Elección social y conducta individual Victoria Iraola, Lucia Silva El objetivo principal de este capítulo es examinar la relevancia de los valores y del razonamiento para aumentar las libertades y lograr el desarrollo. La razón ha sido la fuerza impulsora para promover sociedades mejores y más aceptables en el pasado y en el presente. Para afirmar esto es necesario dudar de la posibilidad de conseguir un progreso razonado. Si este escepticismo es convincente se puede poner en duda el enfoque planteado por el autor en el cual basando nuestras decisiones en la razón podíamos construir nuestro futuro. El autor identifica tres tipos de escepticismo para confirmar su pensamiento. El primero plantea que dada la heterogeneidad de las preferencias y de los valores que tienen los diferentes individuos no es posible disponer de un marco coherente para realizar una evaluación social razonada, pues si se tomaran las decisiones con esta clase reducida de información se llagaría a una cierta incoherencia o infelicidad. Es por ello que el autor invoca al teorema de la imposibilidad de Arrow para reforzar este argumento. Este teorema demuestra que lo que es posible y lo que no lo es puede depender al máximo de la información que se tenga realmente para tomar decisiones sociales. Es por ello que la ampliación de dicha información hace posible disponer de criterios coherentes y compatibles para hacer valoraciones sociales y económicas. Las decisiones sociales se ven afectadas por el desarrollo de las preferencias y las normas individuales. Hay conceder especial importancia al papel del debate público y de de las interacciones sociales en la formación de unos valores y compromisos compartidos. Asimismo, no se requiere que haya una única ordenación social que ordene totalmente todas las posibilidades sociales. También las valoraciones de justicia social no requieren de una gran precisión sino un acuerdo viable para identificar las situaciones enormemente injustas o faltas de equidad. El segundo tipo de escepticismo dudad de la posibilidad de realizar mejoras razonadas e intencionadas, basándose en la idea de que la historia está plagada de consecuencias inintencionadas. Si bien este enfoque plantea que los intentos razonados de introducir cambios sociales ayudan en las circunstancias relevantes a conseguir buenos resultados, existen otros casos de fracasos y desviaciones. Smith planteaba la idea de que el individuo es llevado por una mano invisible a promover un fin que no estaba dentro de sus intenciones, el afirma que los ricos no buscan en su egoísmo y codicia naturales nada mas que satisfacer sus vanos e insaciables deseos, pues sin pretenderlo están promoviendo los intereses de la sociedad. En `La riqueza de las naciones` cita las virtudes del intercambio económico como defensa de las consecuencias inintencionadas. Sin embargo, para Sen es difícil creer que muchas consecuencias son inintencionadas, sino que el análisis causal puede hacer que los efectos inintencionados puedan se razonablemente predecibles. El razonamiento económicos y social puede tener en cuenta consecuencias que pueden nos ser inintencionadas, pero que son, el resultado de mecanismos institucionales y los argumentos a favor de determinados mecanismos institucionales pueden evaluarse mejor teniendo en cuenta que es probable que se produzcan diversas consecuencias inintencionadas. A veces las consecuencias además de ser inintencionadas son imprevistas. A la hora de realizar políticas económicas y sociales es necesario tener en cuenta que consecuencias pueden ser previstas y cuáles no. Se pone el ejemplo de las reformas económicas y sociales de China las cuales podrían haber sido mejores si se hubiera previsto mejor las causas y los efectos, incluyendo las causas inintencionadas, ya que el hecho de que los efectos negativos no fueran intencionados no implica que no hubieran podido predecirse. El tercer argumento se pregunta si los variados modos de comportamiento humano pueden ir mas alla del interés personal. Ante esto Sen plantea que el interés personal es, desde luego, un motivo importante en el momento de actuar, pues dichos comportamientos están influidos por componentes sociales. La utilización de un razonamiento socialmente responsable y de ideas de justicia esta muy relacionada con el papel fundamental que desempeña la libertad individual. Afirma que no hay que crear artificialmente en la mente humana un espacio para la idea de la justicia o de la equidad por medio de bombardeos morales o de discursos éticos. Ese espacio ya existe y es una cuestión de utilizar de una manera sistemática convincente y eficaz los intereses generales de los individuos. Sen hace referencia al capitalismo el que muchas veces es considerado un sistema que funciona gracias a la codicia de todo el mundo, el funcionamiento eficiente de la economía capitalista depende de poderosos sistemas de valores y