III Un experimento fundamental.-Sus primeras conaecuencias prácticas. No tardó mucho en llevarse a cabo un experimento fundamental en la Wisconsin A^ricultural Experiment Station (1). Los autores se proponían comprobar si varias raciones de distinto origen, que, analizadas químicamente, dan resultados idénticos-Jen calidad y en cantidad-, producirían resultados bioIógicos idéntícos en crecímiento, sostenimiento y producción del ganado. No cabe negar que a muchos contemporáneos de los investigadores citados ]a idea del experimento pareció absurda y descabellada. ^ Cómo habían de producir resultados distintos raciones químicamente iguales? Y, sin e^mbargo... Los ensa,vos se efectuaron en el ganado vacuno. Se escogieron al efecto varias vacas jóvenes de la misma raza, de igual edad y peso, aproximadamente igual a 350 libras (2), de suerte que todos los animales fueran lo más semejantes posibl^e. El total de vacas se dividió en cuatro grupos: El ^rr^po I fué alimentado únicamente con pr•oductos de la planta del trigo: gluten, grano y paja. El ,qrupo II fué alimentado únicamente con productos de la plan• ta del maíz : grano, gluten de maíz-producto derivado en lx industria-y hojas y tallos de maíz, es decir, hliaz.z forrajero. (1) Hart, McCollum, Steenboclt and Humphrey: °Pli}^^iiilotiea] Effect on Growth and Iteproduction ot It.^tions I3alanced from Restricted Source^". Wiso. ^gric. Exp. Sta. Pe.vrui'cla bull., 1911. (2) La libra equíva'^^ a im^^s 950 gramns. El ^rupo III fué alimentado únicamente con grano triturado de avena y paja de avena. El grupo IV fué ali^nentado con una ración que tenía la misma composición química que los anteriores, formada con partes aproximadamente iguales de cada una de ellas. No hay que decit• que se observó el mayor esmero en que cada grupo estuviera sometido al régimen indicado. Se dió a los cuatro grupos sal (NaCI) en abundancia, utilizando los animales cuanta querían. Todos hacían ejercicio en una parcela desprovista de vegetación. Hasta pasado el primer año de experimentación no comenzaron a ser visibles los efectos de los cuatro regímenes, y, entre tanto, se comprobaba que cada grupo consumía prácticamente la misma cantidad, y que no había diferencia en la digestibilidad de las raciones. El ^modo de presentarse los resultados de crecimiento y de reproducción fueron notablemente interesantes. El grupo II presentaba todo él inmejorable aspecto, y se 7•econocía a primera vista su excelente estado de nutrición. El grupo I ofrecía ^un notable contraste. Sus animales tení^tn "mal pelo" y aparecían flacos, presentando, además, menor perímetro que los del s^egundo grupo. Sin embargo, los pesos de estos dos primeros grupos no actesaban diferencias marcadamente sibrnificativas. Los grupos III y IV aparecían como intermediarios entre los dos primeros. Podía haberse supuesto, a priori^, que los animales aliment.ados con la mezcla de tres raciones darían mejores resultados. Y, sin e^mbargo, no fué así, porque, según queda dicho, únicamente el grupo II presentaba en todo momento gran diferencia a su favor sobre los restantes lotes. ^ No menos interesanies xueron las observaciones relativas a laC funciones de reproduciión. Invariablemente, todos los anirn^tles del grupo II tenían un período de gestación normal, y sus terneros mostraban indudable fortaleza. Su peso oscilaba entre 73 y 75 libras. Todos ofrc cían excelente conformación, y todos se sostu^^ieron de pie y ma- - _ 20 -- maron a la hora de haber nacido, como ocurre tan sólo con las crías vigorosas. Su desarrollo fué, por otra parte, normal. Los terneros nacidos del grupo I presentaban características bien diferentes. Pesaron, como promedio, 46 libras, al nacer. EI que no nacía muerto moría a las pocas horas. Las crías del grupo III eran casi tan g•randes como las del grupo II, pues, hor término medio, alcanzaban un peso de 71 libras. Todas las vacas de este grupo parían alrededor de dos semanas antes de tiempo. El 2^ laor 100 de las crías nacieron muertas; el 50 por 100 moría a las v>..^inticuatl•o o cuarenta y ocllo horas de nacer, y el '^5 por 10U restante vivía, aunque con grandes cuidados. El grupo IV produjo terneros que en su mayoría fuex•on débiles. Alguno nacía muerto, o moría poco después. Debe observarse que, durante un año más, se repitieron los ensayos sin dejar un solo día de alimentar a las rrladres con las conocidas I•aciolles experil7^entales. Los hechos consignados se repitieron cou notable fidelidad. No escapcí tampoco a la sagacidad de los experimentadores lo útil que sería observar la producción ]zíctea de las vacas. En los treinta primeros días del primer período de lactación se anotaron las siguientes cifras : l.^l^r:^, ^I^• Icche Promedio diario en las vacas del l;rul,o IL .................... Idem íd. del grupo I ........................................................ Idem id. del grupo III ..................................................... Idem ícl. de1 grupo IV ...................................................... 24,03 8,04 19^3$ 19.82 En los treinta primeros días del segundo período d^e lactación se registraron las cifras siguientes: r.