Major National University of San Marcos From the SelectedWorks of Joshimar De la cruz Aroni Winter November 26, 2014 La rebeldía de J.Waldron: ¿es democrático el Control Judicial Constitucional? joshimar de la cruz aroni Available at: http://works.bepress.com/joshimar_delacruzaroni/8/ La rebeldía de J.Waldron: ¿es democrático el Control Judicial Constitucional? Joshimar De la Cruz Aroni1 En una primera respuesta rápida y concreta se puede colegir que Waldron considera al control judicial constitucional como una herramienta que no reúne los estándares de una “legitimidad democrática” y, asimismo, es reprochable moralmente en razón de su arbitrariedad y el poder que posee para contravenir las decisiones del parlamento. En virtud de lo expuesto, procederemos a fundamentar nuestra respuesta. Para una debida comprensión de la visión filosófica-política de Waldron, se debe partir aclarando la base de sus postulados, “los desacuerdos”. Según el jurista neozelandés, los miembros de la sociedad siempre discrepan sobre los principios y sobre los detalles, incluso en sus momentos “lúcidos” o de “calma”, sobre los derechos que poseen , sobre cómo esos deben ser concebidos y sobre qué paso debe adjudicárseles en relación con otros valores. Es así que discrepa en esencia con los ideólogos de la “democracia deliberativa”, ya que no concibe un idealismo de un acuerdo o consenso global de los ciudadanos, por el contrario, cree que la esencia en la sociedad es la constante discrepancia y conflicto. De esta manera, en una sociedad en constante desacuerdos, deben existir mecanismos de solución ante dichas contradicciones, en virtud de poder elegir y encaminar nuestra sociedad (elección de políticas sociales, económicas o públicas).Es así que Waldron, analiza y propone una nueva concepción en “la teoría de la autoridad”, en la cual se hace la pregunta: ¿Quién debe tener el poder o está legitimado para tomar decisiones en los casos de conflictos sociales o de derechos?, es así que Waldron encuentra diversas formas de cómo la sociedad ha venido soluciones sus conflictos como por ejemplo las decisiones por mayoría, el poder de un monarca, los jueces, los aristócratas, el parlamento, etc. Seguidamente a la pregunta establecida en el párrafo precedente, Waldron nos habla de la “Legitimidad democrática”, esta idea es básica en razón que será el bastión de su crítica al control judicial constitucional, es ahí donde se puede realizar algunas preguntas: ¿Quién es legitimado democráticamente para tomar las decisiones de los derechos del pueblo?, es acaso- refiriéndonos al caso norteamericano- ¿La Corte Suprema un órgano legitimado democráticamente para tomar dichas decisiones? o ¿ tiene la suficiente legitimidad para contravenir las decisiones del parlamento?. 1 Alumno del 4 año de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNNSM. Ante ello, Waldron tiene una concepción clara y concreta, el órgano que tiene la legitimidad democrática es el Parlamento, y en contraposición, la Corte Suprema o algún otro órgano judicial no tienen dicha legitimidad. En razón que, en el Parlamento se reúne -mal que bien- la representación del pueblo, es el lugar dónde todos los intereses pueden ser expresados y discutidos para llegar a un acuerdo mayoritario, es así también como Waldron se sumerge en la investigación de encontrar la mejor forma de representación en el Parlamento, ya que concibe también que no todos estamos representados debidamente en el Parlamento. Sin embargo, aún así cree firmemente que un Tribunal no tiene un legitimidad democrática tal como la del Parlamento, ya que ahí no se expresa los intereses de la población y no existe una debida discusión. Es por ello que en su libro “Derechos y desacuerdos” menciona que en los países como Inglaterra o Nueva Zelanda al no poseer una Corte Suprema como la Norteamericana, se han discutido y plantear mejor los álgidos problemas del matrimonio homosexual, la eutanasia, el aborto, etc. Por otro lado, fortaleciendo lo anteriormente dicho. Existe otro elemento esencial que tienen las personas en la democracia, es su “derecho de participación” conocido también como el derecho de los derechos. En virtud que permite acercar al ciudadano común a las decisiones del Estado, expresando su conformidad y desacuerdo. Este derecho de participación -tanto el negativo y positivo- es la que puede desarrollarse en el parlamento, más no en un Tribunal, ya que si se toma como ejemplo la Corte Suprema Norteamericana, se puede constatar la idea de una especia de aristocracia, en merito a que son unos pocos “los jueces” los encargados en tomar la decisión por el pueblo, son tomados como seres virtuosos o, haciendo mofa, divinos que tienen la capacidad de conocer y expresar todos los intereses calados en un pueblo. Después de estas ideas previas, es ahora oportuno conocer la concepción de “democracia” que se ha forjado en los escritos de Waldron. Es oportuno