COMENTARIO DE UNA ESCULTURA BARROCA. 1. Identificación de la obra. La Piedad (1616). Se encuentra en el Museo Nacional de Escultura (Valladolid) El autor es Gregorio Fernández. (Vida y obra), principal representante de la escuela castellana de imaginería del S. XVII, Tipología. Es una escultura de bulto, tallada en madera y posteriormente policromada, algo característico de la escultura barroca española. Tema. Esta obra formaba parte de un conjunto integrado por cinco figuras: Cristo, la Virgen, San Juan, María Magdalena y los dos ladrones. Jesús acaba de ser bajado de la cruz y el cadáver descansa en brazos de su madre que gesticula con una mano expresando el dolor que le invade; con la otra sostiene a su Hijo que, muerto, parece deslizarse. En el cuerpo de Cristo son patentes las heridas, que han sido pintadas en rojo, para mostrar mayor dramatismo y realismo. 2.- Aspectos formales. La forma de expresión es realista pero con una fuerte expresividad en el rostro y las manos mostrando un intenso patetismo. El cuerpo presenta un perfecto estudio anatómico y, aunque está algo idealizado, se muestran detalles de gran realismo como las costillas marcadas o las heridas sangrantes. Las telas, talladas con gran maestría y los pliegues angulosos aportan movimiento. La composición es abierta y está concebida con la característica diagonal barroca (opuesta totalmente a la Piedad de Miguel Ángel) que aporta mayor dinamismo. 3.- Análisis estilístico Función y significado. La obra encargada por la Cofradía de las Angustias de Valladolid es un paso de Semana Santa. En el S. XVII español, en medio de un fuerte crisis económica, los artistas españoles realizan sobre todo encargos religiosos (la Corte prefiere artistas extranjeros), especialmente para las procesiones de Semana Santa que expresan una religiosidad externa, teatral y de gran acogida popular, que fomenta la Contrarreforma Católica en oposición a la religiosidad íntima de los protestantes. La obra se encuadra dentro del espíritu propagandístico que impone la Contrarreforma al arte. La temática, el realismo, la expresividad y el dinamismo hacen de esta obra un claro ejemplo de escultura barroca de la escuela castellana. El Barroco español 1 COMENTARIOS DE PINTURA BARROCA ESPAÑOLA 1.- Identificación de la obra “La Venus del Espejo”. The National Gallery de Londres. Autor. Diego Velázquez (Vida y obra). La obra fue pintada en la última etapa de su vida (1648), posiblemente durante su 2º viaje a Italia. Tipología. Es un óleo sobre lienzo. Género: es un cuadro mitológico que representa a Venus recostada. Este tema fue habitual en la pintura veneciana del siglo XVI (Venus dormida de Giorgione y Venus de Urbino o Venus recreándose con la música de Tiziano) que Velázquez representa con originalidad y maestría. Como es habitual en él, convierte un tema mitológico en un hecho cotidiano. Tema. El desnudo es un tema nada habitual en el barroco español y el único que se conserva de Velázquez, aunque se sabe que realizó más. La mujer aparece de espaldas, y no de frente como hicieron los venecianos, debido posiblemente a la rígida moral de la Contrarreforma española (Rubens hizo lo mismo en su Venus ante el espejo; está recostada sobre unas sábanas de color gris y se contempla ensimismada en el espejo que sostiene un niño alado. La cortina roja cierra el espacio. Los personajes parecen ser Venus, diosa de la belleza, representada como una mujer real y su hijo Cupido, dios del amor. El espejo es utilizado como un juego entre el espectador y el cuadro: la diosa contempla al espectador a la vez que este puede ver su rostro desdibujado. 2.- Aspectos formales Forma de expresión. Naturalismo. Los personajes mitológicos, sobre todo la Venus, es representada como una figura real. El cuerpo, de una belleza clásica, contrasta con la imagen de una mujer, un tanto vulgar, reflejada en el espejo. La ambientación en un espacio íntimo, muy reducido, contribuye a dar sensación de cotidianidad. Composición. Utiliza dos líneas perpendiculares, la que forma horizontalmente el cuerpo de Venus (casi una diagonal) y la vertical de Cupido junto a numerosas líneas curvas (las que siguiendo los contornos del cuerpo femenino remarcan su sensualidad, las de las sábanas que la rodean y las de los cortinajes). Las líneas curvas dan un cierto movimiento a una escena en la que predomina la calma y la sensación de intimidad o cercanía gracias a un espacio reducido y cerrado por el cortinaje. Luz. Una luz cálida y luminosa envuelve el cuerpo de la Venus en contraste con otras zonas en penumbra. A través de los distintos planos creados por la luz consigue la perspectiva aérea. Color. Contrastan los colores cálidos (rojo carmesí de la cortina, carne del cuerpo y roja de la cinta) con el blanco y los tonos fríos de la cama y el marrón del fondo. La sábana gris sirve para destacar el cuerpo carnoso de la diosa. El dibujo es, en general, desplazado por el color; aunque predomina en algunos elementos. La utilización de distintas técnicas pictóricas, tanto la pincelada suelta, como los gruesos empastes o pinceladas muy finas le permite tanto crear figuras con contornos difuminados (cuerpo de la diosa, rostro del espejo, cortina) como otras con rasgos precisos (cuerpo del niño), y sobre todo consigue recrear con absoluta perfección la textura de los objetos. 