220 -62429 Ref.: FUNCIONES DE LA SUPERINTENDENCIA DE

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220 -62429
Ref.: FUNCIONES DE LA SUPERINTENDENCIA DE SOCIEDADES
Me refiero a su escrito radicado en esta Entidad con el número 462.803-0, remitido por competencia (art. 33 del
C.C.A), por la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República, a través del cual formula una serie de
interrogantes relacionados con las labores que desarrolla esta Entidad, los cuales serán resueltos en el orden que le
imprime este Despacho, a efectos de hacer claridad, y con ello un cabal entendimiento de concepto, el cual sea de
paso advertir tiene los alcances del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
1.
Con que medios cuenta la Superintendencia de Sociedades para hacer que se subsanen las
irregularidades y para que las sociedades cumplan sus obligaciones jurídicas, económicas,
contables y administrativas.
5.
Que normatividad es que debe llevar la Superintendencia de Sociedades para investigar y
decidir de fondo, cualquier proceso administrativo y cuál es su término máximo para fallar
Procede anotar que si bien de acuerdo al artículo 333 de la Carta Política, la actividad económica y la iniciativa
privada son libres, siempre que se encuentren dentro de los límites del bien común, y les reconoce el derecho a la
libre competencia económica, cuyo ejercicio "supone responsabilidades" y, sin perjuicio de las garantías que la
misma norma plasma al estatuir que "El Estado, por mandato de la ley, impedirá que se obstruya o se restrinja la
libertad económica", se defiere al legislador la delimitación del alcance de esta libertad, "cuando así lo exijan el
interés social, el ambiente y el patrimonio cultural de la Nación".
A su turno, el artículo 334 superior confía al Estado la dirección general de la economía y lo encarga de intervenir en
las diferentes etapas del proceso económico con la finalidad de racionalizarlo y de conseguir el mejoramiento de la
calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo que,
al tenor de lo dispuesto por el artículo 333, tiene como base a la empresa, cumplidora de "una función social que
implica obligaciones".
Sin elucubraciones jurídicas, fácilmente se deduce de las normas mencionadas que los derechos y libertades en
ellas contemplados tienen una incidencia de tal magnitud en la comunidad y en el cumplimiento de los objetivos que
el Estatuto Superior atribuye a la organización política, que las repercusiones de su ejercicio trascienden el ámbito
particular e involucran un indudable interés social, lo que explica por qué, al lado de su garantía, se hace énfasis en
su necesaria compatibilidad con nociones tales como el bien común y las responsabilidades y obligaciones sociales
de todas las partes involucradas, lo que supone independencia del carácter que se ostente, que siendo una
sociedad, por ejemplo, comporta obligaciones y derechos que se ven reflejados en los mismos estatutos y en la ley
que las rige, no solo de los administradores, sino igualmente de quienes son sus asociados.
Después de este preámbulo, se tiene que las funciones de la Superintendencia de Sociedades, se encuentran
circunscritas al principio de legalidad, empezando por las disposiciones de orden constitucional para posteriormente
arribar a otras de menor rango, siendo ellas el soporte que marcan la dirección en cualquiera de sus actuaciones.
Así, conforme artículo 189 numeral 24 de la Constitución Política, corresponde al Presidente de la República "ejercer
de acuerdo con la ley, la inspección, vigilancia y control sobre las sociedades mercantiles. (subraya para llamar la
atención).
Con base en lo expresado, la Superintendencia de Sociedades es una Entidad Administrativa, encuadrada dentro de
la competencia constitucional propia de la Rama Ejecutiva del Poder Público, por lo cual, las funciones que le han
sido asignadas, se reitera, solo pueden desarrollarse en el marco propio de las facultades de la rama a la cual
pertenece sin poder excederse o lo que es lo mismo, la actividad administrativa que adelanta está prioritariamente
encaminada a lograr la cumplida ejecución de las normas que gobiernan el funcionamiento de las sociedades
comerciales, así como al ejercicio de las facultades que le señala la ley en relación con otras personas jurídicas o
naturales (arts. 82 inciso 1o. y S.S. de Ley 222 de 1.995 y 2º del Decreto 1080 de 1.996), sin perjuicio de las
funciones jurisdiccionales que le asigna la Ley 446 de 1998.
Respecto a la distinción entre los conceptos de inspección, vigilancia y control que define la ley, simplemente se
anota que cada uno de ellos apareja una serie de facultades que la Superintendencia de Sociedades ejerce según el
supuesto de que se trate, y dependiendo de manera primordial de la situación que la sociedad presente, le permite
aplicar aquellas que sean conducentes, para provocar entre otros, se consolide el propósito de recuperación y
conservación de la empresa.
Para más claridad, la ejecución de las medidas que en cada caso deban aplicarse sobre la base del nivel en que la
sociedad se encuentre, la Superintendencia de Sociedades, en uso de sus atribuciones, emplea los mecanismos de
acción con que cuenta para tratar de superar la situación que, cuando es crítica autoriza el progreso de las
atribuciones propias del estadio de control, siendo todavía viable, dentro del esquema de gradualidad, adoptar
medidas de diverso signo, sujetas al análisis concreto de la sociedad.
