IO JU N EV CU OL BA UC : U IO NA N DE TR SU AN PO SIC BL IO AC N IÓ DE N M EN OG EL RA SI F GL IC O AT XX E . A MP NT R EC AN ED A EN Y C TE OM SY P PE LE RS TA PE . CT IV A S Centro de Estudios de Población y Desarrollo Autor: Juan Carlos Alfonso Fraga Investigador y Director Centro de Estudios de Población y Desarrollo, CEDE Oficina Nacional de Estadísticas, ONE 5 LA La transición demográfica en su concepción teórica, pretende enmarcar las distintas etapas por las cuales atraviesa la población de un país en su evolución histórica. Esta teoría toma en consideración el comportamiento conjunto de la mortalidad y fecundidad y establece según la experiencia fundamentalmente europea, que el descenso de la mortalidad dio inicio a la declinación de la fecundidad y que a partir de ese momento suceden distintas etapas en los niveles de estas variables, hasta llegar a las sociedades modernas. Por supuesto mientras más avanzado socialmente es un país, en una etapa superior de la transición se encontrará. Obviamente esta descripción es polémica y no siempre ha de cumplirse así. Lo que sucedió en Europa o en otros países desarrollados no tiene por qué repetirse de manera exacta en otros; pero por su abundante uso y estudio el término "transición demográfica" facilita el enmarcar y comparar las etapas de las evoluciones demográficas de cada país con relación al resto. (Alfonso, 1997) SEMINARIO INTERNACIONAL DE POBLACION Y SOCIEDAD, SEPOSAL 2005 CUBA: UNA TRANSICION DEMOGRAFICA TEMPRANA Y COMPLETA. LA EVOLUCION DE SU POBLACIÓN EN EL SIGLO XX. ANTECEDENTES Y PERSPECTIVAS Juan Carlos ALFONSO FRAGA Investigador y Director, Centro de Estudios de Población y Desarrollo - Oficina Nacional de Estadísticas, Cuba. Paseo No. 60 e/ 3ra y 5ta, vedado, AP. 6016, La Habana Teléfono: 53-7-8304467, Fax: 53-7-8333083 E-Mail: [email protected] La transición demográfica en su concepción teórica, pretende enmarcar las distintas etapas por las cuales atraviesa la población de un país en su evolución histórica. Esta teoría toma en consideración el comportamiento conjunto de la mortalidad y fecundidad y establece según la experiencia fundamentalmente europea, que el descenso de la mortalidad dio inicio a la declinación de la fecundidad y que a partir de ese momento suceden distintas etapas en los niveles de estas variables, hasta llegar a las sociedades modernas. Por supuesto mientras más avanzado socialmente es un país, en una etapa superior de la transición se encontrará. Obviamente esta descripción es polémica y no siempre ha de cumplirse así. Lo que sucedió en Europa o en otros países desarrollados no tiene por qué repetirse de manera exacta en otros; pero por su abundante uso y estudio el término "transición demográfica" facilita el enmarcar y comparar las etapas de las evoluciones demográficas de cada país con relación al resto. (Alfonso, 1997) En 1996 la población de Cuba arribó a 11 millones de habitantes, doce años antes en 1984 había arribado a 10 millones, en su evolución no deben alcanzarse los doce millones e inclusive, de cumplirse los pronósticos en algún momento, alrededor del 2015-2020 la población de Cuba debe comenzar a decrecer en forma absoluta. La población se incrementó en el siglo XX en más de 9 millones de habitantes, sus etapas de crecimiento estuvieron asociadas a cambios sociales y es así que a raíz de la culminación de las guerras independentistas y en los primeros años del siglo, la población registró las tasas de crecimiento (total) poblacional más altas de su historia al sobrepasar como promedio el 3 por ciento anual en los años comprendidos entre 1915 y 1924. (González y Ramos, 1997). En ello intervinieron principalmente dos factores. Un aumento de nacimientos pospuestos por las conflagraciones bélicas y que desde principios de siglo tuvieron lugar y sobre todo un alto y sostenido número de inmigrantes cuyo monto se estima en alrededor de 1,3 millones en el primer cuarto de siglo y que hizo que la población se duplicara en ese período. Con posterioridad el crecimiento poblacional comenzó a disminuir, la inmigración cesó, producto de la crisis económica de los años 30 de ese siglo y no es hasta los años 60 y fundamentalmente en su primer lustro que se produce un nuevo aumento en el crecimiento (aunque no con los valores anteriores) motivado fundamentalmente por un aumento de la natalidad y una disminución de la mortalidad. Los niveles de la tasa de crecimiento natural (natalidad menos mortalidad) de esos años son los más altos de la centuria y si el crecimiento total de la población no fue mayor se debió a que la emigración hacia el exterior con su saldos negativos, hizo que no se alcanzaran por segunda ocasión tasas cercanas o superiores al 3 por ciento en algunos años del período. En la actualidad, y en los últimos años del siglo pasado el crecimiento de la población de Cuba es bajo y ha oscilado en tasas de alrededor o inferior al 1 por ciento anual, con valores extremos del 0,1 por ciento en el 2004. La contracción de la fecundidad como reafirmación de una tendencia de prácticamente tres décadas atrás cuando descendió del nivel de reemplazo inciden en este comportamiento unido a la presencia de un saldo migratorio externo negativo. La mortalidad por su parte se mantiene en niveles muy bajos y estables. En lo que pudiera definirse como la última etapa de la transición y uno de sus efectos principales, se presenta el envejecimiento de la población; sin duda el principal problema demográfico de Cuba en la actualidad, y también perspectivamente, dada sus implicaciones económicas, sociales, etc. A fines del siglo el 14 por ciento de la Población tenía 60 años y más, para la actualidad, alcanza el 15,4 por ciento. Este comportamiento, singular y de cierta forma inédito en el contexto de los países de América Latina caracteriza una transición demográfica muy avanzada, en la cual la fecundidad, como principal variable demográfica actuante en el crecimiento de la población, ha tenido una disminución significativa, que para muchos ha sido de las más intensas a nivel internacional, lo cual también ha caracterizado la evolución de la mortalidad. Lo interesante del caso cubano, es que este comportamiento, aunque con antecedentes históricos de relativos bajos niveles, se ha concentrado fundamentalmente en los últimos cuarenta años del siglo y lo que resulta más significativo con una tendencia creciente a la homogeneización según diferentes estratos sociales, territoriales, etc. Por tal razón se afirma que "dentro del mundo en desarrollo, el caso de Cuba destaca tanto por la naturaleza temprana del inicio de la transición demográfica a principios del siglo (el XX) como por su culminación acelerada y homogénea en las últimas décadas. Contemplada desde una perspectiva histórica continua, la transición demográfica cubana puede considerarse como una transición híbrida pues combina determinantes tradicionales, gracias a un proceso avanzado de modernización urbana, y contemporáneos, fruto del cambio en la condición de la mujer y el acceso generalizado a los nuevos medios anticonceptivos." (UNICEF, FNUAP, ONE, et. al 1996) En este marco la conocida interrelación Población-Desarrollo, se torna precisa ya que evidentemente esta conceptualización sobre la evolución demográfica, parte de una política social, cuyos componentes básicos de salud, educación, seguridad social, empleo, etc. han tenido una difusión e impacto