art del ccyc de personas menores de edad

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LEY 26.994/14 CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION
LIBRO PRIMERO – PARTE GENERAL – TITULO I - PERSONAS HUMANAS
CAPITULO II
CAPACIDAD
Comentario de JUAN PABLO OLMO
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Coord: Mariano Esper.
Editorial La Ley 2014
Sección Segunda.
PERSONA MENOR DE EDAD. Arts. 25 al 30
Art. 25. Menor de edad y adolescente
Art. 26. Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad
Art. 27. Emancipación
Art. 28. Actos prohibidos a la persona emancipada
Art. 29. Actos sujetos a autorización Judicial.
Art. 30. Persona menor de edad con título profesional habilitante.
Art. 25. Menor de edad y adolescente. Menor de edad es la persona que no ha
cumplido dieciocho años.
Este Código denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió trece
años.
I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
En el Código sustituido se consideraban menores aquellas personas que no
hubieren cumplido la edad de dieciocho años (art. 126, texto según ley 26.579). A
su vez, se subdividían en dos categorías: desde el nacimiento hasta los catorce
años cumplidos eran considerados menores impúberes, y menores adultos desde
esta edad hasta los dieciocho años cumplidos (art. 127). La doctrina criticó la
existencia de tal clasificación, ya que se alegaba que en ambos casos se trataba
de personas incapaces de hecho que sólo podían realizar por sí los actos que el
ordenamiento jurídico les permitiera. El discernimiento para los actos lícitos se
adquiría a los catorce años (menores adultos) y para los actos ilícitos a los diez
años.
II. COMENTARIO
1. Personas menores de edad
Desde el nacimiento hasta los dieciocho años, el Código llama a las personas
menores de edad. Son consideradas incapaces de ejercicio, en la medida que no
cuenten con la edad y grado de madurez suficiente (art. 24 inc. b) para ejercer los
actos que el propio ordenamiento jurídico les permite (arts, 26 y concs.), Los
padres ejercen la responsabilidad parental (art. 638) y son sus representantes
legales (art. 101. inc. b).
A su vez, dentro de esta categoría de personas menores de edad se encuentran
los adolescentes: desde los trece años hasta la mayoría de edad. En efecto, el
discernimiento para los actos voluntarios lícitos ahora se adquiere, en general, a
partir de los trece años (arts. 260 y 261 inc. c); en tanto el discernimiento para los
actos voluntarios ilícitos se sigue adquiriendo a los diez anos (art. 261 inc. b),
2. Las denominaciones utilizadas en el Código
Esta norma no prevé específicamente una clasificación para las personas
menores de edad desde su nacimiento hasta los trece años cumplidos.
Sin embargo, a lo largo del articulado del Código se utilizan distintas
denominaciones: niño (arts. 583, 589, 590, 591. 593, 596, 611, 615, 634, 639, 644,
2635 y 2640); niño y niña (arts. 583 y 607); adolescente (arts. 26, 109, 425, 596,
644, 645, 667, 677, 678, 680 y 682); niño y adolescente (arts. 646, 647, 656, 672,
676, 703 y 2642); niña, niño y adolescente (arts. 104, 105, 106, 107, 110, ]11, 112,
113, 114, 115, 117, 119, 122, 594, 595, 599, 605, 607, 608, 609, 611, 613, 621,
625, 635, 657, 706, 707, 716, 2614,2 640 y 2642); menor de edad (arts. 26, 27, 30,
48, 65, 101, 103, 106, 108, 109, 113, 120, 128, 140, 249, 261, 404, 450, 455, 526,
541, 555, 581, 596, 597, 599, 604, 634, 638, 679, 711, 716, 720, 1548, 1745,
1755,1767 1922, 2330, 2614, 2638, 2641 y 2642).
De este modo, el Código denomina genéricamente "menores de edad" a todas las
personas desde el nacimiento hasta los dieciocho años. A su vez, dentro de las
personas menores de edad existen dos categorías: "niñas y niños" (o bien "niños",
llamados genéricamente), que van desde el nacimiento hasta los trece años
cumplidos; y "adolescentes", desde los trece años hasta la mayoría de edad a los
dieciocho años. Por ello, al referirse a las personas menores de edad, el Código
utiliza la denominación "niña, niño y adolescente" (o bien "niños y adolescentes").
