GA JORGE PUENTE.qxp 16/10/09 12:33 Página 2 INFORME JORGE PUENTE FERNÁNDEZ, Letrado de la firma Forum Jurídico Abogados, Socio director del área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social EL TRABAJADOR AUTÓNOMO ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTE Y SU REGULACIÓN REGLAMENTARIA (I) Criterios de identificación del trabajador autónomo económicamente dependiente SEGÚN LA PRIMERA ACEPCIÓN DEL DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA, EL SIGNIFICADO DE AUTÓNOMO ES “QUE TIENE AUTONOMÍA”. LA SEGUNDA ACEPCIÓN PRECISA QUE ES AQUEL “QUE TRABAJA POR CUENTA PROPIA”. onjugando ambas acepciones podemos concluir que autónomo, o más bien trabajador autónomo es el “que trabaja por cuenta propia, gozando de autonomía en la prestación de sus servicios”. Incidiendo en esa característica que define el trabajo autónomo, la autonomía en la prestación de los servicios, el artículo 1.1 de la C Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo Autónomo, hace especial hincapié en el hecho de que la actividad económica o profesional se realice fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, física o jurídica. En tal sentido podemos concluir que la diferencia nuclear para dilucidar si nos encontramos ante una relación laboral común, o incluso especial, y el trabajo autónomo, es si la prestación de servicios se desarrolla en el ámbito de dirección, de organización y jerárquico de otra persona, empresario o empleador, o si por el contrario se desarrolla con plena independencia. Curiosamente, la Ley 20/2007, del Estatuto del Trabajo Autónomo, lejos de disipar el debate históri- EN PRÓXIMOS NÚMEROS : 2.- El contrato del trabajador autónomo económicamente dependiente. 3.- Derechos individuales del trabajador autónomo económicamente dependiente. 4.- Derechos colectivos del trabajador autónomo económicamente dependiente. Anexo: especial reseña sobre los sectores profesionales de Agentes de Seguros, Agentes Comerciales y Transportistas. 42 COLEGIO OFICIAL DE GESTORES ADMINISTRATIVOS DE MADRID GA JORGE PUENTE.qxp 13/10/09 14:09 Página 3 INFORME co sobre la delimitación entre la dependencia o independencia que determina que una relación sea laboral común –por cuenta ajena–, o sea una relación no laboral –ya sea de prestación de servicios, de agencia o cualquier otra de aplicación la normativa común relativa a la contratación civil, mercantil o administrativa–, crea una nueva figura, la del trabajador autónomo económicamente dependiente, recogida en el Capítulo III del Título II de la comentada Ley 20/2007, que cuestiona las clásicas categorías de ajeneidad y dependencia. La de dependencia porque dentro del propio concepto y ámbito subjetivo que la Ley del Estatuto del Trabajo Autónomo prevé para el autónomo económicamente dependiente se encuentra la dependencia económica como elemento fundamental configurador de la nueva figura creada por la Ley. A este respecto, es la económica y no otra, la dependencia que mayoritariamente viene a determinar la laboralidad de una relación en detrimento de su autonomía. Es el capital, y el control sobre el mismo, el que en muchas ocasiones determina la dependencia en otros aspectos que configura las relaciones entre las personas, y de entre ellas, las relaciones laborales; de modo que la relación de dependencia económica siempre conlleva la desigualdad de posiciones contractuales y organizativas, que precisamente sería misión del ‘Estatuto’ reequilibrar. Si bien ello, y no siendo el objeto de este trabajo el efectuar una pormenorizada crítica de la figura creada por la LETA, que sin lugar a duda entendemos supone un subterfugio legal en orden a la verdadera delimitación de las relaciones mercantiles o civiles desarrolladas de forma personalista y las laborales propiamente dichas, que nuevamente supondrá un gran debate jurisprudencial, práctico y social –como por otro lado ya viene aconteciendo–; en primer lugar abordaremos los criterios de identificación