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Derecho a Pensar…
La Indignidad para Suceder: Análisis histórico, Caracterización
Jurídica y Perspectiva Crítica desde el Derecho Comparado
The Indignity to Happen: Historical Analysis, Characterization and
Legal Perspective from Comparative Law Review
Resumen
Abstract
En Colombia, el Código Civil ha
instituido
ciertas
figuras
tendientes a regular y castigar a
los infractores de los deberes de
familia, esto es, el respeto al
buen nombre, la honra y los
bienes. La indignidad es una
sanción civil que se le impone al
heredero o legatario que ha
faltado, vulnerado o violentado
los bienes, honra y vida del
causante. Encontramos en la ley,
ciertas causales por las cuales se
podría demandar la indignidad
de un heredero o legatario, y es
precisamente ello el centro de
estudio del presente trabajo
investigativo.
In Colombia, the Civil Code has
instituted certain figures designed
to
regulate
and
punish
perpetrators of family duties, that
is, respect for the good name,
honor and property. The indignity
is a civil penalty is imposed upon
the heir or legatee has been
missing, breached or violated
property, honor and life of the
deceased.Found in the law,
certain grounds on which it could
sue the indignity of an heir or
legatee, and it is therefore the
study center of this research
work.
Palabras Claves:
Keywords:
Derecho
romano,
Ley
civil,
indignidad, incapacidad, heredero,
legatario, familia, causante.
Roman law, civil law, indignity,
disability, heir, legatee, family,
deceased.
Andrés
Lafaurie
Bornacelli y Edimer La
Torre Iglesías *
*Los autores, Andres Lafaurie
Bornacelli, es Abogado egresado
de la Escuela de Derecho de la
Universidad Sergio Arboleda,
estudiante de Maestría en
Derecho Penal y Criminología de
la
Universidad
Libre
de
Barranquilla, es co-investigador
del
proyecto
y
joven
investigador adscrito al Grupo
Joaquín
Aarón
Manjarrez,
Edimer Latorre Iglesias, es
candidato a Doctor en Sociología
Jurídica e Instituciones Políticas
de la Facultad de Derecho de la
Universidad
Externado
de
Colombia,
actualmente
es
Director
del
Grupo
de
Investigación Joaquín Aarón
Manjarrez de la Escuela de
Derecho de la Universidad
Sergio Arboleda Seccional Santa
Marta.
Recibido:
15 de Abril del 2014
Aceptado:
10 de Octubre del 2014
Edición N°1 / Julio- Diciembre- 2014/ ISSN: 2389-8445/ Universidad Popular del Cesar / Valledupar- Cesar- Colombia
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1. Introducción
En Colombia, la legislación civil regula
todos los aspectos y fenómenos que
intervienen dentro del derecho de
sucesiones. Para ello, las normas
sustanciales se encuentran en el Código
Civil, y las normas procedimentales se
hallan dentro del actual Código General
del Proceso y, en casos particulares,
dentro
del
anterior
Código
de
Procedimiento Civil colombiano. La
herencia, según el artículo 1011 del
Código Civil, es la asignación a título
universal y el asignatario de ella es
llamado heredero. Se entiende por
asignatario a la persona sobre quien recae
una asignación determinada.
Para la doctrina nacional y tal como lo
expresa el maestro Lafont (2003), el
vocablo “sucesión” hace referencia a la
sustitución que hace un sujeto a otro en
cierta titularidad determinada. Entre las
figuras y fenómenos a que hacemos
mención, encontramos la indignidad
sucesoral. Al analizar esta figura, nos
debemos remontar a los inicios del
Derecho, esto es, Roma. El autor
(Valencia, 1988) manifiesta que la
indignidad tuvo su génesis como una
acción para retener la herencia o legado
adquirido al que intencionalmente
hubiere dado muerte al de cujus.
Asimismo, existían otras causales tales
Derecho a Pensar…
como la falta de persecución judicial de
los homicidas del de cujus; promesa
secreta hecha al testador para transmitir
herencia a incapaz; destrucción del
testamento del padre por parte del hijo
con el fin de heredar ab intestato, entre
otras. Todas las anteriores han venido
evolucionando,
algunas
de
ellas
conservando su esencia y otras tantas han
sido introducidas con el pasar de los siglos
y por los necesarios cambios y
actualización del Derecho.
En Colombia es la Rama Legislativa, esto
es, el Congreso de la República, el
encargado de propender por la
actualización normativa y con esto evitar
el estancamiento de normas que son
inocuas, normas que no serán aplicables o
normas que simplemente carecen de
fundamentos jurídicos. Dentro del
desarrollo de la presente investigación se
evidenciará una muy marcada distinción,
en cuanto a efectos, de las diferentes
figuras dentro del proceso sucesoral y la
forma en que afectan el patrimonio de los
sujetos que allí intervienen.
La indignidad, entendida como una
sanción civil que afecta a una persona que
pudiere ser beneficiada con la sucesión
del causante, produce efectos de
exclusión de la herencia sobre la persona
que haya atentado contra la vida, bienes y
honra
del
de
cujus.
Asimismo,
encontramos plenamente acertada la
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definición del tratadista Pedro Lafont
quien acota que:
“La indignidad es aquella sanción civil de
pérdida total o parcial de derechos
sucesorales, impuesta por la ley y que
debe ser declarada judicialmente contra
aquel asignatario que ha cometido ciertos
actos u omisiones que eliminan o
disminuyen su mérito para recoger o
retener la asignación que le ha sido
deferida con respecto a cierto causante”
(Lafont, 2003).
Ahora bien, la exclusión que produce esta
figura necesita el acaecimiento de varias
circunstancias
fácticas,
las
cuales
verdaderamente definirán si el agresor
será separado de su porción dentro de la
sucesión del causante. El artículo 1025 del
Código Civil establece cuales son las
causales de indignidad, sin embargo cada
una de ellas lleva un contenido particular
y diferenciador entre ellas. Algunos de
estos radican en quien comete la falta,
contra quien se comete la falta y cuando
se comete la falta. De ahí que podamos
plantear la siguiente pregunta problema:
¿Las normas jurídicas civiles vigentes
sobre indignidad para suceder vulneran
los derechos de los herederos dentro de
un proceso de sucesión?
Este artículo propende por dar respuesta
a esta pregunta, para ello sintetiza un
Derecho a Pensar…
análisis del marco jurídico y teórico de la
sucesión, la figura de la indignidad para
suceder y su marcada distinción respecto
de otras figuras que frecuentemente son
confundidas.
Asimismo,
pretende
caracterizar las importantes y marcadas
diferencias entre la Indignidad con las
demás figuras intervinientes dentro del
proceso de sucesión, tales como la
incapacidad y el desheredamiento. La
utilidad
y
pertinencia
de
esta
investigación, radica en la exploración
conceptual jurídica que se realiza en torno
a los efectos, causas y diferencias de la
indignidad con las demás y más
importantes acciones sucesorales, dentro
de la normatividad legal vigente en
nuestro ordenamiento jurídico.
Para alcanzar estos objetivos, en el primer
apartado se mostrará el marco jurídico y
normativo de la indignidad, las causales
según el artículo 1025 del código civil
colombiano, las demás causales no
contempladas en el artículo 1025 del
código civil colombiano, y además las
novedades introducidas por la ley 1306 de
2009. Asimismo y no menos importante,
se abordará el estudio sobre los efectos
de la declaratoria judicial de indignidad y
la forma de extinción de ésta.
Posteriormente evidenciaremos que el
documento contiene una descripción del
desheredamiento, la incapacidad e
indignidad;
el
concepto
de
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desheredamiento y sus requisitos; de
igual manera y con base en la información
obtenida anteriormente, se desarrollará la
distinción entre las causales de
desheredamiento y su paralelo con las
causales de indignidad, así como también
se dilucidará la clara y completa definición
de incapacidad y su paralelo ente
incapacidad e indignidad.
