www.fbbva.es DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN NOTA DE PRENSA Conferencias magistrales de Susana Monereo en la Fundación BBVA de Madrid La lucha contra la obesidad se enfrenta al fracaso de la prevención, el medio ambiente “obesógeno” y la falta de un fármaco eficaz La jefa de Endocrinología y Nutrición del Hospital Getafe de Madrid repasa en tres conferencias la situación actual de la epidemia de obesidad y las perspectivas de futuro que abre la investigación Monereo explicará la complejidad de factores implicados en la obesidad y que hacen difícil, según ella, llegar a pensar en que se llegue algún día a contar con un fármaco único y eficaz para tratarla Madrid, 12 de marzo de 2012.- Uno de los efectos indeseados del estado de bienestar ha sido convertir la obesidad en una epidemia. Y es que, a pesar de que se conocen las causas y cómo tratar la enfermedad, su prevalencia va en aumento. El motivo, según Susana Monereo, jefa de la Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Getafe, es el fracaso en la prevención, el ambiente obesógeno que nos rodea y la falta de un tratamiento farmacológico eficaz que, a su juicio, tampoco es previsible obtener en el futuro al menos en forma de un fármaco único que ataque todas las complejas causas de la enfermedad. La Fundación BBVA ha organizado en su sede madrileña durante los días 13, 14 y 15 de marzo una serie de conferencias magistrales a cargo de Susana Monereo sobre Nutrición y obesidad en las que la experta analizará la situación actual y las perspectivas futuras. Entre otros aspectos, Monereo explicará a qué se refiere la expresión “ambiente obesógeno”, utilizada por los expertos: “Es el que nos rodea como consecuencia de llevar el estado del bienestar hasta sus últimas consecuencias: vida cómoda, alimentos disponibles a cualquier hora, baratos, de fácil acceso, de alta densidad calórica y en grandes cantidades. Además están el estrés, el sedentarismo, y la falta de sueño unidos a la pérdida del concepto de esfuerzo físico y mental”. Monereo ha estructurado las conferencias en tres bloques: ■ Martes, 13 de marzo. La obesidad programada desde el nacimiento: importancia del control de peso durante el embarazo. ■ Miércoles, 14 de marzo. El exceso de peso en el mundo: causas y consecuencias. ■ Jueves, 15 de marzo. Soluciones al problema: los milagros NO existen. Recientemente la revista The Lancet (Finucane et al. 2011) ha publicado un estudio realizado durante tres décadas -1980 a 2008- y en el que han participado más de 9 millones de personas mayores de 20 años de todo el mundo. En él se concluye que la prevalencia de la obesidad en el mundo se ha duplicado en ese periodo. Hoy, una o más de cada 10 personas la padecen. En total, 502 millones de ciudadanos en el planeta son obesos: 205 millones de hombres y 297 millones de mujeres. En España, el estudio ENRICA (Gutiérrez-Fisac et al. 2011), realizado sobre una base poblacional española mayores de 18 años, con datos obtenidos durante los años 2008 al 2010, establece una prevalencia de sobrepeso del 39%, y de obesidad del 23%. Es decir, el exceso de peso en grado de obesidad se ha incrementado en la última década pasando de un 15 a un 23 %. El estudio ALADINO 2011 (Pérez Farinós et al, 2011) realizado por la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición del Ministerio de Sanidad español, llevado a cabo en casi 8000 niños de todas las comunidades autónomas con edades comprendidas entre 6 y 9 años, muestra una prevalencia de obesidad del 17,6%. Este dato vuelve, al igual que en el resto del mundo, a poner de manifiesto el avance del exceso de peso en este segmento de población donde los mas afectados son los varones. La buena noticia es que en las causas de esta enfermedad solo un 30% son de origen genético, mientras que el 70% restante está relacionada con el medio ambiente y los hábitos de dieta y ejercicio; es decir, en la mayoría de los casos se pueden evitar las causas que la desencadenan o actuar sobre ellas. De ahí que la prevención juegue un papel fundamental, pero la realidad es que Monereo lamenta el fracaso generalizado en este terreno: “Creo que el fracaso está ligado a que se empieza tarde, cuando la obesidad ya está establecida. Debemos actuar sobre la población para evitar que gane peso y empezar en estadios muy precoces, sobre todo en el embarazo y primeros años de vida. La educación es la mejor herramienta para prevenir y sin ella todos los demás esfuerzos serán poco eficaces”. La obesidad se ha revelado como una enfermedad más compleja de lo que se pensaba. Se están definiendo nuevos factores en su aparición que forman parte de ese escenario obesógeno: aumento del tamaño de las raciones, exceso de grasas saturadas, la ausencia de fibra o el abuso de azúcares como la fructosa, se combinan con cambios en la flora intestinal, falta de horas de sueño y desorden en las comidas y en los horarios. Al fracaso de la prevención se une el problema de que frente a la obesidad no hay