universal y por tanto igual incidencia han causado sobre las variables demográficas, conllevando a un paradigma de transición demográfica, en la cual ésta, al igual que la transición epidemiológica, pueden darse por concluidas dado los bajos y sostenidos niveles de las variables demográficas fundamentales, la fecundidad y la mortalidad. Lo anterior presupone y en el caso cubano así se interpreta, comprender e implementar que el nivel de condiciones en que se satisfacen las necesidades de la población tiene influencia suficiente en el comportamiento demográfico, en especial, los satisfactores incluyen necesidades básicas como alimentación, vivienda, vestuario, participación, comunicación, educación, salud; es decir, aquellos aspectos que se enmarcan en una nueva noción de seguridad humana y de desarrollo humano. Así la base para la solución efectiva de los problemas de población, es por sobre todas las cosas, la transformación socioeconómica, y por consiguiente, las políticas de población deben ser consideradas siempre como un elemento integrante de las políticas de desarrollo socioeconómico y nunca como sustitutas de él. Los cambios que se han producido en el comportamiento de la población cubana sin que haya mediado una explícita política demográfica y, si profundos cambios en la vida social y económica del país encaminados a beneficiar a toda la población, permiten sostener la tesis de que solo el desarrollo “actúa a la vez trayendo soluciones para la pobreza y contribuyendo, a través de la educación y la cultura, a que nuestros países logren tasas de crecimiento poblacional racionales y adecuadas”. En las páginas siguientes se analiza el conjunto de estos procesos en su devenir histórico, con especial énfasis en el anterior siglo y en sus últimas cuatro décadas. La Habana, marzo del 2005. I. EL CRECIMIENTO DE LA POBLACION EN CUBA. CARACTERISTICAS Y DIFERENCIALES. Para el mundo y para Cuba como parte de el mismo los años de fines del siglo XX estuvieron llenos de acontecimientos de importancia de diversas dimensiones políticas, económicas, sociales, culturales y también en el campo de la población y su evolución. En el caso cubano en 1999 se cumplieron 100 años de la realización del primer censo del período postcolonial y se celebraron varios eventos asociados a la reactivación que supuso el análisis por parte de la comunidad mundial de la aplicación del programa de acción de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD), celebrada en el Cairo en 1994; es lo que se dio en llamar el proceso de “El Cairo + 5”. Otro hecho de trascendencia fue el arribo de la población mundial a 6000 millones de habitantes, acontecimiento que según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se debe haber producido el 12 de octubre (FNUAP, 1998) y que sobre la base de estimaciones, presupuso que los últimos 1000 millones de habitantes demoraron en alcanzarse aproximadamente 12 años – los 5000 millones lo fueron el 11 de julio de 1987 -. En otras palabras en esa docena de años, el mundo se incrementó a un promedio de 83,3 millones de habitantes por año, o lo que es lo mismo a casi 230 000 habitantes por día, 9500 por hora o aproximadamente 160 por minutos. No obstante ello lo importante de estas cifras, de por si impresionantes y por supuesto también controvertidas en su cálculo, no es tan solo su elevado número, sino las crecientes desigualdades y brechas que encierran y las escasas perspectivas que presuponen en el orden educacional, de salud, de seguridad social, de ejercicio de derechos ciudadanos y de realización personal, para una mayoría de esa población. De los 1000 millones aludidos de crecimiento más del 90 por ciento lo fue en como nos clasifican y conocen, “países en desarrollo” o “regiones menos desarrolladas”, en donde el conocido círculo vicioso pobreza-crecimiento poblacional-pobreza, sigue sin solución efectiva y por tanto también lo sigue el “problema del la población”. En ese contexto Cuba, que representaba en esos momentos apenas el 0.19 por ciento de la población mundial, registró comportamientos demográficos típicos de los “desarrollados” e inclusive en indicadores de significación similares. Esperanza de Vida, Mortalidad Infantil y Fecundidad son en el caso cubano, mayores y menores que el promedio en su conjunto de los países desarrollados. Esta peculiaridad que indiscutiblemente establece un paradigma en materia de interrelaciones de Población y Desarrollo, presenta también problemas y tendencias no esperadas, en algunos indicadores que ratifican lo complejo del problema poblacional y la validez de evaluaciones y acciones integrales y sistemáticas, sobre todo en el afán de mantener su vitalidad y homogeneidad. En este entorno y como un necesario marco referencial, es que se elaboran y presentan estos antecedentes, sobre el crecimiento de la población de Cuba a lo largo de la historia, así como otras características demográficas, todo ello en el marco de los eventos antes señalados. A fines del siglo XX la población cubana era cercana a 11, 150 000 habitantes. Este total poblacional es el resultado de la evolución de la dinámica de población desde el período colonial hasta nuestros días, la cual se caracterizó por etapas en las que su incremento fue mayor y más sostenido que en otras, acorde con las peculiaridades socio-económicas y de otro tipo imperantes en cada momento. Al inicio de la colonización española, alrededor del año 1510, el monto de la población indígena se estima que oscilaba alrededor de las 100000 personas, aunque algunos autores, a partir de restos y otras evidencias la hacen subir hasta alrededor de 500000 habitantes (CEE, IGGC 1985). Hipótesis aparte, la evidencia histórica demuestra que en las cuatro décadas siguientes al período de inicio de la colonización en 1510, esta población indígena prácticamente desapareció, violencia, enfermedades y maltratos estuvieron entre sus causas fundamentales hacia mitad del siglo se estima sobrevivían solos entre 3000 y 4000 indios “apalencados”. (encomiendas esclavistas). A partir de estos años y hasta fines del siglo XIX, el crecimiento de la población pasa por distintas etapas que se relacionan con el rol que Cuba asume en el marco del sistema colonial español, y el incremento de su actividad agropecuaria, principalmente el azúcar, y en un período de tiempo menor el café. A los fines de lograr la síntesis necesaria en este tipo de trabajo, se resumen los aspectos más significativos del crecimiento de la población en tres etapas cuya determinación solamente tiene relación con los niveles alcanzados por el crecimiento poblacional. Una primera, que abarca el período comprendido entre los siglos XVI al XVIII; la siguiente el siglo XIX, y a continuación el siglo XX, dividiéndolo por razones evidentes en el período republicano y de revolución, en los cuales por demás comienza y concluye las diferentes etapas de transición demográfica por la que ha atravesado el país. En la primera etapa, siglos XVI-XVIII, se tienen los siguientes elementos como principales: - - En los primeros 300 años de historia colonial, el crecimiento de la población fue lento al principio, registrándose un ligero aumento a fines del siglo XVI y en el XVIII, como consecuencia de la función de puerto escala de la flota española de las “Indias” asumida por La Habana y de la expansión de la producción agropecuaria. En el crecimiento poblacional de estos años