REBELIÓN MORAL CONTRA EL LENGUAJE EN “TWELFTH NIGHT OR WHAT YOU WILL” DE WILLIAM SHAKESPEARE Por Dante Oliva León En Feste, el bufón de Twelfth Night or What You Will de William Shakespeare podemos observar un conjunto de características éticas propias de lo que llamamos en época contemporánea: “modernidad”. Nos interesa observar cómo a partir de este espectro ético nuestro bufón pone de manifiesto una particular construcción “teórica” sobre el lenguaje, siendo ella al mismo tiempo el motor básico de sus actitudes. Para iniciar nuestra interpretación ética a Feste el bufón hemos optado por el empleo de un término que nos viene del existencialismo de Camus: “rebelde”. 1 CAMUS Y EL “REBELDE MORAL” Dada la atmósfera violentista y el escepticismo consecuente del siglo XX, no es difícil comprender el por qué del surgimiento del existencialismo en Occidente, que aparece como una voz de lucha contra la angustia humana y contra el absurdo que la época ha encontrado en su naturaleza, surge casi, como diría Sartre, “como un humanismo”, como una rebelión. Al igual que en el voluntarismo nietzscheanoii , el existencialismo tiene como necesario correlato la propuesta de un cómo actuar, saltando, entonces, de la gnosis a la praxis. Pues bien, el concepto de voluntad rebelde adquiere en este punto su carácter y definición. Ser rebelde significa luchar contra el determinismo, luchar contra la angustia, luchar contra el absurdo y proponer un sentido al “sin sentido” de las cosas a partir del hacer uso de la libertad humana, la cual comprobaría su existencia en cualquier situación práctica en la que el hombre debe tomar decisiones. La idea de rebelión, en el sentido existencialista, es acuñada por Albert Camus en su muy lúcido ensayo “El mito de Sísifo”, publicado en 1942, y desarrollada con mayores detalles en “El hombre rebelde”, publicada años después. La reflexiones de Camus se aproximan con enfática decisión al lugar donde se encuentra el germen de sus propósitos, la existencia misma. Ante la suposición de un estado contingente y finito para el hombre, Camus se interroga sobre la existencia de Dios, si Dios existiese, entonces cómo podría existir la angustia y la libertad humanas al mismo tiempo. Camus opta por considerar que la existencia de Diosiii frente a la libertad inmanente al hombre son incompatibles y por tanto o una de las dos no es real o la existencia es un absurdo esencial: “(...) o no somos libres y el responsable del mal es Dios todopoderoso, o somos libres y responsables, pero Dios no es todopoderoso.” De lo anterior, el mismo Camus propone que ante el ser humano angustiado y conciente de los propios problemas y límites inherentes a su existencia (al cual le atribuye el nombre de hombre absurdo), aparece una encrucijada ética, de la cual deberá optar por uno de los dos caminos que ante sí aparecerían (nótese el papel de la libertad en este aspecto)... ¿Ser suicida o ser rebelde? Ésta es la pregunta. “El único dato para mí es lo absurdo. El problema está en saber cómo salir de él y en saber si el suicidio debe deducirse de ese absurdo”. Camus descarta que sea el suicidio la mejor de las dos posibilidades a optar frente a la encrucijada ética planteada, es decir ante la angustia, ante el da-sein. Para nuestro filósofo el suicido representa resolver el problema sólo por evasión y no, por el contrario, por haberle hecho frente, sería no resolverlo. Camus, pues, apuesta por la otra posibilidad, la de ser rebelde, la de luchar contra el absurdo, es decir, la de adoptar una actitud que permita imponerle un sentido a las cosas a partir del uso de la libertad y la voluntad en pos del vencimiento de ese “maleficio” que aqueja al hombre, de la enfermedad mortal, diría Kierkegaard. “Vivir es hacer que viva lo absurdo. Hacer vivir es ante todo contemplarlo. (...). Por eso una de las pocas posiciones filosóficas coherentes es la rebelión”. “Esta rebelión da valor a la vida. Extendida a lo largo de toda una existencia, le restituye su grandeza ”. Nuestra reflexión requiere de estos lineamientos, delimitaciones generales, sólo en función de una finalidad ajena a sí misma (ya el título de nuestro ensayo sugiere otros temas de fondo). Pues, el término rebelde, esperamos dilucidado en su carácter necesario para el presente, nos servirá de lente en la observación de cierto fenómeno shakespeareano. Pasemos, pues, a Shakespeare. 