Unidad 29 • La Descripción y su Técnica “A. Schöckel afirma que los tres tiempos del arte descriptivo son: observación del mayor número de detalles; selección de los más típicos y presentación con relieve .” 433 INTRODUCCION “... Eso es lo que me parece indecente, escandaloso e inmoral: escribir sin saber escribir". (Francisco Umbral, en declaraciones a EL PAÍS: 28 de junio de 1981). El título de este capítulo -"El arte de escribir y las técnicas"- requiere unas explicaciones previas. Pudiera creerse que basta con dominar tales técnicas para ser un escritor. Nada más lejos de nuestro pensamiento. El escritor -según expresión ya tópica- nace y se hace. Lo que quiere decir que la técnica no basta para escribir perfectamente. Pero si la técnica no lo resuelve todo, ayuda mucho. Una vez más, repetimos que, con este Curso de Redacción, no pretendemos forjar novelistas ni artistas consumados. Por ello, en este último capítulo, no se estudian todas las técnicas, sino las que consideramos más necesarias para todo aquel que sólo pretenda redactar correctamente sin grandes aspiraciones literarias. Tratamos aquí, por ejemplo, de la técnica de la descripción, de la biografía, del comentario, y tocamos muy ligeramente el amplísimo campo de la narración. Quedan, pues, fuera del propósito de este curso: el cuento, la novela, el drama, el ensayo, el artículo literario, etc. Y, lógicamente, nada tenemos que decir, por el momento, del reino de la poesía y el humor, donde moran la belleza y la gracia. Nos consta que este capítulo no es completo. Incluso en los temas que estudiamos -y en los estudiados hasta aquí- sólo se toca lo más esencial. Porque no aspiramos al libro de investigación, sino al manual práctico, didáctico, que sirva de ayuda al alumno, marcándole simplemente el camino que luego, en sus deseos de perfección, habrá de recorrer solo. En todo gran escritor hay siempre un autodidacta. Se observará que en este capítulo los ejercicios son más personales. Con lo expuesto hasta aquí, suponemos que el alumno tiene ya cierto criterio propio; no creemos necesario llevarlo de la mano. Por eso dejamos un amplio margen a su juicio personal; le dejamos libertad de acción para que se lance a escribir por su cuenta. Los "ejercicios de recapitulación" le servirán para meditar sobre lo estudiado. Y los "ejercicios que se recomiendan" servirán como modelos, que pueden ser sustituidos por otros análogos, si se juzga oportuno. LA DESCRIPCIÓN Y SU TÉCNICA TODO el que escribe se enfrenta alguna vez con el problema descriptivo. Incluso un simple informe, a veces, lleva implícita una somera descripción. Describir bien lo que vemos es fundamental; pero la tarea no es tan fácil como pudiera creerse. Tan importante es esta materia que se ha dicho, con razón, que la descripción "es la piedra de toque de los buenos escritores". Y ello porque el que describe debe provocar en la imaginación del lector una impresión "de algún modo equivalente a la impresión sensible". Describir es conseguir que se vea algo -un objeto material o un proceso espiritual-: ES PINTAR. Una descripción es UN CUADRO, dice Hanlet. "El arte para describir dice Albalat- constituye, en cierto modo, el propio fondo de la literatura. La descripción -añade- es la pintura animada de los objetos. Es un cuadro- que hace visibles las cosas materiales. La descripción ha de ser viva. Dar la ilusión de la vida por medio de la imagen sensible y del detalle material, he aquí el fin de la descripción. Una descripción es buena cuando está viva, y está viva si es real, visible, material, ilusionante. " Lo dicho en el capítulo IV (lección 37) respecto al estilo pintoresco y lo que aquí decimos de la plasticidad de la descripción pudiera producir una confusión entre literatura y pintura. Como dice W Kayser, los poetas (los escritores) no utilizan las palabras exclusivamente para pintar objetos, sino que, al mismo tiempo, su objeto