LEY 26.994/14 CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION LIBRO PRIMERO – PARTE GENERAL – TITULO I - PERSONAS HUMANAS CAPITULO II CAPACIDAD Comentario de JUAN PABLO OLMO Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Coord: Mariano Esper. Editorial La Ley 2014 Sección Segunda. PERSONA MENOR DE EDAD. Arts. 25 al 30 Art. 25. Menor de edad y adolescente Art. 26. Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad Art. 27. Emancipación Art. 28. Actos prohibidos a la persona emancipada Art. 29. Actos sujetos a autorización Judicial. Art. 30. Persona menor de edad con título profesional habilitante. Art. 25. Menor de edad y adolescente. Menor de edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años. Este Código denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió trece años. I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO En el Código sustituido se consideraban menores aquellas personas que no hubieren cumplido la edad de dieciocho años (art. 126, texto según ley 26.579). A su vez, se subdividían en dos categorías: desde el nacimiento hasta los catorce años cumplidos eran considerados menores impúberes, y menores adultos desde esta edad hasta los dieciocho años cumplidos (art. 127). La doctrina criticó la existencia de tal clasificación, ya que se alegaba que en ambos casos se trataba de personas incapaces de hecho que sólo podían realizar por sí los actos que el ordenamiento jurídico les permitiera. El discernimiento para los actos lícitos se adquiría a los catorce años (menores adultos) y para los actos ilícitos a los diez años. II. COMENTARIO 1. Personas menores de edad Desde el nacimiento hasta los dieciocho años, el Código llama a las personas menores de edad. Son consideradas incapaces de ejercicio, en la medida que no cuenten con la edad y grado de madurez suficiente (art. 24 inc. b) para ejercer los actos que el propio ordenamiento jurídico les permite (arts, 26 y concs.), Los padres ejercen la responsabilidad parental (art. 638) y son sus representantes legales (art. 101. inc. b). A su vez, dentro de esta categoría de personas menores de edad se encuentran los adolescentes: desde los trece años hasta la mayoría de edad. En efecto, el discernimiento para los actos voluntarios lícitos ahora se adquiere, en general, a partir de los trece años (arts. 260 y 261 inc. c); en tanto el discernimiento para los actos voluntarios ilícitos se sigue adquiriendo a los diez anos (art. 261 inc. b), 2. Las denominaciones utilizadas en el Código Esta norma no prevé específicamente una clasificación para las personas menores de edad desde su nacimiento hasta los trece años cumplidos. Sin embargo, a lo largo del articulado del Código se utilizan distintas denominaciones: niño (arts. 583, 589, 590, 591. 593, 596, 611, 615, 634, 639, 644, 2635 y 2640); niño y niña (arts. 583 y 607); adolescente (arts. 26, 109, 425, 596, 644, 645, 667, 677, 678, 680 y 682); niño y adolescente (arts. 646, 647, 656, 672, 676, 703 y 2642); niña, niño y adolescente (arts. 104, 105, 106, 107, 110, ]11, 112, 113, 114, 115, 117, 119, 122, 594, 595, 599, 605, 607, 608, 609, 611, 613, 621, 625, 635, 657, 706, 707, 716, 2614,2 640 y 2642); menor de edad (arts. 26, 27, 30, 48, 65, 101, 103, 106, 108, 109, 113, 120, 128, 140, 249, 261, 404, 450, 455, 526, 541, 555, 581, 596, 597, 599, 604, 634, 638, 679, 711, 716, 720, 1548, 1745, 1755,1767 1922, 2330, 2614, 2638, 2641 y 2642). De este modo, el Código denomina genéricamente "menores de edad" a todas las personas desde el nacimiento hasta los dieciocho años. A su vez, dentro de las personas menores de edad existen dos categorías: "niñas y niños" (o bien "niños", llamados genéricamente), que van desde el nacimiento hasta los trece años cumplidos; y "adolescentes", desde los trece años hasta la mayoría de edad a los dieciocho años. Por ello, al referirse a las personas menores de edad, el Código utiliza la denominación "niña, niño y adolescente" (o bien "niños y adolescentes"). 3. Mayoría de edad La mayoría de edad se adquiere de pleno derecho el día en que la persona cumple dieciocho años de edad. Es decir, automáticamente con el inicio de ese día, sin tener que esperar el transcurso de las 24 horas del día del cumpleaños. A partir de allí, la persona adquiere la plena capacidad de ejercicio por haber cesado el presupuesto -la menor edad del que deriva la incapacidad. Se extingue la titularidad de la responsabilidad parental (arts. 638 y 699 inc. c) y, con ello, la representación legal que ejercían sus padres (art. 101 inc. b). Asimismo, es causal de cese de la tutela (arts. 104 y l35). Ello así, sin perjuicio de lo dispuesto para los casos de las personas menores de edad emancipadas (arts. 27, 28 y 29). III. JURISPRUDENCIA La indicada en el art. 26. Art. 26. Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales. No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada. La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne así como a participar en las decisiones sobre su persona. Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física. Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores y el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico. A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo. I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO La norma encuentra su correlato en los arts. 55 y 56 del Código sustituido. Allí se regulaba u n régimen según el cual las personas menores de edad adquirían derechos y contraían obligaciones a través de sus representantes, ya que artes de los catorce años (menores impúberes) se encontraban en una situación de incapacidad de hecho absoluta, en tanto los mayores de catorce años (menores adultos), de incapacidad de hecho relativa: sólo tenían capacidad para otorgar los actos que las leyes les autorizaran. Pero también entraban en consideración los arts. 5° y 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño (ley 23.849), a la luz de los cuales se incorporaron los arts. 19 y 27 de la ley 26.061, que receptaban límites más flexibles inspirados en un modelo de capacidad progresiva para el ejercicio de los derechos. El nuevo texto busca dejar atrás la incompatibilidad de normas resultante de los dos modelos que coexistían anteriormente, basados en distintos paradigmas: un régimen rígido (Código Civil) y uno flexible (CDN y ley 26.061). II. COMENTARIO I. Principio general El primer párrafo de la norma establece como principio general que la persona menor de edad no ejerce sus derechos por sí, sino a través de sus representantes legales: sus padres o, en su defecto, el tutor que se le nombre (art. 101 inc. b). 2. Capacidad. Derechos reconocidos. Otras implicancias En consonancia con lo establecido en los arts, 5° y 12 de la CDN, el segundo párrafo de la norma recoge el principio de capacidad o autonomía progresiva para el ejercicio de los derechos de conformidad con la evolución de sus facultades, a través de pautas flexibles. En efecto, como contrapartida de la incapacidad de ejercicio emanada del art. 24 inc. b), las personas que cuenten con la edad y grado de madurez suficiente podrán ejercer por sí aquellos actos de acuerdo a los términos en que les sean permitidos por el ordenamiento jurídico. Por lo tanto, a mayor autonomía, disminuye la representación de los progenitores en el ejercicio de los derechos de los hijos (art. 639 inc. b). Incluso, habiendo conflicto de intereses con sus representantes legales, los hijos podrán intervenir por derecho propio y con asistencia letrada, sin perjuicio de los demás supuestos específicos donde también se les reconoce expresamente su actuación con asistencia letrada (arts. 109 inc. a, 596, 608 inc. a, 617 inc. a, 661 inc. b, 677, 678 y 679). Es así que, en consonancia con el derecho a participar en las decisiones sobre su persona (párrafo tercero de la norma), a lo largo del Código aparecen diversos artículos a través de los cuales se les reconocen el derecho a ser oídos y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta según la edad y grado de madurez: arts. 113, 404 (y su correlato con el art. 425 inc. a, 595 inc. f, 598, 613, 617 inc. b, 626 inc. d y 639 inc. c). Tienen derecho a ser oídos en todos los procesos que los afectan directamente. Su opinión debe ser tenida en cuenta y valorada según su grado de discernimiento y la cuestión debatida en el proceso (art. 707). Su participación en los procesos judiciales está regulada en los arts. 677, 678, 679 y 680. Asimismo, cuando gocen de edad y grado de madurez suficiente, pueden ejercer por sí los derechos reconocidos en los arts. 64 y 66 (referidos al apellido), 364 (representante en la representación voluntaria), 595 inc. f) (consentir su adopción a partir de los diez años), 596 (conocer sus orígenes en la