2 SHAKESPEARE Y LA “REBELDÍA” DE SU TIEMPO La época de Shakespeare está construida por la convergencia de cambios importantes para la configuración de la modernidad Occidental. Poca cosa no significaba el derrumbe del modelo cosmológico de Tolomeo, acuñado en la moral y las mentalidades europeas a lo largo de más mil años, por el contrario, el resultado moral parecía angustiante. Las ideas copernicanas publicadas en 1543 fueron el detonante de aquella bomba. El modelo geocéntrico, donde el hombre (entiéndase, el europeo) era el centro del universo, y donde se justificó su procedencia divina y cobraron vida su filosofía y sus verdades se derrumba catastróficamente. Interrogantes filosóficas como “¿qué somos?” o “¿a dónde vamos?” se hacen más patentes durante la época y resultan casi su natural consecuencia. El modelo heliocéntrico copernicano se imponía, entonces, sin pedir permiso al status quo moral de la época. No será motivo de angustia que sea el sol el nuevo centro, de la galaxia, del universo, o de lo que fuere. La angustia renacentista (¿barroca?), la vorágine plagada de escepticismo, la produce el hecho de que ya no es más la Tierra, o sea el hombre, el centro de la existencia, como si su Dios lo hubiese abandonado y ya no hubiese que seguir “una ley”, sino que había que decidir. El cambio de modelo cosmológico marca un hito importante para el desarrollo ético del hombre occidental. Theodore Spencer, en su “Shakespeare y la naturaleza del hombre”, explica la génesis del shock histórico producido en la época de fines del renacimiento considerando tres hechos de fundamental relevancia. Uno de ellos lo constituye el pensamiento de Nicolás Maquiaveloviii , con un discurso que indudablemente sirve de antesala a los posteriores estados liberales europeosix . En segundo término; el propio Spencer, alude a Montaigne y las ideas vertidas en sus “Ensayos”, quien tira por la borda al pensamiento escolástico y su tolomeica cosmovisión, planteando al escepticismo como necesario filtro para el entendimiento de las cosas. Sin embargo, es recién con Copérnico con quien se consolidaría de modo abrumador la presencia, más aún, audacia y agresión, de las ideas que se ocuparon de derruir las concepciones medievales implicadas aún en la época. La revolución copernicana, con el modelo heliocéntrico en reemplazo del geo(ego)céntrico ortodoxo, se ocupa de promover el desorden existencial de la época. Resulta muy significativo, entonces, el quiebre gnoseológico y moral que producen las ideas de Copérnico (corroboradas tiempo después por Galileox , a punto de ser quemado vivo por la Iglesia Romana dadas sus “blasfemias”). Spencer recrea palabras del poeta John Done ante la sorpresa de los nuevos vientos, post CopérnicoGalileo, de su “Primer Aniversario” (1611): «La “nueva filosofía”, decía, “pone todo en duda, (...); el mundo, ahora que tantos nuevos mundos han sido descubiertos es (...) desmenuzado en átomos; el orden en el estado y en la familia no existe y todos se creen un individuo único, sin relación con nada más.» Abría que agregar a la propuesta, tripartita, de Spencer las ideas de Francis Bacon. En efecto, el derrumbe del medioevo, el quiebre con el pasado, posee en la figura de Bacon un dibujo de presencia imprescindible, pues fue él el gestor conciente, el ideólogo, de la lucha frontal contra los antiguos paradigmas medievalesxii , básicamente en el ámbito de lo científico y filosófico. Es, pues, el “Novum Organum” (en oposición al “Organon” de