero hasta el presente no he logrado descubrir la causa de esas propiedades de gravedad a partir de fenómenos, y no finjo hipótesis. Pues todo lo no deducido a partir de los fenómenos ha de llamarse una hipótesis, y las hipótesis metafísicas o físicas, ya sean de cualidades ocultas o mecánicas, carecen de lugar en la filosofía experimental. En esta filosofía las proposiciones particulares se infieren a partir de los fenómenos, para luego generalizarse mediante inducción. Así se descubren la impenetrabilidad, la movilidad, la fuerza impulsiva de los cuerpos, las leyes del movimiento y de gravitación. Y es bastante que la gravedad exista realmente, y actúe con arreglo a las leyes que hemos expuesto, sirviendo pare explicar todos los movimientos de los cuerpos celestes y de nuestro mar” I.Newton, Principios matemáticos de filosofía natural y su Sistema del mundo. Madrid, Editora Nacional, 1982, pp. 816-817.