tiene significativa importancia las masivas entradas de esclavos, que en los Padrones Poblacionales levantados en 1774 y 1792, representaban el 26 y 24 por ciento, respectivamente, de la población; solamente entre la fecha de los dos censos levantados en esos mismos años se estima que se introdujeron 33000 esclavos en el país, cifra que representa el 40 por ciento del crecimiento de la población en ese período. La tasa de crecimiento medio anual en el período 1774-1792 fue de 2.52 por ciento, valor este relacionado con la gran entrada de esclavos que se registra como consecuencia del incremento de la producción azucarera, lograda a base del aumento en el número de esclavos y de la jornada de trabajo de estos. En estos años comienza a caracterizarse una situación en la composición por sexo de la población de Cuba que se mantiene y aumenta hasta bien adentrado el siglo XX. Se trata de la distorsión de la relación de masculinidad, la que se observa claramente en el empadronamiento del año 1792, en que la relación o índice se calcula en 1326 varones por 1000 hembras (JUCEPLAN, 1975). En la segunda etapa adoptada, el siglo XIX, se registra un crecimiento de la población de Cuba más dinámico que en los siglos anteriores. - Entre 1800 y 1899 se levantaron en el país siete censos generales de población, aparte de otras estimaciones, conteos y trabajos específicos sobre las variables demográficas, principalmente la mortalidad. Este auge de los estudios estadísticos no fue solo en el campo demográfico, sino también en otros. “Durante la etapa del auge azucarero (última década del siglo XVIII y primera mitad del XIX), ningún otro país colonial del mundo exhibe un desarrollo estadístico similar al cubano” (Moreno Fraginals, 1978). En este siglo los boletines sobre la producción azucarera, el comercio exterior y otros son relativamente abundantes, lo cual facilita hacer un análisis más amplio de la evolución poblacional cubana. En 1817 se levanta un censo que se reconoce como auténtico, aunque al parecer hubo omisiones importantes, por el temor, que despertaba en la población este tipo de actividad, porque su objetivo era, en muchos casos, la imposición de nuevas contribuciones. La población que registra (según la evaluación más aceptable) es de unos 572363 habitantes, lo que significa un incremento poblacional de 300063 habitantes con respecto al 1792. La tasa de crecimiento medio anual es de 2.84 por ciento. Mientras que se necesitan tres siglos para alcanzar los 272300 habitantes, ahora se duplica esa cifra solo en 25 años. El azúcar hizo lo que antes no se logró por la falta de oro y metales preciosos; se estima que entre 1792 y 1817, entraron al país alrededor de 282000 esclavos que garantizaron el “boom” azucarero de fines de siglo XVIII y primera mitad del XIX. En esos años Cuba producía alrededor del 14 por ciento de la producción de azúcar de caña del mundo (Moreno Fraginals, op. Cit.). En 1827 se levanta otro censo de población; en el mismo la población de Cuba alcanza los 704487 habitantes, de los cuales un 41 por ciento son esclavos. Comparándolo con el de 1817, se registra un crecimiento de 132124 habitantes, para una tasa de crecimiento medio anual de 2.06 por ciento. El crecimiento de la población blanca es de 53671 habitantes y la esclava de 87650, de los cuales 40000 han arribado al país en esos años. La relación de masculinidad de la población blanca es de 1184 varones por 1000 hembras y la de la población esclava de 1768. En estos años la economía de plantación típica de este período de la historia económica cubana, se encuentra en pleno auge. La trata libre de esclavos es una realidad, aunque ya desde 1819 se ha introducido la máquina de vapor en la industria azucarera cubana. La vorágine del mercado internacional del azúcar dominado por relaciones capitalistas, influye en la sacarocracia criolla, que responde con un incremento de la producción, lograda a costa de la mano de obra esclava. En 1841 se levanta otro censo de población. La población de Cuba había arribado al millón de habitantes. En ese año la población esclava excedía a la blanca en unas 18000 personas, mientras que en 1827 esta superaba en algo más de 24000 personas a aquella, lo que denota que, pese a las presiones inglesas contra la trata de esclavos, esta práctica mantenía en estos años toda su vigencia. La tasa de crecimiento medio anual de la población total entre 1827 y 1841 fue de 2.56 por ciento. Por su parte, la producción azucarera en igual período pasó de 493427 a 876734 toneladas métricas, para un incremento del 78 por ciento. En 1841 a Cuba corresponde casi el 21 por ciento de la producción mundial de azúcar de caña (Moreno Fraginals, op. Cit.). En estos mismos años se estima que la población esclava de la isla, ascendía a 436495 (Pino Santos, 1964), superior al 40 por ciento de la población total. En 1861 se lleva a efecto, en el marco general de un censo de la metrópoli, otro censo en Cuba. A pesar de considerarse como el más detallado de los censos coloniales, tuvo grandes deficiencias, a tal punto, que las autoridades españolas ordenaron en ese año al Centro de Estadísticas que dirigió su levantamiento que hiciera los ajustes y modificaciones necesarias a las cifras resultantes para hacerlas más aceptables. La población reportada fue de 1396530 habitantes, poco más de 388000 habitantes que en 1841, para una tasa de crecimiento medio anual de 1.63 por ciento. Hay un descenso de la tasa como consecuencia de la disminución de la entrada de esclavos que se estima haya sido en ese período de 137000. En 1877 y 1887 se realizan los últimos censos del período colonial español; la población registrada en ellos alcanza la cifra de 1509291 y 1631887 habitantes, respectivamente. Entre 1861 y 1877 el crecimiento es de 0.54 por ciento. La supresión de la trata, la disminución de la migración española y el comienzo de las guerras independentistas (1868-1878), explican este descenso. Entre 1871 y 1887 el crecimiento es ligeramente superior, calculándose una tasa media anual de 0.70 por ciento. En los cuatro siglos de dominación colonial española, la variable fundamental del crecimiento de la población cubana es la inmigración, integrada básicamente por un millón de esclavos africanos y 125000 culíes chinos, más otros cientos de indios Yucatecas y lógicamente los peninsulares. Existen períodos en la historia de Cuba en que el número de esclavos introducidos fue prácticamente similar al crecimiento de la población, como es el caso del período 1792-1817, en el cual se registra un incremento de la población del orden de los 300063 habitantes y el número de esclavos introducidos en Cuba se estima en 282000. - En 1899, fuera del período de dominación colonial española y dentro del de intervención norteamericana, se levanta el último censo del siglo XIX. En el mismo, se aprecian nítidamente los efectos de la guerra independentista sobre el número de la población, que en ese año presenta un decrecimiento absoluto con respecto a 1887 de casi 59000 personas, para una tasa de –0.31 por ciento. El descenso de la población de Cuba fue el resultado de la política de reconcentración en las ciudades ordenada por las autoridades coloniales españolas durante la guerra de independencia (1895-1898) y las pérdidas de vidas humanas, como consecuencia directa de la misma. En este año la población del país era de 1572797 habitantes con una relación de masculinidad de 1076 varones por cada 1000 hembras. En el siglo XX, el crecimiento de la población cubana pasa por distintos períodos, pero como puede suponerse este es más intenso que en la historia anterior del país. - A partir de 1899 y hasta 1931, la población cubana registró un incremento notable expresado en una tasa media de crecimiento anual de 2.7 por ciento. Intervinieron en este aumento dos factores fundamentales: un aumento de la natalidad diferido por la Guerra de Independencia (1895-1898) y la llegada a nuestro país de inmigrantes, principalmente españoles y caribeños, los cuales durante el primer tercio del siglo constituyen un elemento básico del crecimiento demográfico. El examen de las tasas de crecimiento por sexo permite apreciar la influencia de las inmigraciones en el crecimiento total de esos años. TASA DE CRECIMIENTO (%) DE LA POBLACION POR SEXOS. 