Aristóteles para referir su antiescolasticismo) el manifiesto ideológico que promoverá consideraciones tales como que la naturaleza sirve para ser transformada en beneficio del hombre y que el método científico, la gnosis, debía tener un sustento empírico y por tanto un método inductivo (contrario al silogismo aristotélico clásico)xiii . Claramente se observa el rechazo de las ideas tolomeicas, que consideran a Dios como justificador de toda su cosmología, y de la vieja idea aristotélica que considera que el conocimiento es un fin en sí mismo, que la gnosis es autotélica. De igual modo, el sistema político también se debilitaba (se ha mencionado ya la importancia de Maquiavelo en este sentido), la monarquía se debilitaba y los tiempos exigían nuevas alternativas políticas. El discurso baconiano en este sentido lo encontramos en su “La nueva Atlántida”, donde el conocimiento adquiere ese carácter nuevo, moderno, de servir para algo, instrumental, para transformar la naturaleza, para “el progreso” del hombre (este mito, gestado en los anales de la modernidad, se desmorona durante los días del existencialismo... Los efectos, aunque sugeridos por diferentes contextos son, como vemos, muy similares). Por otro lado, Tomas Moro en su “Utopía”, aunque con viso menos moderno, recrea también ideas sobre un estado con una mejor ordenación políticaxiv . Como se observa, pareciera que la época de Shakespeare es una época 3 de cambio en todo orden y calibre, morales, científicos, religiosos, políticos, etc. Pareciera que estos cambios se suscitaran aceleradamente. Resulta de vital importancia hacer alusión a estos cambios precisamente por la impronta que ejercen en la constitución moral del hombre de la época (lo cual desarrollaremos en el caso de Feste). Desde lo profundo de las entrañas de nuestro dramaturgo gritará Feste, rebelde existencial, pletórico de escepticismo, dubitativo y desconfiado. Dice Descartes, en sus “Meditaciones metafísicas”, sólido manifiesto del escepticismo de la época, al plantear su “duda metódica” para como requisito previo a todo conocimiento: “(...) me veo obligado a reconocer que de todas las opiniones que en otro tiempo había creído verdaderas, no hay ni siquiera una de la que no pueda ahora dudar (...)” . El final del renacimiento, inicio del barroco, es muy similar al contexto histórico del siglo XX. Incluso en las guerrasxvi , incluso en las revueltas socialesxvii . Dos guerras mundiales, durante la primera mitad del siglo XX no fueron poca cosa para cuestionar y convertir al progreso en un mito, y derruir la ceguera cientificista occidental procesada a lo largo de la modernidad y encumbrada durante el positivismo del siglo XIX; los paradigmas se quiebran y aparecen las consecuentes dudas y angustias existenciales. De igual modo, aunque cuatrocientos años antes, el derrumbe del sistema tolomeico, producía la angustia de John Done, al igual que la duda y el escepticismo cartesianos. En ambos casos la abrupta transformación de la gnosis acarrea una, también abrupta, transformación en el nivel de la praxis... ¿Cómo actuar cuando no hay un rumbo establecido? Decidir se convierte en un asunto obligatorio, he aquí el sentido para referirnos al concepto de voluntad rebelde. 4 FESTE Y EL LENGUAJE, LA REBELIÓN MORAL: El dramaturgo elige para la construcción del relato un lugar imaginario, Illyria, y en el cual encontramos el desarrollo de historias de amores no correspondidos que se entrelazan paulatinamente; así, tenemos el amor que Viola siente por el Duque Orsino, el amor de Olivia por Cesario (que en realidad es Viola) o el amor que siente Malvolio por Olivia luego de los engaños de María y Sir Tobías. El drama está lleno de situaciones jocosas, impulsadas básicamente por los personajes que en el escalafón social tejido en el mismo conforman algo que podríamos llamar el bajo pueblo. En este sentido, destacan Sir Tobías y su alcoholismo, Malvolio y su