LA IDEOLOGÍA ALEMANA. Karl MARX y F. ENGELS (Selección de fragmentos) “La Ideología alemana” fue escrita por Marx, en colaboración con Engels, durante su estancia en Bruselas, entre los años 1845 y 1846, tras ser expulsado Marx de París por considerarlo un revolucionario peligroso, aunque no fue editada hasta 1932 en la URSS. Supone la ruptura con la izquierda hegeliana porque, según los autores, la crítica de la que hacen alarde los jóvenes hegelianos no permite construir un conocimiento científico de la realidad ni plantear su transformación revolucionaria. Con esta obra comienza la elaboración de una nueva teoría científica de la sociedad capitalista y una crítica de todas las producciones teóricas que sustentaban el capitalismo, y en especial de la filosofía; es una exposición del nuevo materialismo –el materialismo histórico– a partir de la crítica de la concepción idealista de la historia en la filosofía alemana. Es también es una crítica a la ideología; para Marx y Engels, el conjunto de ideas y valores de una sociedad en un momento dado (la ideología) es la falsa conciencia de una sociedad basada en los intereses de la clase que domina en esa época histórica. Y no basta criticar la ideología para que la realidad se trasnforme: esa transformación ha de ser revolucionaria. Marx y Engels tienen como objetivo prioritario comprender la realidad social de su tiempo –el capitalismo– para transformarla en una sociedad más justa y sin dominación de unos hombres por otros: una sociedad sin clases. Pero la realidad del presente solo se entiende si se descubren los mecanismos por los que el hombre ha llegado a esa situación, si se llega a la comprensión de su historia. Esta es la base del materialismo histórico, que es uno de los aspectos principales de la teoría de Marx y Engels. El materialismo histórico entiende la la historia como un proceso basado en la acción concreta de los seres humanos con la naturaleza y con los otros hombres, y en las condiciones materiales de la existencia de los individuos. Comprender una sociedad no es comprender sus ideas o las imágenes que esa sociedad tiene de sí misma (pues son reflejos ideológicos), sino analizar lo que los seres humanos hacen por dominar la naturaleza para la reproducción de su propia vida gracias a su actividad. A continuación encontrarás una selección de textos del prólogo y de la primera parte de la obra, con algunas anotaciones para su mejor comprensión y comentario. (La numeración de párrafos no corresponde al original) Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 1 PRÓLOGO 1. Hasta ahora los hombres se han formado ideas falsas acerca de sí mismos, acerca de lo que son o debieran ser. Han ajustado sus relaciones a sus ideas acerca de Dios, del hombre normal,etc. Los frutos de su cabeza han acabado por imponerse a su cabeza. Ellos, los creadores, se han rendido ante sus criaturas. Liberémoslos de los fantasmas cerebrales, de las ideas, de los dogmas, de los seres imaginarios bajo cuyo yugo degeneran. Rebelémonos contra esta tiranía de los pensamientos. Enseñémosles a sustituir esas quimeras por pensamientos que correspondan a la esencia del hombre, dice uno, a adoptar ante ellos una actitud crítica, dice otro, a quitárselos de la cabeza, dice el tercero, y la realidad existente se derrumbará. En este párrafo Marx adopta la voz de los filósofos críticos alemanes a los que él, a su vez, critica. Afirman aquellos que la humanidad se ha dejado someter por ideas falsas creadas por los propios hombres, y que es el momento de liberarse de ellas. Y pretenden que esa liberación debe consistir en sustituir esas ideas por otras más verdaderas, y que de ese modo la actual realidad que esclaviza al hombre se derrumbará. Marx está de acuerdo con la primera parte de esta reflexión: la humanidad está sometida a falsas concepciones de sí misma (ideología), pero la liberación no vendrá de la mano de cambiar unas ideas por otras. Veremos en el párrafo siguiente que llama a ese intento de liberar a la humanidad sustituyendo unas ideas por otras “pueril fantasía”. 2. Estas inocentes y pueriles fantasías forman el meollo de la filosofía neohegeliana en boga, que en Alemania no sólo es acogida con espanto y veneración por el público, sino que es proclamada por los mismos héroes filosóficos con la solemne conciencia de su revolucionaria peligrosidad y de su criminal inexorabilidad. El primer volumen de la presente publicación se propone desenmascarar a estas ovejas que se hacen pasar por lobos y son tenidas por tales, poner de manifiesto cómo no hacen otra cosa que balar filosóficamente, cómo las jactancias de estos intérpretes filosóficos reflejan simplemente el estado lastimoso de la realidad alemana. Se propone poner en evidencia y desacreditar esa lucha filosófica con las sombras de la realidad a que el soñador y soñoliento pueblo alemán es un aficionado. Describe aquí el propósito de la obra que comentamos: desenmascarar la crítica alemana (la izquierda hegeliana) identificándolo como pura ideología que, bajo una apariencia revolucionaria, se dedica únicamente a combatir ideas con ideas. 