3. Mayoría de edad
La mayoría de edad se adquiere de pleno derecho el día en que la persona
cumple dieciocho años de edad. Es decir, automáticamente con el inicio de ese
día, sin tener que esperar el transcurso de las 24 horas del día del cumpleaños. A
partir de allí, la persona adquiere la plena capacidad de ejercicio por haber cesado
el presupuesto -la menor edad del que deriva la incapacidad. Se extingue la
titularidad de la responsabilidad parental (arts. 638 y 699 inc. c) y, con ello, la
representación legal que ejercían sus padres (art. 101 inc. b). Asimismo, es causal
de cese de la tutela (arts. 104 y l35). Ello así, sin perjuicio de lo dispuesto para los
casos de las personas menores de edad emancipadas (arts. 27, 28 y 29).
III. JURISPRUDENCIA
La indicada en el art. 26.
Art. 26. Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona
menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.
No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer
por sí los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones
de conflicto de intereses con sus representantes legales, puede intervenir con
asistencia letrada.
La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que
le concierne así como a participar en las decisiones sobre su persona.
Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para
decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni
comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o
integridad física.
Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está
en riesgo la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento
con la asistencia de sus progenitores y el conflicto entre ambos se resuelve
teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica
respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico.
A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para
las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo.
I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
La norma encuentra su correlato en los arts. 55 y 56 del Código sustituido. Allí se
regulaba u n régimen según el cual las personas menores de edad adquirían
derechos y contraían obligaciones a través de sus representantes, ya que artes de
los catorce años (menores impúberes) se encontraban en una situación de
incapacidad de hecho absoluta, en tanto los mayores de catorce años (menores
adultos), de incapacidad de hecho relativa: sólo tenían capacidad para otorgar los
actos que las leyes les autorizaran.
Pero también entraban en consideración los arts. 5° y 12 de la Convención sobre
los Derechos del Niño (ley 23.849), a la luz de los cuales se incorporaron los arts.
19 y 27 de la ley 26.061, que receptaban límites más flexibles inspirados en un
modelo de capacidad progresiva para el ejercicio de los derechos.
El nuevo texto busca dejar atrás la incompatibilidad de normas resultante de los
dos modelos que coexistían anteriormente, basados en distintos paradigmas: un
régimen rígido (Código Civil) y uno flexible (CDN y ley 26.061).
II. COMENTARIO
I. Principio general
El primer párrafo de la norma establece como principio general que la persona
menor de edad no ejerce sus derechos por sí, sino a través de sus representantes
legales: sus padres o, en su defecto, el tutor que se le nombre (art. 101 inc. b).
2. Capacidad. Derechos reconocidos. Otras implicancias
En consonancia con lo establecido en los arts, 5° y 12 de la CDN, el segundo
párrafo de la norma recoge el principio de capacidad o autonomía progresiva para
el ejercicio de los derechos de conformidad con la evolución de sus facultades, a
través de pautas flexibles.
En efecto, como contrapartida de la incapacidad de ejercicio emanada del art. 24
inc. b), las personas que cuenten con la edad y grado de madurez suficiente
podrán ejercer por sí aquellos actos de acuerdo a los términos en que les sean
permitidos por el ordenamiento jurídico. Por lo tanto, a mayor autonomía,
disminuye la representación de los progenitores en el ejercicio de los derechos de
los hijos (art. 639 inc. b). Incluso, habiendo conflicto de intereses con sus
representantes legales, los hijos podrán intervenir por derecho propio y con
asistencia letrada, sin perjuicio de los demás supuestos específicos donde
también se les reconoce expresamente su actuación con asistencia letrada (arts.
109 inc. a, 596, 608 inc. a, 617 inc. a, 661 inc. b, 677, 678 y 679).
Es así que, en consonancia con el derecho a participar en las decisiones sobre su
persona (párrafo tercero de la norma), a lo largo del Código aparecen diversos
artículos a través de los cuales se les reconocen el derecho a ser oídos y a que
sus opiniones sean tenidas en cuenta según la edad y grado de madurez: arts.
113, 404 (y su correlato con el art. 425 inc. a, 595 inc. f, 598, 613, 617 inc. b, 626
inc. d y 639 inc. c). Tienen derecho a ser oídos en todos los procesos que los
afectan directamente. Su opinión debe ser tenida en cuenta y valorada según su
grado de discernimiento y la cuestión debatida en el proceso (art. 707). Su
participación en los procesos judiciales está regulada en los arts. 677, 678, 679 y
680.