del autónomo económicamente dependiente (TAED), para en sucesivos trabajos analizar el contrato del trabajador autónomo dependiente, así como los derechos individuales y colectivos del mismo (curiosamente se socializan las relaciones mercantiles, civiles y administrativas que hasta ahora regían el denominado ‘trabajo autónomo’, y se reconocen derechos de naturaleza e índole colectiva al grupo de los TAED. CRITERIOS DE IDENTIFICACIÓN DEL AUTÓNOMO ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTE. •Trabajador autónomo con carácter general (autonomía jurídica): La dependencia económica no devenga en dependencia jurídica (Montoya Melgar, A., 2005; 39), sino que es la propia norma la que establece un criterio de dependencia económica para crear la figura jurídica. En todo momento se debe mantener la autonomía jurídica, toda vez que el trabajo autónomo dentro del ámbito establecido por la Ley 20/2007, con independencia de la dependencia económica debe respetar los elementos comunes que prevé el artículo 1.1 LETA. En definitiva, pese a la existencia de una dependencia económica prevista en los artículos 11.1 LETA y 2.1 RD 197/2009 –reglamento de desarrollo–, para la existencia del autónomo económicamente dependiente se deben dar el resto de los requisitos previstos en los artículos 1 y 11 LETA, de ahí la autonomía jurídica de la figura. •Criterio económico – mercantil (dependencia económica): La LETA establece el criterio de dependencia económica en el 75% de los ingresos por rendimientos del trabajo y actividades económicas o profesionales del au- tónomo. Si bien la cuantificación de la dependencia económica de la LETA tiene su gran virtud en la seguridad jurídica que tan tajante determinación conlleva, entendemos que no estará exenta de controversia y debate. Y ello, porque desde un punto de vista justicia materia, será muy difícil considerar y razonar por qué no es un trabajador autónomo económicamente dependiente quien cumpliendo el resto de requisitos, pueda percibir por ejemplo, sólo un 73 ó 74,5 por ciento de sus ingresos del mismo empleador. Si bien, se gana en una cierta seguridad jurídica, entendemos que la misma es relativa y que aboca a la movilidad de las relaciones jurídicas, ya que quien pudo ser trabajador autónomo económicamente dependiente, puede perder tal condición en relación al volumen de sus ingresos y de quien los recibe, para, posteriormente, volver a adquirir dicha condición y viceversa. En tal sentido, nos veríamos abocados a modificar continuamente el status jurídico de una misma relación, variando también constantemente los derechos y obligaciones de las partes. Del mismo modo, la taxativa determinación que la LETA hace de los ingresos que determinan la condición de TAED, dará lugar a situaciones fraudulentas que habrá que ir atemperando judicialmente. Por ejemplo, se podrían dejar ocultos o ‘en negro’ parte de los ingresos del autónomo para no superar nunca ese 75% legalmente establecido. Ello puede dar lugar al auge de la economía sumergida, tan frecuente hoy día al albor de las medidas fiscales anunciadas por el Ejecutivo, y de aquellas que en materia social se niegan a acometer. En cualquier caso, y pese a esta crítica, si bien la LETA no establecía claramente el modo y alcance para la cuantificación del 75% de los ingresos –si son brutos o netos, el periodo en el que han LA TAXATIVA DETERMINACIÓN DE LOS INGRESOS DE LA LETA PUEDE DAR LUGAR A ECONOMÍA SUMERGIDA COLEGIO OFICIAL DE GESTORES ADMINISTRATIVOS DE MADRID 43 GA JORGE PUENTE.qxp 16/10/09 12:35 Página 4 INFORME de computarse, etc–, es el RD 197/2009, de 23 de febrero, por el que se desarrolla el Estatuto del Trabajo Autónomo en materia de contrato del trabajador autónomo económicamente dependiente y su registro, y se crea el Registro Estatal de asociaciones profesionales de trabajadores autónomos, el que en su artículo 2.1 aclara qué se debe entenderse por “ingresos por rendimientos de trabajo y de actividades