[15] —Hay en Inglaterra varias sociedades vegetalistas, empeñadas en demostrar las excelencias de la alimentación vegetal, y los daños que vienen a la salud de alimentarse con carne. Es en vano que los creófagos recuerden que los trabajadores ingleses del ferrocarril de Rouen, que se alimentaban con carne, hacían un trabajo que excedía en más de un tercio al de los trabajadores franceses, que se alimentaban con legumbres y caldo: a esto oponen los vegetalistas, que los chinos, grandes consumidores de coles y arroz, trabajan grandemente. En vano es que otro sectario de la creofagia cite el ejemplo de Balzac, que, sobre ser de suyo un notable comedor, logró—merced a una alimentación exclusiva de carne, ponerse en un tiempo breve en estado de batir y derribar a puñetazos a los vagabundos de París, cuyas costumbres estudiaba: los vegetalistas oponen a este caso indudable el de la esposa de uno de los fundadores de la Sociedad, que durante treinta años, ni comió carne, ni bebió agua, y dio a la reina Victoria quince súbditos. Los vegetalistas aseguran que, como la carne lleva al organismo humano 30 gramos de ázoe en cada kilogramo, sin contar con el ázoe que le llevan otros alimentos, y el hombre no debe absorber cada día más que 18 gramos de ázoe,—de este exceso, favorable al principio,—vienen luego padecimientos y vicios en la sangre, en los riñones y en las articulaciones. La gota, el reuma, todos estos achaques los atribuyen los vegetalistas a la alimentación animal. Hay cuerdos profesores que opinan por comer racionalmente carne, que vigoriza los músculos y fortalece la sangre, y vegetales, que impiden la absorción de más ázoe que el que necesitamos para vivir. —Bilderdijk, que escribió 300 000 versos y amó bien a su patria; Helmer un artesano de Amsterdam que escribió cantos guerreros; Van der Palm, que dijo grandes verdades en libros claros y excelentes; y Tollens, que pintó muy bellas escenas de familia,—son tenidos como los padres de la literatura en la honrada y libre Holanda. —En Suecia y Escocia están cosechando abundante fruto los propagadores de la doctrina mormónica. Tal es el número de jóvenes de ambos países llegados recientemente al territorio mormónico, que el suceso ha empezado a llamar vivamente la atención. Del Presidente Garfield se esperaba una activa y final campaña contra los mormones. —En el papel de cartas, como en todo, entra la moda. La de este año en Europa, es usar papel blanco, o de color de crema: el azul china y el verde pistaccio serán también considerados elegantes. Ridícula es la moda a veces; pero a veces es patriótica. Ahora se inicia un gran movimiento por las altas damas de Inglaterra, relacionado y muy de cerca con una rica industria británica, y promovido para impedir su decaimiento. Como las señoras inglesas dieron en usar lanas lustrosas, producidas por las ovejas del país, la crianza y cuidado de estos útiles animales se desarrollaron en tan rápida manera que en cuatro años ascendió el número de ovejas en las ganaderías de la Gran Bretaña de 31 a 34 000 000. De súbito cesó la moda, y Francia impuso la suya, que excluía las telas lustrosas. Y el número de ovejas inglesas se ha reducido a 30 000 000. Las damas de la aristocracia de Inglaterra, con la condesa de Erskine al frente, capitanean hoy un movimiento de importancia grande, encaminado a imponer el uso de las lanas lustrosas, abandonar el de las lanas francesas, y detener el abatimiento y promover el alza de la industria amenazada. —Se ha publicado en Londres un libro que tiene título y asunto sudamericanos. El nombre del libro es Mercedes de Ríos, y su autor se llama Palma di Cesnola, autor de una obra notable sobre antigüedades de Chipre. Aunque se dice en la obra que es el “extracto de un diario de un viejo soldado de Crimea”, la novela relata las hazañas y pesares de un soldado de la América del Sur. Es una historia de amor, que los críticos juzgan interesante y bien contada, al ver a Mercedes, súbito e indominable cariño, como el que encendió el alma de Romeo al ver a Julieta, y el alma de Dante al ver a Beatriz, se apodera de la voluntad del protagonista. Y el libro es la variación de todos los obstáculos, originados de nuestras costumbres y naturalezas que se opusieron a la ventura de los amantes, que acaban al fin por darse manos de esposos, en el lecho de muerte de Mercedes. —Una novelista notable, Mrs. Oliphant, ha escrito en inglés un libro que responde a una verdadera necesidad. Mas no parece que la obra alcance todo lo que pudiera esperarse de su presuntuoso título. Pintar la vida literaria de este siglo, es pintar un magnífico campo de batalla. La literatura ha empezado a ser en nuestro tiempo lo que ha de ser la expresión múltiple y palpitante de la vida. La historia de la literatura de nuestra época es la historia de la más trascendental época humana. El libro de Mrs. Oliphant es la Historia literaria del siglo XIX. La Opinión Nacional. Caracas, 21 de noviembre de 1881 [Mf. en CEM]