puritanismo, la cobardía y habladurías de Sir Andrés, etc. Por supuesto, en este contexto, no podemos dejar de lado al bufón de Olivia, Feste. Feste, el bufón agudo, en todo momento se muestra perspicaz y poseedor de una habilidad retórica arrolladora. A diferencia de lo que ocurre con los otros personajes, Feste parece actuar moralmente –queremos decir– con voluntad; pareciera, haciendo uso concientemente de algo que percibe como elemento constitutivo de su naturaleza humana, su libertad. Es de vital importancia esta consideración porque de ella se deviene la consideración de interpretar a Feste como un rebelde. Pues, nuestra hipótesis es que tanto esta mencionada rebeldía moral aparece íntimamente ligadas, o mejor dicho, íntimamente motivada, a partir de las especulaciones que nuestro mismo personaje elucubra sobre el lenguaje (incluso, su habilidad retórica, entendida en esta consideración, no nos parece gratuita). La exposición fundamental que alude a este desarrollo metalingüístico en Feste, es expuesta en la Escena I del Acto Tercero de la comedia –la cual revisaremos un poco más adelante. Los parlamentos de Feste, como se ve en todo momento, están teñidos de burla y de sarcasmo, no es difícil observar en él una personalidad marcada radicalmente por la oposición a los demás personajes. Así, al inicio, no necesariamente, su conducta de marcada oposición al resto hace a Feste conciente de la misma o, más aún, a partir de esta supuesta conciencia una supuesta decisión, en sentido ético, que lo haya impulsado a actuar como finalmente actúa. Pues, para nosotros, Feste actúa moralmente, es decir, decidiendo; y actúa como un rebelde, en tanto que no opta por el suicidio ni físico ni metafísico, sino por desarrollar su posición a partir de haber reflexionado previamente sobre ella. En principio observemos las consecuencias de sus decisiones. Feste, con su burlona elocuencia, opaca la inteligencia de los demás personajes en todo momento. Luego de una breve estrategia de preguntas ambiguas formuladas por nuestro bufón, Olivia queda en ridículo, “she´s the fool”: «-“Good madonna, why mournest thou?”. -“Good fool, for my brother´s death.” [responde Olivia.] -“I think his soul is in hell.” -“I know his soul is in heaven, fool.” [le replica Olivia.] “The more fool, madonna, to mourn for your brother´s soul beign in heaven.” [dictamina Feste]» (Escena V, Acto Primero). Como se observa en la cita, la audacia de Feste se burla de los límites de la muerte representados en la congoja que en la presunta desaparición de su hermano le genera en Olivia. Recordemos otra burla a la muerte (y de pasada a la institución del matrimonio) cuando le dice a María, luego de que ésta lo previene de manera amenazante de un posible ahorcamiento dada su actitud tan mordazmente burlona y su larga temporada de ausencia: «Yet you will be hanged for being so long absent, or to be turned away –is not that as good a hanging to you? [le dice María] “Many a good hanging prevents a bad marriage” [y, ante la amenaza de despido de su oficio bufonesco, responde:] “and for turning away, let summer bear it out”» (Escena V, Acto Primero). ¿La vida? ¿La muerte? ¿El oficio bufonesco? ¿Qué son para Feste dichas cuestiones sino más que preocupaciones contingentes e irrelevantes? Aquello importante para el mortal común no deja de ser para Feste una mera apariencia de algo relevante, en suma, algo sin importancia. Feste se burla de la muerte de los demás, del dolor que los demás pueden sentir por la muerte, se burla de la posibilidad de quedar sin empleo y de la posibilidad de su ahorcamiento. Hasta el momento encontramos en Feste, en su conducta y sus palabras, alguien que se desplaza contra la corriente, contra el puritanismo de xviii Malvolio, el cual incluso lo llama “diablo” , por ejemplo, contra el “natural” 5 dolor que Olivia siente por la muerte de su hermano –como hemos considerado. Pareciera que Feste se comportara sólo a