Finalmente se estudiará el desarrollo
normativo y doctrinal de la figura de la
indignidad en países como Argentina y
España, con la intencionalidad de
aproximarnos de forma hermenéutica
jurídica a unas reflexiones que posibiliten
actualizar el sistema normativo en cuanto
a materia de sucesiones se refiere.
2. Aproximación histórica al concepto
de indignidad
De acuerdo a los apuntes históricos de
Carrizosa (1945) y Valencia (1988), el
origen de la indignidad se remonta al
derecho romano: la exheredatio era el
poder del padre de excluir a sus hijos,
facultad que en un principio ejercitó sin
restricciones, pero tiempo después
Justiniano lo redujo, determinando así
taxativamente las causales en la famosa
Novela 115; el ereptorium era la exclusión
de ciertos herederos, permitida por la ley,
y se configuraba por haber sido pasado en
silencio en el testamento, es decir, como
herederos preteridos.
Derecho a Pensar…
En el derecho español antiguo, las causas
genitoras de incapacidad o de indignidad
fueron muchedumbre, y ya desde las
leyes de Partida se distinguió la
incapacidad de la indignidad. Eran
incapaces los no concebidos, el hijo
abortivo, el condenado a deportación o
destierro perpetuo, el hereje, las cofradías
y colegios fundados contra derecho, los
religiosos profesos de ambos sexos, los
traidores, y otros, y eran indignas muchas
categorías de personas por motivos que
aún en día se registran.
Siguiendo la línea del derecho español, y
en concordancia con lo expuesto por el
Maestro Carrizosa (Carrizosa, 1945), el
Fuero Real trató la indignidad. En las Siete
Partidas de Alfonso el Sabio, se legisló con
más técnica, desarrollándose más
causales de indignidad, la mayoría han
sido conservadas en nuestro actual
código, pero con la distinción referida a
que, en algunas ocasiones, lo que le
correspondía al indigno pasaba a poder
del fisco y no a los respectivos herederos.
En el derecho francés no se evidencia una
legislación tan completa de la indignidad,
y es por ello que la doctrina y la
jurisprudencia de ese país han tenido que
suplir, por así llamarse, con la
interpretación doctrinal los preceptos que
entre la legislación colombiana, por
ejemplo, son expresos.
Al analizar esta figura, nos debemos
remontar a los inicios del Derecho, esto
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es, Roma. El autor (Valencia, 1988)
manifiesta que la indignidad tuvo su
génesis como una acción para retener la
herencia o legado adquirido al que
intencionalmente hubiere dado muerte al
de cujus. Asimismo, existían otras
causales tales como la falta de
persecución judicial de los homicidas del
de cujus; promesa secreta hecha al
testador para transmitir herencia a
incapaz; destrucción del testamento del
padre por parte del hijo con el fin de
heredar ab intestato, entre otras. Todas
las anteriores han venido evolucionando,
algunas de ellas conservando su esencia y
otras tantas han sido introducidas con el
pasar de los siglos y por los necesarios
cambios y actualización del Derecho.
3. Aproximación jurídica al concepto
de indignidad
Resulta práctico que antes de estudiar el
concepto de indignidad debamos traer a
colación el concepto de dignidad
sucesoral. Aguado (2001) determina que
la dignidad sucesoral es una cualidad,
calidad o situación jurídica de tipo
valorativo que califica a un asignatario,
debido a su cordial y probo
comportamiento respecto del causante,
sentimientos y bienes, así como para sus
parientes y allegados, hasta determinado
grado según las estipulaciones legales.
Derecho a Pensar…
El Código Civil colombiano en su artículo
1025 establece cuáles son las causales de
indignidad, pero en ella no se incluye su
concepto. Podemos definir la indignidad
como un castigo que la ley le impone al
heredero o legatario que ha atentado
contra la vida, bienes y honor del
causante y no ha sido perdonado.
Compartimos también el concepto del
maestro Valencia cuando manifiesta que:
“La indignidad es una pena consistente en
que el heredero o legatario pierde la
herencia o legado que le fue deferido a la
muerte del causante”. (Valencia, 1988,
p.27).
Hallamos
la
muy
acertada
conceptualización de la indignidad en la
obra del maestro Lafont (2003) quien
acota que:
“La indignidad es aquella sanción civil de
pérdida total o parcial de derechos
sucesorales, impuesta por la ley y que
debe ser declarada judicialmente contra
aquel asignatario que ha cometido ciertos
actos u omisiones que eliminan o
disminuyen su mérito para recoger o
retener la asignación que le ha sido
deferida con respecto a cierto causante”
(Lafont, 2003, p.266).
Por otra parte, Jordano (2004) y trayendo
a colación el artículo 756 del Código Civil
Español, manifiesta que puede definirse a
la indignidad sucesoria como una especie
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de privación automática, ex lege, al
ofensor, de todo derecho sobre la
herencia del causante, salvo rehabilitación
concedida por el causante ofendido, y en
virtud de la comisión por aquél de los
hechos que la ley expresamente estipula
para tal fin.
Ramírez (2003) nos brinda una definición
un poco más sencilla de entender, expresa
que no es más que una pena civil que el
Juez, no la ley, impone al responsable de
ciertos agravios inferidos al causante o a
su memoria.
3.1 Causales de indignidad según el
artículo 1025 del código civil
colombiano
Éste es considerado el artículo madre, la
génesis de la indignidad, el nacimiento de
la institución, puesto que consagra la
mayor cantidad y más importantes
causales de esta sanción civil a la que
estarán sometidos los herederos o
legatarios que afecten de algún modo y de
acuerdo con las causales que ésta
instituya, la voluntad, vida, honra y bienes
del causante.
Artículo 1025: “Son indignos de suceder al
difunto como heredero o legatarios: 1. El
que ha cometido el crimen de homicidio
en la persona del difunto o ha intervenido
Derecho a Pensar…
en este crimen por obra o consejo, o la
dejó perecer pudiendo salvarla”. Para que
pueda demandarse esta causal debe
existir
sentencia
condenatoria
debidamente ejecutoriada en la cual se de
fe que el heredero o legatario fue autor,
participe o interviniente en la conducta
punible.
Ramírez (2003) expresa que esta norma
no exige la existencia de una condena por
parte de la justicia penal para estructurar
la causal de indignidad. Manifiesta que
basta una simple sindicación para que
pueda desatarse la demanda civil de
indignidad. Al respecto es preciso
manifestar que la Honorable Corte
Suprema de Justicia y la gran mayoría de
autores de la doctrina como Lafont
(2003), Valencia (1988), etc., sostienen
que es menester la existencia de una
sentencia proferida por la justicia penal en
la que conste la intención de matar, esto
es, el animus occidendi, en cualquier
cualidad, ya bien sea autor, partícipe o
determinador. De lo anterior es preciso
concluir que, así como lo manifiesta
Carrizosa (1945), al encubridor no le es
atribuible una indignidad por cuanto su
actuación delictuosa se realizó cuando ya
el crimen estaba consumado.
Según Valencia (1988) y Lafont (2003),
quedan excluidos de esta causal los tipos
penales de homicidio culposo y homicidio
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preterintencional. Este último se descarta
como determinante para la configuración
de la causal primera, sin embargo no
queda exceptuado para la configuración
de la causal segunda de la norma
estudiada aquí.
Con respecto a otra modalidad del
homicidio, ésta es la del homicidio por
piedad, al igual que lo que propone Lafont
(2003), no es otra distinta a la de excluirla
como concluyente de esta causal, puesto
que la intención del infractor, en este caso
el heredero o legatario, no es la de
terminar con la vida del causante por un
motivo personal, abyecto, fútil o
económico sino por la de acabar con un
sufrimiento incurable tal y como reza en
el estatuto represor colombiano:
“Articulo 106. Homicidio por piedad. El
que matare a otro por piedad, para poner
fin a intensos sufrimientos provenientes
de lesión corporal o enfermedad grave e
incurable, incurrirá en prisión de dieciséis
(16) a cincuenta y cuatro (54) meses.”