adopción), 608 inc. a) y 617 inc. a) (carácter de parte en la adopción), 627 inc. d) (solicitar se mantenga el apellido de origen en la adopción simple), 644 (ejercer la responsabilidad parental), 645 (el consentimiento expreso de ambos progenitores que involucren a su hijo respecto a: el ingreso a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de seguridad; salir de la República o cambio de residencia permanente en el extranjero; estar en juicio: la administración de los bienes de los hijos; en todos los casos debe completarse con el consentimiento de los hijos si ya son adolescentes), 661 inc. b) (demandar alimentos a sus progenitores), 667 (contraer deudas para satisfacer sus necesidades de alimentación y otros rubros urgentes), y 680 (defenderse en juicio criminal y reconocer hijos, sin autorización de sus padres). Tienen derecho a recibir información en relación a los contratos que celebran sus progenitores con terceros en su nombre (art. 690) y a pedir que les rindan cuentas por la disposición que hagan de las rentas de sus bienes (art. 697). La capacidad para ejercer una actividad económica profesional o laboral, bajo relación de dependencia o en forma independiente, surge de los arts. 30, 681, 682 y 681, sin perjuicio de la remisión que allí se hace a la legislación especial. Tienen la administración de los bienes adquiridos mediante trabajo, empleo, profesión o industria (art. 686 inc. a). Sin distinción de edad, los contratos de escasa cuantía de la vida cotidiana que celebren se presumen realizados con la conformidad de los progenitores (art. (84). En algunos casos, la edad de los hijos será una pauta para determinar la cuantificación de los alimentos entre cónyuges (art. 433 inc. a), el monto de las compensaciones económicas por motivos de divorcio (art. 442 inc. d o de cese de la convivencia (art. 525 inc. c), o bien para la atribución del cuidado personal unilateral del hijo (art. 653 inc. b). En otros casos, se establece una prohibición específica de hacer donaciones en la convención matrimonial o de elegir el régimen patrimonial (art. 450); y se prevé el deber de prestar a sus progenitores colaboración propia de Sil edad y desarrollo, y cuidar de ellos u otros ascendientes (art. 671 inc. c). Resta señalar que el discernimiento para los actos voluntarios lícitos se adquiere a partir de los trece años (arts. 260 y 261 inc. c), sin perjuicio de lo establecido en las disposiciones especiales y de acuerdo a lo señalado anteriormente; en tanto el discernimiento para los actos voluntarios ilícitos se adquiere a los diez años (art. 261 inc. b). 3. Cuidado del propio cuerpo El párrafo sexto de la norma prevé lo que parte de la doctrina ha llamado un supuesto de "mayoría de edad anticipada" para las decisiones relativas al cuidado del propio cuerpo, para lo cual el adolescente será considerado como un adulto a partir de los dieciséis años, con excepción de lo dispuesto para algunos supuestos específicos en la legislación especial v.gr., art. 15 de la ley 24.193 (trasplantes de órganos y materiales anatómicos), art. 26 de la ley 26.657 (salud mental), art. 5° de la ley 26.743 (identidad de género). Antes de esa edad, entre los trece y los dieciséis años, se presume -salvo prueba en contrario que el adolescente tiene aptitud para decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física (párrafo cuarto). Para los otros tratamientos -que de por sí denotan una mayor importancia o seriedad en la cuestión a decidir-, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores. Se trata de una decisión coparticipada entre el adolescente y los progenitores. En caso de que los progenitores no autoricen el tratamiento, se deberá resolver teniendo en cuenta el interés superior del adolescente, sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico (párrafo quinto). Todo ello, sin perjuicio de lo dispuesto con relación al consentimiento en el último párrafo del art. 59 del Código. 