presente demanda, se ordenó requerir de pago y emplazar a la

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MATEHUALA, SAN LUIS POTOSÍ, 17 DIECISIETE DE NOVIEMBRE DEL AÑO 2015
DOS MIL QUINCE.
V I S T O S para dictar sentencia definitiva los autos del expediente
número 421/2015, relativo al Juicio Ejecutivo Mercantil promovido por el
Licenciado ELIMINADO Y ELIMINADO, en su carácter de endosatarios en
procuración de ELIMINADO, en contra de ELIMINADO; y,
R E S U L T A N D O:
UNICO: Mediante escrito presentado ante la Oficialía Común de
Partes de los Juzgados Mixtos de Primera Instancia de Matehuala, San
Luis Potosí, el 09 nueve de Junio de 2015 dos mil quince, turnado a este
Juzgado en la misma fecha, compareció el Licenciado ELIMINADO Y
ELIMINADO,
ELIMINADO, a
en su carácter de endosatario en procuración de
demandar en la Vía Ejecutiva Mercantil ejercitando la
acción cambiaria directa, a ELIMINADO, por el pago de la cantidad de
$12,000.00 (DOCE MIL PESOS 00/100 M.N.) como suerte principal, así como
el pago de diversas prestaciones accesorias; citó los hechos constitutivos
de su acción, el derecho que consideró aplicable al caso en particular y
exhibió el documento fundatorio de su acción.
En fecha 11 once de junio de 2015 dos mil catorce, se radicó la
presente demanda, se ordenó requerir de pago y emplazar a la
parte demandada corriéndole traslado con las copias simples
exhibidas para que dentro del término de ocho días compareciera
ante este Juzgado a hacer paga llana de lo reclamado o a
oponerse a la ejecución si para ello tuviere excepciones que hacer
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valer,
diligencia
de
requerimiento
de
pago,
embargo
y
emplazamiento que fue practicada con fecha 20 veinte de julio de
2015 dos mil quince,
en la que el Actuario Adscrito a este Órgano
Jurisdiccional llamó a juicio a la demandada ELIMINADO. sin necesidad
de declarar la rebeldía a la reo, se siguió el juicio en sus etapas legales
decretándose el periodo al desahogo de pruebas; posteriormente, se
decretó la apertura al periodo de alegatos y el 01 uno de octubre actual
se citó para resolver el presente juicio; y,
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO. Este juzgado es competente para conocer del presente
juicio, atento a lo dispuesto por los numerales 1090, 1092; 1094 y 1104 del
Código de Comercio, que establecen que toda demanda debe
interponerse ante juez competente, y que es juez competente aquel a
quien los litigantes se hubieran sometido tácitamente, es decir, la parte
actora se sometió tácitamente ante esta autoridad al haber ocurrido a
entablar su demanda y el demandado al no haber interpuesto dentro
del termino correspondiente las excepciones de incompetencia, más
aún que del análisis del documento base de la acción se desprende que
el mismo fue suscrito en esta ciudad y no hubo manifestación expresa de
las partes de someterse a alguna autoridad especifica.
SEGUNDO. La Vía Ejecutiva Mercantil ejercida por la parte actora
es la correcta por así establecerlo la fracción IV del artículo 1391 del
Código de Comercio, en relación con el artículo 5º de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito.
TERCERO. La personalidad de la parte actora quedó plenamente
acreditada en autos, en atención a lo dispuesto por los numerales 1056,
2
1057 y 1061 de la Ley Mercantil, toda vez que los promoventes
comparecieron al juicio en su carácter de endosatarios en procuración
de ELIMINADO, en términos de la fracción II del artículo 1061 Código de
Comercio, lo que se desprende de la leyenda que obra al anexa al
documento fundatorio de la acción, en la cual es visible el endoso
practicado a su favor, mismo que reúne los requisitos a que se refiere el
artículo 29 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, toda
vez que presenta el nombre del endosatario, la firma del endosante, la
clase de endoso y el lugar y fecha en que éste fue realizado.
La demandada ELIMINADO, dio contestación a la demanda
entablada en su contra.
CUARTO. El Licenciado ELIMINADO Y ELIMINADO, en su carácter
de endosatarios en procuración de ELIMINADO,
en su escrito de
demanda manifestó esencialmente lo siguiente:
“1.- Que con fecha 25 de septiembre de 2014, la señora
ELIMINADO, suscribió a favor de la señora ELIMINADO, un titulo de
crédito de los denominados por la ley como pagaré por la
cantidad de $12,000.00 (doce mil pesos 00/100 Moneda nacional),
como suerte principal, estampando su rúbrica en el documento
base de la acción, comprometiéndose a pagar en la fecha de
vencimiento de dicho pagaré siendo esta el 25 de octubre de
2014, lo anterior se puede apreciar textualmente en el título de
crédito en el que fundamos la acción ejercitada en contra de la
deudora en cita, documento que se adjunta a esta demanda
como anexo numero dos. 2.- la deudora principal [...] dentro del
título de crédito pacto pagarle a la señora ELIMINADO, un interés
mensual a razón del 10% (diez por cientos), a partir de la fecha de
vencimiento lo cual se acredita y justifica textualmente en el
documento pagaré que se adjunta esta demanda como anexo
número uno. 3.- Bajo este contexto, dicho titulo de crédito a la
fecha de plazo vencido, no ha sido pagado por la ahora
demandada, no obstante que ha transcurrido con exceso el plazo
de su pago para dar cabal cumplimiento con el mismo; ello a
pesar de las multiples gestiones que de manera conciliatoria y
extrajudicial que se han realizado con la misma deudora[....].”
3
Ahora bien, la acción cambiaria directa ejercitada por la parte
actora la establecen los artículos 150 fracción II, 151 y 152 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, en concordancia con la
fracción IV del artículo 1391 del Código de Comercio, los que en su parte
conducente a la letra dicen:
“150. La acción cambiaria se ejercita: ... II. En caso de falta de pago o
de pago parcial;...”,
“151. La acción cambiaria es directa o de regreso; directa, cuando se
deduce contra el aceptante o sus avalistas;...,”
“152. Mediante la acción cambiaria, el último tenedor de la letra puede
reclamar el pago: I.- Del importe de la letra; II. De intereses moratorios al
tipo legal, desde el día de vencimiento;...” y
“1391. El procedimiento ejecutivo tiene lugar cuando la demanda se
funda en documento que traiga aparejada ejecución. Traen aparejada
ejecución: IV.- Los títulos de crédito”.
