BOLETIN 3589-15 06 de agosto de 2004 ISSN 0787-0415 1. DESCRIPCIÓN REFERENCIA : Proyecto de ley que introduce modificaciones a la ley que crea el Consejo Nacional de Televisión, en materias de campañas de interés público INICIATIVA : Mensaje presidencial MINISTERIO : Secretaría General de Gobierno COMISIÓN : Comisión de Transportes y Telecomunicaciones ORIGEN : Senado INGRESO : 6 de julio de 2004 CALIFICACIÓN : Sin urgencia ARTICULADO : Artículo único, que modifica el artículo 12 de la ley N° 18.838 sobre Consejo Nacional de Televisión OBJETO, SEGÚN LA INICIATIVA 1.- Conceder al Consejo Nacional de Televisión la facultad de determinar las condiciones bajo las cuales los servicios de radiodifusión televisiva están obligados a participar en campañas de interés público. 2.- Determinar que se entiende por campaña de interés público al conjunto de actos diseñados por el Estados o patrocinados por éste con el objeto de resguardar el derecho a la vida, a la integridad física o psíquica de la población o un grupo de ella. -3- 06 de agosto de 2004 ISSN 0787-0415 CONTENIDO ESPECÍFICO Articulo único.- En el artículo 12 de la Ley Nº 18.838, que crea el Consejo Nacional de Televisión, agrégase la siguiente letra d) nueva, pasando las actuales letras d), e), f) y g) a ser e), f), g) y h), respectivamente: (El Consejo Nacional de Televisión tendrá las siguientes funciones): d) Determinar las condiciones bajo las cuales los servicios de radiodifusión televisiva de libre recepción deberán participar en la puesta en práctica de campañas de manifiesto interés público, debidamente calificadas como tales por el Consejo con el voto de la mayoría de los consejeros en ejercicio. Se entenderá por campaña de interés público al conjunto de actos diseñados por las entidades estatales competentes, que se han de aplicar durante un periodo de tiempo determinado, con el objeto de conseguir un fin que resguarde el derecho a la vida, a la integridad física o psíquica de la persona, siempre y cuando el beneficio esperado diga relación con toda la población o con un segmento de ella. Sin embargo, las entidades estatales competentes podrán entregar patrocinio a campañas que cumplan con los requisitos descritos en el inciso anterior y que sean diseñadas por organismos ajenos al gobierno, respecto de las cuales el Consejo Nacional de Televisión calificará si tienen interés público y cuáles serán las condiciones de participación en ellas de los servicios de radiodifusión televisiva. FUNDAMENTO, SEGÚN LA INICIATIVA 1.- La libertad de expresión, por una parte, importa la existencia del derecho a informar, expresar públicamente opiniones y en general, difundir el pensamiento, todos estos, aspectos que imponen la obligación de no impedir o limitar o entrabar a un sujeto la expresión de sus pensamientos o ideas. Por la otra, concurre en la libertad de expresión, el derecho a recibir información libremente y a estar bien informado, lo que implica el derecho colectivo de recibir cualquier información y de tener acceso a la información expresada por los demás. 2.- Habida cuenta de la función social que, sin lugar a dudas cabe exigir a quienes ejercen el control y operación de un medio de comunicación social tan masivo y popular como la televisión, se inserta el presente proyecto de ley, toda vez que constituye un mecanismo de exigibilidad del derecho a la libertad de expresión, en su faceta del derecho de la comunidad a recibir información, particularmente respecto de aquellos asuntos en que existe un interés público comprometido y por tanto, que interesan a la sociedad en su conjunto. -4- 06 de agosto 2004 3.- ISSN 0787-0415 Es importante resaltar que la norma que se propone no establece expresamente una potestad para obligar a los canales a actuar en un sentido u otro, sino que se lo faculta para “determinar las condiciones” para “participar en la puesta en práctica de las campañas”. Se trata de una facultad regulatoria; es una potestad para fijar normas bajo las cuales se realizarán las campañas. II. COMENTARIOS DE LIBERTAD Y DESARROLLO IMPLICANCIAS CONSTITUCIONALES 1.