Ética profesional

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Ética profesional
ÉTICA PROFESIONAL
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Sesión No. 1
Nombre: Ética
Contextualización
En esta sesión se expondrán los puntos básicos de la Ética: sus principios, objetos y
expresiones. Además, se tocará a fondo el tema del bien, analizando sus distintas
acepciones y separando sus significados. Asimismo se analizarán las implicaciones
que tiene en la vida del hombre la búsqueda del bien. Concluyendo con la misma
búsqueda de la felicidad se identifica con el actuar cotidiano y ordinario de todas las
personas.
En esta sesión podremos identificar la definición y el propósito de Ética, así como el
criterio que determina el bien en los actos humanos relacionando los fines próximos
del actuar humano con su fin último.
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Introducción al Tema
¿Qué es ética? Bien, de acuerdo a como siempre se la ha considerado, podemos
decir que es la ciencia que estudia la moralidad de los actos humanos; es decir, los
considera buenos o malos. Esta idea nos lleva directamente a considerar qué se
entiende por bueno, por lo que debemos tomar en cuenta las acepciones que tiene la
palabra “bien”.
•
Bien útil: llamamos así a lo que representa eficacia en la consecución de cierto
fin. Es decir, un bien útil es el que asegura que a través de éste obtendremos algo
más. Su valor radica en la capacidad que tiene de llevarnos a algo más. El bien útil
es un medio que nos lleva a otro fin. Por ejemplo, un lápiz es un bien útil, pues vale
en la medida en que hace buenos trazos, facilita la escritura, etc. y deja de ser un
bien en cuanto falla a su misión de lápiz. Es importante recordar que la bondad
utilitaria no siempre implica bondad moral. “Lo más útil o lo más práctico no siempre
es lo mejor”.
•
Bien agradable: es el bien placentero que comportan ciertas acciones.
El bien agradable es ese gusto que experimentamos cuando hacemos tal o cual cosa.
Satisface la esfera sensible del hombre y produce sensaciones agradables al hombre.
El bien agradable es esa sensación que se siente al amar, al comer, al contemplar
algo bello, etc. De la misma manera, es importante recordar que la bondad agradable
no siempre implica bondad moral. “No todo lo que se siente bien, está bien”.
•
Bien moral: cualidad y acción libre que conduce al hombre a la consecución de
su fin último dada la adecuación a la naturaleza humana.
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Explicación
I.1 Bien, libertad y conciencia
El acto de decir la verdad es un bien moral pues la naturaleza humana está hecha
para conocer la verdad y para exponerla, por lo tanto, por el puro hecho de decir la
verdad el ser humano se pone en camino a la consecución del fin último que es su
felicidad.
Después de explicar todos los distintos tipos de bienes, es importante explicar que
los tres tipos de bien, no siempre se implican mutuamente. Es decir, lo que es bueno
desde el punto de vista moral, no es lo más útil o no es lo más agradable.
Hay veces que un tipo de bien implica otro bien o los tres. Como ya lo dijimos antes,
lo importante es tener claro que cuando uno dice la palabra “bien” o “bueno” no
siempre está aludiendo al mismo concepto pues puede tener tres acepciones que no
son mutuamente incluyentes.
Pongamos algunos ejemplos: una operación de urgencia, con premura en el tiempo y
con estrechez de instrumental, puede resultar algo poco agradable en cuestión
estética, pero fue buena desde el punto de vista de la utilidad y un bien moral que
demostró el compromiso con el salvamento de una vida.
La conciencia es el ejercicio del juicio de la presencia o ausencia del bien en tal o
cual acción tomando como criterio de juicio la ley natural.
I.2 La universalidad de la ética y el fin último de la persona
La universalidad de la ética
El bien del hombre consiste en que su obrar sea recto. El hombre bueno obra con
rectitud. Pero, ¿y cómo sabemos cuáles son las obras que son rectas y cómo
sabemos cuáles obras perfeccionan al hombre? La respuesta a estas interrogantes
es que las acciones deben ser conformes con el verdadero bien de la naturaleza
humana.
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Ahora nos damos cuenta de la enorme importancia y profundidad de la naturaleza
humana. Hay veces que se experimenta el mal físico –dolor, enfermedad- sin que
eso implique mal moral, incluso, en el mal físico la naturaleza humana se perfecciona
más. Quien al curar la enfermedad con entrega y sacrificio se contagia gravemente,
alcanza plenitud humana aunque cierto aspecto de su naturaleza, como lo es su
integridad física, salga perjudicada.
Lo bueno para el hombre es lo que lo hace plenamente humano, no lo que lo hace
más sano, más útil o más agradable. Por ejemplo: si alguien se beneficiara de una
mentira contradiría la naturaleza humana, pues lo natural en el hombre es decir lo
que piensa y pensar lo que son las cosas, de hecho esa es la función de nuestro
lenguaje. Lo cual revela que mentir sería una acción mala.
En todo comportamiento humano hay una lógica, en cada uno de nuestros actos se
pretende algo. Y cuando el hombre actúa, tiene siempre en su mente presente un fin:
se pone en marcha para ir a algún lado, comienza tal o cual tarea para terminarla y
“llegar a algo”, a un punto final con ella, como trabaja la madera para obtener un
mueble, va a la escuela para obtener conocimientos y un título, y así sucesivamente.
Puesto que la naturaleza humana cuenta con inteligencia y voluntad, lo característico
de cada individuo racional es obrar libre y conscientemente buscando siempre un fin
que deseamos conseguir.
Siempre obramos por un fin. Pero, ¿qué significa “fin” en este caso? Significa sobre
todo, “bien”. Moverse por un fin quiere decir que la voluntad humana busca siempre
lo que la inteligencia le presenta como bueno, aunque eso no quite que se equivoque