Por su parte el artículo 1194 del Código de Comercio refiere que:
“el que afirma está obligado a probar, por lo que el actor debe probar su
acción y el reo sus excepciones”; así las cosas, se desprende que los
elementos constitutivos de la acción ejercitada son los siguientes:
1. Que la demanda se funde en documento que traiga aparejada
ejecución;
2. En la falta de pago o pago parcial del documento;
3. Que se deduzca contra el aceptante del documento.
El primero de los elementos constitutivos de la acción se
encuentra fehacientemente demostrado, en virtud de que, una vez
examinado el documento base de la acción, del cual obra copia
fotostática certificada a fojas siete del presente expediente, se advierte
que se trata de un pagaré que comprende un título ejecutivo, es decir,
que trae aparejada ejecución y que reúne todos y cada uno de los
requisitos indispensables, previstos por el artículo 170 de la Ley General de
4
Títulos y Operaciones de Crédito, esto es, que contiene la mención de ser
pagaré, inserta en el texto del documento, la expresión del lugar y del
día, mes y año en que se suscribe, la orden incondicional al girado de
pagar una suma determinada de dinero, el nombre del girado, el lugar y
la época del pago, el nombre de la persona a quien ha de hacerse el
pago, y la firma del girador; por lo que, al ser el documento fundatorio
de la acción, título de crédito de los que traen aparejada ejecución, y
cumplir con todos los requisitos exigidos por la ley, se cubre el primer
elemento para la procedencia de la acción ejercitada por la parte
actora.
Respecto al segundo de los elementos, cabe señalar que el
documento fundatorio de la presente acción debió haber sido cubierto o
pagado por la demandada ELIMINADO, a su vencimiento y contra su
entrega, tal y como lo disponen los artículos 126, 127 y 129 de la Ley en
comento, por lo que en el presente caso, la exhibición del documento se
convierte en una prueba pre constituida para la procedencia de la
acción, de lo cual se deduce que la existencia del documento en poder
del acreedor hace presumible la falta de pago por parte del deudor y
en todo caso, era deber de la demandada acreditar lo contrario.
Lo que se corrobora con el reconocimiento del adeudo, llevado
a cabo por la demandada, que quedó plasmada en la diligencia de
notificación y emplazamiento,
llevada a cabo por el actuario adscrito
a este Tribunal, con fecha 20 veinte de julio de 2015 dos mil quince, en
la que quedó asentado
que la propia demandada,
ELIMINADO,
reconoció la deuda y la firma en el documento que en copia simple se
le exhibió, además de manifestar que en ese momento no paga, por no
contar con dinero para tal caso y no señaló bienes por no contar con
ellos.
Actuación que por tratarse de una
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actuación judicial,
hace
prueba plena, en términos del numeral 12947 del Nuevo Código de
Comercio.
Por otra parte, no obstante
el hecho de que la demandada
contestó la demanda entablada en su contra, dentro del término legal,
argumentando que
en ningún momento firmó documento alguno a
favor de la actora, por lo que no dio motivo para que se le reclamara
la misma, ni el pago el 10% de interés mensual, ni el pago e costas y
gastos por la tramitación del
de
falta de personalidad
juicio,
oponiendo además la excepción
derivada de que no suscribió
ningún
documento por la cantidad que se le reclama a favor y la excepción de
obscuridad en la demanda, sin embargo la demandada, no probó los
hechos constitutivos de sus excepciones, en términos del numera 1194
del nuevo código de comercio, en principio porque el solo hecho de
estar en poder de la actora el documento base de la acción genera la
presunción de su
falta de pago por parte de la demandada,
suscripción del documento y falta de pago, que en autos, se corrobora
con la aceptación por parte de ELIMINADO, de la falta de pago y el
reconocimiento de la firma que calza el documento fundatorio de la
acción, asentados en la diligencia de emplazamiento llevado a cabo
con la demandada, la cual
hace prueba plena, por tratarse de una
actuación Judicial.
Por otra parte, debe señalarse que
demandada, probar que la firma
correspondía a la
que aparece estampada en el
documento base de la acción no fue estampada de su puño y letra, sin
embargo
ello no lo probó en autos.
De ahí que no obstante que se
hubiera desahogado la prueba confesional, ofrecida por la actora, con
cargo a la demandada, ELIMINADO, quien indicó que no conocer y no
suscribió un pagaré a la orden de
$12,000.00 (doce mil pesos 00/100 M.N.),
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ELIMINADO, por la cantidad de
que no pacto
como fecha
de vencimiento
el día
25 de octubre de
2014, ni pacto intereses
moratorios a raíz del 10% mensual, desde la fecha de su vencimiento, y
que la firma que aparece al calce del pagaré no corresponde a su
puño y letra, pues como quedó
plasmado con antelación,
desahogó prueba idónea para establecer que
documento base de la acción hubiera no
no se
la firma que calza el
sido estampada por la
demandada.
Por lo cual puede afirmarse que la demandada omitió realizar
el pago correspondiente, principalmente porque en las obligaciones de
pago es a la parte demandada a quien corresponde acreditar el
cumplimiento de su obligación, mientras que la demandada no probó
que hubiera realizado
el pago correspondiente, de ahí que resulte
improcedente el análisis de las excepciones que plantó.
De lo anterior se concluye que la parte demandante probó su
acción ejercitada, y en lo que concierne a la demandada ELIMINADO,
no probó haber realizado el pago que se le reclama, acreditándose así
el segundo elemento de la acción que se estudia, relativo a la falta de
pago del documento base de la acción, por parte de la deudora.
En cuanto al último de los elementos, respecto a que la acción sea
deducida contra el aceptante del título de crédito, este hecho se
acredita fehacientemente con el escrito inicial de demanda, en el que
se señaló como la deudora que suscribió el pagaré y de la cual obra su
nombre plasmado en el documento fundatorio de la acción,
es la
misma persona contra quien se ejercitó la acción cambiaria directa que
nos ocupa y a quien se llamó a juicio de manera personal,
para que
compareciera a contestar la demanda y oponer excepciones y
defensas.
7
Sin pasar por alto, el hecho de que a la demandada, se le señaló,
en el escrito inicial de demanda, con los nombres de ELIMINADO;
mientras
que en el documento base de la acción se le señaló
unicamente con el nombre de ELIMINADO,
sin embargo, no debe
perderse de vista que en el emplazamiento se le notificó con ambos
nombres y nada dijo al efecto.