actualmente tratamientos farmacológicos y tampoco valen los supuestos “milagros” que prometen algunas dietas. Monereo critica el efecto negativo de dietas y productos milagro y hace una recomendación: “Se debería legislar y controlar la pseudoinformación científica, que genera mucha confusión, la publicidad de los alimentos, las dietas milagro o los productos que prometen pérdidas de peso sin datos de eficacia ni seguridad”. En cuanto al futuro, advierte de que la complejidad de la enfermedad hace difícil pensar en un fármaco que controle todos los factores desencadenantes. “Habrá que mezclar fármacos que nos quiten el hambre con otros que aumenten el gasto energético o que impidan la absorción de nutrientes, o que ayuden a eliminarlos”, afirma. La experta apuesta por la continuidad del tratamiento actual basado en un trío de ases: menor ingesta calórica, más ejercicio y hábitos saludables. Pero además menciona algunas líneas de investigación en las que se está trabajando. Una de las más novedosas se centra en el tratamiento cronobiológico. “La vida es un fenómeno rítmico, controlada por lo que hoy sabemos son genes reloj. El reloj biológico central está en el sistema nervioso central y aunque el sincronizador del gen es la luz (ciclos de luz-oscuridad), hay evidencia científica que nos indica que la ingesta de comidas, los horarios de las mismas y el ejercicio también actúan como sincronizador o disruptor. A su vez, cada órgano tiene genes reloj que, bajo las órdenes del reloj central, regulan la producción de las hormonas y sustancias que son la base del metabolismo, así como el hambre y la saciedad. Por ejemplo, por la noche se produce leptina, que es una hormona que quita el hambre y deja dormir. Si comemos de noche rompemos el ciclo biológico y tendemos a ganar peso. En algunas personas obesas se han detectado mutaciones en los genes reloj del tejido adiposo. Por tanto, no solo es importante lo que se come, sino también a qué hora se come”. De ahí que uno de los enfoques terapéuticos del futuro será regular las horas de comida y buscar horarios adecuados para la ingesta de cada tipo de alimento. El sueño es otro nuevo factor de estudio: “Dormir menos de 7-8 horas o que el sueño sea de mala calidad, claramente se asocia a obesidad. Las personas que duermen mal comen más y con tendencia hacia alimentos más calóricos; sobre todo, dulces. Clínicamente, personas que trabajan por turnos, que viajan mucho (jet lag), que sufren contaminación lumínica nocturna, y que por tanto duermen poco y mal, son más obesos y tienen más problemas metabólicos como la diabetes”. Monereo no prevé que la terapia génica tenga a corto plazo una aportación esencial en este campo, “dado que la obesidad salvo excepciones no obedece a un solo gen, sino que hasta donde sabemos se relaciona con muchas pequeñas modificaciones de genes o polimorfismos no susceptibles de tratamiento. Lo que sí creo que podremos hacer será adecuar tratamientos a un perfil genético determinado del que conozcamos el tipo de alimentación y actividad física que deba realizar. El desarrollo de la nutrigenética y de la fármacogenética también nos ayudará a personalizar los tratamientos”. La investigación en el sector alimentario es otro frente esperanzador: “El objetivo es lograr alimentos bajos en grasa y ricos en fibra, aceites que se absorban, edulcorantes bien tolerados, carnes bajas en grasa y un mayor desarrollo de probióticos y prebióticos”. Biografía Susana Monereo Megías es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid en 1979 y especialista en Endocrinología y Nutrición desde 1984. Ha ejercido como endocrinólogo clínico principalmente en los hospitales de la red pública de la Comunidad de Madrid. Responsable de la Sección de Endocrinología y Nutrición y coordinadora de la Unidad de Obesidad Mórbida del Hospital Universitario de Getafe en Madrid, se ha destacado siempre por su labor científica y divulgativa en el campo de la obesidad. Pertenece a diversas sociedades científicas relacionadas con su especialidad (SEEN, SEEDO, SED, SENDIMAD). Ha colaborado con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición como miembro del comité científico, y en todos los programas de prevención de obesidad del Ministerio de Sanidad o de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid. Tiene más de 100 publicaciones en revistas nacionales e internacionales y varios libros dedicados a este tema: La obesidad presente y futuro (1997), La obesidad epidemia del siglo XXI (1999), La obesidad y el riesgo cardio-vascular (2004), La obesidad en el tercer milenio (2005). Asimismo, ha escrito 3 libros de divulgación y educación sanitaria: Puedo adelgazar, ed. Santillana (2005); La dieta con helados, ed. Amat (2007); Qué se debe hacer y qué no se debe hacer en el tratamiento de la obesidad (2009). Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de Comunicación de la Fundación BBVA (91 374 52 10 y 91 537 37 69 ó [email protected]) o consultar en la web www.fbbva.es