Asimismo, cuando gocen de edad y grado de madurez suficiente, pueden ejercer
por sí los derechos reconocidos en los arts. 64 y 66 (referidos al apellido), 364
(representante en la representación voluntaria), 595 inc. f) (consentir su adopción
a partir de los diez años), 596 (conocer sus orígenes en la adopción), 608 inc. a) y
617 inc. a) (carácter de parte en la adopción), 627 inc. d) (solicitar se mantenga el
apellido de origen en la adopción simple), 644 (ejercer la responsabilidad
parental), 645 (el consentimiento expreso de ambos progenitores que involucren a
su hijo respecto a: el ingreso a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de
seguridad; salir de la República o cambio de residencia permanente en el
extranjero; estar en juicio: la administración de los bienes de los hijos; en todos los
casos debe completarse con el consentimiento de los hijos si ya son
adolescentes), 661 inc. b) (demandar alimentos a sus progenitores), 667 (contraer
deudas para satisfacer sus necesidades de alimentación y otros rubros urgentes),
y 680 (defenderse en juicio criminal y reconocer hijos, sin autorización de sus
padres). Tienen derecho a recibir información en relación a los contratos que
celebran sus progenitores con terceros en su nombre (art. 690) y a pedir que les
rindan cuentas por la disposición que hagan de las rentas de sus bienes (art. 697).
La capacidad para ejercer una actividad económica profesional o laboral, bajo
relación de dependencia o en forma independiente, surge de los arts. 30, 681, 682
y 681, sin perjuicio de la remisión que allí se hace a la legislación especial. Tienen
la administración de los bienes adquiridos mediante trabajo, empleo, profesión o
industria (art. 686 inc. a).
Sin distinción de edad, los contratos de escasa cuantía de la vida cotidiana que
celebren se presumen realizados con la conformidad de los progenitores (art. (84).
En algunos casos, la edad de los hijos será una pauta para determinar la
cuantificación de los alimentos entre cónyuges (art. 433 inc. a), el monto de las
compensaciones económicas por motivos de divorcio (art. 442 inc. d o de cese de
la convivencia (art. 525 inc. c), o bien para la atribución del cuidado personal
unilateral del hijo (art. 653 inc. b). En otros casos, se establece una prohibición
específica de hacer donaciones en la convención matrimonial o de elegir el
régimen patrimonial (art. 450); y se prevé el deber de prestar a sus progenitores
colaboración propia de Sil edad y desarrollo, y cuidar de ellos u otros ascendientes
(art. 671 inc. c).
Resta señalar que el discernimiento para los actos voluntarios lícitos se adquiere a
partir de los trece años (arts. 260 y 261 inc. c), sin perjuicio de lo establecido en
las disposiciones especiales y de acuerdo a lo señalado anteriormente; en tanto el
discernimiento para los actos voluntarios ilícitos se adquiere a los diez años (art.
261 inc. b).
3. Cuidado del propio cuerpo
El párrafo sexto de la norma prevé lo que parte de la doctrina ha llamado un
supuesto de "mayoría de edad anticipada" para las decisiones relativas al cuidado
del propio cuerpo, para lo cual el adolescente será considerado como un adulto a
partir de los dieciséis años, con excepción de lo dispuesto para algunos supuestos
específicos en la legislación especial v.gr., art. 15 de la ley 24.193 (trasplantes de
órganos y materiales anatómicos), art. 26 de la ley 26.657 (salud mental), art. 5°
de la ley 26.743 (identidad de género).
Antes de esa edad, entre los trece y los dieciséis años, se presume -salvo prueba
en contrario que el adolescente tiene aptitud para decidir por sí respecto de
aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de
salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física (párrafo cuarto).
Para los otros tratamientos -que de por sí denotan una mayor importancia o
seriedad en la cuestión a decidir-, el adolescente debe prestar su consentimiento
con la asistencia de sus progenitores. Se trata de una decisión coparticipada entre
el adolescente y los progenitores. En caso de que los progenitores no autoricen el
tratamiento, se deberá resolver teniendo en cuenta el interés superior del
adolescente, sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de
la realización o no del acto médico (párrafo quinto).
Todo ello, sin perjuicio de lo dispuesto con relación al consentimiento en el último
párrafo del art. 59 del Código.