3. Uno hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de gravedad. Tan pronto como se quitasen esa idea de la cabeza, considerándola, por ejemplo una idea nacida de la superstición, como una idea religiosa, quedarían sustraídos al peligro de ahogarse. Ese hombre se pasó la vida luchando contra la ilusión de la gravedad, de cuyas nocivas consecuencias le aportaban nuevas y abundantes pruebas, todas estadísticas. Este hombre listo era el prototipo de los nuevos filósofos revolucionarios alemanes. En el tono algo irónico del resto del prólogo, utiliza aquí un símil para desacreditar a los críticos alemanes que se quedan en el ámbito de la teoría. Para Marx, los nuevos “filósofos revolucionarios alemanes” confunden la realidad con las ideas sobre la realidad, y creen que cambiando las ideas, cambiará aquella. Es tan absurdo como creer que cambiando nuestras ideas sobre la gravedad ésta dejará de tener efecto. Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 2 Como sabemos, para Marx la revolución sólo será efectiva si se cambian las condiciones materiales de vida, la infraestructura económica. Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 3 FEUERBACH. CONTRAPOSICIÓN ENTRE LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA Y LA IDEALISTA 4. Las premisas de que partimos no tienen nada arbitrario, no son ninguna clase de dogmas, sino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por su propia acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente, por la vía puramente empírica. 5. La primera premisa de toda historia humana es, naturalmente, la existencia de individuos humanos vivientes. El primer estado de hecho comprobable es, por tanto, la organización corpórea de estos individuos y, como consecuencia de ello, su comportamiento hacia el resto de la naturaleza. No podemos entrar a examinar aquí, naturalmente, ni la contextura física de los hombres mismos ni las condiciones naturales con que los hombres se encuentran: las geológicas, las oro-hidrográficas, las climáticas y las de otro tipo. Toda historiografía tiene necesariamente que partir de estos fundamentos naturales y de la modificación que experimentan en el curso de la historia por la acción de los hombres. Expone Marx a partir de aquí cuáles han de ser, a su juicio, las premisas de una verdadera Historia de la humanidad: las condiciones materiales de vida de los individuos reales. Tanto es así que ha de empezarse por la propia constitución física del hombre, ya que de ella depende su relación con el medio. Y hay que analizar también el medio físico en el que el hombre hace su vida. Lo que Marx expresa en estos párrafos es que ninguna ciencia humana puede ser abstracta; ha de partirse de premisas empíricas: la Historia está relacionada con la antropología, la geografía, la ecología... 6. Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su organización corporal. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material. El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que se trata de reproducir. Este modo de producción no debe considerarse solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo cómo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción. Esta producción sólo aparece al multiplicarse la población. Y presupone, a su vez, un intercambio entre los individuos. La forma de este intercambio se halla condicionada, a su vez, por la producción. El hombre se diferencia de los animales en el momento en que empieza a producir sus medios de vida, paso éste condicionado por su organización corporal 1. Le interesa a 1 Es importante en este párrafo la idea de que lo humano surge en un determinado momento: el hombre comienza a producir sus medios de vida, y eso es lo que lo distingue de los animales. Esta idea de Marx es una idea clásica de la antropología filosófica: la diferencia entre el hombre y los animales está en que éstos están perfectamente ajustados al medio, dotados biológicamente para sobrevivir, mientras que el hombre es un ser desajustado, que tiene que “habérselas con las cosas”, que no ha sido dotado por la naturaleza