- Materias de ley. El proyecto de ley concede al Consejo Nacional de Televisión la facultad para determinar las condiciones bajo las cuales los canales de televisión abierta deberán participar en la puesta en práctica de campañas de interés público. Dado que el artículo 62, N° 2, señala que solo una ley podrá entregar funciones a los servicios públicos y ya que el Consejo Nacional es uno de ellos, la materia debe ser tratada en una norma de rango legal. Por otra parte, y según lo especifica el artículo 19, N° 12, inciso sexto, de la Constitución al señalar que “una ley de quórum calificado señalará la organización y demás funciones y atribuciones del referido Consejo”, la nueva atribución debe ser incorporada por una norma de ese rango. Esto es, con la aprobación de la mayoría absoluta de los senadores y diputados en ejercicio. 2.- Aspectos constitucionales. Si bien en los comentarios de mérito se desarrollará con mayor profundidad la relación entre la libertad de expresión y el derecho a ser informado, en este acápite se hará una breve reseña de una sentencia del Tribunal Constitucional que resuelve un caso similar al que se plantea en este proyecto de ley. A propósito de un requerimiento presentado por un grupo de diputados en la tramitación del proyecto de ley sobre “libertad de expresión, información y ejercicio del periodismo” el Tribunal Constitucional señaló que el derecho a recibir las informaciones “forma parte natural y se encuentra implícito en la libertad de opinión y de informar, porque de nada sirven estas libertades si ellas no tienen destinatarios reales”. Acto seguido, y como complemento de esa última frase, el Tribunal Constitucional señala que si bien acepta como constitucional una disposición de un proyecto que contemplaba el derecho a recibir información “lo hace solamente en el entendido que el derecho establecido en el proyecto (...) se refiere a que, proporcionados por los medios de comunicación, nace el derecho. Ello no significa en ningún caso que se pueda obligar a alguna persona o a algún medio a entregar determinadas informaciones”. Precisa finalmente, que “si así fuera y se entendiera que la -5- 5 06 de agosto de 2004 ISSN 0787-0415 autoridad puede obligar a las personas o a los medios a informar, se estaría atentando contra claros preceptos constitucionales”. Concluye en lo que interesa, que ninguna norma legal puede obligar a las personas naturales o jurídicas a dar una información u opinión o a inmiscuirse en la autonomía que deben tener los grupos intermedios de la comunidad”. (Rol 226) El fallo es claro al señalar que nadie puede ser obligado a dar una información o una opinión porque ello importaría conculcar importantes derechos garantizados por la Constitución. Desde esta perspectiva, y dado que el proyecto que se analiza establece una modalidad para imponer ciertos contenidos a los canales de televisión abierta, el proyecto sería inconstitucional. Se profundizará en este tema en los siguientes acápites. COMENTARIOS DE MÉRITO 3.- Fundamentos que esgrime el mensaje. El mensaje que sirve de fundamento al proyecto señala que la libertad de expresión está compuesta de un doble aspecto. Por una parte, “importa la existencia del derecho a informar, expresar públicamente opiniones y en general, difundir el pensamiento, todos estos, aspectos que imponen la obligación de no impedir o limitar a un sujeto la expresión de sus pensamientos”. Por la otra, la libertad de expresión también implicaría un derecho a recibir información y a estar bien informado “lo que implica el derecho colectivo de recibir cualquier información y de tener acceso a la información expresada por los demás” 1. En esta línea, el mensaje considera que la libertad de expresión está conformada entonces por el aspecto propio del derecho individual y, paralelamente, por un “cúmulo de responsabilidades para quienes la ejercen respecto de todos aquellos sujetos que sirven de receptores de su objeto o contenido”2. Esta responsabilidad se torna aún más patente en el caso de la televisión pues es ésta un “medio de comunicación masivo y popular”. En concreto, el proyecto que se analiza “constituye un mecanismo de exigibilidad del derecho a la libertad de expresión, en su faceta del derecho de la comunidad a recibir información”3 que, en esta ocasión, obliga únicamente a la televisión abierta. Esta diferenciación –sostiene el proyecto- se debe a que el “impacto de la televisión en lo que difunde está fuera de toda duda”. 1 Capítulo I, N° 1 del Mensaje. 2 Capítulo I, N° 2 del Mensaje. 3 Capítulo I, N° 2 del Mensaje. -6- 06 de agosto 2004 4.