Trasera Catedral: Desde este punto de vista, se aprecia uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes de la ciudad: la CATEDRAL, más concretamente su parte trasera, aquélla que asoma a la Hoz del Huécar. Además, alrededor del conjunto catedralicio, de su cabecera, se construyen una serie de edificios de mayor o menor relevancia, que vienen a dar servicio y completar las funciones de este centro religioso. Entre las construcciones que se levantan en las proximidades de la Catedral de Cuenca destaca la que será morada de los Obispos conquenses, el Palacio Episcopal. Pero además, en las inmediaciones de la cabecera de la Catedral, en la zona conocida como “corral de la iglesia” destacaban otros edificios de mayor o menor relevancia. Allí se encontraban desde los vestuarios para Canónigos y Racioneros y sacristía, a otras dependencias como talleres y barracones para los obreros que trabajaban en la catedral en ese momento, almacenes para el depósito de materiales varios, hornos, etc… Pero nosotros destacaremos los siguientes: el Claustro gótico, la Sala del Cabildo, y la conocida como Capilla Honda, la cual, en esta época, según apuntan algunos investigadores sólo tenía un piso bajo, de ahí el nombre de “Capilla Honda”, con una entrada en la que destacaban sus puertas mudéjares. En sus inmediaciones existía un camino de ronda que circundaba todo el recinto catedralicio por su parte trasera y que lo separaba de la Hoz del Huécar. Pero este camino de ronda, conocido como la calle de la Limosna, junto con el resto de dependencias serán absorbidas a finales del siglo XV por la girola y sus anexos. • Cabecera de la Catedral: Palomo Fernández describe el primer proyecto de la primitiva cabecera de la Catedral de Cuenca como ejemplo de una perfecta síntesis de tradición y modernidad: “consistía en templo macrocéfalo cuya amplia y profunda cabecera dibujaba cinco ábsides paralelos y en disposición decreciente (escalonados) que se prolongan hasta el transepto, originando cinco naves. El ábside central-un polígono de siete lados-estaba precedido de dos amplios tramos rectos, como los laterales intermedios, mientras que los absidiolos extremos contarían sólo con una crujía previa. Los muros de cierre se abren ligeramente en abanico, ya en la fábrica original, desviación que en el futuro contribuiría a condicionar la obra de la girola” 1 PALOMO FERNÁNDEZ, G.: La Catedral de Cuenca. Tomo I. PÁG. 206 1 Lo primero que destaca en ella Bermejo Díez es “la profundidad de su presbiterio, en el que estuvo colocada la sillería del coro, hasta el último tercio del siglo XVI, y su primitivo ábside poligonal, de siete paños, con dos filas de ventanales, cegados en la actualidad los inferiores por la obra de la girola y as actuales capillas del trascoro, todo ello según clásica disposición cisterciense, al modo que la iglesia del Monasterio de las Huelgas de Burgos” A la influencia francesa acusa Bermejo Díez, del “empleo de las bóvedas sexpartitas, tan características de esta Catedral” que “arrancando alternativamente de haces de tres y cinco columnas, se van repartiendo por el presbiterio y los dos tramos centrales anteriores al mismo, y, salvada la bóveda octopartita del crucero, se repiten luego todo a lo largo de la nave principal del cuerpo de esta iglesia”. En cuanto al resto de la cabecera destaca en ella “la gran variedad de apoyos y su ingeniosa disposición” según el mismo autor. • El cuerpo de la iglesia: El cuerpo de la iglesia lo constituyen las naves longitudinales, las cuales muestran, según algunos autores, una influencia de la arquitectura gótica inglesa. En la nave mayor vuelven a aparecer las bóvedas sexpartitas, salvo en los dos últimos tramos. Pero lo que más destaca, durante esta época, en este parte de la iglesia es su espléndido TRIFORIO. Este discurre por toda la parte alta de la nave central. Lampérez ve en él, de nuevo, influencias anglonormandas, pero esta hipótesis se contrapone a la defendida por Torres Balbás y Chueca Goitia, quienes defienden la influencia borgoñona. Con todo resulta uno de los elementos más interesantes de la Catedral. No sólo es un elemento decorativo más, sino que es “absolutamente practicable, formando un verdadero paso interior”. Además también destaca su bella ornamentación. Palacio Episcopal: El edificio medieval destinado a ser sede del Obispado de Cuenca ocupaba únicamente las alas sur y oeste en torno al patio que posteriormente diseña Pedro de Alviz. Al este de este palacio se situaba el Cuarto de San Julián, edificio conocido de este modo por la difundida creencia de que fue este Obispo quien lo construyó en el año 1200: “un quarto que edificó el glorioso San Julián para su morada, y de sus Canónigos reglares…El edificio del era 2 llano y muy a lo antiguo” Todo hace pensar que tras la conquista cristiana se comenzara a construir un nuevo edificio que acogiera a los obispos. Pero si bien es cierto que ya en el Fuero se recoge una cláusula donde Alfonso VIII dice “Mando que haya en Cuenca más que dos palacios; a saber, el del Rey y el del Obispo. Todas las demás casas, tanto la del rico como la del pobre, la del noble como la del no noble, tengan los mismos derechos y las mismas obligaciones…” hay pocas pruebas de que esto se llevara a cabo en fechas tan tempranas y tan cercanas a la conquista. Todo apunta a que fue en la época del obispo Mateo Reinal (1247-1257) cuando se construyeron las “casas Episcopales” De este edificio medieval se ha recuperado, hace pocos años, toda la fachada oriental con todos los ventanales góticos que, posteriormente, en el 1565, dibuja Wyngaerde: en un primer tramo, nos encontramos (de izquierda a derecha) un ventanal apuntado; a continuación un ventanal doble con una sencilla traza gótica y bordes biselados; y por último, otro ventanal doble, también gótico. En el piso superior nos encontramos, también comenzando por la derecha, dos ventanales con arcos apuntados y bordes biselados y con otro arco, el más espectacular: este “arco apuntado sobre delgadas columnillas laterales encierra una llamativa tracería calada interior. Esta se compone de dos lancetas con trilóbulos inscritos, separadas por un mainel formado por un haz de fascículos. A la altura de los capiteles, los remates apuntados de las lancetas quedan divididos horizontalmente por un dintel, que adecua la traza a su función real de ventana de una casa-palacio. Máxima importancia adquiere la abundante ornamentación vegetal que, labrada en piedra, enriquece el dintel, los capiteles y el anillo del óculo: hojas de higueras con sus frutos; nenúfares (Nymphaea alba), con sus limbos redondeados y los típicos frutos globosos: hojas de arce, etc. Otro rasgo a destacar es que el ventanal-como otras partes de la fachada- conserva restos de policromía, de color rojizo” 2 3 ESCUDERO, 1595. IBÁÑEZ MARTÍNEZ, P.M: Cuenca vista desde la Hoz del Huécar. Pág. 308 3