con los medios para su subsistencia y que ha de producirlos. Marx insiste en que efectivamente la conciencia -el pensamiento- distingue al hombre de los animales, pero considera que lo fundamental es el hombre productor, no el hombre pensante (el homo faber antes que el homo sapiens, como dirían los antropólogos). Si repasas lo estudiado en Filosofía en 1º de Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 4 Marx el hombre como productor de su vida material, como trabajador, más que como pensador, como intérprete de la vida. (La conciencia, el pensamiento, surge -como veremos más adelante- a partir de esta base material) 7. Las relaciones entre unas naciones y otras dependen de la extensión en que cada una de ellas haya desarrollado sus fuerzas productivas, la división del trabajo y el intercambio interior. Es éste hecho generalmente reconocido. Pero, no sólo las relaciones entre una nación y otra, sino también toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su producción y de su intercambio interior y exterior. Hasta dónde se han desarrollado las fuerzas productivas de una nación lo indica del modo más palpable el grado hasta el cual se ha desarrollado en ella la división del trabajo. Toda nueva fuerza productiva, cuando no se trata de una simple extensión cuantitativa de fuerzas productivas ya conocidas con anterioridad (como ocurre, por ejemplo, con la roturación de tierras) trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la división del trabajo. Producir los medios de su vida no es sólo reproducción en sentido biológico, sino reproducción de un determinado modo de vida que incluye tanto lo que se produce como el modo en que se produce2. Esta producción sólo aparece al multiplicarse la población (es, como dice Marx en otros textos, producción social de la vida), y presupone un intercambio entre los individuos (división social del trabajo y sistema de propiedad). Se da entre todos estos componentes una relación dialéctica, ya que la producción -en su qué y en su cómo- depende del sistema de propiedad y división del trabajo, pero también éstos dependen de aquélla. 8. La división del trabajo dentro de una nación se traduce, ante todo, en la separación del trabajo industrial y comercial con respecto al trabajo agrícola y, con ello, en la separación de la ciudad y el campo y en la contradicción de los intereses entre una y otro. Su desarrollo ulterior conduce a la separación del trabajo comercial del industrial. Al mismo tiempo, la división del trabajo dentro de estas diferentes ramas acarrea, a su vez, la formación de diversos sectores entre los individuos que cooperan en determinados trabajos. La posición que ocupan entre sí estos diferentes sectores se halla condicionada por el modo de explotar el trabajo agrícola, industrial y comercial (patriarcalismo, esclavitud, estamentos, clases). y las mismas relaciones se muestran, al desarrollarse el comercio, en las relaciones entre diferentes naciones. Tanto las relaciones entre unas naciones y otras como la propia estructura interna de cada nación depende de cómo estén desarrolladas sus fuerzas productivas, y el indicador más palpable de este desarrollo es la división del trabajo, ya que toda nueva fuerza productiva tiene como consecuencia una nueva forma de división del trabajo 3. Bachillerato recordarás que indicábamos que la emergencia del pensamiento es, probablemente, resultado de esa actividad física humana. Esto mismo es lo que Marx expresa en este fragmento: hay un momento evolutivo en el que el hombre comienza a producir sus medios de vida, y que ese momento está condicionado por la organización corporal del hombre (el desajuste biológico del que antes hablábamos). Pues bien, ése es el momento en el que, según Marx, el hombre se distingue de los animales; es, por seguir utilizando términos de la antropología, el momento en que comienza el proceso de humanización (sobre el de hominización, que, como recordarás, es de carácter físico.) Podemos por tanto concluir que la idea marxista de que no es el pensamiento lo que constituye la esencia humana, sino el trabajo (entendido como transformación, como “producción de sus medios de vida”), tiene un importante fundamento antropológico. 