En la cuestión de la tentativa de
homicidio, algunos tratadistas como
Valencia (1988) manifiestan que la ley
castiga únicamente la intención de matar
y es por ello que con la tentativa se
configura la causal primera; contrario al
pensamiento de éste, consideramos que
no habría lugar a consumarse la primera
Derecho a Pensar…
causal por dos situaciones; la primera: de
haber sido voluntad del legislador castigar
la intención de matar, así lo habría
expresado en el tenor literal del artículo
1025 del Código Civil colombiano en su
numeral primero; y la segunda: al haber
inferido daño con la intención de matar al
causante, se estaría ante la causal
segunda del artículo indicado. Es
importante recalcar que no se trata que el
legislador no castigue con la indignidad al
que cometa homicidio en grado de
tentativa, sino que se plantea en una
causal distinta a la primera.
Artículo 1025: “Son indignos de suceder al
difunto como heredero o legatarios: 2. El
que cometió atentado grave contra la
vida, el honor o los bienes de la persona
de cuya sucesión se trata, o de
su cónyuge o de cualquiera de sus
ascendientes o descendientes, con tal que
dicho atentado se pruebe por sentencia
ejecutoriada”
Carrizosa (1945) sostiene que esta causal
contiene tres diferentes tipos de agravios:
el atentado grave contra la vida, contra el
honor y contra los bienes del causante, o
de sus parientes. Constituyen atentados
graves contra la vida los delitos de
lesiones personales y los que en general
pongan en riesgo la vida e integridad del
causante. Asimismo, se incluye el delito
de homicidio en grado de tentativa.
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Respecto de los atentados contra los
bienes del difunto, considera Carrizosa
(1945) que deben ser delitos graves, esto
es, que se disminuya en fuerte proporción
la fortuna del causante o cuando se haya
causado un perjuicio irremediable o de
inmensas dimensiones.
Diferimos de la interpretación que hace
Carrizosa (1945) por cuanto no se trata
aquí de hacer un examen de la extrema
gravedad respecto de las conductas, sino
de hacer una interpretación lógica de la
intención del legislador, esto es, que al
referirse a la palabra grave, se debe dar
una connotación de riesgo y desafío
frente a la voluntad del causante y no
respecto a la disminución, por ejemplo,
del patrimonio del de cujus. Partiendo de
la teoría de Carrizosa (1945), si un
asignatario comete atentado, no grave
pero si significativo, respecto de los
bienes del causante, estaría entonces
causando un perjuicio en el patrimonio de
los demás herederos pues no se entraría a
repartir el monto real, sino el disminuido
como consecuencia de su reprochable
comportamiento, y así se estaría
premiando ello otorgándole la parte que
le correspondiera si no hubiese atentado
contra los bienes del causante.
De igual manera sostiene Lafont (2003),
que por lo general todas estas conductas
generadores
de indignidad suelen
Derecho a Pensar…
cometerse en vida del causante, pero
excepcionalmente pueden darse con
posterioridad a su fallecimiento, caso en
el cual corresponderá al juez determinar si
constituye ofensa al causante.
Suárez (2003) sostiene que no puede
haber o no se constituye indignidad
cuando se atenta contra el patrimonio del
causante si éste ya murió, sino que
vendría a ser una falta en contra del haber
de los herederos individualmente
considerados.
Acertadamente
el
legislador contempló que para que se
establezca esta causal debe existir
sentencia condenatoria debidamente
ejecutoriada en la que se pruebe el
agravio. En este caso dicha decisión no
debe ser necesariamente proferida por la
justicia penal.
“Constituyen atentados graves contra el
honor los delitos de injuria y calumnia
(Valencia, 1988, p.60); y en materia civil,
el adulterio cometido por alguno de los
cónyuges” (Corte Suprema de Justicia,
Sala Casación Civil, Sentencia mayo 17/90)
(Corte Constitucional Sentencia C-660 de
junio 8 de 2000).
Constituyen atentado contra los bienes los
delitos contra el patrimonio económico o
contra la propiedad. Artículo 1025: “Son
indignos de suceder al difunto como
heredero o legatarios: 3. El consanguíneo
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dentro del sexto grado inclusive que en el
estado de demencia o destitución de la
persona de cuya sucesión se trata, no la
socorrió pudiendo”.
Resulta menester que concurran varias
situaciones fácticas para que se configure
efectivamente esta causal. En primer
término, es necesario que el causante se
hallare en situación de destitución o
auxilio material o moral y en segundo
término, que el heredero o legatario
pudiendo socorrerlo no lo hubiere hecho.
Ahora bien, cuando hablamos del
“consanguíneo dentro del sexto grado
inclusive”, dichos consanguíneos pueden
ser, según Lafont (2003), en línea recta o
colaterales.
Asimismo, Carrizosa (1945) sostiene que
socorrer a los parientes que se
encuentran en estado de demencia o
destitución vendría a ser un deber jurídico
si respecto de aquellos se tiene obligación
alimentaria, para lo cual expresa que
simplemente se trata de un deber familiar
y moral, no provisto por la acción civil, dar
socorro a los colaterales. Por otra parte,
Ramírez (2003) sostiene que la obligación
moral de dar socorro no comprende
cabalmente
la
ayuda
alimentaria
comprensiva de manutención, etc., sino
de una ayuda acorde a las posibilidades
de la persona que se hallare en mejor
situación.
Derecho a Pensar…
Es preciso hacer una acotación con
respecto a sobre quienes puede recaer la
indignidad de este numeral. En Colombia,
y tal como lo estudiamos en el primer
capítulo relativo a los órdenes
sucesorales, el grado máximo de
consanguinidad es el sexto, de tal suerte
que, si estamos frente a una sucesión
abintestato, solo se podrá demandar la
indignidad hasta el tercer grado, pues ésta
no se extiende más allá de este. Ahora
bien, si estamos frente a una sucesión
testada, ya podrían, bien a voluntad del
causante, ser instituidos los parientes
pertenecientes al cuarto, quinto y sexto
orden respectivamente, y asimismo
quedarían acogidos por la causal de
indignidad contemplada en el numeral de
estudio.
Lafont (2003) critica este numeral, pues
considera que se halla un gran vacío al no
contemplar dentro de tales personas al
cónyuge causante, quien jurídicamente y
a la luz de la legislación penal colombiana
no tiene un vínculo de consanguinidad.
Para los efectos de esta causal, debe
entenderse por destitución:
“…que dicho estado se asimila al de
privación material o económica, o de
pobreza, o de abandono físico o moral, en
tanto
que,
como
enseña
la
jurisprudencia, el socorro que allí se
reclama
no puede
entenderse
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exclusivamente en sentido de prestación
material, puesto que puede ser más
interesante
la
ayuda
moral,
la
preocupación del consanguíneo para
evitarle perjuicios de tal índole a su
pariente, dentro del grado señalado"
(Gaceta Judicial., LXIV, 648).
La Honorable Corte Suprema de Justicia
mediante Sentencia fechada Junio 30/98.
Exp. 4832 M.P. Jorge Antonio Castillo
Rugeles, estableció que pueden ser
indignos de heredar a sus hijos fallecidos
los padres que los abandonaron: Artículo
1025: “Son indignos de suceder al difunto
como heredero o legatarios: 4. El que por
fuerza o dolo obtuvo alguna disposición
testamentaria del difunto o le impidió
testar”
Ramírez
(2003)
sostiene
que
independientemente de la persona que
ejerza fuerza o la disposición arrancada
con dolo, estos comportamientos
acarrean nulidad absoluta de dicha
disposición testamentaria; ahora bien, si
dichos actos generadores de indignidad
son cometidos por un heredero, entonces
habría incurrido en causal de indignidad.
Es importante anotar que, en el caso de
ser declarada nulo total o parcialmente
dicha disposición testamentaria, el
signatario perderá su asignación testada y
además no podrá, igualmente, suceder
abintestato o por testamento otorgado
con anterioridad.
Derecho a Pensar…
Al respecto, Lafont (2003) sostiene que no
hay lugar a indignidad cuando la fuerza o
el dolo no fueron eficaces para generar el
efectivo otorgamiento de la asignación
testamentaria, es decir, no se castiga la
mera intención, esto es, la tentativa.