partir de oponerse a los demás, en principio sólo eso parece. Por lo pronto, sus principios morales parecen los de un nihilista, pareciera que actuara sólo por negación al status quo. Cuando en el acato final entran Orsino, Viola y un grupo de personas como séquito, Orsino se dirige a Feste: «Duke: Belong you to the Lady Olivia, friends? Clown: Ay, sir, we are some of her trappings.» (Escena única, Acto Quinto). Su habilidad retórica, que nos recuerda por momentos ese “el hombre es la xix medida de todas las cosas” de los antiguos sofistas , nos resulta también, como mencionamos, significativo. La conducta de Feste con respecto al lenguaje no es más que una actitud voluntaria frente algo que podríamos llamar “defectos”, bajo la perspectiva ética que observamos en el mismo Feste. Pareciera pues que el “nihilismo” de Feste está claramente motivado a partir de los “defectos” que ciertas características que él encuentra xx inmanentes al lenguaje parece imponerle en su vida práctica . De lo anterior, tanto la habilidad retórica, como las burlas inherentes del bufón, xxi ambas cuestiones riquísimas en contradicciones , pues, están claramente motivadas por estas concepciones que Feste ha intuido sobre cierta “naturaleza del lenguaje”. El siguiente diálogo, entre Feste y Viola (fingiendo ser Cesario), nos resulta muy importante. Luego de que Viola, travestido en Cesario, le hiciera un comentario sobre el lugar donde nuestro bufón vive, responde Feste: “(...) A sentence is but a chev´ril glove to a good wit. How quickly the wrong side may be turned outward! (Escena I, Acto Tercero). Este es el inicio de una breve pero clara exposición de Feste frente al fenómeno de “the words”. La importancia de señalar esta conversación reside en que a partir de las opiniones vertidas por Feste podremos explicarnos la génesis de su toda su “foolness”, de su burlesca personalidad, de su “nihilismo”. En la cita, Feste alude a la naturaleza cambiante e inestable de las palabras, dígase del lenguaje, como mecanismo de transmisión de información. En este sentido, Feste no considera que existan relaciones necesarias o esenciales entre los enunciados y sus contenidos, lo que en jerga saussureana podríamos llamar “arbitrariedad del signo lingüístico” –lo cual es una característica de pero grullo para la lingüística contemporánea a la par que para la fenomenología del lenguaje. Resulta muy significativo que Feste observe con escepticismo la función comunicativa del lenguaje, pues pareciera que nuestro bufón transpola su escepticismo a todos los ámbitos de la vida humana en tanto que el lenguaje es su inevitable mediador social. En ese mismo diálogo del Acto III, Viola le contesta: “(...) They that dally nicely with words may quickly make them wanton”.(Ibid.). Pareciera que Viola se hace cómplice de Feste, pero ello sólo por un momento. Feste ha desarrollado la idea de que el lenguaje en tanto que elemento susceptible “cambios” no sirve, para él las palabras “se corrompen”. Luego: 6 «“(...) I would therefore my sister had had no name (...) Why, sir, her name´s a word, and to dally with that word might make my sister wanton. But indeed words are very rascals (...).” Notemos cómo con esta última frase, Feste nos coloca de manifiesto al que parece angustiarlo, el hecho de que “the words are very rascals”, colocando al lenguaje en una posición que va más allá de la hechura humana, casi como la visión tan desarraigada del ser humano que Saussure construyó para su término “lengua”, en donde el acto de habla –único espacio dentro de su especulación donde el hablante individual tenía activa participaciónquedaba relegado a un último plano, más aún, fuera del estudio de la xxii lingüística, dado su carácter “irregular” y “asistemático” . Para Feste, el lenguaje es autotélico y determinista, él se rebela, siguiendo a Camus, contra eso. “Thy reasons, man?”[ interroga Viola-Cesario.] “En troth, sir, I can yield you none without words (...)”