^l^r:^. ^^^• i^^^^i„^ Promedio diario en las vacas del grupo IL .................... Idem íd. del grupo I ........................................................ Idem id. del grupo III ..................................................... Idem Id. del grupo IV ...................................................... 28,00 1^.10 30,10 21,30 • Para completar las observaciones se ]levaron a cabo autopsias y análisis de tejidos en los terneros malogrados, coll objeto de averiguar las causas de tan notables diferencias. También se analiraron heces y orinas de los animales de los cuatro lotes. Se lograron datos que mostraban las diferencias de carácter en las grasas de las distintas leches de cada grupo, observándose asimismo que la orina dc las vacas del grupo I aparecía siempre de reacción ácida, mientras que la de las restantes era constantemente alcalina o neutra. No pudo lograrse mediante los procedimientos conocidos de la química fisiológica el esclarecimiento de las causas de los diversos estados que presentaban los cuatro lotes de animales. A pesar de los puntos oscuros que surgían en el experimento, fué éste suficientemente fecundo en consecuencias de orden práctico, las cuales pued^en resumirse brevemente. La primera se refiere al fracaso de los análisis químicos en la alimentación animal. No se ha de insistir sobre ella, por su meridians ^evidencia, a no ser para encomiar el valor del método biológico. Camo segunda consecuencia cabe apuntar, en relación con el sostenimiento, reproducción y rendimiento de leche, la necesidad de ^proveer a los animales de alimentos verdes en abundancia. En esto hay que conceder-como en otras cosas-a los labradores de todo el mundo justa supremacía sobre los químicos y los técnicos. No se enumerarán, pues, por creerlo ocioso, ]as conveniellcias d^e acertados planes y prácticas de cultivos (1) que procuren durante todo el año alimentos verdes, atendiendo a su calidad y cantidad. Puede también adelantarse que piensos concentrados, como lo son granos y semillas-tan frecuentemente enaltecidos por sus condiciones nutritivas-, no producen por sí solos resultados definitivamente buenos. Y, en cambio, una excelente ración, como la que al grupo II se daba, puede prolongar•se indefinidamente, sin que al cabo del tiempo decaigan los buenos efectos que produce. Podría objetarse que los resultados de una ración deficiente no se aprecian-s^egún el experi^mento que ahora se comenta(1) Pueden verse las prescripciones que, de acuerdo con eate punto de vista, se exponen en mí folleto tltulado El Heno, y en mi recíente conferencia Lct h^c+rba joven. hasta después de bastante tiempo de consumirla. Aparentemente, la observación es justa, pero sólo aparentemente. Porque, en ^fecto, aI año de consumir su ración las vacas del grupo I, se advirtió claramente que su nutricíón era mala, y se comp`robó que las crías, o nacían muertas o morían a poco de nacer. Es verosímil, mejor rlicho, seguro, que aunque tales efectos se notaran al año de dicho racionarniento, las crías en gestación llevaban varios meses sufriendo las consecueitcias de una nutrición inadecuada de la madre. Por extensión, y sin forzar el argumento, puede asegurarse que ios trastornos d•e orden fisiológico, que, como se ha visto, suceden a toda alimentación mal entendida, dejan sentir rápidamente sus perniciosos efectos, aunq^ue éstos no aparezcan visibles con formas claras y definidas hasta más tarde. No debe pasar inadvertida la observación que relativa a los pesos de los animales de los grupos I y II se desprende. El estado de la nutrícíón de cada uno de ellos ^es, como se ha visto, opuesto. EI primero se ha clasificado como mal nutrido. El segundo, por el contrario, ofrece el mejor aspecto. Y, sin embargo, el hecho de que los pesos vivos de las animal^es aparezcan casi iguales en ambos casos indica que el bienestar fisiológico puede ser independiente del peso. Interpretada esta consecu^encia con discreto criterio, puede ser útil en algunos casos. El grupo de animales alimentados con productos de la planta de avena merece atención especial. No cabe dudar de que esta ración es conveniente a la producción láctea, porque con ella »e han logrado importantes rendimientos de leche. Pero es muy significativo qu^e las funciones de reproducción-a las que tan fntimamente va ligada la producción láctea-dejen de ser satisfactor•ias con la ración de avena. No será desacertado pensar que aquéllas y ésta tienen exigencias distintas, y que si para Ia producción de leche tíene la avena algún principio importante, no tiene, en cambio, lo que se requiere para las funciones de Ia buena gestación. Aquí, el método biológico de análisis apunta preciadas conclusiones que el análisis químico no acierta a suministrar. __^ 23 - EI papel de la avena en la alimentación del ganado aparece, pues, bastante claro y no e^:ento de interés. Bien utilizada la avena, puede dar importantes resultados, no sólo en las vacas lecheras, sino también en los sementales, según he podido comprobar.