Asimismo sustenta que la otra conducta
generadora de indignidad, en este
numeral en particular, es la referida al
empleo de fuerza o dolo para impedir
otorgar testamento.
Tiene razón de ser esta causal, por cuanto
vulnera la libertad que tiene el causante
para testar. Ahora bien, el punto
controversial y de muy poca aplicabilidad
por la misma naturaleza jurídica del
asunto es lo que plantea el Artículo 1025:
“Son indignos de suceder al difunto como
heredero o legatarios: 5. El que
dolosamente ha detenido u ocultado un
testamento del difunto, presumiéndose
dolo por el mero hecho de la detención u
ocultación”. En este orden de ideas,
Ramírez (2003) después de un dedicado
estudio histórico-jurídico, expresa que
encontramos aquí la novedosa teoría del
dolo presunto, además que para que se
constituyera esta causal debíamos estar
frente a un testamento cerrado, dado que
para la época de la creación del
Código, era el único fuera del protocolo
notarial, y es por ello
que un
testamento público no sería susceptible
de
ocultamiento
desde
ningún
punto de vista.
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Para Lafont (2003), es necesario que el
testamento se encuentre en poder
material de la persona, que anteriormente
podía ser un particular o un notario, pero
que con el artículo 59 del Decreto 960 de
1970 debe ser el notario ante quien se
otorgó. Asimismo define la ocultación
como: “Falsificación parcial o total de un
testamento con lo cual se pretende
ocultar la ejecución de la voluntad de
difunto emitida expresamente por un
testamento, o tácitamente por medio de
la sucesión abintestato”. (Lafont, 2003,
p.267).
Para Carrizosa (1959) la presunción de
dolo que se establece por la sola
detención u ocultación, invierte la carga
de la prueba, poniendo al ocultado en el
trance de ser forzado a probar su buena
fe, su ausencia de dolo si quiere
sustraerse de la pena de la indignidad.
Finalmente acota Ramírez (2003), que
esta norma, al igual otras tantas en
materia de sucesión, ha caído en
obsolescencia pues el sobre que contiene
el testamento cerrado debe estar en
manos del notario, por lo cual esta causal
es de imposible ocurrencia.
3.2 Efectos de la declaratoria judicial
de indignidad
En cuanto a sus efectos, encontramos que
la indignidad no produce efectos ipso jure,
Derecho a Pensar…
esto es, debe ser declarada judicialmente
mediante sentencia por medio de la cual
se reconozca la falta de mérito para
heredar al de cujus. Para Aguado (2001),
con respecto a los interesados en la
exclusión del heredero o legatario
presuntamente indigno, se entiende que:
“La acción de indignidad corresponde a
toda persona que como consecuencia de
la exclusión del indigno sea llamada a
recoger la asignación o a incrementar la
suya” (Aguado, 2001, p. 84)
Los también llamados coherederos del
indigno, quienes son conjuntamente
llamados con él, son precisamente
quienes más interés tienen, pues dividirán
la herencia entre menos cabezas.
Asimismo,
los
herederos
podrán
demandar la indignidad del legatario y así
eximirse del pago de una deuda
testamentaria adicional. Con relación al
indigno, con posterioridad a la
declaratoria de indignidad judicial, éste
deberá restituir la asignación a la que fue
acreedor con los respectivos frutos y
accesorios, si es el caso. Como
consecuencia de lo anterior, se reputa no
haber sido heredero o legatario nunca.
Al realizar una lectura del artículo 1034
del Código Civil, encontramos que a los
herederos del indigno se le transmite la
herencia o legado pero con el mismo vicio
de indignidad al que su autor se hizo
merecedor, lo cual resulta inequitativo, en
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el entendido de que si se está frente a un
castigo civil que sobreviene como
consecuencia de un acto en contra de la
vida, bienes u honra del de cujus y que
estos comportamientos son meramente
personales, la sanción asimismo, debería
cobijar única y exclusivamente a quien
comete la infracción y no a quienes de
buena fe adquieren la calidad de
herederos por la imposibilidad del titular
de la asignación para aceptarla.
Con
posterioridad
de
habérsele
transmitido la herencia o legado con el
vicio que le fue trasladado, los nuevos
asignatarios deberán purgar la indignidad
por diez (10) años durante los cuales se
encuentran a la merced de las
consecuencias de la acción de indignidad
que alguno de los interesados incoe: “De
haber sido declarada judicialmente la
indignidad, los asignatarios revestidos del
vicio, deberán restituir la herencia como
debería hacerlo el propio difunto si
viviera” (Carrizosa, 1959, p. 133).
Con respecto a los efectos relativos a
terceros tal como lo establece el artículo
1033 del Código Civil: “Artículo 1033.
Acción de indignidad y terceros de buena
fe: La acción de indignidad no pasa contra
terceros de buena fe”.
Carrizosa (1959) manifiesta que la
sentencia no tiene efectos ex tunc, sino ex
Derecho a Pensar…
nunc. El indigno ha sido verdadero
heredero hasta el fallo; todos los actos
ejecutados por él lo han sido por un verus
dominus, sin que pueda admitirse que los
interesados tengan acción alguna contra
esos terceros, causahabientes de buena fe
del indigno.
3.3. Extinción de la indignidad
Según Aguado (2001), dos causas dan
lugar a la extinción de la indignidad: El
perdón del ofendido y por la prescripción:
Artículo 1032: “La indignidad se purga en
diez años de posesión de la herencia o
legado”. El verbo “purgar” viene del latín
“purgare” que significa liberar o purificar,
entonces se entiende por purga de la
indignidad como el despojo del vicio al
que se hizo acreedor el asignatario.
Para Ramírez (2003), la indignidad es algo
más que simple prescripción, susceptible
a la vez de interrupción y suspensión que
no afectan a aquella. Simplemente el
heredero indigno debe gozar la posesión
legal de los bienes de la herencia por el
tiempo que establezca la ley, en este caso
de diez (10) años, para que la asignación
quede purgada para sí y para sus
sucesores, pues ésta se transmite a sus
herederos tal y como lo estudiamos en el
presente capítulo. Los diez años que
establece la ley hacen referencia al
tiempo de posesión legal y se contabilizan
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desde que se defiere la herencia. Con
respecto a la purga, manifiesta Carrizosa
(1945) que no se debe entrar a confundir
la posesión de legado con la posesión de
la cosa legada.
Asimismo y siendo el Código Civil
colombiano una copia del Código Civil
chileno, resulta importante resaltar que
en ese país se ha modernizado de alguna
manera y en algún grado la ley, y
actualmente la purga de la indignidad es
de cinco (5) años de posesión legal de la
herencia. Tenemos entonces según el
maestro Lafont (2003), el saneamiento o
perdón del ofendido, que a su vez puede
ser expreso o tácito. Es expreso cuando el
testador voluntaria y expresamente
manifiesta el perdón del indigno o declara
que éste es merecedor de sucederle,
inclusive cuando no le deje asignación
alguna.
Es tácito cuando el testamento se otorga
con posterioridad a la fecha del
acaecimiento de la causal de indignidad,
pues se presume que el causante tuvo
conocimiento del acto indigno y sin
embargo su voluntad fue la de incluir al
indigno en su testamento. En relación a
este punto específico, Lafont (2003)
sostiene que las más importantes
características y requisitos de dicho
perdón son que el hecho generador de
indignidad
haya
acontecido
con
Derecho a Pensar…
anterioridad al otorgamiento de la última
voluntad del causante. De lo contrario no
podría darse el perdón.
En
este
punto,
Lafont
(2003)
acertadamente expresa que así se
consagre un perdón para la indignidad,
existen causales que simplemente son
imperdonables, no por el mero hecho o la
gravedad del acto, sino por la
imposibilidad física y material de
consumar dicha rehabilitación. Este es el
caso de la indignidad contenida en el
numeral primero del artículo 1025 del
Código Civil colombiano la cual trata del
homicidio en la persona del causante:
“Que el testamento sea otorgado después
de la comisión del hecho que constituya la
causal de indignidad, sin contar con que
se haya concedido o no”.