[responde Feste]» (Escena I, Acto Tercero). La última respuesta de Feste recrea lo que es el lenguaje para Feste, un elemento absurdo “determinista”. Para Feste el lenguaje es una trampa que no permite ver las cosas en su sentido esencial, ése es el problema del lenguaje para Feste, no le permite verdades esenciales, su conciencia metalingüística lo ha llevado a especular sobre la “mutabilidad” y “arbitrariedad” del signo, empleando la jerga saussureana. Él dice no poder dar razones sin el lenguaje, “I can yield you none without words”. Al terminar de responder a Viola-Cesario, manifiesta su malestar y desagrado ante semejante situación: “(...) and wors are grown so false I am loath to prove reason with them”.(Escena I, Acto Tercero). Aquí el detonante de su “foolness”. Antes que un estúpido, Feste posee un raciocinio extremo comparado con el resto de personajes –los cuales ni siquiera asoman visos de actitudes voluntarias y más bien sucumben a sus amores ciegos y a sus vicios. Este detonante no es otra cosa que la decisión moral de restarle importancia esencial a todo a través de sus burlas. Pues, su locura es su rebelión, su manera de enfrentarse a los límites que el lenguaje le impone para constreñirlo. Como vemos, la rebelión moral de Feste es contra el lenguaje, contra lo que él considera que es el lenguaje, instrumento incapaz de transmitir verdades duraderas y esenciales. Las palabras constituyen su absurdo circundante. Feste hace patente su decisión y se autodeclara, pone de manifiesto que él ha decidido. Le dice a Viola: “I am indeed not her fool, but her corrupter of words” (Escena I, Acto Tercero). Feste se desnuda con estas palabras, se dilucida para nosotros su rebelión, el uso de su voluntad, de su capacidad de actuar con convicciones propias, en un medio en el que casi todos sucumben ante su pasiones (como el Duque y su amor por Olivia, como Olivia y su amor por Cesario, como Sir Tobías y su dependencia alcohólica) o se dejan arrastrar por los acontecimientos contingentes sin hacer uso de una voluntad autoconciente (como Sebastián ante la propuesta de matrimonio, por ejemplo). 7 ! " # # #$ $ En cuanto a su génesis, la rebelión de Feste tiene gran relación con su saber metalingüístico y nace, precisamente, contra el lenguaje, que le engaña y le constriñe. Feste pues, actúa moralmente como un rebelde. Dice nuestro bufón a Sebastián en la escena primera del acto cuarto: “Nothing that is, so is so” Shakespeare construye en Feste un personaje altamente moderno. Resulta muy interesante las breves, pero significativas, elucubraciones metalingüísticas del bufón para desarrollar una interpretación de su propia conducta. Así, nuestro personaje “angustiado”, quizá en su retirada al inicio de la comedia, haya tomado la decisión de rebelarse, nos parece con las características que nuestro personaje alude inmanentes al lenguaje. También nos resulta también relevante la consideración histórica de nuestra introducción como preludio al escepticismo moderno que acusa nuestro personaje. Finalmente, se nos antoja interesante considerar que para la “lingüística” del siglo XVII europea, nos referimos a los gramáticos de Port Royal, las estructuras del lenguaje son un innato producto de la razón. De lo anterior, Feste se nos muestra como un tonto, loco, como un voluntario “sin-razón”. Entendido de esta manera, pues, ha negado al lenguaje. 