4. Capacidad para testar y para contraer matrimonio
El Código no reconoce capacidad para testar a las personas menores de edad.
Está previsto expresamente que quienes pueden hacerlo son las personas
mayores de edad al tiempo del acto (art. 2464).
Si bien la edad legal para contraer matrimonio es a los dieciocho años (art. 403
inc. f, se podrá contraer matrimonio válido antes de los 16 años previa dispensa
judicial. A su vez, el que haya cumplido la edad de 16 años puede contraer
matrimonio con autorización de sus representantes legales. A falta de ésta, puede
hacerlo previa dispensa judicial. La decisión judicial debe tener en cuenta la edad
y grado de madurez alcanzados por la persona, referidos especialmente a la
comprensión de las consecuencias jurídicas del acto matrimonial (art. 404).
III. JURISPRUDENCIA
La legislación especial ha ido perfilándose hacia el reconocimiento del ejercicio de
ciertos derechos por parte de los propios niños y adolescentes, en forma
progresiva, sobre todo de aquellos conocidos como derechos personalísimos.
Desde este enfoque evolutivo, pierden cierta virtualidad las categorías que se
establezcan para las personas menores de edad y adquieren fuerza otras tales
como v.gr., "edad fértil". Muestra de ello es lo que ha resucito la jurisprudencia al
respecto: "...la concesión de un derecho propio al niño en edad fértil de informarse
y tomar decisiones sobre su propio cuerpo constituye un medio adecuado a la
finalidad de la ley. Requerir la conformidad o presencia necesaria de los padres
para acceder a información y a la asistencia en materia de salud reproductiva es
susceptible de causar un evidente efecto intimidatorio en los niños y adolescentes
en edad fértil. Este efecto sería a todas luces contrario a la finalidad de la ley, que
-amén del desarrollo de la autonomía del niño y del adolescente en temas que
hacen a su esfera íntima es la de prevenir embarazos no deseados, abortos y
enfermedades de transmisión sexual. La limitación de la autoridad de los padres,
correlativa a la concesión de un derecho a los niños y adolescentes en edad fértil,
constituye un sacrificio razonable en aras de la consecución de los legítimos fines
de la ley" (TS Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 14/10/2003, LA LEY,2004-B,
413).
Art. 27. Emancipación. La celebración del matrimonio antes de los dieciocho
años emancipa a la persona menor de edad.
La persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones
previstas en este Código.
La emancipación es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la
emancipación, excepto respecto del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir
del día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada.
Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo
hasta la mayoría de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de
su exigibilidad.
1. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
La norma encuentra sus antecedentes en los arts. 131, 132, 133 y 137 del Código
sustituido. Luego de la reforma introducida por la ley 26.579 -a través de la cual se
baja la mayoría de edad de veintiuno a dieciocho años los supuestos de
emancipación habían quedado reducidos únicamente a la emancipación por
matrimonio, a partir de lo cual las personas menores de edad adquirían la
capacidad civil con las limitaciones establecidas en los arts. 134 y 135.
Sin embargo, si por entonces contraían matrimonio sin autorización no tenían
hasta la mayoría de edad la administración y disposición de los bienes que habían
recibido a título gratuito (art. 131 párr. 2º); y si se disolvía en la menor edad, la
nueva aptitud nupcial era adquirida una vez alcanzada la mayoría de edad (art.
133).
II.COMENTARIO
I. Emancipación por matrimonio
Las personas humanas adquieren plena capacidad de ejercicio no sólo cuando
alcanzan la mayoría de edad a los 18 años (art. 25), sino también antes de esa
edad a través de la emancipación. Esta institución, que proviene del Derecho
Romano (emancipatio y venia actatis), sustrae a la persona menor de edad de la
patria potestad -ahora llamada responsabilidad parental-, confiriendo la capacidad
con algunas limitaciones (Rivera).
La norma regula el supuesto de la emancipación por matrimonio.
Si bien la edad legal para contraer matrimonio es a los 18 años (art. 403 inc. f), es
posible igualmente contraer matrimonio válido antes de esa edad, previa
autorización (art. 404). En este caso, la persona menor de edad que contrae
matrimonio queda emancipada automáticamente desde ese momento y con ello
adquiere plena capacidad de ejercicio, aunque con las limitaciones que prevé
expresamente el propio Código en sus arts. 28, 29 y 644.
