Testimonio: Martín Salazar Durán Kyung Hee University, Corea

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Testimonio: Martín Salazar Durán
Kyung Hee University,
Corea
Corea es sin a lugar a dudas uno de los países mas fascinantes que he visitado en mi
vida. Es un país que denota la pujanza de su gente, un país que demuestra que el progreso y
el desarrollo si son metas alcanzables y un lugar donde se respira total tranquilidad y
seguridad.
Nunca en mi vida pensé que Corea estaría dentro de mis opciones para un posible
intercambio, pero en cuanto me di cuenta que este país estaba dentro de la lista de los
múltiples lugares con los que la Universidad EAFIT posee programas de movilidad académica,
me di a la tarea de investigar un poco más acerca de su historia, cultura, ciudades y demás
información que pareciera relevante.
Con el pasar de los días fui descubriendo que Corea era indiscutiblemente un ejemplo a
seguir para la mayoría de países del mundo, y con cada artículo adicional que leía, me iba
adentrando e interesando más por sus diferentes características.
Pero no fui la única persona que con el pasar de los días se sentía cada vez más y más
interesado y emocionado al respecto. En efecto, y acompañado de Cristina Soler Vélez y Laura
Osorio Gómez, dos de las personas más cercanas a mí, decidimos aplicar y empezar con un
proceso que finalmente nos llevo al otro lado del mundo seis meses después.
Aunque el proceso fue largo y en algunas ocasiones resultó ser agobiante y hasta
estresante, el hecho de haber vivido la experiencia como lo hice, recompensa todos aquellos
días de espera e incertidumbre por asuntos que ahora parecen tan sencillos como las visas,
las cartas de recomendación y admisión, los formularios de la universidad, los requisitos de
entrada, etc.
Desde el primer momento en el que bajé del avión me di cuenta que los seis meses que
estaban por delante iban a ser los mejores de mi vida, y en efecto, así fueron. Como lo
mencionaba anteriormente, en Corea se respira un aire de tranquilidad y seguridad que nunca
antes había experimentado en mi vida, pues siendo colombiano y estando acostumbrado a la
realidad de mi país, me parecía increíble que todo eso pudiera ser cierto. La gente camina sin
temor alguno, porta sus celulares en la calle como si nada pudiera pasar, las mujeres llevan
sus joyas a la vista y los autobuses van repletos de gente que no siente miedo alguno por el
robo de sus pertenencias. La seguridad es sin duda alguna el aspecto que más llamó mi
atención durante toda mi estadía.
Adicionalmente, es importantísimo destacar la amabilidad y el alto grado de tolerancia y
urbanidad que poseen los coreanos en general. Corea, y su gente por supuesto, se
caracterizan por sus buenos modales, su tranquilidad, tolerancia, amabilidad y respeto. En
efecto, y durante los seis meses que tuve la oportunidad de vivir en Corea, nunca pude ver a
alguien metiéndose en una fila, rayando una pared, gritándole a otra persona, o botando una
basura a la calle. Sus hábitos y costumbres son verdaderamente destacables y no obedecen,
como si lo hacen en Colombia, a lo que conocemos como: ‘malicia indígena’.
Pero el ambiente que se vive y la población en general no son los únicos factores
interesantes y rescatables de este país (ni más faltaba), por el contrario, y a mi parecer, una
de las cosas más importantes que tiene Corea para ofrecer a sus visitantes y residentes
extranjeros, son sus ciudades. Seúl por ejemplo, es la ciudad más impresionante en la que
nunca he estado, es un lugar lleno de vida, movimiento, luz y personas de toda clase. Es una
ciudad que como muchas otras nunca duerme, y un lugar que está incrustado dentro de un
área metropolitana con casi 20 millones de habitantes, y una infraestructura que sorprendería
a cualquiera: sus aeropuertos, vías urbanas, carreteras adyacentes, sistema de movilidad y
transporte público, entre otros. A final de cuentas, Seúl es una ciudad de primer clase, y que
en mi opinión, puede estar a la altura de lugares como New York, Londres o París, incluso,
superándolas en muchos sentidos.
Igualmente, sería un error no destacar el lugar donde permanecía la mayoría del tiempo
y la razón por la que en primer lugar estaba en Corea: la universidad. Kyung Hee es uno de los
mejores establecimientos de educación superior en todo Corea, y si mal no me falla la
memoria, está ubicada como la quinta mejor universidad del sur de la península.
Sus instalaciones y profesores reflejan el esfuerzo tan grande que se ha hecho por la
universidad, los cursos que ofrece son sumamente interesantes, y sus estudiantes denotan un
alto grado de educación y compromiso con el estudio. Kyung Hee constituye sin lugar a dudas
en uno de los aspectos primordiales del porqué mi estadía en Corea fue todo un éxito.
Y si bien el idioma, la comida y la lejanía resultaron ser aspectos que en primer lugar
me hicieron chocar un poco, al final todo, esto se contrarrestó con la posibilidad que tuve de
viajar por todo Asia, y en especial por el sudeste asiático.
No muchas personas tienen la posibilidad de decir que estuvieron en siete países
asiáticos diferentes, pero yo, y gracias al intercambio académico que realicé en Corea durante
los pasados seis meses pude hacerlo en compañía de mis dos mejores amigas. Es así como
visitamos países de la talla de: Filipinas, Vietnam, Camboya, Tailandia, Singapur y Hong Kong.
Para finalizar, es importante mencionar los aspectos generales de cualquier
intercambio, y que no importa a donde se haya ido, siempre estarán ahí para recordarlos. La
gente es un aspecto fundamental, y en Corea no es la excepción. Tuve la posibilidad de
conocer personas verdaderamente valiosas, y por supuesto, no sólo coreanas, sino también
francesas, suecas, finlandesas, guatemaltecas, mexicanas, indonesias, bengalíes, entre otros.
Igualmente, la experiencia en si constituye un aprendizaje total para mi vida, y de
muchas maneras, complementa mis estudios académicos y mi vida personal.
Gracias a mi estadía en Corea durante los últimos seis meses mis ojos se han abierto
mucho más, ahora veo el mundo desde una perspectiva diferente, y sin lugar a dudas, quiero
volver muy prontamente.
Foto 1: Myeong-dong, Seúl, Corea del Sur
Foto 2: Bongeunsa, Seúl, Corea del Sur
Foto 3: Victoria Peak, Hong Kong
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