es despertar emociones. "Ni siquiera en los textos más descriptivos el que lee o escucha ve surgir verdaderas imágenes... Sería desconocer por completo la esencia del lenguaje poético, pensar que es posible ponerlo de algún modo en competencia con la pintura." Las artes plásticas -escultura y pintura- están más cerca de lo sensible porque los medios materiales que emplean son ya como un remedo de la realidad: la materia se acerca a la naturaleza sirviéndose de los colores o las formas. En literatura sólo disponemos de un material: LAS PALABRAS, compuestas de unos signos, digamos "cabalísticos", las letras. Y con esa "materia prima", con las palabras, hemos de hacer ver al lector lo que nosotros estamos viendo con nuestros ojos. Hemos dicho que no sólo se describe lo material, el mundo físico, externo; sino que también puede ser objeto de una descripción 1o espiritual, el mundo psíquico, interno. Pero describir un proceso anímico exige dotes especiales. El tema exigiría, de por sí, todo un capítulo si hubiéramos de estudiarlo a fondo. Dentro, pues, de nuestro campo de estudio, podemos considerar dos tipos de descripción: a) La descripción técnica o instructiva, cuyo fin es dar a conocer un objeto; sus partes y finalidad. b) La descripción literaria, cuyo fin es provocar una impresión (agradable o desagradable) o un sentimiento (dolor, alegría, admiración...), mostrando lo que describimos de manera que cause la impresión o sentimiento que nos hayamos propuesto. Mecanismo de la descripción En verdad no resulta muy académico hablar de 'mecanismo de la descripción". Más justo sería decir "elementos" de la descripción. Pero la palabra mecanismo es más gráfica, indica más claramente lo que intentamos explicar: el proceso descriptivo, desde que surge la idea hasta que se realiza. Verdad es que este mecanismo es una operación compleja, cuyas partes no pueden separarse como algo independiente las unas de las otras. En realidad, lo que vamos a hacer a continuación es una especie de disección artificial de un proceso espiritual complejo, cuyas operaciones casi siempre son simultáneas, o al menos sucesivas. Hecha esta salvedad, veamos, separadamente, "al ralenti", el proceso descriptivo l.° El punto de vista.-Describir algo no es agotar todas las facetas del objeto en cuestión. Nadie es omnisciente: ni lo sabemos todo, ni lo vemos todo. Cada cual ve un trozo de realidad. Cinco pintores, puestos ante un mismo paisaje, nos darán cinco cuadros diferentes, según su personal "estimativa": el uno acentuará el color, el otro destacará los primeros términos; este fijará su atención en la neblinosa lejanía, aquél hará un paisaje realista y el de de más allá realzará el juego de luces y sombras. En cambio, cinco máquinas fotográficas, ante el mismo objeto, nos darán una imagen repetida del objeto, salvo casos de verdaderos artistas de la cámara. Dice Albalat que la imaginación es una lente involuntaria, "a través de la cual la cosa vista no puede pasar sin transformarse, sin ser interpretada, sintetizada, agrandada o reducida, embellecida o afeada, comentada y presentada. El cerebro humano no es un aparato fotográfico y, aunque quisiera, no haría nunca fotografía". Corolario.-Cuando describamos algo, hemos de prestar especial atención a nuestro personalísimo punto de vista. Nuestro modo de ver las cosas, siempre que seamos sinceros con nosotros mismos, nos dirá lo que debemos destacar y lo que es preciso abandonar. 2.° La observación previa.