Es decir, la emancipación es causal de extinción de la titularidad de la
responsabilidad parental (arts. 638 y 699) y, con ello, cesa la representación legal
que ejercían sus padres a la luz del art. 101 inc. b), Asimismo, hace cesar la tutela
(arts. 104 y 135 inc. a).
Como ya se adelantara, la persona emancipada adquiere plena capacidad de
ejercicio con algunas limitaciones: requerirá de autorización judicial para la
realización de los actos enumerados en el art. 29, en tanto que les están vedados
los que se enuncian en el art. 28. Asimismo, según el art. 644 el progenitor
adolescente -esté o no casado puede ejercer por sí la responsabilidad parental
respecto de sus hijos menores de edad. Sin embargo, la función parental se ejerce
con algunas restricciones previstas en dicho artículo -en ciertas circunstancias y
para determinadas decisiones, el consentimiento del progenitor adolescente debe
integrarse con el "sentimiento de su propio progenitor-, las que también operan en
caso de que el progenitor esté emancipado por matrimonio. Asimismo, el art. 450
establece que las personas menores de edad autorizadas judicialmente para
casarse no pueden hacer donaciones en la convención matrimonial ni ejercer la
opción por alguno de los regímenes matrimoniales. Finalmente, no se les concede
capacidad para testar (art. 2464).
Sólo está prevista la emancipación por matrimonio, la cual es irrevocable. Pero
para que ello ocurra es presupuesto esencial que la persona menor de edad
celebre un matrimonio válido. La norma prevé que si se produce la nulidad del
matrimonio (art. 425 inc. a) ello no dejará sin efecto la emancipación respecto del
cónyuge de buena fe, al contrario de lo que ocurriría con relación al cónyuge de
mala fe para quien cesará la emancipación a partir de que la sentencia de nulidad
se encuentre firme. Es decir, una vez declarada la nulidad del matrimonio, sólo
subsiste la emancipación respecto del cónyuge de buena fe (aquel que
desconocía la causal que invalidaba el acto).
Asimismo, se eliminan: la sanción para las personas menores de edad que
hubieren contraído matrimonio sin autorización (art. 131 del Código Civil
sustituido) y el requisito de alcanzar la mayoría de edad para recuperar la aptitud
nupcial en caso de disolución del vínculo en la menor edad (art. 133 in fine del
Código Civil sustituido).
2. Emancipación y mayoría de edad
Finalmente, al ser distinto ser persona menor de edad emancipada que ser mayor
de edad, la norma mantiene la fórmula según la cual si se debe algo a la persona
menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la mayoría de edad, la
emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad: hasta los 18
años la situación jurídica no se modifica.
3. Fundamento
El fundamento de la emancipación por matrimonio radica en la incompatibilidad del
estado del cónyuge con la sujeción de éste a la patria potestad -ahora
responsabilidad parental o tutela (Llambías).
4. Concordancias
Resta señalar que la emancipación está regulada básicamente en los arts, 27, 28
(y su concordancia con el art. 1548) y 29 del Código, aunque también se proyecta
expresamente sobre los arts. 101, 135, 597, 638 y 699 (con su remisión al art.
641).
III. JURISPRUDENCIA
La distinción entre la emancipación por matrimonio y la mayoría de edad ya estaba
establecida en el Código sustituido, de lo cual también se hizo eco la
jurisprudencia. En efecto, la emancipación que se obtiene al contraer matrimonio,
es una institución que habilita o le otorga capacidad a los menores de edad para
ejecutar ciertos actos de la vida civil; pero no opera automáticamente
convirtiéndolo en mayor de edad (S.T. Tierra del Fuego, 17/11/2008, DFyP, 2009 septiembre-, 254).
Art. 28. Actos prohibidos a la persona emancipada. La persona emancipada
no puede, ni con autorización judicial:
a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito;
b) hacer donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito;
c) afianzar obligaciones.
1. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
La norma conserva casi con exactitud la redacción del art. 134 del Código
sustituido.
II. COMENTARIO
1. Prohibiciones
Si bien, en principio, la persona menor de edad que contrae matrimonio queda
emancipada y pasa a gozar de plena capacidad de ejercicio (art. 27), encuentra
una primera limitación en lo normado en este artículo a través de una serie de
prohibiciones no dispensables por autorización judicial.