1899-1931. Períodos Varones Hembras 1899 - 1907 3.47 3.16 1907 - 1919 2.92 2.76 1919 - 1931 2.62 2.59 Fuente: JUCEPLAN, Dirección Central de Estadísticas, Departamento de Demografía, (1975) Características fundamentales de la población cubana, La Habana. En los tres períodos intercensales hasta 1931, las tasas de crecimiento de la población masculina se mantienen siempre por encima de las correspondientes a las femeninas, por efecto de un saldo migratorio fundamentalmente masculino. Al mismo tiempo se observa una disminución, tanto en el nivel de las mismas, como en la diferencia que las separa, relacionada con la disminución del saldo migratorio que casi se detiene hacia los años 30, así como por un decrecimiento de las tasas de natalidad. En estos años el número de inmigrantes que arriba al país entre 1902 y 1931 se calcula en 1285029. De ellos, 1085938 eran hombres y 199091 mujeres, lo que establece una relación de masculinidad de 5454 hombres por mil mujeres. Un 88 por ciento de estos inmigrantes estaban comprendidos en edades laborales y el 75 por ciento eran solteros (Catasús, 1975). Esta inmigración masiva se produce en el marco que supone la expansión de la industria azucarera cubana en el primer tercio del actual siglo, por los altos precios que en algunos años del período mantiene el azúcar y las fuertes inversiones norteamericanas que en el período sobrepasan los 1500 millones de dólares, invertidos principalmente en el sector azucarero y la infraestructura requerida por el mismo. (Hernández, 1984) La producción de azúcar entre 1899 y 1929, pasa de 569367 a 5386303 toneladas métricas, para un incremento de 4816936 toneladas, es decir, 89.4 por ciento (Moreno Fraginals, op. Cit.). En este marco resulta explicable el crecimiento de la población cubana en ese período y su componente migratorio. Azúcar y Población defines hasta esos momentos una interrelación que caracteriza buena parte de la historia de la evolución poblacional del país. En esos años Cuba arriba a su segundo (1907), tercero (1920) y cuarto millón de habitantes (1932). En resumen, en poco más de 30 años, la población del país más que se duplica. A partir de 1931, la crisis económica mundial del capitalismo y sus efectos en Cuba, tiene como consecuencia un gran descenso de la tasa de crecimiento anual, que para 1943 año del próximo censo, alcanzaría el 1.59 por ciento. En esos años el cese de la inmigración tiende a nivelar los valores de la relación de masculinidad, que en 1943 fue de 1096 varones por cada 1000 hembras. Estas etapas de fuerte recesión económica constituyen un ejemplo demostrativo de las interrelaciones demoeconómicas que determinan el crecimiento de la población de Cuba durante el período republicano. Cuando la expansión de la industria azucarera necesita de mano de obra, se recurre a la inmigración y esta hace aumentar la población a valores que en ocasiones triplican al que se obtendría por el crecimiento natural. Después de 1931, las inversiones del capital extranjero en la economía se desplazan del sector azucarero hacia otros que no necesitan de abundante mano de obra. Si en los primeros años del siglo eran necesarios brazos, en estos años sobran, surgiendo el desempleo como uno de los males endémicos de la economía dependiente cubana. En 1943 la población de Cuba alcanzaba los 4778583 habitantes. En 1953 se lleva a efecto el último censo del período republicano. La población censada fue de 5829029 habitantes, que comparada con la de 1943 significó un crecimiento medio del 2.1 por ciento anual. En este período en 1945, la población cubana arribó a su quinto millón de habitantes. Después de finalizada la segunda guerra mundial, en el crecimiento de la población del país predomina su movimiento natural, es decir, influyen de modo determinante los niveles alcanzados por la natalidad y la mortalidad. El saldo migratorio exterior se presenta negativo para algunos años, y en los que resulta positivo su valor es tan bajo que no causa efectos sobre el crecimiento de la población. La situación económica de Cuba en este período es difícil, después de vencida una etapa de cierto auge económico, consecuencia de la segunda guerra mundial, que había significado la construcción de unas pocas industrias transformadoras con las cuales se pretendía sustituir las importaciones de algunos productos; pero aún así, lo que se hizo fue aumentar más la dependencia económica. A partir de 1953 y hasta 1958, la población se incrementa en poco más de 632000 habitantes. En 1954 se llega al sexto millón de habitantes, y en vísperas de 1959 la población de Cuba se ha estimado en 6824542 habitantes. Con el triunfo de la revolución en 1959 se inicia un proyecto económico y social con una alta participación popular. La magnitud y trascendencia de las medidas tomadas de inmediato por el gobierno revolucionario influyen sobre el comportamiento demográfico de la población. - Entre 1958 y 1970 la población se incrementó en 1778623 habitantes. En esos doce años se observa un fuerte crecimiento natural, motivado por un aumento sostenido hasta 1964 de los niveles de fecundidad del país y una disminución de la mortalidad. En esta evolución también actúa en un sentido inverso el saldo migratorio hacia el exterior que alcanzó en el período analizado casi medio millón de personas, y el cual fue compensado por el alto ritmo del crecimiento natural. En este período, resulta conveniente la necesidad de unas breves reflexiones que contribuyan a la interpretación del conocimiento de la evolución de la población. En la primera fase del proceso revolucionario se dictan leyes tan importantes como la Primera de Reforma Agraria, la de Rebaja de Alquileres, la Reforma Urbana y otras, que unidas a mejoras de vida de la población y un aumento de los salarios, del nivel de empleo y de los servicios de salud pública y de educación posibilitan un cambio en la estructura de la sociedad y, por tanto, en las actitudes sociales e individuales de sus componentes. Esto se refleja en nuevas condiciones de vida y por tanto, en la modificación de comportamientos hacia los patrones sociales e individuales. Si se representara esquemáticamente, se diría que los factores económicos y sociales propiciados, tienen como efecto una mayor seguridad económica y social de la población. En este marco, es perfectamente explicable la revitalización del crecimiento experimentado por la población en estos años a pesar de la emigración. De 1970 en adelante, Cuba presenta características que confirman lo expresado en