En virtud de lo anterior y de conformidad con los imperativos 1296,
1298 y 1391 fracción IV del Código de Comercio, al fundarse la demanda
en documento que trae aparejada ejecución, que, como se dijo, reúne
los requisitos a que se refiere el artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, se concluye que la parte actora acreditó la
procedencia de la acción cambiaria directa y en cuanto a la
demandada ELIMINADO aun cuando dio contestación a la demanda
entablada en su contra, no probó
correspondiente.
haber
realizado el pago
Por lo que resultó innecesario el análisis de las
excepciones planteadas; en consecuencia con fundamento en el
artículo 1194 del ordenamiento mercantil invocado, se declara que la
parte actora probó su acción cambiaria directa en tanto que la
demandada, no probó
realizar el pago correspondiente; en
consecuencia, se condena a ELIMINADO, al pago de toda cada una de
las prestaciones que le fueron reclamadas en el escrito inicial de
pretensión, consistente en el pago de la cantidad de $12,000.00 (DOCE
MIL PESOS 00/100 M.N.), por concepto de suerte principal, derivada del
pagaré fundatorio de la acción.
QUINTO.- Ahora bien, el suscrito Juzgador, advierte que la tasa de
interés del 10% diez por ciento mensual pactada en el documento
fundatorio de la acción, con base en el artículo 174, párrafo segundo de
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la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es notoriamente
usuraria, por lo que procede de oficio reducirla prudencialmente, por las
consideraciones y fundamentos que enseguida se expondrán.
Es aplicable a lo antes expuesto, la Tesis de Jurisprudencia por
Contradicción número 47/2014, Décima Época, aprobada por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en sesión de veintiuno
de mayo de dos mil catorce, del rubro y texto siguientes:
PAGARÉ. SI EL JUZGADOR ADVIERTE QUE LA TASA DE INTERESES PACTADA
CON BASE EN EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY GENERAL DE
TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO ES NOTORIAMENTE USURARIA PUEDE, DE
OFICIO, REDUCIRLA PRUDENCIALMENTE. El párrafo segundo del citado
precepto permite una interpretación conforme con la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, al prever que en el pagaré el rédito y los
intereses que deban cubrirse se pactarán por las partes, y sólo ante la falta
de tal pacto, operará el tipo legal; pues ese contenido normativo debe
interpretarse en el sentido de que la permisión de acordar intereses no es
ilimitada, sino que tiene como límite que una parte no obtenga en
provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un
interés excesivo derivado de un préstamo. Así, el juzgador que resuelve la
litis sobre el reclamo de intereses pactados en un pagaré, para determinar
la condena conducente (en su caso), debe aplicar de oficio el referido
artículo 174, acorde con el contenido constitucionalmente válido de ese
precepto y a la luz de las condiciones particulares y los elementos de
convicción con que se cuente en cada caso, para que dicho numeral no
pueda servir de fundamento para dictar una condena al pago de intereses
usurarios, por lo que si el juzgador adquiere convicción de oficio de que el
pacto de intereses es notoriamente usurario acorde con las circunstancias
particulares del caso y las constancias de actuaciones, entonces debe
proceder, también de oficio, a inhibir esa condición usuraria apartándose
del contenido del interés pactado, para fijar la condena respectiva sobre
una tasa de interés reducida prudencialmente para que no resulte
excesiva, mediante la apreciación razonada, fundada y motivada, y con
base en las circunstancias particulares del caso y de las constancias de
actuaciones que válidamente tenga a la vista al momento de resolver.
Ahora bien, cabe destacar que constituyen parámetros guía para evaluar
objetivamente el carácter notoriamente excesivo de una tasa de interés –si
de las constancias de actuaciones se aprecian los elementos de
convicción respectivos– los siguientes: a) el tipo de relación existente entre
las partes; b) la calidad de los sujetos que intervienen en la suscripción del
pagaré y si la actividad del acreedor se encuentra regulada; c) el destino o
finalidad del crédito; d) el monto del crédito; e) el plazo del crédito; f) la
existencia de garantías para el pago del crédito; g) las tasas de interés de
las instituciones bancarias para operaciones similares a las que se analizan,
cuya apreciación únicamente constituye un parámetro de referencia; h) la
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variación del índice inflacionario nacional durante la vida real del adeudo;
i) las condiciones del mercado; y, j) otras cuestiones que generen
convicción en el juzgador. Lo anterior, sobre la base de que tales
circunstancias puede apreciarlas el juzgador (solamente si de las
constancias de actuaciones obra válidamente prueba de ellos) para
aumentar o disminuir lo estricto de la calificación de una tasa como
notoriamente excesiva; análisis que, además, debe complementarse con la
evaluación del elemento subjetivo a partir de la apreciación sobre la
existencia o no, de alguna situación de vulnerabilidad o desventaja del
deudor en relación con el acreedor.”
Asimismo, sirve de apoyo a lo anterior, la Tesis de Jurisprudencia por
Contradicción número 46/2014, Décima Época, aprobada por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en sesión de veintiuno
de mayo de dos mil catorce, del sumario siguiente:
“PAGARÉ. EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY GENERAL DE
TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, PERMITE A LAS PARTES LA LIBRE
CONVENCIÓN DE INTERESES CON LA LIMITANTE DE QUE LOS MISMOS NO SEAN
USURARIOS. INTERPRETACIÓN CONFORME CON LA CONSTITUCIÓN
[ABANDONO DE LA JURISPRUDENCIA 1ª./J. 132/2012 (10ª) Y DE LA TESIS
AISLADA 1ª.CCLXIV/2012 (10ª)]. Una nueva reflexión sobre el tema del interés
usurario en la suscripción de un pagaré, conduce a esta Sala a apartarse de
los criterios sostenidos en las tesis 1ª./J 132/2012 (10ª), así como 1ª.