En efecto, el inciso a) prevé que si la persona menor de edad emancipada se
encontraba bajo tutela, no podrá prestar conformidad con la gestión desarrollada
por su tutor -o tutores, si fueran más de uno (art. 1051 y con el saldo que resulte
de ella. Ello así, sin perjuicio de que el tutor pueda pedir la aprobación judicial de
las cuentas de la tutela, con intervención del Ministerio Público (art. 131).
Asimismo, si bien la persona emancipada, en principio, puede realizar donaciones
(art. 1548), el inciso b) de la norma en comentario establece que no podrá hacerlo
respecto de aquellos bienes que hubiere recibido a título gratuito. La prohibición es
extensiva a la cesión gratuita de derechos recibidos a título gratuito, de
conformidad con la remisión legal que efectúa el art. 1614.
Finalmente, según el inc. c) tampoco podrá otorgar fianzas. Cabe aclarar que la
norma es genérica y no realiza distinciones, de modo que la persona emancipada
no puede afianzar obligaciones de terceros, para lo cual no se deberá distinguir
según si los bienes comprometidos fueron adquiridos a título gratuito u oneroso.
Esta prohibición constituye, a su vez, un límite a la capacidad reconocida a la
persona emancipada en el art.23 para realizar actos de disposición.
2. Sanciones
Si la persona emancipada otorgara cualquiera de los actos enumerados en la
norma, ese acto sería nulo de nulidad relativa, ya que lo que se pretende proteger
en este caso es el interés particular de la persona menor de edad (art. 386), que
es quien puede solicitarla (art. 388). Por lo tanto, el acto podría ser confirmado de
acuerdo a lo normado en el art. 393.
III. JURISPRUDENCIA
La persona menor de edad adquiere con su emancipación la capacidad plena
propia del mayor de edad, pasando dicha capacidad a ser la regla y la incapacidad
la excepción (CNCiv.,sala K, 10/4/1989, LA LEY, 1991 -C, 193). Así, las
restricciones a la capacidad del emancipado en materia patrimonial son las
previstas en los arts. 28 y 29. Con la aclaración de que cuando el Código "...se
refiere, en el art. 29, a la disposición de bienes adquiridos a título gratuito, debe
interpretarse que hace mención a los actos a título oneroso, de lo contrario,
ocurriría que luego de sentada en forma terminante una prohibición (art. 28 inc.
20), a renglón seguido se la estaría dejando sin efecto (art. 29)" (CNCiv.,sala J,
30/12/1996, JA, 1998-lI, Abeledo Perrot, nº 10/4005).
Art. 29. Actos sujetos a autorización Judicial. El emancipado requiere
autorización judicial para disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La
autorización debe ser otorgada cuando el acto sea de toda necesidad o de ventaja
evidente.
l. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
La primera parte de la norma tiene su antecedente en el art. 135 del Código
sustituido, según el cual los emancipados adquirían capacidad para administrar y
disponer de sus bienes, excepto de aquellos adquiridos a título gratuito, respecto
de los cuales para disponer requerían de autorización judicial, salvo si mediaba
acuerdo de ambos cónyuges y uno de ellos fuere mayor de edad -cláusula
eliminada en el texto de la nueva norma-.
Asimismo, la segunda parte de la norma es recogida del art. 136.
II. COMENTARIO
1. Autorización para la disposición de los bienes recibidos a título gratuito
La norma regula lo referido a los actos de disposición de los bienes de la persona
menor de edad emancipada. En efecto, la facultad de disposición de sus bienes
encuentra una limitación cuando aquéllos fueron recibidos a título gratuito.
Es decir, si bien a la persona emancipada le está permitido disponer en forma
onerosa de los bienes que hubiera recibido a título gratuito -ya que ello no le está
expresamente prohibido (a diferencia de lo que ocurre con la donación de los
bienes recibidos a título gratuito, lo cual sí se encuentra prohibido por el art. 28 inc.
b)-, para ello va a requerir de autorización judicial.
Dicha autorización para disponer en forma onerosa de los bienes que hubiera
recibido a título gratuito, deberá ser otorgada de acuerdo a dos posibilidades:
cuando el acto sea de toda necesidad, o bien cuando de él resulte una ventaja
evidente. El Código actualmente ya no prevé el requisito de que la venta deba
hacerse siempre en pública subasta.
En resumen: a la persona emancipada le está vedada la posibilidad de disponer a
título gratuito de los bienes que hubiere recibido a título gratuito (art. 28 inc. b),
pero puede disponerlos a título oneroso si cuenta con autorización judicial para
ello (art. 29).