económicas o profesionales”. Dichos ingresos comprenden: a) Rendimientos íntegros, dinerarios o en especie de la actividad económica o profesional realizada por el TAED a tí- LA LEY QUIERE EVITAR QUE EL TAED SE INTEGRE EN LA ORGANIZACIÓN DEL CLIENTE Y SE CONFUNDA CON LA PLANTILLA tulo lucrativo como trabajador por cuenta propia, valorándose los rendimientos en especie por su valor normal de mercado, según lo dispuesto en el art. 43 de la Ley 35/2006, del IRPF y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio. b) Los rendimientos que pudiera tener el TAED como trabajador por cuenta ajena en virtud de contrato de trabajo, bien con otros clientes o empresarios, o con el propio cliente. c) Se excluyen ingresos procedentes de los rendimientos del capital o plusvalías de la gestión del propio patrimonio personal del TAED, así como los ingre- sos procedentes de la transmisión de elementos afectos a actividades económicas. • Autonomía funcional y organizativa: Pese a la dependencia económica, el encuadramiento de esta figura dentro del trabajo autónomo requiere que –por lo menos legalmente– se establezcan criterios que impongan la autonomía funcional y organizativa del TAED. Dichos criterios se contienen en el artículo 11.2 LETA y son: a) No tener a su cargo trabajadores por cuenta ajena, ni contratar o subcontratar parte o toda la actividad con terceros, tanto respecto de la actividad contratada con el cliente del que depende económicamente, como de las actividades que pudiera contratar con otros. Criterio que DEBE COMUNICAR POR ESCRITO SU CONDICIÓN AL CLIENTE, O NO PODRÁ ACOGERSE A ESTE RÉGIMEN 44 COLEGIO OFICIAL DE GESTORES ADMINISTRATIVOS DE MADRID por otra parte resulta lógico, dado el especial status jurídico del TAED, al que, en cierta forma, se quiere equiparar al trabajador jurídicamente dependiente. b) No ejecutar su actividad de manera indiferenciada con los trabajadores que presten servicios bajo cualquier modalidad de contratación laboral por cuenta del cliente. En este criterio, con los dos siguientes, encontramos el nudo gordiano de la delimitación y difícil diferenciación de la relación del TAED con la relación laboral común. Parece obvio que en muchas ocasiones la labor del TAED deberá desarrollarse en el propio centro de trabajo de la mercantil cliente, e incluso de forma coordinada con trabajadores por cuenta ajena de dicho cliente. Así, nos encontramos con una línea muy difuminada de diferenciación entre la relación laboral ordinaria y el trabajo autónomo econó- GA JORGE PUENTE.qxp 16/10/09 12:35 Página 5 INFORME micamente dependiente. Lo que pretende este criterio, y en cualquier caso debe observar de la forma más explícita posible, es evitar que el TAED se integre en la organización del cliente, no debiendo confundirse en ningún momento al TAED con el resto de plantilla. c) Disponer de infraestructura productiva y material propios necesarios para ejercer la actividad e independientes de los de su cliente, cuando en dicha actividad sean relevantes económicamente. Este apartado adolece de gran imprecisión, ya que el término de relevancia económica, por inconcreto, genera gran inseguridad jurídica. No establece la norma qué infraestructura es relevante económicamente para la actividad, ni cuales son sus límites. Y lo que es más importante, cuando la actividad económica se sustenta básicamente en la mano de obra, debemos concluir que el TAED no debe disponer de ninguna infraestructura. Ello contraviene el propio desarrollo del trabajo autónomo, que entendemos se realiza necesariamente con infraestructura propia, por muy pequeña que esta sea. Siendo inherente al trabajo autónomo la existencia de infraestructura productiva, y en su caso, de material propio, no podemos calificar sino como desafortunada la especificación que hace la norma sobre la relevancia económica para la actividad. Será este unos de los aspectos que deberá ser perfilado jurisprudencialmente. d) Desarrollar su actividad