CCLXIV/2012 (10ª.), en virtud de que en su elaboración se equiparó el
interés usurario con el interés lesivo, lo que provocó que se estimara que los
requisitos procesales y sustantivos que rigen para hacer valer la lesión como
vicio del consentimiento, se aplicaran también para que pudiera operar la
norma constitucional consistente en que la ley debe prohibir la usura como
forma de explotación del hombre por el hombre; cuando esta última se
encuentra inmersa en la gama de derechos humanos respecto de los
cuales el artículo 1º constitucional ordena que todas las autoridades, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar. Así, resulta que el artículo 21, apartado 3, de La
Convención Americana sobre Derechos Humanos, prevé la usura como una
forma de explotación del hombre por el hombre, como fenómeno contrario
al derecho humano de propiedad, lo que se considera que ocurre cuando
una persona obtiene en provecho propio y de modo abusivo sobre la
propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo; pero
además, dispone que la ley debe prohibir la usura. Por lo anterior, esta
Primera Sala estima que el artículo 174, párrafo segundo, de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, que prevé que en el pagaré el rédito y
los intereses que deban cubrirse se pactaran por las partes, y sólo ante la
falta de tal pacto, operará el tipo legal, permite una interpretación
conforme con la Constitución General y, por ende, ese contenido
normativo debe interpretarse en el sentido de que la permisión de acordar
intereses tiene como límite que una parte no obtenga en provecho propio y
10
de modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un interés excesivo
derivado de un préstamo; destacando que la adecuación constitucional
del precepto legal indicado, no sólo permite que los gobernados conserven
la facultad de fijar los réditos e intereses que no sean usurarios al suscribir
pagarés, sino que además, confiere al juzgador la facultad para que, al
ocuparse de analizar la litis sobre el reclamo de intereses pactados en un
pagaré y al determinar la condena conducente (en su caso), aplique de
oficio el artículo 174 indicado acorde con el contenido constitucionalmente
válido de ese precepto y a la luz de las condiciones particulares y
elementos de convicción con que se cuente en cada caso, a fin de que el
citado artículo no pueda servir de fundamento para dictar una condena al
pago de intereses mediante la cual una parte obtenga en provecho propio
y de modo abusivo sobre la propiedad de su contrario un interés excesivo
derivado de un préstamo. Así, para el caso de que el interés pactado en el
pagaré, genere convicción en el juzgador de que es notoriamente excesivo
y usurario acorde con las circunstancias particulares del caso y las
constancias de actuaciones, aquél debe proceder de oficio a inhibir esa
condición usuraria apartándose del contenido del interés pactado, para
fijar la condena respectiva sobre una tasa de interés reducida
prudencialmente que no resulte excesiva, mediante la apreciación de
oficio y de forma razonada y motivada de las mismas circunstancias
particulares del caso y de las constancias de actuaciones que válidamente
tenga a la vista el juzgador al momento de resolver.”
En efecto, existe un exceso en las prestaciones reclamadas puesto
que el interés pactado al momento de suscribir el pagaré base de la
acción, resulta ilegal, porque se trata de intereses desproporcionados y
que de acuerdo con los artículos 77, 362 y 78 del Código de Comercio y
174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, el juzgador
oficiosamente debe regular los intereses que resulten usurarios.
Lo anterior es así, toda vez que si bien la codificación mercantil
contempla la posibilidad de cobrar intereses por los préstamos, basados
en el principio de libre contratación, no obstante, conforme a los artículos
21, numeral 3º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y
1º de la Constitución Federal, debe procurarse la protección al deudor
frente a los abusos y la eventualidad en el cobro de intereses excesivos
por constituir usura y que de permitir que la voluntad de las partes esté
sobre dicha disposición convencional, sería tanto como solapar actos de
comercio que conculquen derechos humanos.
11
En esa tesitura, la aplicación del artículo 174 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, en el sentido de permitir el pacto
irrestricto de intereses en caso de mora, es inconvencional, pues tolera
que los particulares se excedan en su cobro, con la eventualidad de que
éstos sean usurarios.
En el caso concreto, en el documento base de la acción se
estipuló un interés mensual del 10% diez
por
ciento
y
basta
con
multiplicar la tasa referida por doce meses que tiene el año, para
obtener como resultado una tasa anual del 120% por ciento, la cual
resulta usurario y excesiva.
En efecto, en atención al principio de convencionalidad, la parte
enjuiciada debe ser objeto de protección, al existir una porción
normativa convencional que proscribe la práctica de la usura, como un
derecho fundamental más a incluir en el catálogo de derechos humanos
y, en la especie, dicha violación se perpetra en su esfera jurídica, pues el
interés
consignado
en
el
título
de
crédito
es
evidentemente
desproporcional y excesivo, comparados con los que establece el Banco
de México, por ende, debe ser regulado al prudente arbitrio del juzgador
y en su caso reducirlos al interés legal establecido en la legislación
mercantil.
En ese orden de ideas, se advierte de modo indubitable, que se
está ante la presunta violación a un derecho humano contenido en un
tratado internacional, así como la inconvencionalidad de una norma
interna – el artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito- por lo tanto, en atención a dichas circunstancias, este Juzgado,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1o. de la Constitución
General de la República y en ejercicio de control de convencionalidad,
está obligado a emprender el estudio correspondiente.
Dicha norma fundamental es del tenor siguiente:
12
"Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de
los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.".
Del numeral transcrito se obtiene que la Constitución Federal
impone que las personas que se encuentren en el territorio nacional
gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en
los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte; de
ello, se sigue que el Constituyente dotó de jerarquía constitucional a las
normas convencionales en materia de derechos humanos.
A este respecto, conviene destacar que el Más Alto Tribunal del
País, al resolver el expediente varios 912/2010 relacionado con la
ejecución de la sentencia dictada por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el “Caso Radilla Pacheco contra los Estados
Unidos Mexicanos” sostuvo que, derivado de la reforma al artículo 1o. de
la Carta Magna, mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la
Federación de diez de junio de dos mil once, todas las autoridades del
país,
dentro
del
ámbito
de
sus
respectivas
competencias,
se
encontraban obligadas a velar no sólo por los derechos humanos
contenidos en los instrumentos internacionales firmados por el Estado
Mexicano, sino también por los derechos humanos contenidos en la
Constitución Federal, adoptando la interpretación más favorable al
derecho humano de que se trate, lo que se entiende en la doctrina
como principio pro persona.
Que dichos mandatos deben examinarse junto con lo establecido
por el diverso artículo 133 de la Constitución Federal para determinar el
marco dentro del que debe realizarse este control de convencionalidad,
lo
cual
claramente
será
distinto
al
control
tradicionalmente operaba en nuestro sistema jurídico.
13
concentrado
que
Que en el ejercicio de la función jurisdiccional como está indicado
en la última parte del artículo 133 en relación con el artículo 1º., los
jueces están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la
Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las
disposiciones en contrario establecidas en cualquier norma inferior.
Que si bien los jueces no pueden hacer una declaración general
sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que consideren
contrarias a los derechos humanos contenidos en la Constitución y
tratados como acontece en las vías de control directas establecidas en
los numerales 103, 107 y 105 de la Constitución sí están obligados a dejar
de aplicar estas normas inferiores dando preferencia a los contenidos de
la Constitución y de los tratados en esta materia.
