acción erosiva transversal es incomparablemente mucho más

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EL
SAHARA
ESPAÑOL
acción erosiva transversal es incomparablemente mucho más enérgica que
la longitudinal y de ahonde, efectuada por las aguas a lo largo del cauce, acción erosiva que se deja sentir muy especialmente en ciertas zonas
donde la Seguia-el-Hamra está limitada de un modo preciso por altos escarpes. T a l es lo que sucede en el trayecto comprendido entre el Mesied
y la confluencia con el U a d Idki y el pozo Ausmeg.
M u y particularmente, aguas abajo de El Mesied el cauce del Seguía
está limitado por altos escarpes muy inclinados, y a veces casi verticales
o verticales, sobre todo en sus zonas más altas, donde existe un recubrimiento calizo, formado por lumaquelas u otras rocas calcicas o simplemente por el suelo calcico desértico de formación actual que protege a la
formación inferior arcilloarenosa.
E l cauce de la Seguia-el-Hamra en estas zonas es absolutamente plano y amplio, pudiendo alcanzar hasta un kilómetro de anchura, apareciendo ocupado cuando está seco por finos tarquines que muestran su característica coloración y agrietamiento.
La acción erosiva, cuando las aguas ocupan el cauce y se desplazan
lentamente, es casi nula, pues si bien es verdad que arrastran finos materiales arcillosos, al mismo tiempo los depositan, pues las aguas, pudiéramos decir, van totalmente cargadas de materiales sólidos, siendo por
ello su labor nula, pues el arrastre y depósito de materiales está compensado en estas zonas. .
N o ocurre lo mismo en las pendientes laderas que limitan el cauce,
donde a la acción de las aguas que lo invaden ocupándole totalmente, se
une la que efectúan las pluviales, acción en conjunto compleja y que
poco
a poco tiende a ensanchar la vallonada, sin que ésta pierda la for-
ma de acequia o artesa que la caracteriza.
E l proceso es el siguiente: E n el borde alto de los escarpes que limitan la Seguia-el-Hamra, a pocos metros de iniciarse tal accidente, se
aprecia en general la presencia de grietas que corren en dirección paralela
al borde del escarpe. La anchura de las grietas varía entre unos centímetros y 2 ó 3 decímetros.
Sin duda alguna, estas grietas son motivadas por el lento desplazamiento y asiento que experimentan los materiales arcillo-arenosos que forman el terreno, fenómeno que es provocado por socavado o zampeado que
determina el rehundimiento que sufre la base de los escarpes en ocasión
de las avenidas. E l desplazamiento y asiento del terreno, una vez iniciado, no cesa, si bien el proceso sea lentísimo, siendo favorecido de modo
muy directo por la acción que las aguas de lluvia efectúan en el sub-
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