Matriz guía para presentación de casos en el foro electrónico

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Matriz guía para presentación de casos en el foro electrónico “Experiencias de innovación en sistemas
agrarios en la región andina”
Fecha: Del 16 al 27 de noviembre de 2009
Instituciones convocantes: Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina
(CONDESAN).
Web del foro: www.infoandina.org/painnovacion
1. Título del caso: Canastas Comunitarias
2. Nombre: Lupe Ruiz, Fundación Utopía, Ecuador, [email protected]
3. Breve descripción del caso:
- Ámbito territorial: Riobamba-Chimborazo, Sierra Central, Ecuador.
- Contexto en el que surgió la innovación: La experiencia de las Canastas Comunitarias surgió en los
barrios Urbano-marginales de la ciudad de Riobamba como alternativa para mejorar el acceso a la
comida a un menor costo y diversificar la dieta alimenticia.
- Protagonistas: En un inicio 25 mujeres pertenecientes a barrios urbano-marginales y después de un
proceso de crecimiento, en las canastas participan 100 familias de la ciudad de Riobamba y productores
de las parroquias de Cebadas, Guamote, grupos de productores de hortalizas orgánicas y granos andinos
quienes entregan directamente su producción satisfaciendo el 40% de la demanda de la canasta.
Además, han existido pequeñas donaciones de fundaciones como parte de la gestión del grupo para
fortalecer procesos de comunicación y equipos, entre ellas Swissaid, Heifer.
- Qué características notables tiene: Los enfoques promovidos están orientados a conseguir Soberanía
Alimentaria y poner en práctica la Economía Solidaria. Los puntos clave de la innovación son la
organización urbana para acceder a alimentos, el mejoramiento de la nutrición y el uso de alimentos
andinos, el reconocimiento del papel del agricultor en la producción de alimentos desde los
consumidores urbanos, la necesidad de conocer y analizar la procedencia de los alimentos, el manejo de
cadenas de comercialización, la ligación directa campo ciudad, la motivación de grupos vulnerables de
campesinos hacia la producción de alimentos limpios que abastecen a consumidores en forma directa, la
aplicación de valores culturales como el intercambio de servicios entre campo y ciudad y el fomento de
solidaridad entre los miembros de la canasta. Existe un involucramiento de la estructura familiar en la
participación de las mingas de la canasta, la multiplicación de la experiencia en otras regiones del país y
últimamente el reconocimiento público que ha permitido la incorporación de actores de la Canasta en
espacios de incidencia política en el marco de la construcción de la Ley Nacional de Soberanía
Alimentaria.
4. Presentación del caso (se puede complementar con un esquema o cuadro)
4.1. Historia de la innovación:
La Canasta Comunitaria viene llevándose a cabo durante 21 años y tienen implícita un atributo
multiplicador que se ha evidenciado en el aprendizaje de otros grupos en diferentes partes del Ecuador
que desde la experiencia de Riobamba, se han establecido nuevos procesos autónomos. Las canastas,
desde un inicio no se han basado en modelos prescitos de organización, sino que surgieron de forma
espontánea con base en principios religiosos y humanos, como la fe, solidaridad y búsqueda de
bienestar y optimización de recursos económicos de la familia. Se trata de una innovación organizativa
para enfrentar el sistema convencional de consumo y una forma de enfrentar el sistema de
comercialización donde una gran parte del precio se convierte en beneficios de los intermediarios.
Utopía ha evidenciado que la canasta de 10 dólares promovida desde la canasta comunitaria puede
llegar a costar hasta 18,5 dólares en el mercado convencional, es decir un incremento de hasta el 85%,
que se ve transformado en ahorro del consumidor. Este margen con el tiempo se lo ha redistribuido
hacia los productores.
La canasta se inspira en un hecho particular del barrio, donde un grupo de 20 niños organizaron una
comida para la cual realizaron una colecta y compraron los ingredientes al por mayor. El resultado fue
que disminuyeron significativamente los costos de la comida mientras que alcanzó para llevar a las
casas. La experiencia fue compartida entre sus madres, las cuales decidieron realizar colectas grupales
para el abastecimiento de alimentos en forma semanal. Una vez identificada la composición de la
canasta y un estimado de su precio, 25 familias tuvieron su primera experiencia. Para 15 productos de
consumo básico necesarios en el abastecimiento de una semana, se fijaron 250 sucres (moneda
ecuatoriana hasta el año 2000), pero la cantidad de alimentos al que accedieron con la colecta no
sirvieron para acceder a productos para una semana, sino para dos semanas, con lo cual se evidenció un
ahorro significativo. Además, existieron canastas extras, las cuales fueron entregadas a familias más
vulnerables del barrio. Así, se menciona que además de la finalidad de ahorro que tienen las canastas,
otro objetivo fue la ayuda comunitaria. Con el tiempo se fomentó la participación en el espacio
organizativo, que tuvo connotaciones en el reconocimiento barrial, ya que miembros de la canasta
accedieron a espacios directivos, religiosos y culturales del barrio. Esta modalidad permaneció durante
12 años.
Para el año 2000, un nuevo vecino llamado Luis Esparza se muda al barrio y evidencia la oportunidad de
expandir la canasta a nivel de la ciudad y a través de una pequeña gestión se acceden a recursos para la
compra de materiales para una mejor distribución de alimentos (balanzas, romanas, sacos, etc.). Así, el
grupo de las canastas se suma a la Fundación Utopía donde en un inicio intervienen 300 familias.