No obstante lo anterior, pero corolario con ello, se impone el respeto al debido proceso, de donde la actuación que
se realice debe caracterizarse por la sujeción a los principios y las reglas procesales creadas y perfeccionas por el
ordenamiento jurídico, limitando y controlando de esta forma el poder estatal, todo lo cual comporta la adecuada
investigación y su conocimiento por las partes, en orden a respetar el debido proceso y la efectividad del derecho
material y las garantías debidas a las personas que en él intervienen.
El Constituyente de 1991 hace una clara determinación del debido proceso a toda clase de actuaciones
administrativas, y así lo entiende el Código Contencioso Administrativo cuando en el artículo 35, dispone "toda
actuación administrativa deberá ser el resultado de un proceso en el que la persona tuvo la oportunidad de expresar
sus opiniones así como de presentar las pruebas que demuestren su derecho, con plena observancia de las
disposiciones procesarles que lo regulen"
1.
Para que la Superintendencia de Sociedades remueva a los administradores o al revisor fiscal o
cualquier empleado de la sociedad qué debe suceder o qué debe fallar para aplicar la
disposición.
Debe empezar por aclararse que de acuerdo con los términos de ley (artículo 85 (4) de la Ley 222), la facultad
referida procede para aquellos que independientemente a los administradores y el revisor fiscal detenten cargos de
dirección, manejo y confianza.
Hecha esta puntualización, y sin perderse de vista todo lo que antecede, para llegar a una medida como lo es la
remoción, la Superintendencia previamente constata la existencia de hechos irregulares, lo que supone efectuar las
investigaciones que considere pertinentes para de esta forma adoptar la decisión que se imponga, pues no puede
ella quedar expuesta a conductas positivas u omisivas precisamente por no haber tomado las medidas necesarias
que soporten su determinación, lo cual inexorablemente se ve reflejado en el tiempo.
Independientemente del presupuesto anotado, la Ley 222 contempla en dos de sus apartes el tema: Inicialmente, el
artículo 48 inciso 3 señala como uno de los efectos de no permitirse por los administradores el ejercicio del derecho
de inspección o del revisor fiscal que conociendo de ese incumplimiento no lo denuncia, el de la remoción, facultad
que procede también en los casos previstos en los artículos 117 y 152 idem.
Así, la remoción en los términos del artículo 85, numeral 4; conlleva el previo sometimiento de una sociedad
determinada, siempre que no se encuentre vigilada por otra superintendencia, al control, lo cual implica de suyo la
verificación de una situación crítica, razón por la cual la disposición parte del verbo rector "ordenar los correctivos,
advirtiéndose, con ello, la toma de una serie de medidas que atendidas las circunstancias concretas, estime
necesarias, dejando librados la suerte de la empresa y, lo que es más importante, el interés público comprometido,
a causas exógenas que provocaron el estado por el que atraviesa
En lo relativo a las causales para proceder a la remoción, basta señalar respecto de los administradores la violación
flagrante de la ley o de los deberes que la ley misma le impone, en cuyo caso aquella es predicable bien por parte
de esta Entidad o de los mismos asociados. Circunstancia idéntica se predica del revisor fiscal, solo que en tal caso
se debe recurrir a lo contemplado por la Ley 43 de 1990 y el Código de Comercio, sin que en ningún momento se
llegue a confundir los términos remoción y separación en uno u otro caso.
3.
Cuáles son las funciones de "policía judicial" que desarrolla la Superintendencia de Sociedades
de acuerdo con el numeral 16 del Decreto 1080 de 1996.
4.
Qué se entiende en términos jurídicos y administrativos por "policía judicial".
Con referencia al término de policía judicial, el mismo inicialmente no debe ser entendido en sentido material, esto
es como aquel cuerpo encargado de la represión de los delitos o la prevención de los mismos, sino referido a las
diferentes entidades del estado, que independiente del nombre que detenten, buscan que su penetración en los
entes económicos se haga conforme a las normas legales pertinentes, para lo cual cuentan con ese poder coactivo
de solicitar los documentos y remover los obstáculos que sean necesarios en orden de hacer las averiguaciones que
sena necesarias, a efectos de verificar la existencia de hechos lesivos para la sociedad o sus asociados, e inclusive
de la misma comunidad, al encontarse allí presente en entredicho el orden económico, pues nadie resulta más
dañado por la comisión de esos hechos que el mismo conglomerado.
En otras palabras, son los elementos conminatorios con que cuenta la Superintendencia y dispuestos por la ley,
cuyo objeto es cumplir los fines de carácter esencial que le son propios y a los cuales ya nos hemos referido
ampliamente. Por eso, la Superintendencia puede solicitar la información que requiera para su investigación, a lo
cual la sociedad, a través de los órganos que la componen no tienen más alternativa que la de suministrásélos, so
pena de quedar incursos en conductas que los conminen a sanciones de diversa índole por parte de la Entidad.
De este modo, la sujeción del Estado al ordenamiento jurídico y de los particulares al derecho, no se circunscribe al
rigor escueto del acatamiento de unas normas, ya que el derecho ordena y habrá de ordenar el comportamiento de
todos, de forma tal que se logre una coexistencia social y de esta forma alejar los desvíos provenientes del poder y
las ambiciones individualistas de sus propios miembros.
Otra situación que no escapa al término de policía judicial se refiere a que la Entidad por la especialidad que le es
propia, puede en un momento cualquiera ser requerida por la fiscalía o los jueces para que, cumpliendo sus
órdenes, les secunden en la investigación que se encuentran conociendo.
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