Llegamos a un punto verdaderamente
curioso, he aquí la real práctica jurídica
que desarrollan los profesionales del
derecho: si el testador otorga su
testamento con posterioridad al hecho
que hizo al heredero indigno, aun sin
saber del acaecimiento del acto, se
entiende perdonado ¿Cómo es posible
esto? Respuesta sencilla y la cual se
infiere desde los conocimientos básicos
del primer año de Derecho en todas las
facultades del mundo; estamos frente de
una presunción de Derecho, lo que
palabas más palabras menos, indica que
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Derecho a Pensar…
aun si los herederos que demanden la
indignidad
logran
probar
satisfactoriamente, llevando al juez a la
verdad más allá de toda duda y con
muchos esfuerzos jurídicos y probatorios,
que el agente acreedor de la sanción de
indignidad engañó o, inclusive, el testador
nunca supo de las ocurrencias de estas
conductas, nada puede hacer el Juez o los
herederos más que aceptar que a éste se
le admita y adjudique la parte de la masa
herencial que le corresponda.
características de cada una de ellas y así
evitar que el profesional del derecho
incurra en yerros de naturaleza
interpretativa. En este sentido, el artículo
1265 del Código Civil establece que:
No es posible hablar acerca de la licitud
de esta norma, que por ser legal se
presume justa, sin embargo sí podemos
analizar y decir abiertamente y con total
conocimiento jurídico, que a todas luces
estamos frente a una norma inequitativa,
injusta e inclusive, redactada sin el
verdadero estudio de las consecuencias
jurídicas que traería para el detrimento
patrimonial de los herederos dignos de
suceder al difunto y de la masa sucesoral
en general.
Como manifiesta el jurista Lafont (1984),
este desheredamiento es una sanción que
el testador le impone a un legitimario por
haber degradado o suprimido el mérito
para sucederle en toda o parte de su
cuota. Para que pueda producir efectos un
desheredamiento, es menester que exista
un testamento otorgado con todas las
solemnidades y requisitos de ley. Trae
Lafont (2003) una categorización de los
requisitos
de
eficacia
del
desheredamiento, los cuales serán
expuestos brevemente a continuación.
4. Distinción entre desheredamiento,
incapacidad e indignidad
Acorde a lo propuesto en los objetivos de
la presente investigación, entraremos a
estudiar las figuras del desheredamiento,
incapacidad e indignidad, con el fin de
dilucidar cuales son las principales
“Desheredamiento es una disposición
testamentaria en que se ordena que un
legitimario sea privado del todo o parte
de su legítima. No valdrá el
desheredamiento que no se conformare a
las reglas que en este título se expresan.”
En primer término, es menester la
existencia de un testamento para poder
hablar de desheredamiento. Resulta tan
severo
este
requisito,
que
el
desheredamiento que se haya otorgado
en testamento y éste último haya sido
declarado nulo o inejecutable, será nulo
igualmente
el
desheredamiento
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contenido ahí. De igual forma, es
necesario que dicho desheredamiento sea
por medio de un testamento y no por
medio de una escritura pública
convencional, lo que hace a esta figura
exclusiva de la sucesión testamentaria.
En cuanto a los legitimados en la causa
por activa, encontramos al testador quien
es a la vez el mismo desheredador.
Respecto de las personas sobre quien
puede recaer el desheredamiento,
encontramos a un titular de la asignación
forzosa de la legítima, es decir, un
legitimario. Se excluyen de este concepto
a los que no hacen parte de la legítima,
pues sencillamente no habría lugar a
desheredarlos sino sólo con la exclusión
del nuevo testamento sería suficiente. El
legitimario,
llamado
también
desheredado, debe existir naturalmente y
sobrevivir al causante, esto es, existir
antes,
durante
y
después
del
otorgamiento del testamento.
A diferencia de la indignidad, que puede
producir efectos tanto en una sucesión
testamentaria o ab intestato, el
desheredamiento solo produce efectos en
la sucesión testamentaria. En este punto
es preciso hacer una acotación respecto a
que la indignidad sí puede recaer sobre un
asignatario no forzoso, pues cualquiera de
ellos pudo haber estado envuelto dentro
de una de las causales de indignidad que
la ley tiene previstas.
Derecho a Pensar…
5. Causales de desheredamiento y su
paralelo con las causales de
indignidad
El desheredamiento debe fundarse en las
causales que contemplan el artículo 1266
del Código Civil y las cuales se asemejan a
las que prevé la ley para la indignidad, que
rezan:
«1. Por haber cometido injuria grave
contra el testador en su persona, honor o
bienes, o en la persona, honor y bienes de
su cónyuge o de cualquiera de sus
ascendientes
o
descendientes»
(Legítimos).
Lafont (2003) sostiene que se debe tener
en cuenta la actitud del desheredador en
el sentido de que después de haber hecho
un juicio valorativo, éste decidió proceder
con la desheredación pues consideró
grave dicho comportamiento. Agrega, que
en caso de que el testador afirme, en el
acto de desheredación, que la conducta
no es grave, entonces sería inválido pues
iría en manifiesta contradicción con la ley.
Resulta tan importante ese examen
valorativo, que el desheredado al
demandar dicha sanción, el juez debe
entrar a valorar lo que para el difunto fue
grave, pero que no necesariamente
jurídicamente lo sea, y como resultado de
ello pueda ser declarada inválida dicha
estipulación.
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2. Por no haberle socorrido en estado de
demencia o destitución, pudiendo.
Esta causal es exactamente igual a la que
estudiamos en el capítulo segundo en lo
referente a las causales de indignidad
contemplada en el artículo 1025 del
Código Civil colombiano.
3. Por haberse valido de fuerza o dolo
para impedirle testar.
De lo establecido en este numeral, se
colige necesariamente que a pesar de
haberse valido de fuerza o dolo, el
causante pudo otorgar satisfactoriamente
el testamento.
Lafont (2003) trae una clara definición de
lo que considera “impedir testar”.
“Aquella conducta violenta o dolosa que
obstruye el otorgamiento de un
testamento con las exigencias legales” 4.
Por haberse casado sin consentimiento de
un ascendiente o sin el de la justicia en
subsidio, estando obligado a obtenerlo.
Los
ascendientes
podrán
ser
desheredados por cualquiera de las tres
(3) primeras”. (Lafont, 2003, p. 285).
En este caso encontramos que se trata de
alguna manera sobre los efectos civiles
que produce el no tener dicho
consentimiento por parte del causante.
Derecho a Pensar…
Inclusive se extienden estos efectos al
matrimonio católico en virtud del
concordato de 1973, el cual fue aprobado
por la Ley 20 de 1974.
Ahora bien, partiendo de las directrices
impartidas por la jurisprudencia y de los
conocimientos de los doctrinantes,
mencionaremos cuáles son las principales
diferencias del desheredamiento con la
figura de la indignidad sucesoral:
 El desheredamiento produce efectos
respecto de una sucesión testada,
mientras que la indignidad puede
producir efectos en cualquier sucesión.
 El sujeto activo del desheredamiento
es únicamente el testador y el pasivo
debe ser un legitimario, mientras que
en la indignidad cualquier heredero
puede adelantar la acción y el sujeto
pasivo puede ser un legitimario o un
legatario.
 El desheredamiento tiene por objetivo
la legítimas, mejoras y alimentos,
mientras que la indignidad, por su lado,
afecta herencias, legados y porción
conyugal.
 La indignidad debe ser declarada
judicialmente; el desheredamiento
puede
aceptarse
expresa
o
tácitamente. (Lafont, 1984, pág. 300).
 La indignidad por regla general es total;
el desheredamiento puede ser parcial o
total.
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6. Reflexiones desde el análisis de
derecho comparado
Para Azpiri (1991), la vocación sucesoria
es el llamamiento hecho por la ley o por la
voluntad del causante a una persona para
que reciba una herencia determinada.