8 ! " Dante Oliva León (Lima, Perú, 1978) Lingüista, narrador y poeta. Especialista en lenguas andinas y español colonial. Como narrador ha ganado numerosos concursos literarios. Como ensayista ha publicado en diversas revistas limeñas. Prepara la publicación del libro de cuentos Camuflaje. BIBLIOGRAFÍA CAMUS, Albert [1942] 1999 El mito de Sísifo. Madrid: Alianza Editorial. [1944] 1982 El hombre rebelde. Madrid: Alianza Editorial. CROCE, Benedetto 1944 Shakespeare. Buenos Aires: Imán. KOTT, Jan 1969 Apuntes sobre Shakespeare. Barcelona: Seix Barral. PATRÓN, Pepi, Rizo Patrón y Tubino 1990 Recopilación de materiales de enseñanza de filosofía moderna. Lima: PUCP. SHAKESPEARE, William # # #$ $ 9 [1601] 1973 Twelfth Night, or What You Will. Edited by Louis Wright and Virginia La Mar. New York: Pockety Books. SPENCER, Theodore 1954 Shakespeare y la naturaleza del hombre. Buenos Aires: Losada. NOTAS: i El presente ensayo fue leído en el Coloquio de Estudiantes Literatura de la Pontificia Universidad Católica del Perú realizado en 2003. ii En “El hombre rebelde”, Camus hace largas especulaciones sobre el nihilismo y sus reminiscencias en Nietzsche. Cabe destacar en ese sentido, que la “rebelión” que Camus propone como horizonte ético no es la sola negación de cualquier propuesta moral, no es ser nihilista (en el capítulo número 2 hay un desarrollo de estas ideas en función de la poesía francesa del siglo XIX -Lautréamont, Maldoror, Rimbaud, etc.). iii En el sentido judeocristiano del término “Dios” (omnipotente, omnipresente, omnisciente, creador del hombre, etc). iv CAMUS, Albert. El mito de Sísifo. Alianza Editorial, Madrid: 1996. Página 75. v Ibid. Pág. 46. vi Ibid. Pag. 72. vii Ibid. Pag. 73. viii Maquiavelo (Florencia, 1469-1527) aleja a la voluntad divina de la especulación sobre la sociedad y el estado (nótese el consecuente alejamiento de la cosmología tolomeica de la época) y, más bien, explica estas variables en virtud de causas naturales. ix El primer estado liberal europeo aparece en la misma Inglaterra con la revolución liderada por Oliver Cromwell (nótese la celeridad del accionar de las ideas de la época en el medio inglés, el medio de Shakespeare). x Recién con Galileo (“Siderius nuncius”, 1610) y su perfección del telescopio, lo que inicialmente eran hipótesis, como las de Copérnico, logra ser comprobado empíricamente (se descubren cuatro nuevos planetas, la causa física de la Vía Láctea, etc). xi SPENCER, Theodore. Shakespeare y la naturaleza del hombre. (Traducción de Miguel Alfredo Olivera). Losada, Buenos Aires. 1954. Pag. 49. xii Contra los ídolos, “Novum Organum” (1620). xiii Esta idea sirve de antesala al posterior empirismo inglés inaugurado por John Locke. xiv Cabe destacar que tanto Bacon como Moro emplean la misma figura, la de la isla, para recrear sus sociedades “mejores”. Cabe la mención porque, en “La tempestad”, Shakespeare emplea la misma figura para recrear un mundo particular. La asociación, por otro lado, de la isla con el atomismo mencionado de la época no se nos sugiere gratuitamente. xv DESCARTES, René. Meditaciones metafísicas. En: Filosofía Moderna. (Recopilación de materiales de enseñanza: Pepi Patrón, Rosemary Rizo Patrón y Fidel Tubino). PUCP, 1990. Pag. 26. xvi Como la de España contra Inglaterra, con claras reminiscencias en “Troilo y Cressida”. xvii Como la primera revolución moderna, burguesa, al mando de Oliver Cromwell “homologable” en su forma –no en su contenido- a las revoluciones socialistas. xviii Y en la mitología judeocristiana, Satanás fue el primer “rebelde”. xix Con lo cual percibimos ya un cuestionamiento intuitivo sobre algún esencialismo para el lenguaje, cosa importante. xx Eugenio Coseriu nos habla del “sistema lingüístico” como un diasistema de “caminos abiertos”. Como veremos, para Feste, el lenguaje es más bien lo opuesto, le constriñe. Feste xxi No olvidemos que fue Aristóteles quien recrea la idea del razonar sin contradicción, con su famoso principio de no contradicción, en la “Metafísica” y la época reclamaba atacar el medioevo y acabar con los ídolos. xxii Ya mencionamos el papel que tiene Eugenio Coseriu en relación con estas ideas de Saussure, para el primero el “sistema lingüístico” es un conjunto de posibilidades abiertas. Saussure en cambio nos plantea un sistema autotélico que prácticamente se impone al ser humano. En este sentido, Feste siente al lenguaje más cercanamente desde la posición saussureana, pero de manera conciente.