- El derecho a ser informado: limitación de la libertad de expresión. ISSN 0787-0415 El proyecto se funda principalmente en el derecho a ser informado que tendría toda la población y que emanaría de la consagración constitucional de la libertad de expresión. Sin embargo, más que un derecho, el ser informado es una mera expectativa que no puede ser exigible sin limitar o amenazar otros derechos de fundamental importancia para la vida en sociedad. En efecto, el derecho a ser informado no es otra cosa que una limitación y en ocasiones, una privación de la libertad de expresión ya que el contenido de lo que se tendría que informar estaría subordinado a lo que se determine como parte de ese derecho a ser informado4. En otras palabras, si la línea editorial de un determinado medio decide que no informará ciertos asuntos, podría eventualmente obligársele a transmitirlos en virtud del derecho a ser informado que tendrían los ciudadanos. Sin importar que órgano será el que decida qué materia está incluida dentro del derecho a ser informado, lo claro es que al imponer un organismo distinto de aquel que determina la línea editorial, se está afectando la libertad de expresión. Cabe destacar que nuestra Constitución en ningún artículo garantiza el derecho a ser informado mientras que sí protege la libertad de emitir opinión y de informar, sin censura previa (19, N° 12). A su vez, la ley de la prensa sufrió hace algunos años modificaciones que eliminaron dicha censura. Sin embargo, con este proyecto se avanza en la línea opuesta pues –en virtud de un supuesto derecho a recibir información por parte de la ciudadanía- se autorizaría a un órgano público a imponer contenidos que éste califique como de interés público. Si bien este proyecto no es propiamente censura previa, sí se funda sobre los mismos principios. En efecto, la censura previa limita la difusión de información en virtud de un bien calificado como superior. A su vez, el proyecto impone a un medio la obligación de participar en la puesta en práctica de campañas calificadas como de interés público. En ambos caso, hay una intromisión indebida en el manejo de un medio de comunicación fundado en un supuesto bien superior. En un caso, se limita previamente el contenido de la información y, en otro, se impone con anterioridad. Por último, cabe señalar que la expectativa de algunos de ser informados se satisface plenamente por medio del mercado y la competencia entre los diversos medios de comunicación. De este modo, si las personas demandan información sobre determinadas materias, los medios tendrán incentivos a poner a disposición de ellas esta información satisfaciendo los intereses y expectativas de aquellos interesados. 5.- El derecho de propiedad. Según se ha venido señalando, el proyecto también importa un atentado al derecho de propiedad de los propietarios de los canales de televisión abierta. La Constitución garantiza en el artículo 19, N° 24, el derecho de propiedad en 4 Por eso el derecho a ser informado solo puede entenderse como lo hizo el Tribunal Constitucional en el fallo que se analizó más arriba. Es decir, el derecho a ser informado nace una vez que los medios de comunicación proporcionaron la información y no antes. -7- 7 06 de agosto de 2004 ISSN 0787-0415 sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales. En este caso, se está limitando concretamente el derecho a usar del bien sobre el que recae la propiedad pues se impide que los dueños del canal decidan con entera libertad los contenidos que se quieren informar. En efecto, un ente externo decidirá “las condiciones” bajo las cuales los canales de televisión abierta “deberán participar en la puesta en práctica de campañas de manifiesto interés público”. No salva este punto el hecho que, en ocasiones, el cumplimiento de la obligación pueda ser pagado. El derecho de propiedad puede verse igualmente limitado cuando hay un precio de por medio. Basta para limitarlo que se imponga al propietario una obligación a la que no puede negarse. Desde otro punto de vista, si el Consejo resuelve que la transmisión es gratuita ¿quién indemniza a los canales por esta verdadera expropiación de minutos al aire? Que actualmente existe una obligatoriedad similar en materia de campañas electorales no da una respuesta al problema económico que se suscita. Podría argumentarse que esta limitación constituye una carga pública que sería admisible en razón de un supuesto bien superior. Sin embargo, las cargas públicas no pueden imponerse por la sola voluntad del