normas. Ver el capitalismo como un sistema basado en una acumulación de conductas avariciosas es subestimar la ética capitalista. Los mercados que tienen éxito funcionan no solo gracias a que permiten realizar intercambios, sino que los sólidos cimientos de las instituciones y la ética de conducta juegan un rol primordial. El capitalismo funciona eficazmente por medio de un sistema ético que da la visión y la confianza necesaria para utilizar de modo satisfactorio el mecanismo de mercado y las instituciones relacionadas con el. El funcionamiento satisfactorio de un economía de intercambio depende de la confianza mutua y del uso de normas explicitas e implícitas. El capitalismo debe contar con estructuras de motivación más complejas que la pura maximización de los beneficios. La necesidad de crear instituciones tiene una clara conexión con el papel de los códigos de conducta, ya que las instituciones basadas en mecanismos interpersonales y entendimientos compartidos funcionan a partir de pautas de conducta comunes, de la confianza mutua y de la confianza en la ética del otro. La utilización de reglas de conducta normalmente está implícita. Los códigos de conducta varían incluso de unas economías capitalistas desarrolladas a otras, al igual que la eficacia con la que promueven los resultados económicos. Se considera a Japón el ejemplo máximo de éxito del capitalismo. Siendo dicho país uno de los países capitalistas más prósperos del mundo florece económicamente con una estructura de motivaciones que se aleja en algunos aspectos significativos de la mera búsqueda del interés personal, que constituye la base del capitalismo. Las virtudes del trabajo desinteresado y la lealtad a la empresa como elementos que elevan la productividad también se han considerado importantes para lograr éxitos económicos en gran cantidad de países del mundo. El éxito con que ha transformado el capitalismo el nivel general de prosperidad económica en el mundo se ha basado en principios morales y en códigos de conducta gracias a los cuales las transformaciones de mercado con económicas y eficaces. Entre los grandes retos que ha de afrontar hoy el capitalismo se encuentran la desigualdad y los bienes públicos. Para solucionar estos problemas será necesario crear instituciones que nos lleven más allá de la economía de mercado capitalista. La compatibilidad del mecanismo de mercado con una amplia variedad de valores es una cuestión importante y ha de afrontarse analizando al mismo tiempo la posibilidad de extender los mecanismos institucionales más allá de los límites del puro mecanismo del mercado. Todo sistema económico exige una conducta ética y el capitalismo no es una excepción. Hay algunas funciones que una organización como la mafia puede desempeñar en sectores en cierto modo primitivos de la economía para defender las transacciones mutuamente beneficiosas. La contribución de organizaciones como la mafia que velan por el cumplimiento de lo acordado a generar que los demás agentes económicos estén haciendo lo que deben depende de la ausencia de códigos de conducta los cuales reducirían la necesidad de que una organización externa impusiera lo acordado. La necesidad de ir más allá de las reglas de mercado se relaciona con la protección del medio ambiente. Para ello se han establecido algunas reglamentaciones públicas e incentivos por parte del Estado, pero también es la conducta ética la que juega un rol primordial, en el sentido de que deben desarrollar valores sociales y un sentido de responsabilidad. El autor plantea que la conducta racional se aleja de sus intereses estrictamente personales cuando aparece la simpatía y el compromiso. La simpatía es la conducta que intenta aliviar nuestro propio sufrimiento; mientras que el compromiso puede entrañar sufrimiento personal invocando valores distintos del bienestar o del interés personal en aras de otros valores como la justicia social, el nacionalismo, o el bienestar de la comunidad. La conducta racional también exige analizar la aparición y la resistencia de objetivos a través de su eficacia y supervivencia. Aunque las normas y las preocupaciones relacionadas con la conducta aparezcan por motivos éticos, sociales o psicológicos, su supervivencia a largo plazo difícilmente puede ser independiente de sus consecuencias y de los procesos evolutivos que puedan entrar en juego. Por otra parte, cuando se estudian la selección evolutiva es necesario concederle un papel independiente a la deliberación racional. Es posible conjugar la selección deliberativa y evolutiva de la conducta comprometida en un marco integrado. Los valores que nos influyen pueden aparecer de diferentes formas. Como fruto de la reflexión y el análisis, los cuales están relacionado con nuestras preocupaciones, responsabilidades o indirectamente con los efectos de la buena conducta. Como fruto de nuestra disposición a seguir las convenciones y a pensar y actuar