Asimismo, es uno de los tres elementos
de la transmisión por causa de muerte y
que es precedida por la apertura de la
sucesión y seguida por la aceptación de la
herencia.
Lo anterior implica que, para que la
transmisión se perfeccione, debe haber
muerto el causante, debe existir un
llamamiento a esa herencia y debe mediar
aceptación por parte del llamado a
suceder. Sostiene Maffía (1997), que la
vocación constituye el llamamiento de un
sucesor a una sucesión determinada,
llamamiento
que
presupone
necesariamente como sustento previo la
capacidad de llamarlo. De igual forma
establece que la vocación sucesoria
reconoce como fuente una disposición
legal que la otorga en función de
determinada relación de parentesco, o en
mérito al vínculo conyugal, o bien, por
último, en virtud del llamado que puede
realizar el causante mediante el acto de
última voluntad.
La norma Argentina establece que para
que la vocación sucesoria pueda ser
Derecho a Pensar…
eficaz, esto es, que permita recibir la
herencia por parte del sucesible, es
necesario que se cumpla con algunas
condiciones tales como:
 La persona llamada a recibir la herencia
debe existir al momento de la muerte;
si se trata de una fundación, debe
haber una disposición expresa en el
testamento para crear la misma.
 La existencia del sucesor debe ser
cierta.
 El llamamiento debe subsistir cuando la
sucesión se abre, porque una vocación
sucesoria que existió con anterioridad
a la muerte carece de eficacia si no se
mantiene hasta ese momento.
 Es menester que dicha vocación
sucesoria no se encuentre contrariada,
pudiendo esto ocurrir por voluntad del
sucesor, por sentencia judicial o por
disposición legal.
Sostiene Maffía (1997), que existen cuatro
causales de exclusión de la vocación
sucesoria.
Estos
se
encuentran
consagrados en los artículos 3573, 3574 y
3575 del Código Civil argentino, y el
artículo 6 de la Ley 17711, y serán
resumidos a continuación.
o El establecido en el artículo 3573, hace
referencia al matrimonio in extremis,
esto es, la privación de la vocación
sucesoria cuando hallándose enfermo
uno de los cónyuges al celebrar
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matrimonio,
muriese
de
esa
enfermedad dentro de los treinta días
siguientes, salvo que el matrimonio se
hubiere celebrado para regularizar una
situación de hecho.
o En el caso de que los cónyuges
estuvieran separados por sentencia de
juez competente, el que hubiere dado
causa al divorcio no tendrá ningún
derecho sucesorio. Tampoco los tendrá
el inocente, si con posterioridad a la
sentencia viviere en concubinato o
incurriere en injurias graves contra el
otro cónyuge (Artículo 3574).
o Cesa también la vocación entre los
cónyuges, según el artículo 3575, si
viviesen separados de hecho sin
voluntad de unirse o estuvieran
provisoriamente separados por juez
competente. Si la separación fuera
imputable a uno solo de ellos, el
inocente conserva su vocación siempre
que no incurriere en adulterio o grave
inconducta moral.
o Con relación a los matrimonios
disueltos durante la vigencia de la ley
14394, la ley 17711 ha establecido el
mantenimiento
de
la
vocación
sucesoria del inocente, la que perderá
si hubiere pedido la disolución del
vínculo, contraído nuevas nupcias o
incurrido en actos de grave inconducta
moral.
Derecho a Pensar…
Ahora bien, saliendo de la órbita general y
entrando a estudiar la figura de la
indignidad como tal, es preciso manifestar
que para López (1991), la indignidad no es
una incapacidad para suceder, sino que se
trata de una causa que contraría la
vocación sucesoral. En este sentido
sostiene Azpiri, que:
“La indignidad puede ser definida como la
exclusión de la herencia decretada contra
un heredero o legatario por una sentencia
judicial en virtud de una causa legal.”
(Azpiri, 1991, p.87)
Asimismo, sostiene Azpiri (1991) que la
indignidad contraría la vocación sucesoria
y por ello es una causa que impide
mantener la herencia a la cual el heredero
había sido llamado por la ley o el testador.
Dicha sanción civil tiene como
fundamento un castigo objetivamente
formulado por el ordenamiento jurídico
hacia determinadas conducta que, según
el legislador, son disvaliosas. Constituyen
agresiones o menoscabo a la integridad, a
la libertad, al honor, a la salud, a las
afecciones y a la memoria del causante.
Maffía (1997) trae un concepto que
expresa todos los aspectos esenciales de
esta figura objeto de estudio.: «…sanción
operada por medio de sentencia judicial y
a petición de los legitimados activamente,
en virtud de la cual se produce la
caducidad de la vocación sucesoria y hace
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que el declarado indigno sea excluido de
la sucesión”»(Maffía, 1997, p.75).
En cuanto a la naturaleza jurídica de la
indignidad en la legislación argentina,
expresa Azpiri (1991), que a pesar de que
Vélez Sarsfield, redactor del Código Civil
argentino, comienza el artículo 3291 con
la frase “son incapaces de suceder como
indignos…” y que ubica el tema dentro del
subtítulo “De la indignidad para suceder”,
es evidente que no se trata de una
incapacidad sino de una causa que
contraría
la
vocación
sucesoria
impidiendo que el heredero retenga la
herencia.
Entonces, no es una incapacidad porque
el posible indigno recibe la herencia y
puede mantenerla mientras nadie
demande y no haya sentencia, y aun en el
caso de demanda, si ha mediado perdón o
la posesión hereditaria por más de tres
años, porque la misma queda purgada y
no puede ser decretada. Es por ello que, si
mantiene la herencia goza de capacidad
para suceder y si la puede perder, se
afecta el llamamiento a esa herencia en
particular y no respecto de otras. Lo
anterior teniendo como fundamento el
artículo 3303 de la codificación argentina.
La jurisprudencia argentina ha establecido
que las causales de indignidad contenidas
en los artículos 3291 a 3296 tienen
Derecho a Pensar…
carácter taxativo (1), La acción debe
deducirse en juicio ordinario, aunque haya
sentencia criminal pasada en autoridad de
cosa juzgada (2), y pendiente el juicio
criminal por homicidio, debe suspenderse
el
pronunciamiento
civil
sobre
indignidad (3).
La normatividad argentina contempla las
siguientes causales de indignidad:
• El homicidio o en la tentativa de
homicidio contra el causante, su
cónyuge o descendientes.
• Omisión de la denuncia de la muerte
violenta del causante.
• Acusación criminal contra el causante.
• Adulterio con la mujer del causante.
• Abandono del difunto cuando se
hallare demente.
• Atentado contra la libertad de testar.
Con respecto a la causal primera, esta es,
la referente al homicidio, expresa el
artículo 3291 del Código Civil argentino
que:
Art. 3.291. Son incapaces de
suceder como indignos, los condenados
en juicio por delito o tentativa de
_______________
1.
2.
3.
Jurisprudencia Argentina #53-682.
Jurisprudencia Argentina #1948-I-210.
La ley #27-141
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homicidio contra la persona de cuya
sucesión se trate, o de su cónyuge, o
contra sus descendientes, o como
cómplice del autor directo del hecho. Esta
causa de indignidad no puede ser
cubierta, ni por gracia acordada al
criminal, ni por la prescripción de la pena.
Es evidente la gravedad de la ofensa que
justifica la sanción de indignidad. El hecho
determinante es el homicidio o la
tentativa de homicidio, por lo que tiene
que haber sucedido la consumación en un
caso o, por lo menos, el comienzo de la
ejecución, en el otro; los actos
meramente preparatorios no encuadran
dentro de la causa. El homicidio tiene que
haber sido doloso par que pueda ser
considerado excluyente de la vocación
sucesoria. Ninguna modalidad equivalente
al homicidio culposo puede provocar
indignidad.