páginas anteriores sobre la modernización de los patrones demográficos, a partir del aumento del nivel de vida de la población, condicionado por niveles sostenidos de desarrollo económico y social. El desarrollo social alcanzado fue modelando e interrelacionándose con un tipo de evolución demográfica similar a la de los países más desarrollados. Lo cual demuestra que cuando el desarrollo se orienta sobre bases sólidas y sus resultados se distribuyen equitativamente, las regulaciones de los factores demográficos se van acompañando al mismo. En 1973 la población de Cuba alcanzó su noveno millón de habitantes, al décimo se arribó once años después, y los once se alcanzaron en 1996. En estos años la fecundidad, con ligeras oscilaciones, presentó niveles significativos bajos, con una tasa bruta de reproducción (hijas por mujer) inferior a la unidad de manera continua desde 1978. La mortalidad continúa descendiendo, con aumentos significativos de la esperanza de vida al nacimiento, que entre 1994-1995 y 1998-2000 pasó de 70.04 años a 76,15 (Centro de Estudios de Población y Desarrollo-ONE 2001). La transición es muy avanzada y con efectos en los ritmos de crecimiento y en su estructura etarea. Una constatación numérica de ello se observa en las cifras resultantes de los últimos tres censos poblacionales levantados en el país, en los años 1970, 1981 y 2002, este último coincidiendo prácticamente con el fin del siglo XX. (Centro de Estudios de Población y Desarrollo-ONE, 2002) De 8569121 habitantes en 1970 se llega en 1981 a 9723605 habitantes, para una tasa de crecimiento medio anual en el período de 1,1 por ciento y con un cambio en la estructura por edades en la cual la población mayor se incrementa absoluta y relativamente y la edad media consecuentemente también lo hace. Para fines del siglo XX el último censo, coincidente en tiempo, da como resultado una población de 11177743 habitantes, ya con una tasa de crecimiento poblacional de apenas 0,7 por ciento en el período intercensal 1981-2002, pero que ya en los años 90, había oscilado por debajo del 1 por ciento anualmente. Para fines del siglo Cuba es un país con poco más de un 14 por ciento de su población con 60 años y más y 36 años de edad media. Si entre inicios de ese siglo y el años 1970, la población en su edad media había pasado de 24 a 27 años, en los restantes treinta se incrementó en 9 años, para alcanzar 36 caracterizando un franco y continuo proceso de envejecimiento poblacional y de transición demográfica que puede darse por concluida, dado los valores alcanzados por la fecundidad y la mortalidad. Hay momentos importantes y significativos en este proceso de Transición, en la cual la fecundidad y su descenso se presenta como el principal factor explicativo del mismo. Si al principio del siglo, en sus dos primeras décadas, la mortalidad comenzó su descenso y para la tercera la fecundidad lo comenzó a hacer, en un comportamiento hasta cierto punto “clásico”, con oscilaciones posteriores en su comportamiento, y ya para la década del 70, estaba claramente definida su tendencia a la disminución y por primera vez en América Latina y hasta fecha reciente el único, la fecundidad desciende del nivel de reemplazo y así se mantiene hasta fines del siglo y lo continúa haciendo en el actual. Por ello para explicar la evolución de la población de Cuba en el anterior siglo, resulta imprescindible e importante analizar el comportamiento de la evolución de la Fecundidad. II. LA FECUNDIDAD. SUS NIVELES Y DETERMINANTES EN EL SIGLO XX. LOS NIVELES. Desde la primera década del siglo XX la fecundidad descendió de un nivel alto con una tasa global de fecundidad de 6,0 hijos por mujer y una tasa bruta de natalidad (TBN) de 47,6 nacidos vivos por 1000 habitantes (1907) a un nivel bajo valorado, éste último a escala internacional (TGF 1,6 y TBN de 12,9 en el 2000, CEPDE-ONE, 2002). Este descenso no fue continuo. Hasta la mitad de la década del 50, la TGF, declinó en forma significativa para llegar a 3,51 en 1953, un proceso adelantado en el tiempo con respecto a América Latina, que lo presentó décadas después. (Alfonso, 2004). De este valor, en lo que pudiera calificarse una etapa de interludio demográfico, la tasa ascendió a registros relativamente altos a mediado de los 60 (TGF de 4,72 en 1963). Desde ese año como tendencia, desciende a un ritmo intenso hasta el año 1981, cuando la TGF fue de apenas 1,61, con disminución del nivel de reemplazo desde 1978, en el que la TGF fue de 1,91. Desde 1981, la tasa vuelve a ascender ligeramente, para llegar a una cima de 1,93 hijos por mujer en 1985 y de ahí a una sima 11 años después de 1,44 en 1996, el valor más bajo alcanzado en el siglo. Los valores de la TBN para el período reflejan una tendencia similar. ALGUNOS DETERMINANTES CONTEXTUALES. Como se ha analizado, Cuba concluye su etapa de conflagraciones independentistas a finales del siglo XIX, para ese entonces se estimaba que la natalidad era ligeramente superior a los 30 nacimientos por cada 1000 habitantes, lo que se relaciona con las condiciones impuestas por las guerras independentistas. A principios del siglo pasado, el aumento en el número de nacimientos pospuestos del período precedente, de conjunto con el crecimiento económico que sigue a la penetración del capital norteamericano, en especial en la industria azucarera, hacen que esta tasa aumente su valor. Con posterioridad, hay un descenso interrumpido en la década del 30, por un relativo estacionamiento. Se ha hecho notar también (Hernández 1984) que en este comportamiento influye la significativa entrada de inmigrantes hasta esos años, que además de prácticamente duplicar la población del país, crea importantes cambios en su estructura por sexo y edad, color de la piel, nivel educacional y distribución y urbanización de la población. Es el inicio de la transición, por demás temprana en el continente y similar a la ocurrida en otros países que recibieron el impacto de flujos parecidos en volumen y calidad de la inmigración. Hacia los años 50, la fecundidad continúa con un descenso ya menos pronunciado, el cual hace que a fines de la década la TGF sea de valor realmente bajo (3,68 en 1955-1960) en el contexto latinoamericano. En esos años solo Argentina y Uruguay, presentaban tasas más bajas que las Cubanas (CELADE, 1993) La Revolución alcanza el poder en 1959. A partir del siguiente año se produce una marcada alza de la fecundidad que se prolonga hasta mediados de los 60. Varios son los factores que inciden en este comportamiento y varios son también los estudios que lo han identificado y analizado. En esencia, estos factores se relacionan con efectos del comienzo de un profundo cambio social, experiencia similar a la ocurrida en otros países, y que crean una mayor seguridad económica, social y política y una movilización generalizado en la mayoría de la población, la más postergada, al concretarse aspiraciones populares relacionadas con la salud, educación, el empleo, la seguridad social y otros logros que están presente ya en este período. A ello habría que agregar otros aspectos, y que son el aumento de los matrimonios y uniones, la falta de medios anticonceptivos y una restricción para la práctica del aborto, que como determinantes inciden directamente en el aumento de los niveles de la fecundidad. A partir de 1965 se registra un descenso de la fecundidad. En 1981 la TGF ya es de 1,61, valor muy bajo