conforme a las costumbres establecidas. El debate publico La selección evolutiva. El autor plantea que los responsables de realizar la política económica y social tienen dos razones para tener interés en los valores de la justicia social. Por una parte, la justicia es un concepto fundamental para identificar las aspiraciones y los objetivos de la política, así como para elegir los instrumentos que permiten alcanzar los fines elegidos. Estos pueden ser especialmente importantes para la capacidad de persuasión y el alcance de la política. Por otro lado, todas las medidas económicas y sociales dependen de cómo se comporten los individuos y los grupos en la sociedad. En este comportamiento influyen la comprensión y la interpretación de las exigencias que plantea la ética social. Para elaborar dicha política es importante no solo evaluar las exigencias que plantean la justicia y el alcance de los valores a la hora de elegir los objetivos y las prioridades de la política, sino también comprender los valores del público en general, incluido su sentido de la justicia. Determinadas conductas y comportamientos pueden influir en el rumbo de la política económica y social. Se considera que la corrupción (implica la violación de las reglas establecidas para obtener ganancias y beneficios personales) es uno de los principales obstáculos que impiden el progreso económico. Existen diferentes formas de lucha contra la corrupción pero estas presentas ciertas limitaciones. En primer lugar, los sistemas para capturar a los ladrones a menudo no funcionan ya que la supervisión y la inspección no siempre son eficaces, pues es difícil encontrar los incentivos correctos a los encargados de capturarlos. En segundo lugar, cualquier sistema de gobierno tiene dar a los funcionarios un cierto poder lo que puede dar cierto incentivo para actuar de forma corrupta. El grado de poder puede reducirse pero siempre existe la posibilidad de que se abuse de cualquier poder ejecutivo significativo. En tercer lugar, no solo los funcionarios relativamente pobres se ven tentados a actuar de forma corrupta sino que nos funcionarios ricos suelen tratar de enriquecerse aun mas, corriendo algunos riesgos, que pueden merecer la pena si es mucho lo que está en juego. La utilización exclusiva de incentivos basados en una ganancia personal no [puede erradicar del todo la corrupción. En sociedades donde la conducta corrupta es algo excepcional se recurre en gran medida al cumplimiento de los códigos de conducta masque a los incentivos económicos para no comportarse de manera corrupta. La manera en que se comportan los individuos depende de cómo se comportan otros, lo que obedece a como se interpreten las normas de conducta vigentes. El sentido de la justicia relativa con respecto a un grupo de referencia puede influir de manera extraordinaria en la conducta. Se establece una gran importancia a la imitación y el seguimiento de las convenciones establecidas al momento de actuar. Para entender el problema de la corrupción debemos abandonar el supuesto de que lo único que mueve a los individuos son los beneficios personales y de que las normas y los valores no cuentan. Es posible introducir cambios, algunos pueden acumularse y difundirse. De la misma forma que la presencia de las conductas corruptas fomenta otras conductas corruptas, la disminución del poder de la corrupción puede debilitarlas aun más. A modo de conclusión citamos a Rawls, quien plantea que los valores desempeñan un importante papel en la conducta humana y negarlo equivale no solo a alejarse de la tradición del pensamiento democrático sino también a limitar nuestra racionalidad. Es el poder de la razón el que nos permite considerar nuestras obligaciones e ideales, así como nuestros intereses y ventajas. Negar esta libertad de pensamiento equivaldría a limitar seriamente el alcance de nuestra racionalidad. Sen afirma que es necesario establecer un equilibrio entre los supuestos sobre la conducta. No debemos creer el supuesto de que todo el mundo es profundamente moral y actúa movido por unos valores, “sentimentalismo altruista”, pero tampoco debemos sustituir este por lo que puede denominase “sentimentalismo egoísta”, en el que los valores no influyen en absoluto. El propósito del análisis realizado sobre la corrupción no pretendía examinar cuestiones que son importantes en sí mismas, sino mostrar la importancia de normas y valores en las pautas de conducta que pueden ser fundamentales para la elaboración de la política económica y social. También es relevante hacer hincapié en el papel de la interacción de los individuos en la formación de los valores y de las ideas de justicia. Las conexiones empíricas no solo muestran el alcance de los conceptos de justicia y de moralidad que tienen los individuos sino que también indican hasta qué punto la formación de los valores es un proceso social que entraña interacciones entre ellos.