Lo anterior conforme a la Tesis P. LXVII/2011(9ª.), del Tribunal Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 535 del
Libro III, Tomo 1 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Diciembre de 2011, Décima Época, del rubro y texto:
“CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN MODELO DE
CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD. De conformidad con lo
previsto en el artículo 1º. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro del ámbito de sus
competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos
humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos
contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado
Mexicano, adoptando la interpretación más favorable al derecho humano
de que se trate, lo que se conoce en la doctrina como principio pro
persona. Estos mandatos contenidos en el artículo 1º. constitucional,
reformado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la
Federación de 10 de junio de 2011, deben interpretarse junto con lo
establecido por el diverso 133 para determinar el marco dentro del que
debe realizarse el control de convencionalidad ex officio en materia de
derechos humanos a cargo del Poder Judicial, el que deberá adecuarse al
modelo de control de constitucionalidad existente en nuestro país. Es en la
función jurisdiccional, como está indicado en la última parte del artículo
133 en relación con el artículo 1º. constitucionales, en donde los jueces
están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la
Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las
disposiciones en contrario que se encuentren en cualquier norma inferior. Si
bien los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la
14
invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que consideren contrarias
a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados
(como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente
en los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución), sí están obligados a dejar
de aplicar las normas inferiores dando preferencia a las contenidas en la
Constitución y en los tratados en la materia.”.
Acorde al esquema de control constitucional y convencional que
deben ejercer los Jueces del país, éste se integra de la manera siguiente:
I.
Por los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal y en
la Jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación;
II. Todos los derechos humanos contenidos en tratados internacionales en los
que el Estado Mexicano sea parte.
III.
Criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos establecidos en las sentencias en las que el Estado Mexicano haya sido
parte, y criterios orientadores de la Jurisprudencia y precedentes de la citada
Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte.
En ese orden de ideas, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, suscrita el veintidós de noviembre de mil novecientos sesenta y
nueve, en San José de Costa Rica, la cual entró en vigor el dieciocho de
julio de mil novecientos setenta y ocho, de exigibilidad en nuestro país a
partir del veinticuatro de marzo de mil novecientos ochenta y uno, en su
artículo 21, numeral 3, en relación al tópico de que se trata, establece lo
siguiente:
“Artículo 21. Derecho a la Propiedad Privada…
…3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre
por el hombre, deben ser prohibidas por la ley…”.
Conforme a la anterior disposición -que proscribe la usura
entendida ésta en su sentido gramatical como el interés excesivo en un
préstamo.- se establece un derecho fundamental de observancia
general, teniendo en consideración que el citado artículo 1o. de la Carta
Magna amplía el catálogo de éstos no sólo a los contenidos en el
ordenamiento supremo del orden jurídico nacional, sino también en los
tratados internacionales aprobados por el Estado Mexicano.
En ese tenor, cabe puntualizar que el artículo 174, segundo párrafo,
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, dispone lo
15
siguiente:
“Artículo 174. Son aplicables al pagaré…
Para los efectos del artículo 152, el importe del pagaré comprenderá los
réditos caídos; el descuento del pagaré no vencido se calculará al tipo de
interés pactado en éste, o en su defecto al tipo legal, y los intereses
moratorios se computarán al tipo estipulado para ellos; a falta de esa
estipulación, al tipo de rédito fijado en el documento, y en defecto de
ambos al tipo legal…”
De lo transcrito, se destaca que el artículo 174, segundo párrafo,
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no fija límite para
el pacto de intereses en caso de mora en un título de crédito, como es el
caso, pues la voluntad de las partes rige -en principio- para dicho
acuerdo, ello en correlación con el diverso numeral 78 de la codificación
mercantil, que dispone:
“Artículo 78. En las convenciones mercantiles cada uno se obliga en la
manera y términos que aparezca que quiso obligarse, sin que la validez del
acto comercial dependa de la observancia de formalidades o requisitos
determinados.”
De lo que se sigue en principio, que si bien la legislación mercantil
contempla la posibilidad de cobrar intereses por los préstamos, basada
en el principio de libre contratación, sin embargo, dicho principio no
opera de manera absoluta, pues si bien es cierto que de conformidad
con los artículos referidos del Código de Comercio, se obtiene que en
tratándose del pagaré las partes pueden fijar un interés para el caso de
mora, también lo es que existe la limitación de que dicho rendimiento no
sea desproporcional, pues así lo dispone el artículo 77 de dicha
codificación al establecer:
“Artículo 77. Las convenciones ilícitas no producen obligación ni acción,
aunque recaiga sobre operaciones de comercio.”.
Aunado a ello, conforme a los artículos 21, numeral 3, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y 1º de la Constitución
16
Federal, se reconoce la protección al deudor frente a los abusos y a la
eventualidad en el cobro de intereses excesivos, por constituir usura; en
ese orden de ideas, es menester definir, para el caso que nos ocupa, qué
se entiende por usura.
En su sentido gramatical, el Diccionario de la Real Academia
Española refiere: Usura. (Del lat. usura). 1. f. “Interés que se lleva por el dinero
o el género en el contrato de mutuo o préstamo. 2. f. “Este mismo contrato”. 3. f.
“Interés excesivo en un préstamo. 4. f. Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se
saca de algo, especialmente cuando es excesivo.”.
Por su parte la obra Etimología Jurídica, editada por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, sobre la palabra en consulta establece:
“Usura, de la palabra culta usura-ae; de usus-us, de utor y sufijo-ura,
cualidad o estado. Facultad de usar, uso de un capital prestado,
posteriormente significó interés, rédito (que se paga mensualmente por
usar un capital prestado); interés excesivo en un préstamo, ganancia, fruto
o utilidad que se saca de una cosa, especialmente cuando es excesivo,
que es la nota carácterística de la usura.”
De ahí que, en esas condiciones, pueda válidamente definirse a la
usura como el cobro de un interés excesivo en un préstamo,
entendiéndose por tal, cuando transgrede los límites de lo ordinario o
lícito.
Precisado lo anterior, cabe mencionar que el referido artículo 174
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, al permitir el
pacto irrestricto de intereses en caso de mora, resulta inconvencional,
pues tolera que los particulares se excedan en su cobro con la
eventualidad de que éstos sean usurarios, contraviniendo con ello lo
dispuesto en los artículos 1º de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos que dispone que todas las personas gozaran de los
derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
Internacionales en los que este País sea parte; y 21 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, que estipula que la usura como
cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre, deben
17
prohibirse por la ley.