y cercano al presentado por países desarrollados y cuyos condicionantes reflejan un comportamiento singular en el contexto de los países latinoamericanos y en general de los países en desarrollo. Otros son los factores actuantes que los mencionados hasta este momento. La profundización y consolidación de los cambios sociales en esos años, propician, entre otros, un cambio del papel de la mujer, al darle oportunidades de concretar sus aspiraciones e insertarse de forma activa en el plano social, incluido su acceso al trabajo fuera del hogar y a las posibilidades de superación educacional, cultural y política. Lógicamente, este es un proceso lleno de resistencias y limitaciones, en que incide la influencia de la tradición y la cultura presente, en mayor o menor medida, pero lo cierto es que ya para 1975 el 27% de la fuerza laboral del país era femenina y para fines de siglo llega a ser superior al 40 % del total del total, con prevalencia en sectores básicos como salud y educación, y en las actividades profesionales y técnicas, lo cual resulta un ejemplo también de la concreción de oportunidades educacionales. Más del 60% de los profesionales y técnicos del país eran mujeres. Por otra parte, el desarrollo de la salud, con un sistema de cobertura total en su acceso para toda la población de forma gratuita, hacen que la vida del niño y su cuidado sean parte medular de los programas de salud; lo cual incide en un descenso de la mortalidad infantil y, por tanto, no resulta necesaria una fecundidad alta para reemplazar a los que mueren, a lo que se une la eliminación del trabajo infantil y de la explotación agrícola familiar, lo que hace que no se pueda atribuir al niño valor económico alguno. En consecuencia, todo apunta a una expectativa de familia pequeña, a la cual contribuye una mayor difusión de métodos anticonceptivos y la definición de una política de despenalización respecto al aborto. En este proceso también se han mencionado como factores que contribuyen a la declinación de la fecundidad algunas condiciones materiales de vida, principalmente el déficit de viviendas y de comportamiento familiar que puede indicar altas tasas de divorcialidad y de separación de uniones. En 1981 en datos obtenidos del Censo de Población levantado ese año y ratificados como tendencia progresiva después por la Encuesta Nacional de Fecundidad de 1987, ya se tenía que alrededor del 60 por ciento de las mujeres urbanas, en edades reproductivas (20-45 años), participaban en la actividad económica fuera del hogar, con avances que prácticamente duplicaba este valor en las zonas rurales. La fecundidad no sólo descendía sino también se homogeneizaba territorial y socialmente (González, 1987). Este proceso ha continuado y entre 1970 y fines del siglo, la fecundidad de las mujeres rurales, descendió con mayor intensidad que la de las urbanas y si en el primero de esos años la Tasa de Fecundidad General de la zona rural era 17 puntos mayor (141,4 versus 124,9) en el 2000 fue de apenas 5 puntos. Cubriendo todo este descenso y homogeneización social y territorial, se encuentra el aumento del nivel educacional de la población y en particular la población femenina y dentro de ella la de edad reproductiva. La educación como se conoce resulta una variable inversamente profesional al nivel de la Fecundidad, ello ha sido descrito repetidamente y constituye un eje básico sobre el cual se describe el curso de la fecundidad de un país y la influencia de un determinante contextual que la establece con carácter definitorio. Un breve análisis de esa incidencia en un período crucial del descenso de la fecundidad en Cuba 19641978, en donde se pasa de una fecundidad medianamente alta (TGF≈4,0) a una baja (TGF<2,0), permite ilustrar este proceso y comprender la magnitud del mismo y su sostenibilidad e intensificación hacia la actualidad. Para ello los trabajos que el Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), patrocinó en la década del 80, mediante la utilización del denominado método de hijos propios (Proyecto IFHIPAL), constituye un modelo vigente sobre el cual establecer esas precisiones. Las tendencias expuesta en el estudio de IFHIPAL Cuba (Bchm y Alfonso 1981), muestran que al comienzo del período, la educación define subpoblaciones con fecundidades marcadamente diferentes. En tanto que las mujeres con educación universitaria habían llegado ya a un nivel de reemplazo, la tasa era superior a 6 hijos en aquellas con menos de cuatro años de escolaridad. Las mayores reducciones de la Fecundidad se observan a medidas que la mujer asciende en el nivel de educación primaria, de tal modo que al llegar a la educación media inferior, la tasa ha bajado a la mitad. En el período 1964-1978, la tendencia es también diferencial. En los tramos de educación media y universitaria la fecundidad tiene escaso cambio, en tanto que los grupos con educación primaria se están incorporando mantenidamente a un régimen de menor fecundidad. En las mujeres con menos instrucción, ésta incorporación al descenso es más tardía, sólo a partir de 1966-1967. Después de 1972, el proceso de descenso de la fecundidad se intensifica y se generaliza, comprendiendo incluso a las mujeres de mayor educación. En aquellas con menos escolaridad, el proceso es muy marcado y reduce rápidamente el atraso que hasta ese momento habían mostrado. Al final del período, las mujeres con educación media o universitaria, tenían tasas inferiores a dos hijos, y escasa diferencia entre ellas. Estas mujeres significaban más del 48 por ciento de las de edad fértil hacia 1978. Las mujeres con educación primaria incompleta aún muestran tasas algo superiores a tres hijos, pero en rápido descenso. Este grupo comprendía un tercio de las mujeres de 15-49 años al término del período, es decir 1978. Entre 1964 y 1978, los diferenciales de fecundidad por educaciones, se redujeron de 4,3 puntos en las respectivas TGF de las menos y más educadas a 1,7 puntos; para 1987, momento del levantamiento de la Encuesta Nacional de Fecundidad era de apenas 1,3 puntos, con una ponderación absolutamente diferente, en donde ya las mujeres de educación media y superior representaban más del 65 por ciento. Para fines del siglo, la distribución de la fecundidad por tramos educacionales, ha dejado en los de “ninguno” y “primaria incompleta” un resto de apenas 0,79 por ciento de las mujeres con hijos tenidos en esos años (Centro de Estudios de Población y Desarrollo-ONE, 2002). La TGF de 1,6 hijos por mujeres es en la práctica la de las mujeres con nivel medio y superior, ya que representan el 91 por ciento del total. La Fecundidad Cubana es baja, ya que ésta lo es en tramos educacionales avanzados es decir la enorme mayoría del que presentan las mujeres en edad reproductiva. De conjunto con este proceso la fecundidad se envejece y si en 1978, cuando descendió del reemplazo la edad mediana en que las mujeres tenían sus hijos era de 22,7 años, en el 2000 ya alcanzaba los 27,7 (Alfonso, 2004 OP-CIT). Es decir la fecundidad desciende, se homogeneiza y a la vez se envejece, ello ratifica su impacto en el comportamiento etario de la población en su elevado e intenso proceso de envejecimiento poblacional, y en la profundización de su transición. LOS DETERMINANTES PRÓXIMOS. En el anterior entorno, resulta sin dudas importante analizar aspectos relacionados con la regulación de la fecundidad en específico de la utilización de la anticoncepción, el uso del aborto y otros factores, precisando su efecto inhibidor a través de la medición de sus determinantes próximos. Para Cuba, el efecto de esos determinantes se ha evaluado en 1972 (Encuestas locales de fecundidad); 1981 (Censo de Población y Viviendas de 1981); 1987 (Encuesta Nacional de Fecundidad) y para el 2000 se presenta una evaluación preliminar sobre la base de los denominado “Estudios Territoriales sobre Salud Reproductiva”. (CEPDE-ONE, 2003) Cuba Indice de variables intermedias de la fecundidad. 