2. Sanción. Remisión
Al igual que lo que ocurre con los actos realizados en violación a la prohibición del
art. 28 -nos remitimos a lo allí expuesto-, si la persona emancipada dispusiera sin
autorización judicial de los bienes que hubiera recibido a título gratuito, ese acto
sería nulo de nulidad relativa y, por ende, susceptible de confirmación.
3. Responsabilidad por obligaciones contraídas
Del juego armónico de los arts. 28 y 29 se interpreta que los bienes recibidos por
el emancipado a título gratuito constituyen -hasta la mayoría de edad un
patrimonio especial o separado, excluido de la agresión de los acreedores.
III. JURISPRUDENCIA
La indicada en el art. 28.
Art. 30. Persona menor de edad con título profesional habilitante. La persona
menor de edad que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión
puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autorización. Tiene la
administración y disposición de los bienes que adquiere con el producto de su
profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.
I. RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL. FUENTES DEL NUEVO TEXTO
La norma trascribe casi textualmente el segundo párrafo del art. 128 del Código
Civil sustituido (texto según ley 26.579).
Por entonces, el texto del art. 128 debía ser interpretado -no sin dificultades a la
luz de los arts. 275 y 283 del mismo cuerpo normativo, y teniendo en cuenta las
novedades introducidas por la ley 26.390 (Ley de Prohibición del Trabajo Infantil y
Protección del Trabajo Adolescente) entre las que se encontraban las
modificaciones -entre otras a la ley 20.744(ley de Contrato de Trabajo).
Según el Código Civil, una persona menor de edad podía trabajar por cuenta
propia y sin previa autorización de sus padres o tutor desde que poseía título
habilitante -no indicándose desde qué edad-; en tanto, la ley laboral indicaba que
sólo desde los 16 años podía celebrar contrato de trabajo con autorización de los
padres (art. 32, ley 20.744), salvo el supuesto de que la persona menor de edad
trabajara en una empresa familiar bajo determinados recaudos (art. 189bis, ley
20.744). En ese marco, en el intento de armonizar la normativa por entonces
vigente, una primera postura entendía que la persona menor de edad que podía
ejercer su profesión era la que tuviera, al menos, 16 años de edad. En cambio,
otra postura sostenía que la limitación de 16 años que imponía la ley laboral sólo
regía para el trabajo en relación de dependencia, de modo que si el menor adulto
(entre 14 y 18años), cualquiera que fuere su edad, obtenía título habilitante, el
caso se encontraba regido por el principio del art. 1213 del Código Civil, y, por
ende, podía ejercerlo siempre que los padres prestaran su autorización.
II. COMENTARIO
Se hace referencia a la persona menor de edad que ha obtenido un título
habilitante expedido por una autoridad competente, pública o privada, reconocida
oficialmente
-no
necesariamente
de
nivel
terciario
ni
de
contenido
predominantemente intelectual para practicar la actividad reglamentada propia del
respectivo título (Tobías).
Según esta norma, la persona menor de edad con título habilitante puede: ejercer
su profesión por cuenta propia, sin que para ello necesite autorización: administrar
y disponer de los bienes que adquiere con el producto de su profesión; estar en
juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.
Sin embargo, el art. 30 debe ser interpretado en consonancia con los arts. 681,
682 y 683, a los que cabe remitirse. De todas formas, en lo que resulta de interés
para establecer los alcances de la norma en comentario, el art. 681 establece que
el hijo de menos de dieciséis (16) años de edad no puede ejercer oficio, profesión
o industria, ni obligar a su persona de otra manera sin autorización de sus
progenitores. Por ende, del juego armónico de ambos preceptos se desprende que
las personas menores de edad que pueden ejercer su profesión sin requerir de
previa autorización son aquellas que ya hayan alcanzado la edad de dieciséis
años. Lo relativo al empleo bajo relación de dependencia queda regido por la
legislación especial.
III. JURISPRUDENCIA
La jurisprudencia ha sido conteste en interpretar que la capacidad laboral de las
personas menores de edad, reconocida ahora en el art. 30, constituye una
excepción a la regla general de la incapacidad (SCBA, 3/06/1990, ED, 140-238), la
que actualmente es concordante con lo normado por el párrafo segundo del art.
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