Tiene aplicación la Tesis XXX.1º.2 C (10ª.), sustentada por el Primer
Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito, consultable en la página 1735
del Libro XI, Tomo 2 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Agosto de 2012, Décima Época, del rubro y texto:
“INTERESES MORATORIOS EN UN TÍTULO DE CRÉDITO. EL ARTÍCULO 174 DE LA LEY
GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, QUE PERMITE SU PACTO
IRRESTRICTO TRANSGREDE EL DERECHO HUMANO DE PROHIBICIÓN LEGAL DE LA
USURA ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 21, NUMERAL 3, DE LA CONVENCIÓN
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. La usura en su sentido gramatical se
define como el interés excesivo en un préstamo. Por su parte, el artículo 78 del
Código de Comercio consagra el principio pacta sunt servanda, esto es lo
estipulado por las partes, en cualquier forma que se haya establecido, debe
ser llevado a efecto. Empero, esa libertad contractual tiene la limitante prevista
en el numeral 77 de la codificación en cita, que se refiere a que tiene que
versar sobre convenciones lícitas. En vista de ello, la Convención Americana
sobre Derechos Humanos -suscrita el veintidós de noviembre de mil novecientos
sesenta y nueve en San José de Costa Rica, que entró en vigor el dieciocho de
julio de mil novecientos setenta y ocho, de exigibilidad en México a partir del
veinticuatro de marzo de mil novecientos ochenta y uno- establece en su
artículo 21, numeral 3, que la usura y cualquier otra forma de explotación
humana por el hombre, deben ser motivo de prohibición legal; luego, dicha
disposición se trata de un derecho fundamental, pues el artículo 1º. de la Carta
Magna amplía el catálogo de éstos no sólo a los contenidos en el
ordenamiento supremo del orden jurídico nacional, sino también en los
tratados internacionales aprobados por el Estado Mexicano. En ese orden de
ideas, se destaca que el artículo 174, segundo párrafo, de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito no fija límite para el pacto de intereses en
caso de mora en un título de crédito, pues la voluntad de las partes rige -en
principio- para dicho acuerdo, en correlación con el mencionado numeral 78
de la codificación mercantil, y con la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, que proscribe la usura. De ello se colige que si bien la legislación
mercantil contempla la posibilidad de cobrar intereses por los préstamos,
basada en el principio de libre contratación, en atención al contenido de los
artículos 21, numeral 3, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y 1º. de la Constitución Federal, debe reconocerse la protección al deudor
frente a los abusos y a la eventualidad en el cobro de intereses excesivos, por
constituir usura. De este modo, permitir que la voluntad de las partes esté sobre
dicha disposición convencional sería solapar actos de comercio que
conculquen derechos humanos. Así, el artículo 77 del Código de Comercio, es
acorde con el texto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
y con el de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, al regular que
los pactos ilícitos no producen obligación ni acción; pero la aplicación del
artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito en el sentido
de permitir el pacto irrestricto de intereses en caso de mora, es inconvencional,
pues tolera que los particulares se excedan en su cobro con la eventualidad de
que éstos sean usurarios.”.
18
Bajo esa línea de pensamiento, este órgano jurisdiccional
considera que en el caso a estudio, el interés moratorio pactado en el
documento base de la acción, del 10% diez por ciento mensual, resulta
excesivo y desproporcionado, transgrediendo los límites de lo ordinario o
lícito, si se toma en consideración que basta multiplicar el 10 % diez por
ciento, por los doce meses que tiene el año, lo que da como resultado
una tasa del 120% ciento veinte por ciento anual, que reflejado en
numerario tomando en cuenta el importe del documento base de la
acción, que es la cantidad de $13,000.00 (trece mil pesos 00/100/M.N.),
equivale a la suma de $14,400.00 (catorce mil
pesos 00/100/M.N)
anuales, lo que contraviene lo dispuesto por el artículo 21, numeral 3, de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que proscribe la
usura, por lo que atento al control de convencionalidad que se ejerce,
debe ser objeto de regulación, al existir una norma convencional que
proscribe la práctica de la usura, como un derecho fundamental.
No obstante lo anterior, se tiene en consideración que el
pronunciamiento de la declaratoria de inconvencionalidad del artículo
174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito determina un
límite para el cobro de intereses moratorios, cuyo efecto es que, en caso
de que los réditos se excedan, el Juez deberá reducirlos a ese
porcentaje, sin que esto implique la absolución de su pago o su
reducción hasta el interés legal; ello es así, porque si bien del artículo 77
del Código de Comercio, se advierte que las convenciones ilícitas no
producen obligación ni acción, no debe pasar inadvertido que la
materia mercantil supone, per se, la existencia de una ganancia; en
efecto, los préstamos en dinero llevan aparejado el pago de un dinero
extra por concepto de intereses, lo que es lógico, pues de lo contrario,
ningún prestamista se desprendería de un dinero que con riesgos
recuperará en el futuro, sin poder disponer de él durante la vigencia del
19
préstamo.
Ahora, cabe mencionar que ni la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, ni el Código de Comercio, supletorio de ésta en
términos del artículo 2o., fracción II, prevén un límite para el pacto de
intereses en caso de mora, lo que se justifica porque en los actos
mercantiles rige la voluntad contractual, prevista en el invocado artículo
78 del mencionado código, por lo que a fin de resolver cuál norma
positiva resulta aplicable para establecer una limitación al cobro de
intereses excesivos, resulta necesario remitirnos a la regulación que el
Código Civil Federal de aplicación supletoria al de Comercio conforme
al citado artículo 2o., contiene en lo tocante al rédito por mora.
Así el artículo 2395 de dicho ordenamiento dispone lo siguiente:
"Artículo 2395. El interés legal es el nueve por ciento anual. El interés
convencional es el que fijen los contratantes, y puede ser mayor o menor que
el interés legal; pero cuando el interés sea tan desproporcionado que haga
fundadamente creer que se ha abusado del apuro pecuniario, de la
inexperiencia o de la ignorancia del deudor, a petición de éste el Juez,
teniendo en cuenta las especiales circunstancias del caso, podrá reducir
equitativamente el interés hasta el tipo legal.".
Dicho numeral establece que el interés legal anual es del nueve
por ciento y el convencional aquél que fijen los contratantes; asimismo,
prevé la posibilidad de que el convencional pueda reducirse hasta el
equivalente al legal, si aquél es tan desproporcional que haga
fundadamente creer que el acreedor abusó del apuro pecuniario,
inexperiencia o ignorancia del deudor; de ahí que el numeral en
comento prevé la reducción de los réditos, bajo la justificación en el
juicio de la figura jurídica de la lesión, sin embargo, no fija un porcentaje
en tal sentido.
Por lo tanto, en uso de la facultad o arbitrio que establece el
numeral antes referido y en aplicación del control de convencionalidad,
se estima justo reducir el interés moratorio pactado en el documento
20
base, tomando como referencia los criterios establecidos por los diversos
órganos del Poder Judicial de la Federación en casos similares, por lo
que en el caso particular y toda vez que por motivos imputables a la
parte deudora, no ha sido pagado a su beneficiario el documento base
de la acción, procede condenar a la demandada ELIMINADO, al pago
de intereses moratorios causados a la tasa del treinta y siete por ciento
anual, a partir de la fecha en que la demandada se constituyó en mora,
esto es, 26 VEINTISEIS DE OCTUBRE DE 2014 DOS MIL CATORCE, y por todo
el tiempo que demore en el pago del principal.