-Para conseguir que alguien vea lo que estamos describiendo, es preciso que, con anterioridad, nosotros lo hayamos visto bien. Dicho de otro modo: la observación es la condición previa de la descripción. "Cuando una descripción no resucita materialmente las cosas, es que no se han visto o que el artista no supo verlas" (A. Albalat, ob. cit.). Pero observar es algo más que mirar. Observar es mirar fijándose en lo que se ve; es concentrar la atención. Y la observación tiene también su pequeña técnica, su "intríngulis". Para aprender a observar, recomendamos al alumno que intente describir algo: una calle, una casa, un paisaje cualquiera. Después, coteje lo escrito con lo descrito. Compruebe nuevamente la realidad que tiene ante sus ojos y la que trasladó al papel. Se dará cuenta entonces de los detalles -algunos fundamentales- que se le escaparon; o también percibirá otros detalles "sobrantes'", no necesarios ni esenciales. No se olvide tampoco que observar comprende el ejercicio de los cinco sentidos corporales: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Así, describiré mejor una manzana o una naranja, frutos que conozco totalmente, que otra cualquier fruta exótica, puesta ante mi vista, pero de la que me faltan las sensaciones gustativas, olfatorias o tactiles. Lo expuesto significa que nuestras dotes naturales de observación pueden mejorar, ejercitándolas. Lo que no quiere decir de ningún modo que el ejercicio pueda crear de la nada. Siempre existirán hombres dotados naturalmente de una especial capacidad estimativa, grandes observadores natos, que verán más que otros, por mucho que estos últimos ejerciten su capacidad. Pero entre los genios y los "infradotados" está la gran masa de los hombres normales, a los cuales va especialmente dirigida esta enseñanza. Distingue Albalat dos clases de observación: la directa y la indirecta. La primera es la copia hecha sobre el terreno; la indirecta consistiría en describir "lo que no existe" o lo que no se tiene ante la vista. MECANISMO Y TIEMPOS Reconoce el autor citado que los detalles descriptivos dependen de nuestro estado de ánimo y de la sensación que se quiera dar. "La mejor descripción -afirma- no es la que pone más cosas, sino la que da una sensación más fuerte. No se trata de acumular detalles, sino de expresar los que sean llamativos, enérgicos y definitivos." En cuanto a la descripción indirecta (imaginativa), se reconoce que es preciso buscar la ayuda de lo que se ha visto. Por analogía se puede describir lo que no conozcamos. Todo se reduce a transponer y adaptar lo observado a lo no observado. Se puede inventar un incendio, si hemos visto alguna vez arder una casa. No podemos -ni debemos- describir la sensación del que está a punto de morir en el incendio, si no la conocemos por experiencia propia o por la exacta narración del que viviera estos momentos angustiosos. Respecto a la descripción indirecta, por recuerdo o memoria, dice Albalat que "no debe parecer nunca imaginada", y que es preciso evitar la trivialidad y la fantasía. Se es trivial ("banal") cuando no se muestra nada, cuando se dice lo que se ha dicho mil veces. "Son las descripciones de pasaporte... Ser absolutamente trivial es decir que una mujer es bella, blanca y rubia, que su belleza causa respeto, que sus cabellos son magníficos, su frente recta, su mirada altiva, etc." Hay que evitar también el exceso de fantasía. A la imaginación, como a los caballos, hay que saberla sujetar para que no se desboque. El arte no es fuego de artificio: uno de sus múltiples secretos está en "la sobriedad y en la energía". Como decía Voltaire,"el secreto de aburrir está en decirlo todo''. 3.° La reflexión.-Para que una descripción sea completa, no basta la observación, digamos, Física: es preciso profundizar, calar hasta el fondo de las cosas; analizar y valorar. Así, el retrato de un hombre no es sólo esta nariz prominente o aquellos ojos negros; esta boca sumida o esa espalda cargada. Es... la valoración de esos rasgos físicos, análisis del movimiento de una mano, sentido de su modo de hablar... 4.° El plan.