1972; 1981; 1987 y 2000 A ñ o s Indice Proporción de casadas No contracepción Aborto Inducido 1972 Valor Orden 0,69 2 1981 Valor Orden 0,65 3 1987 Valor Orden 0,63 3 2000 Valor Orden 0,61 3 0,52 1 0,26 1 0,25 1 0,23 1 0,79 3 0,60 2 0,63 2 0,66 2 Infertilidad por 0,90 4 0,90 4 0,90 4 0,90 4 parto Fuente: 1972-P.E. Hollerbach Paula y Díaz-Briquets: Fertility Determinants in Cuba. Committee on Population and Demography, National Academy Press. Washington, 1983. 1981-L. Álvarez: “Determinantes próximos de la fecundidad en Cuba”. Modelo de Bongaarts. Revista Cubana de Administración de Salud. MINSAP, La Habana, 1989. 1987-S. Catasús y J. C. Alfonso: La Transición de la fecundidad en Cuba, La Habana, 1990. 2000-Cálculos preliminares realizados por el autor a partir de CEPDE-ONE, 2003, Estudios Territoriales sobre Salud Reproductiva. Entre 1972 y el 2000, la fecundidad en Cuba descendió de una TGF de 3,77 a 1,58 hijos por mujer, una reducción de un 58 por ciento, sin dudas la que puede calificarse de muy intensa, si se tienen en cuenta los niveles de los cuales se parte. Los índices obtenidos demuestran el peso significativo de la utilización de la anticoncepción en este comportamiento, la cual en los cuatro momentos de la aplicación del modelo ocupa el primer lugar, seguido de la recurrencia al aborto inducido en los tres últimos años y la proporción de mujeres en unión, esta última la de menor cambio relativo. Si se tomaran los dos años extremos, se tendría entonces que si en 1972 la proporción de casadas tenía efecto de un 31 por ciento en el 2000 era de un 39, valor que por su comportamiento a partir de 1981 pudiera ser indicativo de un incremento de la ruptura de uniones y una mayor frecuencia de mujeres no casadas o unidas. El índice de no contracepción, por su parte, corrobora el aumento en el uso de anticonceptivos el cual pasa de un efecto inhibidor del 48 al 77 por ciento; de mayor significación que el del aborto que de un 21 pasa a un 34. Debe señalarse que entre 1987-2000 el efecto de este último índice en la fecundidad tuvo una pequeña declinación, lo que pudiera relacionarse con el mayor uso de anticonceptivos y un menor número de abortos al aplicarse desde esos años la técnica de Regulación Menstrual, en donde se estima que un 0,67-0,70 de ellos, serían abortos y el resto irregularidades menstruales. Al igual que sucede en otros países la anticoncepción ha sido la principal responsable de la declinación de la fecundidad en Cuba, en las últimas décadas. Pudiera afirmarse que es causante de alrededor de un 60 por ciento de ese descenso. Evidencias de lo anterior es el aumento en la utilización de métodos anticonceptivos, y el descenso en indicadores de la práctica del aborto inducido. En 1970 estos fueron de 36 por cada 1000 mujeres de 12-49 años, 32 abortos por cada 100 partos y 24 por cada 100 embarazadas. A partir de ese año se incrementan los valores hasta mediados de la década de los años 80 en que se inicia un descenso prácticamente sostenido hasta fines de siglo en que la tasa de abortos por cada 1000 mujeres en edad fértil es de 21,5, una de la más baja reportada, 49,8 por cada 100 partos y de 33,2 por 100 embarazadas. No obstante ello, el aborto sigue siendo considerado en un nivel alto en el país. III. SINTESIS Y DISCUSION DE RESULTADOS. 1. En el siglo XX, la Población de Cuba se incrementó en más de 9 millones de habitantes al pasar de alrededor de 1,6 millones de habitantes a inicio de siglo a casi 11,2 a finales del mismo. En ese siglo Cuba comenzó y completó su Transición Demográfica, en donde primeramente, desde la primera década del siglo la mortalidad comenzó su descenso, el cual le siguió el de la fecundidad aproximadamente en los años 30, proceso ambos intensificados en las últimas cuatro décadas, a partir del triunfo de la Revolución en 1959. 2. Importante sin dudas en la contextualización del anterior comportamiento, es ubicarlo en una perspectiva de Población y Desarrollo en donde políticas sectoriales para la población en dimensiones como educación, salud, salud reproductiva y sexual, seguridad y asistencia social entre otras que resultan de un profundo proceso de transformaciones económicas y sociales, actúan y se interrelacionan con los procesos poblacionales, dando como resultados niveles y comportamiento en las variables demográficas y en la evolución poblacional muy avanzados. En el siglo XX Cuba comienza y concluye su transición demográfica y epidemiológica, incluso desde fines de la anterior década la evolución poblacional presenta rasgos de lo que fundamentalmente en Europa se ha dado en conceptualizar como la segunda transición, pero que en todo caso adquiere en la realidad sociodemográfica cubana características muy propias que en algunos comportamientos la acercan y en otras no. 3. En la actualidad Cuba presenta indicadores en su evolución demográfica similares a la del conjunto de países desarrollados del mundo; crecimiento poblacionales muy bajos, resultan el producto de niveles de mortalidad y principalmente de fecundidad también muy bajos. Durante casi los últimos cinco lustros del anterior siglo, la fecundidad en Cuba, fue la única en América Latina que descendió y se mantuvo por debajo de los niveles de reemplazo; por ello hablar de la evolución de la población, en el caso cubano es hablar principalmente de la evolución de la fecundidad. 4. En el siglo XX, la fecundidad en Cuba, descendió de 6,0 hijos en 1907 por mujeres a 1,6 en el 2000. La mayor parte de ese descenso se localiza en las últimas cuatro décadas de siglo, cuando el mismo se intensificó en el marco de las políticas económicas y sociales impulsadas por la Revolución triunfante en 1959. Entre 1964 y 1978 período de alta significación en el descenso de la fecundidad la TGF, descendió de 4,72 a 1,91 hijos por mujer. En los últimos 25 años la fecundidad se mantiene por debajo del reemplazo. Para algunos el descenso de la fecundidad en Cuba ha sido de los más intensos en los últimos años, a lo que se une que se ha dado en un marco de homogeneidad social y territorial. Los diferenciales territoriales, por zonas urbanas y rural y nivel educacional, se han reducido sustancialmente. Ya en 1978, cuando la fecundidad descendió por debajo de los niveles de reemplazos, los diferenciales de las mujeres más y menos educadas era de 1,7 hijos por mujer, mientras que en 1964 era de 4,3. En la actualidad es aún menor, con una ponderación donde más del 90 por ciento de las mujeres en edad fértil con hijos tenido en cada año, presentan educación media o superior. Medido a través de los efectos inhibitorios de los determinantes próximos, la anticoncepción resulta con el principal peso, al ser responsable de alrededor del 60 por ciento de ese descenso. 