con criterios organizativos propios, sin perjuicio de las indicaciones técnicas que pudiese recibir de su cliente. Esto es inherente a la autonomía e independencia que debe imperar en todo trabajo autónomo. En lo tocante a la referencia que se hace a las indicaciones técnicas del cliente, re- sulta innecesaria por superflua y reiterativa. Ya el artículo 1.598 del Código Civil prevé las obras y en su caso servicios que se han de hacer a satisfacción del cliente, que conlleva que se realicen conforme a las indicaciones del cliente final. e) Percibir una contraprestación económica en función del resultado de su actividad, de acuerdo a lo pactado con el cliente, y asumiendo el riesgo y ventura de aquella. El propio artículo 1.1 LETA establece la onerosidad de la prestación cuando dice que versa sobre “una actividad económica o profesional a título lucrativo”. A mayor abundamiento el artículo 3.d) del Estatuto de los Trabajadores excluye del ámbito regulador de las relaciones laborales ordinarias los trabajos realizados a título de amistad, benevolencia o buena vecindad: los que conllevan la nota de la gratuidad. • Independencia societaria – mercantil: El apartado 3 del artículo 11 de la LETA establece que los profesionales que ejerzan su profesión con otros en régimen societario, y bajo cualquier otra forma jurídicamente admitida, no tendrán la consideración de trabajadores autónomos económicamente dependientes. Si bien el texto resulta claro al respecto, excluyendo del trabajo autónomo económicamente dependiente a cualquiera que desarrolle su actividad con otros en régimen societario, y bajo cualquier forma admitida en derecho, la excepción viene dada por la Disposición Adicional Octava del RD 197/2009 –Reglamento de desarrollo– que dispone que la citada exclusión se entiende sin perjuicio del contrato de TAED que pueda celebrar el profesional con un cliente distinto de la sociedad o persona jurídica en la que esté inserto. Sigue diciendo que, en este supuesto, para el cálculo del porcentaje del 75% que dispone el artículo 2.1 del RD, se incluirán en el cómputo los ingresos totales, los que el profesional perciba de la sociedad o persona jurídica de la que COLEGIO OFICIAL DE GESTORES ADMINISTRATIVOS DE MADRID 45 GA JORGE PUENTE.qxp 13/10/09 14:10 Página 6 INFORME forme parte. Esta excepción puede nuevamente abrir una puerta al fraude, pues permitiendo al TAED compaginar su actividad individual con el ejercicio societario, permitirá elegir qué tipo de actividad se contrata de forma individual con el TAED y qué actividad se contrata con la sociedad de la que forma parte. Esto conlleva que se pueda ‘jugar’ con diferentes estructuras societarias a la hora determinar el 75% de ingresos que determinan la dependencia económica. Como ejemplo, el empresario cliente podrá contratar parte de la actividad con una sociedad de la que el autónomo forma parte –a ciencia cierta de que servicio lo va a prestar el trabajador autónomo–, y otra parte directamente con el trabajador autónomo, velando siempre porque estos ingresos no superen el 75% de los totales del trabajador autónomo. A este respecto, el autónomo bien podría percibir sus emolumentos de la mercantil de la que es socio por el ejercicio de las funciones de dirección y gerencia que conlleva el cargo de consejero o administrador en una sociedad en la que no posea el control efectivo –a sensu contrario de lo dispuesto en el artículo 1.2.c) LETA, no estando incluidos los rendimientos como consejero o administrador de empresas entre los incluidos en el art. 2.1 del RD 197/2009–. Igualmente, el autónomo podría percibir sus emolumentos por la eventual cesión de unos derechos de uso sobre una marca o patente que pueda percibir de la sociedad de la que es socio, entendiendo que dicho rendimientos no están incluidos entre los contemplados en el artículo 2.1 del RD 197/2009 (ingresos totales percibidos por el autónomo por rendimientos de actividades económicas o profesionales