Este punto de masificación, coincide con un acontecimiento coyuntural para el aumento de familias. En
el 2000, el Ecuador sufre una de las peores crisis económicas de la historia, ocasionadas por un feriado
bancario, la quiebra de algunos bancos y la retención de ahorros, la desaparición de la moneda Sucre, la
cual fue substituida por el dólar, y una hiperinflación que ocasionó un aumento descontrolado de los
alimentos de primera necesidad. Esto motivó que en la composición de los miembros de la canasta
existieran personas de diferentes niveles económicos. Con el tiempo y con la estabilización de la
economía, muchas familias abandonan la canasta, la cual se estabiliza y se mantiene con 80 a 100
miembros.
La canasta en la actualidad tiene una frecuencia quincenal, tiempo en el cual una voluntaria reúne la
cuota de 10 dólares durante los 9 días laborales entre mingas (forma de organización andina) para la
compra de los productos de la canasta. Un día antes de la distribución (viernes), un grupo voluntario de
miembros de la canasta realizan el acopio de los productos de los cuales, el 40% son entregados
directamente de grupos de campesinos, mientras que el 60% provienen del mercado mayorista y la feria
ciudadana. El día de la distribución, 18 voluntarios inician la distribución de productos en las canastas
(25 productos) en sacos de yute. Para las 8h30, los miembros acuden a recoger su canasta y finaliza la
distribución.
4.2. Los actores y sus funciones
Los actores principales de la innovación son los grupos de consumidores organizados quienes van
incorporando grupos campesinos como la Fundación Chuquiragua de la parroquia Cebadas que
producen hortalizas orgánicas, CEDEIN de la parroquia de Colta que entregan granos andinos y
hortalizas, grupos de productores y comercializadores de la Feria Ciudadana de Riobamba donde se
abastece la canasta. El rol de la Fundación Utopía es facilitar el proceso organizativo y la promoción de
la canasta, a través de espacios de comunicación con temas relacionados a la seguridad alimentaria,
alimentación sana, nutrición y la promoción de espacios culturales. La fundación tiene cinco personas
quienes trabajan en forma más activa: Patricia Jácome, Cecilia Yungan, Patricio Sánchez, Roberto
Gortaire y Lupe Ruiz.
Durante del proceso de innovación se ha ido construyendo una conciencia diferente en la forma como
los consumidores perciben el acceso a la comida y los hábitos de consumo. Con el tiempo, los grupos
promueven el consumo de alimentos que sean producidos en forma responsable con el ambiente y el
manejo de recursos naturales. Su “utopía” es incidir en una forma responsable de consumo, donde los
grupos urbanos valoran la producción del pequeño agricultor, promueven la soberanía alimentaria
priorizando el consumo de cultivos andinos y la circulación local de recursos económicos, la búsqueda
del bienestar entre los miembros de la canasta (consumidores y productores) que promueven la
economía solidaria a través de relaciones ganar-ganar, el re-descubrimiento de de relaciones andinas
como el trueque, el intercambio de bienes y servicios.
4.3. El ambiente facilitador
La situación económica en que viven cientos de familia de barrios urbano-marginales del Ecuador ha
puesto en peligro la seguridad alimentaria de la familia. Los procesos organizativos han permitido
enfrentar la crisis económica de inicios de la década del país en forma creativa, donde se permitido reestructurar relaciones sociales campo-ciudad y crear sistemas alternativos a las prácticas convencionales
del mercado.
La experiencia ha permitido que nuevos grupos de consumidores de diferentes partes del país aprendan
de esta primera experiencia y masifiquen el proceso conservando sus principios, pero adaptando
diferentes procesos y métodos porque las innovaciones deben responder a los contextos locales. En la
actualidad se suman alrededor de 1500 consumidores urbanos que se organizan y contactan con cientos
de productores orgánicos y agroecológicos del país para el abastecimiento directo de producción y
romper con el esquema clásico de intermediación, buscando que los verdaderos ganadores sean los
productores y consumidores.
Pese a no enfrentar corrientes de resistencia, la Canasta ve un rol conservador por parte de los
gobiernos locales en potencializar las oportunidades de participación ciudadana para dinamizar circuitos
de producción. Se han identificado en otras canastas que los Municipios han desarrollado procesos
paralelos con fines de promoción política, en los mismos barrios donde ya existían procesos endógenos.
Estos procesos son subsidiados por los gobiernos locales, ya que los líderes reciben salarios y carecen de
espacios de construcción de relacionamientos y cognición popular.
5. Lecciones aprendidas. - Mitos, vacíos y certezas. - Recomendación de políticas para los países y
región andina.
Los procesos organizativos que nacen de la iniciativa popular en forma espontánea pueden mostrar
sostenibilidad y permanencia en el tiempo.
Una vez identificado un problema común (acceso a alimento) en la organización, los esfuerzos apuntan a
resolverlo. Con el éxito surge la motivación para ir solucionando nuevos problemas en forma creativa.
La sociedad y el mercado han dividido y alejado el campo y la ciudad. Ahora los consumidores saben que
el campo está muy cercano (cinco minutos de la ciudad) y que se necesita crear relaciones para
entenderse y compartir estrategias para enfrentar los problemas compartidos.
La recomendación para otros países es seguir hilando redes entre consumidores y relacionando
consumidores y productores con fin de promover la soberanía y sobre todo la justicia social.
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