costos de la violencia y el presupuesto nacional

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COSTOS DE LA VIOLENCIA Y EL PRESUPUESTO NACIONAL
Fernando Carrión M.
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Publicado en: Diario Hoy
Hemos tenido algunas semanas de discusión sobre el presupuesto del Estado. Sin embargo,
muy poca atención se le ha prestado al tema de la seguridad ciudadana en este contexto.
En el Ecuador –desgraciadamente- no se han hecho estudios del costo económico que tiene
la violencia. El BID publicó recientemente un estudio realizado en seis países
latinoamericanos -tres de ellos en la región andina- y estimó un promedio del costo para
América Latina en el 14.2 % del PIB; esto es, 168.000 millones de dólares. Una cantidad,
nada despreciable
De allí se desprenden los altos costos que tiene la violencia y como ésta se convierte en un factor contrario al
desarrollo. En su estudio el BID llega a la conclusión que “la violencia es en la actualidad la principal limitante para
el desarrollo económico de América Latina”. A lo cual puede añadirse –sin temor a equivocación- que también es
una limitante para la democracia, porque corroe y deslegitima a las instituciones democráticas como, por ejemplo,
el sistema judicial, la Policía, y el Parlamento.
Si hacemos una extrapolación de los casos estudiados y sacamos un promedio del costo económico de la
violencia –basados en estudios realizados por el BID en tres países andinos- podemos llegar a la conclusión
de que en el Ecuador el costo de la violencia podría llegar a la cifra del 7.9 por ciento del PIB; ¡esto significa
una cantidad superior a los dos mil millones de dólares!
Por otro lado, tenemos que los países con las más altas tasas de homicidios son los que tienen la mayor
cantidad de recursos destinados a la seguridad. El costo de la violencia en Colombia, que tiene una tasa de
88 homicidios por cien mil- fue del 24.7 % del PIB y de El Salvador (con cerca de 150) del 24.9 %, dos de los
países con las tasas más altas del mundo y de América Latina.
En contrapartida tenemos a Costa Rica, Chile y Uruguay, que tienen las tasas de homicidios más bajas de
América Latina, y son los países que cuentan con los presupuestos más altos destinados a lo social. Ergo: la
mejor política de seguridad ciudadana es aquella que diseña buenas políticas sociales y con recursos
económicos significativos.
En el presupuesto nacional se percibe que los gastos de inversión del sector Social disminuyen su
participación con respecto al gasto total del sector y el gasto social (16%) no crece al mismo ritmo del de
seguridad (40%). Esto significa que tenemos en el país un incremento de los gastos en seguridad y una
disminución de los del ámbito de lo social. Esto es, una lógica contraria a la disminución de la violencia y
próxima al incremento de los costos que se incurren en ella y, por lo tanto, al incremento del presupuesto.
En otras palabras, si se diseñara un presupuesto que tienda a la disminución de la violencia habría una
mejora en la distribución de los recursos al interior del presupuesto y, sobre todo, ayudaría a reducir el déficit
presupuestario. No habría la necesidad de los ajustes, habría mas recursos económicos, mejoraría la calidad
de vida y las instituciones se fortalecerían.
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