4. Capacidad para testar y para contraer matrimonio El Código no reconoce capacidad para testar a las personas menores de edad. Está previsto expresamente que quienes pueden hacerlo son las personas mayores de edad al tiempo del acto (art. 2464). Si bien la edad legal para contraer matrimonio es a los dieciocho años (art. 403 inc. f, se podrá contraer matrimonio válido antes de los 16 años previa dispensa judicial. A su vez, el que haya cumplido la edad de 16 años puede contraer matrimonio con autorización de sus representantes legales. A falta de ésta, puede hacerlo previa dispensa judicial. La decisión judicial debe tener en cuenta la edad y grado de madurez alcanzados por la persona, referidos especialmente a la comprensión de las consecuencias jurídicas del acto matrimonial (art. 404). III. JURISPRUDENCIA La legislación especial ha ido perfilándose hacia el reconocimiento del ejercicio de ciertos derechos por parte de los propios niños y adolescentes, en forma progresiva, sobre todo de aquellos conocidos como derechos personalísimos. Desde este enfoque evolutivo, pierden cierta virtualidad las categorías que se establezcan para las personas menores de edad y adquieren fuerza otras tales como v.gr., "edad fértil". Muestra de ello es lo que ha resucito la jurisprudencia al respecto: "...la concesión de un derecho propio al niño en edad fértil de informarse y tomar decisiones sobre su propio cuerpo constituye un medio adecuado a la finalidad de la ley. Requerir la conformidad o presencia necesaria de los padres para acceder a información y a la asistencia en materia de salud reproductiva es susceptible de causar un evidente efecto intimidatorio en los niños y adolescentes en edad fértil. Este efecto sería a todas luces contrario a la finalidad de la ley, que -amén del desarrollo de la autonomía del niño y del adolescente en temas que hacen a su esfera íntima es la de prevenir embarazos no deseados, abortos y enfermedades de transmisión sexual. La limitación de la autoridad de los padres, correlativa a la concesión de un derecho a los niños y adolescentes en edad fértil, constituye un sacrificio razonable en aras de la consecución de los legítimos fines de la ley" (TS Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 14/10/2003, LA LEY,2004-B, 413). Art. 27. Emancipación. La celebración del matrimonio antes de los dieciocho años emancipa a la persona menor de edad. La persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones previstas en este Código. La emancipación es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la emancipación, excepto respecto del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir del día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada. Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la mayoría de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad. 1. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO La norma encuentra sus antecedentes en los arts. 131, 132, 133 y 137 del Código sustituido. Luego de la reforma introducida por la ley 26.579 -a través de la cual se baja la mayoría de edad de veintiuno a dieciocho años los supuestos de emancipación habían quedado reducidos únicamente a la emancipación por matrimonio, a partir de lo cual las personas menores de edad adquirían la capacidad civil con las limitaciones establecidas en los arts. 134 y 135. Sin embargo, si por entonces contraían matrimonio sin autorización no tenían hasta la mayoría de edad la administración y disposición de los bienes que habían recibido a título gratuito (art. 131 párr. 2º); y si se disolvía en la menor edad, la nueva aptitud nupcial era adquirida una vez alcanzada la mayoría de edad (art. 133). II.COMENTARIO I. Emancipación por matrimonio Las personas humanas adquieren plena capacidad de ejercicio no sólo cuando alcanzan la mayoría de edad a los 18 años (art. 25), sino también antes de esa edad a través de la emancipación. Esta institución, que proviene del Derecho Romano (emancipatio y venia actatis), sustrae a la persona menor de edad de la patria potestad -ahora llamada responsabilidad parental-, confiriendo la capacidad con algunas limitaciones (Rivera). La norma regula el supuesto de la emancipación por matrimonio. Si bien la edad legal para contraer matrimonio es a los 18 años (art. 403 inc. f), es posible igualmente contraer matrimonio válido antes de esa edad, previa autorización (art. 404). En este caso, la persona menor de edad que contrae matrimonio queda emancipada automáticamente desde ese momento y con ello adquiere plena capacidad de ejercicio, aunque con las limitaciones que prevé expresamente el propio Código en sus arts. 28, 29 y 644. Es decir, la emancipación es causal de extinción de la titularidad de la responsabilidad parental (arts. 638 y 699) y, con ello, cesa la representación legal que