2 Por eso Marx, para analizar una determinada formación social, humana, en un determinado momento histórico, analizará la organización económica, productiva de esa sociedad, la estructura de la propiedad y la división del trabajo. No sólo el qué, sino también el cómo. 3 Lo que en este párrafo se refleja es el materialismo histórico marxista, del que tendremos ejemplos concretos en los párrafos siguientes. Recopilemos lo visto hasta ahora: los jóvenes Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 5 De la división del trabajo se traduce en la aparición de grupos diferenciados de individuos con intereses contradictorios. Al desarrollarse las fuerzas productivas se irán sucediendo distintas fases en la división del trabajo que darán lugar a su vez a diferentes formas de propiedad. Se entiende por forma de propiedad el conjunto de relaciones de los individuos entre sí respecto a los medios de producción y el producto de su trabajo 9. Nos encontramos, pues, con el hecho de que determinados individuos, que, como productores, actúan de un determinado modo, contraen entre sí estas relaciones sociales y políticas determinadas. La observación empírica tiene necesariamente que poner de relieve en cada caso concreto, empíricamente, y sin ninguna clase de falsificación, la trabazón existente entre la organización social y política y la producción. La organización social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos; pero de estos individuos, no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad. La estructura de la sociedad tiene como base la actividad económica -productiva- de los individuos. Al desarrollar su actividad, los individuos contraen entre sí unas relaciones sociales y políticas determinadas. Lo fundamental es, por tanto la actividad que los individuos desarrollan en unas condiciones objetivas concretas e independientes de su voluntad (Infraestructura económica) . De esa actividad brotan la organización social y el estado (Superestructura política e ideológica). 10. La producción de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc., de un pueblo. Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es un proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico. hegelianos, llevados por su idealismo, entendieron que su análisis de la realidad debía centrarse en la conciencia, y de las ideas partieron sin plantearse siquiera qué relación existe entre la Filosofía alemana y la realidad alemana (§5). Marx cree que la única premisa de una historia real debe ser el análisis de la realidad misma, de las condiciones materiales de vida de los individuos que componen la sociedad,, y tras analizar brevemente qué sea la esencia humana (producción) y cuál por tanto la esencia de la sociedad (producción social de la vida), concluye que el análisis de cualquier momento histórico debe partir, como premisa, de un análisis de las condiciones materiales de vida de esa sociedad. Determinar el grado de desarrollo de una sociedad es tanto como determinar el grado de desarrollo de sus fuerzas productivas. Así pues, el fundamento de toda historiografía ha de ser el análisis de la infraestructura económica de la época que pretendemos explicar. Estas ideas le valieron a Marx la acusación de reduccionismo económico. Los críticos del materialismo histórico de Marx le imputan una sobrevaloración de los elementos materiales (económicos) y una desvalorización de los elementos culturales (ideológicos) . Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 6 El pensamiento (la producción de ideas y representaciones) es, pues, producto de la actividad humana real; esta relación es muy clara al principio (en la propiedad tribal, por ejemplo): las leyes, la moral, la religión, la metafísica, son emanación directa del comportamiento material -económico- de los hombres4 El desarrollo de las fuerzas productivas llega a un punto en el que se produce una división entre el trabajo físico y el trabajo intelectual, es entonces cuando el pensamiento pasa a ser ideología 5 y se produce la ilusión de que las formas materiales de vida son resultado del pensamiento. Esta “inversión” de las relaciones entre vida material y pensamiento es un fenómeno que responde al proceso histórico de la vida humana, del mismo modo que es un proceso fisiológico lo que explica que las imágenes aparezcan invertidas en la retina. 11. Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material vida, proceso empíricamente registrable y sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tiene su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como del individuo viviente, desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia. La filosofía alemana (ideología alemana) partía de la conciencia, de lo que los hombres dicen, se representan o imaginan, y pretendía explicar a partir de ahí la realidad. Marx ha mostrado que partiendo del hombre de carne y hueso se explican los desarrollos ideológicos. Se trata de un procedimiento objetivo, empíricamente registrable; no hay que recurrir a interpretaciones subjetivas de la realidad: se analizan los datos observables de la realidad misma y de ellos surge la interpretación. “La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden, pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad.” Recordemos que, al principio del texto, la principal crítica de Marx a los hegelianos era precisamente que no se habían dado cuenta de que la conciencia no es independiente (sustantiva) y como consideraban que la conciencia independizaba es lo que ata al hombre, creían también revolucionario sustituir una forma de conciencia por otra. Ahora Marx nos muestra lo absurdo, lo conservador de esa propuesta. 4 “Vacas, guerras, cerdos y brujas”, del antropólogo Marvin Harris, es un ejemplo de cómo muchos de los rituales religiosos y costumbres de diferentes culturas encuentran explicación en la organización económica. (Es un libro de agradable lectura, muy recomendable.) 5 Ideología como falsa conciencia. (Ver definición). Paul Ricoeur bautizó a Marx, junto con Nietzsche y Freud como "la escuela de la sospecha", en el sentido de que interpretan la realidad desenmascarando las ilusiones y mentiras de la conciencia concebida por tanto como una falsa conciencia, ya que crea falsos valores (Nietzsche), ideologías engañosas (Marx) o disfraza las pulsiones inconscientes (Freud) Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 7 La frase que mejor resume esta tesis es: no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. 12. Y este modo de considerar las cosas no es algo incondicional. Parte de las condiciones reales y no las pierde vista ni por un momento. Sus condiciones son los hombres, pero no vistos y plasmados a través de la fantasía, sino en su proceso de desarrollo real y empíricamente registrable, bajo la acción de determinadas condiciones. Tan pronto como se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como lo es para los empiristas, todavía abstractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como para los idealistas. Para los idealistas, la Historia era acción imaginaria de hechos imaginarios (lo que podríamos llamar la Historia de las ideas), y para los empiristas una colección de hechos muertos. El materialismo Histórico nos muestra la Historia como el desarrollo de un proceso dialéctico6. 13. Allí donde termina la especulación, en la vida real, comienza también la ciencia real y positiva, la exposición de la acción práctica, del proceso práctico de desarrollo de los hombres. Terminan allí las frases sobre la conciencia y pasa a ocupar su sitio el saber real. La filosofía independiente pierde, con la exposición de la realidad, el medio en que puede existir. En lugar de ella, puede aparecer, a lo sumo, un compendio de los resultados más generales, abstraído de la consideración del desarrollo histórico de los hombres. Estas abstracciones de por sí, separadas de la historia real, carecen de todo valor. Sólo pueden servir para facilitar la ordenación del material histórico, para indicar la sucesión en serie de sus diferentes estratos. Pero no ofrecen en modo alguno, como la filosofía, una receta o un patrón con arreglo al cual puedan aderezarse las épocas históricas. Por el contrario, la dificultad comienza allí donde se aborda la consideración y ordenación del material, sea el de una época pasada o el del presente, la exposición real de las cosas. La eliminación de estas dificultades hállase condicionada por premisas que en modo alguno pueden exponerse aquí, pues se derivan siempre del proceso de vida real y de la acción de los individuos en cada época. Destacaremos aquí algunas de estas abstracciones, para oponerlas a la ideología, ilustrándolas con algunos ejemplos históricos. Descubierta la verdadera estructura de la realidad y de la Historia, la filosofía independiente pierde el medio en el que puede existir. Es sólo un conjunto de abstracciones separadas de la vida real que no tienen ningún valor para “aderezar la Historia”. No son más que una sucesión de ideas y acontecimientos que pueden servirnos, a lo sumo, para facilitar la ordenación del material histórico, tarea esta muy compleja que se resuelve con el análisis de la vida real de los individuos en las distintas épocas. 