como consecuencia del trabajo por cuenta propia realizado para todos sus clientes). Queda fuera de toda duda que el sentido de la LETA es que el autónomo desarrolle su actividad con independencia desde un punto de vista societario y mercantil. • Determinación, comunicación y acreditación de la condición de TAED: Establece el artículo 2.2 del RD 197/2009, como requisito de procedibilidad para que sea aplicable el régimen previsto en el Capítulo III del Título II de la LETA al trabajador autónomo, que éste comuniqué a su cliente dicha condición, no pudiéndose acoger a este régimen en ausencia de comunicación. Podemos concluir pues que no se es TAED por el mero hecho de que concurran los criterios relatados en el presente trabajo, así como los elementos configuradores de cada uno de ellos, sino que resulta necesaria la comunicación escrita del trabajador poniendo de manifiesto la concurrencia de los requisitos y debiendo acreditar los mismos. Dada la situación cambiante que se puede dar en la concurrencia de los requisitos para adquirir la condición de TAED, y para evitar situaciones fraudulentas provocadas por el propio autónomo, la norma prevé la posibilidad de que el empresario- cliente pueda requerir al TAED la acreditación de las condiciones para tener la consideración de TAED, bien a la celebración del propio contrato, bien trascurridos seis meses desde la última acreditación. Si bien la norma no prevé la duración del contrato del TAED, siempre será de seis meses desde la última certificación del cumplimiento de los requisitos, renovándose tácitamente hasta la finalización fijada en el propio contrato o hasta que se pierdan dichos requisitos. En cuanto a la acreditación de la condición de TAED, el artículo 2.3 del RD 197/2009, establece que se considerará documentación acreditativa de los ingresos (75% del total) la que acuerden las partes o cualquiera admitida QUE EL TAED NO ACREDITE LOS REQUISITOS PARA SERLO NO PRESUPONE LA PÉRDIDA DE SU CONDICIÓN 46 COLEGIO OFICIAL DE GESTORES ADMINISTRATIVOS DE MADRID en derecho, y en todo caso la recogida en la declaración del art. 5.2, a saber: que los ingresos derivados de las condiciones económicas pactadas en el contrato representan, al menos, el 75% de sus ingresos por rendimientos de trabajo y de actividades económicas; que no tiene a su cargo trabajadores por cuenta ajena; que no va a contratar ni subcontratar parte o toda la actividad contratada con el cliente, ni las actividades que pudiera contratar con otros clientes; que dispone de infraestructura productiva y material propios necesarios para el ejercicio de la actividad e independientes de los de su cliente, cuando sean relevantes económicamente en la actividad; que comunicará por escrito a su cliente las variaciones en la condición de dependiente económicamente que se produzcan durante la vigencia del contrato; que no es titular de establecimientos o locales comerciales e industriales y de oficinas y despachos abiertos al público; que no ejerce profesión con otros profesionales en régimen societario o bajo cualquier otra fórmula jurídica admitida en derecho. De cualquier modo, siempre se podrá consierar en orden a esta acreditación la última declaración del IRPF y, en su defecto, el certificado de rendimientos de la AEAT. Como estos documentos tienen origen anual y la acreditación puede tener que ser semestral, serán las partes las que deban consignar otros documentos –otro tipo de declaraciones trimestrales (IVA)– para acreditar la situación, so pena de que si sólo se fundan en los documentos recogidos en el artículo 2.4 del RD 197/2009, la acreditación tenga que realizarse de forma anual. La falta de atención del TAED del requerimiento de la empresa de verificar el cumplimiento de las condiciones para ser TAED no presupone la pérdida de tal condición con todos sus derechos y garantías, estableciendo la Ley que se podrán ejercitar al respecto las acciones que el empresario considere oportunas.