Derecho a Pensar…
Esta causal tiene tan sólo importancia
histórica y carece de aplicación práctica,
ya que resulta en extremo difícil que una
autoridad no haya procedido de oficio
frente a una muerte violenta. La exigencia
que trae esta norma se reduce a la simple
denuncia a la justicia, sin que sea
menester que designe expresamente la
persona que ha cometido el crimen, si lo
supiere. La norma expresamente exceptúa
de la obligación de denunciar a los
ascendientes, descendientes, cónyuges o
hermanos del homicida, resultando
indiferente que el parentesco sea legítimo
o extramatrimonial, ya que la ley no
distingue. Estas son las mismas personas
que el estatuto represor argentino exime
de penalidad como encubridores.
Con respecto a la segunda causal es
preciso transcribir la norma, la cual reza:
La tercera causal a estudiar está
consignada así: Art. 3.293. Lo es también
el que voluntariamente acusó o denunció
al difunto, de un delito que habría podido
hacerlo condenar a prisión, o trabajos
públicos por cinco años o más.
Art. 3.292. Es también indigno de suceder,
el heredero mayor de edad que es
sabedor de la muerte violenta del autor
de la sucesión y que no la denuncia a los
jueces en el término de UN (1) mes,
cuando sobre ella no se hubiese
procedido de oficio. Si los homicidas
fuesen ascendientes o descendientes,
cónyuge o hermanos del heredero, cesará
en éste la obligación de denunciar.
Se configura la causal tanto con la
acusación como con la denuncia, y en
este supuesto tiene que haber sido
voluntaria porque, cuando se ha obrado
en virtud de un deber legal, no puede
haber indignidad. Lo que realmente
interesa es el ejercicio del derecho a
denunciar, esto es, que se inicie el
proceso penal independientemente del
resultado de este. Asimismo, el delito que
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se imputa al difunto tiene que tener una
pena máxima de cinco años o más,
porque la referencia a este hecho tiene
por fin determinar el delito involucrado y
no que exista efectivamente una condena
por ese plazo.
La cuarta causal fue establecida por Vélez
Sarsfield así: Art. 3.294. Es igualmente
indigno el condenado en juicio por
adulterio con la mujer del difunto.
Debemos entonces formular dos aspectos
sobre la norma. El primero, que al exigirse
una condena en juicio se establece el
requisito de una sentencia dictada en
sede penal. El requerimiento guarda
coherencia con lo dispuesto al considerar
delito de homicidio. Ahora bien, en
segundo término, debe marcarse que el
precepto se refiere únicamente al
cómplice por adulterio con la mujer lo
que expresa un inequitativo concepto de
fidelidad conyugal. Ello ha llevado a que
se sostuviera que la sanción alcanza por
igual no sólo al cómplice de la mujer, sino
también la del marido, ya que la
semejanza de las situaciones haría que el
distingo se tradujera en un agravio a la
moral, a la equidad y al buen sentido.
La quinta causal establece: Art. 3.295. Lo
es también el pariente del difunto que,
hallándose éste demente y abandonado,
no cuidó de recogerlo, o hacerlo recoger
en establecimiento público.
Derecho a Pensar…
Lo primero que hay que establecer es el
alcance de la palabra pariente; se debe
entender como sinónimo de heredero y,
por lo tanto, involucra a todos los
llamados por la ley o por el causante a
recibir herencia. Por otro lado, resulta
más acertado la interpretación de la
palabra en su sentido más literal; es decir
que quedan comprendidos los parientes
llamados por la ley a recibir la herencia, y
de esta interpretación resultan dos
situaciones particulares: el cónyuge que
no es pariente no es pasible de
indignidad, pero si se presenta la situación
del artículo podrá ser excluido por la
separación de hecho prevista en el
artículo 3575; el otro supuesto es el del
heredero instituido por testamento, que
tampoco queda contemplado porque su
llamamiento no surge de la ley con base
en el vínculo de parentesco.
Ahora, la sexta causal establece: Art.
3.296. Es incapaz de suceder el que
estorbó por fuerza o por fraude, que el
difunto hiciera testamento, o revocara el
ya hecho, o que sustrajo éste, o que forzó
al difunto a que testara.
Basta, por tanto, cualquier medio violento
o fraudulento encaminado a estorbar que
el causante manifieste su última voluntad.
Lo que importa es que el autor del
impedimento sea el sucesor. Por otro
lado, puede presentarse la situación
cuando por los mismos medios se impide
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que el causante revoque un testamento
anterior. Asimismo, se puede presentar la
situación en que el sucesor sustrajo el
testamento.
La última causal de este capítulo
establece que: Art. 3.296 bis. Es indigno
de suceder al hijo, el padre o la madre que
no hubiera reconocido voluntariamente
durante la menor edad o que no le haya
prestado alimentos y asistencia conforme
a su condición y fortuna.
Aquí se presentan dos situaciones. La
primera consiste en la omisión del
reconocimiento voluntario del hijo
durante la menor edad. La forma de
redacción indica que, en todos los casos
en que el vínculo jurídico se ha
establecido por sentencia judicial, puede
haber declaración de indignidad.
El segundo caso que contempla la nueva
norma comprende al padre o a la madre
que no le haya prestado alimentos y
asistencia conforme a su condición y
fortuna. La amplitud de esta disposición
conlleva
dificultades
para
hallar
temporalmente el momento preciso de su
consumación, cómo tiene que ser esa
conducta; durante cuánto tiempo tiene
que subsistir el incumplimiento.
El código Civil español consagra las causas
de indignidad para suceder en sus
Derecho a Pensar…
artículos 756 a 762. Establece el artículo
756 del Código Civil que: “Son incapaces
de suceder por causas de indignidad”.
Dicha redacción ha suscitado múltiples
controversias entre la doctrina española.
Por un lado una postura, que se basa
fundamentalmente en los antecedentes
del Derecho romano y del español,
sostiene que estamos frente a una figura
distinta de la incapacidad de suceder, aun
cuando hay lugar a establecer que ente
ambas existe cierta similitud. Asimismo,
manifiesta Sastre (1951) que: “La
indignidad de suceder no provoca nulidad
alguna de la disposición testamentaria ni
del llamamiento intestado, sino que solo
entraña una sanción o pena civil” (Sastre,
1951, pág. 376)
Por otro lado, la indignidad es
considerada también como una ineptitud
relativa orientada a excluir al indigno sólo
de la sucesión agraviada por él, no como
exclusión para heredar a cualquiera en
general. Jordano (2004) define la
indignidad así:
“…privación automática, ex lege, al
ofensor, salvo rehabilitación concedida por
el causante ofendido , y en virtud de la
comisión por aquél de cualquiera de los
hechos legalmente tipificados a tal fin, de
todo derecho sucesorio en la sucesión
abierta de tal causante”(Jordano, 2004,
pág.1).
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El artículo 756 indica diversas causales de
indignidad Sastre (1951) sostiene que la
indignidad sucesoria es un obstáculo al
derecho de suceder muy distinto de las
llamadas incapacidades o prohibiciones
de suceder, puesto que la indignidad en la
situación en que se encuentran las
personas
que
siendo
legalmente
predeterminada por razones de ingratitud
o
de
conducta
reprochable,
predominando la idea de pena o sanción
civil o privada, no constituyendo un
supuesto de incapacidad jurídica o de
goce como el que genera la incapacidad y
que resulta totalmente válida la
designación de un sucesor, inclusive
cuando el mismo no puede continuar
siendo sucesor si algún interesado hace
valer en juicio la causa de indignidad.
Importante resulta anotar que todas la
causales de indignidad son plenamente
aplicables tanto a los herederos como a
los legatarios salvo la causa cuarta, que
específicamente hace referencia a los
herederos, y tanto a los herederos
testados como a los intestados, e incluso
a los legitimarios. Examinaremos las
causales consagradas en el artículo 756
del Código Civil español: “Artículo 756:
Son incapaces de suceder por causa de
indignidad:
1. Los padres que abandonaren,
prostituyeren o corrompieren a sus hijos”.
Derecho a Pensar…
Para los efectos de este artículo debe
entenderse por abandonar como un
comportamiento
tendiente
a
desentenderse de sus hijos tanto en un
orden físico como en un orden moral y
educativo, esto es, la falta de
cumplimiento de los deberes de asistir y
proteger física, económica y moralmente.