señalar que las concepciones o conceptos muchas veces son vagos y ambiguos en virtud que dichos conceptos evolucionan o son entendidos de diversa forma en un espacio determinado. Es así que la idea de “democracia” sustentada en los primeros estados-nación no son las mismas en nuestra era, o la misma que defiende Waldron. En virtud de lo expuesto, me parece oportuno comentar lo expuesto por el profesor Roberto Gargarella, cuándo hace mención de los Poderes del Estado(poder ejecutivo, judicial y legislativo), según refiere el maestro, la “Teoría de los Pesos y Contrapesos” es una lógica basada en la guerra, en la codicia, en el egoísmo que tiene cada poder con respecto al otro; reforzando así a cada Poder con armas para poder defenderse del otro, en ocasión que uno de ellas se quiere extralimitar de sus poderes, es así como surgen las ideas del control judicial constitucional( arma del judicial contra el legislativo), el veto presidencial(arma del ejecutivo contra el legislativo), juicio político(arma del legislativo contra el judicial), y entre otros. En contraposición a lo mencionado, es así como el jurista argentino propone una democracia dialógica en los poderes del estado para poder forjar una democracia verdadera en esos institutos, donde los poderes en contrario de hacer la guerra pueden dialogar entre ellas para poder arribar a una mejor solución. Si se parte de la idea referida sobre la “Teoría de los Pesos y Contrapesos”, en referencia al Control judicial constitucional, es claro que nos encontramos ante una idea que no reúne los requisitos de la moral, ya que no puede ser moral lo que se sustenta en la guerra, o la codicia o la envidia. El pueblo, sus ideas y concepciones, deben sustentarse en una idea de expresión y debate continuo teniendo “precompromisos” para poder arribar a buen puerto, no se puede pretender derechos si es que no se posee los más mínimos derechos- derechos pre establecidos- ya que es muy diferente ejercer nuestro derecho de participación en un estado en paz que en un estado sumido en la guerra, la pobredumbre, la escasez, etc. La férrea defensa ante las ideas expuestas son las establecidas por Ronald Dworkin, quién considera que no existe menoscabo de la democracia cuando el parlamento electo de una sociedad está sujeto al poder judicial. En contraposición a lo mencionado por el jurista norteamericano, Waldron sostiene sus criticas en los siguientes puntos: a) siempre se produce un menoscabo para la democracia cuando una concepción sobre las condiciones de la democracia se impone mediante una institución no democrática, incluso cuando la concepción es correcta y su imposición mejora la democracia; b) no hay ninguna razón para pensar que el control judicial de constitucionalidad mejora la calidad del debate político participativo de una sociedad; c) que sigue estando abierta la cuestión de si el control judicial de constitucionalidad ha hecho más justos a los Estado Unidos ( o haría más justa a cualquier sociedad) de los que serían sin esta práctica. Para exponer un ejemplo de los alcances que puede tener tanto poder en un órgano como la Corte Suprema, se puede recurrir a la historia y observar, la llamada, “Era Lochner” cual fue un período de la historia legal estadounidense en el que la Corte Suprema de los Estados Unidos realizó una práctica común " para derribar Reglamento económicas adoptados por el parlamento en favor de los trabajadores o las condiciones de los ciudadanos”, con Su interpretación del debido proceso sustantivo o su protección al “Free Market” se derogaban leyes celebradas infractoras en la libertad económica o derechos contractuales privadas. Es así como menciona Waldron, los tribunales federales derogaron 150 normas jurídicas que regulaban las relaciones de trabajo y las condiciones laborales en el periodo comprendido entre 1885 y 1930, es por ello que la Corte no interpretaba las leyes sino que las creaba sin ninguno procedimiento. Para concluir y afirmar la respuesta otorgada en primera instancia a la pregunta si para Waldron ¿es moral y democráticamente justificable el control judicial constitucional?, en definitiva creemos que la respuesta en negativa. Sustentando en lo escrito, el control judicial constitucional – el norteamericano- no reúne con los requisitos básicos para una sociedad democrática, ya que vulnera la “legitimidad democrática”, y el derecho básico de todo ciudadano, el “derecho de participación”. Asimismo, no es moralmente justificable en virtud que la concepción implantada en ella es una lógica de la guerra, se le otorga al poder judicial un arma para contrarrestar los “abusos” que podría cometer el Parlamento, pero paradójicamente se pretende contrarrestar un “abuso” utilizando otro “abuso”-el control judicial constitucional- ya que esta no tiene ningún procedimiento democrático de decisión, solo se atribuyen el poder y quedamos a merced de lo que podrían decidir un grupo de jueces.