legislador. Para que sean admisibles es necesario que la Constitución autorice una limitación del derecho en cuestión5 y, por otra parte, que se respeten las garantías constitucionales en relación a las cargas públicas. En el primer aspecto, la Carta Fundamental no autoriza una limitación al artículo 19, N° 12, de la Constitución –libertad de expresión- que como hemos señalado comprende la libertad para determinar el contenido de la información que se transmite. En consecuencia, ni por ley sería admisible imponer una carga pública en este aspecto. Por otra parte, aun considerando que se trata de una carga pública ésta debe cumplir ciertos requisitos como ser igualmente repartidas. Como ya se ha señalado, en este caso se impone la obligación a un medio de comunicación masivo, la televisión abierta, sin imponerlo a otros medios que comparten las características, como la radio, los diarios o la televisión por cable. En consecuencia, no es admisible el argumento de la carga pública pues ésta no puede ser impuesta para limitar la libertad de expresión ni ninguno de los aspectos que la componen y, por otro lado, si lo fuera se requiere cumplir un grado de igualdad que en este caso no es tal. 6.- Hoy, televisión abierta; mañana, todos los medios. En este caso concreto, los afectados son los dueños de canales de televisión abierta. La razón de esta diferenciación es, como el mismo proyecto se encarga de señalar, meramente circunstancial. Ello porque, según el mensaje, en la actualidad la televisión cumple una verdadera función de utilidad pública, que permite comunicar e integrar al país. Concluye el mensaje que “el impacto de la televisión en lo que difunde está fuera de toda duda”. En consecuencia, si el día de mañana un medio de comunicación distinto de la televisión abierta 5 “La Constitución asegura a todas las personas la seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, …” 19, N° 26 -8- 06 de agosto 2004 ISSN 0787-0415 aumenta su capacidad de influencia es perfectamente posible incorporarlo dentro de la norma que lo obliga a transmitir campañas de alto interés público. De este modo, en algunos años la radio, los diarios, la televisión por cable o los servidores nacionales de internet pueden ser sometidos a una normativa similar ya que cuando se da la misma razón –masividad e influencia del medio de comunicación- debe darse igual disposición. Una vez perforado el principio, no es difícil encontrar argumentos para extender la norma al resto de los medios. 7.- El caso de un canal público. Tratándose de un canal público, hay algunas precisiones que abordar. Ante todo, debe señalarse que respecto del funcionamiento de los organismos públicos existe para los ciudadanos un cierto derecho a ser informado lo que, en términos generales, tiene su justificación porque están comprometidos fondos públicos, es decir, de todos los chilenos. El fundamento de este derecho se encuentra en las bases de la institucionalidad cuando se consagra que el Estado está al servicio de la persona. En este sentido, la publicación de los balances de las empresas públicas, la fiscalización que sobre ellas ejerce la Cámara de Diputados donde se encuentran reunidos los representantes de los ciudadanos y las normas de publicidad de los actos administrativos que consagró la ley de probidad contribuyen a fortalecer la publicidad de los actos públicos. Sin embargo, para el caso concreto de Televisión Nacional se deben plantear algunos matices. TVN está inserta en un mercado competitivo en el que participan otras instituciones privadas. En la ley que la rige se señala con claridad que TVN “podrá realizar todas las actividades propias de una concesionaria de servicios de televisión constituida como persona jurídica de derecho privado, con iguales derechos, obligaciones y limitaciones”. En el mismo sentido, la historia de la ley consigna –en palabras del Ministro Secretario General de Gobierno de la época, Enrique Correa- que la nueva legislación se funda en el principio de igualdad: “Hemos fijado el principio de que todo aquello concedido o exigido a Televisión Nacional lo sea también a las otras estaciones”6. En consecuencia, la calidad de empresa pública no implica que el Estado pueda imponer a TVN otras cargas o exigencias adicionales a las que están sometidos otros canales. En el mismo sentido, queda de manifiesto que el modelo de televisión pública escogido tiene en la independencia uno de sus elementos esenciales. Podría argumentarse que TVN tiene como uno de sus objetivos principales servir “a los intereses de la comunidad nacional” 7 y que, por ello, está obligado a participar en campañas de interés público. Sin embargo, la estructura del canal permite concluir que es el Directorio el llamado a calificar una campaña determinada como de interés público o quien determina si debe transmitirse o no. En efecto, en la ley de TVN se especifica que el Directorio administra y 6 Diario de Sesiones del Senado. Sesión N° 30, martes 7 de enero de 1992. Pág. 2438. 