Por prostitución se entiende a la
inducción o entrega del hijo o hija al
comercio carnal. En este punto es preciso
manifestar que no solo basta con inducir,
sino coaccionar por medios que afecten la
voluntad del hijo o hija.
Asimismo, el Tribunal Supremo expresa
que el hecho de llevar al hijo a la
maternidad, recogiéndolo cinco meses
después para lactarle, no es propiamente
desechamiento o abandono: “Artículo
756: Son incapaces de suceder por causa
de indignidad:
2. El que fuere condenado en un juicio por
haber atentado contra la vida del testador,
de su cónyuge, descendientes o
ascendientes”
Resulta necesaria la condena por la
justicia penal, por cuanto los Tribunales
civiles no son competentes para
establecer la condena por hechos
típicamente penales, es decir, no está
dado establecer la comisión de una
conducta punible inclusive con
fines
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civiles como es el caso de la indignidad.
Ahora bien, en cuanto al sujeto pasivo de
la acción punible, no es necesario que sea
el testador, también puede serlo el
cónyuge,
y
los
ascendientes
y
descendientes, de acuerdo a la norma.
En este punto es importante expresar
que, según el tenor literal del artículo, al
hacer exclusiva referencia al “testador”
nos llevar a concluir que solo se podrá
demandar la indignidad por esta causal
cuando se trate de una sucesión testada,
pues de haber sido otra la intención del
legislador se habría hecho referencia al
“causante”: “Artículo 756: Son incapaces
de suceder por causa de indignidad: 3. El
que hubiera acusado al testador de delito
al que la Ley señala pena no inferior a la
de presidio o prisión mayor cuando la
acusación sea declarada calumniosa”
La precitada pena de presidio fue
suprimida por el Código Penal que
tampoco consagra la pena de prisión
mayor sino sólo de prisión que puede
oscilar entre seis meses y veinte años.
Sostiene Fernández (2007), que de
acuerdo con la D.T undécima c) del Código
Penal la pena de prisión menor se
entiende sustituida por la prisión de tres
a ocho años.
Encontramos aquí, que la voluntad del
legislador es atacar y castigar la calumnia
Derecho a Pensar…
del heredero contra el testador. Asimismo,
para que pueda ser demandada esta
causal, es necesario que:
 Quien realice la afirmación calumniosa
debe ser un heredero o legatario y la
persona atacada sea el causante.
 Que la mencionada acusación sea
delito castigado con la pena prevista en
el artículo 756 del Código Civil.
 Que dicha acusación resulte falsa. De
ser válida no se configura causal de
indignidad alguna: “Artículo 756: Son
incapaces de suceder por causa de
indignidad: 4. El heredero mayor de
edad que, sabedor de la muerte
violenta del testador, no la hubiese
denunciado dentro de un mes a la
justicia, cuando ésta no hubiera
procedido ya de oficio. Cesará esta
prohibición en los casos en que, según
la ley, no hay la obligación de acusar. ”
Esta curiosa causal de indignidad se ciñe a
los casos en que el heredero conocedor
de la muerte violenta del testador no la
denuncia a la justicia. Es necesario que
concurran las siguientes condiciones:
• Que el testador fallezca por muerte
violenta.
• Que el sujeto activo conozca no sólo de
la muerte del causante, sino que ésta
haya sido violenta.
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• El heredero
debe
de
tener
conocimiento del delito, conocimiento
que debe ser seguro y no una mera
sospecha.
Asimismo es menester que la denuncia no
se plantee en el término de un mes,
termino de un mes que deberá
computarse a partir de la fecha en que el
indigno tenga conocimiento del hecho
violento que conllevó a la muerte del
causante o de cujus. Ahora bien, siguiendo
con el estudio de las causales de
indignidad nos corresponde el numeral
cuarto del artículo 756: “Artículo 756: Son
incapaces de suceder por causa de
indignidad:
5. El que, con amenaza, fraude o
violencia, obligare al testador a hacer
testamento o a cambiarlo”.
Esta causal tiene su génesis en el Derecho
romano y en las Partidas y el Fuero Real.
Es suficiente haber utilizado la amenaza,
fraude o violencia para inducir al testador
a otorgar el respectivo testamento. En el
evento de presentarse una coacción sobre
el testador y éste a su vez extienda un
nuevo testamento con posterioridad, se
entenderá como rehabilitado aquél que
ejerció la amenaza, fraude o violencia
sobre el testador para el efecto.
El Tribunal Supremo ha sostenido a través
de su jurisprudencia que la presente
Derecho a Pensar…
causal de indignidad solo se refiere a los
casos en que no se llegue a otorgar el
testamento, pues si llegara a otorgarse en
virtud de la coacción sería aplicable el
artículo 673 del Código Civil. Continuamos
con la causal sexta de la norma legal
española: “Artículo 756: Son incapaces de
suceder por causa de indignidad. 6. El que
por iguales medios impidiere a otro hacer
testamento, o revocar el que tuviese
hecho, o suplantare, ocultare o alterare
otro posterior”.
La presente causal hace estricta referencia
al que con amenaza, fraude o violencia
impida la libertad de testar, obligue a
revocar uno existente o efectuando
maniobras con el que ya estuviera hecho.
Sostiene Puig (1966) que la amenaza,
fraude o violencia se produce tanto en el
supuesto de hacer como el de no hacer,
es igual de grave obligar a que se otorgue
un testamento que impedir que éste se
extienda. Es preciso expresar entonces,
que no es necesario que el indigno
consume su propósito, bastando la
amenaza de la actuación evidente o la
maniobra astuta para constituirlo en
indigno, aun cuando a pensar de la
amenaza sea otorgado un testamento
ulterior que igualmente será plenamente
válido y eficaz. Finalizamos mencionando
una nueva causal introducida en el año
2003 al cuerpo del artículo 756 que
consagra las causales de incapacidad por
indignidad.
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“Artículo 756: Son incapaces de suceder
por
causa
de
indignidad:
7. Tratándose de la sucesión de una
persona con discapacidad, las personas
con derecho a la herencia que no le
hubieren prestado las atenciones debidas,
entendiendo por tales las reguladas en los
artículos 142 y 146 del Código Civil.
Al estudiar los efectos de la declaratoria
de indignidad por haber causado la
muerte del difunto y comparar este
resultado con el referido al atentado
contra su cónyuge, descendientes o
ascendientes, encontramos una clara
vulneración a los derechos de los
herederos dignos del causante.
7. Conclusiones
Lo anterior es sólo un pequeño ejemplo
de las múltiples deficiencias del sistema
normativo en Colombia, que por más
esfuerzos para modernizarlo, no ha sido
suficiente y aún estamos a la merced de
un sistema jurídico con vacíos y
contradicciones. Es importante recalcar,
que un sistema jurídico deficiente, en
algunos aspectos, no implica un sistema
judicial deficiente. Se recomienda a las
instituciones
legales
competentes
implementar y modernizar las leyes que
actualmente se encuentras estancadas
dentro de la legislación colombiana.
Asimismo, emprender las gestiones
necesarias para que con el paso del
tiempo no nos veamos farragosamente
detenidos con la inaplicabilidad de leyes
con más de 50 años de antigüedad.
En la medida en que se fue desarrollando
la presente investigación, encontramos
que en países como España y Argentina la
legislación en materia de sucesiones, si
bien no tiene un avance de enormes
proporciones, se encuentra a un nivel
considerablemente más alto en materia
de modernización de las normas.
En materia de sucesiones y más
exactamente en lo atinente a la
indignidad, planteamos en este trabajo la
modernización de algunas normas que
rayan en lo injusto en el entendido de que
por más que sean leyes hay que recordar
que son hechas por el hombre y por ello
susceptibles
de
equivocaciones
y
necesitadas de adaptaciones a las
trasnformaciones del mundo social donde
pretenden imperar, esto es, no son
infalibles, y las cuales afectan el correcto
funcionamiento del ordenamiento jurídico
y del derecho de sucesiones en particular.
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