5. Perspectivamente la evolución de la población debe tender a su estabilidad con crecimientos muy bajos y probabilidad concretas de decrecimiento en la próxima década. Ello estará acompañado de uno de los procesos de envejecimiento poblacional más intensos de América latina y también internacionalmente, para mediados de siglos, más del 30,0 por ciento de la Población Cubana, se pronostica tenga 60 años o más de edad. Ello sin dudas constituye un reto en la evolución poblacional del país y en sus consecuencias sociales, económicas, culturales y otras. BIBLIOGRAFIA. Alfonso, Juan Carlos (1992). “Bases Institucionales del Cambio de la Fecundidad. El caso de Cuba”. Conferencia Mundial de Poblamiento de las Américas, Veracruz, México. Alfonso, Juan Carlos (1993). “El Cambio Demográfico en Cuba: Implicaciones Políticas y Jurídicas”, en IV Congreso Latinoamericano de Población, La Transición Demográfica en América Latina y el Caribe, Ciudad de México. Alfonso, Juan Carlos (1996). “Apuntes para el Estudio de la Fecundidad en Cuba”, Ediciones SOCUDEF, La Habana. Alfonso, Juan Carlos. (1997), “Una transición demográfica, temprana y completa”, Suplemento informativo Inter Press Service (IPS), La Habana. Alfonso, Juan Carlos (1999). “Familia Hogar y Fecundidad” en Perfil Estadístico de la Mujer Cubana en el Umbral del Siglo XXI, Editorial Estadística, La Habana. 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Tasa anual de Relación de crecimiento masculinidad Años Censales (por 1000 (varones por habitantes) 1000 hembras) Total Varones Hembras 1774 171 620 ... ... ... 1792 273 979 ... ... 25.0 ... 1817 553 033 ... ... 27.0 ... 1827 704 487 ... ... 24.1 ... 1841 1 007 624 ... ... 26.0 ... 1861 1 366 232 ... ... 15.1 ... 1877 1 509 291 ... ... 6.2 ... 1887 1 609 075 ... ... 6.4 ... 1899 1 572 792 815 205 757 592 -0.2 1 076 1907 2 048 980 1 074 882 974 098 33.1 1 103 1919 2 889 004 1 530 509 1 358 495 29.1 1 127 1931 3 962 344 2 102 620 1 859 724 26.1 1 131 1943 4 778 583 2 498 810 2 279 773 15.9 1 096 1953 5 829 029 2 985 155 2 843 874 21.1 1 050 1870 8 569 121 4 392 970 4 176 151 21.6 1 052 1981 9 723 605 4 914 873 4 808 732 11.4 1 022 2002 11 177 743 5 597 233 5 580 510 6.6 1 003 Fuentes: Centro de Estudios de Población y Desarrollo – ONE (2004). Anuario Demográfico del 2003, Editorial Estadísticas, La Habana. Población residente (U) Evolución de la estructura (%) por edades de la Población. Cuba, años seleccionados. E D A D E S Fuentes/ años 1907(1) Total 0-14 15-59 60 y + Edad Media 100.0 36.6 58.8 4.6 24.1 1919(1) 100.0 42.3 52.9 4.8 23.7 1931(1) 100.0 37.4 57.5 5.1 24.7 1943(1) 100.0 35.5 58.9 5.6 25.7 1953(1) 100.0 36.2 56.9 6.9 26.6 1970(1) 100.0 36.9 54.0 9.1 27.0 1981(1) 100.0 30.3 58.8 10.9 29.5 1991(2) 100.0 22.4 65.5 12.1 32.9 2000(2) 100.0 21.2 64.5 14.3 35.8 1-Censos de Población y Viviendas 2-Sistema de Información Estadístico Nacional Fuente: Centro de Estudios de Población y Desarrollo-ONE (2001) Estudios y Datos sobre la Población Cubana. Publicación No. 30. Editorial Estadísticas. La Habana. ANEXO ESTADISTICO CUBA: BALANCE DEMOGRAFICO 1900-2000 POBLACION (MILES) AMBOS SEXOS PERIODO INICIAL MEDIA MASCULINA INICIAL MEDIA FEMENINA INICIAL MEDIA 1900-04 1638.0 1759.2 849.0 912.6 789.0 846.6 1905-09 1889.5 2046.1 981.0 1068.1 908.5 978.0 1910-14 2215.7 2373.1 1163.0 1245.1 1052.7 1128.0 1915-19 2541.8 2742.2 1333.1 1455.8 1208.7 1291.6 1920-24 2969.5 3232.0 1589.3 1744.0 1380.2 1488.0 1925-29 3517.5 3703.9 1913.2 1997.6 1604.3 1706.3 1930-34 3900.1 4037.6 2085.3 2143.6 1814.8 1894.0 1935-39 4179.8 4358.8 2203.2 2286.7 1976.6 2072.1 1940-44 4545.6 4756.9 2373.3 2473.5 2172.3 2283.4 1945-49 4978.4 5228.6 2578.3 2698.0 2400.1 2530.6 1950-54 5492.0 5764.1 2824.0 2956.9 2668.0 2807.2 1955-59 6049.8 6345.2 3096.3 3241.4 2953.5 3103.8 1960-64 6977.2 7345.0 3581.9 3768.5 3395.3 3576.5 1965-69 7712.7 8032.7 3955.0 4118.4 3757.7 3914.3 1970-74 8489.4 8791.0 4352.3 4501.1 4137.1 4289.9 1975-79 9231.9 9459.2 4718.1 4824.7 4513.8 4634.5 1980-84 9754.5 9850.1 4962.6 4987.6 4791.9 4862.5 1985-89 10043.2 10255.9 5062.8 5166.8 4980.4 5089.1 1990-94 10576.9 10758.3 5323.5 5414.8 5253.4 5343.5 1995-99 10947.5 11030.1 5460.0 5486.2 5487.5 5543.9 2000 11146.2 11127.7 5580.9 5548.7 5565.3 5581.0 Fuente: Para 1900-1959. González F. y Ramos. O. Balance Demográfico Estimado Para 1960-2000. Centro de Estudios de Población y Desarrollo-ONE (2004) Anuario Demográfico del 2003, Editorial Estadística, La Habana Nota: El Balance presentado para el período 1900-1959 respeta aproximadamente los totales de población censales, considerando que el Censo de 1899 tiene una reconocida omisión y que los restantes subregistraron a los menores de 5 años en diferentes grados. Estos totales se ajustaron por el método de proyecciones inversa en la fuente señalada. CUBA: INDICADORES DEMOGRAFICOS 1900-2000 1900-04 1905-09 1910-14 1915-19 1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69 1970-74 1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99 2000 TBN 47.1 48.1 44.9 42.4 40.8 38.5 36.7 35.2 34.2 32.9 30.3 28.4 33.4 31.7 26.5 17.7 15.5 17.5 15.1 13.5 12.9 TBM 24.8 25.6 24.1 22.7 21.3 19.6 18.1 16.2 14.4 12.6 10.8 9.7 6.5 6.4 5.9 5.7 5.9 6.4 7.0 7.1 6.9 TCN 22.3 22.5 20.8 19.7 19.4 18.9 18.7 19.0 19.8 20.3 19.5 18.7 26.9 25.3 20.6 12.0 9.6 11.1 8.1 6.4 6.0 TSM 6.8 10.2 7.2 12.4 15.7 1.9 -4.9 -2.3 -1.7 -0.7 -0.2 0.4 -6.2 -5.6 -3.1 -0.6 -3.7 -0.7 -1.2 -2.7 -2.6 TGF 5.95 6.03 6.05 5.92 5.72 5.47 5.17 4.86 4.53 4.18 3.81 3.51 4.48 4.26 3.51 2.27 1.75 1.84 1.60 1.55 1.58 TBR 2.90 2.94 2.95 2.89 2.79 2.67 2.52 2.37 2.21 2.04 1.86 1.71 2.19 2.08 1.64 1.10 0.85 0.90 0.78 0.75 0.76 Eo 37.7 38.2 39.3 40.3 41.8 43.7 45.6 48.7 52.1 55.6 59.5 62.1 65.1 68.5 70.1 73.0 74.2 74.5 74.8 75.5 76.2 TMI 195 192 187 180 172 161 148 129 109 91 70 58 42 41 33 23 17 13 10 8 7 Tasa Bruta de Natalidad (TBN), Tasa Bruta de Mortalidad (TBM), Tasa de Crecimiento Natural (TCN), Tasa de Saldo Migratorio (TSM), Tasa Global de Fecundidad (TGF), Tasa Bruta de Reproduccion (TBR), Esperanza de Vida al Nacimiento (Eo) y Tasa de Mortalidad Infantil (TMI). Fuentes: 1900 a 1959 González F. y Ramos O. (1997). Balance Demográfico Estimado, Editorial Universitaria, La Habana. 1960 al 2000: Centro de Estudios de Población y Desarrollo (2004), Anuario Demográfico del 2003, Editorial Estadística, La Habana. CUBA: EVOLUCION DE LA TASA BRUTA DE REPRODUCCION 1900 – 2000 PERIODOS SELECCIONADOS. PERIODOS VALOR DE LA TBR OBSERVACIONES 1899 1.94 Término de las guerras independentistas, fecundidad baja. 1905-1909 2.81 Comienza la transición. Descenso de la Mortalidad, aumento de la Fecundidad. 1930-1934 2.18 Crisis del modelo Neocolonial. Descenso de la Fecundidad 1940-1944 1.92 Desaceleración del ritmo de descenso de la Fecundidad. Reactivación coyuntural de la Economía. 1955-1959 1.83 Nueva etapa de la crisis. Parálisis de las instituciones. Descenso de la Fecundidad. 1960-1964 2.27 Cambio Social Profundo. Aumento de la Fecundidad 1970-1974 1.69 1975-1979 1.06 1981-1985 0.86 1986-1990 0.87 1995-2000 0.75 1915-1919 Desarrollo económico-social y de la educación y salud intenso. Generalización del cambio de la Fecundidad en todas las mujeres. Fase avanzada de la transición. Transición concluida. Tendencia a una Homogenización de Niveles y atenuación de diferenciales Fuente: Behm Hugo y Alfonso Juan C. 1981: El Descenso de la Fecundidad 1964-1978. CEE-CELADE, La HabanaSan José de Costa Rica. Centro de Estudios de Población y Desarrollo-ONE (2004). Anuario Demográfico del 2003, Editorial Estadística, La Habana.