Tiene aplicación la Tesis: XXX.1º.4 C (10ª.), sustentada por el Primer Tribunal
Colegiado del Trigésimo Circuito, localizable en la página 1737 del Libro
XI, Tomo 2 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Agosto
de 2012, Décima Época, del tenor siguiente:
“INTERESES MORATORIOS. LA DECLARATORIA DE INCONVENCIONALIDAD DEL ARTÍCULO
174 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, EN RELACIÓN CON EL
ARTÍCULO 21, NUMERAL 3, DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS,
IMPLICA LIMITAR EL COBRO DE AQUÉLLOS, AL REDUCIRLOS HASTA EL TREINTA Y SIETE POR
CIENTO ANUAL, Y NO LA ABSOLUCIÓN DE SU PAGO, NI FIJARLOS HASTA EL MONTO DEL
INTERÉS LEGAL. En la tesis de rubro: “INTERÉS USURARIO. SE CONSIDERA A LA UTILIDAD POR
MORA QUE EXCEDA DEL TREINTA Y SIETE POR CIENTO ANUAL A QUE SE REFIERE EL
ARTÍCULO 48, FRACCIÓN I, DE LA LEGISLACIÓN PENAL PARA EL ESTADO DE
AGUASCALIENTES.”, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Décima Época, Libro XI, Tomo 2, agosto de 2012, página 1734, este tribunal
consideró que una ley más acorde que el Código Penal Federal para la protección del
derecho humano reconocido en el artículo 21, numeral 3, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos -que conmina a la prohibición en ley de la usura- es el artículo
48, fracción I, de la Legislación Penal para el Estado de Aguascalientes, que señala que
ésta se da cuando un interés convencional evidente o encubierto excede de un treinta
y siete por ciento anual; ahora bien, el pronunciamiento de la declaratoria de
inconvencionalidad del artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito determina un límite para el cobro de intereses moratorios, cuyo efecto es que,
en caso de que los réditos se excedan, el Juez deberá reducirlos a ese porcentaje, sin
que esto implique la absolución de su pago, o su reducción hasta el interés legal. Ello es
así, porque si bien del artículo 77 del Código de Comercio se advierte que las
convenciones ilícitas no producen obligación ni acción, no debe pasar inadvertido que
la materia mercantil supone, per se, la existencia de una ganancia. En efecto, los
préstamos en dinero llevan aparejado el pago de un dinero extra por concepto de
intereses, lo que es lógico pues, de lo contrario, ningún prestamista se desprendería de
un dinero que con riesgos recuperará en el futuro, sin poder disponer de él durante la
vigencia del préstamo. Por tanto, partiendo de la premisa de que primigeniamente
existe voluntad de las partes en el pacto de intereses; que se trata de la materia
mercantil y que, atento al control de convencionalidad ejercido, se protege el derecho
humano contenido en el numeral 3 del artículo 21 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, al proscribir que en el cobro de intereses moratorios éstos no sean
21
usurarios, se considera correcto que, para su reducción (en caso de que éstos se
excedan del porcentaje que para el delito de usura prevé el artículo 48, fracción I, de la
legislación penal para el Estado), se esté a lo dispuesto en el artículo 2266 de la
codificación sustantiva civil local, que impone que el interés convencional no podrá
exceder de treinta y siete por ciento anual y sanciona la transgresión a lo anterior de la
manera siguiente: “En caso de exceder la tasa del interés convencional, el Juez de
oficio, deberá disminuirla hasta establecerla dentro de los límites del presente artículo.”.
También la Tesis XXX.1º.3 C (10ª.), sustentada por el Primer Tribunal
Colegiado del Trigésimo Circuito, localizable en la página 1734 del Libro
XI, Tomo 2 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Agosto
de 2012, Décima Época, bajo la voz y contenido:
“INTERÉS USURARIO. SE CONSIDERA A LA UTILIDAD POR MORA QUE EXCEDA DEL
TREINTA Y SIETE POR CIENTO ANUAL A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 48, FRACCIÓN
I, DE LA LEGISLACIÓN PENAL PARA EL ESTADO DE AGUASCALIENTES. Conforme a
la tesis de este órgano colegiado de rubro: “INTERESES MORATORIOS EN UN
TÍTULO DE CRÉDITO. EL ARTÍCULO 174 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y
OPERACIONES DE CRÉDITO QUE PERMITE SU PAGO IRRESTRICTO TRANSGREDE EL
DERECHO HUMANO DE PROHIBICIÓN LEGAL DE LA USURA ESTABLECIDO EN EL
ARTÍCULO 21, NUMERAL 3 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS
HUMANOS.”, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XI, Tomo 2, agosto de 2012,
página 1735, es necesario establecer cuándo un rédito puede considerarse
usurario, esto es, que transgrede los límites de lo ordinario o lícito. Así, atento a
que la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito ni el Código de
Comercio prevén un límite para el pacto de intereses en caso de mora, es
válido -de acuerdo a la supletoriedad de la codificación mercantil del Código
Civil Federal- remitirnos, en primera instancia, al artículo 2395 de la indicada
legislación sustantiva civil federal; sin embargo, de su lectura se advierte que
prevé la reducción de los réditos, bajo la justificación en el juicio de la figura
jurídica de la lesión, sin hacer referencia a intereses usurarios ni fijar un
porcentaje en tal sentido. Por tanto, al tratarse la usura de un acto motivo de
represión por las legislaciones penales, se destaca que el Código Penal
Federal, en sus artículos 386 y 387, fracción VIII, prevén como usura la
estipulación de intereses superiores a los “usuales en el mercado”; no obstante,
debe observarse que la banca presta diversidad de servicios financieros,
además de que el interés varía, de acuerdo al producto, y que los porcentajes
anuales que cobran las instituciones financieras por réditos son extremosos,
entre los más bajos y altos en su cobro; de ahí que el elemento del cuerpo del
delito de fraude por usura, a que se refiere el mencionado artículo 387,
fracción VIII, del Código Penal Federal de “intereses superiores a los usuales en
el mercado”, se torne abstracto o impreciso para dar seguridad al gobernado
de cuándo estará en condiciones de alegar que, en caso del cobro de un
título y de la realización de operaciones de crédito, existe usura en el cobro de
intereses moratorios. Ello es así, porque el Alto Tribunal ha sentado criterio en la
tesis P. LXIX/2011 (9ª.), que aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro III, Tomo 1, diciembre de 2011,
página 552, de rubro:
“PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y
22
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”, que
cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los Jueces deben,
partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquella
que hace a la ley acorde a los derechos humanos reconocidos en la
Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea
parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos. Por
tanto, atento al contenido de dicho criterio, en lo tocante a la interpretación
de las normas positivas de derecho interno, se considera que una ley más
acorde para la protección del derecho humano reconocido en el artículo 21,
numeral 3, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos -que
conmina a la prohibición en ley de la usura- es la Legislación Penal para el
Estado de Aguascalientes, norma positiva que si bien no es federal, sí permite
fijar un porcentaje certero y eficaz para la salvaguarda del derecho humano en
comento, al disponer en su artículo 48, fracción I, que ello sucede cuando un
interés convencional evidente o encubierto excede de un treinta y siete por
ciento anual; de ahí que, para estar en condiciones de resolver si un rédito es
usurario, es válida la remisión a dicha legislación estatal; máxime cuando las
partes en la suscripción del título de crédito señalaron como lugar de pago la
entidad de Aguascalientes, lo que, a la postre otorgó competencia a la
responsable para conocer de la contienda en términos del artículo 1104,
fracción I, de la codificación mercantil.”.