3.- Análisis estilístico. El significado del cuadro es complejo ya que el autor humaniza la temática mitológica como es habitual en él. El tema mitológico puede ser una excusa para hacer un desnudo femenino esquivando la censura pero la vulgaridad del rostro real reflejado en el espejo que se contradice con la sensualidad y belleza del cuerpo parece tener un contenido simbólico: la Verdad y la Vanidad. Además, la forma en que Cupido sostiene el espejo, con las manos cruzadas y la cinta rosa nos sugiere que se trata de un “prisionero voluntario” y simboliza la manera en que el Amor queda atado a la Belleza. Es un claro ejemplo de pintura barroca por el predominio de líneas diagonales y curvas; el uso de un color predominante para dar unidad al cuadro y la falta de claridad en el significado, la introducción del espectador en la escena y los contrastes diversos. El magistral uso del color, con su brillantez y múltiples matices, la originalidad en el desarrollo del tema, la pincelada suelta y el dominio de la perspectiva aérea nos indica que se trata de un cuadro de Velázquez. En la obra se observa una gran influencia veneciana (Tiziano y Giorgione) por la piel tersa y nacarada, las formas redondeadas y la tela roja que añade teatralidad al cuadro. El Barroco español 2 1.- Identificación de la obra “Inmaculada Concepción” de Soult. Museo del Prado. Autor. Murillo (1676-1678), principal representante del barroco sevillano. La obra fue realizada para un asilo de sacerdotes ancianos en Sevilla. Se le conoce con el nombre de “Inmaculada Concepción de los Venerables” por el nombre del asilo o de “Soult” por mariscal de Napoleón que se llevó el cuadro a Francia durante la invasión francesa. Hasta 1947 estuvo en el Museo del Louvre hasta que el general Petain lo devolvió a España junto a otras obras de arte. Tipología. Óleo sobre lienzo. Género. Se trata de una pintura religiosa, de devoción, muy usual en la España del siglo XVII. Este modelo iconográfico de la Virgen es típico del arte sevillano Tema. El pintor representa a la Virgen como una joven morena, bella, tierna y dulce, flotando suavemente sobre nubes doradas esponjosas. Está vestida con túnica blanca (símbolo de la pureza) y manto azul, que la identifica como reina de los cielo (los colores de los vestidos fueron impuestos por la Contrarreforma). Las manos juntas sobre el pecho en actitud de plegaria y la cabeza suavemente ladeada mirando al cielo. A sus pies hay una media luna. Aparece rodeada de angelitos juguetones (hasta 30, unos de cuerpo entero y otros sólo cabecitas. Es una imagen llena de gracia y elegancia. 2.- Aspectos formales Composición: el grupo está captado de forma espontánea y libre, en las más variadas actitudes y posturas, llenas de movimiento. En el centro de la composición está la Virgen, de canon estilizado y rodeándola, en movimiento curvo, los angelitos dispuestos de tal manera que marcan un movimiento ascendente. Murillo los agrupa de forma desigual: abajo, flotan once; a la izquierda hay siete cabecitas arriba y cuatro debajo; a la derecha, tres y cinco. Unos son muy visibles mientras que otros desaparecen en la penumbra, ya que hay varios planos de profundidad. Las líneas ondulantes de los abultados pliegues del manto, las diagonales y los abundantes escorzos aumentan el dinamismo. La luz y la perspectiva. La luz es la protagonista del cuadro. Sobre el fondo dorado, radiante, se recorta la figura de la Virgen, envuelta en luz para indicar su carácter celeste. Su rostro y vestido blanco irradian luz. La zona izquierda aparece muy iluminada, mientas que la derecha está oscura o en penumbra abajo. La perspectiva es aérea. Color. Hay gran riqueza cromática, el colorido es vivo, lleno de matices. Predominan los tonos cálidos, dorados, contrastando con los fríos. Destacan el blanco y azul de la figura central. Las pinceladas son sueltas, espontáneas, vaporosas, fluidas. El dibujo pierde importancia ante el color y la luz, aunque el pintor fue un gran dibujante. Los contornos están difuminados. 3.- Análisis estilístico. La obra, con una clara función propagandística de las ideas contrarreformistas (culto a la Virgen negado por los protestantes), es típica del Barroco católico. La delicadeza y ternura con que trata el tema religioso es típico de Murillo. En ella observamos todas las características propias del Barroco: composición movida y dinámica, con predominio de líneas curvas y diagonales; color rico y variado, pero con un color predominante que da unidad al cuadro (aquí el dorado); contrastes de luces y sombras; pérdida de importancia de la línea; realismo y gusto por el detalle y carácter escenográfico y teatral. El Barroco español 3