ejercían sus padres a la luz del art. 101 inc. b), Asimismo, hace cesar la tutela (arts. 104 y 135 inc. a). Como ya se adelantara, la persona emancipada adquiere plena capacidad de ejercicio con algunas limitaciones: requerirá de autorización judicial para la realización de los actos enumerados en el art. 29, en tanto que les están vedados los que se enuncian en el art. 28. Asimismo, según el art. 644 el progenitor adolescente -esté o no casado puede ejercer por sí la responsabilidad parental respecto de sus hijos menores de edad. Sin embargo, la función parental se ejerce con algunas restricciones previstas en dicho artículo -en ciertas circunstancias y para determinadas decisiones, el consentimiento del progenitor adolescente debe integrarse con el "sentimiento de su propio progenitor-, las que también operan en caso de que el progenitor esté emancipado por matrimonio. Asimismo, el art. 450 establece que las personas menores de edad autorizadas judicialmente para casarse no pueden hacer donaciones en la convención matrimonial ni ejercer la opción por alguno de los regímenes matrimoniales. Finalmente, no se les concede capacidad para testar (art. 2464). Sólo está prevista la emancipación por matrimonio, la cual es irrevocable. Pero para que ello ocurra es presupuesto esencial que la persona menor de edad celebre un matrimonio válido. La norma prevé que si se produce la nulidad del matrimonio (art. 425 inc. a) ello no dejará sin efecto la emancipación respecto del cónyuge de buena fe, al contrario de lo que ocurriría con relación al cónyuge de mala fe para quien cesará la emancipación a partir de que la sentencia de nulidad se encuentre firme. Es decir, una vez declarada la nulidad del matrimonio, sólo subsiste la emancipación respecto del cónyuge de buena fe (aquel que desconocía la causal que invalidaba el acto). Asimismo, se eliminan: la sanción para las personas menores de edad que hubieren contraído matrimonio sin autorización (art. 131 del Código Civil sustituido) y el requisito de alcanzar la mayoría de edad para recuperar la aptitud nupcial en caso de disolución del vínculo en la menor edad (art. 133 in fine del Código Civil sustituido). 2. Emancipación y mayoría de edad Finalmente, al ser distinto ser persona menor de edad emancipada que ser mayor de edad, la norma mantiene la fórmula según la cual si se debe algo a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la mayoría de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad: hasta los 18 años la situación jurídica no se modifica. 3. Fundamento El fundamento de la emancipación por matrimonio radica en la incompatibilidad del estado del cónyuge con la sujeción de éste a la patria potestad -ahora responsabilidad parental o tutela (Llambías). 4. Concordancias Resta señalar que la emancipación está regulada básicamente en los arts, 27, 28 (y su concordancia con el art. 1548) y 29 del Código, aunque también se proyecta expresamente sobre los arts. 101, 135, 597, 638 y 699 (con su remisión al art. 641). III. JURISPRUDENCIA La distinción entre la emancipación por matrimonio y la mayoría de edad ya estaba establecida en el Código sustituido, de lo cual también se hizo eco la jurisprudencia. En efecto, la emancipación que se obtiene al contraer matrimonio, es una institución que habilita o le otorga capacidad a los menores de edad para ejecutar ciertos actos de la vida civil; pero no opera automáticamente convirtiéndolo en mayor de edad (S.T. Tierra del Fuego, 17/11/2008, DFyP, 2009 septiembre-, 254). Art. 28. Actos prohibidos a la persona emancipada. La persona emancipada no puede, ni con autorización judicial: a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito; b) hacer donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito; c) afianzar obligaciones. 1. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO La norma conserva casi con exactitud la redacción del art. 134 del Código sustituido. II. COMENTARIO 1. Prohibiciones Si bien, en principio, la persona menor de edad que contrae matrimonio queda emancipada y pasa a gozar de plena capacidad de ejercicio (art. 27), encuentra una primera limitación en lo normado en este artículo a través de una serie de prohibiciones no dispensables por autorización judicial. En efecto, el inciso a) prevé que si la persona menor de edad emancipada se encontraba bajo tutela, no podrá prestar conformidad con la gestión desarrollada por su tutor -o tutores, si fueran más de uno (art. 1051 y con el saldo que resulte de ella. Ello así, sin perjuicio de que el tutor pueda pedir la aprobación judicial de las cuentas de la tutela, con intervención del Ministerio Público (art. 131). Asimismo, si bien la persona emancipada, en principio, puede realizar donaciones (art. 1548), el inciso b) de la norma en comentario establece que no podrá hacerlo respecto de aquellos bienes que hubiere recibido a título gratuito. La prohibición es extensiva a la cesión gratuita de derechos recibidos a título gratuito, de conformidad con la remisión legal que efectúa el art. 1614. Finalmente, según el inc. c) tampoco podrá otorgar fianzas. Cabe aclarar que la norma es genérica y no realiza distinciones, de modo que la persona emancipada no puede afianzar obligaciones de terceros, para lo cual no se deberá distinguir según si los bienes comprometidos fueron adquiridos a título gratuito u oneroso. Esta prohibición constituye, a su vez, un límite a la capacidad reconocida a la persona emancipada en el art.23 para realizar actos de disposición. 2. Sanciones Si la persona emancipada otorgara cualquiera de los actos enumerados en la norma, ese acto sería nulo de nulidad relativa, ya que lo que se pretende proteger en este caso es el interés particular de la persona menor de edad (art. 386), que es quien puede solicitarla (art. 388). Por lo tanto, el acto podría ser confirmado de acuerdo a lo normado en el art. 393. III. JURISPRUDENCIA La persona menor de edad adquiere con su emancipación la capacidad plena propia del mayor de edad, pasando dicha capacidad a ser la regla y la incapacidad la excepción (CNCiv.,sala K, 10/4/1989, LA LEY, 1991 -C, 193). Así, las restricciones a la capacidad del emancipado en materia patrimonial son las previstas en los arts. 28 y 29. Con la aclaración de que cuando el Código "...se refiere, en el art. 29, a la disposición de bienes adquiridos a título gratuito, debe interpretarse que hace mención a los actos a título oneroso, de lo contrario, ocurriría que luego de sentada en forma terminante una prohibición (art. 28 inc. 20), a renglón seguido se la estaría dejando sin efecto (art. 29)" (CNCiv.,sala J, 30/12/1996, JA, 1998-lI, Abeledo Perrot, nº 10/4005). Art. 29. Actos sujetos a autorización Judicial. El emancipado requiere autorización judicial para disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La autorización debe ser otorgada cuando el acto sea de toda necesidad o de ventaja evidente. l. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO La primera parte de la norma tiene su antecedente en el art. 135 del Código sustituido, según el cual los emancipados adquirían capacidad para administrar y disponer de sus bienes, excepto de aquellos adquiridos a título gratuito, respecto de los cuales para disponer requerían de autorización judicial, salvo si mediaba acuerdo de ambos cónyuges y uno de ellos fuere mayor de edad -cláusula eliminada en el texto de la nueva norma-. Asimismo, la segunda parte de la norma es recogida del art. 136. II. COMENTARIO 1. Autorización para la disposición de los bienes recibidos a título gratuito La norma regula lo referido a los actos de disposición de los bienes de la persona menor de edad emancipada. En efecto, la facultad de disposición de sus bienes encuentra una limitación cuando aquéllos fueron recibidos a título gratuito. Es decir, si bien a la persona emancipada le está permitido disponer en forma onerosa de los bienes que hubiera recibido a título gratuito -ya que ello no le está expresamente prohibido (a diferencia de lo que ocurre con la donación de los bienes recibidos a título gratuito, lo cual sí se encuentra prohibido por el art. 28 inc. b)-, para ello va a requerir de autorización judicial. Dicha autorización para disponer en forma onerosa de los bienes que hubiera recibido a título gratuito, deberá ser otorgada de acuerdo a dos posibilidades: cuando el acto sea de toda necesidad, o bien cuando de él resulte una ventaja evidente. El Código actualmente ya no prevé el requisito de que la venta deba hacerse siempre en pública subasta. En resumen: a la persona emancipada le está vedada la posibilidad de disponer a título gratuito de los bienes que hubiere recibido a título gratuito (art. 28 inc. b), pero puede disponerlos a título oneroso si cuenta con autorización judicial para ello (art. 29). 