Se concede a la parte demandada un término de tres días
contados a partir de que esta sentencia cause ejecutoria para hacer el
pago de las prestaciones a que resultó condenada, en términos de lo
dispuesto por los artículos 1079 fracción VI y 1408
del Código de
Comercio y 297 fracción II del Código Federal de Procedimientos Civiles;
con el apercibimiento legal para en caso
de que no lo haga, se
mandará hacer transe y remate de los bienes embargados y con su
producto el pago a la parte actora.
Asimismo, de conformidad con el precepto 1084 fracción III del
Código de Comercio, se condena a la parte demandada al pago de las
costas y gastos que se originaron con motivo de la tramitación de este
juicio, previa su regulación; lo anterior en razón de haber sido
condenado en juicio ejecutivo y no haber obtenido resolución favorable.
Sirve de apoyo la tesis de la Novena Época, Instancia: Primera
Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: X–
Octubre de 1999, Tesis: 1ª./J.47/99, Página 78, que a la letra dice:
23
“COSTAS EN JUICIOS MERCANTILES. La fracción III, del artículo 1084, del
Código de Comercio, dispone como imperativo legal que siempre será
condenado en costas el que fuese vencido en juicio ejecutivo y el que
lo intente si no obtuviese sentencia favorable, razón por la cual, aunque
no se hubiese formulado petición al respecto por su contraria, el Juez de
oficio debe imponer esa sanción pues con estricto apego al principio de
equidad, la sola circunstancia de no haberse acreditado la
procedencia de la acción ejercida en su contra, le debe generar el
derecho a que le sean cubiertas. Lo anterior, en razón de que la materia
de costas mercantiles, además de constituir una excepción al principio
dispositivo que rige a las diversas etapas procesales que conforma a
esta clase de controversias judiciales, también se rige por el sistema
compensatorio o indemnización obligatoria al así encontrarse previsto
expresamente en la Ley, pues lo que se persigue por el legislador es el
resarcir de las molestias, erogaciones y perjuicios ocasionados a quien
injustificadamente hubiese sido llamado a contender ante el órgano
jurisdiccional...”.
Por último, toda vez que las partes no manifestaron su
inconformidad respecto a que sus datos personales señalados en el
artículo 3° fracción XV de la Ley de Transparencia y Acceso a la
Información Pública del Estado, se incluyan en la publicación que se
haga del presente fallo, en cuya virtud, con fundamento en lo dispuesto
por los artículos 3°, 18, 23 fracción III, 44 y relativos de la Ley en cita, así
como 13 fracción XIII, 14, 15 fracción I, 21 y 22 del Reglamento del Poder
Judicial del Estado para la aplicación de la mencionada Ley, hágase del
conocimiento de los mismos que la sentencia pronunciada en el
presente asunto estará a disposición del público para su consulta cuando
así se soliciten, incluidos los mencionados datos, sin perjuicio de la
protección que por mandato Constitucional deba hacerse de oficio en
relación a los mismos.
Por lo anteriormente expuesto y fundado, con apoyo en los
numerales 1321, 1322, 1324, 1325 y 1327 del Código en cita, se resuelve:
PRIMERO. Este Juzgado fue competente para conocer del
24
presente juicio.
SEGUNDO. La Vía Ejecutiva Mercantil en que se tramitó fue la
correcta.
TERCERO. La parte actora Licenciado ELIMINADO Y ELIMINADO,
comparecieron
a juicio con
personalidad
en
su
carácter de
endosatarios en procuración de ELIMINADO, en tanto la demandada
ELIMINADO, contestó la demanda entablada en su contra.
CUARTO. La parte actora Licenciado ELIMINADO Y ELIMINADO, en
su carácter de endosatario en procuración de ELIMINADO, probó su
acción cambiaria directa; en consecuencia, se condena a ELIMINADO,
al pago de la cantidad de $12,000.00 (DOCE MIL PESOS 00/100 M.N.), por
concepto de suerte principal, derivado del documento fundatorio de la
acción.
QUINTO. Se condena a la demandada ELIMINADO al pago de un
interés a razón del 37% siete por ciento anual por concepto de intereses
moratorios, sobre el saldo insoluto, que se han generado y los que se
sigan generando hasta la total liquidación del adeudo, los que se
computarán a partir del día siguiente al del vencimiento del pagaré base
de la acción, esto es, a partir del 26 veintiséis de octubre de 2014 dos mil
catorce, previa su regulación de conformidad con lo dispuesto por el
segundo párrafo del ordinal 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito. Lo anterior, por los motivos y fundamentos
expuestos en el considerando quinto del presente fallo.
SEXTO. Se concede a ELIMINADO, un término de tres días
25
contados a partir de que esta sentencia cause ejecutoria para hacer el
pago
de
las
prestaciones
a
que
resultó
condenada,
con
el
apercibimiento legal que de no hacerlo, se mandará hacer transe y
remate de los bienes embargados y con su producto el pago a la parte
actora.
SÉPTIMO. Son a cargo de la demandada ELIMINADO, el pago de
las costas ocasionadas con la tramitación del presente juicio.
OCTAVO. Notifíquese Personalmente.
A S I lo resolvió y firma el Ciudadano Licenciado ELIMINADO, Juez
Primero Mixto de Primera Instancia del Segundo Distrito Judicial del
Estado, con residencia en esta Ciudad que actúa con Secretaria de
Acuerdos que autoriza Licenciada ELIMINADO. Doy fe.
26
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