14. Finalmente, la división del trabajo nos brinda ya el primer ejemplo de cómo, mientras los hombres viven en una sociedad natural, mientras se da, por tanto, una separación entre el interés particular y el interés común, mientras las actividades, por consiguiente, no aparecen divididas voluntariamente, sino por modo natural, los actos propios del hombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil, que le sojuzga, en vez de ser él quien los domine. En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le es impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crítico, y no tiene más remedio que seguirlo 6 Marx afirma que las premisas de las que parte su análisis de la Historia son empíricamente comprobables, pero eso no significa que su análisis sea empirista. El empirismo como método de análisis de la Historia consistiría en la mera acumulación de datos históricos (en el sentido en que Bacon se refería a los hombres de experimentos comparándolos con las hormigas), pero lo que Marx hace es descubrir su estructura profunda. Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 8 siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos. Aparece aquí la distinción entre una división natural del trabajo y la regulación consciente de la producción que aparece en la sociedad comunista. En el primer caso se produce el fenómeno de alienación del trabajo (“los actos propios del hombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil, que le sojuzga, en vez de ser él quien los domine.”), mientras que en la sociedad comunista, en la que cada persona puede desarrollar sus aptitudes, esta alienación desaparece. Hay que señalar que la sociedad natural de la que Marx habla nada tiene que ver con el estado de naturaleza que vimos en autores como Locke o Hobbes. Utiliza Marx este concepto en contraposición a la sociedad comunista, organizada según la voluntad de las personas. En la sociedad natural no hay libertad; el trabajador no tiene control alguno sobre sus condiciones de trabajo, sino que es dominado por estas, lo que genera alienación. Son “naturales” todas las sociedades de la “prehistoria de la humanidad”. La sociedad comunista, con la desaparición de las clases sociales al desaparecer la propiedad privada de los medios de producción, acabará con la alienación: los productores asociados controlarán colectivamente sus condiciones de trabajo, sus condiciones de vida. Comenzará entonces la verdadera historia de la humanidad. La máxima que regula la actividad humana en la sociedad comunista que Marx defiende es “de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades” La concepción del trabajo que en este párrafo expresa Marx puede compararse con la de Fourier para quien el fundamento de la organización de los falansterios está precisamente en una concepción del trabajo voluntario como fuente de goce y alegría. En una organización de la sociedad conforme a la naturaleza hay armonía entre los intereses particulares y el interés común. Las diferencias con Marx son, evidentemente, muchísimas, pero coincidirían en esa idea del trabajo como algo no alienante. 15. Esta concepción de la historia consiste, pues, en exponer el proceso real de producción, partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción y engendrada por él, es decir, la sociedad civil en sus diferentes fases, como el fundamento de toda la historia, presentándola en su acción en cuanto Estado y explicando en base a ella todos los diversos productos teóricos y formas de la conciencia, la religión, la filosofía, la moral, etc., así como estudiando a partir de esas premisas su proceso de nacimiento, lo que, naturalmente, permitirá exponer las cosas en su totalidad (y también, por ello mismo, la acción recíproca entre estos diversos aspectos). No se trata de buscar una categoría en cada período, como hace la concepción idealista de la historia, sino de mantenerse siempre sobre el terreno histórico real, de no explicar la práctica partiendo de la idea, de explicar las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material, por donde se llega, consecuentemente, al resultado de que todas las formas y todos los productos de la conciencia no brotan por obra de la crítica espiritual, mediante la reducción de la «autoconciencia» o la transformación de «fantasmas», «espectros», «visiones», etc., sino que sólo pueden disolverse por el derrocamiento práctico de las relaciones sociales reales, de que emanan estas quimeras idealistas; de que la fuerza propulsora de la historia, incluso la de la religión, la filosofía, y toda otra teoría, no es la crítica, sino la revolución. Esta concepción revela que la historia no termina disolviéndose en Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 9 la «autoconciencia» como el «espíritu del espíritu» sino que en cada una de sus fases se encuentra un resultado material, una suma de fuerzas de producción, una relación históricamente creada con la naturaleza y entre