2. Sanción. Remisión Al igual que lo que ocurre con los actos realizados en violación a la prohibición del art. 28 -nos remitimos a lo allí expuesto-, si la persona emancipada dispusiera sin autorización judicial de los bienes que hubiera recibido a título gratuito, ese acto sería nulo de nulidad relativa y, por ende, susceptible de confirmación. 3. Responsabilidad por obligaciones contraídas Del juego armónico de los arts. 28 y 29 se interpreta que los bienes recibidos por el emancipado a título gratuito constituyen -hasta la mayoría de edad un patrimonio especial o separado, excluido de la agresión de los acreedores. III. JURISPRUDENCIA La indicada en el art. 28. Art. 30. Persona menor de edad con título profesional habilitante. La persona menor de edad que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autorización. Tiene la administración y disposición de los bienes que adquiere con el producto de su profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella. I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO La norma trascribe casi textualmente el segundo párrafo del art. 128 del Código Civil sustituido (texto según ley 26.579). Por entonces, el texto del art. 128 debía ser interpretado -no sin dificultades a la luz de los arts. 275 y 283 del mismo cuerpo normativo, y teniendo en cuenta las novedades introducidas por la ley 26.390 (Ley de Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente) entre las que se encontraban las modificaciones -entre otras a la ley 20.744(ley de Contrato de Trabajo). Según el Código Civil, una persona menor de edad podía trabajar por cuenta propia y sin previa autorización de sus padres o tutor desde que poseía título habilitante -no indicándose desde qué edad-; en tanto, la ley laboral indicaba que sólo desde los 16 años podía celebrar contrato de trabajo con autorización de los padres (art. 32, ley 20.744), salvo el supuesto de que la persona menor de edad trabajara en una empresa familiar bajo determinados recaudos (art. 189bis, ley 20.744). En ese marco, en el intento de armonizar la normativa por entonces vigente, una primera postura entendía que la persona menor de edad que podía ejercer su profesión era la que tuviera, al menos, 16 años de edad. En cambio, otra postura sostenía que la limitación de 16 años que imponía la ley laboral sólo regía para el trabajo en relación de dependencia, de modo que si el menor adulto (entre 14 y 18años), cualquiera que fuere su edad, obtenía título habilitante, el caso se encontraba regido por el principio del art. 1213 del Código Civil, y, por ende, podía ejercerlo siempre que los padres prestaran su autorización. II. COMENTARIO Se hace referencia a la persona menor de edad que ha obtenido un título habilitante expedido por una autoridad competente, pública o privada, reconocida oficialmente -no necesariamente de nivel terciario ni de contenido predominantemente intelectual para practicar la actividad reglamentada propia del respectivo título (Tobías). Según esta norma, la persona menor de edad con título habilitante puede: ejercer su profesión por cuenta propia, sin que para ello necesite autorización: administrar y disponer de los bienes que adquiere con el producto de su profesión; estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella. Sin embargo, el art. 30 debe ser interpretado en consonancia con los arts. 681, 682 y 683, a los que cabe remitirse. De todas formas, en lo que resulta de interés para establecer los alcances de la norma en comentario, el art. 681 establece que el hijo de menos de dieciséis (16) años de edad no puede ejercer oficio, profesión o industria, ni obligar a su persona de otra manera sin autorización de sus progenitores. Por ende, del juego armónico de ambos preceptos se desprende que las personas menores de edad que pueden ejercer su profesión sin requerir de previa autorización son aquellas que ya hayan alcanzado la edad de dieciséis años. Lo relativo al empleo bajo relación de dependencia queda regido por la legislación especial. III. JURISPRUDENCIA La jurisprudencia ha sido conteste en interpretar que la capacidad laboral de las personas menores de edad, reconocida ahora en el art. 30, constituye una excepción a la regla general de la incapacidad (SCBA, 3/06/1990, ED, 140-238), la que actualmente es concordante con lo normado por el párrafo segundo del art. 26.