y que persiga como bueno algo que no lo es en realidad. De ahí que digamos que
“fin” y “bien” son convertibles, o sea, equivalentes. Siempre que buscamos un fin lo
buscamos en razón de bien y siempre que percibimos el bien se convierte en un fin.
Esto levanta otra nota muy importante en cuestión de ética: siempre que el hombre
actúa buscando cierto fin, lo quiere en cuanto bueno. El hombre siempre quiere las
cosas en cuanto buenas. Cuando en ocasiones no tiende al bien verdadero es por
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una equivocación en la que confundió el bien falso como si fuera verdadero. Sin
embargo, hay que recalcar que nadie persigue el mal directamente, el mal no es
objeto de la voluntad. Los hombres jamás tendemos al mal por el mal.
Por ejemplo: un ingeniero o un arquitecto no construye los puentes o las casas para
que luego se desplomen con el mayor estrépito posible. Un empresario no tiene
como fin la quiebra de su negocio, ni un médico la muerte de sus pacientes.
Si ocurrieran en algún caso situaciones como éstas, cabría una de las siguientes
alternativas: actuaron así en busca de un bien ulterior (para cobrar un seguro) o esos
individuos padecen un trastorno mental.
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Conclusión
No hay que olvidar que, al ser nuestra naturaleza un camino hacia la plenitud, la
lógica nos lleva a pensar que al ir avanzando hacia esa misma plenitud (el fin
objetivo, en otras palabras, el destino al que nos dirigimos), los humanos
experimentamos el irse perfeccionando de nuestra naturaleza y, con esa perfección
experimentamos la felicidad.
Dijimos que bien y fin son convertibles. Entonces la oración “todo hombre busca un
fin”, cambiando “fin” por “bien” la oración quedaría: “todo hombre busca el bien”. Por
otro lado, en las anteriores líneas hemos visto cómo la búsqueda de los bienes
implica la búsqueda del Bien último que da sentido a todo lo que hacemos y que
anuncia la satisfacción plena, que, de momento, se presenta implícita y fragmentada
en cada acción puntual humana. Por lo tanto, “todo hombre busca el bien” es, a su
vez, equivalente a “todo hombre busca ser feliz”.
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Para aprender más
El fin último
La variedad de fines que el hombre intenta lograr guarda internamente un orden. Hay
fines que se consiguen antes que otros, hay fines que más importantes que otros,
fines que a su vez son medios, etc. Es fácil ver, sin embargo, que esa subordinación
de fines y el orden que guardan los mismos no puede prolongarse al infinito, porque
de lo contrario no haríamos nada. En otras palabras, si la cadena de fines fuera
infinita, nunca actuaríamos, por lo que una cadena infinita no se puede recorrer y, por
lo tanto, nadie obra por un imposible. Nadie comenzaría a caminar si supiera que la
cantidad de pasos es infinita, pues nunca llegaría a un fin.
Hay, por lo tanto, un fin último, conocido también como bien supremo que se definiría
como: fin que se busca de modo absoluto y en virtud del cual se quiere todo lo
demás. Es decir, se quiere por encima de cualquier otro bien y más que ningún otro.
De lo cual podemos deducir que es único, ya que dado lo prioritario exige
exclusividad. Y se lo quiere de tal manera que todo lo demás que se quiere, se
considera en función del bien último y, si resultan opuestos, prevalece el fin último.
La felicidad como fin último subjetivo del hombre
La larguísima sucesión de actos (como lo apuntamos arriba) y de motivaciones, el
hecho de que los hombres hacemos algo por algo más que está detrás, y así
sucesivamente, muestra que hay un deseo y una necesidad de lograr algo con cada
cosa que hacemos, ese algo que queremos lograr está siempre presente en nuestras
acciones, pues nunca dejamos de actuar. En otras palabras, pretendemos siempre
algo más que nos llene y que nos satisfaga más.
Ante la pregunta ¿para qué actúas, para qué haces esto o lo otro?, unos, de una
manera más explícita, acertarían últimamente a responder: “pues para ser feliz, con
cada cosa que hago me propongo estar bien, a gusto, ser feliz”. Otros aportarían
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respuestas más básicas. Pero todos coincidirían en afirmar que hay que actuar, obrar
y hacer cosas.
Es ley de vida que detrás de los actos buenos hay contenida una satisfacción más o
menos intensa que tarde o temprano se pasa o se disminuye y que deja con el antojo
de hacer más, de lograr más. Esto pone en evidencia dos realidades: a la base de
nuestro actuar humano está la búsqueda de la felicidad y esta búsqueda no puede
ser infinita, sino jamás gozaríamos ningún acto, cosa que evidentemente no sucede.
En otras palabras, lo próximo es la acción concreta que realizamos en el aquí y en el
ahora, pero lo que al final queremos es ser felices, alcanzar esa satisfacción plena
que llamamos felicidad.
Es un hecho evidente y aceptado que el fin último del hombre es la felicidad. Todos
tendemos a ella de forma natural (como requisito original de cada individuo) y de
forma espontánea (no es algo que otro nos trasmitió o que la sociedad nos inculcó,
brota de nosotros mismos su búsqueda).
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Actividad de Aprendizaje
El alumno debe elaborar un resumen en Word, con una extensión de 1 a 2 cuartillas
sobre los temas tratados en esta sesión, tomando en cuenta que se evaluarán:

Bibliografía

Ortografía y redacción

Introducción (presentar de manera clara y precisa las ideas principales del
texto)

Contenido (presentar de manera breve y objetiva el texto)
Al finalizar el desarrollo de este tendrás que subirlo a la plataforma en el lugar
indicado.
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Referencias
Sada, R. (2008.). Curso de ética general y aplicada. México: Tercer Milenio
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