Kl agradables circunstancias han sido debidas á la naturaleza

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DE
HISTORIA
NATURAL.
Kl
agradables circunstancias han sido debidas á la naturaleza m i s m a
de la erupción y al l u g a r en que se ha verificado.
Se sabe, en efecto, que las desgracias personales y gran parle
de los daños materiales son siempre producidos por los lapillis,
cenizas, barros volcánicos, etc., que en este caso h a n faltado (cenizas, barros), ó se han producido en cantidad m u y pequeña (lapillis). En cuanto a l a s lavas, cuyos daños se limitan siempre e x clusivamente á la porción de suelo q u e c u b r e n , aquí h a u corrido
sobre malpaíses, corrientes lávicas de a n t i g u o s volcanes, t e r r e n o s
por completo estériles que sólo soportan algún escobón ó a l g ú n
minúsculo campo de a l t r a m u c e s .
F o r m a contraste con tan modestos efectos la impresión m o r a l
producida en toda la región próxima al volcán, y a u n en zonas
m u y alejadas del m i s m o . En este sentido podrían citarse hechos
q u e acusan u n verdadero terror pánico, completamente i n j u s t i ficado. A ú n hoy, extinguido el fenómeno, mantiénese el estado
de alarma en poblaciones que, como Icod, Garacbico y tantas
otras, n a d a h u b i e r a n tenido que temer a u n c u a n d o la erupción
hubiera alcanzado intensidad m u c h o m a y o r .
U n a pregunta que desde luego se ocurre á todo el que visita el
volcán ú oye describir la erupción, es la de si el fenómeno h a b r á
de repetirse en plazo breve, como creen m u c h o s , por la persistencia de los temblores de tierra. Apresurémonos á decir que estos
son n a t u r a l e s , deben d u r a r bastante tiempo y no representan
sino las vibraciones necesarias para e l restablecimiento del e q u i l i brio i n t e r n o perturbado por la erupción. Lo probable es q u e vayan d i s m i n u y e n d o paulatinamente en n ú m e r o é intensidad, hasta
desaparecer por completo.
Sin embargo, ante la relativa pequenez de la erupción y el largo
período de reposo que la h a precedido (ciento once años), el á n i mo no puede substraerse á la idea de q u e nos encontremos en el
primer paroxismo de u n a erupción compleja, como las d e G ü i m a r Garachico y Siete F u e n i e s - F a s n i a , a n t e r i o r m e n t e citadas. Si los
temblores locales a u m e n t a r a n notablemente, bien en la m i s m a
región ó en a l g u n a otra zona de la isla, habría q u e esperar en
plazo breve otro nuevo volcán, que probablemente no se abriría en
el mismo punto, sino en algún otro m á s bajo. Todos estos presagios, sin embargo, tienen sólo u n valor m u y relativo, pues la ciencia geológica no tiene por hoy medios de predecir estos f e n ó m e n o s .
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