-Con los materiales anteriores -punto de vista, detalles observados y valoración de los mismos por la reflexión- ya tenemos lo esencial para una descripción. Ahora hace falta realizarla, ejecutarla. Y, para ello, es preciso trazarse un plan de trabajo, es decir, ordenar los materiales de tal manera que se distingan las ideas esenciales de las secundarias y también que dichas ideas fundamentales sigan un orden lógico de acuerdo con el punto de vista. Tiempos de la descripción Al estudiar el tema que nos ocupa, A. Schöckel afirma que son tres los tiempos del arte descriptivo: observación del mayor número de detalles; selección de los más típicos y presentación con relieve. Explicado ya lo referente a la observación, estudiemos ahora, someramente, los otros dos tiempos: La selección de datos viene tras la observación. Describir bien no consiste en acumular el mayor número posible de datos, con criterio "exhaustivo". Obsérvese, como ejemplo,, la diferencia entre un buen retrato al óleo y una fotografía. No hay duda de que la fotografía recoge más detalles que el cuadro. Por ello, precisamente, la "foto" es inferior al retrato hecho por un buen artista. El buen pintor observa atentamente el modelo y, después, selecciona, escoge lo más característico y allí acentúa el trazo de su lápiz o, pincel. La máquina, en cambio, capta todos nuestros rasgos, los característicos y los accidentales por ejemplo, esa arruga del rostro que surgió en el momento de disparar el `flash" o la mirada triste momentánea. El pintor -el buen pintor sólo traslada al lienzo lo que considera esencial para describirnos tal como somos (tal como él nos ve). Por ello, una fotograba instantánea de una persona, pasado cierto tiempo, acusa el paso de ese tiempo; se nota que aquella persona ya no es como era en el momento de la foto. En cambio, el retrato hecho por un buen artista perdura: lo que allí se pintó queda para siempre porque tiene vida, porque es realismo esencial, científico y artístico Lo mismo puede decirse si el tema de la descripción es una habitación, una calle, un Museo, academia en que estudiamos, etc.: no es cuestión: de acumular datos y detalles hasta agotamiento. Describe mejor quien, con menos rasgos, nos dice lo más característico de algo, más esencial. Una cosa es la descripción viva y otra muy distinta el frío catálogo; como distinta es ficha antropométrica de un individuo y su retrato, hecho por un buen escritor. la el lo la Anotemos de paso que, según el temperamento del escritor, puede hablarse de -descripción impresionista o expresionista. El impresionista nos dice lo que ve en el momento; su trabajo podría compararse con una "instantánea" espiritual. "El impresionista de la existencia va de impresión en impresión y de todo sólo aspira el aroma. Otros, sin embargo, viven tan vigorosamente su intensidad y el mundo de sus sentimientos, que salen al encuentro de toda impresión y le prestan un matiz subjetivo de su propio caudal. Son las naturalezas acusadamente subjetivas: los expresionistas de la existencia. Está ausente en ellos la entrega objetiva a lo intuido, aja objetividad de la vida. Sólo cuando ambos momentos de la existencia, impresión y, propio mundo íntimo, logran un equilibrio concreto, tenemos el tipo humano deforma interior, las naturalezas cabalmente plásticas, que pueden designarse también como tipos clásicos." (Spranger, Formas de vida.) Finalmente, tras la observación y selección de datos, surge el problema de la presentación: es decir, la búsqueda de la expresión exacta; la que con más precisión describe lo que hemos visto. La expresión exacta -que nos da la forma descriptiva- unas veces surge sin esfuerzo aparente, por feliz inspiración; otras veces, en cambio, es precisa la búsqueda, el trabajo. Ocasiones hay en que la forma se nos da como regalada por los dioses y otras en que es necesario escribir, corregir, tachar, volver a escribir... Pero, surja o no surja la expresión exacta con facilidad, recomendamos al escritor novel que no se olvide de hacer un borrador, que guarde lo escrito por lo menos cuarenta y ocho horas -siempre que pueda hacerlo-, que lo lea como si no fuera suyo y que corrija entonces definitivamente. EJERCICIOS QUE SE RECOMIENDAN 1.