unos y otros individuos, que cada generación transfiere a la que le sigue, una masa de fuerzas productivas, capitales y circunstancias, que, aunque de una parte sean modificados por la nueva generación, dictan a ésta, de otra parte, sus propias condiciones de vida y le imprimen un determinado desarrollo, un carácter especial; de que, por tanto, las circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que éste hace a las circunstancias. Esta suma de fuerzas de producción, capitales y formas de intercambio social con que cada individuo y cada generación se encuentran como con algo dado es el fundamento real de lo que los filósofos se representan como la «substancia» y la «esencia del hombre», elevándolo a apoteosis y combatiéndolo; un fundamento real que no se ve menoscabado en lo más mínimo en cuanto a su acción y a sus influencias sobre el desarrollo de los hombres por el hecho de que estos filósofos se rebelen contra él como «autoconciencia» y como el «Único». Y estas condiciones de vida con que las diferentes generaciones se encuentran al nacer deciden también si las conmociones revolucionarias que periódicamente se repiten en la historia serán o no lo suficientemente fuertes como para derrocar la base de todo lo existente. Si no se dan estos elementos materiales de una conmoción total, o sea, de una parte, las fuerzas productivas existentes y, de otra, la formación de una masa revolucionaria que se levante, no sólo en contra de ciertas condiciones de la sociedad anterior, sino en contra de la misma «producción de la vida» vigente hasta ahora, contra la «actividad de conjunto» sobre que descansa, en nada contribuirá a hacer cambiar la marcha práctica de las cosas el que la idea de esta conmoción haya sido proclamada ya cien veces, como lo demuestra la historia del comunismo. Se expresa aquí el materialismo histórico. Es la organización económica de la sociedad, el “proceso real de producción” el fundamento de toda la historia de la humanidad, y a partir de esa organización pueden ser explicados todos los “productos teóricos de la Historia”: la historia de las ideas es un producto de la historia económica. Critica la concepción idealista de la Historia, y saca las conclusiones de su nueva concepción materialista: puesto que las ideas (productos de la conciencia), no son el resultado de la “autoconciencia” (alusión a Hegel, para quien la Historia es el despliegue del espíritu absoluto), sino de las condiciones materiales, no pueden derrocarse mediante la crítica, sino mediante la revolución. Después de explicar cómo las condiciones materiales (“fuerzas de producción, capitales y formas de intercambio social”) con las que cada hombre se encuentra son lo que determina su vida, critica directamente la pretensión de los filósofos de rebelarse contra la situación interpretándola desde el punto de vista del pensamiento, y no de la producción. Se refiere expresamente a Hegel (que interpreta la Historia como autoconciencia) y a Stirner, que considera que para cambiar las cosas el individuo tiene que asumir su propia identidad y su egoísmo (asumir que es “Único” y el único propietario de sí mismo). Las últimas líneas del texto aluden a que la crítica ideológica no servirá de nada si no se dan las condiciones materiales. El derrocamiento de la base productiva existente se producirá por la propia dinámica de los procesos productivos y por la formación de una masa social revolucionaria. Se acabará así no ya con este modelo concreto de producción, sino con el modelo general vigente hasta ahora. (Se refiere al modelo basado en la división del trabajo con clases antagónicas). Podríamos comentar el texto mencionando que aquí Marx simplemente alude a que no bastará una crítica si no hay una revolución... pero que en su concepción materialista de la Historia él considera que ese proceso es inexorable y que la Historia camina hacia su fin que será la sociedad comunista. Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 10 16. Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente. Para Marx la sociedad comunista es el resultado inexorable del desarrollo histórico. No es una quimera, un ideal, algo que analizando la realidad con sentido crítico concluyamos que deberíamos hacer. Marx, que concibe la Historia como una ciencia capaz de hacer predicciones, está convencido de que el comunismo es la culminación necesaria (no en el sentido de que la necesitamos, que también, sino el sentido filosófico de que no puede no ser así, que es inexorable....) de la situación actual. Karl MARX. “La ideología alemana” Notas para la comprensión del texto 11