7 Mensaje de S.E el Presidente de la República en el proyecto de ley que Crea la Empresa de Televisión Nacional de Chile. Pág. 1. -9- 9 06 de agosto de 2004 ISSN 0787-0415 representa a la Corporación “con las más amplias y absolutas facultades”8. 8.- Interés público. En virtud del proyecto, el órgano estatal estaría autorizado para determinar las condiciones de transmisión de campañas de manifiesto “interés público”. El propio proyecto se encarga de señalar que se entenderán como tales los actos diseñados por entidades estatales que tengan por objeto resguardar el derecho a la vida, a la integridad física o psíquica de la persona, ya sea de toda la población o de un segmento de ella. También podrán ser consideradas de interés público aquellas campañas elaboradas por organismos ajenos al gobierno pero patrocinados por éste. En este último caso el Consejo Nacional de Televisión deberá calificar si tiene o no interés público. Este último punto genera un espacio de discrecionalidad en el gobierno y, a la vez, un incentivo a los privados a competir por el patrocinio del Estado en sus campañas. No cabe duda que en esta competencia donde no hay elementos objetivos de elección, triunfarán aquellos que más cercanía tengan con el gobierno de turno o aquellas campañas que más sirvan a los intereses de las autoridades. Otro elemento discutible es que se entenderá por interés público. No es un misterio el origen de esta iniciativa legal (campaña de prevención del Sida), pero sí lo es su futura aplicación. Por ejemplo, una campaña como la del AUGE que en su momento fue objetada por la Contraloría, fácilmente habría sido considerada de interés público, aun cuando su transmisión no habría tenido ningún efecto real (la iniciativa aún se debate entre múltiples dificultades, sin que sea ni la sombra de lo que se publicitó) Por otra parte, el proyecto desconoce los incentivos que la propia teleaudiencia impone sobre los canales de televisión: los canales transmiten en función de la demanda de sus espectadores, que al mismo tiempo constituye el mejor termómetro de lo que realmente es de “interés público”. Si la campaña es efectivamente de bien público, todos los canales tendrán incentivo de incluirlo en su programación, a fin de no perder audiencia en la información de asuntos que interesan y son valorados por las personas. 9.- Conclusión. El proyecto no es conveniente porque limita el derecho de propiedad y, en especial, la libertad de expresión al instaurar un derecho a ser informado: ¿quién define qué cosas deben ser informadas y cuáles no? En la actualidad lo hace quien decide la línea editorial del canal. Con el proyecto lo hará, en ciertas ocasiones, el Consejo Nacional de Televisión cuando determina que hay un interés público comprometido. Por otra parte, al aceptar que un organismo público pueda imponer a la televisión la transmisión de ciertos contenidos, junto con atentar contra la libertad de expresión, se está abriendo la puerta para que en el día de mañana sean otros los medios que se deban someter a las decisiones editoriales de organismos públicos. 8 Artículo 16. Ley N°19.132. - 10 - 06 de agosto 2004 ISSN 0787-0415 Finalmente, la existencia de un canal público no lo obliga a transmitir contenidos impuestos por organismos externos, sean éstos públicos o privados. Como la historia y el texto de la ley que crea TVN de Chile se encarga de dejar claro, no es correcto imponer al canal público condiciones distintas a aquellas que tienen otras estaciones. Por otra parte, debe ser el Directorio quien defina la línea editorial sin intervención externa. Con todo, nada impediría que este canal u otros lleguen a acuerdos con el gobierno o con cualquier otro cliente respecto de la transmisión de ciertas campañas. - 11 - 11
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