° Describa el comedor de la academia en que estudia, o el de su casa, a la hora del desayuno. 2.° Describa las impresiones recibidas el primer día de clase, al iniciarse el curso académico. 3.° Cuente, descriptivamente, alguna de las "novatadas" que le hicieron padecer sus compañeros. 4.° Describa un pueblo cualquiera de España. S.° Cuente, descriptivamente, un día cualquiera de su vida. NOTA.-Estos ejercicios, lógicamente, no son imperativos. Los temas propuestos pueden variarse a voluntad. EJERCICIOS DE RECAPITULACIÓN A) En el siguiente párrafo diga cuál es el punto de vista, la idea matriz que nos comunica la impresión fundamental querida por el autor: "Al entrar en casa de los Martínez me pareció que entraba en una prisión. Era una casa enorme, emplazada en las afueras de la ciudad. Tenía un pequeño jardín encerrado entre unos altos muros y las paredes húmedas del convento vecino. Las habitaciones eran amplias, silenciosas, con ventanas casi siempre medio cerradas, por donde se filtraban tenues rayos de luz. En este caserón sólo vivía el anciano matrimonio y una vieja criada. Se sentía aquí una rara impresión de soledad, de vacío, de tedio..." B) En el siguiente trozo descriptivo estudie los detalles que demuestran la capacidad de observación del autor y sus dotes para seleccionar lo más característico. Tache los detalles que considere accesorios: "El chalet de mi tío está situado en un altozano, en las afueras del pueblo. Es una casa alegre, pequeña, de una sola planta, y desde la que se divisa un espléndido paisaje. Está rodeada de un huerto jardín, en el que crecen las más variadas flores: rosas, tulipanes, lirios y múltiples flores silvestres... Un arroyo cantarín serpentea, entre los arriates, y se pierde luego entre los bancales sembrados de trigo. Viejos olivos, de retorcido tronco, dan al huerto un aspecto agreste. A espaldas de la casa hay un estanque lleno de verdosas aguas, en el que, de noche, croan las ranas. El agua llega al estanque conducida por una tubería desde un lejano manantial. No es agua potable, sino de riego. Dentro de la casa, las habitaciones se abren en torno a un patio moruno con claraboyas de cristales. Hay un dormitorio, con cuarto de baño; un comedor con chimenea, la cocina y un cuarto trastero..." c) Estudie los siguientes trozos descriptivos: júzguelos y diga, en pocas palabras, si le parecen bien y por qué (señalando, por ejemplo, cuáles son los detalles de valor, los aciertos de expresión, etc.) 1.° "La barbería es pequeña, angosta, miserable. El papel que recubre las paredes recuerda la blusa descolorida de un arriero. Entre las ventanas, de empañados y lagrimeantes cristales, una puerta desvencijada, rechinante; sobre ella, una campanilla que la humedad ha tornado verdosa, y que se estremece y suena enfermizamente, por sí sola, sin que nadie la agite. Si se contempla usted en el espejo que cuelga en una de las paredes, verá cómo su fisonomía se tuerce implacablemente hacia todos lados. Ante tal espejo se corta uno el pelo y se afeita..." (A. Cheiov.) 2.° "Caía la tarde. De la tierra seca, caldeada por el sol, se exhalaban los aromas de romero, de tomillo y de la hierba seca. En los cabezos redondos de la sierra se destacaban los árboles, las matas, las hiedras, todo con los más pequeños detalles, en el aire diáfano. El sol iba poniéndose. Las peñas desnudas, los matorrales de brezo y de retama enrojecían como si fueran a incendiarse. Entre el follaje amarillo de los árboles aparecían, de trecho en trecho, blancas y sonrientes, las fachadas de algunos cortijos... Luego comenzó a anochecer; franjas de violetas oscuros corrieron por las laderas; se oía a lo lejos el cacareo de los gallos y el tintineo de las esquilas, que resonaban más fuerte en el crepúsculo, lleno de reposo. El aire quedó tranquilo, el cielo azul..." (Pío Baroja: "La feria de los discretos".)